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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.16 no.56 Granada abr. 2007

 

ORIGINALES

 

Contracepción de emergencia. Una perspectiva desde la adolescencia

Emergency contraception: a perspective from the adolescence

 

 

J. Brasa Andrés, M. S. Celada Pérez, A.I. Estepa Jorge, M.M. Menéndez Ortiz de Zárate1

1Centro de Salud de Torrijos, Toledo, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Justificación: La anticoncepción de emergencia es una demanda creciente en los diferentes grupos de edad.
Objetivo: Describir el grado de conocimiento, actitudes y prácticas de adolescentes sobre anticoncepción de emergencia.
Diseño: Descriptivo transversal.
Participantes y métodos: Mediante encuesta autocumplimentada y anónima con 30 ítems sobre conocimientos, actitudes y prácticas relativas a anticoncepción de emergencia a 446 alumnos de dos Institutos de Educación Secundaria de Torrijos.
Resultados: Son mujeres el 53.4%. Edad media: 15.6 años (rango: 13 a 19). El 33.1% (Intervalo de confianza de 95% 28.7-37.6) han mantenido relaciones sexuales, apreciando diferencia por edades (p<0.001). La valoración de conocimientos sobre anticoncepción de emergencia fue de 3.9 sobre 10; mayor en mujeres (4.3 vs. 3.5; p<0.001) y en edades superiores (p<0.001). La principal fuente de información son los medios de comunicación (45.3%), pero la más deseada son los profesionales sanitarios (86.3%). El 61.1% prefiere obtenerla en centros especiales para jóvenes. El 66.1% está de acuerdo en que solo debe usarse cuando falla el anticonceptivo habitual. Un 8.4% (Intervalo de confianza de 95% 4.5-14.9) de los que han mantenido relaciones sexuales ha usado alguna vez anticoncepción de emergencia. Un 9.1% son repetidoras. El 54.5% la obtuvo en urgencias de Atención Primaria. El 45.5% tuvo dificultades para conseguirla.
Conclusiones: el grado de conocimiento sobre anticoncepción de emergencia es bajo. Un alto porcentaje no considera el método como de “emergencia”. En el rango de edades analizado, el uso es escaso.


ABSTRACT

Justification: Emergency contraceptive (EA), is an increasing demanded on the different ages collectives.
Aim: Describe the knowledge grade, attitudes and teenagers practices on EA.
Design: Transversal descriptive.
Methodology: Though self filling enquire and anonymous with 30 items about knowledge, attitudes, and practices relatives to EA to 446 students from the two "I.E.S Torrijos".
Results: Women the 53.4% Average age: 15.6 years old ( rate: 13 to 19). The 33.1% (IC 95%, 28.7-37.6) have had sexual relations, noticing differences on ages (p 0.001). The knowledge valuation about EA was 3.9 over 10; bigger on women (4.3vs3.5; p 0.001) and on older ages (p 0.001). The main information source are the media, but the most wanted (wished) are the sanitary professional (86.3%). The 61.1% prefer to obtain it on especial centres to young people. The 61.1 % agree with must be use only when the usual contraceptive faies. A 8.4% (95%, 14.5-14.9) whom have had sexual relations has used at least once EA. A 9.1% are repeated. The 54.5% got it at the AP emergency. The 45.5% had troubles to get it.
Conclusion: The knowledge grade about EA is not so high. A high percentage don’t consider the method as an "emergency" one. On the age’s rate analysed, the use is scarce.


 

Introducción

En la actualidad se está generalizando un concepto integral de salud en el cual incluimos, además de la salud física y mental, la salud sexual. Esta última se entiende como una actividad de promoción y prevención para la reducción del número de abortos y embarazos no deseados en los distintos grupos de edad y en particular en adolescentes.1 En el año 2003, según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, se practicaron 79.788 interrupciones voluntarias de embarazo en 128 centros españoles. La tasa en mujeres de 15 a 44 años fue del 8,77 0/00 y en mujeres de 19 o menos años, del 9,90 0/00. En nuestro ámbito (Castilla la Mancha), la tasa de abortos de mujeres de 15 a 44 años en el año 1992 era del 3,05 0/00 y en el año 2003 del 5,80 0/00.2 Estos datos, que revelan el alto número de embarazos no deseados, nos hablan del importante problema de Salud Pública que supone, al que se debe atajar mediante medidas preventivas como la información y accesibilidad a métodos anticonceptivos, dentro de los cuales se encuentra la anticoncepción de emergencia.

Se denomina anticoncepción de emergencia (AE) o anticoncepción postcoital al conjunto de métodos empleados después de un coito con riesgo de embarazo no deseado, ya sea por tratarse de un coito sin protección (consentido o no) o por fallo del método anticonceptivo habitual. Los métodos de AE empleados habitualmente son dos: los preparados hormonales o la implantación de un dispositivo intrauterino (DIU).3

La píldora postcoital o “del día después” es generalmente uno de los métodos más utilizados de AE. Evita el embarazo, retrasando o bloqueando la ovulación o impidiendo la “anidación“ de un posible óvulo fecundado en la pared del endometrio.4 Anteriormente se utilizaba un combinado de estrógenos y progestágenos, conocido como método Yuzpe,5 que ha sido sustituido por una pauta con un preparado específico de levonorgestrel (sin estrógenos) que es la recomendada actualmente.6-8 La pauta habitual es la toma de una dosis de 1,5 mg de levonorgestrel dentro de las 72 horas siguientes al coito sin protección.9 Esta pauta evita el embarazo no deseado en el 85% de los casos, siendo de hasta un 95% si es usado dentro de las primeras 24 horas.10 Estos preparados deben de utilizarse antes de la implantación del óvulo (5º-7º día), siendo más eficaz cuanto antes se utilice.11

La AE es un tema ampliamente difundido y debatido en los medios de comunicación, debido a un importante incremento de la demanda así como la dispensación gratuita en determinadas comunidades autónomas.12,13 El consumo va aumentando paulatinamente y en edades cada vez más tempranas.14 Desde los centros de salud se tiene la percepción de que se está empleando la AE como método anticonceptivo habitual en vez de excepcional y de urgencia que es su indicación, sobre todo por los adolescentes. Esto se debe, posiblemente, al desconocimiento por parte de los usuarios, así como a la existencia de ideas preconcebidas erróneas, bien por desinformación, bien por falta de intervenciones educativas (aunque no campañas) en materia de sexualidad.

Además, se han realizado numerosos estudios sobre la AE desde diferentes puntos de vista como son: perfil de usuarios, conocimientos y actitudes de las mujeres de otros grupos de edad, eficacia, tolerabilidad y aceptación,15,16 pero muy pocos sobre el conocimiento de los adolescentes en esta materia.

Por todo lo anterior, nos pareció relevante obtener información sobre la situación en nuestra zona básica de salud, motivo por el cual diseñamos el presente estudio, cuyo objetivo fue describir el grado de conocimientos, actitudes y prácticas de los adolescentes, en edades comprendidas entre los 13 y 19 años, sobre la AE. El conocimiento de la opinión de los adolescentes en materia de AE nos permitirá mejorar las posteriores actividades formativas en materia de sexualidad, aclarando y centrando conceptos que permitan a este grupo de edad vivir adecuadamente su sexualidad. Igualmente se podrán desmitificar algunos aspectos erróneos entorno a la AE.

 

Participantes y métodos

Se trata de un estudio descriptivo transversal, realizado a partir de los datos obtenidos de una encuesta autocumplimentada y anónima distribuida a todos los escolares entre 2º de ESO y 2º de Bachillerato, de los dos institutos de educación secundaria públicos de la zona básica de salud de Torrijos (Toledo). La encuesta a cumplimentar iba precedida de una carta de presentación de los profesionales de enfermería del centro de salud de Torrijos encargados de este proyecto, informando de la finalidad del estudio. Se especificaba el carácter anónimo, voluntario y confidencial de la misma.

Las encuestas se distribuyeron y recogieron en la primera quincena de abril del 2005 en horas de tutoría. La encuesta, construida “ad hoc” por el equipo investigador, incluía preguntas sobre conocimientos acerca de la AE (efectividad, efectos secundarios, indicaciones, contraindicaciones, plazo de toma, necesidad de prescripción facultativa, protección o no frente a enfermedades de transmisión sexual como el SIDA, dosis habitual, teratogenicidad), actitud hacia la misma (quién es responsable de su obtención, si su uso es excepcional o habitual, percepción de riesgo de embarazo ante un coito sin protección) y utilización, frecuencia de la misma y dificultades para obtenerla. Para evaluar el grado de conocimientos, la primera parte de la encuesta estaba formada por 10 ítems a modo de examen, puntuando de 0 a 10 y con opciones de respuestas de verdadero, falso y no lo sé. Se recogieron también la fuente de información sobre AE, necesidad de información y donde desearían obtenerla, además de edad, sexo, curso escolar y existencia o no de relación de pareja. Antes de iniciar el estudio se realizó un pilotaje con 20 jóvenes (aula al azar de 4º de ESO) para detectar posibles errores en los ítems y poder así modificarlos.

Los datos se introdujeron en una base del programa SPSS 10.0. Para la descripción de los resultados se emplearon la media y los porcentajes, construyéndose el intervalo de confianza del 95% para los resultados principales. En el análisis se utilizó el test de la Chi cuadrado de Pearson, para la comparación de porcentajes.

 

Resultados

Se pasaron 493 cuestionarios, siendo considerados válidos 446. El resto fueron rechazados por ser devueltos en blanco (31) o por respuestas incoherentes (16). En cuanto a las características de la muestra, se trata de adolescentes de edades comprendidas entre los 13 y 19 años, siendo la media de edad de 15.6. El 53.4 % de los que respondieron, son mujeres. A la pregunta sobre si tenían o habían tenido pareja, contestaron afirmativamente el 79.7%.

Un 33.0% (IC95% 28,6-37,5) refiere haber mantenido relaciones sexuales con penetración, no apreciándose diferencias significativas por sexos, pero sí por edades; la frecuencia de las relaciones va aumentando a medida que aumentan los años como puede apreciarse en la figura 1.


Respecto al grado de conocimientos, tan sólo consiguieron el “aprobado” (5 o más respuestas correctas) el 36.0%, siendo la nota media global de 3.9 (DE: 1.7), mayor en mujeres (4.3) que en hombres (3.5), con diferencia estadísticamente significativa (t = 4,95; p < 0,001). En cuanto a la distribución de la nota por edades, ésta aumentaba proporcionalmente a la edad y aprobando en el grupo de 19 años, tal como se aprecia en la figura 2. En la tabla 1 se observan los resultados parciales de cada ítem sobre conocimientos.


Respecto a las actitudes observadas, hay un 20.4% de adolescentes que piensan que la responsabilidad a la hora de solicitar la AE es solamente de la chica, mientras que creen que es sólo del chico un 0.2%; el 79.4% restante opina que la responsabilidad es de la pareja. Un 33.9% no considera la AE como un método de uso excepcional, para cuando falle el método anticonceptivo habitual.

En cuanto a la percepción del riesgo de embarazo cuando hay un coito sin protección, es alto o muy alto para el 84.3%, moderado para el 14.3% y bajo para el 1.4%. La percepción del riesgo varía entre chicos y chicas, siendo mayor en estas últimas (figura 3). Respecto a si aceptarían o no un coito imprevisto sin protección, el 16.4% de los adolescentes se arriesgarían a mantenerlo, siendo esta actitud más frecuente en hombres que en mujeres (26.9% vs 7.6%; Chi2 39.17, p < 0.01). En la figura 4 aparecen los datos sobre las fuentes de información en materia de AE. Se aprecia que las principales son los medios de comunicación y los amigos. Un 9.3% refiere no haber obtenido ninguna información. El 86.3% desearía recibir información de los profesionales sanitarios.


En cuanto al uso de la AE, del total de los adolescentes que han mantenido alguna vez relaciones sexuales con penetración, el 8.1% manifestaron haberla utilizado alguna vez (IC95% 4.5 – 14.1). De estos, el 9,1% refirieron haber repetido la toma en más de una ocasión. A la hora de conseguir la AE, el 54,5% de los adolescentes la obtuvo en los servicios de urgencia de atención primaria (bien de su centro de salud o de otro distinto), el 27.3% de su médico de familia, el 9.1% en los servicios de planificación familiar y otro 9.1% en otros lugares. Los adolescentes desearían obtener la AE en centros especiales para jóvenes en un porcentaje del 61,1%. El 45,5% tuvieron dificultades para conseguirla.

 

Discusión

Antes de comenzar a discutir nuestros hallazgos, quisiéramos aclarar que nuestra muestra procede de un medio rural y de dos institutos de titularidad pública, por lo que puede que no sea totalmente representativa de la globalidad de los adolescentes. También debe valorarse la posibilidad de sesgos secundarios a los estudios realizados mediante encuesta, en los que las respuestas de los encuestados pueden ser falseadas. A este respecto, recordar que fueron eliminadas del estudio las encuestas con respuestas incoherentes o claramente exageradas. La tasa de respuestas en blanco, inferior al 7% no creemos suponga demasiados problemas para la validez del estudio, pero también debe ser considerada.

El dato más relevante que nos aporta este estudio es, en nuestra opinión, el bajo nivel de conocimientos en materia de AE que presenta el grupo de adolescentes valorado, no habiendo encontrado en la literatura estudios que analizaran de forma tan exhaustiva los conocimientos sobre este tema. En algunos casos, como la efectividad del método o la frecuencia de efectos secundarios, la falta de conocimientos no nos resulta preocupante, dado que incluso muchos profesionales sanitarios desconocen dicho dato con exactitud.17 Sin embargo, que la mitad de los encuestados crean que la toma de una única dosis de AE le protege del embarazo durante todo el ciclo menstrual, puede dar lugar a un mayor número de embarazos no deseados, al confiar en una supuesta (aunque falsa) protección. Igual de preocupante es que haya un 20% que no sepa claramente que la AE no protege contra las ETS.

A la luz de lo anterior, dado que la principal fuente de información sobre AE parecen ser los medios de comunicación, habría que cuestionarse la validez de los mensajes que éstos transmiten a los adolescentes.18 Hay muy pocos jóvenes que hayan sido informados por profesionales sanitarios, en contraste con el alto porcentaje que desearían recibir dicha información por parte de éstos. ¿Por qué es tan inusual que los sanitarios (especialmente los de Atención Primaria) no abordemos el tema de la AE con los adolescentes? Sabemos que este colectivo no suele acudir a nuestras consultas muy a menudo, pero tampoco desde el sistema sanitario se hace nada por facilitar su acceso. Como hemos comentado, en muchos casos los sanitarios desconocen aspectos importantes de la AE, pero esto tiene fácil solución: mejorar su formación. Además, deberíamos mejorar las habilidades de comunicación con este colectivo y favorecer la creación de espacios específicos para atender al adolescente, para permitir una mejor accesibilidad.19

De la misma forma, deberíamos replantearnos el modelo de campañas publicitarias elaboradas por organismos sanitarios, ya que no parecen obtener los resultados esperados.21 Creemos que un mayor grado de conocimiento disminuiría tanto el número de embarazos no deseados como las tasas de interrupciones voluntarias de embarazo que como demuestran los datos proporcionados por el INE aumentan anualmente en este grupo de edad.2

Respecto a las actitudes sobre la AE, creemos que se confirman las sospechas de que los adolescentes consideran la AE como un método anticonceptivo más, aunque no hemos podido encontrar otros estudios que confirmen este dato. Este error podría incluso proceder de los propios manuales y guías de métodos anticonceptivos que incluyen la AE como un método más. Como profesionales sanitarios, debemos ser conscientes de que la AE no debe reemplazar a la anticoncepción habitual,21 y ese es el mensaje que debemos interiorizar y transmitir. Hemos de hacer un especial esfuerzo para transmitir a los jóvenes que pese a su efectividad de la AE no es un método rutinario y no debe emplearse como tal.

Nos parece importante señalar que un elevado porcentaje de adolescentes (sobre todo del sexo masculino) se arriesgaría a mantener un coito sin protección, lo que va en consonancia con la teoría de que la percepción de riesgo en este grupo de edad, ante esta y otras situaciones es baja. Los sanitarios, entre otros, debemos asumir la responsabilidad de facilitar la información adecuada en materia afectivo-sexual para cambiar esa actitud y mejorar su capacidad para tomar decisiones.

 

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Dirección para correspondencia:
J. Brasa Andrés. Centro de Salud de Torrijos,
C/ Núñez de Balboa s/n,
45500 Torrijos, Toledo, España

Manuscrito recibido el 24.05.2006
Manuscrito aceptado el 3.07.2006

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