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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.22 n.3 Granada Jul./Sep. 2013

https://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962013000200013 

MISCELÁNEA

HISTORIA Y VIDA

 

Reconciliarse consigo misma: Cuando la enfermera sufre anorexia

Reconciled with herself: When the nurse suffers anorexia

 

 

Inmaculada Tejada Morón1

1Agencia Sanitaria Alto Guadalquivir. Puente Genil (Córdoba), España. nikita_ue@hotmail.com

 

 


RESUMEN

Relato biográfico de Sonia, una enfermera que sufrió anorexia y bulimia nerviosa, cuando estaba cursando la carrera de enfermería. El objetivo ha sido conocer de las palabras de la propia informante, cómo se vive la anorexia desde la perspectiva de una enfermera con conocimientos amplios sobre el tema, y cómo desde su posición de profesional puede ayudar a otros. Para construir el relato he realizado una entrevista semiestructurada, con preguntas abiertas centradas en los temas esenciales. La informante relata su historia describiendo aspectos como la percepción de lucha interna con la que describe el factor desencadenante y el desarrollo de la enfermedad, las estrategias de afrontamiento que utiliza para recuperar la salud y la principal motivación que la llevó a tomar conciencia del problema y querer tomar el control de su vida. Este tipo de relatos puede servir de ayuda y aprendizaje a la sociedad y en especial a otros jóvenes que pueden verse reflejados en el mismo.

Palabras clave: Anorexia, Enfermera, Experiencias de vida, Estudiantes de enfermería.


ABSTRACT

A biographic account of Sonia, a nurse who suffered from anorexia and bulimia nervosa, while she was studying a degree in nursery. The aim of this article is to explore how a nurse who has a wide knowledge on the subject, lived the anorexia. Thanks to her own experience, she is able to help other patients now. To build up the biography, I carried out a semi-structured interview with open questions focused on key issues. The informant tells her experience by describing aspects such as her own perception of her inner struggle, describing the trigger and the development of the disease and the strategies she used to face the illness and to recover her health. She also makes reference to the main motivation that led her to become aware of the problem and to want to take control of her life again. Such experience can be useful for our society in general and specially for those youngsters who may feel reflected on it.

Key words: Anorexia, Nurse, Life Change Events, Students, Nursing.


 

Introducción

Actualmente los adolescentes manifiestan su afinidad hacia una determinada estética corporal impuesta por la sociedad contemporánea; esto hace que los más jóvenes presenten una preocupación excesiva por su cuerpo y lleven a cabo conductas de riesgo para el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria. Paralelos a estos cambios conductuales, se manifiestan alteraciones emocionales. El rasgo de personalidad ansioso ejerce un efecto de modulación, ya que es claro observar que a perfiles de personalidad con tendencia a un rasgo ansiógeno, son sujetos más susceptibles de padecer algún trastorno de alimentación,1 abocándolos a sufrir ansiedad, baja autoestima, miedo, depresión.

La inactividad física y los desordenes alimenticios tienen una importante prevalencia entre las alumnas de enfermería,2 la prevalencia de la población universitaria con alto riesgo de desarrollar un TCA (Trastorno de la conducta alimentaria) es de un 20,8% en mujeres universitarias y refuerza la idea de que en la población universitaria, pese a que exista conocimiento sobre los hábitos saludables alimenticios, éstos no siempre son respetados,3 por consiguiente, parece no ser influyente que el desarrollo de este tipo de conductas se relacione directamente con la formación universitaria en comparación con la no universitaria.

El objetivo de elegir esta temática y a esta informante, ha sido conocer de las palabras de la propia protagonista, cómo se vive la anorexia desde la perspectiva de una enfermera con conocimientos amplios sobre el tema, y como, desde su posición de profesional puede ayudar a otros. Realicé una exhaustiva búsqueda bibliográfica, en la cual no encontré relatos en primera persona de una enfermera que hubiese sufrido anorexia, aunque sí varios estudios realizados con estudiantes de enfermería, sobre la prevalencia e incidencia de trastornos de conducta alimentaria.

Conozco a Sonia desde hace unos años. Desde que conocí su historia me pareció muy interesante y llena de matices, y con la forma de ser que tiene tan alegre y extrovertida, estaba convencida de que tendría mucho que aportar en su discurso.

Para construir el relato he realizado una entrevista semiestructurada, con preguntas abiertas centradas en los temas esenciales. La grabación fue transcrita de forma rigurosa, reproduciendo literalmente los textos hablados, suprimiendo las reiteraciones y seleccionando los pasajes que se relacionan temáticamente con el objeto de estudio.4,5 Desde el primer momento en que le propuse realizarle la entrevista, ella aceptó sin problema. La entrevista se desarrolló en un ambiente agradable y en confianza, donde la informante habló con total sinceridad, grabando toda la entrevista, la cual duró aproximadamente dos horas.

El relato gira en torno a dos categorías temáticas principales, como es tomar conciencia de la enfermedad y superación de la misma. La informante relata su historia describiendo aspectos como la percepción de lucha interna con la que describe el factor desencadenante y el desarrollo de la enfermedad, las estrategias de afrontamiento que utiliza para recuperar la salud y la principal motivación que la llevó a tomar conciencia del problema y querer tomar el control de su vida. Le da un importante papel en esta historia al apoyo que recibió de su familia, algunos amigos y compañeros de trabajo, reconduciendo su vida en la dirección correcta: "una forma de solucionarlo es poner en práctica algo tan simple y a la vez tan difícil como es el respeto por uno mismo y estar a gusto consigo misma".

Tengo la impresión de que la informante durante la entrevista ha centrado más atención en la capacidad de superación y las motivaciones que tuvo en tal fin, destacando su amor y pasión por la profesión, como impulsor hacia su meta, con la grata satisfacción en estos momentos de poder ayudar a otros desde su posición de profesional. Por ello este tipo de relatos puede servir de ayuda y aprendizaje a la sociedad y en especial a otros jóvenes que pueden verse reflejados en el mismo. Que les sirva para concienciarse de la peligrosidad que conllevan estas conductas. Y todo ello desde la experiencia de alguien joven que sufrió y luchó para madurar.

 

Bibliografía

1. Gómez R, Díaz A, Fortea M. Prevalencia de los trastornos alimentarios en una muestra universitaria. Ansiedad como factor de modulación. Index de Enfermería 2010; 19(2-3): 124-128.         [ Links ]

2. Cancela Carral JM. Prevalencia y relación entre el nivel de actividad física y las actitudes alimenticias anómalas en estudiantes universitarias españolas de ciencias de la salud y la educación. Rev Esp Salud Pública 2011; 85: 499-505. Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/resp/v85n5/09_original_breve3.pdf (acceso: 25/6/2012).         [ Links ]

3. Sepúlveda AR, Garandillas A, Carrobles JA. Prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario en la población universitaria. Psiquiatria.com 2004; 8(2) Disponible en: http://www.psiquiatria.com/revistas/index.php/psiquiatriacom/article/view/315/ (acceso: 19/6/ 2012).         [ Links ]

4. Amezcua M, Hueso Montoro C. Cómo analizar un relato biográfico. Arch Memoria (en línea). 2009; (6 fasc. 3). Disponible en http://www.index-f.com/memoria/6/mc30863.php (acceso: 18/6/2012).         [ Links ]

5. Amezcua M, Hueso Montoro C. Cómo elaborar un relato biográfico. Arch Memoria, 2004; 1. Disponible en: http://www.index-f.com/memoria/metodologia.php (acceso: 18/6/2012).         [ Links ]

 

 

Manuscrito recibido el 11.9.2012
Manuscrito aceptado el 9.10.2012

 

 

TEXTO BIOGRÁFICO

LA FAMILIA. Tengo 32 años, soy la última de seis hermanas, mi familia y yo siempre hemos vivido en un pueblo de Málaga, llamado Casabermeja. Mi madre siempre ha sido un gran apoyo para mí, siento que me escucha, que me entiende y respeta, es más habladora que mi padre, que el pobre es más chapado a la antigua y se sufre las cosas en silencio, "a su manera", como digo yo.

No tengo la misma relación de buen rollo con todas mis hermanas, sobre todo con las dos del medio. Creo que desde que empecé a estudiar y salí de mi casa, me tienen envidia y sus comentarios a veces me hacen daño, por eso mismo a veces las ignoro, lo prefiero a discutir.

Soy enfermera y trabajo en un hospital de Málaga. Me independicé hace unos años ya, me compré un piso y me fui a vivir allí sola. Fue un cambio muy grande en mi vida, pero lo necesitaba, aunque suelo ir al pueblo bastante a ver a mi familia, los fines de semana.

LAS CAUSAS. Empecé a tontear con el tema de la anorexia con 20 años, los factores desencadenantes pueden ser de lo más variopintos. En muchas ocasiones, uno de los detonantes es someternos a los deseos e ideas de otros. Empezó todo con un desengaño amoroso, unido a una frágil autoestima, aunque también influyeron los problemas familiares, el bombardeo publicitario, exigencias de la sociedad.

Era un amigo que vivía en Barcelona y venía al pueblo los veranos, y había cierta atracción, había feeling, y ese verano estuvimos muy bien, me estaba haciendo ilusiones, yo creía que él sentía lo mismo que yo, pero un día me saltó con el comentario "es que estás muy gordita, tú podrías adelgazar", me sorprendió con ese comentario, me hizo sentirme mal, pero a partir de ahí me planteé perder peso.

Continuamos la relación pero él poco a poco se fue distanciando de mí, dejó de quedar conmigo como antes, y notaba que me daba de lado. Un día hable con él de su cambio de actitud hacia mi, y me dijo "no puedo corresponderte igual, porque no eres mi tipo, no me gustan tan gorditas". Aquellas palabras se me clavaron en lo más profundo, abriéndome una herida de la que tardé mucho tiempo en recuperarme.

Me marqué la meta de adelgazar lo suficiente para el verano siguiente, como para estar lo bastante guapa y delgada, y que él se arrepintiera de sus palabras, haciéndolo sufrir con mi indiferencia. Pero en ese momento no me di cuenta de que la que más perdía iba a ser yo.

EL PROBLEMA ERA LA COMIDA. [1a fase Anorexia] Yo estaba en tercero de carrera y vivía en ronda compartiendo piso con dos compañeras más. Empecé lo típico, comiendo menos de esto y de lo otro, la gente me decía "te estas poniendo guapa, así estás mejor". Pero se me fue de las manos. En mi día a día yo no desayunaba, al mediodía me tomaba una ensalada y una manzana, y por la noche dos o tres manzanas, bebía mucha agua y así me mantenía. Pasaba mucha, mucha hambre.

Nunca me ha gustado mucho hacer deporte, pero andaba mucho. El piso donde vivía estaba a una media hora andando del hospital, durante este año estaba en prácticas por la mañana y por la tarde tenía clase a veces, así que andaba durante más de dos horas cada día.

En el hospital siempre tenía excusas para no sentarme a comer, porque siempre hay algo que hacer, de esa manera las compañeras no se daban cuenta de cuando comía. A mis compañeras de piso las engañaba fácilmente, cuando me decían de comer, pues les decía que había comido antes o en el hospital, como no coincidíamos mucho para la hora de las comidas, pues era fácil salir airosa y no tener que sentarme a la mesa.

Mis relaciones sociales fueron disminuyendo hasta hacerse casi nulas.

Me centré en los estudios, y aunque había veces que estaba muy cansada y creía que no podía más, tenía que continuar con esta lucha interna, porque por un lado una parte de ti te dice que debes comer, que es bueno para ti, pero por otro lado tu pepito grillo malo te dice "¿que tú vas a comer?, ¿qué tu vas a ser débil y vas a comer?", ya que todo se confunde en tu pensamiento y crees que puedes controlarlo todo..., hasta el hambre.

[2a fase: Bulimia] Cuando acabé la carrera y tuve que volver a casa de mis padres lo pasé francamente mal, porque allí tenía que comer. Tienes que demostrar que estás comiendo, pero cuando comes, tienes la sensación de que te has comido una vaca, de lo llena que estás, y tienes que echarlo. Cuando no era vomitar, era tomando laxantes para purgar, esto pasa cuando la gente de tu alrededor se ha dado cuenta del problema y está pendiente de ti. Entonces yo decía "vale yo como", pero acto seguido me entraba la paranoia, me levantaba y me iba al baño a echarlo.

Me sentía muy mal, es tal el sentimiento de malestar y debilidad que lo focalizamos con el ayuno y los atracones, me auto engañaba constantemente, no podía reconocer lo que me estaba haciendo, estaba obsesionada con la comida [se queda en silencio, pensativa, mientras aprieta los labios], pero yo me consideraba normal.

Mi desayuno en casa era un actimel, al cual le vaciaba tres cuartas partes y lo rellenaba de agua, para que mi madre viera que me lo tomaba. Todos los días eran peleas, no me dejaban levantarme de la mesa hasta que no me lo comía todo, yo siempre le decía a mi madre que me echara menos.

Dos de mis hermanas, con las que nunca me he llevado muy bien, me atacaban constantemente, siempre había algo por lo que discutir y siempre salía el tema de la comida, era una pesadilla, yo solo quería escapar de allí. Entonces creé de las más variadas artimañas para esconder comida, para que no me calentaran la cabeza, mentía muchísimo y así creía que controlaba la situación.

EL AFRONTAMIENTO. Empecé a tener datos, me acuerdo que estaba un día en clase de psiquiatría y estaba la profesora hablando de los signos y síntomas de la anorexia, y yo dije "pues yo tengo esto y esto y esto", pero después me decía, "hombre, yo como, voy a tener esto", yo me consideraba una persona normal, con una actitud normal.

Hubo momentos en que me identifiqué con esas características, pero poco después me lo negaba, no quería reconocerlo.

Entras en una dinámica en la que tienes conocimientos, entonces empiezas a desarrollar la habilidad de mentir, para que nadie te pille, utilizaba los conocimientos a favor mío se supone, pero era en contra, porque me estaba matando a mí misma.

Un día me derrumbé, me sentía fatal, muy cansada, agotada física y psicológicamente, luchaba conmigo misma por seguir delante de esa manera, pero no podía más, y no recuerdo muy bien de qué estaba hablando con mi madre que rompí a llorar, lloré muchísimo. No sabía explicar lo que me pasaba, solo le decía que estaba muy mal, conmigo misma y en cualquier parte, no le echaba la culpa a la comida, solo pedía ayuda de la mejor manera que pude.

Mi madre me decía "esto será el estrés de estudiar, tú tranquila", pero yo sabía que era mucho más que el estrés de estudiar. Entonces me llevó a una psicóloga, pero no sirvió de nada. Necesitaba un tratamiento más duro, entonces a mi madre le dieron referencias de un psiquiatra en Madrid, del Doce de Octubre, y allí nos plantamos. El tratamiento incluía tomar pastillas y terapia familiar. Cada quince días íbamos mi madre, yo y otro miembro de mi familia.

Aquella terapia me ayudó mucho a ser consciente del problema y a que mi familia también lo fuera, ya que incluía charlas con la familia y los evaluaba también a ellos. Mi hermana mayor y las dos pequeñas fueron a la terapia, pero las otras dos del medio no fueron y así me trataron [baja la cabeza moviéndola hacia los lados y con gesto triste], fatal, fatal.

Hubo un tiempo que me sentí más relajada, comía algo más. Pero yo no podía estar sin hacer nada en casa, me busqué trabajo y me fui a Portugal a trabajar en un hospital.

Al principio estaba bien, pero al poco tiempo sentí que había recaído, aunque seguía con el tratamiento, pero el estar viviendo sola otra vez me hizo perder un poco el norte y volví la restricción de comida. Adelgacé muchos kilos.

El empezar a trabajar como enfermera me tenía muy motivada, me sentía útil y necesaria, pero con todo lo que podía sacrificarme por los demás, sentía que ni una mínima parte podía hacerlo conmigo misma.

A los seis meses me volví para Málaga, porque pensé que me moría, a mi madre le dije que me volvía porque ya estaba harta de Portugal, porque si le digo la verdad, la mato.

Mi deseo era curarme, pero mi motivación no fue por hacerlo por mí, sino por los demás, porque mi trabajo me exigía estar en condiciones. Tardé mucho tiempo en recuperarme, pero volver a casa fue la mejor decisión que pude tomar, porque sola no hubiera podido salir. Al tiempo llamé un día a mi psiquiatra para darle las gracias [ríe], me apetecía hacerlo.

MI PROFESIÓN, MI PASIÓN. Soy enfermera por vocación, porque siempre quise serlo, y desempeñando este trabajo me siento llena, motivada, ilusionada, da igual que esté cansada o no, que siempre saco fuerzas de donde sea si puedo ayudar a alguien.

Me empecé a plantear que éste era mi problema, no era el problema de nadie, me decía a mí misma, si estás en una guardia tienes que ser responsable, tienes que comer y estar bien para poder ayudar a los demás, porque si no, no puedes, y nadie tiene que pagar el pato.

Pensaba que yo era responsable de personas que no merecían que las atendiera en malas condiciones, porque no me diera la gana de comer, entonces poco a poco me obligué a comer un poco más.

Recuerdo a una compañera, se llama Tere, que trabajó conmigo en las guardias en Villanueva de Algaidas, y me decía "¿tú comes poco, no? Eso será que no te gusta esta comida, ¿tú quieres que yo te traiga un pistito o un caldito que yo he hecho para mi casa?", lo percibía como una invitación, no una obligación, y entonces comía con ella.

En ese tiempo fui añadiendo ciertos alimentos en la dieta, que antes me autoprohibía y que ahora los consumo con moderación, que es lo realmente difícil.

Sentía que estaba con gente que no me conocía de nada y no me juzgaban, entonces empecé a hacer caso a lo que me decían los demás, no a lo que yo veía, porque también la gente me valoraba por otras cosas, y eso hizo que yo me valorara más.

Una vez que estuve prácticamente recuperada, recuerdo que hice el CAP [Curso de Aptitud Pedagógica], para terminar el curso había que realizar unas prácticas en un colegio dando clase a niños, y yo utilicé mi experiencia para intentar instruir a niños de entre once y doce años, a darles a conocer y que supieran identificar ese tipo de conductas, en sus casas, con sus familias o amigos.

Lo planteé como un juego, puse un montón de lápices en una mesa y todos alrededor de ella. Nos imaginamos que los lápices eran comida y tenían que darse cuenta de cuando yo les quitaba algún lápiz, pero yo los despistaba con charlas y juegos y conseguía quitar lápices de la mesa, ellos se cabreaban y decían "¿pero cómo lo has hecho?, me has engañado otra vez", nos reíamos mucho, pero yo quería que entendieran que por muy listo que tú seas o avispado, si en tu entorno hay una persona con este problema, es difícil darse cuenta porque intentará engañar hasta al más listo. Me divertí con esa experiencia, porque quieras o no, también me sirvió como terapia a mí misma.

UNA NUEVA ETAPA. Esta enfermedad está captando demasiadas víctimas, incluyendo, como no, a los que tienen que soportarnos, sin entender por qué lo hacemos e intentando ayudarnos como pueden. En muchas ocasiones, uno de los detonantes es someternos a los deseos e ideas de otros.

El bienestar que nos produce el ayudar a otros, el afán de ser aceptados y pertenecer al grupo se convierte en pilares básicos para negarnos y someternos, pudiendo llegar a la autoanulación. Pero la sumisión plantea un arma de doble filo, por un lado, el placer de ver como otra persona se siente bien, y por otro, el dolor de no saber dónde acabas tú y empiezan los demás.

Una forma de solucionarlo es poner en práctica algo tan simple y a la vez tan difícil como es el respeto por uno mismo. Se puede decir que ahora va todo viento en popa, y que a veces el esfuerzo es grandísimo, pero aseguro que merece la pena, porque es posible alcanzar la meta, en la que encontramos una pancarta que dice: "Estamos a gusto con nosotras mismas".

 

Vocabulario

Actimel: marca comercial de un producto lácteo probiótico.
Doce de Octubre: hospital de la red pública de Madrid.
Feeling: atracción.
Pepito grillo malo: ideas dañinas.
Pagar el pato: asumir las consecuencias.
Viento en popa: ir bien las cosas.

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