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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.18 no.2 Granada abr./jun. 2009

 

MISCELÁNEA

HISTORIA Y VIDA

 

Un pulso a la fibromialgia

A pulse of fibromyalgia

 

 

Mª Isabel Carricondo Martínez1

1Diplomada de Enfermería. Unidad de Reanimación y Terapia del Dolor, Hospital Torrecárdenas, Almería, España.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

La elevada prevalencia de la fibromialgia en la actualidad y sus grandes repercusiones sociales, justifican la constante búsqueda de tratamientos para paliar los síntomas de una enfermedad hasta hoy incurable. Este artículo presenta, por una parte, un breve repaso sobre el concepto de fibromialgia y de la ketamina, como tercera línea de tratamiento, y por otra, la visión desde una perspectiva fenomenológica, de una paciente con fibromialgia, tras someterse a dicho tratamiento, junto con sus vivencias más íntimas y personales desde el diagnóstico de esta enfermedad.

Palabras clave: Fibromialgia, ketamina, enfermería.


ABSTRACT

The high prevalence of fibromyalgia at the moment and its great social impact, justify the continuing search for treatments to alleviate the symptoms of an illness until now, incurable. This article first, a brief refresher on the concept of fibromyalgia and ketamine, as third-line treatment, and on the other hand, the view from a phenomenological perspective, a patient with fibromyalgia, having to undergo such treatment, along with their most intimate and personal experiences from diagnosis of the disease.

Key words: Fibromyalgia, ketamine, nursing.


 

Introducción

La fibromialgia se define como un síndrome caracterizado por dolor difuso no articular que afecta a los músculos y que se asocia típicamente con fatiga persistente, sueño no reparador, rigidez generalizada y que con frecuencia se acompaña de otros síntomas corporales. Los criterios diagnósticos son: existencia de un dolor difuso presente, como mínimo, durante tres meses, la palpación dolorosa en 11 de los 18 puntos sensibles posibles (puntos gatillo), no estando todos activos a la vez, y la exclusión de alteraciones analíticas y radiológicas.1

El diagnóstico ha de ser siempre por exclusión, tras el diagnóstico diferencial de otras patologías causantes de dolor osteomuscular generalizado o localizado. Esto unido a que generalmente se asocian rigidez matutina, fatiga o cansancio, cefalea, problemas menores del equilibrio, parestesias y hormigueos en pies y manos, dificultad de concentración, malestar abdominal y ansiedad, tristeza y depresión, hace que el paciente llegue al diagnóstico tras un largo peregrinaje de consulta en consulta, especialista en especialista, que oscila alrededor de los 7 años desde que inician su contacto con el sistema sanitario hasta llegar al diagnóstico definitivo.2

Su etiología, probablemente multifactorial, es desconocida en la actualidad. Algunos autores se decantan por su origen predominantemente psicológico, considerándola así parte de un trastorno de somatización.3 Otros consideran su origen central y otros propugnan un origen estrictamente periférico (muscular) por existir hallazgos histopatológicos y bioquímicos que pueden avalar esta última hipótesis sobre su naturaleza.

El tratamiento debe ser personalizado y requiere un abordaje multidisciplinar. En el aspecto farmacológico, no existe ningún fármaco específico que cure la enfermedad, siendo éste puramente sintomático, para mejorar la calidad de vida del paciente; y además no existe un criterio unánime de cómo tratarlo. En este contexto, los fármacos antidepresivos, antiinflamatorios, anticonvulsionantes, los inductores del sueño y en general todos los que actúan sobre el sistema nervioso central, pueden ejercer un efecto positivo en el tratamiento de estos pacientes.4 Respecto al tratamiento no farmacológico requiere técnicas fisioterapéuticas y psicológicas.

En la Unidad del Dolor del hospital Torrecárdenas de Almería, donde trabajo actualmente, existe un protocolo consensuado, específico, para atender a pacientes con fibromialgia desde un abordaje multidisciplinar, para lo cual disponemos de un equipo formado por dos médicos anestesistas, dos enfermeros y una psicóloga, para un abordaje bio-psico-social de los pacientes, donde jamás se fragmenta el cuerpo del ser humano con su mente y donde los pacientes se sienten "escuchados". La enfermería juega un papel fundamental tanto para aplicación de tratamientos: TENS (Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea), iontoforesis, apoyo emocional, educación sanitaria, colaboración en infiltración de puntos gatillo, en dolores localizados, y aplicación de tratamientos con Ketamina intravenosa, para dolores difusos; para lo cual disponemos de un protocolo específico de la Unidad, con la que se están obteniendo resultados muy satisfactorios, actualmente en estudio de investigación.

La ketamina es un anestésico disociativo muy útil como ahorrador de opioides por un mecanismo de acción desconocido (probable disminución de la hiperexcitabilidad central) y una reducción del nivel de vigilancia, más que por su efecto analgésico. Sin embargo debido a la escasa evidencia científica, debe ofrecerse como tratamiento de prueba en tercera línea de tratamiento, cuando fallen los anteriores. En el protocolo se utiliza a dosis subanestésicas: 0,5 mg/kg, ya que alcanza el nivel sérico a los 30 segundos de su administración y los efectos secundarios a estas dosis son mínimos.5

En este contexto se sitúa el siguiente relato biográfico, donde una y otra vez, los profesionales nos encontramos con el mismo discurso, ante la temida pregunta que inicia nuestra relación con el paciente: "¿Qué le duele?", "Me duele todo, de piés a cabeza" y realmente, así es. Cuando llegan a nuestra Unidad ya vienen diagnosticados, pues es un requisito de inclusión. En ella, sus expectativas personales en lugar de perseguir la búsqueda de la causa, se concentran más en la resolución de los problemas sintomáticos asociados, concretamente el dolor, que como en el resto de procesos crónicos rodea a la persona de un clima de incertidumbre, que a veces les lleva a que las limitaciones físico-psíquicas sean realmente invalidantes, produciendo un gran deterioro personal, hasta tal punto de que muchos de ellos, incluída mi informante, a veces llegan a "pisar fondo", como ella misma relata, llegando a pensar incluso en la muerte; ya que este círculo vicioso en el que se ven inmersas, les conduce a una contínua dialéctica consigo mismas y con su entorno, que anula por completo sus ganas de vivir.

Pero también en este contexto la elegí a ella como ejemplo de positividad y resurgimiento de sus propias cenizas, por su gran ánimo de lucha y por sentir mi más profunda admiración ante la frescura natural que emana y que es capaz de transmitir a su alrededor, en el contexto de un día a día bastante duro y lleno de altibajos. Pienso que la riqueza de su discurso puede ayudar a otras personas en su misma situación, ya que describe algunos de sus mecanismos de superación personal, como libros de autoayuda para reforzar su autoestima, hasta llegar a aprender a "vivir con ella". También los profesionales podemos entender mejor los sentimientos de estas personas.

A través de su experiencia personal, desde una perspectiva puramente fenomenológica, y a diferencia de otros relatos, aporta una nueva visión sobre el tema.6 Transmite un mensaje de esperanza, describiendo cómo le ha cambiado la vida tras someterse al tratamiento con ketamina, a pesar de ser un tratamiento de prueba, pero en el que se están evidenciando resultados muy positivos, y como ella misma repite varias veces a lo largo de la entrevista, le ha cambiado la vida y le ha devuelto las ganas de vivir. El método utilizado es la entrevista en profundidad, con preguntas abiertas enfocadas a su estilo de vida actual, en los distintos ámbitos de su vida.

Su discurso nos lleva a un recorrido a nivel personal, donde nos relata su peregrinaje particular, al comienzo, por los distintos especialistas, hasta llegar al diagnóstico de esa enfermedad "fantasma", como ella misma define, pasando por sus reflexiones más íntimas cuando siente que "nadie la escucha", "no sirvo para nada" y ante la impotencia de no poder realizar planes; cuando se siente incomprendida a nivel familiar por su marido y su hijo, ambos sanitarios, ante la dificultad de asumir su enfermedad, o cuando nos cuenta con dolor, su escaso o nulo entorno social y sus inquietudes a nivel laboral debido a sus limitaciones físicas; o su apreciación particular sobre las asociaciones, utilizadas por muchos como "el milagro esperado" o "la silla de ruedas que te lleva".

El momento más duro ha sido cuando habla de su hijo, quizás me identifique más con ella en esto como madre, para el que su enfermedad pretende pasar inadvertida y al cual, a pesar de su tremendo dolor como madre, se lo perdona todo; el más emotivo, la descripción de un gesto tan simple como el abrazo de su compañera, que lleva implícito un alto grado de ternura y complicidad produciendo un gran refuerzo de su autoestima personal.

A nivel profesional es muy gratificante sentir que tu trabajo sirve para algo y he aprendido la importancia de la mejor herramienta de que disponemos los profesionales: la escucha activa. Al igual que ella, de forma sincera y desinteresada manifiesta su agradecimiento con el personal que la atendemos en la Unidad, yo a nivel personal le agradezco su colaboración en este trabajo, que le pertenece más a ella que a mí y simplemente le doy las gracias por haberla conocido y por todo lo que me ha enseñado con su relato.

 

Bibliografía

1. Wolfe F, Smythe HA, Yunus MB, Benett RM, Bombardier C, Goldenberg DL, et al. Criteria for the classification of fibromyalgia, reporter of the Multicenter Criteria Commite. Arthritis Rheumatism, 1990; 33 (12):160-172.        [ Links ]

2. Tosal Herrero, Beatriz. El cuerpo como excusa. El diagnóstico de la fibromialgia en una consulta de reumatología. Index de Enfermería (edición digital) 2008; 17(1). Disponible en http://www.index-f.com/index-enfermeria/v17n1/6600.php [Consultado el 2 de diciembre de 2008].        [ Links ]

3. Sánchez-Blanco, C; López-Millán, JM. Utilización de ketamina en el tratamiento del dolor agudo y crónico. Rev Soc Esp Dolor.14 (2007); 1:45-65.        [ Links ]

4. Rivera J. Tratamiento farmacológico en la fibromialgia. Algia 2006. 10(2): 105-119.        [ Links ]

5. Graven-Nielsen T, Aspegren Kendall S, Henriksson KG, Bengtsson M, Sorensen J, Johnson A, Gerdle B, Arendt-Nielsen L. Ketamine reduces muscle pain, temporal summation, andreferred pain in fibromyalgia patients. Pain 2000; 85 (3):483-91.        [ Links ]

6. Castro Peraza, M. Elisa de. La fibromialgia, en el mejor momento de la vida. Index de Enfermería (edición digital) 2007;56. Disponible en http://www.index-f.com/index-enfermeria/56/6434.php [Consultado el 2 de diciembre de 2008].        [ Links ]

 

RELATO BIOGRÁFICO

PRIMER CONTACTO CON EL DIAGNÓSTICO. Yo comencé con un trasiego de especialistas porque yo me sentía mal; las pruebas evidentemente no daban ningún resultado que explicara mi maleza. Ha sido un trasiego de idas y venidas tanto de traumatólogos, cardiólogos, a nivel de neurocirujanos y ya era un mareo total, hasta que ya por descarte se me diagnosticó la fibromialgia.

Yo desconocía totalmente la enfermedad hasta el momento que el Dr. Feito después de hacerme pruebas de todo tipo, me dijo: "Voy a hacerte esta prueba que es la que va a descartar que tengas artrosis degenerativa", o algo así, que yo al principio al desconocer el tema de la fibromialgia, le dije, "Pues casi mejor que la fibromialgia" y me dijo: "¡No sabes lo que estás diciendo!" [Exaltada] y después me di cuenta de que así era realmente, porque era luchar contra algo que está costando muchísimo trabajo sacar adelante. Yo desconocía totalmente qué era esa enfermedad y empecé a mirar un poco qué significaba, cómo podía luchar con ella, o sea, no contra ella, sino que tenía que aprender a vivir con ella y buscar los medios que me paliasen un poco el tema del cansancio, de los dolores tan fuertes que me inutilizaban muchísimos días, de llegar a no poder ni vestirme. Para mí fue un palo muy gordo, me ha costado muchísimas lágrimas, porque tengo 43 años y soy una persona muy activa, la fibromialgia te lleva a depresiones, ansiedades y tú dices: "Bueno, ¿el cansancio es depresión? ¿la depresión es con la fibromialgia?" y te encierras en un círculo que dices: "bueno, ¿por dónde corto?" y te lleva a una depresión bastante seria, te crea un sentimiento de inutilidad, de decir: "Si es que yo, no sirvo para nada, no puedo comprometerme con nadie a largo plazo, a corto plazo a lo mejor, porque no sabes qué día puede aparecer" [silencio desafiante de impotencia consigo misma y mirada de rabia].

Yo antes al principio, como no sabía lo que era, pues era aplastamiento, malestar, no quería hablar, no quería salir a la calle, me hacía sentir mal a mí, a mi familia, a mis amigos; mi entorno social se perdió totalmente [silencio con expresión de tristeza].

EL MOMENTO MÁS AMARGO. Ahora, al contrario, veo que la vida sigue y hay que ir poco apoco, pero yo pisé fondo, yo pensé en suicidarme [silencio largo]. No quería quedarme sola porque yo sabía que en cualquier momento si yo intentaba suicidarme de cualquier manera, pensé en la forma más fácil, más rápida y más accesible que yo tenía, que eran las pastillas; pensaba que si mi marido estaba conmigo siempre, no me iba a dejar, y entonces mi obsesión era no estar sola, porque yo veía una caja de pastillas y decía: "¡Es muy fácil quitarte de en medio!". Y realmente era una controversia, porque mientras mi mente por un lado estaba pensando eso, por otro lado pensaba: "¡Es una locura lo que estás pensando!". Lo importante es saber quién es realmente tu enemigo y después no darle la espalda, tenerlo al lado, no le des la espalda nunca [silencio de convencimiento, de haber aprendido lecciones al pasar satisfactoriamente por situaciones críticas].

CAMBIO TRAS EL TRATAMIENTO CON KETAMINA Y RELACIÓN CON EL PERSONAL. A Dios Gracias me he encontrado con un equipo en la Unidad del Dolor que me están ayudando muchísimo [Emocionada] y ahora después de tres sesiones que llevo ya con tratamiento con ketamina, para mí es venir a enchufarme la batería [ríe contenta a carcajadas, con mirada de complicidad] y estoy en funcionamiento con una vida totalmente normal durante 4 o 5 meses, que el organismo se conoce que vuelve a pedir otra vez la sustancia que sea, pero para mí es el milagro que me ha salvado, me ha hecho recuperar la ilusión y las ganas de vivir, me ha hecho superarme a mí misma incluso antes de tener la enfermedad, puesto que estoy estudiando, trabajando, llevo mi casa para adelante, y para mí esto ha sido encontrarme con algo que yo, la verdad, al principio hubiera preferido morirme, sinceramente [cabizbaja]. Cuando me dijeron que era fibromialgia, que es la enfermedad fantasma, porque no sale en ningún diagnóstico, los signos y síntomas son desgarradores [mirada de impotencia] con un malestar increíble, con grandes limitaciones, que hay días que te tienes que parar a pensar. "¿Realmente tengo esto?" Y otros días que dices: "Sí, tengo esto" [expresión de aceptación de su realidad]. Pero al no tener diagnóstico, la gente no se los cree, y es luchar contra un fantasma. Es muy gratificante darte cuenta de que no es ningún fantasma, que hay gente que escucha, creo que el 50% del tratamiento lo hace el profesional con la charla y que está dispuesta a ayudar, a quien se lo agradezco muchísimo, porque después de un año de tratamiento, me han devuelto las ganas de vivir, me siento mucho mejor y animo muchísimo al equipo a seguir con su labor tan importante, que no podría ni definir.

A NIVEL FAMILIAR, tengo a mi marido con una lucecilla encendida, pero A Dios Gracias me cuida muchísimo; Al principio lo entendió pero no lo asumió y al final los dos, junto con el equipo, porque él también conoce un poco el tema [trabaja como sanitario], se ha informado bastante y está muy sensibilizado con la gente que padece fibromialgia, estamos llevando esto bastante bien, porque pienso que me han devuelto las ganas de vivir. De hecho tuve una fase en la que no quería conducir, ni salir sola a la calle, ya pasó, y me protegía muchísimo. Si tenía que ir a algún sitio, jamás me dejaba sola, no me veía autosuficiente y ahora, sin embargo, prefiere que lo haga yo sola, ya se ha dado cuenta de que soy una mujer independiente, con mis ideas y mis inquietudes, que son diferentes, evidentemente a las suyas y quiere que siga adelante, salgo y entro y a veces me dice: "¿Quieres que te acompañe?" o "Vamos los dos y nos tomamos un café" pero ya solamente por salir los dos juntos y nos reímos, nos contamos cosas, cosas que antes no pasaban [silencio, con expresión de pena en su mirada]. Hubo un tiempo que yo era: "Déjame, déjame y déjame" y a nivel de pareja ha vuelto la ilusión, que yo creía que se iba a perder.

Tengo un hijo de 23 años y al principio fue un palo muy gordo, porque no quería ni preguntarme cada día cómo estaba, porque para él era muy fuerte encontrarse a su madre que no podía vestirse, ni moverse. El nunca me ha preguntado, ni me ha dicho: "¿Estás bien?" ni "¿Qué te pasa?" Nunca [Furiosa e indignada] No ha querido saber nada. Y ahora sí me pregunta: "¿Qué estás haciendo?" y "¿Cuándo trabajas?". Para mí ha sido muy duro que mi hijo, estando yo mal, con una manta eléctrica en el sillón y sintiéndome mal realmente, haya entrado y ni siquiera me haya preguntado: "¿Qué te pasa?" Pero no lo ha hecho nada más que por no querer saber qué me pasa; él como que huía de la situación y no quería enfrentarse a ella. Ahora él va progresando en los estudios [también sanitario], aunque no han influido porque la familia es la familia y el trabajo es el trabajo. Ahora él conoce más el tema y yo pienso que el dolor ajeno es exagerado y el tuyo es insoportable. Yo trato con ancianos, mi madre está dentro de la edad geriátrica y no es lo mismo para mí ver una anciana que tenga que hacerle algo, que tener que hacérselo a mi madre. La familia es totalmente diferente. Y a mi hijo, a pesar de que me consta que ha estudiado y ha hecho mucho hincapié en la fibromialgia, yo lo pienso y asumo que soy su madre y como tal me parece intocable, de pensar: "No, eso a mí no me puede estar pasando". Sí creo que le va a pasar como a mi marido, que va a estar más sensibilizado en su trabajo con la fibromialgia que cualquier otro sanitario que desconozca el tema y no lo haya sufrido de cerca, y haya vivido hasta qué punto afecta la enfermedad. Porque él ha vivido, pasar por la puerta de mi dormitorio, asomarse e irse y no preguntarme nada, o tener que llamarlo para decirle: "Ven, quiero levantarme, ¡Acércame las zapatillas!" Pero él nunca ha preguntado nada. Ahora ya por lo menos, hablamos, yo le digo: "Voy a hacer esto o lo otro" y parece que lo va asumiendo, pero bueno, también ha visto que tampoco es una gran cosa, que sí que es un problema pero que tiene solución y él me conoce, me mima y sabe las ganas de vivir que siempre he tenido.

A NIVEL LABORAL he tenido muchos problemas, porque al igual que el resto de la gente, no se lo creen, que tengo mucho cuento, porque me ven que me pinto, que lucho por vivir, y creen que tengo cuento chino, que si no hago algo es porque soy una vaga, porque no quiero y es una forma de excusarme la fibromialgia, pero también he aprendido a decir: "Pues mira," [gesticula un "allá tú"]. El problema es el desconocimiento, que a veces me dan ganas de sacar algún artículo donde explique el tema de la fibromialgia, a pesar de que hay mucha gente que no quiere saber, pero he aprendido que lo que piense el compañero, jefe o el mismo servicio de prevención, me da igual. Yo ahora mismo sé mis funciones sanitarias, si quieren creer que tengo cuento, que lo crean, ya no lo explico, porque ¿Para qué? Si no lo van a entender, es perder el tiempo. Y cuando he estado trabajando en plena crisis, he aprovechado el rato del trabajo a mi casa para inflarme de llorar o me he metido en el cuarto de baño y me he hartado de llorar [silencio con expresión de pena e impotencia], o me he aislado del resto y he pensado: "Bueno, ya pasará". He tenido una actitud muy negativa, porque te ves mermadas totalmente tus capacidades y sin saber qué pasa, y pensando: "Y nadie me cree, y nadie me escucha", pero a Dios gracias, eso ha cambiado, gracias al tratamiento y a vosotros [me mira con expresión de profunda gratitud y satisfacción].

Esta mañana me ha pasado algo muy extraño en el trabajo y he sentido una sensación como muy agradable y placentera pero que no sé describirte [emocionada al rememorarlo]; una compañera me ha mirado a los ojos y me ha dicho: "¿Puedo abrazarte?" y me ha abrazado y me ha hecho sentir una cosa, que he pensado: "Hay gente que todavía me aprecia", pero ese gesto tan sencillo y tan simple, me ha hecho sentir algo que no puedo describirte. Veo que los compañeros a veces cuentan un problema y noto como que se alivian y es muy importante hablarlo con alguien y que te escuchen y tener a alguien en quien confiar plenamente y poder contarle lo más íntimo de tu vida y no va a haber problema.

También veo en el trabajo que la gente como que sí que tiene miedo a que yo no alcance las exigencias laborales y sobrecargue a los compañeros y yo pienso que no solamente es coger peso y movilizar, sino que hay muchas cosas que hacer muy importantes, porque yo he solicitado ahora un puesto en el que yo pueda acoplarme, pero yo en principio he tenido que incorporarme a mi puesto y he observado que la gente no me ha dado opción de decir: "¡Vamos a ver hasta dónde llegas! o ¡ A ver qué tarea eres capaz de realizar!". La gente como que huye un poco y le da miedo y me miran así como diciendo: "¿Estás tú de turno? Pues como que hay un medio nada más, no hay un auxiliar completo; pero bueno, poco a poco iré avanzando que las prisas no son buenas, que hay muchas cosas más que cubrir que sentar a un residente en una silla de ruedas, que hay máquinas que nos ayudan a hacerlo, que nos suplen el esfuerzo y que hay que aprender a utilizar los medios. Ahora tengo una serie de limitaciones a nivel físico, pero habrá otra serie de habilidades y actividades que yo pueda realizar y que les esté haciendo un favor porque a ellos no les guste hacerlas, y así nos vayamos complementando. Si yo misma he tardado en asimilar lo que tengo, no voy a pedirle peras al olmo, cuando hay muchos compañeros que piensan que lo que tengo es cuento, pero esta faceta ya la tengo superada.

Hay otra compañera que tiene fibromialgia y hablamos muchísimo sobre el tema y ella me dice que tiene fe y que lo primero, cuidarte tú. Ella es una persona muy positiva y luchadora, aunque tiene muchísimos bajones y hablando de la limpieza me contó que vio una losa que ponía una inscripción que decía: "Esta casa está lo suficientemente limpia como para no contagiarte y lo suficientemente sucia como para ser feliz" y se la ha puesto a la entrada de la casa [ríe a carcajadas] y me hizo mucha gracia, porque tienes que aprender a convivir con la fibromialgia y a darle prioridad a lo que tiene prioridad.

ASOCIACIONES. He sondeado varias, pero no he llegado a estar en ninguna, porque pienso que hay gente bastante negativa. Ayer estuve en Vícar en una exposición que había de muestras y estaba precisamente la asociación de fibromialgia de Vícar y la presidenta cuando yo le comenté: "Tengo fibromialgia", me dijo: "Se te nota en la cara" y me quedé un poco pillá porque digo: "Bueno, a lo mejor lo llevo en la frente escrito". Después me estuvo contando que había una señora concretamente que tenían que ir a darle de comer, entonces yo pienso que hay que luchar, que aparte de cómo te puedan ayudar a nivel farmacológico, a nivel psicológico, tienes que luchar, y aunque te duelan las manos, tú coger una cuchara y hay mucha gente que aprovecha esa situación para que se lo hagan todo. Hay gente que a lo mejor realmente no puede, pero hay gente que a lo mejor podía dar dos pasos y no da ninguno. Pienso que la persona tiene que poner de su parte.

La enfermedad en sí no es un patrón, es la persona, pienso que hay personas más negativas, gente que se da por vencida y que se deja caer y gente que luchamos. Supongo que en las asociaciones habrá gente que acude esperando que haya un milagro, o esperando que sea la silla de ruedas que te lleve, y yo ahora mismo no estoy preparada para encontrarme gente que en vez de muletas utilice silla de ruedas. Creo que hay gente que lo está pasando peor que yo, supongo que habrá varios niveles o puede que mi fibromialgia esté en un inicio bastante bueno y habrá gente que esté más deteriorada por el avance de la enfermedad o porque realmente se han abandonado y se han deteriorado, simplemente por un estado negativo de decir: "Bueno, yo no puedo seguir luchando" y al final a la larga, te deterioras.

MEDIOS DE AUTOAYUDA. He utilizado muchos libros de autoayuda, al fin y al cabo son psicólogos; de un libro puedes sacar el jugo que a ti te interesa, mientras que el psicólogo te va a decir: "Tienes que plantearte la vida, tienes que trabajarte las relaciones"; pero todo eso lo puedo hacer yo en cualquier momento y no tengo que ir a ningún psicólogo, tampoco creo mucho en ellos por mi trabajo. Sí puedo decir que en los momentos de estrés, sí parece que a nivel físico los músculos vas notando cómo se tensionan y al final termina doliéndote y es cuando necesitas relajarte; pero cuando estás realmente tensionada, por mucho que te digan:" ¡Relájate!" tienes que aprender a relajarte tú, pero despacito, porque acabas de sufrir un shock o una situación yo qué sé, muy estresante.

El médico de cabecera me ha dicho que tengo tendencia a la depresión por mi propio carácter y me da pánico dejar la medicación, pero poco apoco intento ir rebajándola, ya no tomo nada para dormir, a pesar de que el sueño lo llevo regular y paso la noche a sobresaltos, aunque no me atrevo a dejar el antidepresivo. Quizás algún día si sigo así, pueda ir reduciendo la medicación e incluso dejarla, porque no quiero atarme a ningún medicamento. También me ha dicho:"Tú misma eres la que mejor sabes si necesitas una pastilla determinada o no la necesitas" y así intento hacerlo.

CAMBIO POSITIVO. A pesar de que por mi carácter he tenido muchos bajones y es como si estás metida en un pozo que no ves luz ninguna y subes y subes, y hay un momento que ves luz, pues esto es lo que está haciendo en mí el tratamiento con Ketamina, y ahora por eso estoy más positiva, porque estoy con las pilas puestas. De hecho, procuro arreglarme y pintarme; antes no quería salir, pero ahora hoy en el trabajo he visto un listado de que hay una cena de compañeros y nada más la he leído, digo: "¡Ah! Yo me voy con mis compañeros a cenar" [Ríe contenta].

O como el día que te comenté del crucero, hubo un día que me tuve que quedar en el camarote, no podía ni levantarme y dije: "Bueno, pues ya está, hoy toca día de cama, a descansar". Si estuvimos una semana fue uno y pensé: "Mañana seguro que se pasa" si no, no hubiera vivido los otros seis días.

REFLEXIÓN FINAL. He aprendido a disfrutar de la vida, a mostrar aprecio y a ver que hay gente que realmente merece la pena, que te están ayudando y no se aprecia y no nos damos cuenta y hay que ser agradecidos y animar, aunque sólo sea con una palabra amable. Creo que lo que tengamos que hacer se nos va a poner por el camino, o sea, lo que haya que hacer por la sociedad o por el compañero de al lado, o por uno mismo, se va a poner por el camino o se ha puesto; a mí se me han puesto problemas pero a continuación, no sé cómo, se me ha abierto una puerta que me ha dado la solución y estoy profundamente agradecida.

Vocabulario

Mi maleza: mis males.
Un poco pillá
: un poco sorprendida.
Con las pilas puestas
: llena de energía.

 

 

Dirección para correspondencia:
C/ Costa dorada 24,
04009 Almería, España
Email: gemelascarricondo@gmail.com

Manuscrito recibido el 5.12.2008
Manuscrito aceptado el 22.01.2009

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