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Index de Enfermería

versão On-line ISSN 1699-5988versão impressa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.19 no.2-3 Granada Abr./Set. 2010

 

MISCELÁNEA

RETABLO DE LAS MARAVILLAS

 

¿Una medicina efectiva entre culturas? La experiencia de un programa de salud de atención primaria en comunidades indígenas de la selva amazónica ecuatoriana

An effective medicine between cultures? The experience of a health program of primary care in indigenous communities from the Amazonian Ecuatorean Jungle

 

 

Montserrat Pulido Fuentes1

1Centro de Especialidades Periféricas, Arenas de San Pedro. Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Ávila, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Se hace necesario un análisis de los programas de cooperación, en los cuales se reproducen pautas biomédicas foráneas y se descuidan las locales. En este trabajo se presenta el resultado de varios estudios de caso, en los cuales se aprecia cómo la forma de llevar a cabo programas de salud en zonas aisladas no examina con detalle la realidad indígena y su medicina tradicional. Es producto de una inmersión sociocultural y observación participante, realizando trabajo de campo intensivo con técnicas cualitativas (entrevistas en profundidad, análisis institucional, estudios de casos), tanto en la comunidad achuar como en las estructuras occidentales del escenario intervenido. He encontrado que la forma de llevar a cabo programas de salud en estas comunidades indígenas tan inaccesibles, genera como consecuencia desconfianza hacia el nuevo sistema que se impone y que no recoge verdaderos resultados. He constatado que la competencia cultural, es algo muy exigible a las ongs y agencias de salud que trabajan en la zona estudiada.

Palabras clave: Cooperación al desarrollo. Medicina tradicional. Competencia cultural. Programas de salud. Culturas. Confianza.


ABSTRACT

There becomes necessary to analyze cooperation programs which reproduced our biomedical guidelines but neglect the local ones. In this Work, it show the result of several case studies, which show how the way of carrying out health programs in isolated areas does not examine closely the indigenous reality and its traditional medicine. I have done a sociocultural immersion and an observation participant, I have applied a qualitative methodology and techniques, both in the Achuar community and in the western structures of the scene researched.I have found out that the way of carrying out health programs in such inaccessible indegenous communities, provokes distrust towards the new system imposed. As a consequence, it does not gather real results.I have concluded that a greates knowledge of cultural competence, is something that should be required from ngos and health agencies that are employed in the studied area.

Key words: Cooperation to the development. Traditional medicine. Cultural competence. Health program. Cultures. Confidence.


 

Introducción

En los límites geográficos entre Perú y Ecuador se encuentra una zona de selva amazónica donde aún perviven pobladores jíbaros o aínts, concretamente son los achuar, que junto con sus hermanos los shuar y los awajun o ahuarana, con los cuales no existe una separación estricta, constituyen la familia Jíbara o Aínts. El territorio actual de los achuar, está dividido por la frontera de estos dos países. El Tratado de Paz entre Perú y Ecuador en octubre de 1998 hizo que se mantuviera la unidad de este pueblo indígena. A pesar de existir una frontera política que persiste y que queda vigilada a un lado y otro por militares, es cierto que el paso de la población achuar a un lado y otro de la frontera ha quedado reducido de trámites fronterizos, que hizo en años anteriores disminuir estos trasiegos, según queda recogido en el sentir de ellos mismos.

 

Mi acercamiento al mundo indígena, a su medicina tradicional, lo hago gracias al apoyo de la Fundación Salud y Sociedad, y su contraparte local, la coordinadora médica de la zona achuar, con los cuales participo en un programa de salud como voluntaria, llevando a cabo tareas de educación sanitaria en las campañas de atención ambulatoria y asesoramiento técnico sobre aspectos generales de atención médica en condiciones de aislamiento y gestión de farmacia. Este trabajo estuvo influenciado considerablemente por las actividades que desarrollé como enfermera, esta doble actividad no ha hecho sino facilitarme el acceso a espacios de observación que de otro modo no hubiera sido posible, siendo un avance de la tesis doctoral que me encuentro realizando en el campo de la antropología de la salud y de la enfermedad.

El acceso es por vía aérea, desde la ciudad de Macas, capital de la provincia de Morona Santiago, donde la población shuar es mayoritaria frente a los achuar, que poco a poco van saliendo de la selva cada vez más a estas ciudades en busca de nuevos atractivos. Las comunidades indígenas achuar se organizan en parroquias, estructuras con autoridad propia para administrar el territorio en el que viven bajo la figura del síndico, la población achuar también se extiende a la provincia contigua de Pastaza, pero me referiré a la zona señalada puesto que es donde he desarrollado mi labor sanitaria.

Más de la mitad de la población achuar viven en la zona actual peruana. Desde el Valle del Pastaza, sus intentos de búsqueda de nuevas tierras para cacería o intereses comerciales les hacen cruzar el río Pastaza, y crear otros asentamientos, llegando al afluente Huasaga, el que da nombre a la parroquia y donde se ubica el centro de promoción de la cultura achuar, Misión Salesiana Wasak'entsa, abierto a finales de 1988 "debido a la gran insistencia de los achuar", según refieren los propios misioneros (Ficha Técnica de la Organización). Según las referencias encontradas en la misma misión, en una verdadera experiencia de encarnación en medio del pueblo, muy interesados por el trabajo con la etnia, se inicia una labor de presencia, testimonio, enculturación y evangelización muy radical y nueva en el mundo misionero. No se concentra en un solo lugar, sino que es al estilo itinerante y como huéspedes de los achuar, con continuos diálogos, iniciándose los primeros trabajos para la construcción de la pista de aterrizaje. En 1989 se constituye en Wasakentsa una pequeña comunidad misionera de tres salesianos, en 1990 se inicia el colegio diversificado con varones y un poco más tarde, también se suman las mujeres, "en 2002 llegan las hermanas Marianistas para atender el internado de mujeres" (Ficha Técnica de la Organización).

 

 

Programa de promoción de la salud entre los indígenas achuar

Por todo lo mencionado, Wasakentsa es una de las comunidades más importantes, además de por encontrarse en la misma el subcentro de salud, que lleva el mismo nombre que la misión salesiana, y donde desarrollaré la mayor parte de mi trabajo como enfermera voluntaria. Al mismo tiempo se han concentrado en dicha comunidad otras dependencias como la radio, una pequeña caja de ahorros donde se cobra el bono de pobreza que da el Estado Ecuatoriano da a casi todas estas familias por no alcanzar los mínimos establecidos, considerándose que todas ellas están por debajo de los umbrales de pobreza.

Además en la parroquia de Huasaga, hay otros cuatro puestos de salud gestionados por auxiliares de enfermería que dependen del Ministerio de Salud ecuatoriano y microscopistas que dependen del Servicio de Malaria. Este personal es achuar y reciben el apoyo de la coordinadora médica de la zona achuar, quien también trabaja para el Ministerio de Salud Ecuatoriano, siendo ella de otra zona de Ecuador. Durante mi estancia en uno de los puestos de salud también había una enfermera, en los tres puestos de salud restantes esta plaza de enfermera no está cubierta debido a no haber personal que quiera trabajar allí. La última enfermera que se marchó alegó problemas familiares. Otros motivos encontrados han sido no estar dispuestos a trabajar con "salvajes" y con alguien que tiene unas costumbres muy arraigadas. Se está intentando desde el ministerio reforzar de algún modo a todo el personal de salud para que cubra estos puestos dada la enorme dificultad encontrada para que los trabajadores de la salud quieran trabajar con los achuar.

El equipo de salud de Wasakentsa, conformado por la coordinadora médica de la zona achuar, un auxiliar de enfermería y un microscopista, está encaminado a fortalecer y organizar el sistema de salud de la zona achuar. Además, en el mismo campo de salud está presente una fundación salesiana que desde hace algunos años lleva a cabo tareas de formación de los promotores de salud. Se ha pretendido fomentar la medicina tradicional con la realización de talleres, así como la creación de botiquines y conseguir un buen seguimiento de los mismos por parte de los mismos promotores.

El ministerio quiere enviar personal cualificado, y no le sirven los auxiliares, ni los promotores, quienes deben hacer de minimédicos. La fundación piensa que mejor algo que nada y en estos términos no acaban de llegar a un acuerdo. El ministerio proporcionaba las medicinas gratuitas a las mujeres embarazadas y a los niños hasta los cinco años, el resto de las medicinas eran proporcionadas por la fundación, quien las hacía llegar hasta las zonas más recónditas cobrando un precio simbólico por ellas, "para no hacer mal uso de ellas" (Voluntaria de la Organización). Desde hace poco tiempo, con la aprobación de la nueva constitución en septiembre de 2008, el ministerio proporciona de forma gratuita la medicina a todos. Esta propuesta dará lugar a que los botiquines se vayan retirando paulatinamente según vayan llegando las medicinas por parte del ministerio, haciéndose cargo de ellos los promotores de salud junto con el personal del ministerio.

En el campo de la salud se realizan tareas en el mismo subcentro de salud, así como en las comunidades de influencia, y en los cuatro puestos de salud mencionados. Acciones de atención médica, programa de tuberculosis, de leishmaniasis, de salud escolar, materno-infantil, etc., responsabilizando a los nativos cada vez más y garantizando la continuidad de la atención, siendo estos últimos los objetivos marcados desde la institución.

 

Medicina tradicional en cuestión

Por un lado encontramos un pueblo achuar amarrado a sus quehaceres diarios, lo cual les hace subsistir con los productos que siembran y de los cuales se encargan las mujeres, así como de la caza y pesca, tareas llevadas a cabo por los varones. El cuidado de los hijos es tarea realizada por parte de las mujeres, y este cuidado se extiende hasta los problemas de salud, que previamente intentan ellos resolver con sus productos naturales, o remedios más conocidos, más cercanos y más económicos, en este sentido el itinerario terapéutico sigue una cadencia casi previsible. Cuando el problema se acentúa o no remite consultan al subcentro de salud, llegando las mujeres y los niños al puesto de salud acompañadas por sus esposos, quienes son los únicos que relatan la enfermedad. Para llegar hasta aquí en ocasiones tienen que caminar horas, esto nos indica por qué en ciertas ocasiones no acuden antes y debemos repensar cuando nosotros como sanitarios occidentales cuestionamos esta práctica.

Ante la situación de casos graves, estos son evacuados por vía aérea al Hospital correspondiente, lo que hace necesario el transporte aéreo para poder acceder a estas zonas, y lo que ocasiona que el gasto económico en salud se incremente considerablemente. Por otro lado esto precisa de personal voluntario, a falta de la estructura correspondiente, que recoja a estos indígenas, puesto que desconocen los códigos de manejo por ciudades, hospitales, y les lleven desde el aeropuerto hasta el hospital.

Esto hace repensar todo el proceso de atención, de las nuevas estrategias de atención sanitaria, y en la continuidad de estas atenciones prestadas, una vez más éstas eran razones para reivindicar la participación y la colaboración por parte del estado a través del Ministerio de Salud en este tipo de actividades, el cual siempre era criticado de tener abandonadas estas zonas selváticas. Desconozco si estas críticas populares que se hacen han llegado a formularse al estado, quien dice querer preocuparse de estas zonas pero de una forma adecuada.

En ausencia de la medicina occidental aparecen sus recursos y su medicina tradicional con mucha más facilidad. En comunidades más alejadas de los puestos de salud puede observarse cómo habían curado sus quemaduras con preparados que traían ya aplicados, achiote, sangre de drago, yuca. Etc. O cómo se acercaban al puesto de salud con algunos brebajes que ellos mismos habían elaborado y habían estado tomando hasta llegar a conseguir nuestros remedios, pero que no querían dar a conocer o exponerlo como rival. Tienen mucha más confianza en lo que viene de fuera, en lo exótico y colorido, pero más por la atracción, por la novedad, que por real convicción de sus efectos benéficos, por lo que se teme que terminen desapareciendo sus remedios naturales y ante la imposibilidad de dar continuidad en los cuidados en muchas de estas comunidades se hace necesario mantener, y hacer pervivir este tipo de atenciones. En este intento se ha capacitado a los promotores de salud en medicina tradicional, pero ocurre que tienen poco espacio de actuación, se percibe la necesidad del diálogo intercultural, el cual necesita que la medicina occidental se asome a escudriñar lo que ya había antes, e intentar comprenderla. En este sentido no podemos pasar por alto las explicaciones sobre el origen de una serie de problemas graves, por ejemplo aquellos que afectan a los niños y que los achuar invocan a la influencia accidental de un espíritu, así como el modo de resolverlo, refrescando el cuerpo con el humo del tabaco. Los achuar entienden dos grandes categoría de males: los tunchi, provocados y sanados por los chamanes, y los sunkur, todo el resto. De forma general los achuar sitúan el origen del mal entre los otros (Descolá 2005).

En este contexto, la medicina indígena se puede ver en muchos aspectos a pesar de parecer oculta, o incluso promulgar su desaparición. Estando en el puesto de salud, era muy frecuente que llegara un señor, siempre varones, y aplicara algún tipo de cuidado añadido al que estábamos realizando nosotros desde la medicina occidental. En cuanto a la persona que realiza dichas tareas, ellos no se identifican como chamanes por la multiplicidad de atributos que se les reconocen y no siempre de forma positiva, con lo cual cuando uno de ellos se identifica como Tsuakratin, que califica al chamán curandero, pensé que se trataba de otra figura social relacionada con la salud achuar. Este tipo de trabajos requieren de estancias prolongadas para dar cuenta con cierta seriedad de lo que representa en una zona la medicina tradicional, pues se establecen diferencias entre distintos tipos de uwishin o chamanes, y se recurre a ellos cuando la ayuda esperada de la farmacopea indígena se revela inoperante, lo que prueba que el mal es propio de un hechizo y no de una enfermedad. La figura que resuelve estos males es el chamán, quien ocupa un rol social fundamental, que quizás está siendo oscurecido pero que no podemos obviar.

Desde este mirador me cuestionaba hasta qué punto tiene cabida y continuidad la medicina occidental en un contexto amazónico. Esta ha sido una pregunta clave durante mi estancia.

 

Los indígenas con el nuevo sistema de salud

Una vez han llegado los indígenas al subcentro de salud, se les administraba medicinas bajo prescripción médica o se les hacía llevar a casa, cuando desde mi perspectiva enfermera podía sospechar que una actitud más conservadora hubiera sido más adecuada. Me parecía que se abusaba con este gesto, con una práctica que siempre ha de estar supervisada y más aún entre esta población que desconoce mucho sobre este tipo de fármacos. Estas fueron mis primeras preocupaciones. No podía dejar de comparar aquel puesto de salud con una farmacia, lo que me generaba cierto malestar, porque realmente no era una farmacia. De nuevo caía en el error de los signos lingüísticos, considerando a Leach (1993, pp. 28) entendía que el sentimiento de identidad entre las cosas del mundo y sus nombres es muy profundo.

Mi estancia me permitió entender que esas familias que deciden caminar cinco horas con su hijo en la espalda, y llegan al puesto de salud, es por algo más que sospechas. Encontré mamás multíparas con un ojo clínico muy agudizado, y si se intentaba mantener una postura más conservadora, cuando las distancias del camino lo permitían, o bien otras circunstancias, descubría con los días que el cuadro no mejoraba, estaba cuestionando prácticas sobre salud y enfermedad llevadas a cabo en la amazonía con perspectiva occidental, debemos reconocer y ensalzar el papel protagónico de las madres de familia en las estrategias de atención curativa.

Por otro lado, se estaba intentando reparar cierta automedicación que ya habían adquirido los nativos debido a éstos y otros problemas añadidos; todo esto se mezclaba con el olvido de lo que ocurre en nuestros países, de donde procedemos, donde no hace falta que un médico te prescriba ningún fármaco para que tú puedas acceder a comprarlo. ¿Por qué pretendemos que este tipo de población lleve a cabo prácticas que nosotros hemos olvidado, o en las que no creemos, y por el contrario hemos interiorizando otras que no nos cuestionamos, como comprar fármacos con cierto albedrío?

El uso de los guantes entre el personal de enfermería que nos cogió la incursión del VIH cursando los estudios universitarios, hizo interiorizar el uso de esta herramienta de trabajo, casi de forma imprescindible como barrera ante posibles contagios de éstas y otras muchas enfermedades, por lo que se nos ha hecho muy difícil acercarnos a los pacientes sin ellos en contextos puramente hospitalarios, en los cuales me he movido, aunque uno intente adaptarse a las circunstancias. En la experiencia que expongo hice muy poco uso de ellos, pero cuando hube de hacerlo se convirtieron en una barrera importante, más allá de la meramente física. Así me lo hicieron saber los indígenas, distanciando los nuevos contactos, enfriando las miradas, cuestionando el uso de los mismos si era absolutamente imprescindible, sospechando si tenía miedo a tocarles sin ellos, o si temía contagiarme, lo cual podía ser una incoherencia puesto que fueron contadas ocasiones las que hice uso de ellos.

Entendí que los guantes podían ser un agente extraño entre ellos, ante el cual no están familiarizados, pero si manejan valoraciones como contagio, miedos, un tiempo después, revisando el material me percaté que el personal de salud achuar usaba esta herramienta en ocasiones, lo que me hacía pensar que ya debían estar familiarizados. Ocurría que era un comportamiento, una reacción distinta según quien llevara a cabo el trabajo, por tanto no es tanto el uso de guantes o la aplicación de tal vacuna, o la asignación de tal fármaco, como quién esté detrás de estas tareas, por lo que se debe reclamar una atención sanitaria desde dentro, identificarte con ellos, y lo más importante, que ellos se identifiquen contigo, al menos en estancias breves como son las que se llevan a cabo en muchas ocasiones en este tipo de programas. En este sentido Descolá (2005, pp. 238) afirma que la creencia en la eficacia de una terapia no depende tanto de las propiedades inherentes al remedio como de las cualidades de quien lo administra y de las condiciones en las cuales se desarrolla. En las ocasiones que pude observar la atención dada por el personal de salud achuar más tradicional, pude comprobar la dedicación con la que realizaban su trabajo, la tranquilidad con la que hacían cada gesto, la confianza que transmitían con sus actos, con sus cantos, con sus miradas, y la complicidad que se conseguía en el paciente o en sus familiares, aspecto que inevitablemente tardamos mucho en conseguir el personal de salud extranjero porque desconocemos sus códigos, y no podemos conocer en poco tiempo lo que les transmite confianza. En otra ocasión el propio tsuakratin me confesó que el que cura es el primero que debe confiar en su capacidad de curar, y sus cantos, que no pude entender, y recitaban más o menos así: "yo te curaré… yo puedo curarte, te vas a curar..." según me tradujo él mismo.

La demanda asistencial se ve modificada en función de la confianza adquirida con el personal de salud. Con la doctora, quien lleva muchos años ejerciendo desde diferentes instituciones, se aprecia cierta confianza y con su llegada aumenta la afluencia de pacientes en los puestos de salud, del mismo modo ocurre con los auxiliares y promotores de salud que han conseguido reafirmar esta confianza entre la población. La demanda asistencial también es una forma de consumo y es el modo de mantener y asegurar que la doctora siga entrando para cuando realmente sea necesario.

En el caso de los promotores y los auxiliares de enfermería, todos ellos achuar, son el instrumento para llevar a cabo la medicina occidental y no el vehículo de comunicación entre un tipo de medicina y otro. Se aprecia que este personal de salud ha adquirido el lenguaje de la medicina que trata de imponerse, y podríamos valorarlo de exitoso si no fuera porque en la consulta este personal recomienda en muchas ocasiones las plantas o remedios naturales, o ellos mismos saben cuándo no tiene sentido acudir al puesto de salud y tratarán de visitar al chamán más cercano. Expondré dos casos puntuales que quizás puedan aclarar la situación en la que se encuentran los achuar con la llegada de la medicina occidental y su adaptación a la misma.

Uno de ellos ocurrió una tarde de domingo húmeda y calurosa, nada extraño por estas latitudes, con poco movimiento en la comunidad, salvo la misa de la mañana que había reunido a los seguidores en la iglesia, y un partido de fútbol a media tarde. De pronto, se oye un revuelo, un grupo de gente se dirige a la casa del locutor, el cual debía comenzar la sesión de la tarde en una hora y que no pudo hacerlo porque según él su hija ha sido llevada por el Iwuach o espíritu de los muertos. Rápidamente acuden a buscarnos, y encontramos una niña de tres años con pérdida de conocimiento, palidez de piel y mucosas, frialdad generalizada y que no responde a estímulos verbales. Con este cuadro intentamos que la mamá avance con premura al puesto de salud para actuar, pero los padres, realmente afectados y en un abandono que no podemos entender desde nuestra visión occidental, caminan lentamente con su hija en brazos, con la mirada perdida y casi entendiendo lo que ha ocurrido, lo que hace que asustados encajen lo ocurrido como parte de la vida. En el puesto de salud se canalizó una vía venosa periférica y sin ninguna otra medida la niña fue recuperando el estado de hipotonía en el que había caído. Desde la perspectiva médica parecía haber sufrido crisis convulsivas, se descartó una posible intoxicación, pero toda la comunidad masticaba un único pensamiento, había venido el espíritu de un muerto encarnado en un animal o en los fantasmas antropoides, a llevarse a la niña. Estos espíritus tienen envidia de los vivos y se llevan a uno de ellos por un tiempo, teniendo predilección por los niños puesto que son más débiles por no tener bien formada el alma. Cuando la niña fue despertando estaba el chamán en el puesto de salud para procurarle los cuidados oportunos, se trataría de ahumarla con algodón hasta teñirla de negro para que el espíritu no la viera de nuevo y fortalecer así el suyo; las mamás se ocupaban de cuidar a sus hijos puesto que el diablo podía venir por ellos, y se escuchaba "niño ven a la casa que va a venir el diablo" (Diario de campo, 2008). La decisión médica de sacar a la niña al hospital de Macas para el estudio de lo ocurrido no se llevó a cabo, no parecía tener sentido para los padres.

El segundo caso es el relato de una enfermera ecuatoriana que atiende en uno de los puestos de salud. Se trata de un niño de ocho años que acudió al puesto de salud por infección urinaria y al que puso tratamiento, pero al comprobar que no mejoraba se fueron al brujo, el cual pensó que debía succionar las tentsak, dardos de cerbatana o flechillas mágicas de los chamanes que ocasionan el mal, y le metió un tubo de papaya por el pene para sacarle las tentsak succionando a través del orificio de papaya, retrayendo el prepucio que después no pudo recolocar, con lo cual el niño acude unos días más tarde con el pene engangrenado después de haber intentado resolver el problema de infección intentando sacarle los tentsak. "En un día de tratamiento, como ven que no cura van al brujo, quieren que en un día cure… yo les digo que hay que esperar, este niño tuvo que ser evacuado, son muy bestias y quieren que el remedio haga efecto el primer día, el enfermo llega en muchas ocasiones en muy malas condiciones, cuando ya casi no se puede hacer nada" (enfermera ecuatoriana), estas son quejas recogidas con frecuencia por parte del personal de salud no achuar.

 

Conclusiones

La competencia cultural, entendida, siguiendo a Luisa Abad (2005, pp. 96), como la integración compleja de conocimiento, actitudes y habilidades que aumenta la comunicación entre culturas diferentes y las instituciones apropiadas/efectivas con los otros, se hace muy exigible a las ongs y agencias de salud que llevan a cabo programas de salud en zonas indígenas. Estos programas deben reconocer a sus expertos indígenas en salud y ensalzar su papel protagónico en las estrategias de atención curativa, tratando de evitar protagonizar con el modelo occidental, que hace que se reproduzca desterrando la realidad social de estas poblaciones.

El diálogo intercultural necesario, en este tipo de comunidades indígenas no se llevará a cabo de forma adecuada sin acercarse respetuosamente a su realidad indígena y a su medicina tradicional, participando de ella en su cotidianidad. La alternativa terapéutica finaliza en el puesto de salud, es la última alternativa a la que recurren, por falta de confianza, lo cual nos dice que si existen otras, que son reconocidas por todos, son las que tienen más al alcance y son las que más confianza generan entre la población.

 

Bibliografía

Abad, Luisa (2005). El concepto de "competencia cultural" aplicado a los agentes y actores de cooperación con pueblos indígenas de América latina. En: Bretón, Víctor; López, Alberto (coords). Las ONGS en la reflexión antropológica sobre el desarrollo y viceversa. Perspectivas africanas y latinoamericanas. 2005. Sevilla: Fundación El Monte, ASANA. Pp.87-101.        [ Links ]

Descolá, Philippe (2005). Las lanzas del crepúsculo. Relatos jíbaros alta amazonía. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.        [ Links ]

Leach, Edmund (1993). Cultura y comunicación. La lógica de la conexión de los símbolos. Madrid: Siglo XXI.        [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia:
C/ Ávila 12,
05416 El Arenal (Ávila), España

Manuscrito recibido el 10.11.2009
Manuscrito aceptado el 27.5.2010

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