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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.20 no.4 Granada oct./dic. 2011

https://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962011000300012 

ARTÍCULOS ESPECIALES

INSTRUMENTOS

 

Guía de buenas prácticas en Atención Primaria con perspectiva de género

Best practices guide in Primary Care with a gender perspective

 

 

Eva Piqué Prado1

1Centro de Salud Marqués de Valdavia, Alcobendas. Escuela de Enfermería de la Comunidad de Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El artículo presenta una guía de buenas prácticas para contribuir desde la equidad de género a mejorar las condiciones de salud y procesos de atención de salud en Atención Primaria. Se centra en las siguientes prácticas: (1) Trabajar la promoción de salud de las mujeres en todas las etapas del ciclo vital a través de la educación para la salud grupal. (2) Fomento de la corresponsabilidad en el cuidado de las personas dependientes. (3) Promoción del ejercicio físico en mujeres. (4) Promoción de hábitos alimentarios saludables y prevención de enfermedades prevalentes relacionadas con la alimentación. (5) Prevención y detección de la violencia de género. (6) Utilización de un discurso sanitario no sexista ni androcéntrico.

Palabras clave: Buenas prácticas, Género, Equidad en salud.


ABSTRACT

The article presents a practical guide to help from gender equity to improve health conditions and health care processes in primary care. It focuses on the following practices: (1) Working to promote women's health in all stages of life through health education group. (2) Promotion of shared responsibility in the care of dependents. (3) Promotion of physical activity in women. (4) Promotion of healthy eating habits and prevention of prevalent diseases related to food. (5) Prevention and detection of gender violence. (6) Use of a sanitary speech not sexist or androcentric.

Key words: Best practices, Gender, Equity in health.


 

Introducción

La Atención Primaria de Salud se caracteriza, entre otras cosas, por su dinamismo, su capacidad de adaptación a la nueva realidad socio-histórica y a las nuevas tecnologías, y todo ello para dar respuestas en salud a la población tanto en prevención primaria, secundaria como terciaria. Esto se traduce en una serie de funciones básicas:1 diagnóstico y tratamiento de enfermedades, actividades de prevención y promoción en las consultas, atención continuada, atención domiciliaria, educación sanitaria y acciones preventivas, vigilancia epidemiológica, derivación de usuarios y usuarias a otros niveles asistenciales y otras prestaciones sanitarias.

Estas funciones (a excepción de las dos últimas) son llevadas a cabo utilizando la educación para la salud, un instrumento que combina actividades de información y educación para que conduzcan a una situación en la que las personas eleven su nivel de autocuidado, aprendan a compensar la deficiencia del mismo y busquen ayuda cuando la precisen. Así pues, la educación para la salud es un derecho recogido en disposiciones internacionales, en la Constitución española y en la Ley General de Sanidad.2

El objetivo principal de este trabajo es presentar una guía de buenas prácticas para crear un modelo de servicios de salud con enfoque de género, para contribuir desde la perspectiva de equidad de género a mejorar las condiciones de salud y procesos de atención en servicios de salud en el marco de la estrategia de atención primaria, y que así pueda ser replicada en otros contextos. Después de todo, el personal sanitario son agentes que transmiten una cultura, unos valores y unos procedimientos determinados, e igual que lo transmiten pueden ayudar a modificarlos, educando en salud con independencia del sexo. Se trataría de educar dejando atrás viejos modelos sexistas perpetuados, es decir, coeducando y facilitando que se cumplieran artículos que contempla la propia Constitución española:

"Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivos; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y faciliten la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social" (Art. 9).

"Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión u opinión, o cualquier otra condición personal o social" (Art. 14).

"Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a torturas ni a penas o tratos inhumanos o degradantes" (Art. 15).

Pero, ¿qué entendemos por buenas prácticas? Son una acción, un proyecto, programa o proceso que ha generado la resolución de un problema, la superación de una deficiencia o el mejoramiento de un proceso. Tal y como se explica en el documento de buenas prácticas del Centro Colombiano de responsabilidad empresarial, las buenas prácticas presentan una serie de beneficios:3 (a) Permiten describir las prácticas siguiendo un orden, lo que facilita su comparación con otras prácticas, una lectura organizada de sus aportes y logros y la difusión de lo que ellas enseñan como acciones socialmente responsables, (b) generan conocimiento nuevo y permite influenciar a otras organizaciones, y (c) la documentación hace que la práctica trascienda y que otras prácticas se enriquezcan.

Las cinco primeras prácticas incluidas en este trabajo están basadas en problemáticas que presentan las mujeres con mayor prevalencia que los hombres: mayor frecuentación a los centros de Atención Primaria, mayor prevalencia de malestares inespecíficos, mayor consumo de fármacos, la asunción del cuidado de personas dependientes, menor práctica de ejercicio, mayor prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario y preocupación por su aspecto corporal. La última práctica hace referencia al uso del lenguaje que utilizamos para dar nombre y visibilizar o invisibilizar lo que ocurre a nuestro alrededor.

 

1. Trabajar la promoción de salud de las mujeres en todas las etapas del ciclo vital a través de la educación para la salud grupal

Trabajar la salud de las mujeres en todas las etapas del ciclo vital, utilizando una metodología que les posibilite desarrollar capacidades y habilidades en su cambio personal y en espacios donde se toman decisiones políticas o de planificación sobre su salud, es decir, favoreciendo su empoderamiento. Tal y como apunta Lucía Mazarrasa4 se debería de trabajar con una metodología de educación para la salud que partiera de las experiencias de las mujeres y favoreciese la escucha, la capacidad crítica, el aprendizaje significativo, el desarrollo de habilidades y el afianzamiento de la autoestima.

Contexto. Hombres y mujeres reciben del sistema sanitario español una atención fundamentalmente biologicista. Observamos cómo los contenidos de los programas de salud eluden aspectos psico-sociales,5 cómo procesos normales en nuestra vida se medicalizan al igual que manifestaciones de la diversidad humana, y cómo en gran número de ocasiones no se busca la etiología de la enfermedad sino que se esconden sus síntomas con fármacos. Además constatamos como "diferentes estudios y experiencias señalan que el conocimiento de las formas de enfermar actuales, adolece de un análisis crítico que permita la visibilización de los problemas de salud que afectan a mujeres y hombres de forma diferenciada".6 Nuestro sistema de salud genera malestar e insatisfacción, no únicamente entre pacientes que utilizan el sistema, sino también entre profesionales sanitarios. Esto nos hace cuestionar que se debería de introducir nuevos modos de abordar la salud de las mujeres.

Objetivos. (a) Favorecer el desarrollo de la autoestima de las usuarias que participan en el grupo. (b) Analizar los roles de género tradicionales de nuestra sociedad y cómo favorecen la discriminación. (c) Analizar las relaciones de pareja y proyecto vital de las participantes. (d) Analizar los problemas de salud y cómo la esfera social repercute en su salud. (e) Favorecer su empoderamiento.

Colectivo al que se dirige. Usuarias del centro de salud.

Metodología. Educación para la salud grupal.

Actividades. Sesiones de formación y sensibilización para usuarias del centro con una duración mínima de 2 horas, de 5 a 10 sesiones. Para ello se propone crear espacios donde: (a) Se aborde su situación personal y autocuidado y se reconozca su derecho a la salud. (b) Se favorezca la expresión de demandas y preocupaciones en torno a la salud. (c) Se potencien las relaciones sociales, que también favorecen la autoestima. (d) Se critiquen los estereotipos sexuales por los que asumen comportamientos no deseados que pueden poner en riesgo la salud como llevar dietas incompletas, fumar, beber alcohol, etc. (e) Se fomente el enfrentarse e identificar comportamientos violentos por parte de parejas o compañeros de trabajo, buscando ayudas en recursos existentes. (f) Se compartan experiencias con otras mujeres, de manera que se creen redes de apoyo mutuo que favorezcan la solución de problemas. (g) Se trabajen habilidades para poner límites ante demandas relacionadas con el cuidado que pongan en riesgo su salud, y se trabaje el compartir el cuidado del grupo familiar con otras personas adultas.

Resultados. La evaluación interna reflejará resultados positivos en:

- Estructura: Se evalúa la adecuación de los recursos humanos y materiales a través de la encuesta de evaluación, de la observación con guión. La lleva a cabo la responsable de la actividad, las participantes del grupo y la educadora después de cada sesión y a la finalización del taller.

- Proceso: Evaluamos el grado de seguimiento de la metodología del proyecto educativo a través del cuestionario de evaluación, observación con guión y reuniones de coordinación. La lleva a cabo la responsable de la actividad, las participantes del grupo y las educadoras después de cada sesión y a la finalización del proyecto.

- Resultados: Consecución de los objetivos propuestos en el curso a través del análisis de las tareas de cada sesión, de las preguntas de las participantes, de la observación con guión y de la entrevista grupal. La realiza la responsable de la actividad, las educadoras y las participantes del grupo después de cada sesión y a la finalización del proyecto.

Indicadores. Las mujeres participantes serán capaces de: (a) Describir su estado de salud y cómo los roles de género influyen en su salud. (b) Identificar comportamientos violentos de género y describir recursos existentes para afrontarlo. (c) Mejorar sus puntuaciones en el test de Rosenberg, test para valoración de autoestima tras la intervención grupal.

Comentarios. Los grupos de apoyo o terapia de mujeres son un instrumento de atención sanitaria muy valioso si se trabaja con perspectiva de género.7 Están inspirados en el Movimiento de Salud de las Mujeres. En España también existen y se ha informado de su eficacia. Como ejemplos podíamos ciar a Fina Sanz,8 Asunción González9 o Ana Távora.10

 

2. Fomento de la corresponsabilidad en el cuidado de las personas dependientes

Contexto. Aunque la tasa de ocupación de las mujeres se ha incrementado en los últimos años, sigue sin llegar a las cifras que alcanzan los hombres. Además, en muchas ocasiones, aunque las mujeres tengan un trabajo remunerado, los datos que reflejan la doble ocupación de personas trabajadoras asalariadas muestra como la doble presencia (en el hogar y el mercado laboral) es sobre todo femenina 72,5%, frente a un 28% de hombres.11 Por lo tanto, se produce una sobrecarga de trabajo, que puede repercutir directamente en la salud de las mujeres.

Objetivo. Se trata de que profesionales sanitarios colaboren en la no perpetuación de las mujeres como agentes únicos de los cuidados de salud familiares, es decir se libere a las mujeres del impacto de rol de cuidadoras. Desde el sistema sanitario debemos de dotar a los hombres de la misma responsabilidad que a las mujeres.

Colectivo al que se dirige. Usuarias y usuarios que acuden a las consultas del centro de salud, cuidadoras y cuidadores de personas dependientes que precisan cuidados enfermeros domiciliarios, madres y padres que acuden a las consultas de preparación al parto.

Metodología. Educación para la salud individual y grupal.

Actividades.

a) En los programas de salud infantil, utilizando como un criterio de buena atención que acudan a las revisiones tanto padres como madres. Cuando realizamos educación sobre cuidados a niños y niñas incluir a ambos progenitores y educarlos por igual, con independencia del sexo. Colocar mesa cambia-pañales en los baños de hombres y mujeres, y no exclusivamente en el de mujeres. En muchas ocasiones nosotras como profesionales también reproducimos los sesgos de género producto de nuestra sociedad, dando por sentado que el cuidado del hijo o hija lo va a realizar la madre, y a través de la comunicación no verbal relegamos al padre a un segundo plano y responsabilizamos a la madre, es decir, volvemos a naturalizar el cuidado en las mujeres.

b) Potenciar que los programas de preparación a la maternidad tengan espacio para la preparación a la paternidad y su responsabilidad al respecto. La evolución social ha hecho que los padres tengan una mayor participación en la crianza de sus hijos e implicación en las tareas del hogar, sin embargo, esta implicación es variable y en líneas generales está lejos de ser equitativa. Por tanto los profesionales sanitarios deberán centrarse en la educación de los cometidos del padre:12 (1) Ser apoyo emocional de su pareja. (2) Ser proveedor de apoyo emocional de los hijos e hijas anteriores, contribuyendo a disminuir las consecuencias desencadenantes por los celos. (3) Ser participante activo en los preparativos del nacimiento (amueblar la habitación del bebé, comprarle juguetes o ropa, asistir a clases prenatales...). (4) Ser orientador, guía y apoyo para su pareja durante las clases de educación prenatal y también durante la labor del parto y nacimiento del bebé. (5) Proteger la salud de su pareja y del bebé, asumiendo tareas que realiza su compañera cuando la gestación sea avanzada, acompañarla a las visitas médicas y de matrona, ayudarle a llevar una dieta y a practicar ejercicio, etc. (6) Estimular a su descendiente en la etapa fetal, hablándole, acariciando el vientre materno, tocando música, etc. (7) Ser buscador de información de las destrezas necesarias para convertirse en un buen padre y acometer las tareas de crianza. (8) Realizar de modo equitativo el cuidado de las personas dependientes y tareas del hogar.

Durante el proceso educativo es relevante enviar mensajes dirigidos al cambio de los modelos de género: ruptura de relaciones de poder/subordinación, validación de deseos y actividades propias como hombres y mujeres, validación de modelos igualitarios, validación de feminidad y masculinidad no ligados a dependencia y papeles estereotipados.

c) Instaurar procesos de ayuda y descarga de las personas cuidadoras, que en su gran mayoría son mujeres. Para ello conviene trabajar con planes de cuidados que contemplen los siguientes puntos:4 (1) Identificar el potencial de cuidado que tienen todos los miembros de la familia: disposición de tiempo, capacidad, cambios personales que tenga que hacer, de forma que el cuidado no recaiga exclusivamente en las mujeres de la familia. (2) Proporcionar conocimientos y habilidades para realizar el cuidado al familiar con déficit de autocuidado. (3) Proporcionar cuidados para el autocuidado del cuidador. El cuidado de personas dependientes produce una sobrecarga que se traduce en cambios en su estado de salud.

Resultados e indicadores. Registro que evidencie una mayor implicación de los hombres en el cuidado de personas dependientes: (1) Registro que muestre quién es la persona que acompaña a sus hijos e hijas a las consultas sanitarias pediátricas antes y después de la intervención educativa. (2) Registro que muestre la asistencia de los futuros padres a las clases de preparación al parto y maternidad/paternidad. (3) Registro que identifique quién es la persona que dispensa cuidados a personas dependientes por tiempos, a lo largo del día, antes y después de la intervención educativa.

 

3. Promoción del ejercicio físico en mujeres

Contexto. El deporte es un conjunto de actividades físicas que ayudan a satisfacer necesidades de desarrollo corporal, de juego, de comunicación, expresión, ocupación de tiempo libre, aproximación a la naturaleza y prevención de enfermedades futuras como la osteoporosis. El acceso a las mujeres al deporte es menor que los hombres por las barreras creadas por estereotipos socio-culturales como que el cuerpo de las mujeres se masculiniza con la práctica del ejercicio, existen determinados deportes apropiados para hombres y mujeres, las mujeres son inferiores a los hombres en actividades deportivas etc.13 Según datos del INE,14 la práctica de ejercicio físico al menos moderado en la última semana es similar en ambos sexos, aunque existen diferencias por edades: el 80,8% de los hombres de 16 a 24 años desarrolla una actividad física frente al 64,9% de las mujeres. Sin embargo, entre los 45 y los 64 años las mujeres realizan más actividad física, el 67,6% frente al 58,8% de los hombres. La cartera de Servicios estandarizados de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid5 recoge distintos servicios donde se considera como criterio de buena atención el consejo de ejercicio, por ejemplo "promoción en la infancia de hábitos saludables", "atención a niños con obesidad", "promoción de la salud en la adolescencia", "atención a la mujer embarazada", "atención a pacientes adultos con hipertensión, diabetes, hiperlipemia u obesidad"...

Objetivo. Promover la participación de mujeres en el ejercicio físico y actividades deportivas y disminuir esta inequidad en salud.

Colectivo al que se dirige. Usuarios y usuarias del centro de salud.

Metodología. Educación para la salud grupal e individual.

Actividades. Basadas en el Cuaderno de educación no sexista no9, Elige tu deporte:13 (1) Concienciar a niños y niñas, sus familias, y personas adultas de la importancia del ejercicio físico. (2) Estimular a las madres para que sirvan de estímulo en la práctica deportiva de sus hijas, si ellas mismas realizan alguna actividad deportiva. (3) Educar a padres y madres para que motiven a niños y niñas en la práctica de algún deporte, valoren de igual manera el tiempo de ocio de sus hijos e hijas, otorguen la misma importancia al ejercicio en hijos e hijas, dejen practicar a niños y niñas los juegos que espontáneamente deseen sin pensar que son propios de niños o niñas. (4) Insistir en la población en general, pero muy especialmente en mujeres jóvenes en la importancia de practicar ejercicio y en las repercusiones en salud.

Resultados e indicadores. Registros que muestren el incremento del ejercicio después de la educación sanitaria.

 

4. Promoción de hábitos alimentarios saludables y prevención de enfermedades prevalentes relacionadas con la alimentación

Contexto. Las conductas alimentarias son un importante elemento a tener en cuenta, dado que de ellas dependen determinados trastornos tales como obesidad, anorexia o bulimia, y es el principal factor modificable para evitar enfermedades crónicas. Hombres y mujeres se alimentan de modo diferente. Veamos la diferente distribución de pautas alimentarias según sexos:14 (a) Las mujeres consumen mayor cantidad de fruta, verduras y hortalizas. Por ejemplo, un 70,8% de mujeres consume fruta fresca diariamente frente un 62,7% de hombres, y un 45,7% de mujeres consume verduras y hortalizas diariamente frente un 35,5% de hombres. (b) El 11,2% de la población se encuentra sometida a un régimen alimentario especial, siendo superior el número de mujeres (13,0%), que el de hombres (9,3%). (c) Estas diferencias en las pautas alimentarias también se relacionan con sobrepeso u obesidad en el 60,8% de los hombres y en el 45,8% de las mujeres. (d) Hay que destacar que el 11,2% de las mujeres entre 18 y 24 años tiene un peso insuficiente frente a un 2,8% de varones de la misma edad.

Para explicar estas variaciones diferenciales en cuanto a la alimentación deberíamos de centrarnos en hipótesis relativas a la influencia de estereotipos del ideal de imagen corporal de delgadez para las mujeres y el afán del cuidado del cuerpo no únicamente centrado en tener salud sino en alcanzar un ideal de belleza.15 Por tanto, si hombres y mujeres se alimentan de modos distintos, la prevalencia de enfermedades relacionadas con la alimentación es distinta y es en la adolescencia e infancia donde se instauran los estilos de vida.

Metodología. Educación para la salud grupal.

Colectivo al que va dirigido. Adolescentes de 9 a 12 años.

Actividades. Sesiones conjuntas con niños y niñas en las que se trabajen los siguientes temas, basados en la Guía de cuidados de enfermería familiar comunitaria en los trastornos de la conducta alimentaria:16 (1) Definición de Anorexia Nerviosa, Bulimia Nerviosa y obesidad. Factores de riesgo, signos y síntomas de alarma. Tratamientos existentes. Consecuencias físicas y psicológicas. (2) Información Nutricional: dieta equilibrada. Consecuencias de una dieta desequilibrada. Peligros de las dietas- milagro. (3) Autoestima-autoconcepto: técnicas para mejorar la autoestima. (4) Imagen corporal y actividad física: incidencia de los medios de comunicación. La salud como objetivo de la Educación Física. Desarrollo de habilidades y cualidades físicas opuestas a los estereotipos sociales establecidos. (5) Alternativas lúdicas para ocupar el tiempo libre y habilidades sociales. Actitudes positivas y negativas ante el ocio. (6) Técnicas de comunicación: definición de comunicación, modelos y estructura. Técnicas para fomentar la asertividad.

Resultados. Los mismos que en la buena práctica 1.

Indicadores. Los participantes de los talleres serán capaz de: (a) Describir en qué consiste una dieta equilibrada. (b) Identificar los principales trastornos de conducta alimentaria. (c) Demostrar el aprendizaje de nuevas técnicas de comunicación a través de ejercicios. (d) Mejorar en la puntuación del test Body Shape Questionnaire tras la intervención grupal.

 

5. Prevención y detección de la violencia de género

Contexto. La violencia de género es un importante problema de salud pública. La Cartera de Servicios de Atención Primaria de la Comunidad Madrid5 incluye el servicio Detección de riesgo de maltrato familiar desde el año 2007. En Atención Primaria se han desarrollado actuaciones dedicadas a formar al personal sanitario, para capacitarle a realizar una valoración e intervenciones coordinadas, esencialmente con aquellas mujeres que sufren maltrato por parte de sus parejas.17-19 Se han desarrollado estrategias a nivel de prevención secundaria y terciaria, es decir detectando precozmente el problema e interviniendo en el acompañamiento del proceso y actuación ante riesgo vital, y con actividades de recuperación y rehabilitación de mujeres en grupos de educación para la salud grupal, sin embargo las estrategias en prevención primaria son escasas.

Objetivo. Prevenir la aparición de violencia de género y disminuirla, y detección de casos.

Colectivo al que va dirigido. Usuarios y usuarias del centro de salud.

Metodología. Educación para la salud individual y grupal.

Actividades. Luis Bonino incide en las siguientes estrategias educativas dentro del ámbito sanitario:20(1) Desarrollar estrategias preventivas y de promoción de la salud, fomentando el desarrollo de comportamientos cooperativos, cuidados corresponsables y presenciales de los varones en todas las actuaciones socio-sanitarias, y a través de módulos específicos en las actuaciones perinatales, de salud sexual y reproductiva, pediátricas y en la de cuidados de las personas. Este punto ha sido abordado en las buenas prácticas anteriores. (2) Desarrollar programas de intervención psicosocial para varones que podrían ejercer o ejercen violencia, partiendo de la idea de que deben existir diferentes abordajes dirigidos a subgrupos específicos por edad, situación social y psicológica y según la gravedad y antigüedad del problema, y en los que debe ser fundamental la consideración de su violencia como estrategia de dominación y control.

Resultados. Los mismos que en la buena práctica 1.

Indicadores. Registro que evidencie una mayor implicación de los hombres en el cuidado de personas dependientes y reparto de tareas. Incremento del número de mujeres detectadas que sufren maltrato de género (o maltrato familiar que es el nombre con que la cartera de servicios recoge el maltrato de género).

 

6. Utilización de un discurso sanitario no sexista ni androcéntrico

Contexto. El discurso sanitario favorece la discriminación de las mujeres, manteniendo la ideología dominante, tanto en documentación escrita, como en la comunicación oral. Es decir, las relaciones jerárquicas que se dan entre hombres y mujeres, se reflejan en el discurso a la vez que determinadas formas de la lengua contribuyen a que estas relaciones se mantengan Aunque el discurso sanitario sea concebido como un discurso objetivo, orientado a la recuperación y mantenimiento de la salud de usuarios y usuarias, evidencia fenómenos lingüísticos que muestran la ausencia de mujeres.

Objetivo. Proponer alternativas para evitar el uso de un lenguaje sexista o androcéntrico en una comunidad profesional volcada en lograr la equidad, es decir, la igualdad de condiciones entre todos los usuarios y usuarias.

Colectivo al que va dirigido. Profesionales del centro de salud y usuarios y usuarias del centro.

Actividades. Basadas en la serie lenguaje, 'Hablemos de salud':21 (a) Para evitar un trato desigual entre hombres y mujeres a la hora de citar o nombrar se debe mantener un trato similar entre hombres y mujeres. Se debe citar siempre de igual modo a hombres y mujeres, ya sea con nombres y apellidos, con la misma titulación académica o cargo, etc. Es recomendable además citar por orden alfabético con el fin de evitar posibles subordinaciones y jerarquías. (b) Utilización de formas femeninas del léxico referido a oficios y profesiones relacionadas con el sector sanitario como médica, cirujana, psicóloga, etc. (c) Evitar usar hombre para referirse al ser humano, ya que puede ser traducido como varón, y excluir e invisibilizar a las mujeres. Utilizar en su lugar, personas. (d) Evitar la utilización sistemática del género masculino para designar a personas de ambos sexos: Utilizar la palabra gente o personas. Por ejemplo, personas usuarias, personas mayores. Otra opción es utilizar los sustantivos colectivos que se refieren a un grupo de personas. Por ejemplo, el personal sanitario, el alumnado, la administración, la secretaría, la población, etc. Utilizar el artículo en su forma masculina y femenina: los y las pacientes. Emplear los pronombres "quien o quienes" sin marca de género permiten evitar el uso de "el, los, aquel, aquellos", seguidos del relativo "que" con pretensión de incluir lo femenino. Por ejemplo: en lugar de "el que lo solicite", "quien lo solicite". El empleo de las barras "o/a" para distinguir el masculino y femenino para textos tipo formulario, solicitud, impresos, folletos, etc. (e) Guardar coherencia discursiva. En el uso de términos femeninos genéricos es importante intercambiarlos -al menos en las frases que continúen hablando de ese genérico- por pronombres en femenino. Es importante respetar la concordancia de adjetivos y participios de verbos.

Evaluación. Análisis del discurso hablado y escrito a través de la plantilla "Análisis de texto desde una perspectiva de género dentro del trabajo de investigación. De la investigación a la docencia" de Almudena Espinosa (trabajo no publicado).

 

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Dirección para correspondencia:
Centro de salud Marqués de Valdivia.
Paseo La Chopera, 100.
28100 Alcobendas (Madrid), España
epique.gapm05@salud.madrid.org

Manuscrito recibido el 26.8.2010
Manuscrito aceptado el 15.10.2010

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