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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.24 n.1-2 Granada Jan./Jun. 2015

https://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962015000100022 

MISCELÁNEA

LA BÚSQUEDA

 

"Se luchaba por sacar adelante a un ser humano enfrentado a una enfermedad"

"We fought to keep a human being facing a disease alive"

 

 

Sergio R. López Alonso

Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias. Distrito Sanitario Málaga. Servicio Andaluz de Salud. Málaga, España; y Centro Universitario de Enfermería "San Juan de Dios". Bormujos, Sevilla, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Entrevista realizada a Cristina González García, Capitán Enfermera de Vuelo destinada en la Unidad Médica de Aeroevacuación del ejército del Aire, sita en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz en Madrid. Su misión se centra en la evacuación aérea internacional de pacientes y es responsable del área de entrenamiento y simulación de los equipos multidisciplinares sanitarios. Su experiencia en el traslado y en el cuidado durante la repatriación desde Liberia de los hermanos de la Orden Hospitalaria "San Juan de Dios" Miguel Pajares Martín y Manuel García Viejo, afectos de ébola, la convierten en un referente nacional e internacional. En el contenido de la entrevista, la Capitán Enfermera trata el papel de las enfermeras en el ejército, los preparativos para el transporte aéreo de personas con ébola, la formación previa, las circunstancias encontradas en destino, la relación con las personas afectadas, su aprendizaje de la experiencia, la opinión social y el caso de Teresa Romero.

Palabras clave: Enfermería Militar, Ébola, Transporte de Pacientes, Repatriación.


ABSTRACT

Interview with Cristina González García, Flight Nurse Captain working at Aeroevacuación Medical Unit of the Air Force, located at Torrejón de Ardoz Air Base in Madrid. Her mission focuses on international air evacuation of patients and she is responsible for training and simulation area of health multidisciplinary teams. His experience in the transport and caring, during repatriation from Liberia, for Brothers of "Saint John of God Hospitaller Services" Miguel Pajares Martín and Manuel García Viejo, suffering from Ebola, turns her into a national and international reference expert. In the content of the interview, the Nurse Captain discusses the role of nurses in the armed forces, arrangements for the air transport of persons with Ebola, pre-training, circumstances found on arrival, the relationship with the affected people, their learning experience, social opinion and the case of Teresa Romero.

Key words: Military Nursing, Ebola, Transportation of Patients, Repatriation.


 

La capitán enfermera Cristina González García comparte su experiencia en el traslado a España de los sacerdotes con Ébola desde Liberia

 

 

Introducción

El ébola ha sido una de las enfermedades más mediáticas a nivel internacional del pasado reciente, debido a su letalidad y su facilidad de contagio. En España, además, la repatriación de dos Hermanos de la Orden Hospitalaria "San Juan de Dios", Miguel Pajares Martín y Manuel García Viejo, afectos de ébola y el posterior contagio de Teresa Romero durante su cuidado en el Hospital Carlos III, causó un revuelo mediático sin precedentes de la que derivaron opiniones públicas, no libres de controversia, posiblemente presas del pánico.1,2

Una vez superada la crisis, quedó patente la importancia del cuidado que brindan las enfermeras a estos pacientes tanto para evitar contagios como para mantener con vida a los pacientes, a pesar de su invisibilización inicial.3

En todo este proceso, y desde el anonimato, existe una figura crucial en el traslado y cuidado de ambos Hermanos durante su repatriación aérea. Ella es la Capitán Enfermera de Vuelo Cristina González García, cuyas competencias en el ámbito clínico y militar hicieron posible un traslado seguro, libre de contagios, y mantuvieron con vida a los dos cooperantes, a pesar de su crítica situación, durante el tiempo que estuvieron a su cargo.

Cristina González García obtuvo la diplomatura en Enfermería por la Universidad de León en el año 1990. Tras ello, trabajó durante dos años en el Hospital Princesa Sofía, mientras realizaba un Máster en Salud Ambiental por la misma Universidad.

Ingresó en las Fuerzas Armadas en 1992 y, después de un curso completo en las distintas academias militares y con el grado de Alférez Enfermera, pasó destinada a diferentes unidades militares: Caballería en Aranjuez y Guardia Real en El Pardo, ambos en Madrid. Posteriormente, ejerció en el Hospital del Aire (Madrid), en los servicios de Medicina Interna, Oncología, así como en Urgencias y Cuidados Intensivos. Al desaparecer este hospital pasó al servicio de Reanimación post-quirúrgica del Hospital Gómez Ulla (Madrid), continuando en el Centro de Transfusiones hasta 2007.

Durante este tiempo, destaca su participación en varias Misiones Internacionales como en el Hospital Español de la base de Bagram en Afganistán (2002), en el equipo de estabilización avanzada de Irak (2004) y en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Role2 de Herat en Afganistán (2007).

Al mismo tiempo, siguió su formación continuada en Soporte Vital Avanzado y de Combate, en PHTLS (siglas en inglés correspondientes a Soporte Vital al Trauma Prehospitalario) y TCCC (siglas en inglés correspondientes a Cuidados de Urgencia en Combate Táctico) y hemoterapia de campaña. Además, completaba el grado en Enfermería en 2012.

Una vez alcanzado el grado de Capitán Enfermera de Vuelo pasó destinada a la Unidad Médica de Aeroevacuación del ejército del Aire, en la que ha estado ejerciendo en los últimos 8 años hasta la actualidad. En dicho puesto, su misión se centra en la evacuación aérea internacional de pacientes y es responsable del área de entrenamiento y simulación de los equipos multidisciplinares sanitarios.

 

 

Bibliografía

1. Pérez Barredo A, De Benito E. Así fue la crisis por el primer contagio de ébola en España. El País. Disponible en: http://politica.elpais.com/politica/2014/10/19/actualidad/1413733345_000274.html (acceso: 1/11/2014).

2. Portalatín BG. Cómo gestionar el miedo al virus. El Mundo. Disponible en: http://www.elmundo.es/salud/2014/10/11/543841d2e2704e434e8b4591.html (acceso: 11/10/2014).

3. Lucio CG. La enfermería reclama visibilidad. El Mundo. Disponible en: http://www.elmundo.es/salud/2014/10/28/544ea769268e3ee0688b4578.html (acceso: 28/10/2014).

 

 

Pregunta.- El papel de las enfermeras en el Ejército tal vez sea uno de los más desconocidos de nuestra profesión ¿Cómo es la vida de una enfermera militar?

Respuesta.- Bueno, realmente es tan antiguo como los conflictos armados, siempre hubo quien cuidó a los combatientes desde diferentes instituciones civiles y religiosas, así como dentro de los propios efectivos se dedicaban a labores de sanitario.

Hoy en día se trabaja dentro de cada ejército, Tierra, Aire o Armada, para dar una atención de calidad al personal a nuestro cargo, adaptada a cada ritmo de su trabajo. Destacando la cobertura en los despliegues internacionales, que resulta un desafío en cuanto a logística de materiales sanitarios y coordinación de medios. Se trabaja mucho y ya desde la Escuela de Sanidad y actualizándose continuamente en atención prehospitalaria, urgencias, emergencias y transporte de bajas en zonas hostiles y alejadas. Esto puede ser más específico pero sin olvidar la actividad médico-quirúrgica y enfermería de cuidados intensivos que también son necesarios en los hospitales de distintos niveles desplegados tan lejos de nuestro país.

 

 

P.- ¿Dónde trabaja?

R.- Mi destino actual está en la Base Aérea de Torrejón, en la Unidad Médica de Aeroevacuación, dedicada al transporte de pacientes con medios aéreos desde cualquier parte del Mundo. El equipo que realiza esta actividad está compuesto por médicos especialistas y técnicos sanitarios de la escala de tropa del Ejército del Aire que, junto con los enfermeros, y todos con la especialidad de vuelo, forman la tripulación sanitaria que da cuidados a los pacientes durante los largos trayectos que suponen estas evacuaciones. Sin olvidar, el resto de personal necesario para la administración, coordinación y vehículos en tierra.

P.- ¿En qué momento recibió la llamada para el traslado a España de la primera persona con ébola?

R.- En la tarde del 5 de agosto, en torno a las 20 h. Acompañaba a mi marido en un centro comercial y mi teléfono sonó, el suboficial de guardia me indicó que estábamos en situación de prealerta para evacuación pero sin datos confirmados. Todo fue rápido y la prensa ya daba información al respecto, mi marido me mostró la noticia allí mismo. Desde ese momento, todo el equipo se pone en contacto y, coordinados, nos vamos a la base para iniciar los preparativos de salida.

P.- ¿Cómo se sintió?

R.- A pesar de todo, me lo tomé como un desafío más. Era un poco diferente porque el primer caso de una enfermedad infecciosa y transmisible de este tipo había sido objeto de un entrenamiento teórico. No teníamos en mente que se pudiera dar y, esto, obligaba a estar aún más serena para hacer las cosas mejor.

P.- ¿Cómo los forman para estas situaciones?

R.- Todos los miembros del equipo tenemos experiencia asistencial previa, además de rotaciones por servicios hospitalarios y cursos continuados en las novedades de sanidad y procedimientos, a nivel nacional y europeo. Pero, sobre todo, el entrenamiento en equipo sobre actividades y complicaciones en ambiente aéreo, con simuladores clínicos en sala y cabina estática de aeronave en la propia unidad.

P.- ¿Qué experiencias previas similares tenía?

R.- No hubo una experiencia anterior a esta pero, sin duda, los pacientes evacuados a lo largo de años en la unidad, en diferentes aviones, distancias y condiciones de despliegue, aportaron la seguridad para afrontar esta misión.

P.- ¿Cómo fueron los preparativos para los traslados?

R.- España no dispone de aviones dedicados al transporte sanitario y adaptamos diferentes tipos de aeronaves a medida de los pacientes que vamos a recoger. En estos casos, fueron dos aviones muy diferentes, un Airbus310 y un Hércules, cada uno de ellos con sus ventajas e inconvenientes. Es más cómodo y veloz el primero, pero más fácil de preparar y más seguro en la movilidad del paciente en tierra el segundo. La decisión no siempre depende de nosotros y la labor diaria del equipo en la Unidad es poder adaptarnos, con material y procedimientos flexibles, al avión disponible.

En ambos casos se delimitan las zonas de actuación en la cabina del avión, aprovechando los mamparos o con cortinajes plásticos. Un área limpia donde se almacena material de reserva y trajes, y donde la tripulación puede descansar. Un área intermedia para cambios de traje y contenedores de residuos. Y la zona de potencial contaminación donde se sitúa la cámara de aislamiento que dispone de presión negativa y el material que se necesita para el cuidado del paciente.

Este es el trabajo habitual de la Unidad. Cada miembro del equipo sabía lo que tenía que hacer y, en este caso, marcó una diferencia el aumento de material de protección y considerar de modo especial los residuos generados. Todo estaba listo en unas tres horas, pero los trámites y permisos demoraron la salida y esto sí que mantuvo con especial alerta a todos.

P.- ¿Qué circunstancias se encontraron allí?

R.- El vuelo tuvo una duración de cuatro horas y llegó a destino en Monrovia a media tarde. Allí nos recibió personal de la embajada española en Liberia, pero nos planteó dificultades añadidas. Los pacientes estaban en su residencia habitual, a unos 70 km del aeropuerto. No se disponía de vehículos adaptados y no teníamos autorización para el traslado de ellos hasta media noche. Esto hizo variar los planes programados y que nos dividiéramos para recoger a los dos pacientes, demorando el tiempo de evacuación de modo considerable.

P.- ¿Cómo fue el primer traslado?

R.- Fue bien, no tuvimos incidencias especiales y cada imprevisto se pudo corregir sin dificultad. La duración fue de casi 20 horas desde el embarque de salida en Torrejón, que unido a los preparativos y el tiempo de espera, fue una misión de 36 horas de las que fuimos conscientes, solo al terminar.

P.- ¿Qué aprendieron de esta experiencia y cómo le sirvió para el segundo traslado?

R.- De cada actuación se aprende, sobre todo tan reciente. Solo había pasado un mes y medio, y el equipo no había variado mucho. Todos los integrantes de la Unidad se implicaron en la primera evacuación, tanto los que volamos como el resto del personal con los diferentes apoyos en tierra, materiales, de comunicaciones y gestión de residuos. Esto hizo que todos nos sintiéramos seguros en iniciar una nueva misión donde ya se habían corregido algunos aspectos y mejorado equipos.

P.- ¿Cómo fueron las relaciones con las personas afectadas de ébola?

R.- Todos los pacientes colaboraron de acuerdo a sus posibilidades. Estaban muy agradecidos por la asistencia prestada pero la situación física que la enfermedad les había dejado, tampoco permitía mucho. La cámara de aislamiento, en la que se realizaron los traslados, también supone una barrera para una comunicación fácil, sobretodo en el segundo avión donde el nivel de ruido ambiental es mayor.

P.- ¿Eran conscientes de la opinión social y cómo les afectó?

R.- No hubo comentarios al respecto, ni tampoco nosotros lo cuestionamos. La salud de los dos sacerdotes ya estaba mermada.

P.- ¿Cómo vivió su familia los traslados?

R.- En la primera evacuación, les sorprendió tanto como a mí y pero no hubo tiempo de hablarlo mucho. Después, al verme segura y serena con el trabajo hecho, también ellos se tranquilizaron. Les afectaba tanta información en los medios. Ellos saben que forma parte de mi trabajo tener situaciones diferentes en cada vuelo y esta era una nueva. Nadie en mi familia es militar ni sanitario, pero creo que he conseguido que lo respeten y entiendan de la dedicación tan especial que tienen ocasiones como ésta.

P.- A tenor de los resultados ¿piensa que ha merecido la pena?

R.- Por supuesto, siempre merece la pena intentarlo. Es algo que se repite en sanidad con muchas patologías y, en este caso, también se luchaba por sacar adelante a un ser humano enfrentado a una enfermedad. Además suponía un reto para conocer más acerca del virus que la provoca y podía ayudar a toda la población afectada. Sin duda, también a dar a conocer una situación grave sanitaria que se veía muy lejana desde España y que necesita ayuda e iniciativas externas para resolverla.

P.- ¿Cómo se siente como enfermera tras lo llevado a cabo?

R.- Satisfecha con mi pequeña parte de trabajo y, también, responsable de transmitir la experiencia y las lecciones aprendidas de todo ello.

P.- ¿Ha sido tan costoso como se ha informado?

R.- Desconozco la cuantía económica, pero entiendo que muchos de los medios empleados ya existían y únicamente se han puesto a disposición del caso. También, es de destacar que gran parte del gasto se ha volcado en extremar la seguridad para mayor tranquilidad de la opinión pública. La sanidad siempre es cara, si se valora sin pensar en el verdadero objetivo, pelear por los pacientes.

P.- ¿Cómo se sintió al conocer el caso de Teresa Romero?

R.- En un primer momento, muy identificada con ella. Una mujer, mi misma edad y, también, había cuidado a los dos pacientes. Entendía que un momento de baja concentración o que cualquier fallo podía haber provocado el contagio. Algo que siempre hay que considerar. Luego, al avanzar el caso, todo se volvió demasiado mediático, informaciones superficiales e, incluso, fuera de lugar. Intenté hacer un seguimiento únicamente de la evolución de la enfermedad y fue estupendo que pudiera salir adelante. Todo puso de manifiesto la capacidad de nuestra sanidad en un caso que se seguía a nivel internacional.

 

 

Aquellos días después del diagnóstico confirmado de Teresa, sí debatíamos en cada reunión las consecuencias de los traslados de pacientes enfermos pero, objetivamente, tratamos de hacer nuestro trabajo de modo seguro para evitarlo desde el primer momento. Y fue, este caso, la confirmación de que es imprescindible no bajar la guardia y la responsabilidad que conlleva aceptar una misión así.

 

 

Dirección para correspondencia:
Sergio R. López Alonso
sergiolopezalonso@gmail.com

Manuscrito recibido el 5.12.2014
Manuscrito aceptado el 23.1.2015

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