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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.19 n.4 Granada Oct./Dec. 2010

 

MISCELÁNEA

ARCHIVO

 

Revisitando a Florence Nightingale desde una perspectiva de género

Revisiting Florence Nightingale from a gender perspective

 

 

Alicia Narváez-Traverso1, Juan Miguel Martínez-Galiano2, Blanca Pérez-Martín3

1Unidad Docente de Matronas. Universidad de Granada; Hospital Universitario Virgen de las Nieves. Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud, Granada, España.
2Complejo Hospitalario de Jaén. Jaén, España.
3Hospital Universitario Virgen de las Nieves. Granada, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

En 2010 conmemoramos el centenario de la muerte de Florence Nightingale. En la época en la que vivió, la situación de la mujer era difícil con un ideal de feminidad que imponía su exclusión de la vida pública y laboral, reservada al varón; a pesar de esta situación social Nightingale fue una figura destacada, entre sus méritos destacan la demostración de la importancia que otras ciencias, como la estadística, proporcionaban para controlar, aprender y mejorar la asistencia hospitalaria. Fue pionera en la recogida, almacenamiento y uso de la información para analizar y gestionar la atención al paciente; precursora de una informática sanitaria sostenible y ubicua. Florence modeló una nueva profesión para las mujeres extraída de siglos de ignorancia y superstición.

Palabras clave: Florence Nightingale, Enfermería, Perspectiva de Género.


ABSTRACT

In 2010 we commemorated the centenary of the death of Florence Nightingale. By the time he lived the situation of women was difficult with an ideal of femininity which imposed the exclusion of women from public life and work, restricted to men, despite the social situation Nightingale was a leading figure among merit include the demonstration of the importance of other sciences, such as statistics, provided to monitor, learn and improve hospital care. Pioneered the collection, storage and use of information for analyzing and managing patient care; harbinger of a sustainable health and ubiquitous computing. Florence shaped a new profession for women drawn from centuries of ignorance and superstition.

Key words: Florence Nightingale, Nursing, Gender Perspective.


 

Introducción

En 2010 conmemoramos el centenario de la muerte de Florence Nightingale y parece necesario tener una nueva visión de esta persona, desde la perspectiva de género, que conocemos como pionera de la enfermería moderna.1-3 Florence nació en Florencia (Italia), de ahí su nombre, en 1820 y se crío en Derbyshire (Inglaterra). Pertenecía a una rancia familia victoriana con ideas progresistas. Su padre Williams, de religión unionista, era un convencido antiesclavista y defensor de la educación de las mujeres. Fanny, su madre, estaba primordialmente preocupada por encontrarle un buen marido, algo que no consiguió nunca. Todo el entorno familiar era profundamente religioso.4,5

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Desde muy joven, su pasión por aprender y enseñar la orientó hacia el estudio de las matemáticas y la estadística, pasión que mantendría durante toda su vida aplicada a la profesión de enfermería. Fue innovadora en la recolección, tabulación e interpretación gráfica de la estadística descriptiva. El gráfico de sectores "área polar" ("coxcomb") es una aportación original suya.

Estudió enfermería en Alejandría (Egipto) y Kaiserwert (Alemania) en hospitales regentados por católicas "Hermanas de la Caridad". En 1853 dirige, sin sueldo, el Hospital para Damas Inválidas de Londres donde empieza a substituir el modelo basado en sentimientos y religiosidad por una enfermería profesional que implicaba la formación y el conocimiento científico como algo esencial. En 1854-56 se hace famosa al solicitar y obtener de la Secretaría de Guerra permiso para trabajar, junto a otras 38 enfermeras, en el hospital de Üsküdar, que atendía a los soldados británicos de la guerra de Crimea. A su llegada las condiciones eran alarmantes; los enfermos y heridos abarrotaban barracones, sin sábanas, sin comida decente, sin asearse y, por supuesto, uniformados. Sus primeros registros identificaron una mortalidad hospitalaria de 42%. Pero las heridas de guerra eran sólo la sexta causa de muerte mientras que el tifus, el cólera y la disentería eran las tres primeras. Con medidas higiénicas sencillas: construir nuevos barracones, separar las camas, airear las habitaciones, lavar y vestir con ropa nueva a los pacientes, cuidar la nutrición, fregar los suelos y utensilios, desatascar desagües y curar periódicamente las heridas, redujo la moralidad global hasta el 2% antes de abandonar Üsküdar dos años después.

Publicó más de 200 libros, informes, artículos y folletos a lo largo de su vida. Los dos libros más conocidos: "Notas de Hospital" (centrado en la reforma de los hospitales militares ingleses) y "Notas sobre Enfermería" (dirigida a las amas de casa) fueron un éxito editorial en 1859. Con los beneficios y la ayuda de lectores de The Times reunió 59.000 libras para crear el Fondo Nightingale y fundar la Escuela y Casa para Enfermeras Nightingale en el Hospital de St. Thomas. En ella, junto a la formación hospitalaria para la práctica de la enfermería, las alumnas recibían lecciones específicas en atención domiciliaria, enseñando a enfermos y familiares a ayudarse y cuidarse para mantener su independencia.

Recibió distintos honores: Miembro de la Sociedad Estadística de Inglaterra en 1858, Miembro Honorario de la Asociación Estadística Americana en 1870, fue condecorada con la Royal Red Cross en 1883 y fue la primera mujer que recibió la Orden al Mérito Británico en 1907. Florence fue consultora de la Armada de la Unión durante la guerra civil americana y de la Oficina de Guerra Británica en Canadá y la India para políticas de salud y es considerada la creadora intelectual de la Cruz Roja. Falleció en Londres, anciana, ciega y dependiente, en 1910.

 

Contexto temporal y vital de Florence1,2,4,6

Uno de los condicionantes socioeconómicos de la Inglaterra del siglo XIX es que la industria pasó a ser el sector predominante en términos de ocupación y renta generada. Existió un gran movimiento migratorio del campo a la ciudad de las clases sociales menos favorecidas. Este hecho provocó malas condiciones higiénico-sanitarias en la infravivienda urbana y en los lugares de trabajo con incremento de las tasas de mortalidad. También apareció una incipiente burguesía: comerciantes, pequeños industriales y artesanos con la consiguiente apertura del acceso al conocimiento científico y la formación universitaria para sus hijos varones.

Políticamente la monarquía parlamentaria era incuestionable aunque progresaba un peso creciente de los partidos políticos y se instauró el acceso al voto de todos los varones. Aparecieron los primeros sindicatos obreros. La política exterior estaba destinada a mantener e incrementar la herencia colonial. Especialmente de la India, como garantía de las rutas comerciales con el Imperio. La guerra de Crimea (1853-1856) nació tras el derrumbamiento del imperio otomano para evitar, por parte de Francia e Inglaterra, el papel preponderante de Rusia en la zona. El coste económico y de vidas humanas fue muy elevado para los ingleses.

Vivió bajo la hegemonía del anglicanismo que impregnaba todas las actividades de la vida británica. La aprobación de la Ley de Libertad Religiosa en 1832 permitió cierto desarrollo a opciones no anglicanas: católicos, puritanos, protestantes y también a la iglesia unionista a la que pertenecía Florence. Paralelamente progresó un alejamiento de la religión en la clase trabajadora.

La situación de la mujer era difícil con un ideal de feminidad que imponía la exclusión de la mujer de la vida pública y laboral, reservada al varón. Diferentes corrientes de pensamiento asociaban a la mujer culta con la naturaleza. Existía una dedicación exclusiva al cuidado e intendencia domésticos y de la familia. El reverso, el ámbito público y social, estaba reservado al varón.

Los roles de hombre y mujer se creían fundamentados en aptitudes diferentes por las diferencias biológicas de ambos sexos. La única actividad social de las mujeres eran los actos de caridad. Pero paulatinamente aparecieron tímidos cambios. Se abrieron incipientes posibilidades laborales femeninas, el servicio doméstico de las clases altas y algunas tareas artesanales y agrícolas. En 1840 se crearon los primeros institutos privados para mujeres de la alta sociedad y en 1858 el Sistema Nacional de Escuelas Secundarias Femeninas. Por esos años nació la Society for Employement of Women y en 1869 irrumpieron organizaciones femeninas dispuestas a combatir la regulación estatal de la prostitución. Florence colaboró con estos grupos. Persistió la oposición del acceso de la mujer a profesiones relacionadas con la salud por parte de los médicos varones. Enfrentándose a ellos Florence creó la Escuela y Casa para Enfermeras Nightingale. Asomaron las primeras iniciativas femeninas sufragistas que se radicalizarán a principios de siglo XX. A mediados del XIX se establecieron las primeras reformas legislativas a favor de la mujer casada y en 1857 se promulgó la ley del divorcio.

No existía ningún tipo de titulación académica así como ninguna pauta de formación para el ejercicio de la enfermería. La profesión era desarrollada por varones en el ejército. En la sociedad civil por religiosas de diferentes confesiones, especialmente en los hospitales. Junto a ellas un grupo de mujeres de escasa formación a las que se les atribuían todos los defectos (en dos novelas de Charles Dickens -Oliver Twist y Martin Chuzzlewit- el personaje de la enfermera es una mujer inculta, desagradable y alcohólica) a las que se solía unir la leyenda de una vida licenciosa.7 Su única misión era obedecer sin reparos las órdenes del médico como también ocurría en España.3

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Una nueva mirada

Se ha comentado la profunda asociación de mujer con naturaleza en las clases altas de la época. Florence entendía así que el mantenimiento de la salud se basaba en el arte de manejar los conocimientos sobre la higiene: uso adecuado del aire fresco, la luz, el espacio, el calor, la limpieza, la tranquilidad, el descanso, la dieta e incluso la música que evitaban el gasto de energía vital del paciente para frenar el progreso de la enfermedad.

También apuntó a la necesidad de formación específica en cuidados y a la necesidad de asumir responsabilidades en salud en un mundo de hombres-médicos: "Estoy lejos de desear que las enfermeras fregoteen. Es un despilfarro de potencial. Pero si lo hacen poseen verdadera vocación". De hecho, en Crimea, consiguió que tanto las familias que visitaban a los soldados enfermos como los más recuperados de éstos y los sanitarios militares realizaran múltiples tareas de mantenimiento. "Para ser una buena enfermera es necesario ser una buena mujer de lo contrario no se es otra cosa que una campanilla. Para ser una buena mujer es necesario realizar progresos, porque el agua y el aire estancados se corrompen y no son aptos para su uso".

Infería en la necesidad de aprender continuamente para aplicarlo en el cuidado de los pacientes huyendo de la práctica supeditada únicamente a las órdenes del médico.4 "Toda reforma de la enfermería ha consistido en lo siguiente: retirar el poder sobre las enfermeras de las manos de los hombres y ponerlo en manos de una mujer capacitada que esté al mando y se haga responsable de todo lo que se lleva a cabo". Observar, registrar, cuidar, tener espíritu de servicio y actuar por propia iniciativa, aptitudes que posee la mujer, encontraron un campo abonado para que la enfermería se desarrollase como profesión sanitaria. Era además temida por los médicos con los que trabajó, la conocían como "el diablo Flo", pues aunque nunca cuestionaba una orden médica frente a los pacientes o las alumnas era capaz de montar acaloradas discusiones en las juntas de los hospitales en los que tenía responsabilidades.4,5

Existe la leyenda de una Florence poco feminista en sus escritos, tal vez debido a su extrema religiosidad y la influencia recibida de las mejores enfermeras en aquellos momentos, las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul. Pero transformó esta influencia de amor, sacrificio y fraternidad monjil en conceptos como el altruismo, la valorización del ambiente adecuado para el cuidado y la división social del trabajo en enfermería.8 Su feminismo era de baja intensidad; nunca se manifestó como una rebelde contra las obligaciones femeninas de la época sino que se inspiró en el deseo de desempeñar dignamente su papel y en darle una interpretación más amplia y escalonada en busca de la igualdad.6 Contribuyó así a la emancipación de las mujeres de varias formas. Primero hizo posible y más fácil para las mujeres ser profesionales de la enfermería competentes. En principio se dirigió a las mujeres de clase media pero también lo hizo con algunas mujeres de clase obrera. Segundo, enseñó a las mujeres como ser protagonistas eficientes de la salud de su familia a través de sus "Notas de Enfermería" y programas formativos de ayuda domiciliaria. Estos consejos de enfermería en el hogar están dirigidos a cualquier mujer que supiera leer. "Notas sobre Enfermería" está escrito en un lenguaje sencillo, dirigido a cualquier mujer con conocimientos básicos. El libro transformó a las mujeres de la clase obrera en guardianes de la salud de su familia llegándose a reducir la alta mortalidad de niños y adultos a través de la prevención. La tercera contribución que hizo a la emancipación de la mujer fue que ayudó a abolir la regulación sobre prostitución que era injusta para las mujeres de clases bajas.

"Jamás he puesto en duda que el más grande de los deberes de una mujer consiste en prodigar sus cuidados a niños, ancianos, enfermos y pobres... Este carácter piadoso y benéfico del feminismo le ha servido para tener una gran fuerza de opinión y para conquistar ventajas sólidas, abriendo a la mujer todas aquellas profesiones en las que decididamente es fundamental la bondad femenina".

"Las mujeres anhelan una educación que les enseñe a enseñar, que les enseñe las reglas de la mente humana y como aplicarla... además, hoy en día, cada cinco o diez años se necesita una segunda formación".

"Nunca me he sentido inclinada a decir resígnate, sino a decir vence. Atrévete a alzarte tu sola".

Parece claro que a lo largo de su existencia ganó a pulso el derecho de las mujeres a trabajar, sin sumisión, al lado de los hombres y en un mismo ámbito, el cuidado de la salud,4,10 Y la ganó contra todos los prejuicios y estupideces posibles. En varios de sus escritos se refiere a los médicos como "los hombres" y habla siempre de la enfermería en términos femeninos atribuyendo este rol a la mujer.6 Comprendió, por tanto, la oportunidad social de la mujer de su época para poder definir una identificación profesional sexuada e incorporar los valores de género a las prácticas sanitarias.9 Tal vez por ello no era partidaria del estudio de la medicina por parte de las mujeres, considerando más importante tener mejores enfermeras que mujeres doctores.10 Siempre deseó aprender, enseñar e investigar y ese fue su otro gran legado para las enfermeras.4,9 Sus ideas sobre la formación continua y el reciclaje profesional fueron ciertamente vanguardistas. Planteó las primeras unidades de diferentes niveles de cuidados en la guerra de Crimea según las necesidades de los pacientes.11 Mostró la importancia que otras ciencias, como la estadística, proporcionaban para controlar, aprender y mejorar la asistencia hospitalaria.4,5 Fue pionera en la recogida, almacenamiento y uso de la información para analizar y gestionar la atención al paciente; precursora de una informática sanitaria sostenible y ubicua.12 Florence modeló una nueva profesión para las mujeres extraída de siglos de ignorancia y superstición: "La enfermería es un arte y si se pretende que sea un arte requiere una devoción tan exclusiva, una preparación tan dura, como el trabajo de un pintor o de un escultor, pero ¿cómo puede compararse la tela muerta o el frío mármol con el tener que trabajar con el cuerpo vivo, el templo del espíritu de Dios? Es una de las Bellas Artes; casi diría, la más bella de las Bellas Artes".13

Desde la sabiduría de su feminismo de baja intensidad, y con ironía inglesa, comentó a un colega matemático: "Estos gráficos que realizo son tan claros que los entienden hasta los médicos, los generales y los miembros del Parlamento".

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Bibliografía

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Dirección para correspondencia:
Juan Miguel Martínez
juanmimartinezg@homail.com

Manuscrito recibido el 13.1.2010
Manuscrito aceptado el 12.4.2010

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