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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.14 n.50 Granada Nov. 2005

 

ARTÍCULOS ESPECIALES


ORIGINALES

¿Un fin o un medio? 
Contexto en el que se decide la reproducción

Diva Estela Jaramillo, Tulia María Uribe, María Angélica Arzuaga, Martha Lucia Palacio1

 

 

1Facultad de Enfermería. Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia

CORRESPONDENCIA:
Diva Estela Jaramillo. Facultad de Enfermería. Universidad de Antioquia. Calle 64 No. 53-09 Medellín, Colombia

Manuscrito recibido el 3.08.2004

Manuscrito aceptado el 15.11.2004

Index Enferm (Gran) 2005; 50: 20-24

Resumen Abstract

Estudio cualitativo que explora el proceso de toma de decisiones en la reproducción. Describe el contexto para dicha decisión. Se entrevistan 17 hombres y 23 mujeres, entre 20 y 35 años, de diferentes estratos sociales, procedencias y niveles educativos, con relación de pareja mayor a un año. Metodológicamente se apoya en la teoría fundada y el interaccionismo simbólico. Los hallazgos muestran diferentes significados de reproducirse y de interpretar las normas de género, los cuales guían las decisiones sobre la descendencia. Cuando las parejas entienden la reproducción como un fin, deciden prepararse y planear el número y el momento de realizarla. Son decisiones dialogadas y concertadas a la luz de sus planes de vida. Cuando entienden reproducirse como un medio para lograr fines individuales, como son, desde lo masculino obtener placer sexual o cuidados, y desde lo femenino, encontrar estabilidad afectiva, emocional y económica para tener unas determinadas condiciones de vida, las decisiones son individuales no negociadas. No se preparan, e interpretan rígidamente las normas de género, lo cual conduce a relaciones de inequidad. La reproducción no es motivo de preocupación y en consecuencia, los hijos aparecen inesperadamente, lo que se convierte en motivo permanente de conflicto entre la pareja.

AN END OR MEANS? CONTEXT WHERE REPRODUCTION IS DECIDED

Qualitative study which explores the decision-making process in reproduction. This article describes the context to decide reproduction. Seventeen (17) men and 23 women, between 20 and 35 years old from different social strata and educational levels, with over one year of couple relationship were interviewed. This study is methodologically based on the funded theory and symbolic interactionism. The findings show different meanings of reproduction and interpretation of the principles of gender which guide the decisions regarding offspring. When a couple understands reproduction as an end, they decide to prepare themselves and to plan the number of children and the moment of their arrival. Their decisions are shared and concerted, and guided by their life plans. When they take reproduction as a means to achieve individual purposes, such as, sexual pleasure or care for the male, and affective, economic and emotional stability as well as certain economic conditions for the female, their decisions are individual but not negotiated. They do not prepare themselves and do not interpret gender principles and make unfair decisions. They do not worry about reproduction, and consequently, their children appear unexpectedly. This event becomes a source of conflict between them.

 

Introducción

La discusión y el manejo del control de la reproducción, han variado en el tiempo de acuerdo con el papel asignado socialmente a las mujeres, la familia, la sexualidad y la reproducción. En 1915 se acuña el término control natal, propuesto por Margaret Sanger, como reivindicación política de los movimientos feministas y socialistas por la autodeterminación de las mujeres y la igualdad entre los sexos.1 Allí, el centro del debate esta en la lucha de las mujeres por un disfrute sexual libre de la reproducción. Posteriormente, el control natal se convierte en control de población y la práctica anticonceptiva se considera un medio para lograr metas demográficas. Este cambio traslada el debate hacia las teorías maltusianas y neomaltusianas preocupadas por la sobrepoblación y su potencial impacto sobre el crecimiento económico, los niveles de pobreza, la disponibilidad futura de recursos naturales y la estabilidad política de las naciones. Luego surge el término planificación familiar, para aludir al control de la capacidad reproductiva de la pareja, a la planeación del número y espaciamiento de hijos y como medio para promover la estabilidad de la familia y el bienestar de sus miembros. El debate se desplaza hacia el papel de la sexualidad, la familia y las relaciones de poder entre los sexos y privilegia el modelo de familia nuclear reducida.

Finalmente, en 1994, la Conferencia de El Cairo sobre Población,2 centra el debate en las mujeres y su bienestar integral, sin fijar metas demográficas para reducir la población, pero sí estableciéndolas para disminuir la mortalidad de las mujeres, lactantes y niños mediante el reconocimiento de la salud de las mujeres en la relación población-desarrollo. Entendida así la salud sexual y reproductiva, trasciende la ausencia de enfermedad e implica para las mujeres el derecho a tener hijos y a regular su fertilidad en forma segura y efectiva, aprendiendo a disfrutar la sexualidad libre del miedo de un embarazo no deseado y de contraer enfermedades.

Así, el énfasis de la atención se pone en las mujeres quienes por mucho tiempo fueron socialmente importantes por tener a su cargo la reproducción de la especie, sin reconocer que su vida abarca más que el parto y la crianza. Abierta la posibilidad para ellas de controlar la reproducción, el número de hijos por familia disminuyó a nivel mundial desde la década de los sesenta, pasando de 4,9 hijos en 1965 a aproximadamente 2,8 en 1995.3 Los mayores descensos han ocurrido en Asia Oriental y América Latina con disminuciones de 5,9 a 1,8 y de 6 a 3 hijos respectivamente.4 Descenso que difiere entre países, así, en el 2003 la tasa global de fecundidad en países más desarrollados fue de 1,5 comparada con la de 3,1 para países menos desarrollados.5

Entre los factores que influyeron en este crecimiento están la utilización de métodos anticonceptivos, que varía de acuerdo con el nivel de desarrollo del país. Más del 50% de las parejas en el mundo practican algún método de anticoncepción, pero su uso varía entre menos de un 10% en países de África a más de un 70% en países desarrollados.6 Igualmente, se estima que más de 150 millones de mujeres de países en desarrollo quieren posponer los partos o no tener más hijos, pero no usan métodos anticonceptivos para alcanzar sus deseos.7

Colombia también muestra descensos en la fecundidad. Pasa de una tasa de 3 por 1000 mujeres en 1995 a una de 2,6 en el 2000,8 disminuye la tasa de crecimiento poblacional de 1,68 por 100 en el 2000 a 1,53 en el 2004.9 En dicho descenso influyen el conocimiento y el uso que las mujeres colombianas tienen de los métodos para controlar la reproducción.

La producción investigadora sobre el tema varía entre continentes y países. En su mayoría centra el interés en las barreras que dificultan el control de la reproducción, como las cognitivas,10-11 religiosas11,12 y de género,13,14 la influencia de la reproducción en la estabilidad y la comunicación de la pareja,15 el papel de los medios de comunicación,10 de los servicios de salud16 y las motivaciones personales para el uso de anticonceptivos.17 Pocos estudios analizan la toma de decisiones y la distribución de la responsabilidad entre la pareja para evitar los hijos.

Algunas de las investigaciones indagan sobre quién planifica y con qué propósito pero persisten vacíos respecto al proceso que siguen las parejas para decidir reproducirse. Por lo tanto, se realiza un estudio que busca desentrañar cómo viven las parejas el proceso de toma de decisiones reproductivas y cuál es la dinámica que se da en la pareja para realizar el control de dicha reproducción. Este artículo da cuenta de una parte de los resultados y describe el contexto en que se decide cuándo y cuántos hijos tener.

Metodología

En cuanto la reproducción humana es un fenómeno social con características socioculturales específicas, es importante su abordaje desde los métodos de investigación cualitativos, que permiten comprender las interpretaciones culturales que se han dado. Mediante un proceso dinámico y simultáneo, se realizó la recolección y análisis de la información para lograr la construcción activa del conocimiento a través de la interrelación entre las diferentes fases de la investigación; de este modo, la teoría se modifica y enriquece al incorporar las nuevas observaciones y hallazgos.

El estudio se realizó en Medellín y su área metropolitana durante treinta meses. La información se recolectó mediante entrevistas formales semiestructuradas a 17 hombres y 23 mujeres, entre 20 y 35 años, de diferentes estratos sociales, procedencias y niveles educativos, con una relación de pareja mayor de un año, dispuestos a expresar sus sentimientos y a compartir su experiencia reproductiva voluntariamente. La entrevista conducida como conversación informal les permitió hablar abiertamente. Las preguntas abiertas, técnica elegida para el acercamiento, fueron modificadas a medida que avanzaba el análisis, permitiendo profundizar y obtener construcciones conceptuales.18

Se accede a las personas por anuncios públicos colocados en universidades y servicios de salud, por contactos personales y la técnica de la bola de nieve. Su participación se ratifica con el consentimiento informado. Se garantiza la reserva de la identidad personal con la asignación de códigos a cada una de las entrevistas. Todas las entrevistas fueron grabadas y transcritas.

El análisis de la información incluyó la codificación abierta y axial. El estudio logró un ordenamiento conceptual que constituye un avance hacia la comprensión del mundo reproductivo.18 Preguntar permanentemente a los datos y establecer comparaciones entre ellos permitió identificar, construir y relacionar conceptos y descubrir variaciones que hicieron más densas las categorías en términos de sus propiedades y dimensiones. Fue un proceso de ir de lo concreto a lo abstracto y regresar nuevamente a los datos.

Como investigadoras cualitativas nos preocupamos por buscar la riqueza de los datos y descubrir su esencia para encontrar los significados y las posibles interpretaciones de las diferentes situaciones vividas por los entrevistados. Durante el análisis mantuvimos un contacto cercano, directo y permanente con los datos lo cual garantiza la validez de nuestros hallazgos que dan cuenta de la reproducción como fenómeno cultural.

Resultados

Nuestros hallazgos muestran que reproducirse es un evento que tiene diferentes significados para las parejas, y de acuerdo con éstos, ellas toman decisiones frente a cuándo y cuántos hijos tener y cómo controlar la reproducción. Además, en estas decisiones influyen la interpretación de las normas de género y la etapa de consolidación en que se encuentre la pareja. De esta manera, encontramos que algunas parejas entienden la reproducción como un fin mientras que otras la entienden como un medio. Este aspecto juega un papel primordial al momento de decidir cuándo y cuántos hijos tener y cómo prepararse para la llegada de los mismos, en cuanto son estos significados los que guían los comportamientos de las parejas.

Algunas parejas entienden la reproducción como el fin al que se llega después de haber vivido un proceso de maduración de la relación. Toman las decisiones sobre la descendencia en forma negociada y concertada, y además preparan un nicho familiar, el cual consiste en la creación y consolidación de condiciones económicas y afectivas para la descendencia. El sentido de responsabilidad frente a la familia es un atributo presente en sus decisiones, ellas se sienten responsables de la vida y futuro de sus hijos en tanto consideran que tener hijos es un acto de responsabilidad y tienen claro que no basta con amarlos, sino que es necesario darles una calidad de vida que les garantice un buen desarrollo. Así cuenta uno de los entrevistados: "Uno debe ser responsable en ese sentido porque para mí tener un bebé no es solamente por el afecto, sino por muchas cosas". "Tener poquitos pero que lleguen a ser profesionales o algo en la vida".

La concertación sobre cuándo y cuántos hijos tener se realiza teniendo en cuenta los proyectos de vida personales y de pareja; por lo tanto, para planear el número de hijos o hijas que desean y el momento para tenerlos, se discuten las expectativas frente a estudiar y trabajar, entre otras, y se llega a acuerdos que beneficien a ambos miembros de la pareja. Ésta es una discusión que comienza desde antes de iniciar una vida en común, como lo recrea uno de nuestros entrevistados. "Sí, nosotros hablábamos, coincidíamos en eso, en que dos hijos estaba bien. Teníamos proyectos, pues como cosas, por ejemplo, ella quiere estudiar, quiere salir adelante, ya que yo no pude estudiar".

Igualmente, son parejas que tienen una interpretación flexible de las normas de género, es decir, de los comportamientos asumidos tradicionalmente por hombres y mujeres, los cuales obedecen a las significaciones que se tengan del deber ser femenino y masculino. Esta interpretación facilita la activa participación femenina en estas decisiones, lo cual en algunos casos se convierte en toma de decisiones femeninas, como lo dice esta mujer: "Si por él fuera tendríamos otro bebé pero yo no quiero, me dijo que me hiciera retirar el DIU, pero la verdad yo no quiero tener más familia". En otras parejas hay un liderazgo femenino y un apoyo masculino frente a las decisiones reproductivas, "Yo le dije que quería planificar, que no quería tener hijos todavía y él aceptó". Estas mujeres tienen claro cuándo y cuántos hijos tener y además tienen capacidad negociadora frente a su pareja. Ellas se colocan en una posición de igualdad frente a su compañero, es decir llegan a acuerdos en el asunto de la reproducción.

Como se dijo anteriormente, preparan el nicho familiar, para la llegada de la descendencia. Esta preparación incluye el logro de unas condiciones afectivas que tienen que ver con el conocimiento, el entendimiento y la aceptación mutua y la construcción de vínculos afectivos entre la pareja. En este sentido, existe una preocupación por desarrollar y mantener un ambiente de diálogo como herramienta fundamental para conocerse, superar barreras en la relación y planear su vida en común. La construcción de vínculos afectivos es una condición que consideran necesaria en la preparación, en cuanto son conscientes de que la vida de pareja requiere de un proceso de maduración, aceptación y ajuste y además disponer de un espacio para realizar sueños individuales y disfrutar la relación antes de tener los hijos. Una entrevistada así lo expresa "A ver, teníamos que vivir un tiempo como pareja, a pesar de que ya nos conocíamos, creíamos que lo suficiente, cuatro años de noviazgo siempre es bastante, y aunque entendíamos que cada uno tenía su forma de ser, que era una forma de tomar un tiempo prudencial para estar más allegado el uno a otro, para compartir más, y el día de mañana, más adelante, decidir tener un bebé". Igualmente piensan que "todavía hay que evolucionar muchas cosas antes de tomar esa decisión".

La preparación del nicho afectivo requiere, además, resolver aspectos económicos y de vivienda, por lo cual estas parejas postergan la llegada de los hijos: "estábamos planeando tener familia más adelante por razones de tipo laboral, económico y todas las cosas que nos venían después del matrimonio. Decidimos que debíamos tomarnos una espera para tener familia."

Podríamos decir que estas parejas consideran que su relación es un proceso activo, que hay que trabajarlo.19 Además, para ellas, los hijos no representan una esperanza de ventajas económicas como en el pasado, más bien representan un deseo de dar sentido y objetivo a la vida, un deseo de arraigo, una experiencia de felicidad que tiene que ver con el placer de tener una relación20 y al mismo tiempo llenan esa esperanza de alcanzar el ascenso profesional que a algunos de los progenitores se les negó.21 Son parejas vinculadas por estrechos lazos emocionales, que disfrutan de gran intimidad y que se preocupan por la crianza de su prole.19 En conclusión, la reproducción para ellos es un aspecto trascendental en sus vidas y sólo deciden hacerlo cuando se sienten preparados para ello.

Por el contrario, cuando las parejas entienden reproducirse como un medio para lograr fines individuales, como son, desde lo masculino obtener placer sexual o cuidados y desde lo femenino encontrar estabilidad afectiva, emocional y económica para tener unas determinadas condiciones de vida, las decisiones sobre cuándo y cuántos hijos tener no son negociadas, sino individuales.

A diferencia de las otras parejas, en ellas no existe la preparación del nicho familiar y manejan una interpretación rígida de las normas de género, que lleva a unas relaciones de inequidad donde prevalece un manejo del poder: dominación- subordinación, especialmente desde lo masculino hacia lo femenino. En este contexto, la participación femenina es pasiva y es el hombre quien decide frente a estos asuntos y la mujer se somete incondicionalmente a las decisiones masculinas de cuándo y cuántos hijos tener, como nos cuenta esta mujer: "El me decía que no planificara que eso me podría manchar, me pegaba si yo no hacía lo que él me decía, me revisaba el cajón y si yo tenía algo por ahí me lo botaba."

Son parejas que llegan a una convivencia, con el interés de llenar sus necesidades individuales sin tener en cuenta si el otro o la otra comparte sus intereses. Por su parte, algunas mujeres sueñan con conseguir un hombre que les dé seguridad física y emocional, es decir, que se convierta en el apoyo y en el refugio para su vida, como nos cuenta esta mujer: "Yo por salir de mi casa me fijé en un hombre ya mayor que me diera comida, que me diera ropa, entonces como a los once años ya tenía relaciones con él solamente para sentirme bien económicamente, para alimentarme, todo eso, entonces yo vi en él como el apoyo."

En este contexto, las relaciones de pareja se caracterizan por la ausencia de diálogo, aún sobre las cosas más simples de la cotidianidad y en consecuencia no hay discusión sobre el número de hijos que se quiere ni sobre el momento en que sería más apropiado tenerlos. Es una convivencia donde cada quien vive en su propio mundo y por lo tanto no hay construcción de un mundo común. Ninguno de los dos sabe qué piensa el otro al respecto y mucho menos se habla acerca de eso: "El nunca me mencionaba nada, él tampoco decía nada, yo nunca decía nada, porque digamos, uno nunca hablaba de eso; sino que eran como ahí, el marido y la mujer, dele y ya, hijos e hijos."

En cuanto la descendencia es la herramienta para lograr sus fines y una decisión individual, algunas mujeres tienen los hijos a pesar de que el compañero no los desee: "Cuando tuve el primer embarazo él no lo quiso, es que mejor dicho, no los quiso, y con él tuve tres" y cada uno tiene sus razones diferentes para "querer" tener hijos. Para ellas, tener descendencia se convierte en una forma de demostrar o buscar el amor del compañero como lo recrean estos testimonios: "Me voy a encontrar un hombre que me quiera y qué rico darle un niño"; "Yo los quería tener [los hijos] para que me quisiera".

Desde lo masculino, las razones tienen que ver con la satisfacción de sus propias necesidades, sin tener en cuenta las necesidades de la futura descendencia, como son, la vivienda, la educación, y el afecto, entre otras. Ellos engañan o someten por la fuerza a la compañera: "Él me pegaba y me escondía las pastillas y yo no podía planificar". Cuando utilizan el engaño, pedirles un hijo es una especie de trampa, pues hacen sentir querida a la compañera con el fin de someterla a su voluntad, pero finalmente se marchan, sin importarles la suerte de ese hijo aparentemente deseado, como lo recrea esta mujer: "Me dijo que tuviera un niño y yo, feliz, le tuve un muchachito y ya cuando quedé en embarazo, chao, ya no me volvió ni alzar a mirar". A diferencia de otros, este testimonio da cuenta de que el sentido de responsabilidad frente a la familia no es un atributo presente para decidir acerca de cuándo y cuánta descendencia tener. Por el contrario, pareciera que este asunto no es motivo de preocupación y, en consecuencia, los hijos aparecen como un evento inesperado que se convierte en un motivo de conflicto permanente entre la pareja.

Bajo estas circunstancias, rápidamente la vida en común deja de ser agradable para ambos miembros de la pareja y pronto se desvanece el deseo de continuar juntos. Son parejas que narran haber tenido varias uniones maritales.

Discusión

Uno de los resultados de la flexibilización de las normas de género es el relacionado con el cambio en las relaciones de poder de dominación - subordinación hacia unas relaciones más igualitarias. Como consecuencia de estas transformaciones aparece el empoderamiento femenino, con el cual las mujeres han asumido un papel protagónico en asuntos fundamentales para su bienestar entre los cuales el control de la reproducción, ha sido decisivo en el mejoramiento de sus condiciones de vida. La planificación familiar puede quizás considerarse para las mujeres el hecho más importante entre los ocurridos en el siglo XX, en tanto les permitió asumir nuevos roles en la sociedad.22 Para las mujeres poder decidir cuándo, cuántos y cómo tener los hijos, marca la diferencia entre una vida con mayores posibilidades para desarrollarse afectiva, profesional y culturalmente o continuar dedicando sus mayores esfuerzos al cuidado de la casa y los hijos. En el decir de Giddens19 el impacto de las nuevas tecnologías siempre está condicionado por factores sociales; es así como estas tecnologías generan autonomía frente al cuerpo, al mismo tiempo que crean posibilidades positivas pero también ansiedades y problemas antes desconocidos, lo cual ha sido denominado por los sociólogos la socialización de la naturaleza, expresión que hace referencia al hecho de que ciertos fenómenos que antes eran "naturales", o que venían dados por la naturaleza, ahora poseen un carácter social, es decir, dependen de las decisiones de los seres humanos.

El empoderamiento femenino parece ser decisivo a la hora de decidir acerca de la reproducción. Es entendido como el proceso por medio del cual las mujeres incrementan su capacidad de configurar sus propias vidas y su entorno, evolucionan en la toma de conciencia sobre sí mismas, en su status y en su eficacia en las interacciones sociales.

En aquellas parejas donde las mujeres se cuestionan, aunque sea en forma mínima, los valores y las actitudes que tradicionalmente han internalizado desde la niñez,23 participan de manera activa en la toma de decisiones frente a cuántos hijos tener, cuándo y cómo controlar la reproducción. Es decir, se observa un convencimiento femenino del derecho a la igualdad de decisión. Por el contrario, aquellas mujeres que aceptan como algo natural los valores relacionados con la pasividad y la sumisión femenina, delegan la toma de decisiones sobre la reproducción en el compañero. Es él quien decide cuántos hijos tener, cuándo tenerlos y con qué se puede, o no, controlarlos.

En las parejas que entienden la reproducción como un fin y deciden tener descendencia sólo cuando se encuentran preparadas para hacerlo, se observa un empoderamiento femenino en lo relacionado con su cuerpo; es decir, ellas toman las decisiones que tienen que ver con la sexualidad pensando en su bienestar y seguridad. Igualmente, tienen un papel activo y son propositivas. La autonomía en las mujeres se evidencia en su capacidad de reflexión crítica sobre la forma como se dan al interior de la pareja las relaciones de dominación, jerarquía y poder entre los sexos, imprimen un nuevo sentido a la dinámica que ellas ejercen en estas relaciones, lo que las lleva a apropiarse de su potencial reproductivo. En las parejas que entienden la reproducción como un medio para lograr fines individuales, las mujeres muestran una baja apropiación de su cuerpo y por lo tanto del control de su fecundidad. En general, delegan en su compañero la responsabilidad de la planificación.

En esas mujeres las gestaciones no deseadas no se convierten en aprendizajes transformadores y continúan sin asumir las riendas de su potencial reproductivo. En ellas se observa una baja apropiación de su cuerpo y de su vida, poca autonomía en la toma de decisiones y poca resistencia a los deseos y mandatos masculinos. Es así como la concepción y la anticoncepción se constituyen en fuente inagotable de problemas en la vida de las mujeres en relación con los cuales los hombres, de manera general permanecen ausentes.

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