SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.30 issue1Burden on primary caregivers of elderly people with severe dependence on Primary Health Care author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

My SciELO

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Gerokomos

Print version ISSN 1134-928X

Gerokomos vol.30 n.1 Barcelona Mar. 2019

 

EDITORIAL

Propósitos para el nuevo año… ¡o quizás no!

Purposes for the new year, ... or maybe not!

Rosa Martínez Sellarés1  2  , enfermera

1Enfermera. Fundación Santa Eulalia. España

2Tesorera de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica. España

Iniciamos una nueva andadura, una nueva etapa. Sí, así nos lo marca el calendario, así lo hemos establecido: “Año nuevo, vida nueva” nos dice el refranero popular. Sin embargo, para ello debemos pasar por una espiral de fiestas y celebraciones condensadas en quince días. Esos últimos días del año que requieren, como si de una obligación de agenda se tratara, enumerar logros y/o desgracias que han tenido lugar en estos últimos 365 días, una mirada atrás que nos lleva a concluir “no nos podemos quejar… ¡o sí!”; una reflexión rápida, fugaz, casi inconsciente de cómo nos ha ido el año. En familia, en la gran mayoría de los casos, con los que somos, y los que ya no están, con los recién venidos, con los que han partido hace poco y ya no nos acompañarán más. Y ese runrún de melancolía, añoranza de unos tiempos pasados que creemos mejores… ¡o quizás no!

Y desde los medios de divulgación vuelven a ahondar en esos sentimientos que parece que solo afloran en Navidad; horas, minutos que pasamos con nuestros seres queridos, en calidad y en cantidad: ¿cuándo contactamos con ellos?, ¿qué sabemos de ellos?, ¿nos preocupa su situación, o ni la conocemos? Y en esos días se colapsan las redes, los teléfonos móviles no paran de recibir mensajes desde las redes sociales (Twitter, WhatsApp, Facebook, e-mails…). A lo largo del año no tenemos consciencia de la cantidad de gente que conocemos, o que nos conoce, o que nos recuerda o recordamos; los tenemos cerca, codo con codo y nos comunicamos con ellos sin hablar, ¡qué maravilla de redes sociales!; quizás en estos quince días son casi los únicos momentos en que contactamos con ellos… ¡o quizás no!

Y tras las fiestas de Navidad escucho atentamente la respuesta serena de Rosa, de 96 años, con domicilio en una residencia: “ha ido bien hija, es el primer año que paso las navidades sola, pero qué se le va a hacer, es la vida, mi hijo tiene obligaciones que cumplir con su familia”. Sí, eso me respondió la mujer de pequeña complexión, con un carácter batallador en un cuerpo frágil, un gran corazón y una sonrisa sincera en su rostro. Fue una charla sosegada, franca, entrañable; en su mirada no había rencor, no había animadversión. En unos minutos de cordialidad, de complicidad, ¡qué gran escuela la de la vida, la de la experiencia de nuestros mayores! Momentos como el vivido con Rosa reafirman mi entusiasmo por el trato y cuidado con los mayores: ¡qué honor convivir en mi día a día con quienes muestran tanto estilo, tanta vida, tanta resilencia; ¡os aseguro que sí!

Y llega un nuevo año, y la vida no se ha parado ni un instante, el día a día sigue, las ausencias y las presencias se siguen sucediendo, pero ahora no toca hacer balance, es el momento de nuevos proyectos, aunque algunos de ellos no son planeados. La Sra. Flora apenas hace tres días que ha dejado su casa para vivir en una residencia; para el Sr. Juan ya han pasado diez días de esta decisión forzada, pero asumida con resignación. La Sra. Pilar disfrutó como nunca de unas fiestas navideñas con su familia; ayer nos dejó, falleció sin hacer ruido, ¡quién lo iba a decir! Porque para todos y cada uno de nuestros mayores, los nuevos propósitos son, seguramente, el día a día vivido con tranquilidad, sin sorpresas ni sobresaltos, dando valor a las pequeñas cosas, con emoción, con pasión… ¡o quizás no!

Y, ¿cuáles son nuestros proyectos para este nuevo año? Sin duda, seguir con nuestra pasión: atender y cuidar a nuestros mayores, y hacerlo, también, como nos enseñaron nuestras ilustres enfermeras Nightingale, Henderson, Orem, cuidando esos detalles, esos principios, esas preferencias. Llevarlo a cabo con respeto, con confianza, con profesionalidad, porque no se necesitan grandes máquinas o innovaciones, ni ocupar puestos de prestigio para disfrutar plenamente de nuestra apuesta como enfermera geriátrica. Aún recuerdo aquel editorial de Gerokomos, “Enfermería Gerontológica y Vocación”, redactado por Javier Soldevilla a finales del año 2000 y a colación de una carta que recibió, en la que una enfermera aludía a la profesión como una vocación con los días contados; y donde el Sr. Soldevilla remarcaba “vocación… se forja en una actitud positiva que nace o se hace en el individuo, […] una atracción que NO sabes vencer hacia lo marginal y en ello te topas con el mayor tal y como nuestra sociedad lo proyecta”.

Por ello, tras escuchar los testimonios de nuestros mayores, cómo afrontan su día a día, cómo han creado una historia de vida desde su juventud hasta la vejez y cómo desafían los obstáculos que la vida les va presentando, es un honor poder acompañarlos en este tren final de vida, aprendiendo de ellos y cuidándolos en todo aquello que precisan. Todo ello me anima cada día a seguir en este maravilloso mundo en el que iniciaba mi andadura: la Gerontología y Geriatría. Esta vez, ¡un rotundo SÍ!

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons