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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.14 n.51 Granada Mar. 2005

 

ARTÍCULOS ESPECIALES


ORIGINALES

La enfermedad y sus efectos en la forma de hablar de los leoneses

Daniel Fernández García1

 

 

1Diplomado en Enfermería. Licenciado en Antropología Social y Cultural. Profesor Ayudante de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud. Campus de Ponferrada. Universidad de León, España

CORRESPONDENCIA:
Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud. 
Área de Enfermería.
Avda. Astorga s/n 24400 Ponferrada (León, España)
danielfg@unileon.es

 

Manuscrito recibido el 8. 11. 2004

Manuscrito aceptado el 27 .12. 2004

Index Enferm (Gran) 2005;51:15-18

Resumen Abstract

La realidad lingüística de la provincia León muestra una complejidad poco investigada. La UNESCO califica la lengua leonesa o leonés como una  lengua en serio peligro de extinción. Debido a todo ello y a la gran cantidad de vocabulario presente en las comarcas leonesas se ha realizado una revisión bibliográfica de cómo nuestros “paisanos” nombran algunas enfermedades y sus consecuencias.  Los leoneses, entendiendo a éstos, como aquellos que emplean el leonés para comunicarse, o al menos un porcentaje alto de su vocabulario, abarcaría en nuestro estudio todas las comarcas pertenecientes a la provincia de León, además del concejo de Miranda do Douro y el noroeste de la provincia de Zamora. Algunos de los resultados muestran como se refieren a enfermedad como andancio, a la gripe como trancazu o a la enfermedad de larga duración como pilmada. Los que tenían mayor riesgo de caer enfermos eran descritos como encanixáos, encaniáu, morrinosos o xirxoles, según la comarca a la que perteneciesen. Como conclusión podemos afirmar que existe una necesidad manifiesta de tener un conocimiento más profundo de esta variable dialectal del castellano, la cual proporcionaría mucha información de cómo comunicarnos con nuestros pacientes.

THE DISEASE AND THEIR EFFECTS IN THE WAY OF SPEAKING LEONESE PEOPLE

The linguistic reality in the province of León show a complexity with a little research. The UNESCO describe the leonese language or leonese as a language in serious danger of disappearing. Due to the great vocabulary present in the different parts of the province of León it has developed a profound bibliographic review about the way the leonese people speak and name the disease and its consequences. We understand the people they speak using leonese are those who live in the province of León, in the village of Mirando do Douro in Portugal and northeast of the province of Zamora. The results of the review show how they say andancio instead of disease, trancazu instead of influenza and pilmada instead of chronic disease. The person in risk of develop a disease were describe as encanixáos, encaniáu, morrinosos o xirxoles, according to the part of the province. We can affirm the need to know more about this dialect originate from the Castilian and this will provide more information to improve the comunication  with patients.
 

 

 

Introducción

Harris define la sociolingüística como el “estudio del uso real de la lengua en la conducta comunicativa de la vida cotidiana”.1 En el capítulo titulado “lenguaje, clase social y etnicidad”, afirma que dentro de las sociedades estratificadas aparecen variaciones dialectales resultando en una gramática y fonética subestándars. Gracias a ello los grupos dirigentes mantienen su posición dominante dentro de la clase social o del grupo étnico particular, degradando la utilización de uno “inferior” como de “lingüísticamente pobre”. El estudio de la realidad refleja como la utilización de un dialecto o lengua, dentro del entramado lingüístico del castellano, ha supuesto en algunos casos el desarrollo de variantes lingüísticas, oficializadas en ocasiones, y presentando a su favor, independientemente de reivindicaciones políticas, un reconocimiento de una realidad lingüística particular dentro de su universo, y de hecho, un respeto cultural. Siguiendo este argumento se puede afirmar que las propiedades gramaticales de una lengua no estándar o dialectal no son fortuitas o arbitrarias sino que llegan incluso a originar diferencias regulares, en algunos casos normalizadas en una gramática específica.

Por otra parte Duranti describe la antropología lingüística como “un campo interdisciplinario en el cual se estudia el lenguaje como un recurso cultural y el habla como una práctica cultural”.2

La realidad lingüística de la provincia León muestra una complejidad poco estudiada. A día de hoy y según el informe de la UNESCO en su “Libro rojo de lenguas en peligro de extinción” cataloga el “leonés” (leonese, en inglés) como una lengua en serio peligro, hallándose en comparación con el aragonés o el asturiano en claro declive.3 En el mencionado informe recoge el “leonés” como ubicación geográfica en la provincia de León extendiéndose hacia el noreste de Portugal y el noroeste de la provincia de Zamora, con lo que el mirándes de Miranda do Douro (lengua oficializada por el estado portugués) sería una variante del leonés, encontrándose alrededor de 10.000 hablantes en el conjunto total.

En 1906 el filólogo e investigador Ramón Menéndez Pidal publicaría en la Revista de Archivos y Bibliotecas un extenso artículo que rápidamente se convertiría en histórico.4 Bajo el título "El dialecto leonés", aportaba una visión de conjunto sobre las peculiaridades lingüísticas de diversos territorios que habían pertenecido en su día al viejo Reino de León, y que siempre se habían visto como "extrañas" o "singulares" sin caer en la cuenta de que todas ellas no eran más que manifestaciones dialectales de un mismo sistema lingüístico. En aquel momento, con los primeros datos que sobre la realidad lingüística de aquel territorio Menéndez Pidal pudo obtener, observó como la antigua lengua de la administración y el estado medieval leonés se conservaba en muy buen estado en su parte noroccidental, mientras que en las zonas más al sur el habla estaba en franco retroceso, refiriéndose a la extremadura leonesa. Llamado leonés por Menéndez Pidal, bable para Jovellanos o asturleonés para otros autores, su estudio pormenorizado comenzó con estudiosos venidos desde fuera de sus lindes, como bien se refleja en la profunda investigación realizada por el alemán Gessner en su libro publicado en Berlín en la fecha tan temprana de 1865.5 En leonés se escribieron el Libro de Alexandre y los fueros de Avilés, Zamora y Salamanca. Del mismo modo en leonés redactaban los notarios desde Carrión hasta Astorga y de Oviedo a Badajoz.

Es por ello que para establecer una correcta relación terapéutica con el paciente se hace imprescindible tener una comunicación precisa y honesta, conociendo el significado de los términos empleados por el receptor de los cuidados.6 Leininger en su modelo sunrise (del sol naciente) señala que en la actualidad es un reto hacer una valoración cultural comprendiendo el significado de la comunicación verbal y no verbal.7

La medicina popular, por su relación con los sentimientos más profundos (el sufrimiento, la recuperación de la salud o la muerte) ha estado siempre a un paso de la religión o de la más enigmática brujería. Debido a todo ello y a la gran cantidad de vocabulario presente en las comarcas leonesas se ha realizado una revisión bibliográfica de cómo nuestros “paisanos” nombran algunas enfermedades y sus consecuencias.

Metodología

Los leoneses, entendiendo a éstos, como aquéllos que emplean el leonés para comunicarse, o al menos un porcentaje alto de su vocabulario, abarcaría en nuestro estudio todas las comarcas pertenecientes a la provincia de León, además del concejo de Miranda do Douro y el noroeste de la provincia de Zamora.

Utilizando diversos vocabularios dialectales leoneses (cuadro 1) se han revisado de manera exhaustiva toda aquella terminología relacionada con la enfermedad, considerando las diferentes variedades lingüísticas dentro del propio dialecto leonés en función de comarcas (Bierzo, Babia, Valle del Sil, Ancares, laciana, Maragatería). Posteriormente se hace referencia al riesgo de padecer una enfermedad, al aspecto de los enfermos y a su cuidado, curación y evolución. Para terminar se desarrollan, lingüísticamente hablando, algunos efectos característicos de las enfermedades en las personas.

Resultados

La enfermedá (enfermedad). La influencia del castellano es patente ya que por ejemplo los leoneses utilizaban y utilizan las palabras enfermar y enfermarse, aunque también es frecuente escuchar tengo un mal o paezco un mal. Uno de los aspectos que parece generalizarse en todos los concejos leoneses es que este mal puede originar un andancio, refiriéndose a una epidemia leve que se extiende o “anda”, así se dice paez qu´hai andanciu (parece que hay andancio) o hai munchu andaz (hay mucho andancio). En los concejos del Bierzo también podía significar una molestia no localizada, producida por pesadez, dicho por los bercianos enfermou d´ese andanciu de la barriga (enfermó de ese andancio del estómago). En otros concejos el andancio puede referirse a la formación de un tumor o vejiga, o como en Villacidayo, donde el andancio expresa gripe benigna o muy contagiosa, acepción muy generalizada entre los leoneses era y es expresar la gripe con el término de trancazu, así puede encontrarse a leoneses diciendo diume un trancazu buenu (tengo un buen trancazo). Generalizando, el trancazu sería para los leoneses la gripe o catarro o una enfermedad que debilita notablemente al enfermo. La enfermedad o enfermedá, como suele decirse por aquí, si es de carácter leve se denomina malicada, mientras que si es grave se llama pelona, término que también puede significar aqueilla que tien munchu pelu o helada muy fuerte, acepción muy generalizada entre los leoneses. Si la enfermedad llegaba a ser de larga duración la llamaban pilmada.

Entre las personas que estaban en riesgo de padecer enfermedaes (enfermedades) se encontraban aquellas que tenían poco cuidado o cuido, referido al cuidado físico de salud, y aquellas cuya constitución física era más débil que se las llamaba encanixáos, encaniáu, mientras que en Oseja de Sajambre se aplicaba el calificativo de morrinosos, y en Babia xirxoles. Aquel con mal color o pálido se le decía que estaba abuxañáu o descoloríu, fináu o macráu, éstas tres últimas más frecuentes en la montaña central leonesa. Es en esta última comarca donde nombrábase atelecíu, a aquél dominado por la telicia, esto es la enfermedá, y se encuentra en una situación de desterioru (deterioro), o está desterioráu (deteriorado). Es curioso como entre los leoneses perdura, se desconoce si por malentendido o por confusión, hacer sinónimos de padecer y carecer. Es así como aún hoy en día se escucha aquello de carezco de reuma, lo que en realidad quiere decir que lo padece y lo tiene. Carecer, también se refería no sólo a un daño físico sino también a una pena o tristura o murnia, como también se dice, siendo sinónimo también de endulecer. Otra manera de expresar el padecimiento de una enfermedad era empleando el verbo cautivar, de este modo se decía como ejemplo a Pelayu le cautiva munchu el reuma, lo cual significa atraer a alguien o algo hacia la persona de uno. Maleáu era el enfermo de la montaña oriental, del que también se decía que estaba entamburiáu, distinto de entamboníu, que es hinchado o inflado sobre todo a nivel del abdomen.

Para la curación de las enfermedades o los andancios, el mélicu o médicu (médico), el practicante (enfermero) o el responsable de los cuidados daba las melecinas o medicinas, y el enfermo tenía que guardar cama o encamarse. Con ello en la cuenca del Sil a aquél que tomaba muchas melecinas se le decía fartanonle de melecinas (le hartaron a medicinas). Y la presona (persona) no se quejaba sino que se queixaba. Es así como se expresan en ocasiones.

Si uno estaba moribundo, se decía y se dice morimundo o también morrimundu, lo cual finará (terminará) por morir (morrir en la Maragatería, morrer en el Bierzo, espurrirse en Babia y dar las bocás en los Argüellos). Otras formas incluirían la de palmar, espichar o chucarse, éstas últimas más informales y contextuales dentro del leonés.

Algunos “efeutos” (efectos). Cualquier enfermedá  puede producir dolor, que puede expresarse como dolimientu, dolíu, airada, flatu, rabión, duelgu, estroxadura, glaída o roñaderu. Si este dolor es en la garganta se llama gañotera, si es en los dientes dentera, si es muy ligero es un dolorucu, mientras si es en los riñones es una reñonada, riñonada o toradura. Aquel dolor en la ingle o en el sobaco se denomina xubeyu. Si algo es doloroso se dice que es doliente, y si una parte del cuerpo está dolorida se dice que es doliosu o inxeme.

Otro síntuma (síntoma) característico en un proceso de enfermedad es la fiebre. En los Ancares y en la montaña central dicen febre, mientras que en otros concejos utilizan los términos de cabezón o calentura o calentadura, éste último haciendo referencia a la fiebre efímera de corta duración, que suele producir herpes labiales. La fiebre suele dar muita sede (mucha sed, en el Bierzo), por lo que la presona puede estar arraáo de sede o aspiáu de sede (muerto de sed).

Debido a la enfermedad, uno puede llegar a debilitarse, lo que se conocía con distintos nombres: dibilitarse (Villacidayo), afinarse (Bierzo), esfrayarse o esfrayadicarse (Orbigo). Cuando se perdía peso de forma exagerada hasta quedar sin fuerzas se decía que estaba esglamiáu. En el Orbigo se decía estar engamiáu, que podría traducirse coloquialmente como el tá tan delgáu que se va pol cuello la camisa (está tan delgado que se va por el cuello de la camisa). En los Argüellos cuando uno se encogía o arrugaba por alguna dolencia se decía engurriarse, de modo que se decía tou el pelleyu tien engurriáu (tiene toda la piel arrugada). En la montaña occidental, el individuo esgualabidu era el flaco o encogido, aunque también llamaban así a las personas o animales faltos de respiración o con respiración defectuosa.

Otro de los efectos que pueden producir las enfermedades son los mareos. En Oseja de Sajambre se dice esvanecerse (desvanecerse, estar mareado). Es desvanecimiento es el esvanecimientu o esvanecimiintu. Si uno está mareado está amoriáu o amociáu, la primera también referida  a aquel que ha bebido más de la cuenta.

Cuando algún padecimiento le deja a uno sin ganas de comer se expresa en Babia como aprovecere, que tendría el sentido de aborrecer la comida o tener desgana.

En Astorga algunos males están causados por los cambios o por inclemencias climatológicas, y así en la Maragatería de dice que alguien padece un churníu o agobio por el calor excesivo o bochornu/chornu (bochorno). Sin embargo en invierno uno se queda destempláu o destempráu, más frecuente la segunda.  En la Montaña cuando uno se afarona es que se agalbana por el calor del sol.

Conclusión

Como conclusión podemos afirmar que existe una necesidad manifiesta por parte no sólo de profesionales de la salud sino de la población en general de tener un conocimiento más profundo de esta variable dialectal del castellano, la cual proporcionaría mucha información de cómo comunicarnos con nuestros pacientes lo cual redundará en su beneficio.

Bibliografía

1. Harris M. Introducción a la antropología general. Alianza editorial, Madrid. 1999.        [ Links ]

2. Duranti A. Antropología lingüística. Cambridge University Press, 2000.        [ Links ]

3. Wurm SA. Atlas Of The World's Languages In Danger Of Disappearing. UNESCO publishing, Paris, 2001.        [ Links ]

4. Menéndez Pidal R. El dialecto leonés. León, Diputación provincial, 1990.        [ Links ]

5. Gessner E. Das Altleonesische, ein beitrag zur kenntnis des altspanisches, Berlín: Starcke, 1867.         [ Links ]

6. Martincano Gómez JL. Manual de Medicina Transcultural. Valoración cultural del inmigrante. SEMERGEN. Madrid, 2003.        [ Links ]

7. Leininger M, McFarland MR. Transcultural Nursing. Concepts, theories, research and practice. Mc Graw-Hill, USA, 2002.        [ Links ]

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