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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.16 n.58 Granada Oct. 2007

 

MISCELÁNEA

LA BÚSQUEDA

 

Es posible mejorar la salud a través de las TICs. Alejandro Jadad, Director de Global eHealth & Wellness Network Initiative (geni), Universidad de Toronto

It is possible to improve health through ICTs. Alejandro Jadad is the Director of the Global Ehealth & Wellness Network Initiative (Geni), University of Toronto

 

 

Candela Bonill de las Nieves1

1Enfermera. Unidad de Efectividad e Investigación del Distrito Sanitario Málaga y Fundación Index, Granada, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Alejandro Jadad, nacido en 1963 en Montería (Colombia), es médico especializado en anestesiología por la Universidad Javeriana de Bogotá y Doctor en manejo del dolor por la Universidad de Oxford. En 1995 se traslada a Canadá, donde desempeña el cargo de Director del Centro de Práctica Basada en Evidencias de la Universidad de McMaster. En el año 2000 crea el Centro para Innovaciones Electrónicas en Salud de la Universidad de Toronto, donde se convierte en Catedrático en cuidados de apoyo para pacientes con problemas serios de salud y en innovaciones electrónicas en salud. Actualmente preside el Instituto de Innovación para el Bienestar del Ciudadano. La entrevista tuvo lugar en el marco del II Encuentro Sociedad del Conocimiento y Ciudadanía, celebrado en Málaga los días 29 y 30 de noviembre de 2007.


ABSTRACT

Alejandro Jadad was borne in 1963 in Monteria, Colombia. He is a doctor who specializes in anaesthesiology at the Javerian University of Bogota and is a Doctor of Pain Management at Oxford University. In 1995, he moved to Canada where he held the position of Director of the Evidence-based Practice Centre of McMaster University. In 2000, he created the Centre for Electronics Health Innovations of Toronto University where he became Chair in supportive care of patients with serious health problems and in electronics health innovation. Currently, he is the Chairman of the Citizens´ Wellness Innovation Institute. The interview took place in the setting for the II Knowledge Society and Citizenship Meeting, held in Malaga on the 29 and 30 of November 2007.


 

 

Pregunta. ¿Quién es Alejandro Jadad?

Respuesta. ¿Quién es Alejandro Jadad o Alex Jadad? Pregunta muy profunda, ¿quiénes somos? Sócrates, creo que fue quien dijo “conócete a ti mismo”. Soy un colombiano, canadiense, educado en Inglaterra, de familia libanesa. Yo soy un ciudadano del mundo, de verdad. Diógenes, el filósofo, dijo “cosmopolites eimi”, que es “soy un ciudadano del mundo”.

Soy un ser humano interesado en conectar lo que parece inconectable, idealmente, décadas antes de lo que les tocaba. Conectar personas, hacer que se conozcan mucho antes de lo que les habría tocado, conectar áreas disciplinarias de estudio, que parecen incompatibles, conectar culturas, áreas de conocimiento. Me encanta estar en la mitad, y algunos me llaman “un puente humano”, el problema es que al puente le pasan por encima, pero por el hecho de conectarte, soy un conector. Eso es lo que creo que soy, un agente de cambio, un instrumento, y en mi epitafio leerá “Al menos lo intentó”. Estoy tratando de convencerme al máximo de que soy mortal, porque todos tenemos la ilusión de la inmortalidad, o la alucinación de la inmortalidad, y tomamos decisiones estúpidas muchas veces, pensando que tenemos tiempo en cantidades infinitas. Tengo una familia preciosa, soy el producto de ellos en gran medida, tengo amigos maravillosos, y trato de tener la vida más feliz posible sin hacerle daño a los demás. Ese soy yo, alguien que vive en la mitad tratando de conectar.

P. Me gustaría que nos hablara sobre los modelos de gestión del conocimiento. Los modelos tradicionales, con una visión más restrictiva, frente a los nuevos modelos emergentes.

R. Los humanos somos muy territoriales. Inicialmente es como cuando éramos mucho más parecidos a los primates, a los simios. Como otro animal, protegemos nuestro territorio geográfico. Pero en la medida en que se desarrolló nuestro cerebro, comenzamos a crear otro tipo de territorios para sentirnos seguros, entonces creamos áreas de conocimiento, especialidades, profesiones, ocupaciones, que no es más que otra manifestación de nuestro instinto de protección, que entre otras incluye ser territoriales. Entonces, nuestras formas tradicionales de manejo del conocimiento reflejan eso, chiringuitos del conocimiento, en donde hay personas que se sienten propietarias de ese conocimiento, y que tienen que legislarlo, filtrarlo, ponerle sellos de calidad, determinar quién tiene acceso y quién no. Cuando realmente el conocimiento no conoció las reglas, como las ideas, para las ideas y el conocimiento, las disciplinas son prácticamente irrelevantes, pero como humanos nos da mucha seguridad el declarar algo como una especialidad, o como una disciplina, o como una carrera, pero ya es obvio que eso es insostenible porque cuando teníamos muy poco conocimiento no había problema, en la Edad Media por ejemplo, lo que conocíamos y sabíamos era muy poco pero a pesar de que el conocimiento y la tecnología estaban evolucionando exponencialmente, todavía estábamos en una parte de la curva exponencial donde no se notaba mucho el cambio de década a década, de generación a generación, pero en el siglo XX, comenzamos a ver, por primera vez, cambios de conocimiento, cantidades de conocimiento, velocidad de producción de conocimiento que nos permitían notar las diferencias prácticamente, primero de década en década, luego de año en año, luego de mes a mes, y ahora de día a día. En este momento, tal vez por primera vez en la historia, esto ha sucedido en los últimos 20 años, nadie puede declararse experto en nada, nadie puede considerarse una persona que conozca todo lo que hay que saber en un área en particular, y como profesionales sanitarios esto nos crea unas tensiones tremendas porque estamos acostumbrados a ser los repositorios de conocimiento, las personas que custodian el conocimiento, que lo crean, que lo reparten, que lo comparten o que lo guardan, y súbitamente nos encontramos en la misma situación que nuestros pacientes agobiados por la sobrecarga de conocimiento. Entonces ya el territorio no se puede controlar, es absolutamente claro que no, eso no quiere decir que no sigamos tratando, entonces por eso todavía le ponemos filtros a los sitios de Internet, tenemos comités editoriales que deciden quién puede publicar en una revista. Todavía consideramos a ciertas personas como [pausa] extranjeros en ciertas áreas de conocimiento, “es que tú no eres enfermero, es que tú no eres antropólogo, es que tú no eres médico”, porque como seres humanos nos interesa muchísimo proteger esa sensación de control que nos hace sentir cómodos ante la incertidumbre, que es de las cosas más intolerables que tenemos. Entonces, en este momento, a principios del siglo XXI, estamos viendo cómo esta evolución tecnológica nos está permitiendo tener herramientas y vehículos de comunicación que no sólo desafían a esos métodos tradicionales basados en silos, en barreras, en títulos, en sellos de calidad, por un sistema más distribuido, más democrático que trasciende todas esas barreras tradicionales. Cuando tenemos una Wikipedia, que cualquier persona puede editar, una enciclopedia virtual hecha por voluntarios en su mayoría anónimos, y cualquier persona puede quitar o poner información de ahí, entonces la Enciclopedia Británica se molesta cuando tenemos personas escribiendo un blog y compitiendo por la atención de los lectores. Como una revista que sale con un editorial, con no sé cuantos números al año, que aceptan un artículo y demoran seis meses o un año en publicarlo, cuando yo, con una conexión a Internet simplemente escribo algo, lo cuelgo y cualquiera lo puede ver. Entonces empezamos a ver la promesa de estas herramientas tan poderosas pero también las amenazas para nuestros modelos tradicionales, y es incómodo porque no sabemos para dónde va esto, nos hace sentir muy inseguros, nos hace sentir muy temerosos porque la tasa de cambio, la frecuencia con la que está sucediendo el cambio es mucho más alta de lo que estamos acostumbrados a absorber, y nos toca aceptar que no podemos controlar ni el conocimiento, ni las ideas, y somos personas que nos hemos entrenado para controlar las cosas, el control es un componente fundamental de lo que hacemos.

P. Pero, tanto control ¿no puede llegar a limitar el acceso y el intercambio de conocimiento?

R. Claro, pero por eso no se puede controlar, porque si nosotros ponemos demasiado control, nos volvemos obsoletos, porque cada vez es menos aceptable que traten de controlar qué información tú puedes recibir y qué información puedes tratar de entender. Ya ese abordaje paternalista es completamente obsoleto, y si no lo hacemos nosotros, esta generación, lo van a hacer nuestros hijos, que no van a tolerar que haya canes cerberos guardando las puertas del conocimiento. Es imposible, o nos damos cuenta nosotros y nos acomodamos a lo que está sucediendo, o lo hará la próxima generación luego de que a nosotros nos declaren obsoletos.

P. ¿Cómo considera el movimiento de la Práctica Basada en Evidencias? ¿Qué papel tiene en nuestros días?

R. Yo trabajé en Medicina Basada en la Evidencia. Teóricamente es muy bonito, como las decisiones compartidas con los pacientes, como el cuidado centrado en los pacientes, pero al final, cuando nos miden por lo que hacemos, de verdad que no nos las creemos. “El cuidado debe ser compartido, las decisiones compartidas, el cuidado centrado en los pacientes” y ¿qué ofrecemos? Cuidados centrados en los profesionales sanitarios, en los gerentes de los hospitales, o en los políticos. Entonces lo mismo pasa con la evidencia, es ideal tomar decisiones basadas en una consideración del mejor conocimiento disponible, ¿lo hacemos?, ¿qué tanto están leyendo los profesionales sanitarios en mejor conocimiento? Muy poco, todos los indicadores de revistas científicas o de áreas que facilitan el acceso a la evidencia están en declive. No tenemos tiempo, estamos muy agobiados y además si leemos algo con lo que no estamos de acuerdo, en la mayoría de los casos lo que hacemos es rechazar la información, no consideramos cambiar nuestra práctica. Entonces cuando estudiamos detenidamente el proceso de Medicina Basada en la Evidencia o toma de decisiones basadas en la evidencia, puede ser Enfermería Basada en la Evidencia, Gestión Basada en la Evidencia, lo que sea, nos damos cuenta de que primero, la evidencia no es de suficiente calidad en la mayoría de los casos, y cuando es de buena calidad, las personas que están tomando las decisiones miran si la evidencia está de acuerdo con ellos, si está de acuerdo lo celebran: “mira, Lola te lo dije, fíjate este artículo comprueba lo que yo he dicho por muchos años”. Pero si ese artículo está en desacuerdo dicen “en mi práctica clínica esto no se aplica”, y ya está. “Sí, este artículo es muy interesante, es muy importante sí, pero es que esto lo hicieron escandinavos y nosotros los andaluces somos diferentes o los colombianos”, o “es que en mi práctica los pacientes son más viejos, o son más jóvenes, o...” y buscamos cualquier excusa para justificar las resistencias a la adopción de la evidencia. Entonces por eso tiene que hacerse de una forma mucho más holística, mucho más consistente con la forma en que tomamos las decisiones los humanos, tener en cuenta nuestros temores, nuestras circunstancias, tener en cuenta nuestros valores, nuestras creencias, y poner la evidencia como un componente más de ese proceso de toma de decisiones, que no debe de actuar como un dictador. Hay gente que dice “Si esto no es un Ensayo Clínico Aleatorizado, no lo creo”. Hay que ponerlo en su lugar, una fuente de información de conocimiento valiosa pero que debe integrarse con las demás, y al final esperar que tomemos decisiones que tengan en cuenta a esa evidencia, y que las aceptas si tienen sentido y si no, no, y si no se acepta esa evidencia hacer explícito el por qué no, de tal forma que otras personas puedan beneficiarse de esa decisión.

P. ¿Piensa que de no ser así, podría convertirse en un movimiento elitista?

R. Y fundamentalista, pero de nuevo, el conocimiento no se puede controlar y la evidencia no es más que otro tipo de conocimiento. Entonces, todo lo que dije anteriormente con respecto al conocimiento en general, se aplica a la evidencia igual, pero en últimas, cuando uno mira desapasionadamente la evidencia, es el eslabón más débil en la cadena de toma de decisiones. El problema está en pensar que es el más fuerte o que debe ser el más fuerte porque en la mayoría de los casos no va a funcionar así.

P. ¿Hasta qué punto las nuevas tecnologías pueden contribuir al bienestar y la calidad de vida de las personas?

R. Los seres humanos somos criaturas interesantísimas. Tenemos herramientas y como cualquier otra, las tecnologías de la información y la comunicación se pueden usar para bien, para mal o para una combinación, depende de nosotros. Entonces existen grandes promesas para que las tecnologías nos mejoren la calidad de vida, sin embargo, la mayoría de la evidencia que tenemos en este momento indica que las tecnologías tal vez nos estén reduciendo la calidad de vida; los teléfonos móviles, el Internet, esos asistentes digitales portátiles. Ahora uno ve personas todo el día con el teléfono móvil, o si tienen un Blackberry, uno de esos aparatos que le permiten a uno chequear su correo electrónico. Está uno continuamente pegado a los aparatos, hasta respondiendo correos electrónicos en el váter. Entonces sí, me preocupa muchísimo el impacto que las tecnologías puedan tener en nuestra calidad de vida porque lo que estoy viendo no me gusta, por lo tanto estoy haciendo esfuerzos muy intensos para unir, para enlazar grupos que están interesados en buscar opciones con las que las tecnologías nos ayuden a tener una mejor calidad de vida, pero tratar de hacerlo juntos, porque lo que está sucediendo hasta este momento es muy preocupante, y explorar áreas donde esto sea muy claro, por ejemplo, cuidadores, personas en situación de dependencia o en riesgo de perder su independencia, ¿cómo podemos usar tecnologías para promover la autonomía personal, para que las personas se mantengan, tanto tiempo como sea posible, lejos de los hospitales, de los médicos, de las enfermeras? Ahora que estamos teniendo un tsunami de enfermedades crónicas, es imposible seguir prestando atención de calidad con un modelo que se diseñó para enfermedades agudas o para crisis, pero es que con consultas de diez minutos, cuatro veces al año, que es menos de una hora, estamos tratando de satisfacer las necesidades de una población que en este momento tiene el 30 o 40% viviendo con enfermedades crónicas, y si tenemos más de 65 años de edad el 90% de las personas tienen enfermedades crónicas y que les ofrecemos menos de una hora al año, y esperamos a que les de una crisis o que se infecten para prestarles atención. Entonces no hay otra forma de sostener el sistema que promoviendo mecanismos de autocuidado, de autonomía personal, y las tecnologías pueden jugar un papel clave.

Tenemos jóvenes, llenos de ideas, pero aislados de los mecanismos de apoyo financieros, políticos, administrativos. Con ideas fabulosas a los que les decimos: “espera que estés más viejo, todavía está muy joven. Madura y hablamos”. Los bancos no les dan préstamos, los profesores les dicen: “¿tú quién eres?, ¿tú cuántas maestrías tienes?”, “no, es que tengo una idea”, “no, espera”. Y esta es la primera generación donde los niños pueden enseñar cosas, los más jóvenes les pueden enseñar a los más viejos. Tradicionalmente los jóvenes pasaban toda la vida con un maestro, con un mentor, o en el cole o con sus padres aprendiendo un oficio. Ahora, con las nuevas tecnologías, nuestros niños, nuestros jóvenes saben más que sus maestros y sus padres cómo manejar un teléfono móvil, messenger y todas esas cosas ¿qué pasaría si los jóvenes tuvieran oportunidad de liderazgo?, ¿qué pasaría si le prestáramos más atención a la prevención de enfermedades? por ejemplo, la promoción de la salud que tenemos bastante descuidada, y la tecnología nos puede ayudar mucho porque esto son generaciones que consideramos nativas digitales, personas para las que un mundo sin redes inalámbricas y teléfonos móviles e Internet es inconcebible, entonces las posibilidades son inmensas por ese lado.

Al mismo tiempo estamos enfrentando desafíos globales que no respetan los límites nacionales o regionales, a una pandemia le importa un comino que hayan catalanes o gallegos o andaluces o colombianos o canadienses, o al deterioro del medio ambiente, el calentamiento global, las enfermedades crónicas, como decía hace unos minutos, el conflicto armado, las guerras biológicas, guerras nucleares. Realmente son amenazas, son problemas que estamos enfrentando todos como especie, y las tecnologías de la información y la comunicación son maravillosas para trascender esas barreras. El desafío es encontrar suficientes personas que estén dispuestas a hacer algo al respecto porque la mayoría de nosotros pensamos que somos insignificantes, de hecho somos insignificantes como seres humanos, pensamos que no podemos hacer nada para cambiar las circunstancias, solos es muy difícil, pero juntos pues claro. Tenemos ejemplos preciosos. Por ejemplo en las últimas elecciones de legislatura, en tres días el público usando el teléfono móvil, el partido que estaba gobernando se convirtió en la oposición. Gran parte de ese fenómeno se puede explicar por el efecto en red de los ciudadanos. Mujeres en Kuwait ganaron el derecho al voto en tres años usando texto en móvil. Por qué no podemos nosotros tratar de identificar oportunidades para mejorar la salud de las personas, sobretodo con estos desafíos macro, globales, ayudándonos los unos a los otros. Tenemos proyectos, por ejemplo, de observación de prácticas innovadoras en la gestión de las enfermedades crónicas. Si algo funciona en una parte del mundo ¿por qué no podemos trabajar juntos para adaptarlo en mi parte del mundo fácilmente?, ¿por qué tengo que reinventar la rueda?, ¿por qué no podemos usar tecnologías de la información y la comunicación que nos permitan saber qué no funcionó en otro lado? Algo que parecía razonable, no funcionó, y evitarme la necesidad de cometer el mismo error.

Con la inmigración esto se hace todavía más evidente. España tenía 0.5% de la población inmigrante en el año 1981, cinco personas de cada mil, en este momento es más del 10% en 16 años, y se están creando guetos, existe un riesgo tremendo. Estas personas que están viniendo tienen culturas diferentes, tienen problemas de salud diferentes, muchas veces no hablan castellano, muchas veces traen cosas interesantísimas de sus países que se podrían adoptar y adaptar aquí, pero no estamos preparados para facilitar esa integración a través de las culturas, porque tradicionalmente estamos acostumbrados a nuestras hermandades, a nuestro grupo de barrio, porque nuestras poblaciones latinas usualmente no se mueven mucho más allá de donde nacieron. Entonces cuando llega gente que dejó sus casas en el África del Subsahara, o en Latinoamérica, o en Europa del Este, o en Inglaterra, o en Escandinavia. Esa gente tiene unos valores y tienen unas estructuras mentales que les permitieron salir y tomar riesgos, que podrían enriquecer muchísimo a las sociedades, y eso tiene que ver con la salud porque estamos hablando de determinantes de salud, si tú te sientes excluido y estás excluido socialmente, tu salud tiende a deteriorarse, entre otras cosas porque no tienes acceso a los aparatos productivos, porque te demoras más en buscar servicios de salud cuando los necesitas, o cuando los encuentras no están adaptados a tus necesidades. Entonces ahí hay un problema, y con la baja tasa de natalidad que hay en España en estos momentos, que es 1.28 por mujer, y la alta longevidad, la expectativa de vida es mayor de 80 años. La única opción de supervivencia de esta sociedad es a través de la integración de los inmigrantes. El cambio ha sido hiperagudo, acabamos de ser notificados que unos 300.000 rumanos se mudaron a España en los últimos diez meses, pero no pueden trabajar porque hay una regulación que les impide trabajar hasta 2009, ¿qué hacemos con estos niños que van a estar aquí en familias desempleadas por dos años?, ¿por qué tenemos una regulación de ese tipo?, ¿qué implicación de salud tiene eso? Porque la salud es más que la ausencia de enfermedad, por eso los últimos ejemplos que te he dado tienen que ver con esa definición mucho más amplia que considera nuestro bienestar físico, mental y social como un elemento esencial de la salud, no solamente la ausencia de enfermedad, y las tecnologías nos permiten promover la salud, nos permiten apoyarnos.

Parece que está todo por hacer, te recuerdo que apenas estamos en el amanecer de esta nueva era, entonces necesitamos una actitud diferente, una mente más abierta de la que hemos tenido tradicionalmente, una capacidad de toma de riesgos un poco más alta, porque si seguimos en nuestros chiringuitos mentales no tenemos futuro.

P. Háblenos sobre el Instituto de Innovación para el Bienestar del Ciudadano.

R. El Instituto de Innovación para el Bienestar del Ciudadano es un esfuerzo apoyado y hecho en colaboración con la Consejería de Innovación de Andalucía, que es una consejería muy innovadora en sí porque trae a las universidades, a las empresas, a la comunidad, a tratar de que trasciendan juntos esas barreras tradicionales, fíjate, y que ha identificado la importancia de que la innovación mejore la vida de las personas como un valor. A la innovación me refiero a algo que es diferente a la investigación, decía un presidente de Finlandia que la investigación es invertir dinero para generar conocimiento y la innovación es invertir en conocimiento para generar beneficio a la sociedad.

Esta Consejería de Innovación de Andalucía apoyó la creación de este organismo, del cual yo soy presidente, pero que está liderado por un grupo fantástico de personas que están explorando todas las formas posibles de transformar lo que está cercano a nosotros en la vida, lo que nos hace estar bien, lo que nos sucede durante el día desde que nos levantamos a cuando nos acostamos, o lo que nos sucede durante la vida desde cuando nacemos hasta cuando nos morimos, o lo que sucede a lo largo de la geografía.

Este programa de cuidadores, Cuida-tel, es un ejemplo claro de cómo la innovación puede ayudar a mejorar la calidad de vida hacia el final de la vida, no sólo para las personas que están sufriendo enfermedades crónicas incapacitantes sino para aquellos que se han unido a la responsabilidad de cuidarlos. Entonces estamos viendo como tecnologías de la información y la comunicación se pueden utilizar para cuidar a los cuidadores porque ya, de hecho, el 50% de los cuidadores están teniendo problemas de salud asociados con ser cuidadores: estrés, depresión, dolores de espalda, y esto es un ejemplo claro.

P. ¿Qué actividades se desarrollan en el Instituto?

R. El Instituto tiene cuatro actividades o cuatro componentes distintos. Uno es prospectivo: ¿qué está pasando?, ¿para dónde va el mundo?, ¿qué está saliendo nuevo?, ¿qué uso novedoso hay para algo que ya existía? Lo segundo es simulación ¿será que podemos crear la casa del futuro? Entonces estamos construyendo un Centro de Innovación para el Bienestar del Ciudadano en el Parque Tecnológico de Andalucía, en donde podemos trabajar con constructores, con diseñadores, con ingenieros de materiales, con los ciudadanos porque esto está hecho con los ciudadanos, no para los ciudadanos. “Con”, que es una preposición muy importante, y construir una casa donde las paredes cambien durante el día, si quieres trabajar a una cierta hora, que la casa se adapte a las necesidades de trabajo, que si quieres tener ocio, la casa se adapte para que tengas máximo ocio.

El tercer componente es lo que llamamos los Laboratorios Vivientes, trabajar con las personas en sus casas, o en las escuelas, o en los sitios de trabajo, y ver cómo las innovaciones pueden cambiar la calidad de vida, pero juntos, haciéndolo juntos ¿qué ideas surgen de estos entornos? Y el cuarto es el mundo real, cuando ya una innovación es parte de la vida cotidiana, tratar de entender cómo mejorar su impacto, o cómo buscarle variaciones, o cómo excluirlas, si es necesario, porque está haciendo más daño que beneficio. Este es nuestro marco general.

P. Háblenos del proyecto Cuida-tel.

R. Este proyecto es un canal para cuidadores, que usa diferentes medios: vídeos, sonidos, texto, para que los cuidadores aprendan, tengan acceso a los últimos conocimientos, pero al mismo tiempo multiplataforma para que se puedan comunicar unos a los otros, que se creen asociaciones de cuidadores que se apoyen, ayudar a crear cohesión y relaciones más fuertes entre los cuidadores, que hay profesionales de la salud que quieren guiar alguna iniciativa nueva entre cuidadores, pues permitir la participación. A todo esto se puede acceder también por diferente ruta, puedes acceder por teléfono, por televisión, por Internet, por cualquier vehículo. Lo importante es que se desarrolla con los cuidadores, y sabemos que hay dos tipos de cuidadores: los cuidadores familiares, y los cuidadores no familiares. Los cuidadores no familiares usualmente son inmigrantes, será posible crear una opción de vida a estos inmigrantes que en estos momentos no van a competir con un segmento de la sociedad sino que van a ayudar a solventar o aliviar un área de tensión en particular, generando valor para todos, ganan todos. Entonces este Cuida-tel tiene como ambición no sólo apoyar, cuidar a los cuidadores, facilitar sus interacciones, sino crear opciones de vida para ellos.

P. Ya para finalizar, Alejandro ¿Cuándo podrán beneficiarse los cuidadores de este proyecto?

R. Desde ya. Ya estamos trabajando en este tipo de proyectos, lo que necesitamos es apoyo, cómo te digo, la preposición más importante es “Con”, y mientras más personas estén dispuestas a trabajar con nosotros, más rápido nos moveremos, y más especial lo que produciremos será.

 

 

Dirección para correspondencia:
C/ Horno de Marina, nº 2, 3º-2,
18001, Granada, España

Manuscrito recibido el 30.11.2007
Manuscrito aceptado el 14.12.2007

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