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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.17 no.3 Granada jul./sep. 2008

 

MISCELÁNEA

CARTAS AL DIRECTOR

 

¿Por qué siguen mojados?

Why are they still wet from urine?

 

 

Mª Carmen Saucedo Figueredo

Enfermera Gestora de Casos, Centro de Salud Los Boliches, Fuengirola, Málaga, España

Dirección para correspondencia

 

 

Sr. Director: Es ampliamente reconocido que las pérdidas de orina afectan a la calidad de vida de las personas que la sufren, debido a sus enormes repercusiones psicológicas, sociales y físicas. Los individuos que padecen incontinencia urinaria tienen mayor predisposición a sufrir problemas emocionales y aislamiento social y muchos de ellos se sienten avergonzados y preocupados.1 Algunos incluso llegan a modificar de forma drástica sus costumbres habituales, sobre todo en el caso de las mujeres, evitando alejarse de sus hogares, no usando el transporte público o rechazando la actividad sexual. Sin embargo, a pesar de ser un problema de alta prevalencia y de enorme impacto socio-sanitario,2 parece que no está siendo lo suficientemente valorado, dado el bajo índice de consultas sanitarias que genera. Algunos estudios revelan que tan sólo un 1,3% de la población con problemas de incontinencia acude a su centro de atención primaria en busca de ayuda, y lo que es peor, cuando finalmente estas personas deciden solicitar información en el sistema sanitario, tan sólo un 6% recibe asesoramiento o asistencia.2 El motivo de esta escasa demanda de recursos sanitarios parece que está estrechamente relacionado en su mayoría con factores individuales y socioculturales de las personas afectadas, aunque en algunos casos responde a elementos puramente asistenciales; las falsas creencias sobre la incontinencia urinaria, la aceptación del problema como algo natural e intratable y el desconocimiento del tema por profesionales, parecen representar los grandes obstáculos.

Existe una concepción global por parte de usuarios de que la única solución posible ante las pérdidas de orina son el uso de sistemas de absorción.3-5 Esta idea se ve reforzada por el continuo bombardeo publicitario que promueve y “normaliza” el consumo/uso de compresas femeninas, cuyo campo de venta se amplía cada vez más hacia el sector masculino. La idea de marketing que persiguen estas empresas en sus anuncios, la mayoría televisivos, es que las pérdidas de orina son algo común, sobre todo a ciertas edades, y no tienen solución definitiva, sino un tratamiento simple y eficaz, al alcance de cualquiera sin necesidad de pasar por el vergonzoso/engorroso trámite de la consulta médica. Sin embargo, la realidad es muy diferente, ya que de todos los tipos de incontinencia urinaria que existen (Incontinencia de Esfuerzo, de Urgencia, Funcional, Refleja, y Total), el uso exclusivo de absorbentes sólo está indicado en una de ellas, en la incontinencia urinaria total.3 Para el resto hay una amplia gama de tratamientos alternativos, aunque sean poco ofertados.

La incontinencia urinaria es un fenómeno cuya complejidad hace difícil su análisis y todavía más su abordaje preventivo o terapéutico. Sin embargo, los profesionales de la salud somos cada vez más conscientes de que nuestra actividad en este campo puede desempeñar un papel de enorme importancia. El personal de Atención Primaria debe reconocer que su situación estratégica le permite ofrecer a estos pacientes una atención y prestaciones que, por su cercanía y precocidad, difícilmente son abordables desde cualquier otro nivel de asistencia del sistema da salud. Cada día la profesión enfermera tiene en su poder más conocimientos y autonomía de actuación, aunque los pacientes siguen acudiendo al médico de familia o incluso al farmacéutico para asesorarse en este campo.

Todo esto se refleja en insatisfacción del usuario hacia el sistema sanitario generando un malestar físico, psíquico de estos pacientes y de las personas que les cuidan, ya que a pesar del uso de dispositivos de la incontinencia, estas personas siguen estando “mojadas”, aparecen además problemas relacionados con la integridad de la piel, infecciones repetitivas, mal olor, incomodidad, etc. A pesar de la adecuada formación e información de los profesionales en este ámbito, se siguen prescribiendo pañales sin criterio alguno, o indicados por el personal no adecuado.

La emisión de diagnósticos erróneos, el desconocimiento de tratamientos alternativos o simplemente el desinterés o la comodidad por parte del profesional, podrían ser factores determinantes en el actual fracaso del manejo de la incontinencia urinaria.

Hasta hace poco una de las dificultades a las que se enfrentaban las enfermeras, para realizar su labor, era la limitación que sufren en el campo de actuación. Aunque la valoración y el plan de cuidados son realizados por las enfermeras, la prescripción de absorbentes y demás dispositivos sigue estando en manos del personal médico, creándose de este modo el primer punto de “discontinuidad” en el tratamiento. El segundo problema aparece cuando el usuario o su cuidadora tienen que acudir a admisión para que se emita el visado de la receta, sobre todo si es la primera vez que los solicita, debido a las limitaciones de los programas informáticos utilizados en la actualidad, hasta no hace mucho sólo se podían indicar absorbentes super-noche, no existía la opción noche en el ordenador. El tercer punto de discontinuidad, lo encuentran cuando ya tienen en sus manos la receta del absorbente visada y acuden a la farmacia a recoger el producto indicado en la prescripción; es algo habitual encontrar en el domicilio un tipo de absorbentes completamente diferente a los que se prescribieron. Por último, el gran punto de discontinuidad se encuentra en el propio domicilio, cuando los cuidadores, a pesar de haber sido correctamente instruidos sobre el uso de absorbentes, demás dispositivos y medidas coadyuvantes u otros tratamientos (vaciamiento programado, reeducación vesical, ejercicios de suelo pélvico…) tratan las pérdidas de orina bajo su propio criterio posológico sin tener en cuenta las instrucciones recibidas, un ejemplo, es que acaban cambiando el pañal cada vez que orina el paciente.

Viendo el elevado gasto sanitario que genera la incontinencia, el 80% del gasto en incontinencia urinaria lo generan los absorbentes4 y que cada vez se nos requiere como profesionales de enfermería más gestiones, deberíamos preocuparnos por resolver estos puntos de discontinuidad y buscar soluciones eficaces.

La prioridad debe ser velar por la continuidad asistencial y obtener calidad en la asistencia y que ésta se vea reflejada en los pacientes y ellos la vean reflejada en el sistema sanitario. Hay que facilitar los servicios a las cuidadoras y a los pacientes vulnerables que de verdad lo necesitan, y que lo último que querrían encontrar es un sistema sanitario lleno de trabas y dificultades de las que nadie se preocupa.

 

Bibliografía

1. Martínez Saura F, Fouz López C, Gil díaz P, Téllez Martínez-Fornés M. Incontinencia Urinaria: una visión desde Atención Primaria. Medifam [periódico de Internet]. 2001; 11 (2): 25-40. Disponible en: <http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1131-57682001000200002&lng=es&nrm=> [citado el 7 de junio de 2007].        [ Links ]

2. Dios-Diz JM, Rodríguez-Lama M, Martínez-Calvo JR, Rodríguez-Pérez C, Melero-Brezo M, García-Cepeda JR. Prevalencia de la incontinencia urinaria en personas mayores de 64 años en Galicia. España. Gaceta Sanitaria, 2003 sep-oct; 17(5):409-411.        [ Links ]

3. Verdejo Bravo C. Abordaje de la incontinencia urinaria en Atención Primaria. El Médico. Anuario 2000: 86-94.        [ Links ]

4. Gavira Iglesias FJ, Carida JM, Pérez del Molino Martín J, Ocerín O, Perez del Molino Martín J, Valderrama Gama E, et al. Uso de accesorios para incontinencia urinaria en los ancianos de la Zona Básica de Salud de Cabra (Córdoba). Atención Primaria. 2000; 25 (8): 88-95.        [ Links ]

5. Gavira Iglesias FJ, Garidad JM, Pavón Aranguren MV, Romero López M, López Pérez M. Expectativas del tratamiento de la incontinencia urinaria vistas desde una población de ancianos. Atención Primaria. 2000. 26 (7): 482-484.        [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia:
C/Antonio Chenel Antoñete s/n,
29640 Fuengirola, Málaga, España
marisaucedofigueredo@hotmail.com

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