SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 número3Información a la población en situaciones de emergencia y riesgo colectivoCaracterísticas de una muestra de niños con sospecha de abuso sexual en un dispositivo especializado andaluz índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Psychosocial Intervention

versão On-line ISSN 2173-4712versão impressa ISSN 1132-0559

Psychosocial Intervention vol.16 no.3 Madrid  2007

 

INVESTIGACIONES APLICADAS

 

Evaluación del apoyo social mediante la escala ASSIS: descripción y resultados en una muestra de madres en situación de riesgo psicosocial1

Evaluation of social support by means of the Scale ASSIS: description and results in a sample of mothers in situation of psychsocial risk1

 

 

Isabel López Verdugo*

Susana Menéndez Álvarez-Dardet**

Bárbara Lorence Lara**

Lucía Jiménez García*

M.ª Victoria Hidalgo García*

José Sánchez Hidalgo*

*Universidad de Sevilla.

**Universidad de Huelva.

 

 

RESUMEN

En el artículo presentamos algunos de los resultados obtenidos en un estudio realizado con madres en situación de riesgo psicosocial. En concreto, se describen diversas dimensiones del apoyo social de estas mujeres y las principales características de sus redes de apoyo. Asimismo, el artículo se ocupa de la escala utilizada para evaluar el apoyo social y, de manera específica, se analiza su utilidad como instrumento de evaluación para los profesionales de los Servicios Sociales.

ABSTRACT

In this article we present some results obtained in a study carried out with mothers at psychosocial risk. Both several sizes of social support and main characteristics of their social networks are commented. In the article we also describe the instrument used in order to assess social support and discuss its utility for professionals that work in the context of Social Services.

Palabras clave

Apoyo social, Instrumentos de evaluación, Familia, Riesgo psicosocial, Servicios Sociales.

Key words

Social support, Assessment instruments, Family, Psychosocial risk, Social Services.

 

 

Introducción

En los últimos años hemos asistido a una creciente toma de conciencia, por parte de diferentes instituciones y administraciones, de las importantes necesidades de apoyo que, en su labor educativa y socializadora de niños y jóvenes, experimentan la gran mayoría de las familias y, en especial, aquellas que por diversos motivos son usuarias de los Servicios Sociales. Ello se ha traducido en una creciente atención a la familia y un aumento considerable de las iniciativas de formación y apoyo a los progenitores; no obstante, muchas de estas intervenciones no se han fundamentado en un conocimiento previo empírico de las necesidades de las familias, ni de los padres y las madres. El trabajo que presentamos se enmarca en una línea de investigación vinculada al diseño, implantación y evaluación de un programa de formación de madres y padres en colaboración con los Servicios Sociales Comunitarios del Ayuntamiento de Sevilla. La primera tarea que nos planteamos, antes de afrontar las directrices de la intervención con estas familias, fue llevar a cabo un análisis minucioso de sus características y de los recursos de que disponen para afrontar sus responsabilidades educativas. Así, hemos podido obtener una muy significativa información acerca de qué tipo de apoyo necesitan estos padres y estas madres para que en sus familias transcurran más satisfactoriamente las relaciones que mantienen cotidianamente con sus hijos e hijas.

El análisis de las principales necesidades de las familias en situación de riesgo psicosocial, que nos parece crucial de cara al diseño de una intervención realmente eficaz, pasa necesariamente por disponer de instrumentos de evaluación de la dinámica familiar que resulten tan válidos y fiables como útiles en el contexto de la investigación y también del trabajo comunitario con este sector de la población. Actualmente disponemos de una amplia gama de escalas de evaluación que abordan dimensiones muy variadas, tanto de índole individual como interpersonal; no obstante, estas pruebas suelen estar desarrolladas a partir de estudios psicométricos llevados a cabo con muestras en situaciones normalizadas, de manera que las referencias que aportan para interpretar los resultados obtenidos no siempre son del todo útiles para la población con la que habitualmente trabajan los profesionales de los Servicios Sociales.

Este artículo trata de responder a objetivos relacionados con las dos cuestiones que acabamos de plantear. De una parte, nos proponemos exponer algunos de los resultados que hemos obtenido en nuestro análisis de las necesidades de familias en situación de riesgo psicosocial, en concreto, vamos a describir las principales características de sus redes sociales. De otra, analizaremos y valoraremos una de las escalas que hemos utilizado, describiendo la utilidad de esta prueba para la evaluación de este tipo de población.

De los diferentes contenidos que se vienen abordando en la intervención comunitaria con las familias, el apoyo social ocupa un lugar privilegiado. Se trata de una dimensión interpersonal con un valor ampliamente reconocido como fuente de salud, ajuste y felicidad para las personas, así como un importante factor de cara a la disminución de la ansiedad y el estrés. Desde los primeros estudios (Caplan, 1974; Cobb 1976; Moore, Byers y Baron, 1981, entre otros) hasta la actualidad (Gómez, Pérez y Vila, 2001; Gracia, 1997; Gracia y Herrero, 2004; Moos, 2005), la influencia del apoyo social en la salud y el bienestar psicológico y social ha despertado el interés de disciplinas como la Psicología, la Epidemiología, el Trabajo Social, la Sociología o la Psiquiatría, por citar sólo alguna de ellas. Se trata, por tanto, de un tema de investigación y trabajo aplicado sobre el que profesionales de ámbitos distintos y diversos están de acuerdo en cuanto a su importancia de cara a la promoción del bienestar físico y el ajuste psicológico.

De hecho, durante las últimas dos décadas se ha despertado enormemente el interés por el apoyo social en el ámbito familiar, tanto desde la investigación como desde la intervención comunitaria y psicoeducativa. En una exhaustiva revisión realizada por Barrón (1996) se recogen, desde diferentes perspectivas, las razones de la creciente importancia concedida al apoyo social tanto en la investigación como en la práctica comunitaria. De las diferentes aportaciones resumidas por esta autora, desde nuestro punto de vista una de las más significativas es la que plantea que las intervenciones que toman en consideración el apoyo social son más eficaces, entre otras razones, porque movilizan los recursos informales de apoyo de las personas, fomentando la participación comunitaria. Esta forma de intervención garantiza, además, una mayor validez ecológica, puesto que refleja el modo en que los individuos actúan habitualmente cuando buscan apoyo, esto es, recurriendo a las personas de su entorno más inmediato.

Por tanto, la necesidad de analizar y evaluar el apoyo social en el contexto de la intervención comunitaria con familias en situación de riesgo psicosocial parece indiscutible. Sin embargo, no se trata de un constructo de fácil descripción y evaluación puesto que incluye diversas dimensiones y distintos niveles de análisis, de manera que en los estudios sobre esta temática podemos encontrar más de una forma de acercamiento a la hora de intentar definir y evaluar empíricamente el apoyo social. A grandes rasgos, el interés puede centrarse en las características estructurales de la red social con la que cuenta una persona (tamaño, composición, densidad, homogeneidad…), en las funciones que dicha red cumple, es decir, en los tipos o modalidades de apoyo que aporta (ayuda a nivel material, emocional…) y/o en la valoración subjetiva que la persona realiza al respecto (necesidad percibida de apoyo, satisfacción con la ayuda recibida…). Lógicamente existen herramientas de evaluación muy distintas en función de cuál o cuáles de estas dimensiones susciten el interés del investigador o del profesional.

De las diversas pruebas disponibles (véase al respecto la revisión de López- Roig, Pastor, Neipp, Rodríguez, Perol y Martín-Aragón, 2004) la escala ASSIS (Arizona Social Support Interview Schedule, Barrera, 1980, 1981; Barrera, Sandler y Ransay, 1981, 1985) ofrece, a nuestro juicio, interesantes ventajas que la convierten en un instrumento muy útil para evaluar el apoyo social. Se trata de una prueba bastante potente, ya que permite evaluar varias de las dimensiones que hemos descrito más arriba, lo cual es una gran ventaja ya que, en general, los instrumentos de evaluación del apoyo social suelen centrarse en una de las dimensiones del constructo de forma aislada. ASSIS es además un instrumento bastante cómodo y rápido en cuanto a su administración, lo que lo convierte en una prueba útil desde el punto de vista práctico, muy especialmente en el ámbito profesional. Asimismo, ha sido ampliamente utilizado en la investigación tanto a nivel internacional como en España. En concreto, en nuestro país este instrumento se ha empleado, entre otros estudios, en el de Martínez, García y Mendoza (1995) sobre la estructura y características de los recursos naturales de apoyo social en ancianos andaluces, en el de Maya (1999; Martínez, García, Maya, Rodríguez y Checa, 1996) sobre necesidades y recursos de los inmigrantes africanos en Andalucía, en la investigación de Villalba (2001, 2002) sobre los contextos sociofamiliares y las redes de apoyo de las abuelas cuidadoras de la provincia de Sevilla, o en la de Hernández, Pozo, Alonso y Martos (2005) sobre las redes de apoyo de inmigrantes magrebíes.

Por nuestra parte, hemos utilizado una adaptación de ASSIS en el estudio que venimos realizando en colaboración con el Área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Sevilla para la intervención psicoeducativa con familias en situación de riesgo psicosocial. Como ya hemos avanzado, nuestros objetivos en este artículo son, por un lado, ofrecer una descripción de los resultados obtenidos utilizando esta prueba con una amplia muestra de madres usuarias de los Servicios Sociales Comunitarios y, por otro, valorar la utilidad de la escala ASSIS como herramienta para los profesionales que trabajan en estos dispositivos.

 

Método

Participantes

Los datos que se presentan en este artículo proceden de una muestra de 289 madres usuarias de los Servicios Sociales Comunitarios de la ciudad de Sevilla. Se trata de un grupo muy heterogéneo en cuanto a su edad, que se sitúa en torno a los 40 años (M= 40’21, DT= 7’35), oscilando en un rango relativamente amplio (entre 24 y 72 años). No obstante, en relación con otros indicadores sociodemográficos las participantes en el estudio tienen un perfil bastante homogéneo. Así su nivel educativo es bastante bajo: sólo un 21’9% de las madres tiene estudios secundarios o superiores, mientras que el 43’5% ha completado estudios primarios, un 28’3% de las participantes no ha llegado a terminarlos y, de ellas, un 5’4% tiene dificultades para leer y escribir. Por otro lado, las mujeres de la muestra presentan una alta tasa de actividad laboral (trabaja un 76’7% de ellas) pero su situación profesional es bastante precaria. En este sentido el 86’3% tiene empleos de baja o nula cualificación, empleos que, aunque son descritos como estables en un 60’9% de los casos, sólo están regulados por contrato en un 40% de las ocasiones. Por otra parte estos trabajos aportan unos ingresos muy moderados (media de 581’05 € mensuales, con una desviación tipo de 351’34) y, de hecho, un 48’4% de las familias de las mujeres de la muestra reciben ayudas económicas de los Servicios Sociales. La precariedad laboral y económica que se acaba de describir resulta especialmente llamativa si se tiene en cuenta que un 49’8% de las participantes encabezan hogares monoparentales y que en un 81’1% de estos casos el padre no aporta ningún tipo de ingreso a la economía familiar. Las madres de la muestra forman parte de núcleos familiares con una media de 4 miembros, de los cuales algo más de 2 son menores, y en un 13’7% de estos hogares conviven además otras personas, en la mayor parte de las ocasiones miembros de la familia extensa. Finalmente debemos destacar que estas familias residen en viviendas pequeñas (media de 66’08 m2), descritas frecuentemente (61’8% de los casos) como ruidosas, y cuyo tamaño no se relaciona de manera significativa con el número de personas que en ellas habitan (r= .04, p= .643).

Instrumento

La escala ASSIS (Arizona Social Support Interview Schedule, Barrera, 1980, 1981; Barrera et al., 1981, 1985) se administra a partir de una entrevista semiestructurada y utilizando una rejilla para recoger las respuestas. Las preguntas planteadas tratan de identificar quiénes son los miembros que componen la red social en función de la pertenencia a las siguientes dimensiones de apoyo: sentimientos personales, ayuda material, consejo, feedback o refuerzo positivo, acompañamiento y/o asistencia física y participación social. Los sentimientos personales se refieren a las relaciones con las que el individuo cuenta para compartir y comunicar un problema, una preocupación o cualquier otro asunto de carácter íntimo. La participación social se define por las relaciones mantenidas de cara a la realización de actividades de ocio y tiempo libre. Por su parte, la ayuda material se refiere a la percepción de disponibilidad de recibir dinero, ropa, comida, etc., en caso de necesitarlos por parte de los miembros del entorno. La ayuda física recoge el nivel de acompañamiento recibido por parte de las personas más cercanas al sujeto entrevistado en actividades cotidianas o extraordinarias, así como en la realización de tareas concretas en la casa, gestiones burocráticas, etc. Finalmente, el consejo hace referencia a la orientación y guía que ofrecen los miembros de la red de apoyo, y el refuerzo positivo a las señales externas, comentarios y refuerzos de algunas conductas y actitudes por parte de los integrantes de las redes de apoyo.

A lo largo de la entrevista cada individuo ha de decir quiénes son las personas de su entorno que les ofrecen cada uno de los tipos de ayuda evaluados. Además, han de valorar el grado en que habían necesitado durante el último mes cada uno de los tipos de ayuda, así como el grado de satisfacción con el apoyo recibido en cada una de las áreas. Este instrumento también tiene en cuenta los miembros de la red social de apoyo que también constituyen fuentes de estrés para la persona. En general, ofrece diversos indicadores relativos al tamaño y a la composición de la red social (incluyendo la red conflictiva para el sujeto), al grado de necesidad de apoyo, a la utilización de la red para obtenerlo y a la satisfaccióncon el apoyo recibido por parte del sujeto evaluado.

Como señala Villalba (2001, 2002), las seis dimensiones de ayuda valoradas con este instrumento recogen bastante bien los tipos o categorías de apoyo que tradicionalmente se han definido en la literatura especializada sobre el tema y que Barrera también describe en sus trabajos (1980, 1981, 2000). Así, el apoyo emocional se define por la expresión de sentimientos personales y la participación social, el apoyo tangible se describe considerando la ayuda material y el acompañamiento y/o ayuda física y, por último, el apoyo informativo incluye las categorías de consejo y refuerzo positivo.

Además de los contenidos que se acaban de exponer y que recogen de manera bastante completa las diferentes dimensiones del apoyo social, optamos por incorporar al instrumento original dos bloques adicionales de preguntas con una estructura similar y que permiten obtener información respecto a dos dimensiones del apoyo social que no son consideradas en la versión original de la escala ASSIS. Por un lado, hemos abordado el grado de reciprocidad del apoyo, es decir, en qué medida la persona se siente como una fuente de ayuda para los miembros de su red social. Y por último, se han planteado una serie de cuestiones referidas al grado y al tipo de apoyo con el que la persona entrevistada cuenta ante situaciones de riesgo o particularmente estresantes.

La versión final de la prueba que hemos utilizado tiene un tiempo de administración de aproximadamente 15- 20 minutos. Tanto las diversas dimensiones contempladas originalmente en ASSIS como las que hemos incorporado nosotros quedan recogidas, como ya se ha señalado, en una única rejilla que permite disponer, de una manera gráfica y bastante cómoda para su uso posterior, de las respuestas aportadas por cada persona. Tomados en su conjunto, los datos obtenidos en este estudio reflejan que la versión utilizada del instrumento, con las adaptaciones descritas, tiene una elevada fiabilidad (a = .82).

Procedimiento

Como ya hemos señalado, la investigación se ha llevado a cabo en colaboración con el Área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Sevilla y, en concreto, con la participación de los psicólogos y las psicólogas de 11 Unidades de Trabajo Social de esta ciudad. Estos profesionales seleccionaron en sus respectivos centros a un grupo de usuarias que se ajustaran a una serie de criterios previamente consensuados1, y citaron a las mujeres seleccionadas en las dependencias de la UTS para que mantuvieran con los miembros de nuestro equipo una entrevista en profundidad en la que eran administrados diversos instrumentos de evaluación. Junto a la información aportada directamente por cada usuaria, también se obtenían datos a partir de informes completados por el técnico.

 

Resultados

Amplitud y composición de la red social de apoyo

Los análisis descriptivos iniciales reflejan que la red de apoyo de la muestra está compuesta por una media de 6’12 personas (DT= 3’11) con un rango que oscila entre 0 y 18 miembros. Se trata de grupos formados sobre todo (58’7% de los casos) por una combinación de familiares y no familiares, mientras que en menor medida encontramos redes integradas sólo por miembros de la familia (29%) o por no familiares (12’2%). También en relación con la composición de la red social debemos destacar la presencia de determinadas figuras mencionadas como fuente de apoyo, especialmente la pareja (citada por un 69’9% de las madres con relación estable) e hijos o hijas menores de edad (27% de los casos). Por otro lado un 22’7% de las participantes en el estudio hacen referencia a profesionales de diverso tipo como miembros de su red social, entre los cuales destacan muy mayoritariamente los que trabajan en los Servicios Sociales seguidos, a bastante distancia, por profesionales de centros educativos.

La tabla 1 recoge la amplitud y la composición de la red social para los diversos tipos de apoyo considerados en ASSIS. Como puede apreciarse la red emocional resulta algo más amplia que las demás y estas diferencias, aunque reducidas, son estadísticamente significativas tanto con la red tangible (t= 2’18, p < .05) como con la informativa (t= 5’85, p < .001). Por otro lado, y como también queda reflejado en la tabla, existe una relación positiva y también significativa entre el tamaño de las tres redes de apoyo. Los resultados obtenidos en cuanto a la composición de las redes para los tres tipos de apoyo muestran algunas diferencias destacables. Así, los miembros de la familia aparecen como una importante fuente de ayuda y apoyo en las tres modalidades analizadas, especialmente para la tangible y la informativa; no obstante, la red de apoyo emocional está integrada en mayor medida además por miembros ajenos a la familia. Por otro lado los profesionales destacan como recurso al que acudir para recibir sobre todo apoyo informativo, aunque también son mencionados como una importante fuente de apoyo a nivel emocional.

Tabla 1. Amplitud y composición de la red de apoyo (***p< .001)

En cuanto a los resultados obtenidos respecto a la conflictividad de la red social, su amplitud es de 0’83 personas (DT= 1’19) y su rango oscila entre 0 y 9 miembros. Los conflictos se mantienen con una amplia variedad de personas, entre las que son destacables figuras como los hijos o las hijas (mencionados solos o en combinación con otras personas en un 20’9% de los casos), la pareja (37’4% de las madres con relación estable), o la expareja (15’8% de las mujeres separadas).

Necesidad y satisfacción de apoyo

Expresada en una escala de 1 a 10, la necesidad de apoyo experimentada por las madres de la muestra alcanza una media de aproximadamente 7 ver (tabla 2). Esta necesidad resulta significativamente más elevada en el ámbito emocional, mientras que el área en la que las participantes en el estudio experimentan una menor necesidad es el apoyo material o tangible. Como puede apreciarse en la tabla 2 estas diferencias son estadísticamente significativas en todos los casos; en la misma tabla también quedan recogidas las positivas y también significativas correlaciones que existen entre la necesidad de apoyo en los tres ámbitos analizados.

Tabla 2. Necesidad de apoyo y Satisfacción con el recibido (***p<.001)

Los resultados obtenidos en cuanto a la satisfacción experimentada por las madres con el apoyo recibido muestran que esta dimensión alcanza medias bastante elevadas que, en todos los casos, superan el 8 en una escala de 1 a 10. El área en la que existe una mayor satisfacción es la ayuda material o tangible, aunque las diferencias no resultan estadísticamente significativas. Sí resultan relevantes las correlaciones positivas que aparecen entre la satisfacción con las tres modalidades de apoyo (ver tabla 2).

De cara a explorar la posible relación entre el grado de necesidad de apoyo y la satisfacción con la ayuda recibida, efectuamos análisis de correlación entre ambos bloques de puntuaciones. Los resultados muestran que entre ambas dimensiones existe una relación positiva y significativa a nivel general (r = .119, p<. 05), pero en las tres modalidades de apoyo analizadas las correlaciones son positivas pero no alcanzan significatividad estadística.

Reciprocidad: amplitud y composición de la red

Las participantes en el estudio se perciben a sí mismas como fuente de apoyo para una media de 5’41 personas de su red (DT= 3’02). La amplitud tiende a ser mayor mientras más elevada sea, a su vez, la red total de apoyo (r= .616, p < .001), aunque las diferencias en el tamaño de ambas son estadísticamente significativas (t= 4’31, p < .000). La composición de la red recíproca de nuevo consiste principalmente una combina combinación de familiares y no familiares (66’1% de los casos) y, en menor medida, sólo familiares (21%) o no familiares (12’9%).

Apoyo social frente a situaciones estresantes

Las madres de la muestra cuentan con una media de 4’83 personas (DT= 3’53) para recibir apoyo en este tipo de situaciones. Esta red es significativamente más reducida que la disponible para situaciones normalizadas (t = 4’97, p <.001), aunque existe una correlación positiva y también significativa entre ambas (r = .616, p < .001). En cuanto a la composición de la red para situaciones estresantes, se trata de familiares en un 27’3% de los casos, 9’1% no familiares, 29’1% una combinación de ambos, y en un 34’6% de las ocasiones el apoyo disponible proviene de profesionales, solos (7’3%) o junto a otras fuentes (27’3%).

 

Discusión y conclusiones

Vamos a reflexionar a lo largo de este apartado sobre los resultados que consideramos más interesantes en relación con las dos grandes cuestiones que hemos planteando como objetivos a lo largo del trabajo. Así, en primer lugar vamos a comentar las características que nos parecen más destacables de las redes de apoyo social en una muestra de madres en situación de riesgo psicosocial y, en segundo lugar, analizaremos la utilidad, ventajas e inconvenientes de la escala de evaluación empleada.

En general, podemos afirmar que las madres de nuestro estudio no se encuentran aisladas socialmente, puesto que cuentan con una red social de apoyo formada aproximadamente por un promedio de cuatro miembros. Ello significa que, en total, pueden recurrir a cuatro personas distintas de su entorno en busca de apoyo o ayuda para cada una de las dimensiones evaluadas. No obstante, utilizando el mismo instrumento hemos encontrado una red social de apoyo integrada por una media de ocho personas en una muestra de mujeres no usuarias de los Servicios Sociales pero comparables a nivel sociodemográfico (López, 2005). Por tanto, aunque no podamos hablar de aislamiento social, por lo que sabemos las redes sociales de estas madres sí pueden calificarse como pequeñas.

Por otro lado, nos parecen muy destacables los resultados obtenidos en relación con las tres modalidades de apoyo evaluadas. Tomando en consideración las especiales características de la muestra estudiada, y sobre todo teniendo en cuenta los datos que muestran las llamativas circunstancias de precariedad económica y laboral en las que viven, parecería esperable que el ámbito tangible o material fuera el que mostrara indicadores más negativos. No obstante, los resultados que hemos obtenido reflejan que el tipo de apoyo que resulta particularmente crítico en estas madres no es el material sino el emocional: se trata de la modalidad de apoyo respecto a la cual existe una mayor necesidad, para la que se dispone de redes con más miembros, pero en relación con la cual la satisfacción es menor. De entre las diversas lecturas que pueden hacerse de estos resultados, consideramos especialmente pertinentes las que impliquen revisar en cierta medida el tipo de intervenciones y servicios que los dispositivos de atención social prestan a este sector de la población. En este sentido, nos parece especialmente importante no limitar esta intervención a la atención de sus sin duda importantes necesidades materiales, puesto que existen otras áreas más intangibles y emocionales en las que estas mujeres también experimentan necesidades de gran relevancia. Desde nuestro punto de vista, las medidas de intervención deben plantearse también como un objetivo central reforzar las redes informales de apoyo, puesto que para estas madres resulta muy necesaria una red social que provea de apoyo emocional. Asimismo, parece claro que de cara a la intervención social es más factible la provisión de redes de apoyo adecuadas y funcionales que la eliminación de factores estresantes. Así, tanto el fortalecimiento de las relaciones positivas y saludables que estas mujeres pudieran tener, como la creación de otras nuevas, por ejemplo a partir de iniciativas de formación que se desarrollen en grupos de madres, debe convertirse en un objetivo primordial de la intervención comunitaria. Y todo ello encaminado a prevenir que las situaciones estresantes (inevitables en gran medida) a las que han de enfrentarse estas mujeres superen a los factores de protección con los que cuentan.

En general, puede decirse que la red social de apoyo de las mujeres de nuestro estudio está formada, fundamentalmente, por familiares. Este resultado coincide con lo que aparece en la literatura sobre el tema (Barrera, 2000; García, Martínez y Albar, 2002) en cuanto a que las personas tendemos a buscar ayuda en los individuos más cercanos, recurriendo cuando estos fallan a personas con las que se tiene menos vinculación (amigos, vecinos e incluso profesionales). Por otro lado, la distribución de la composición de las redes de apoyo en la muestra analizada es bastante homogénea para las distintas categorías de apoyo evaluadas. No obstante, dadas las características de nuestro estudio merece la pena destacar el significativo papel que los profesionales desempeñan como fuentes de apoyo social. Utilizando la terminología ecológica (Bronfenbrenner, 1979), los profesionales forman parte del exosistema de estas madres, y el hecho de que se acuda en busca de apoyo y ayuda a personas pertenecientes al exosistema es un indicador a nuestro juicio bastante ilustrativo de la falta de recursos disponibles o de la ineficacia de los existentes en los contextos más inmediatos.

Ahondando en el papel desempeñado por los profesionales y, en general, de las fuentes de apoyo formal, y a pesar de lo que pudiera pensarse en un principio, las mujeres de la muestra buscan más el apoyo en las redes formales para cuestiones emocionales y de consejo que para asuntos de carácter material o tangible. Ello puede deberse, entre otras cosas, a que precisamente en estas cuestiones sus redes informales son más deficitarias: al tratarse de personas con pocos recursos personales y sociales y con bastantes problemas, es probable que las personas que pertenecen a los microsistemas más cercanos también compartan estas características, con lo que la obtención de ayuda emocional e informativa es más difícil.

Como ya hemos señalado, la necesidad de apoyo y la satisfacción con la ayuda recibida hacen referencia a dos dimensiones fundamentalmente subjetivas, que resultan bastante difíciles de evaluar. Concretamente, nuestros resultados apuntan hacia una relación entre ambas pero a nivel global, no si se consideran tipos específicos de apoyo. Con toda probabilidad, la relación entre necesidad y satisfacción está mediatizada por otras variables de carácter más estructural (amplitud de la red, homogeneidad, densidad…).

En cuanto a la red recíproca, es decir, a las personas para las que las mujeres de la muestra constituyen una fuente de ayuda, nuestros resultados muestran que su amplitud es mayor que la de la red social de apoyo de las madres entrevistadas. Ello significa que las participantes del estudio se perciben a sí mismas como proveedoras de apoyo, en mayor medida que como receptoras. Puesto que las diferencias son significativas entre ambos tipos de redes, no podemos decir que las redes de estas madres sean recíprocas, lo cual puede sugerir cierta sobrecarga al recibir menos apoyo del que se ofrece. En este sentido, debemos recordar que un buen nivel de reciprocidad en las relaciones sociales promueve el bienestar personal al facilitar sentimientos de igualdad entre los distintos integrantes de las redes sociales. Desde nuestro punto de vista, es posible que parte de las necesidades de apoyo emocional de estas madres deriven de la sobrecarga a la que pueden verse sometidas por las demandas de sus redes sociales. De hecho, la propia red de apoyo puede convertirse en un elemento estresante cuando el intercambio entre las partes no es equitativo: no olvidemos que las relaciones sociales suponen, en buena medida, intercambios en el plano emocional, tangible e informativo.

Finalmente, queremos resaltar cómo la red de apoyo en situaciones estresantes ha resultado ser significativamente menor que la red social en situaciones más normalizadas. Desde nuestro punto de vista, lo más destacable en este sentido es la estabilidad de la presencia de familiares en ambos tipos de redes, así como la disminución de los no familiares para el afrontamiento de las situaciones estresantes y, especialmente, el aumento de los profesionales. Este último rasgo de la red de apoyo para situaciones problemáticas es sin duda bastante razonable, puesto que los especialistas ofrecen mayor seguridad y confianza a la hora de afrontar situaciones conflictivas y estresantes, sobre todo si tenemos en cuenta que en éstas, por lo general, están implicadas personas de los entornos más cercanos.

En cuanto a la prueba utilizada, nuestra valoración de la misma como herramienta de evaluación con población usuaria de los Servicios Sociales es bastante positiva. Como ya hemos señalado, el apoyo social se caracteriza por ser un constructo de gran complejidad conceptual y por tener un carácter multidimensional, lo que hace necesario analizarlo desde distintos enfoques. En este sentido, ASSIS se muestra como un instrumento bastante completo, con el que se puede obtener información de muchas de las distintas dimensiones englobadas en el apoyo social. Además, lo hace mediante una entrevista de fácil y rápida aplicación, que se puede emplear con flexibilidad, y que ofrece información muy rica tanto para análisis estadísticos con muestras grandes como para el análisis cualitativo de casos individuales.

Una de las grandes ventajas de la escala ASSIS, a nuestro modo de ver, es su flexibilidad y, en consecuencia, las distintas posibilidades de uso que ofrece. Tal y como hemos podido constatar, los resultados obtenidos con la escala ASSIS pueden utilizarse a nivel global o por partes, se le pueden añadir o eliminar variables y la fiabilidad del instrumento no se ve afectada, siempre y cuando los cambios se hagan con un criterio ajustado al uso específico que se le desee dar.

En lo que se refiere a las diversas dimensiones del apoyo social que son abordadas en esta prueba, ASSIS recoge información sobre la estructura y la funcionalidad de la red social de la persona entrevistada, así como su valoración subjetiva de algunas cuestiones. Respecto a lo primero, en la rejilla se anotan todos los posibles miembros de la red de los cuales una persona podría obtener apoyo para cada una de las modalidades evaluadas; al preguntar por cada tipo de ayuda de manera independiente, cada miembro de la red social es situado en relación con el tipo de apoyo que ofrece, obteniendo así una medida de la amplitud total de la red y otra para cada tipo de ayuda. En la red cada individuo puede incluir a todos los miembros que considere oportunos, con independencia de su mayor o menor cercanía afectiva, pudiéndose así incorporar relaciones íntimas o relaciones meramente formales. Todo lo anterior queda además reflejado en una rejilla que recoge los datos de manera muy gráfica, y por tanto permite disponer de la información sobre la red de apoyo de una persona y consultarla con gran comodidad, lo cual ofrece importantes ventajas para utilizar esta prueba en el ámbito profesional.

Por otro lado, la información que se recaba en la entrevista y se refleja en la rejilla posibilita el análisis de aspectos característicos de las relaciones sociales que resultan de mucho interés, como por ejemplo el tamaño de la red, su densidad (interconexión entre personas), la dispersión, la multiplicidad de roles y la homogeneidad o congruencia entre los miembros de la red en algunas dimensiones (actitudes, experiencias, valores…). Además el instrumento de Barrera es en este sentido muy flexible, ya que permite evaluar todas estas cuestiones (u otras que puedan interesar al profesional que lo emplee) introduciendo bloques de preguntas a la entrevista empleada y columnas en la rejilla, como por ejemplo hemos hecho en nuestro estudio con el análisis de la reciprocidad de las relaciones de apoyo o la red social para circunstancias estresantes y de riesgo.

En cuanto a la funcionalidad del apoyo social, ASSIS toma en consideración diversas modalidades de apoyo que quedan finalmente englobadas en tres categorías: emocional, tangible e informativo. En este sentido la prueba presenta desde nuestro punto de vista una cierta debilidad, que tiene que ver con cierto solapamiento entre algunos de los tipos de apoyo evaluados y entre las redes sociales que los cubren. Coincidimos con Barrón (1996) en considerar que resulta bastante difícil separar la función de apoyo emocional de la informativa, puesto que dar consejo o reforzar las conductas o ideas del otro puede ser percibido como una expresión de cariño y de preocupación. De hecho, quienes ofrecen apoyo emocional suelen ser quienes también ofrecen apoyo informativo. Estas consideraciones hacen referencia a la multiplicidad del apoyo, es decir, al hecho de que una misma persona esté presente en distintas categorías de apoyo. Una forma de superar este solapamiento entre apoyo emocional e informativo es la interesante propuesta de Lin (1986). Este autor plantea la agrupación de las tres categorías de apoyo en dos dimensiones más amplias: apoyo con función instrumental y apoyo con función expresiva. El primero va dirigido a ayudar a la persona a lograr determinadas metas u objetivos y en el segundo las relaciones sociales son entendidas como un fin en sí mismas, o bien ocurren como medios para cubrir necesidades o resolver problemas.

Otro aspecto de interés incluido en el instrumento de Barrera, así como en nuestro trabajo, tiene que ver con la posible conflictividad existente dentro de las redes de apoyo de los sujetos. En ocasiones las personas cuentan dentro de sus redes sociales con miembros que son fuentes de conflictos y problemas, e incluso puede ocurrir que esa misma persona sea un componente de la red de apoyo. Evidentemente, ello condiciona los niveles de satisfacción con la propia red y con la ayuda ofrecida por dichos miembros conflictivos puesto que la valoración que un individuo hace del apoyo que recibe (apoyo percibido) depende, entre otras cosas, de la persona de quien procede.

También queremos destacar cómo en la escala ASSIS se contemplan dimensiones objetivas pero también subjetivas. Así, a la persona entrevistada se le plantean cuestiones a través de las cuales se le pide que haga una valoración subjetiva de la potencialidad de ayuda que encuentra en su red (por ejemplo, quiénes son las personas de la red social que le ayudarían en caso de necesitar dinero). Por otro lado, se le pregunta si ha necesitado realmente el tipo de ayuda de que se trate durante el mes anterior y, en caso afirmativo, quién lo ayudó: en este segundo caso se evalúa el apoyo recibido realmente, puesto que se detecta la necesidad de un determinado tipo de ayuda y si dicha necesidad fue cubierta o no. Concretamente, en nuestro trabajo hemos optado por tomar en consideración el apoyo percibido puesto que éste es el que más se relaciona con el bienestar psicológico y social; no obstante, debemos señalar que de cara a una mejor comprensión de los mecanismos explicativos del apoyo social deben incluirse medidas tanto objetivas como subjetivas del mismo y realizar análisis comparativos entre ambos. En este sentido, las medidas subjetivas deberían ser tanto evaluativas (satisfacción y necesidad) como de índole más cognitiva (percepción de disponibilidad, valoración personal de las conductas de apoyo), así como variables de personalidad con las que el apoyo social correlaciona (autoestima positiva, lugar de control, sentimiento de competencia parental, competencia social).

Dado que el valor del apoyo social como dimensión de análisis es hoy en día un asunto muy consensuado, nos gustaría terminar resaltando la importancia de realizar una buena evaluación del mismo. En este sentido, hemos intentado dejar claro que el apoyo social no puede ni debe limitarse a estimar el número de relaciones en las que una persona está implicada. El apoyo social es, fundamentalmente, un recurso personal para hacer frente a las situaciones que se van planteando en la vida, siendo esenciales en este constructo las funciones que se derivan de las relaciones interpersonales. Así, el apoyo social se genera en las relaciones, pero no puede limitarse a ellas: el hecho de que sea un producto de éstas marca su diferencia con los recursos personales. Todo ello evidencia lo compleja que resulta la evaluación del apoyo social, sobre todo si se basa en modelos explicativos y no meramente correlacionales. En este sentido, la escala ASSIS es un instrumento que nos parece bastante completo, con el que se obtiene información de los distintos aspectos englobados en el apoyo social, y que posibilita el estudio de este constructo sin perder de vista su carácter multidimensional y multifuncional.

 

1La investigación que se describe en este trabajo se ha realizado en el marco de un Convenio de colaboración con el Área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Sevilla y bajo la cobertura de un proyecto de I+D de la DGICYT (BSO2002-02879).

1Básicamente los criterios eran tener en el momento de la selección un expediente activo en los Servicios Sociales y ser madre de al menos un hijo o una hija con edades comprendidas entre los 11 y los 16 años.

 

Bibliografía

Barrera, M. (1980). A method for the assessment of social support networks in community survey research. Connections, 3, 8-13.        [ Links ]

Barrera, M. (1981). Social support in the adjustment of pregnant adolescents. En B.H. Gottlieb (Ed.), Social networks and social support, Beverly Hills, C.A.: Sage.        [ Links ]

Barrera, M.; Sandler, I.N. y Ransay, T.P. (1981). Preliminary and development of a scale of social support: studies on college students. American Journal of community Psychollogy, 9, 435-447.        [ Links ]

Barrera, M.; Sandler, I.N. y Ransay, T.P. (1985). Informant corroboration of social support network data. Connections, 8, 9-13.        [ Links ]

Barrera, M. (2000). Social support: Research and Psychology Community. En J. Rappaport and L. Seidman (Eds.): Handbook of Community Psychology (pgs. 215-247). New York: Kluwer Academic/Plenum Publishers.        [ Links ]

Barrón, A. (1996). Apoyo social. Aspectos teóricos y aplicaciones. Madrid: Siglo Veintiuno.        [ Links ]

Bronfenbrebber, U. (1979). La ecología del desarrollo humano. Barcelona: Paidós.        [ Links ]

Caplan, G. (1974). Support systems and community mental health: lectures on concept development. New York: Behavioral Publications.        [ Links ]

Cobb, S. (1976). Social support as a moderator of life stress. Psychosomatic Medicine, 38, 300-314.        [ Links ]

Díaz Veiga, P. (1987). Evaluación del apoyo social. En R. Fernández Ballesteros: El ambiente: Análisis psicológico (pgs. 125-149). Madrid: Pirámide.        [ Links ]

García, M; Martínez, M. F. y Albar, M. J. (2002). La elección de fuentes de apoyo social entre inmigrantes. Psicothema, 14 (2), 369-374.        [ Links ]

Gómez, L.; Pérez, M. y Vila, J. (2001). Problemática actual del apoyo social y su relación con la salud: una revisión. Psicología Conductual, 9 (1), 5-30.        [ Links ]

Gracia, E. (1997). El apoyo social en la intervención comunitaria. Barcelona: Paidós.        [ Links ]

Gracia, E. y Herrero, J. (2004). Personal andsituational determinants of relationship-specific perceptions of social support. Social Behavior and Personality, 32, 459-476.        [ Links ]

Hernández, S.; Pozo, C.; Alonso, E. y Martos, M.J. (2005). Estructura y funciones del apoyo social en un colectivo de inmigrantes magrebíes. Anales de Psicología, 21(2), 304-315.        [ Links ]

Lin, N. (1986). Conceptualizing social support. En N. Lin, A. Dean y W.N. Ensel (Eds.), Social Support, life events and support. New York: Academic Press.        [ Links ]

Lin, N.; Dean, A. y Ensel, W.M. (1986). Social support, life events and depression, Nueva York, Academia Press.        [ Links ]

López-Roig, S.; Pastor, M. A.; Neipp, M. C.;Rodríguez, J.; Perol, M. C. y Martín-Aragón, M. (2004). Apoyo social e instrumentos de evaluación: revisión y clasificación. Anuario de Psicología, 35 (1), 23-45.        [ Links ]

López, I. (2005). Las familias y sus necesidades de apoyo. Un estudio longitudinal y transversal de las redes sociales familiares. Tesis Doctoral no publicada. Universidad de Sevilla.        [ Links ]

Martínez, M. F.; García, M.; Maya, I.; Rodríguez, S. y Checa, F. (1996). La integración social de los inmigrantes africanos en Andalucía. Necesidades y Recursos. Sevilla: Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía.        [ Links ]

Martínez, M. F.; García, M. y Mendoza, I. (1995). Estructura y características de los recursos naturales de apoyo social en los ancianos andaluces. Intervención Psicosocial, IV (II), 47-63.        [ Links ]

Maya, I. (1999). Análisis de los recursos de apoyo social de los inmigrantes africanos y latinoamericanos en Andalucía: tipología de redes y proceso de adaptación. Universidad de Sevilla. Tesis Doctoral no publicada.        [ Links ]

Moore, D.L.; Byers, D. y Baron, R.S. (1981). Socially mediated fear reduction in rodents: distraction, communication, or mere presence? Journal of Experimental Social Psychology, 17, 485-505.        [ Links ]

Moos, R. H. (2005). Contextos sociales, afrontamiento y bienestar: Lo que sabemos y lo que necesitamos saber. Revista Mexicana de Psicología, 22, 15-30.        [ Links ]

Villalba, C. (2001). Análisis de la población de abuelas cuidadoras de la provincia de Sevilla. Contextos sociofamiliares, redes de apoyo social y riesgos psicosociales. Tesis Doctoral no publicada. Universidad de Sevilla.        [ Links ]

Villalba, C. (2002). Abuelas cuidadoras: una aportación para el trabajo social. Valencia, Tirant Lo Blanch.        [ Links ]

 

Fecha de Recepción: 07-09-2006

Fecha de Aceptación: 15-09-2007

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons