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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.15 n.54 Granada Oct. 2006

 

INSTRUMENTOS

 

Uso de escalas de valoración en el proyecto de ley de promoción de la autonomía personal y de atención a las personas dependientes

Use of assessment scales in the Promotion of the Personal Autonomy and Attention to the Dependent People Project of Law

 

 

Sergio Romeo López Alonso1, Bienvenida Gala Fernández2, Eloisa Gómez Falla3

1Ldo Enfermería. Master y Diploma de Estudios Avanzados en Salud Pública,
2Enfermera. Lda en Antropología social y cultural,
3Enfermera. Dirección Regional de Desarrollo e Innovación en Cuidados, Servicio Andaluz de Salud, Sevilla, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

La reciente aprobación en España del  Proyecto de Ley de Promoción de la Autonomía Personal y de Atención a las Personas Dependientes plantea la necesidad de un sistema de valoración para personas en situación de dependencia. La valoración se fundamenta en una clara descripción de su marco conceptual, donde deben explicitarse los componentes implicados, así como la clasificación y utilidad a la que se destina.
A efectos prácticos, la valoración de la discapacidad o dependencia debe centrarse en el estudio de aquellas actividades en las que una persona necesita de otra para su realización, sin perder de vista las deficiencias corporales y el contexto.
Tomando como referencia la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF) que establece tres formatos de valoración (cribaje y detección de casos, uso diario por profesionales de la salud y estudios de investigación) se apuesta por el uso del formato de cribaje por profesionales de salud cercanos, numerosos y con conocimiento de la comunidad, como las enfermeras, lo que permitirá priorizar y garantizar el acceso a toda la población, La derivación al órgano de valoración multiprofesional competente, permitirá la utilización del formato de uso diario para una valoración que incluya los tres componentes.


ABSTRACT

The recent approval of the Promotion of the Personal Autonomy and Attention to the Dependent People Project of Law raises the necessity of an assessment system for people in dependency situation. The assessment is based on a clear description of its conceptual frame, where the involved components must be specified, as well as the classification and utilities to which it is bound.
Pragmatically, the assessment of the discapacity or dependency must be centered in the study of those activities in which a person needs another one for its accomplishment, without undermining the corporal deficiencies and the context.
According to the International Classification of Functioning, Disability and Health (CIF) that establishes three formats of assessment (screening and case detection, daily use by health professionals, and research studies), the authors stand for the use of the screening and case detection format by health professionals who are numerous and close to the community such as nurses. Nurses will allow to give priority and to guarantee the access to all the population. The reference to the competent multiprofessional assessment organ will allow the use of the daily use format for an assessment, including the three components.


 

Introducción

El Proyecto de Ley de Promoción de la Autonomía Personal y de Atención a las Personas Dependientes, aprobado por el Consejo de Ministros del Gobierno de España en abril de 2006, dedica el capítulo III a "La dependencia y su valoración". Este capítulo incluye dos artículos 26 "Grados de dependencia"  y 27 "Valoración de la situación de dependencia".1

Artículo 26 "Grados de dependencia" "1. La situación de dependencia se clasificará en los siguientes grados:

a) Grado I. Dependencia moderada: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día.
b) Grado II. Dependencia severa: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requiere la presencia permanente de un cuidador.
c) Grado III. Gran dependencia: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial necesita la presencia indispensable y continua de otra persona.

2. Cada uno de los grados de dependencia establecidos en el apartado anterior se clasificarán en dos niveles, en función de la autonomía de las personas y de la intensidad del cuidado que requiere.

3. Los intervalos para la determinación de los grados y niveles se establecerán en el baremo al que se refiere el artículo siguiente." 1

Artículo 27. "Valoración de la situación de dependencia"

"1. Las Comunidades Autónomas determinarán los órganos de valoración de la situación de dependencia, que emitirán un dictamen sobre el grado y nivel de dependencia, con especificación de los cuidados que la persona pueda requerir, de acuerdo con el artículo 29.

2. El grado y niveles de dependencia, a efectos de su valoración, se determinarán mediante la aplicación del baremo que se acuerde en el Consejo Territorial del Sistema Nacional de Dependencia para su posterior aprobación por el Gobierno mediante Real Decreto. Dicho baremo tendrá entre sus referentes la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF).

3. El baremo establecerá los criterios objetivos de valoración del grado de autonomía de la persona, de su capacidad para realizar las distintas actividades de la vida diaria, los intervalos de puntuación para cada uno de los grados y niveles de dependencia, y el protocolo con los procedimientos y técnicas a seguir para la valoración de las aptitudes observadas, en su caso.

4. La valoración se realizará teniendo en cuenta las ayudas técnicas, órtesis y prótesis prescritas y el entorno en que vive la persona en situación de dependencia." 1

El planteamiento de una valoración para personas en situación de dependencia debe estar fundamentado en una clara descripción de su marco conceptual, donde deben hacerse explícitos los componentes implicados y relación de los mismos, así como la clasificación y utilidad a la que se destina.

 

Definiciones y características básicas

La definición consensuada de dependencia se ha visto dificultada por dos motivos fundamentales, como son su universalidad, que responde al hecho de que todos los individuos sufren cierta dependencia en algún momento de su vida, y la consecuente repercusión socio-sanitaria que produce. Tras barajar múltiples definiciones desde diversas disciplinas, en 1998, el Consejo de Europa define la dependencia como "la necesidad de ayuda o asistencia importante para las actividades de la vida cotidiana".1 En consonancia, el mencionado proyecto de ley define a la dependencia como "El estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria".1

Dentro de este contexto, la dependencia pasa a ser caracterizada como la ayuda cuantitativa o cualitativa aportada por un tercero a una persona para la realización de sus actividades, atendiendo a los siguientes atributos:2

-Hace referencia sólo a la dependencia de ayuda por otra persona

-Es una situación real, observable y ocasionalmente modificable

-Son un conjunto de actividades/comportamientos potencialmente medibles

-La obtención de información debe basarse en a capacidad del observador para ver, entender y sentir lo que la persona hace en la situación real.

-Hace referencia al grado de realización de una actividad determinada, no a la causa que origina la situación de dependencia.

-La utilización de ayudas técnicas, en ciertas situaciones, puede conservar la independencia.

En este contexto, la discapacidad es un atributo inseparable de la dependencia, pero no recíproco. Mientras que la dependencia precisa de cierto grado de discapacidad, la discapacidad puede no causar dependencia. Así, ambos términos son similares pero no sinónimos, por lo que su uso debe ser congruente a su significado.        

 

Componentes de la discapacidad/ dependencia

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la discapacidad comprende una serie de componentes que relacionados entre sí proporcionan una estructura de referencia para su mejor comprensión. De este modo, se presentan sus dos componentes principales, que a su vez se desglosan en dos partes cada uno:3

1. Componentes del funcionamiento y la discapacidad.

a) El cuerpo. Donde se comprenden todas las estructuras anatómicas corporales y las funciones fisiológicas, incluidas las psicológicas.

b) Actividades y participación. Aquí, se incluyen la capacidad de desempeñar una tarea o acción por parte de un individuo, y su implicación en una situación vital desde una perspectiva individual o social.

2. Factores contextuales

a) Factores ambientales. Se engloba en este punto el ambiente físico, social y actitudinal, desde el entorno más inmediato al más general.

b) Factores personales. Este componente, si bien pertenece a los factores contextuales, presenta dificultad para su clasificación en un instrumento universal debido a la gran variabilidad social y cultural asociada con estos factores.

No obstante, el Ministerio de Sanidad y Consumo, a efectos de la medición y cuantificación de la discapacidad o dependencia, simplificó esta clasificación a tres componentes:4

-Estructuras y funciones del cuerpo (deficiencias). La cuantificación de las deficiencias es el método más utilizado para la valoración de la discapacidad, ya que ofrece el sistema de medición más específico, objetivable y estandarizable. El sistema de valoración de deficiencias se sitúa en el terreno biomédico, y el instrumento más utilizado internacionalmente es el de la Asociación Médica Americana. No obstante, estos instrumentos para la valoración de las deficiencias, en general, no aportan suficiente información sobre la gravedad de la dependencia, salvo aspectos de la función cognitiva y de la excretora tanto urinaria como digestiva.2

-Actividades que realiza la persona (limitación y restricciones para la actividad). La medida de la capacidad para realizar actividades de la vida cotidiana pasa por su observación. Es por ello que su valoración, menos técnica, no tendría que realizarla necesariamente un profesional sanitario sino un profesional entrenado y aceptado de manera oficial. Es preciso decir que la subjetividad de su valoración puede causar problemas de fiabilidad, no obstante, y a pesar de esta dificultad, se constituye como el componente más determinante para la graduación de la dependencia.

-Contexto con el que interactúa (ayudas personales o técnicas, y barreras). Otra de las opciones estudiadas para baremar la discapacidad o dependencia se realiza a través de la ayuda que presta otra persona. Sin embargo, este sistema es el más complejo, debido a que la ayuda de otra persona está relacionada por múltiples factores contextuales, tanto ambientales como personales. Entre estos factores se pueden destacar la variabilidad en cantidad y calidad del nivel de ayuda, la satisfacción y preferencias de la persona. Todos estos factores deben contemplarse en tiempos, ratios, o periodos de isovaloración o isogrupos, entre otros, que hacen difícil y poco manejable a esta graduación de limitaciones de ayuda.

En general y a efectos prácticos, se puede decir que la valoración de la discapacidad o dependencia debe centrarse en el estudio de aquellas actividades en las que una persona necesita de otra para su realización, aunque sin perder de vista las deficiencias corporales y el contexto.2 Sin embargo, en personas en una situación de dependencia grave o total, la valoración de las deficiencias corporales y de las limitaciones de ayuda no aportan información relevante. En el caso de las de personas con dependencia leve y moderada sí se requerirá profundizar en la valoración de los otros componentes.2

 

Metodología y personas implicadas en la administración de escalas de dependencia

En general, las escalas de dependencia pueden ser heteroadministradas o autoadministradas, bien sea el profesional o la persona en situación de dependencia o su familiar quién las cumplimente. La asociación de enfermedad y dependencia ha hecho que los profesionales de la salud reivindiquen cierto protagonismo en el proceso de valoración frente a los profesionales del área social. No obstante, una vez realizado el diagnóstico de la patología parece más lógico no implicar exclusivamente a los médicos, fundamentalmente por tratarse de valorar el grado de capacidad para realizar las actividades cotidianas en el contexto real sin ayuda de otra persona, tal y como recomienda el Libro Blanco de la dependencia.4

En este sentido, la valoración de personas en situación de dependencia leve o moderada precisaría de un órgano de valoración multidisciplinar para valorar todos los componentes implicados. No así la valoración que requieren las personas en situación de dependencia grave o total, que puede ser realizado por un solo profesional, o de preferirse mediante un sistema ciego de revisión por pares. Para este último grupo, la enfermera de Atención Primaria se perfila como el profesional más adecuado para cumplir dicha función tal y como se argumenta en el artículo editorial del presente número de revista.

 

Atributos de  las escalas de valoración de la dependencia

En el artículo 27, el mencionado proyecto de ley, cita textualmente "El grado y niveles de dependencia, a efectos de su valoración, se determinarán mediante la aplicación del baremo que se acuerde en el Consejo Territorial del Sistema Nacional de Dependencia". Para tal efecto, dicho Consejo deberá tener presente una serie de atributos que constatan un baremo o escala como sistema de evaluación de dependencia:2

-Consentimiento informado de la persona dependiente, o tutor en su caso.

-Aplicación universal, a cualquier persona con independencia de su estado  de salud, edad, cultura, etc.

-Elección de las actividades a valorar, acorde al área de dependencia que se pretende estudiar

-Claridad y concreción de las definiciones, con lenguaje sencillo, evitando ambigüedades o repeticiones, aceptadas internacionalmente y que admita su aplicación pluridisciplinar.

-Diferenciar la necesidad de ayudas técnicas de los apoyos humanos.

-Determinación del contexto donde se desarrollan dichas actividades a valorar, como pueden ser: a) Contexto real (institucional, domicilio, rural, etc); b) Contexto neutral o estandarizado; c) Contexto subjetivo (anterior, futuro posible con adaptaciones, pronosticable, etc) .

-Posibilidad de análisis desde distintos niveles de complejidad: a) Nivel cuantitativo: Intensidad, frecuencia y temporalidad de la ayuda para cada actividad; b) Nivel cualitativo: Iso-grupos, perfiles de usuarios, representación visual, entre otros.

-Graduación de la severidad, cumpliendo criterios de: a) Sensibilidad, con niveles de graduación que reflejen la severidad del problema, tanto a nivel global como parcial; b) Fiabilidad, con resultados similares entre evaluadores pluridisciplinares; c) Validez, que debe medir el problema esperado, y su resultado ser compatible con el de otros baremos que midan el mismo problema.

-Sensible a la discriminación de la pérdida de autonomía intelectual y a las cargas de trabajo generadas.

-Posibilidad de comparación de los resultados a nivel estadístico entre distintos usuarios, administraciones y disciplinas, mediante el uso de codificación unificada y aceptada internacionalmente, concretamente la CIE y la CIF.

-Posibilidad de servir como herramienta para programar intervenciones individuales y sociales dirigidas a disminuir o paliar la dependencia, respetando la autonomía de la persona dependiente.

-Adecuación de la facilidad-complejidad en su administración acorde a su utilidad.

 

Graduación de la dependencia

Dada la multitud de escalas existentes, en un intento por aunar los criterios de graduación de la dependencia, la CIF propone el uso de  una graduación genérica para escalas de dependencia. Esta propuesta se basa en un estudio comparativo entre baremos, donde se obtienen cinco grupos de iso-dependencia con un margen de error del 5%.4 Esta graduación permite una fácil comparación de las graduaciones de las distintas escalas.

Este estudio comparativo entre baremos o escalas de graduación de la dependencia, verifica la utilidad del sistema de graduación genérica para las siguientes escalas de dependencia:2

-Conjunto Mínimo de Datos (CMD) del RAI. De uso frecuente en el control de recursos asistenciales y financiación en ingresos de media y larga estancia socio-sanitaria; geriatría.

-Método PLAISIR. De uso frecuente para la financiación de personas dependientes en hospitales de larga estancia.

-Escala de Evaluación de la Capacidad Adaptativa (EVALCAD) De uso frecuente para la planificación de servicios y programación individual en centros de atención a personas con deficiencias de funciones mentales.

-Escala de Intensidad de Soporte (SIS). De uso frecuente en la valoración de la intensidad de la ayuda en personas con discapacidad por retraso mental

-Escala de estado de disfunción Ampliada de Kurtzke (EEDA). De uso frecuente en la neurología.

-Escala de Kuntzman. De uso frecuente en los ingresos y financiación en ingresos de media y larga estancia geriátricas.

-Baremo de necesidad de ayuda de tercera persona /ATP. De uso frecuente para la condición legal de persona con discapacidad y dependencia en el estado español, y en los ingresos residenciales

-Índice de Barthel o de clasificación funcional o de AVD básicas. De uso frecuente en rehabilitación, geriatría e ingresos residenciales.

-Índice de Lawton o AVD instrumentales. De uso frecuente en rehabilitación, geriatría, e ingresos residenciales.

-Índice de Katz. De uso frecuente en rehabilitación y geriatría.

-Índice de Karnofsky. De uso frecuente en hematología, oncología y medicina interna.

-Escala de incapacidad de la Cruz Roja. De uso frecuente en ingresos residenciales.

-Índice de Kenny. De uso frecuente en rehabilitación

-Medida de la Independencia funcional (MIF) (FIM). De uso frecuente en rehabilitación y neurología.

-Índice AVD del Grupos de Utilización de Recursos /RUG-III. De uso frecuente en recursos asistenciales en centros media y larga estancia, y en rehabilitación.

-Perfil de autonomía (Ayuda de tercera persona) Mélennec. De uso frecuente como método de valoración de deficiencias, discapacidades y daño personal utilizado en Francia.

-Variables discriminantes de la escala del AGGIR/Grupos de Isorrecursos de Autonomía Geriátrica. De uso frecuente en el sistema oficial de valoración de la dependencia en Francia.

-Variables ilustrativas de la escala del AGGIR /Grupos de Isorrecursos de Autonomía Geriátrica. De uso frecuente en el sistema oficial de valoración de la dependencia en Francia.

-Guías para la Evaluación de las Deficiencias Permanentes de la American Medical Association (AMA). De uso frecuente en la valoración del grado de la deficiencia corporal en Personas con discapacidad.

Se puede observar que los tres grados de dependencia establecidos en el artículo 26 del Proyecto de Ley se encuentran en los grados de dependencia resultantes del estudio comparativo entre los baremos.

 

Clasificación Internacional del Funcionamiento y la Discapacidad

La OMS, consciente de las dificultades para la valoración y graduación de la dependencia, lleva muchos años desarrollando un instrumento válido, fiable y de interés internacional, que facilite la valoración, clasificación, diagnóstico, planificación e investigación del funcionamiento y la discapacidad, ambas relacionadas con la salud de las personas. Fruto de este afán, en  la Asamblea Mundial de la Salud del 22 de mayo de  2001 se aprobó la "Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud" (CIF).5

Actualmente se están desarrollando múltiples estudios para conocer su validez, fiabilidad y sensibilidad en las diferentes culturas. Además, se están desarrollando tres formatos según la finalidad de su aplicación, como son:3

-Formato de cribaje y detección de casos (1er borrador elaborado y en fase de estudio)2

-Formato de uso diario por profesionales de la salud

-Estudios de investigación

La existencia de un formato para cribaje y detección de casos, y otro para su uso diario por profesionales será de gran valor para la eficiencia en la valoración de la dependencia. El uso del formato de cribaje por profesionales de salud cercanos, numerosos y con conocimiento de la comunidad, como son las enfermeras, puede permitir priorizar y garantizar el acceso a toda la población, derivando al órgano de valoración multiprofesional competente. El cual, podrá hacer uso del formato de uso diario para una valoración más detallada, especialmente en personas en situación de dependencia leve o moderada.

 

Escalas para la valoración focalizada de áreas relacionadas con la dependencia

Además de las escalas específicas para graduar la dependencia en la realización de las actividades de la vida diaria, existen otras escalas que permiten obtener información detallada de otros aspectos relacionados íntimamente con dicha dependencia. El uso de estas escalas podrá ser de utilidad para explorar otros componentes de la dependencia como el "Contexto con el que interactúa", conforme al artículo 27.

Entre estas escalas, validadas en el contexto español, se pueden destacar:6

-Escala Norton y escala Braden, para la valoración del riesgo de úlceras por presión

-Escala de Evaluación del Estado Nutricional (Mini-nutritional Assessment)

-Cuestionario de Valoración de la Incontinencia Urinaria

-Escala de riesgo de caídas múltiples

-Test de Pfeiffer y test de Isaaccs, para el Cribado del Deterioro Cognitivo

-Cribado de demencias - Test del informador

-Cuestionario Apgar Familiar, para medir la Percepción de la Función Familiar

-Cuestionario DUKE-UNC, para medir el apoyo social percibido

-Escala de valoración sociofamiliar, para medir el riesgo social

-Cuestionario Zarit para medir la sobrecarga del cuidador

-Índice de Esfuerzo del Cuidador

 

Escalas de valoración del riesgo de dependencia

Según un informe elaborado por el Grupo de Estudio sobre la Prevención y Atención de la Dependencia, "se echa de menos en el anteproyecto (también en el proyecto) la pauta que habrá de seguirse para las prestaciones preventivas que estén indicadas en situaciones de riesgo previas a la dependencia".7 Paliar esta situación resulta complejo, una vez que la CIF no contempla el riesgo de dependencia en su escala y hasta ahora no se ha encontrado ningún instrumento para la valoración del riesgo de dependencia que haya demostrado unas propiedades clinimétricas óptimas en nuestro medio.

En la actualidad, el instrumento más utilizado es la escala de Barber en Atención Primaria. Su amplio uso se puede deber a su fácil administración, susceptible de envío por correo convencional, no obstante existe controversia en su sensibilidad para captar personas con riesgo de dependencia.8,9 Es preciso comentar que las variables de resultado utilizadas para el cálculo de la sensibilidad y especificidad han sido las clásicas de la bibliografía internacional como son la hospitalización, institucionalización y muerte, sin embargo es necesario incluir otras variables de resultado específicas para la dependencia que son propias del contexto socio-cultural como son la acogida por los familiares o contratar a cuidadores formales, para determinar con mayor exactitud las propiedades clinimétricas de esta escala.

En atención especializada, aunque sin conocer su validez y fiabilidad en el contexto español, se ha encontrado una escala que mide el riesgo de deterioro funcional en el momento del ingreso hospitalario, denominada Perfil de Riesgo al Ingreso Hospitalario, o en inglés Hospital Admission Risk Profile.10 Es preciso mencionar que esta escala combina la puntuación de otras escalas: el "Mini-Mental State Exam - abreviado" y la de Lawton & Brody con las actividades instrumentales de la vida diaria, ambas de amplio uso en el contexto español. Por lo que se dispone como un instrumento prometedor a estudio.

 

Utilidad de las escalas de dependencia

La atención socio-sanitaria, en su aspiración por dar respuesta desde una creciente multidisciplinariedad a las complejas dimensiones humanas, ha obligado a explorar "afirmaciones numéricas" relacionadas con cuánto de un atributo hay presente en una persona, como por ejemplo la dependencia.11 Tras un largo y complejo proceso científico de elaboración de una escala, se pone a disposición de los profesionales. Las razones que impulsan al uso de escalas de dependencia pueden ser diversas, entre las que se encuentran de forma complementaria:4

-Para la clasificación de usuarios en grupos de "isodependencia" o "isorrecursos". En este sentido, se pretende establecer grupos homogéneos de personas con discapacidad o dependencia en función de una serie de características para calcular el consumo de recursos que generan. A propuesta de la OMS y derivada de la CIF, se presenta una escala genérica para graduar la dependencia en 5 iso-grupos acorde a su gravedad, tres de los cuáles son los contemplados en el Proyecto de ley.4

-Para la derivación u orientación hacia servicios socio-sanitarios. La valoración de la dependencia trata de dar respuesta a la distribución de la financiación para sufragar los servicios socio-sanitarios. Dado que las políticas sociales y de salud se encuentran separadas, es necesario establecer instrumentos de valoración aceptados desde ambas áreas para la asignación equitativa de recursos, sin el perjuicio de las personas con discapacidad o dependencia.

-Para la evaluación de la calidad, gestión, planificación y seguimiento asistencial (cargas de trabajo, cuidados a largo plazo...). De gran ayuda se presentan los instrumentos que cuantifican el grado de discapacidad o dependencia que presentan las personas, especialmente para los gestores que necesitan conocer el número y perfil de los profesionales requeridos para la planificación y seguimiento de cuidados, controlar la calidad de la asistencia y el presupuesto invertido.

-Para la valoración de la progresión de la enfermedad o la graduación de determinadas deficiencias. El uso clínico de las escalas de valoración son utilizadas, principalmente, en los problemas de salud crónicos incapacitantes como puede ser el retraso mental, y en los degenerativos como el Alzheimer. La graduación de la dependencia orienta en cierto modo sobre la gravedad del problema. Además, estas escalas permiten conocer el seguimiento de diversas terapias, como la rehabilitación, atención domiciliaria o cuidados paliativos.

-Para el control de acceso a servicios sociales. Las escalas de dependencia se utilizan con frecuencia para la adjudicación de plazas en residencias, centros de día, subvenciones, ayudas y otros beneficios socio-económicos. En este caso, dichas escalas se acompañan de un estudio más exhaustivo de otros componentes de la dependencia como son los factores contextuales, ambientales y personales, buscando una mayor especificidad en los criterios de adjudicación de plazas por la limitación de recursos.

-Para estudios estadísticos y sociológicos de salud y calidad de vida. Una última utilidad puesta en práctica con asiduidad por las encuestas socio-sanitarias es la incorporación de las escalas de dependencia para conocer la incidencia/prevalencia de ésta en la población general.

 

Conclusiones

Una vez aprobado la creación del Sistema Nacional de Dependencia, todos los españoles dependientes mayores de 3 años deberán recibir por Ley, una atención sociosanitaria. La valoración de estas personas se convierte en el primer eslabón de la cadena para asegurar el acceso a esta garantía que, en aras de la equidad, debería priorizar la cobertura de las personas en situación de dependencia grave o total. Así, el Consejo Territorial del Sistema Nacional de Dependencia determinará un baremo común para la valoración de la dependencia. Sería interesante que se facilitaran dos tipos de valoración para llevar a cabo el proyecto de ley:

-Una primera destinada a la detección y captación de casos, que muestre una alta sensibilidad y se administre por un profesional cercano y conocedor de la comunidad, como puede ser la enfermera de Atención Primaria. Esta valoración debería incluir también el cribado sobre el riesgo de dependencia.

-Una segunda más en profundidad que incluya los otros componentes de la dependencia sirviéndose de otras escalas de valoración focalizada en otras áreas relacionadas. Esta valoración será de especial utilidad para personas con niveles de dependencia leve y moderada. Además, esta valoración debe mostrar una mayor especificidad y sería realizada por el órgano de valoración multidisciplinar.

En la práctica, por parte de las Comunidades Autónomas, el objetivo de la valoración será determinar las necesidades de ayuda y cuidado que precisan las personas en situación de dependencia (o en riesgo) para, además de ser clasificadas en tres niveles, establecer un Plan Individual de Atención que les den cobertura.

Así, la valoración del órgano multidisciplinar debería partir desde una valoración conjunta no directiva y liderada por el profesional que, en cada momento, más implicación tenga en la problemática de cada paciente, basándose en los componentes que definen la dependencia y planificando una atención sociosanitaria orientada a la consecución de unos resultados costo-efectivos, donde la calidad de vida de la persona dependiente y de su cuidadora tenga un gran peso en el numerador.

 

Bibliografía

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Dirección para correspondencia:
Sergio López Alonso
sergiolopezalonso@gmail.com

Recibido: 29.09.2006
Aceptado: 20.10.2006

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