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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.16 no.58 Granada oct. 2007

 

ARTÍCULOS ESPECIALES

ORIGINALES

 

Creímos en la lactancia materna. Una aproximación de la experiencia en tres generaciones

We believed in breast feeding. An approach to the experience of three generations

 

 

Beatriz Llorens Mira1, Elena Ferrer Hernández2, Vanesa Morales Camacho1, Ana Alenda Botella1

1Estudiantes de Enfermería. Escuela de Enfermería de la Universidad de Alicante, España.
2Profesora asociada. Escuela de Enfermería de la Universidad de Alicante, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Los cambios en la sociedad conducen a que los bebés no se alimenten con leche materna, por lo que se están llevando a cabo proyectos de concienciación e investigación sobre los beneficios de la leche materna y los factores que conducen a las madres a elegir una u otra opción.
Objetivo: Analizar el significado, a través de tres generaciones, de ciertas prácticas y creencias mediante sus experiencias vividas.
Metodología: Estudio cualitativo, entrevista semidirigida. Muestreo intencionado (círculo de familiares y amistades). En 12 mujeres con edades comprendidas entre 21 años y 81 años.
Resultados: La media de crianza de la primera generación estuvo entre 18 y 24 meses. Actualmente la mantienen hasta los seis o siete meses. El rol de las nodrizas ha contribuido a idealizar la lactancia materna y a fomentar lazos afectivos. La decisión de amamantar está muy influida por las creencias sociales adquiridas y el apoyo del entorno. El trabajo de la mujer constituye una dificultad si se quiere prolongar la lactancia.
Conclusión: Los cambios socio-culturales y sanitarios no han sido obstáculo para seguir manteniendo su práctica. El amamantamiento se considera un proceso natural y la relación emocional no puede ser reemplazada con la lactancia artificial.

Palabras clave: Lactancia materna, nodriza, amamantar, generaciones.


ABSTRACT

Our changing society is not encouraging breastfeeding, thus research and awareness projects are being carried out regarding the benefits of breastfeeding and the factors influencing mothers’ decision.
Objective: To analyze the meaning, through three generations, of certain practices and beliefs by their living experiences.
Methodology: Qualitative study, semi-supervised interviews. Deliberate sampling (family and friends) of 12 women between 21 and 81 years old.
Results: The average breastfeeding of first baby used to be 18-24 months. Presently it is maintained for 6- 7 months. The role of wet nurses has contributed to the idealisation of breastfeeding and the reinforcement of affective bonds. The decision of breastfeeding is highly influenced by the acquired social beliefs and the social support network. Women's jobs constitute a difficulty towards prolonging breastfeeding.
Conclusion: Socio-cultural changes and health issues have not been an obstacle to the maintenance of breastfeeding. Breastfeeding is considered a natural process and the emotional relationship cannot be replaced with artificial feeding.

Key words: Breastfeeding, wet nurse, breastfeed, generations.


 

Introducción

La lactancia materna es un reflejo de los valores de cada cultura. Como tal, la lactancia ha sufrido transformaciones a través del tiempo y ha tenido que adaptarse a cada periodo. El amamantamiento ha estado presente en la historia de los pueblos, ha sido un tema tratado por los libros sagrados, los filósofos, los científicos, los moralistas, las madres, etc. Este es el origen de muchos mitos y tabúes que todavía se conservan.

Se conocen numerosos textos históricos (códigos babilónicos de amas de crías y las leyes de Esnunna a finales del siglo XIX a.C.) en los que se aprecia que en muchas civilizaciones, mujeres de distintas generaciones y clases sociales no han amamantado a sus hijos.1

Durante siglos cuando una mujer no podía amamantar a su bebé, lo hacía una “madre de leche”, remunerada cuando se realizaba en las clases acomodadas, aunque lo más usual era que las mujeres ayudaran a sus vecinas incapacitadas sin mediar interés económico, como un gesto de solidaridad.2

Según las aportaciones del compilador Fraile Gil, el ama de cría se justificaba tanto por la imposibilidad física de algunas madres para criar a sus hijos a sus pechos, como atendiendo a un deseo de preservar la figura. La nodriza no era sólo una necesidad, sino un lujo. Se creía que con la leche recibía el niño las virtudes y defectos de quien le alimentaba.3

El estudio etnográfico de Oliver recoge las creencias, valores y prácticas populares en torno a la lactancia materna a mediados del siglo XX. A través de la leche se pensaba que era posible transmitir el estado de ánimo materno. Existía la creencia, olvidada ya en muchas mujeres de este tiempo, de que la primera mujer que le daba de mamar le hacia las entrañas, le configuraba el carácter.4

Los cambios en la sociedad conducen a que los bebés no se alimenten con leche materna. Por esta razón se están realizando proyectos de concienciación sobre sus beneficios, investigando los factores que conducen a las madres a elegir una u otra opción.

En 1989, la OMS y Unicef elaboraron un documento para favorecer la lactancia materna en el que se reconoce la función especial de las Maternidades y de los grupos de apoyo. En España se han constituido en los últimos años asociaciones y grupos de apoyo a la lactancia materna, integrados por madres y personal sanitario voluntario. Sus fines son: ofrecer apoyo a las madres para resolver dudas y solventar problemas de lactancia, promover las reuniones de mujeres embarazadas y madres lactantes, ofrecer información al personal sanitario sobre lactancia materna y organizar actos en los que se divulgue la importancia de la lactancia materna entre los diferentes colectivos.5

La fuente de datos más reciente y amplia sobre lactancia obtiene datos recogidos en muchas comunidades autónomas de manera uniforme, en 1997, fue impulsada por el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, con la ayuda desigual de alguna Consejería de Sanidad y el esfuerzo de muchos pediatras y enfermeras. Según los resultados publicados, las tasas de lactancia materna y su duración siguen siendo desalentadoras. A pesar de toda la evidencia científica disponible en la actualidad, la incidencia y la duración de la lactancia materna en España están muy por debajo de las recomendaciones que desde hace años realizan diversas organizaciones internacionales.1

Sin embargo, se observa respecto a la década anterior, que en la década de los 90 la disminución de prevalencia de lactancia materna con la edad ya no es tan rápida y un 70% de los lactantes de 1 mes de vida son amamantados, el 50% a los 3 meses, pero sólo un 24,8% a los 6 meses y un 7,2% a los 12 meses.1 Estos hallazgos están en consonancia con los informes de la OMS para la región europea, según los cuales las tasas de amamantamiento en Europa son bajas y mejoran muy lentamente, salvo en Suecia y Noruega, donde el apoyo institucional a la lactancia es mucho mayor que en nuestro país.1

Los objetivos de este estudio fueron: analizar la experiencia vivida por las madres de tres generaciones que han dado lactancia materna a sus hijos, identificar el significado y la continuidad a través de las sucesivas generaciones de ciertas prácticas y creencias que han intervenido en la prevalencia de la misma.

 

Metodología

El tipo de estudio es cualitativo. Las personas seleccionadas residen en la ciudad de Elda, cuya población es de 55.138 habitantes (según censo oficial de 2006). Elda se encuentra en la provincia de Alicante y se ubica en la Comarca del Medio Vinalopó. Cuenta con una importante industria de calzado que representa la principal actividad económica. La población estuvo conformada por un grupo de 12 madres que habían alimentado a sus hijos con leche materna, de diferentes edades comprendidas agrupándose en tres intervalos de edades: 66-81; 36-54; 21-33, situándolas así en tres generaciones.

Las mujeres informantes se eligieron a través de muestreo intencionado (círculo de amistades y familiares). Los criterios de selección fueron: madres de diferentes edades (comprendida entre 21 y 81 años), que hubieran alimentado a sus hijos con leche materna al menos durante tres meses.

Las características que se estudiaron de las mujeres entrevistadas fueron principalmente los motivos tanto sociales como culturales que les llevaron a alimentar a sus hijos con leche materna y que factores les predispusieron a ello.

La recogida de datos se obtuvo a través de la entrevista abierta semidirigida, a partir de un guión previamente elaborado con 7 preguntas específicas donde se incluyeron diferentes áreas de indagación sobre la experiencia vivida en la etapa del amamantamiento. Los testimonios de las informantes se recogieron con una grabadora y fueron transcritas en su totalidad.

El análisis de los datos se realizó a través de la codificación, emergiendo varias categorías significativas que representan el fenómeno de la experiencia de las madres.

Consideraciones éticas: todos los participantes intervinieron de forma voluntaria e informada. Los datos se obtuvieron previa autorización de los informantes, firmando el documento de consentimiento, garantizándole su anonimato y confidencialidad de los datos obtenidos y en la presentación pública de sus resultados.

 

Resultados y discusión

Tras el análisis de los datos, los discursos de los informantes se agruparon por categorías según las áreas de indagación para determinar los significados más relevantes.

La decisión de amamantar. Siempre han existido opciones, voluntarias o no, en las formas de nutrir a los recién nacidos. En tiempos pasados las mujeres tenían pocas posibilidades de elección y debían ceñirse a lo que determinaba la costumbre. Actualmente las mujeres deciden sobre lo más conveniente para ellas y para sus pequeños. Esta decisión está influida por las creencias sociales adquiridas y el apoyo del entorno.

En general, se constata que la mayoría de las mujeres toman la decisión en el primer trimestre o antes, aunque muchas se deciden al final del embarazo y unas pocas después del parto. El estudio asturiano de Suarez6 observa un aumento de dos veces la probabilidad de amamantamiento en los niños cuyas madres fueron aconsejadas por una matrona durante el embarazo. Sin embargo, otros autores refieren que el 50% de las madres entrevistadas refirieron haber decidido el tipo de alimentación después del parto, y creyeron que una entrevista pediátrica prenatal podría haber influido en su decisión.7

Las madres de nuestro estudio coinciden en valorar la lactancia materna como la mejor opción y la más sana. También por tradición en la familia: “Decidí dar de mamar porque toda la vida se ha hecho y porque dicen que es lo más sano, como el pecho no hay otra cosa” (Josefina, 77 años). “La leche materna es la mejor, la más natural y no tiene contraindicaciones algunas. Esto es como la fe, se tiene creencia en que esto es así y lo practicas” (Maruja, 54 años). “Es la opción más natural, por la que van a desarrollarse mejor, van a estar mejor de defensas, es mejor físicamente para mí y es más cómodo y económico” (Nuria, 37 años).

Rol de las nodrizas, madre de leche. El rol de las nodrizas, como reclamo de las madres que tenían problemas para dar de mamar, ha contribuido a idealizar la lactancia materna y a fomentar lazos afectivos que eran recordados posteriormente por toda la familia. Tres de las madres nos relatan su experiencia al respecto: “Mi abuela había sido nodriza, y yo me enteré que tenía un tío que no tenía mis apellidos y era un hermano de leche, era muy querido por todos, vivía en Valencia y cuando venía era todo un acontecimiento, era un invitado especial en casa. Antes era muy común esto, ahora no se da” (Filomena, 45 años). “A los hijos de mis vecinos les he dado de mamar para enseñarles, por lo menos he dado a 8 chiquillos, mientras le estaba dando de mamar a mis hijos. Les daba una semana durante todos los días hasta que se enseñaban a tomar de su madre. Algunas no tenían pezones, no tenían maña para ponérselos, decían las madres que estaban hambrientos y que no sabían mamar y que no se enganchaban. Como las madres todas queríamos dar de mamar, pues no había mucho dinero ni para comprar leche casi. No recibía dinero, en mi pueblo antes era como una familia. Venían los padres a pedirme que me acercara a sus casas” (Carmen, 81 años). “Mi suegra tenía muy buena leche y crió a otro niño. A ella no le dieron dinero por ello. En aquellos entonces había muy poca comida” (Manolita, 71 años).

El lenguaje del acercamiento. La crianza al pecho proporciona al niño calor humano, consuelo y el placer de una cercanía única que le da seguridad y lo conforta en los momentos en que el pequeño se encuentra demasiado agitado para conciliar el sueño, siente incomodidad, le duele algo o simplemente busca tranquilidad y seguridad en el seno materno, lo que se conoce como succión no nutritiva o de “consuelo”.

Cuando una madre amamanta a su hijo lo está iniciando también en el aprendizaje de la interacción social. Le brinda el alimento que necesita para vivir, al tiempo que le proporciona el afecto y el cariño que necesita para crecer sintiéndose amado y seguro, lo cual sentará las bases para las futuras relaciones y el equilibrio emocional del pequeño: “La relación con mi hijo ha sido especial porque la relación de estar siempre conmigo lo ha hecho más cariñosa y que se acaricia, me toca y noto la misma relación como cuando te dan un abrazo especial. Yo creo que la lactancia materna lo ha hecho especial. La complicidad que tengo con mi hijo creo que es por el pecho” (Mª Carmen, 38 años).

Las mujeres describen de distintas maneras sus sensaciones y vivencias cuando dan el pecho a sus bebés. Los motivos de mayor satisfacción que ellas suelen destacar se refieren a establecer un diálogo especial e íntimo con el bebé a base de sonrisas, miradas y caricias. Algunas madres aprecian que con el bebé que ha sido amamantado largo tiempo tienen una capacidad de comunicación única y especial: “Es algo inexplicable, la sensación de bienestar, ella sabe que yo le doy, me sabe buscar, sabe donde tiene que cogerse, ella mientras mama me mira. Es un momento especial para ellos y para ti” (Mª del Mar, 28 años). “Sentía una satisfacción muy grande porque el contacto con tu hijo, que lo miras que él te mira, una relajación, una paz, verdad” (Carmen, 41 años).

Para algunas madres el proceso de amamantar ha supuesto un momento especial en sus vidas, donde la dedicación al bebé las ha colmado de felicidad: “Es una cosa entre tu hijo y tú exclusivamente y sientes que le estás dando vida tú a él y él te la devuelve a ti. Cuando te pone la manita en el pecho” (Raquel, 29 años).

Ayuda también a tranquilizar al bebé en cualquier momento dándole el pecho: “Se relaciona más, sólo con ponértelo al calor del pecho aunque no tome ya se duermen muchas veces” (Carmen, 71 años).

La lactancia materna ejerce un importante papel para el desarrollo de vínculos de apego saludable y duradero. Este apego firme es la base de las relaciones de tipo afectivo que el niño podrá desarrollar en la edad adulta. Contrariamente a creencias muy difundidas entre población general y sanitarios, los bebés que toman el pecho no son más dependientes, sino más seguros: “Cuando le amamantaba me sentía como la loba que le da leche a los lobitos. Es esa imagen que te lo trasmite todo y no se puede explicar con palabras. Es protección, se crea un vínculo afectivo mientras estás dando pecho que tú no lo puedes explicar pero eres imprescindible para tu hija” (Elia, 30 años). “Es muy bonito darle el pecho y muy bueno y al mismo tiempo cuando tú le estás dando el pecho que te está mirando y tú miras a tu hijo, eso es precioso. Tú le das el pecho a tu hijo y parece que lo quieras hasta más. Cuando tu hijo te coge al pecho sientes una sensación tan, tan, tan...” (Manolita, 71 años).

Alimentación de la madre lactante. Gran parte de las tradiciones y usos de los pueblos se transmiten de forma oral y se mantienen gracias a la costumbre. De ahí que existan una serie de mitos sobre la lactancia que provienen de los hábitos y creencias que han tenido lugar en distintos momentos históricos y que todavía se escuchan a diario. La mirada científica y la creencia popular se han cruzado dando lugar a errores y opiniones encontradas sobre este proceso natural. Es por ello que las madres suelen encontrar informaciones contradictorias referidas a la mejor manera de amamantar y sobre las cosas que han de evitar o suprimir. Para mejorar la calidad de la leche se daban mucha importancia a la alimentación de la madre recomendando ciertos alimentos.

Las mujeres entrevistadas nos han relatado su experiencia vivida y que les fue de alguna forma trasmitida por las generaciones anteriores: “Yo comía caldos y comía muchas más veces, comía carne de cola de bacalao que daba leche. Era bueno también tomar avellanas crudas y después beber agua” (Carmen, 71 años). “No pruebo nada de alcohol, no tomo picantes ni especias ni tampoco comida enlatada ni bebidas que lleven mucho gas. Como pescado, pasta arroz, etc.” (Nuria, 37 años). “Yo comía de todo lo que me decía la gente que era bueno para la leche. Me decían que la sardina fresca era muy buena y yo me comía medio kilo de una vez. También los potajes de garbanzos que en aquellos entonces se comía mucho. Yo me cuidaba bien y yo los he criado muy bien” (Manolita, 71 años).

Aprendizaje y habilidades en la lactancia. Las madres de hoy quieren dar pecho a sus hijos pero muchas veces no disponen de información, educación o apoyo. Antes de que los biberones se convirtieran en la norma, amamantar era una actividad de la vida cotidiana basada en la imitación y en el aprendizaje dentro de la familia y la comunidad. Hoy en día lo que debería ser algo natural se ha convertido en algo extraordinariamente complicado debido a la mecanización con la que vivimos en estos días: “Aprendí por mí misma, en el hospital una enfermera me ayudó a ponérmelo pues me hicieron cesárea y me ha costado un poco y no tenía experiencia” (Nuria, 37 años). “Al principio todo el mundo peca un poco de novato como todas las cosas de la vida, porque claro nunca te has puesto un niño al pecho, entonces no sabes si le metes la teta mucho, si la metes poco, si estará mamando lo suficiente, pero a medida que van pasando los días te vas soltando y ves que el bebé come y duerme y va cogiendo peso. Vas cogiendo confianza y seguridad” (Maruja, 54 años).

Tiempo en la lactancia (destete). La palabra “destete” indica el abandono de la lactancia materna y de la dependencia del bebé del pecho de la madre. Desde el punto de vista fisiológico, este abandono del lecho materno supone un complejo proceso que exige ajustes nutricionales, microbiológicos, inmunológicos, bioquímicos y psicológicos en la pareja lactante (madre e hijo). Este proceso no ocurre bruscamente de forma natural, sino que se instaura progresivamente durante un tiempo más o menos largo en el que sin abandonar por completo el pecho materno, el lactante empieza a probar nuevos alimentos.

Existen varias causas por las cuales una madre decide destetar a su hijo. Entre ellas se encuentra el fin del permiso de lactancia, la vuelta al trabajo, la convicción de las madres de que es el momento adecuado, el simple deseo de la madre o alguna circunstancia excepcional como una enfermedad que le impida dar el pecho a su hijo.

La Declaración de Inocente tiene como meta mundial “la salud y la nutrición óptima de la madre y del niño”. Allí también se establece que la lactancia exclusiva debe durar por lo menos hasta los 4 o 6 meses de edad del niño. Propone que sigan siendo amamantados después de esta edad, pero que se introduzca la dieta complementaria. Para lograrlo, las organizaciones comprometidas se ponen como meta incentivar y desarrollar en colaboración con los gobiernos, las estrategias para cumplir estos cometidos.1

El rango del tiempo de crianza de las mujeres entrevistadas se sitúa entre 3 y 24 meses. La media de crianza de la primera generación estuvo entre 18 y 24 meses. Las generaciones actuales se mantienen hasta los seis o siete meses como mucho: “El pobrecico aún la ve y se pone loco, la pide y tú tienes que decir hasta aquí porque sino van a tener novia y seguirán mamando” (Nuria, 37 años).

El abandono de la lactancia al pecho puede causar sensación de malestar tanto a la madre como al bebé. Es probable que se viva la sensación de pérdida y nostalgia al no tenerlo protegido con su cuerpo y separar ese vínculo emocional que unía el hijo con la madre, sobre todo cuando la duración de la lactancia ha sido prolongada: “Yo sentí que algo me faltaba, como si me hubieran arrancado algo de mí. Me daba mucha tristeza. El niño lloraba y yo también pasé de tres a cuatro semanas muy triste, era una sensación de como si hubiera perdido algo, como un familiar. El me buscaba como un gatito” (Mª Carmen, 38 años). “El niño tomaba cuando quería, a lo mejor estaba jugando por el patio y venía y me decía ‘mama que quiero mamica’ y yo le daba hasta que un día como estaba con la boca porque le estaban saliendo los dientes me mordió y me hizo sangre, una herida, y entonces mi marido me dijo que le quitase la teta y entonces estuvo tres noches sin dormir, llorando, diciendo que quería mamica y que quería mamica y mi marido y yo nos turnábamos para estar con él y que no llorase” (Josefina, 77 años). “Cuando ya comenzó la rutina hasta de tener que dormir con él se me hizo pesado, me pedía para dormir, el pecho lo usaba como chupete. Era todo el día pegado al pecho por la calle y entonces la gente me decía ¡ponte algo para quitar la leche! Me levanté una mañana y me puse vinagre y él decía ¡caca, caca!” (Mª Carmen, 38 años). “Al primero cuando le fui dejando el pecho le daba leche condensada con una cuchara, lo disolvía con agua para que no estuviera muy dulce, a los demás críos, como ya había más leches, les daba frutas secas concentradas o papas de frutas naturales” (Carmen, 71 años).

Los factores sociodemográficos influyen en la decisión de la lactancia materna. Debido a los cambios culturales y a la progresiva incorporación de las mujeres al ámbito laboral en las últimas décadas, la tendencia actual es alimentar a los bebés con leches adaptadas o fórmulas infantiles: “Si te vas a trabajar a una fábrica a ver como le dices a tu jefe que te vas a sacar la leche, pues te dice: ¡o la niña o el trabajo! Y si te hace falta a ver que haces, pues no te queda más remedio que el biberón y ya estᔠ(Mª del Mar, 28 años). “Para mí era una grandeza, en mi época todas las mujeres daban de mamar” (Carmen, 81 años). “Antes los hombres no hacían nada de nada” (Maruja, 66 años). “Mi marido por todas quería que le diera de mamar, él estaba convencido, cuando le estábamos dando el pecho él le preparaba el biberón” (Pilar, 44 años). “La enfermera en el hospital me explicó un poquito y luego la experiencia de la madre y la suegra te ayuda también” (Pilar, 44 años). “Con el primero no tuve apoyo porque tuve que romper con muchos mitos, no entendían el que lactara el niño ya con dientes y ahora con el segundo niño ya no me dicen nada y me dejan a mí” (Mª Carmen, 38 años). “Para mí lo primero era que mis hijos mamaran pues si no podía hacer esto ahora, pues lo hacía luego, yo no paraba y le daba a mis hijos de mamar y cuando mi marido llegaba hacíamos las cosas entre los dos, él decía lo primero el pecho y luego se verᔠ(Amparo, 29 años). “Antes no había comadrona ni hospitales, los niños nacían con la ayuda de mujeres que se enseñaban unas a otras, estaba la tía Ignorata que venia por su voluntad y le dábamos lo que queríamos, un par de alpargatas, otras no le daban ni las gracias. Una vez una mujer se le murió con un derrame por dentro y desde entonces, la mujer no quiso seguir y empezamos con la matrona” (Carmen, 81 años).

 

Conclusiones

La distancia generacional se establece a través de los cambios socio-culturales y sanitarios, sin embargo dicha distancia no ha sido obstáculo para seguir manteniendo, según las madres entrevistadas de tres generaciones, la creencia de que la lactancia materna sigue siendo la mejor alimentación para los bebés.

Las madres de la primera generación consideraban que el amamantamiento era un proceso natural aprendido en el ámbito familiar y no precisaba de personal especializado, sin embargo en la actualidad, las madres precisan de la ayuda de profesionales de la salud para iniciarse en la práctica de la lactancia materna.

La relación emocional que se transmite a través del amamantamiento no puede ser reemplazada con la lactancia artificial, como así lo han expresado todas las madres. Es tal la unión que se establece entre madre e hijo, que llegado el momento del destete surgen momentos de malestar en ambos llegando a provocar en la madre sentimientos de tristeza y nostalgia.

Los programas de salud son la clave para fomentar la lactancia materna durante el embarazo y en los primeros meses tras el parto. Es fundamental la existencia de un entorno socio-sanitario adecuado que apoye a la mujer que opta por la lactancia como método de alimentación del recién nacido.

 

Bibliografía

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Dirección para correspondencia:
Elena Ferrer Hernández.
C/ Actor Arturo Lledó, 38 bq. 1, 4ºD
03008 Alicante, España
ferrer_ele@gva.es

Manuscrito recibido el 26.03.2007
Manuscrito aceptado el 8.08.2007

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