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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.16 n.56 Granada Apr. 2007

 

RETABLO DE LAS MARAVILLAS

 

El compromiso de una pionera con los derechos de las mujeres. Lavinia Lloyd Dock (1858-1956)

A pioneer's commitment with women's rights: Lavinia Lloyd Dock [1858-1956]

 

 

Angel Alfredo Martínez Ques,1 Flora Fernández Romero2

1Coordinador Grupo gallego EBE. 2 Miembro Grupo gallego EBE. Complexo Hospitalario de Ourense, Galicia, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El presente texto trata de aproximarse a la figura de Lavinia Lloyd Dock (1858-1956), una pionera de la enfermería que a su vez estuvo comprometida con la lucha por la igualdad de la mujer. De familia acaudalada, recibe estudios superiores, algo infrecuente en aquella época. También se significó como enfermera de Salud Pública, escritora, historiadora, educadora y por encima de todo, la de una activista comprometida. Su biografía se configura así como ejemplo a seguir por las mujeres que desarrollan papeles profesionales y sociales y que reclaman un lugar en la sociedad en la que viven. Lavinia rompió con muchos de los moldes que hasta entonces se tenían de la mujer y enfermera. Tuvo la convicción que sin derechos para la mujer nunca se podría hablar de avances para la enfermería. A pesar del tiempo transcurrido, los desafíos siguen estando ahí, siendo los mismos por los que peleó Lavinia.


ABSTRACT

This text refers to Lavinia LLoyd Dock's (1858-1956) role , a nursing pioneer who also was committed to fight for women equality. Born in a rich family, she coursed higher studies, something unusual in that time. She also acquired importance as public health nurse, writer, historian, educator and moreover, committed activist. Her biography is an example to follow by women that develope professional and social roles and claim for a place among the society they live. Lavinia broke many of the paths that were conceived then about woman and nurse. She was aware that without rights for women, nursing progress could never be reached.


 

“Lo bueno de la historia está en sus lecciones para la vida”

Lavinia Ll. Dock1

 

Introducción

La mayoría de las mujeres no tendrían ningún modo de participar en la política del gobierno sin el derecho al voto. Con la participación puede llegar la meta de la igualdad, que de otra forma resultaría inalcanzable. Es un hecho conocido que en democracia, la participación en la vida pública debe estar abierta tanto a hombres como mujeres y ambos deben estar igualmente representados en los órganos de ejercicio de poder. Todo el trayecto histórico de los dos últimos siglos ha transcurrido por la búsqueda de la participación de la mujer y por la consecución de la ansiada igualdad.

A pesar de los logros conseguidos, conviene recordar que la consecución de derechos políticos para las mujeres ha sido reciente. Y que a pesar de declaraciones formales que afianzan la igualdad legal, persiste la desigualdad práctica en muchos ámbitos. El presente texto trata de aproximarse a la figura de Lavinia Lloyd Dock (1858-1956), una pionera de la enfermería que a su vez estuvo comprometida con la lucha por la igualdad de la mujer.2 Podemos apreciar lo que hacen las enfermeras en el presente si entendemos cómo se ha construido su trabajo en el pasado.

 

Datos biográficos

La vida de Lavinia transcurre a lo largo de casi un siglo en uno de los períodos decisivos para el avance en el reconocimiento de los derechos de la mujer y por extensión de las enfermeras. Lavinia Lloyd Dock vino al mundo en 1858, diez años después de la Declaración de Séneca Falls (Nueva York, 1848), uno de los textos fundacionales del sufragismo. Unos años antes, una mujer llamada Florence Nightingale se había hecho célebre cuidando a los enfermos y heridos durante la guerra de Crimea (1854-1856). De alguna manera estos referentes tendrían una especial importancia en Lavinia y marcarían uno de los rasgos definitorios que le acompañaron durante su vida: su activismo por los derechos de las mujeres, un activismo siempre inseparable de la lucha por el desarrollo profesional de las enfermeras. En efecto, Lavinia destacó en el transcurso de extensa vida (murió en 1956 en la edad de 98) como sufragista situándose en la vanguardia de la lucha para los derechos de las mujeres.3 También se significó como enfermera de Salud Pública, escritora, historiadora, educadora y por encima de todo, la de una activista comprometida. Su biografía se configura así como ejemplo a seguir por las mujeres que desarrollan papeles profesionales y sociales y que reclaman un lugar en la sociedad en la que viven.

Lavinia fue uno de los seis hijos de una acaudalada familia, y tanto su padre como su madre, querían que sus hijos tuvieran estudios, lo cual no era corriente en el caso de las mujeres. Así logra graduarse en 1886 en la escuela Bellevue de enfermeras. Esta escuela había entrado en funcionamiento en el año 1873 siguiendo el modelo propuesto por F. Nightingale, en respuesta a las condiciones deplorables en hospitales de los EE.UU. y fue de las primeras en evidenciar la importancia del empleo de enfermeras expertas una vez que la medicina y los procedimientos fueron tornándose más complejos. Los graduados de estas escuelas serían decisivos en formar el futuro de la profesión. Aunque a principios de 1800 ya se hicieron esfuerzos rudimentarios para educar a enfermeras, no se produce un cambio significativo hasta después de 1873 con la apertura de las primeras escuelas de enfermería que incorporan el modelo de F. Nightingale4 en la educación de la Enfermera.5,6

En el mismo Bellevue Hospital trabajó de supervisora nocturna, donde escribió uno de los primeros libros de textos para enfermeras, “Materia médica para enfermeras”. Era consciente de los problemas a los que se enfrentaban los estudiantes para aprender lo relativo a los fármacos y sus soluciones. Se dio la circunstancia de que el editor no quería arriesgarse así que la inversión inicial la hizo su padre, pero se amortizó rápidamente con la venta de 100.000 copias. También trabajó para instituir prácticas apropiadas para Enfermería durante la epidemia de la fiebre amarilla en Jacksonville, Florida, en 1888, donde tuvo ocasión de trabajar con Jane Delano y con el mismo empeño durante las consecuencias de las inundaciones de Johnstown, Pensilvana, en 1889.

En 1890 fue supervisora bajo las órdenes de Isabel Hampton y John Hopkins. En 1893 tiene oportunidad de hablar en la exposición de Columbia en Chicago, y preside la fundación para los superintendentes de enseñanzas de escuelas. En este mismo año es nombrada superintendente de enfermeras en la Illinois Training School de Chicago, experiencia que para ella resultó un fracaso lo que hizo acudir a Nueva York al establecimiento conocido por el nombre de “The House on Henry Street”17 para trabajar con Lilian Wald, donde permaneció durante 20 años. Junto con Lilian Wald fue pionera de la Enfermería al servicio de la comunidad8 contribuyendo a la integración de la teoría de la enfermería de salud pública y de las experiencias clínicas en las escuelas de entrenamiento para enfermeras.9 Una de las grandes innovaciones del establecimiento de Henry Street era "un cuarto de los primeros auxilios." Esta era una clase de clínica comunitaria donde los inmigrantes podrían tener el acceso fácil al cuidado de enfermería para los problemas de salud rutinarios. Los doctores, sin embargo, pronto se quejaron de que las "enfermeras llevaban los ungüentos y las píldoras que daban fuera del control terminante de médicos".10

Lavinia sirvió a la enfermería en numerosos aspectos. Llevó a cabo un estudio sobre los estatutos de una organización profesional, siendo importante para la creación de la American Society of Superintendents of Training Scholls for Nurses, y se convirtió en la primera secretaria de la organización y primera secretaria del Consejo Internacional de Enfermeras (ICN, 1899). Fue un miembro activo del movimiento para la regulación de la práctica de enfermería. Para Fenwick y Dock, primeras lideres del ICN, la influencia vocacional y religiosa en la formación enfermera necesitaba desecharse para ser entendido el cuidado como un servicio cívico a la comunidad.11 Para las enfermeras británicas y norteamericanas, la regulación de su profesión representó el final de la enfermera religiosa-vocacional y el principio de la enfermera profesional. La nueva élite de la enfermería estableció el Consejo Internacional de las Enfermeras (ICN) en Londres, en 1899. A través del ICN, de la señora Bedford Fenwick (presidente) y de Lavinia Dock (secretaria), se escuchó una voz fuerte y radical para el mundo del cuidado (Lewenson, 1993).7 Estas enfermeras vieron el CIE como una federación internacional de asociaciones nacionales de enfermeras, dirigida por enfermeras, libre del control del estado y representativa de las enfermeras exclusivamente.12

Preocupada por el tema tabú de las enfermedades venéreas, en 1910 publicó un libro, ”Higiene y Moralidad”, que escandalizó a la gente de la época. En él realizaba una decidida campaña en contra de las enfermedades venéreas y la prostitución denunciando la doble moral de los hombres en este sentido.

Escribió numerosos artículos que aparecieron publicados en los primeros números del American Journal of Nursing. Es autora del libro Historia de la enfermería en cuatro volúmenes, escrita en colaboración con Adelaide Nutting. Hizo una versión condensada en colaboración con Isabel Stewart. Finalmente publicó la “Historia de la Enfermería de la Cruz Roja Americana”. Estos estudios hacen de Lavinia una de las historiadoras más importantes de la enfermería.13

En su faceta de luchadora por los derechos de la mujer, fue sufragista y una feminista radical, estuvo comprometida activamente en la protesta social, formó piquetes, participó en las marchas por los derechos de las mujeres, y se posicionó en contra de la guerra. El sufragismo aparece como una forma de encuadramiento de mujeres de todas las clases sociales, a pesar de sus distintas ideologías y objetivos, pero coincidentes en reclamar el derecho a la participación política, uno de cuyos requisitos es el voto, para reformar la legislación y la costumbre y, en consecuencia, la sociedad.14 Todas estas actividades no eran propias ni de una dama ni de una enfermera, aunque ella siempre que tuvo oportunidad expresó sus opiniones a cerca de temas sociales. Esta tenaz lucha adquiere especial relevancia si se tiene en cuenta que en aquella época las mujeres casadas dependían de sus maridos, por lo que eran legalmente inexistentes y otro tanto ocurría con las mujeres solteras que permanecían bajo la protección y dirección de sus padres.1 No extraña pues, que las líderes de la enfermería a fines del siglo XIX estuvieran particularmente interesadas en mejorar el bienestar de las mujeres y la elevación de su posición en sociedad. Esto hizo que Lavinia, en su lucha por el sufragio de las mujeres, pasara tiempo en la prisión en sus esfuerzos en pro del movimiento emancipatorio de las mujeres.1 Su empeño, tuvo su influencia. Así, en 1896, el entonces comisario de policía T. Roosevelt, a la postre Presidente de EEUU, rechazó encarcelarla cuando fue arrestada por manifestarse a favor del voto en Nueva York.

 

Su pensamiento

Soledad Mújica Smith como autora de una tesis doctoral sobre la responsabilidad social en Lavinia Dock15 destaca tres aspectos fundamentales: su progresismo, la idea de la responsabilidad social de la enfermera, y su rol de abogada de los pacientes.

Sus acciones, trabajo, e ideas de la vida tienen implicaciones significativas para la teoría y la praxis de la enfermería, de la educación, de los ideales democráticos, y de los valores cívicos. Su visión del cuidado, de la responsabilidad social y del bienestar holístico de todos los individuos ha sido enriquecedora para la enfermería. Incorporó varias tendencias sociales incluidas las filosóficas que prosperaron en ese momento. De hecho, aunque muchas de sus ideas eran únicas, encajan en línea con el progresismo, pragmatismo, feminismo y sufragismo. En este sentido Lavinia Lloyd Dock desafió los “cánones victorianos” para las mujeres persiguiendo una mejor educación, saliendo del hogar para vivir en la comunidad con otras mujeres progresistas, convirtiéndose en una activista social para los pobres, y que promovía la integración racial y étnica en una sociedad altamente segregada. El progresismo de Lavinia combinó ideas feministas con las experiencias como enfermera y educadora.

Lavinia estaba preocupada por los problemas que aquejaban a la enfermería y los efectos a largo plazo del sometimiento de las mujeres a los hombres, y que las enfermeras fueran cómplices de su propia subordinación. Finalmente la opresión de las enfermeras se trasladaría a la legislación y al sistema educativo a través de la legalización del paternalismo y la institución del aprendizaje. Denunció que existía una combinación poderosa de dominio masculino y discriminación sexual que impedía el reconocimiento de las enfermeras como profesionales iguales que los médicos y con derecho a la práctica independiente.

Estaba convencida que los valores femeninos tradicionales tales como nutrición, colaboración y virtudes comunales permitirían alcanzar más logros en la sociedad, lo que requería una mayor fraternización, cosa que llevó a cabo mediante la promoción de asociaciones e uniones profesionales. Asimismo, como devota pacifista, consideró también la guerra un mal alimentado por ideas nacionalistas de “defender el país”.

Tradicionalmente la profesión de enfermería ha estado supeditada al control médico, considerándose como una “fuerza de trabajo” no cualificada, sin capacidad de acumular experiencia ni conocimientos. Dock llegó a desafiar la concepción médica de la no necesidad de formación de las enfermeras, no consideradas como un pilar básico de la mejora y proveedoras de cuidados a los pacientes. Llegó a demostrar que la educación de las enfermeras juega un papel fundamental en la maximización del trabajo en equipo y en la optimización de sus conocimientos. Mientras que la comunidad médica sugería que un curso técnico de seis semanas era suficiente para el aprendizaje de la enfermería, Dock propuso para las enfermeras un estándar de dos años de entrenamiento.16 Téngase en cuenta que la formación de enfermeras se realizaba en escuelas-hospital, donde su formación científica y humana era casi nula, quedando bajo el gobierno del médico y a menudo con una formación que no era suficiente para proporcionar cuidados de una calidad mínima. Dock expone la necesidad de la enfermería de liberarse de las pautas patriarcales, así como de la necesidad de una formación completa e individual respecto a la medicina, y de la necesidad de autonomía para poder llevar a cabo sus actividades, así como actuar de motor social para impulsar el bienestar individual y familiar mencionado anteriormente.

Dock concibió a la enfermería como un agente político de cambio y a las enfermeras como agentes democráticos que contribuían al bienestar integral de la sociedad. Por ello, tanto Dock como las enfermeras del HSS se dedicaron a proporcionar cuidados, concibiéndose como ayuda para los pacientes y como presión para la mejora de las condiciones de vida de los desposeídos, proporcionando estos cuidados virtualmente de forma independiente del departamento médico. Esto supuso un cambio en la sociedad, ya que se produjo cuando las mujeres apenas tenían derechos legales.

Las ideas principales de Lavinia L. Dock se basaban principalmente, además de sus convicciones de carácter progresista y feminista, en una visión integral de los cuidados de enfermería, así como una concepción de la enfermería como responsabilidad social. De hecho, actualmente se sigue conservando en casos de enfermería graves, la necesidad de los profesionales de enfatizar su rol como “abogados” del paciente para proporcionar esa visión de los cuidados propuesta.17 Para ella, los cuidados debían de ser proporcionados dentro de un marco socialmente responsable, relacionados con las características que rodean al individuo, y no como una situación aislada.

Su mayor preocupación, relacionando este elemento con el campo de la enfermería, era la lucha contra los prejuicios masculinos, y el reconocimiento de la enfermera como profesional. Es posible afirmar que llegó a convertirse en un símbolo, a menudo poco reconocido, de la lucha por la igualdad dentro y fuera del campo sanitario, e incluso ha sido vista más como un símbolo de la igualdad de la mujer en lugar de la igualdad en el ámbito sanitario.

Sus ideas progresistas se recogen también en algunas exposiciones, tales como A History of Nursing, en la que expone la existencia de dos tipos de enfermería: una para los ricos y otra para los pobres. Lavinia recalca la importancia de la responsabilidad social (de la mujer) con los necesitados y la figura de la enfermera como defensora de la sanidad ciudadana. En este caso, resalta sus críticas a la enfermería por no implicarse en elementos de salud masiva como las enfermedades venéreas, y la visión aceptada de la mujer como víctima de los deseos masculinos.

Teniendo en cuenta sus convicciones feministas, expuso la historia de la enfermería como un ejemplo de las profesionales para detener la expansión de estos males. Aunque Lavinia L. Dock supuso un revulsivo para el mundo de la enfermería, es necesario tener en cuenta que la enfermería de principios de siglo estuvo profundamente influenciada por las corrientes feministas y sufragistas, dotando este concepto con connotaciones políticas progresistas que, pese a ser una inevitabilidad histórica, no deben desestimarse por haber supuesto un avance en la concepción de la profesión sanitaria. En definitiva, Lavinia como otras pioneras de su tiempo, rompió el silencio tradicional y con la ayuda de las enfermeras habló claramente del sufragio, de los derechos de las mujeres, y las injusticias locales con respecto a la salud.

 

La actualidad de su pensamiento

Hoy en día la desigualdad en el campo de los cuidados de la salud sigue siendo un impedimento para el desarrollo del potencial de enfermería. También el principal reto es superar el déficit de participación social de la mujer. Superar la desigualdad para el pleno ejercicio de los derechos que le corresponden. Lavinia partía del presupuesto democrático, entendiendo que sin derechos para las mujeres nunca podría hablarse de avances para la enfermería.

Para ser reconocidas como ciudadanas en igualdad de derechos con los hombres, las mujeres hubieron de llevar a cabo luchas organizadas, de manera que el sufragismo fue así la primera etapa de la historia de los movimientos feministas. El movimiento social feminista, al igual que otros también femeninos de diferente signo, forma parte de la historia política y guarda estrecha relación con los aspectos políticos del género. Se puede decir, entonces, que las mujeres han participado políticamente desde la exclusión del sistema político y a través de diversas formas de expresión. Esta participación tiene un contenido político, aunque se invisibiliza al mirarla desde una concepción tradicional del poder y de la participación. Cuidar en un sistema que discrimina a las personas por clase social o patología es una tarea difícil, porque cuidar es, en palabras de Gastaldo, promocionar el ser humano de forma holística y con equidad.18 La igualdad es el principio para el avance de la enfermería. Sin una mayor participación e implicación de la mujer los cambios se harán más lentos. Como decía otra pionera, en este caso F. Nightingale, “si nadie estuviera descontento con lo que se ha alcanzado, el trabajo nunca hubiera mejorado”.19 Por lo que ningún sistema que se planteé avanzar puede perdurar. Las enfermeras deben avanzar en participación para hacer valer sus derechos. La lucha emprendida por Lavinia merece ser continuada. Hoy quizás la prioridad no sea el voto, sino estar presente en los centros de decisión. O cambiar la cultura que favorece la violencia contra las mujeres, cuando no otras situaciones más vergonzantes. La lucha tenaz de Lavinia a favor de los derechos de la mujer consiguió una enmienda en la Constitución de los Estados Unidos que permitió el voto de la mujer.20 La continuación de esta lucha se hace necesaria para conseguir que la igualdad sea real. El valor del trabajo de la enfermera está infravalorado, y las necesidades de las mujeres en general no están reconocidas. La estructura del trabajo, la casa y el lugar del trabajo pueden ser redefinidos.16

Por último, su visión de la responsabilidad puede considerarse que todavía tiene vigencia hoy, donde algunos de los países más ricos tienen los peores sistemas médicos, la calidad de los cuidados de las enfermeras por paciente ha disminuido, e incluso el 90% de la profesión enfermera sigue siendo femenina, con lo que puede decirse que los retos de las enfermeras del siglo XXI son los mismos que los que afrontaron a principios del siglo XX.

 

Agradecimientos

A Laura Torres Fernández, por su inestimable ayuda en la traducción de textos y por su paciencia.

 

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Dirección para correspondencia:
Angel Alfredo Martínez Ques.
Dirección de Enfermería,
Complexo Hospitalario de Ourense.
c/. Ramón Puga, núm. 52-56
32005 Ourense, Galicia, España
ridendodicereverum@yahoo.es

Manuscrito recibido el 10.05.2006
Manuscrito aceptado el 30.08.2006

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