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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.24 no.4 Granada oct./dic. 2015

https://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962015000300011 

ARTÍCULOS ESPECIALES

INSTRUMENTOS

 

Técnicas actorales e inteligencia emocional para profesionales de la salud. Aprendizaje transformacional

Acting techniques on the emotional intelligence of health professionals. Transformational learning

 

 

Esther Solsona de la Serna1,2, Jordi Pujol3, Salvador Llistar4, Elena Barbera1 y Nuria Giménez5-7

1 Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
2 Estudio Nancy Tuñón/Jordi Oliver para la Formación del Actor.
3 Corporación Fisiogestión, Servicio de Rehabilitación Domiciliaria, Punterapèutic Centre de Fisioteràpia, Escola Universitària Gimbernat, Universitat Autònoma de Barcelona.
4 Fundació Vallparadís y Fundació l'Espluga, Fundación para la investigación MútuaTerrassa, Universitat de Barcelona.
5 Unidad de Investigación, Fundación para la investigación MútuaTerrassa, Universitat de Barcelona.
6 Grupo de comunicación de la Sociedad Catalana de Medicina de Familia (CAMFiC).
7 Laboratorio de Toxicología, Universitat Autònoma de Barcelona, Catalunya

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El trabajo del profesional sanitario combina ciencia y arte, conocimientos y medios técnicos, junto con inteligencia emocional.
Objetivo: Conocer la experiencia de los profesionales que recibieron una intervención educativa para potenciar la inteligencia emocional mediante técnicas de formación actoral.
Metodología: Desde 2008 hasta 2013, un equipo multidisciplinar impartió quince ediciones de formación sobre cómo reconocer y gestionar las propias emociones. Se utilizó metodología mixta: cualitativa (ensayos reflexivos) y cuantitativa (cuestionario de satisfacción).
Resultados: Participaron 231 profesionales. Por categorías profesionales: 26% diplomados en enfermería, 6% médicos y 68% auxiliares. En los ensayos reflexivos los participantes manifestaron redescubrir recursos y habilidades naturales que favorecen la comunicación y el desarrollo profesional. La satisfacción general se puntuó, de media, con 9,75 puntos.
Conclusiones: La intervención educativa fue percibida como efectiva. Los participantes mostraron entusiasmo hacia esta experiencia que combina un entorno seguro donde expresar adecuadamente las propias emociones con técnicas de formación actoral.

Palabras clave: Comunicación, Inteligencia emocional, Empatía, Competencia profesional, Profesionales sanitarios, Enfermería.


ABSTRACT

The task of the healthcare professionals is a combination of science and art, knowledge and technical resources coupled with emotional intelligence. Aim: To know, through acting training techniques that enhance the development of emotional intelligence, the opinion of the professionals working in healthcare centers and their reflections on their experience. Methods: From 2008 to 2013, a multidisciplinary team conducted fifteen editions of a training course on how to recognize and manage one's emotions. The experience was assessed using mixed methods: qualitative (reflexive essays) and quantitative methods (satisfaction questionnaire, 1-to-10 scale). Results: A total of 231 professionals participated: 26% were nurses, 6% physicians, and 68% auxiliary nurses. The reflexive essays of the participants reflected their satisfaction and their perception of having re-discovered resources and natural abilities to promote communication and professional and personal growth. The average rating for satisfaction was 9.75 points. Conclusions: The training was perceived as effective. The participants were enthusiastic towards the experience that combined a environment to express their emotions appropriately together with guided acting training techniques.

Key words: Communication, Emotional intelligence, Empathy, Professional competence, Health personnel, Nurses.


 

Introducción

La finalidad principal de los centros sanitarios y sociales, independientemente de su nivel asistencial, así como de los profesionales que en ellos trabajan, es cuidar, acompañar y mejorar la salud de la población, proporcionando la mejor asistencia sanitaria con los recursos disponibles. Para alcanzar este objetivo, los profesionales sanitarios utilizan, además de sus conocimientos y habilidades clínicas, la totalidad de sus competencias profesionales, incluyendo valores éticos, experiencia y un amplio abanico de habilidades relacionadas con la inteligencia emocional, como la empatía y las habilidades comunicativas. Se acepta que la asistencia sanitaria de calidad incluye ciencia y arte simultáneamente,1 y por lo tanto, precisa de una adecuada combinación entre conocimientos científicos, medios técnicos y habilidades creativas y comunicativas de los profesionales.2 De hecho, los múltiples beneficios que ofrece una buena comunicación con los pacientes son bien conocidos,3,4 aunque para los profesionales constituya todo un reto dominar este tipo de habilidades y dedicarles, en el día a día, el tiempo requerido.5

En general, los profesionales valoran positivamente la oportunidad de recibir formación y los cursos relacionados con el desarrollo de habilidades comunicativas suelen encontrarse entre los más solicitados.6 Las posibilidades de formación para dar respuesta a este tipo de demanda son variadas e incluyen diversos métodos docentes,7 entre los que destacan cursos que utilizan líneas pedagógicas procedentes de disciplinas artísticas. Estas experiencias educacionales, característicamente, se apartan del ámbito teórico de la formación clásica y construyen el conocimiento a través de experimentar vivencias.1,8,9 Este tipo de formación, todavía pionera en nuestro entorno, es más conocida en el ámbito anglosajón, especialmente, cuando se enmarca dentro de la teoría del aprendizaje transformacional e incorpora técnicas teatrales con actores/docentes.10 La educación centrada en aprendizaje transformacional involucra a personas que actúan en relación a un hecho vivenciado o un problema que evalúan de manera crítica. El rol del docente es promover el pensamiento crítico, plantear retos, favorecer la toma de decisiones autónoma y estimular la reflexión sobre la práctica. Se pretende llevar al aprendiz a interpretar y dar un significado a su experiencia, a las estrategias utilizadas para resolver la situación y a integrar la nueva interpretación en su sistema cognitivo transformando su práctica.11

Describimos en este artículo una intervención educativa, diseñada para fortalecer y cohesionar las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional, así como las reflexiones, opinión y satisfacción de los profesionales participantes.

 

Metodología

Entre 2008 y 2013, un equipo multidisciplinar diseñó e impartió quince ediciones de un curso basado en una aproximación educativa transformacional con metodología de la formación actoral. En cada edición, entre doce y dieciocho personas recibieron 24 horas de formación (cuatro sesiones de seis horas, una vez por semana).

Para evaluar la percepción y satisfacción de los participantes se utilizó un diseño mixto, con metodología cualitativa y cuantitativa. Los datos cualitativos se obtuvieron solicitando una reflexión escrita sobre el aprendizaje personal experimentado. Los datos cuantitativos proceden del cuestionario estándar que se usa, en MútuaTerrassa, para evaluar la opinión y satisfacción general con la formación. Se garantizó la confidencialidad.

Esta formación, transversal y voluntaria, se dirigió a los 706 profesionales de los veinte centros sociosanitarios de MútuaTerrassa (incluyen, además de la atención propiamente sociosanitaria, centros de atención geriátrica, salud mental y atención a discapacitados intelectuales). En conjunto atienden una población dependiente de 1.295 personas en tres provincias y doce localidades: Barcelona (L'Ametlla del Vallès, Badalona, Barcelona ciudad, El Prat del Llobregat, San Cugat del Vallès, Sant Feliu de Llobregat, Sant Just Desvern, Sabadell y Terrassa), Girona (Tossa de Mar) y Tarragona (Cambrils, Móra la Nova).

El curso se basó en 16 ejercicios que focalizaban la experiencia y la reflexión guiada en los ámbitos intrapersonal (autoconocimiento) e interpersonal (relación) (tabla 1). Los ejercicios impelían a los participantes a recurrir a su inteligencia emocional, entendida esta como la capacidad para reconocer las emociones propias y ajenas y la destreza para encauzarlas adecuadamente. La inteligencia intrapersonal surge del manejo de las habilidades de la autoconciencia (capacidad de saber lo que estamos sintiendo), de la regulación emocional y su exteriorización, así como de la capacidad de motivarse y motivar a los demás. Por su parte, la inteligencia interpersonal se sostiene en la empatía ("Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro", según la definición de la Real Academia de la Lengua)12 y en las habilidades sociales.

 

Tabla 1. Inteligencia Emocional: habilidades intrapersonales
e interpersonales trabajadas durante el curso

 

Todos los ejercicios recurrían a la experiencia cinética para familiarizar a los participantes con el potencial del cuerpo como transmisor de información. Ocasionalmente se privó a los participantes de la vista y de la palabra para potenciar la conciencia sobre otros recursos personales como la escucha intensa, la información adquirida a través del tacto y la comunicación mediante la emisión de sonidos no verbales (recursos que con frecuencia utilizan los usuarios de los centros sociosanitarios para expresar sus necesidades). Otros ejercicios abordaban la información transmitida y recibida por la mirada.

La palabra se utilizó como constructora de conocimiento en la reflexión compartida con el grupo y guiada por los profesores (feedback). Es necesario considerar que los ejercicios podían ser significativos como experiencia personal, pero solo obtenían su auténtico valor de "herramienta" (tabla 2), al ser debatidos y analizados en este contexto (tabla 3). También se recurrió a la dramatización (role playing) de situaciones asistenciales en grupos (4-6 personas) donde los participantes-actores ofrecieron dos versiones del hecho: el real y el que hubiera sido deseable.

 

Tabla 2. Siete herramientas para la gestión del estrés

 

Tabla 3. Objetivos docentes del curso

 

La efectividad de los ejercicios dependía de la capacidad de respuesta espontánea de los participantes. Se consideró el "factor sorpresa" como elemento esencial del aprendizaje, por lo que se solicitó respetar la confidencialidad. Además para realizar los ejercicios se dieron únicamente las coordenadas esenciales, de modo que cada participante debía explorar in situ sus propios recursos para desarrollar las actividades propuestas.

Para el análisis de los ensayos reflexivos de los participantes, sobre su percepción de la experiencia, se utilizó metodología cualitativa, ya que esta permite a los investigadores trabajar con la hipótesis de que "nada es trivial y todo tiene el potencial de ser una pista que podría revelar una mayor compresión del objeto de estudio".13 Dos investigadores revisaron independientemente los escritos, codificaron las ideas principales y las organizaron por categorías. Posteriormente, todos los autores participaron en reorganizar por temas y elaborar el resumen narrativo y las tablas donde se reproducen los comentarios de los participantes que mejor subrayaban la esencia de lo tratado.

Con respecto a las pruebas estadísticas utilizadas, la fiabilidad del cuestionario se evaluó mediante el coeficiente α de Cronbach y se utilizó estadística descriptiva. Las variables cualitativas se expresaron como n y porcentajes y las cuantitativas como medias. Se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 17.0. (SPSS Inc., Chicago, IL, USA). Este estudio contó con la aprobación del Comité Ético de Investigación Clínica de MútuaTerrassa.

 

Resultados

Participaron el 33% de los profesionales que trabajan en los centros sanitarios y sociales de MútuaTerrassa (n=231). El 94% fueron mujeres (n=217) con una media de edad de 38 años. Por categorías profesionales, el 26% fueron diplomados en enfermería u otras diplomaturas afines (n=60), el 6% médicos y otros licenciados (n=15), y el 68% auxiliares, monitores, asistentes, educadores sociales, administrativos o personal de servicios (n=156).

La percepción de los participantes sobre la formación recibida se valoró analizando sus ensayos reflexivos, donde manifestaron satisfacción y la percepción de redescubrir recursos y habilidades naturales que favorecen la comunicación efectiva y el desarrollo profesional y personal. Las reflexiones se agruparon en dos grupos: "Autoconocimiento" y "Habilidades empáticas y comunicativas en la práctica profesional" (tabla 4).

 

Tabla 4. Reflexiones de los participantes en los cursos

 

En los escritos destacó la valoración positiva sobre aspectos éticos involucrados en la relación entre pacientes y profesionales. Subjetivamente, los participantes manifestaron mayor compasión y atención a las necesidades de los enfermos. Esto se logró, refirieron, al integrar sus habilidades personales y profesionales, lo cual les permitió relacionarse sin protegerse tras actitudes que los distanciaran de la experiencia emocional de las personas a las que atienden. Entre las habilidades que más fuertemente pasaron a formar parte de sus recursos conscientes, tras el aprendizaje transformacional, mencionaron la escucha activa y el lenguaje no verbal. Asimismo, refirieron cómo este aprendizaje, al integrar sus propios valores y recursos, contribuyó a aumentar su autoestima y a enriquecer sus relaciones.

Los profesionales expresaron satisfacción y agradecimiento por la oportunidad de participar en la experiencia. Asimismo manifestaron haber descubierto o profundizado en habilidades y recursos que ya les pertenecían y ahora les beneficiaban al utilizarlos conscientemente. Además mostraron satisfacción con la efectividad de los métodos empleados, tanto en sus comentarios ("El curso es genial, enhorabuena a la empresa por apoyarlo", "Ha sido una dosis de optimismo"), como en el cuestionario institucional. En este formulario los participantes puntuaron la satisfacción general, de media, con 9,8 puntos (tabla 5). El coeficiente a de Cronbach fue de 0,854.

 

Tabla 5. Resultados del cuestionario estándar de satisfacción
sobre la formación recibida. Escala 1 a 10 puntos

 

Posteriormente, se recibieron notificaciones de directivos de centros asistenciales que destacaban el aumento de la cohesión de equipo entre los profesionales que habían recibido esta formación, incluso cuando participaron en ediciones diferentes. Y también sugirieron la impartición de nuevos cursos que profundizasen en esta línea de trabajo.

 

Discusión

Este estudio muestra la satisfacción de los profesionales sanitarios al explorar sus habilidades en inteligencia emocional mediante actividades creativas que les permiten conectar con sus emociones y expresarlas de forma adecuada en el contexto de un entorno seguro. La metodología de la formación actoral se erigió en herramienta para la educación emocional de los profesionales sanitarios y para reforzar su conciencia de la ética profesional. Las competencias invisibles potenciadas durante el curso tienen un impacto positivo sobre pacientes y profesionales, aunque no siempre se reconozca su mérito.14

Cabe aclarar que, estrictamente, la mayoría de ejercicios no fueron específicamente teatrales al faltar el elemento esencial que define el hecho escénico: el espectador. El proceso de aprendizaje se sustentó sobre dos vigas maestras: la vivencia personal experimentada durante el ejercicio (dotada tanto de impulsos como de aprendizajes condicionados); y la reflexión posterior (centrada en el análisis de las decisiones tomadas durante la experiencia). Esta reflexión -verbal y compartida por todos los participantes- estaba guiada por los profesores, influida por la dinámica del grupo y por la relaciones establecidas durante la práctica del ejercicio realizado. Así, mediante una metodología docente transformacional centrada en la práctica y la reflexión, se trabajaron recursos que facilitaron la conciencia sobre las propias emociones para gestionarlas en clave de oportunidad; así como el comunicarse verbal y no verbalmente de manera efectiva, expresarse asertivamente y fortalecer la autoestima.

En el contexto de profesionales que trabajan en centros sociosanitarios, donde atienden mayoritariamente a pacientes ancianos, con patologías crónicas y discapacidades, es posible que un reto cotidiano consista en mantener una implicación emocional adecuada y equilibrada para ofrecer una asistencia de calidad. Las habilidades propias de la inteligencia emocional, como la autoconciencia, la conciencia social y la empatía, facilitan la labor. La autoconciencia, permite abordar las intensas emociones que, en ocasiones, embargan a los pacientes (miedo, tristeza y otras) y que pueden descargar (a veces con ira) sobre los profesionales que les atienden. El conocer y saber cómo gestionar las propias emociones capacita al profesional para encauzar estas situaciones. La conciencia social, facilita la escucha activa y reflexiva, e interpretar la comunicación no verbal. La empatía, por su parte, permite percibir los sentimientos del paciente y reconocerlos y validarlos, lo que facilita una relación basada en la confianza y puede mejorar la eficacia terapéutica.15 Es importante, en este contexto, estar alerta a que esta habilidad tampoco está exenta de la posibilidad de ser malinterpretada y asociarse con implicaciones emocionales excesivas y efectos indeseados.3,16 Además la percepción de la empatía es variable y pueden valorarla de forma diferente los pacientes y los profesionales sanitarios.17,18 Cuidar estos aspectos, junto con la validación de las emociones, mejora la colaboración del paciente y la atención general.3,19

Otro de los beneficios de la intervención fue el sentimiento de mayor cohesión de equipo entre aquellos profesionales que recibieron esta formación. Los profesionales suelen valorar positivamente la oportunidad de establecer relaciones sociales con sus compañeros, constituyendo este aspecto un factor conocido de satisfacción.20 También destacó la colaboración de los participantes que, conscientes del carácter estratégico del "factor sorpresa" para el adecuado desarrollo del curso, respetaron la petición de confidencialidad y no transmitieron información a los compañeros que participaron en ediciones posteriores.

Entre las limitaciones de este estudio, señalamos que tras realizar una revisión de los instrumentos de medida más usados, como la escala de empatía de Jefferson o el índice de reactividad interpersonal, entre otros, consideramos que no había cuestionarios que se ajustasen completamente a nuestros objetivos. Así que se optó por utilizar, preferentemente, metodología cualitativa para esta primera aproximación a la experiencia de los profesionales, aunque con un diseño mixto cualitativo-cuantitativo, puesto que disponíamos de resultados cuantitativos gracias a las encuestas de satisfacción con la formación que sistemáticamente se recogen.

Por otra parte, dado que el punto de vista sobre la vivencia de la comunicación difiere entre profesionales sanitarios y pacientes,18 consideramos interesante analizar simultáneamente si tras una intervención de este tipo, la percepción de beneficio de los profesionales así formados, es compartida también por los pacientes a los que atienden.

Otro aspecto conocido es que muchos profesionales sanitarios manifiestan que, entre las principales razones para elegir su profesión, se hallan motivos altruistas y humanitarios, como la dedicación y el compromiso con las personas, y que esta vocación social es su fuerza motriz. Sin embargo, la compasión, aún siendo sincera, no siempre consigue el objetivo de ayudar al otro, por lo que, actualmente, se acepta como posible y beneficioso enseñar y aprender habilidades propias de la inteligencia emocional.1,2 A pesar de ello, todavía esta formación constituye una asignatura pendiente, tanto en pregrado como posgrado, y continúa sin recibir el peso que le correspondería por su repercusión positiva sobre la satisfacción y la calidad de la atención que reciben los pacientes.8 En ocasiones, poder aplicar la empatía en el trabajo se confronta con las dificultades para ofrecer más tiempo a los pacientes y con la necesidad de revisar el sistema de valores de la atención a la salud.4 Estas discordancias apoyan la necesidad de un nuevo paradigma que reformule como la sociedad aborda la enfermedad, la discapacidad y la muerte.21 Todo ello abre reflexiones filosóficas de gran calado que, a menudo también plantean los participantes en el curso.22,23 Al entrenar las habilidades de la inteligencia emocional, no obstante, el profesional se siente mejor equipado para abordar estas u otras condiciones adversas y proteger la calidad de la relación con el paciente.

En realidad podríamos preguntarnos: ¿para qué llevar a los profesionales a salir de la zona de confort y animarlos a romper sus defensas para entrar en la posibilidad de ser el otro y sentirse frágiles? ¿Para qué llevarlos, por ejemplo, mediante su imaginación, a su futuro como ancianos (como se propone en uno de los ejercicios del curso) si no para que algunos descubran (o recuerden) que su motivación más poderosa, por encima de la dificultad cotidiana, es tratar a sus pacientes tal y como les gustaría ser tratados ellos mismos en un futuro? La respuesta a estas preguntas es que al ubicar a los participantes en el lugar de la vulnerabilidad esencial del ser humano, la mayoría redescubre su propia fortaleza esencial. Fue por todo ello que los profesionales expresaron satisfacción con las habilidades aprendidas, consideraron que continuarán desarrollándolas a lo largo de su carrera profesional y viviéndolas como una fuente de auténtica motivación y entusiasmo. Destacó también el fuerte sentimiento de orgullo y vocación hacia la profesión escogida.

En resumen, las técnicas de formación actoral, adecuadamente guiadas, fueron percibidas como efectivas para el aprendizaje transformacional en inteligencia emocional de los profesionales sanitarios, al permitir conectar con las propias emociones y expresarlas adecuadamente en un entorno seguro. Los participantes mostraron además de satisfacción su entusiasmo e interés por este tipo de formación.

 

Agradecimientos

Nuestro agradecimiento a Patricia Vigués por la corrección del resumen en inglés. También agradecemos a todos los profesionales de los centros sociosanitarios de MútuaTerrassa, y especialmente a Mireia Boté, por su colaboración en este estudio. Finalmente, quisiéramos mostrar nuestra gratitud hacia todos los pacientes atendidos en dichos centros a los que nos gustaría, de alguna manera, haber aportado algún beneficio.

 

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Dirección para correspondencia:
N. Giménez.
Nuria.Gimenez@uab.cat

Manuscrito recibido el 16.7.2014
Manuscrito aceptado el 28.8.2014

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