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Revista Española de Salud Pública

On-line version ISSN 2173-9110Print version ISSN 1135-5727

Rev. Esp. Salud Publica vol.77 n.4 Madrid Jul./Aug. 2003

 

 

PLAN NACIONAL DE PREVENCIÓN Y CONTROL DEL TABAQUISMO

 

Isabel Saiz Martínez-Acitores (1), Jesús Rubio Colavida (1), Isabel Espiga López (1), Begoña Alonso de la Iglesia (2), Javier Blanco Aguilar (3), Mercedes Cortés Mancha (4), José Domingo Cabrera Ortega (5), Pepa Pont Martínez (6), José María Saavedra Rodríguez (7), Javier Toledo Pallarés (8)
(1) Ministerio de Sanidad y Consumo
(2) Comunidad Autónoma de Galicia
(3) Comunidad Autónoma de Andalucía
(4) Comunidad Autónoma de Extremadura
(5) Comunidad Foral de Navarra
(6) Comunidad Valenciana
(7) Comunidad Autónoma de Canarias
(8) Comunidad Autónoma de Aragón


 

INTRODUCCIÓN

El consumo de tabaco, fundamentalmente en forma de cigarrillos, se encuentra incorporado en los hábitos de conducta de nuestra sociedad de forma extensa desde los años treinta, coincidiendo con la expansión de la fabricación industrial del cigarrillo y su transformación en una rentable industria.

En España, según los datos de la última Encuesta Nacional de Salud de 2001 (ENSE 2001) la prevalencia del consumo de tabaco en la población de 16 y más años es del 34,4%, lo que representa un ligero descenso respecto a la prevalencia de 1987 (ENSE 1987) que fue del 38,4%. Sin embargo, España es uno de los países de la Unión Europea que presenta una mayor prevalencia de consumo, tanto en hombres como en mujeres. (figura 1).

Paralelamente a la generalización del consumo de tabaco empezaron a aparecer las primeras pruebas sobre su nocividad. El estudio epidemiológico de Doll y Hill en los años cincuenta, en el que se evidenció la relación entre el consumo de tabaco y el exceso de mortalidad, marcó el principio de una extensa lista de nuevos informes en los que se ha relacionado al tabaco como factor de riesgo de un gran número de problemas de salud.

En los países industrializados, el tabaquismo se ha convertido en la primera causa de morbi-mortalidad evitable.

En España, en el año 1998, la mortalidad atribuible al tabaco se estimó en un 16% de la mortalidad total. Esto, junto al alto coste sanitario y social, unido al hecho de que el tabaquismo es un factor de riesgo susceptible de prevención, ha convertido a «la reducción de la prevalencia de consumo del tabaco» en uno de los objetivos prioritarios de las políticas de salud de cualquier país de nuestro entorno socioeconómico.

El tabaquismo, considerado durante años un hábito, es en realidad una dependencia. La nicotina, el principio activo del tabaco es una droga adictiva y como tal tiene las características de otras drogas: tolerancia, dependencia física y psicológica.

La dependencia del tabaco está reconocida como un trastorno mental y del comportamiento tanto en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (ICD-10) como en el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM- IV).

 



 




 

PREVALENCIA DEL CONSUMO DE TABACO EN ESPAÑA

Como se ha comentado anteriormente en España, según los datos de la ENSE 2001, la prevalencia del tabaquismo en la población española de 16 y más años, fue del 34,4%. Comparando con los resultados obtenidos en la ENSE 1987, en la que la prevalencia fue del 38,4%, se observa un ligero descenso del consumo de tabaco en España (figura 2).

Los patrones de consumo de tabaco varían considerablemente según el género y la edad. En la ENSE 2001, el porcentaje de hombres fumadores fue del 42,1% y del 27,2% en las mujeres.

Al analizar la evolución del tabaquismo en España de 1987 a 2001, podemos observar que el consumo de tabaco en los hombres ha descendido sensiblemente (de 55% a 42,1%), en contraposición al aumento que ha experimentado el consumo en las mujeres, de 23% a 27,2%. Este aumento de mujeres fumadoras tendrá repercusiones sanitarias a medio y largo plazo en la mortalidad por cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias (figuras 3 y 4).

Por grupos de edad, el porcentaje de población fumadora más alto se observa en el grupo de 25 a 44 años (48,2%) seguido del grupo de 16 a 24 años (41,7%).

Observando la tendencia durante este periodo, en cada uno de los dos géneros, se comprueba que en los hombres la prevalencia del consumo de tabaco ha disminuido en todos los grupos de edad, produciéndose en las mujeres el fenómeno contrario. Por grupos de edad, la prevalencia del consumo es mayor en los hombres, excepto en el grupo de 16 a 24 años (40,8% hombres, 42,7% mujeres) en el que el consumo de tabaco es mayor en las mujeres jóvenes. (tabla 1).

Un grupo de especial importancia es la población adolescente y joven. Según la ultima Encuesta sobre Drogas en la Población Escolar, 2000 (Plan Nacional sobre Drogas), el 30,5% de los escolares de 14-18 años han fumado en el ultimo mes y el 5% se definen como exfumadores. Las chicas tienen una prevalencia de consumo mayor que los chicos, 35,8% frente al 25,2%.

El consumo medio de cigarrillos en jóvenes de 14 a 18 años es de 7 (el 47,5% consume 1-5 cigarrillos al día). La edad media de inicio al consumo se sitúa en los 13,2 años.

Tanto por su función modélica dentro de la sociedad como por su actuación profesional, se ha de resaltar la importancia del consumo de tabaco entre los profesionales sanitarios. En 1998, el 38,9% de los sanitarios (personal médico y de enfermería) eran fumadores, el 34,7% en el personal médico y 43,2% en el de enfermería (figura 5).

Según el género, la prevalencia de fumadores en los hombres sanitarios fue del 34,4% y del 42,2% en las mujeres (figura 6).

 

 

 EFECTOS DEL TABACO SOBRE LA SALUD

Morbilidad

 El consumo de tabaco se relaciona con más de 25 enfermedades y es el principal factor causante del 30% de todos los cánceres: cáncer de pulmón (se estima que en un 85% de los casos es provocado por el tabaquismo), cáncer de la cavidad oral (labios, boca, lengua y garganta), y el cáncer de laringe, faringe, esófago, vejiga y riñones.

También enfermedades respiratorias como la bronquitis crónica, enfisema y asma, son atribuibles al tabaquismo o se ven exacerbadas por él. Así mismo, el consumo de tabaco es un importante factor de riesgo que contribuye a las enfermedades cardiovasculares.

Además de los riesgos generales asociados al tabaquismo, las mujeres fumadoras tienen unos riesgos adicionales para la salud específicos de su género. El tabaquismo contribuye a una reducción de la fertilidad e incrementa el riesgo de menopausia precoz, contribuye a la pérdida de calcio óseo y a la osteoporosis en las mujeres en fase postmenopáusica. El consumo de tabaco cuando se combina con el uso de anticonceptivos orales incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Se ha asociado el consumo de tabaco durante el embarazo con un mayor riesgo de aborto espontáneo, complicaciones durante el embarazo, muerte fetal, partos prematuros, bajo peso al nacer y muerte del neonato.

La exposición involuntaria al humo del tabaco está provocando un serio problema de salud pública. Esta exposición supone un riesgo considerable para la población no fumadora. La población expuesta tiene un riesgo aumentado de padecer cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

La población infantil que está sometida al aire contaminado por humo de tabaco, presenta una mayor incidencia de infecciones de las vías respiratorias altas, otitis media, sinusitis, bronquitis, neumonías, asma y muerte súbita del lactante.

Mortalidad

En España, se estima que el consumo de tabaco ha ocasionado la muerte de 621.678 personas de 35 y más años, durante el periodo 1978-1992, lo que significa el 14% de la tasa de mortalidad global anual.

Sólo en el último año (1992) de este mismo periodo, las muertes atribuibles al consumo de tabaco en ese grupo de población, han pasado de 37.259 a 46.226, lo que representa un 24% de aumento en la mortalidad debida al consumo de tabaco. Un tercio de estas muertes fueron prematuras con la consiguiente pérdida de años potenciales de vida (entre 10 y 20 años por persona).

Aunque la mayoría de estas muertes ocurrieron en hombres (93,4% en 1992), hay que destacar que la mortalidad en las mujeres ha experimentado un aumento considerable entre 1978 y 1992, siendo el incremento anual promedio del 6%, frente a una disminución promedio de -0,2% en los hombres.

Por último señalar, que la mortalidad atribuible al tabaquismo en España en 1998, se ha estimado en 55.613 muertes, que representan el 16% de todos los fallecimientos ocurridos en población de 35 o más años. El 92,5% de estas muertes se produjeron en hombres (51.431), y el 7,5% en mujeres (4.182). De todas estas muertes, 26,5% se debieron a cáncer de pulmón, 20,9% a enfermedad pulmonar obstructiva crónica, 12,8% a cardiopatía isquémica, y 9,2% a enfermedad cerebrovascular.

 

COSTES SANITARIOS Y SOCIALES DEL CONSUMO DE TABACO

El Banco Mundial ha evaluado los gastos directos e indirectos de las muertes prematuras y de la morbilidad atribuibles al tabaquismo, estimando que un aumento de 1.000 toneladas en el consumo de tabaco representa 2,6 millones de dólares de beneficios y 29,8 millones de costes. Esto supone una pérdida neta de 27,2 millones de dólares.

En 1988, se estimó que la sola reducción del consumo de tabaco en un 10% evitaría costes equivalentes al 0,18% del PIB en España.

Según un estudio realizado en el año 2001 por la Universidad Pompeu Fabra, los costes sanitarios directos generados por el consumo de tabaco, en seis enfermedades (cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y bajo peso al nacer), en España en el año 2001 se estimaron entre 437.000 y 604.000 millones de pesetas (según las distintas fracciones atribuibles al consumo de tabaco en las enfermedades estudiadas).

 

MARCO INTERNACIONAL

En la Primera Conferencia Europea sobre Política del Tabaco, celebrada en Madrid en 1988, se adoptó una Carta Europea contra el Tabaco en la que se reconocía el derecho de la población a ser protegida, no sólo de las enfermedades causadas por el tabaco, sino también de la contaminación creada por el humo del tabaco. Se recomendaron diez estrategias a seguir para posibilitar los derechos establecidos en la Carta, así como las medidas a tomar para desarrollar cada estrategia.

Las principales estrategias propuestas en la Carta de Madrid han sido ratificadas en la II Conferencia Europea y I Iberoamericana sobre Tabaco o Salud celebrada en Canarias en 1999, y en el I Congreso Nacional sobre la Prevención y el Tratamiento del Tabaquismo celebrado en Sevilla en 2001.

La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es contundente: deben ponerse en marcha programas de disminución del tabaquismo que integren acciones educativas, legislativas y asistenciales. Desde la Oficina Regional Europea se destaca que una reducción en el consumo de tabaco es la más importante medida de Salud Pública que los países pueden adoptar para beneficio de su salud y su economía.

La Oficina Regional Europea de la OMS incluyó entre los objetivos de la estrategia «Salud para Todos 2000» la reducción del hábito de fumar (Objetivo 16). En el documento Salud 21, la OMS vuelve a incorporar entre sus prioridades las intervenciones para reducir el consumo de tabaco y los daños para la salud que se derivan del tabaquismo. En su objetivo 12, propone: reducir los daños derivados del alcohol, las drogas y el tabaco; y en particular el objetivo 12.1 señala que para el año 2015, el porcentaje de no fumadores debe ser, al menos, el 80% entre las personas mayores de 15 años y prácticamente el 100% de los menores de 15 años.

En la 52 sesión del Comité Regional Europeo de la Organización Mundial de la Salud celebrada en Copenhague en septiembre de 2002, se acordó mediante Resolución, la «Estrategia Europea para el Control del Tabaquismo», que establece un marco estratégico referencial para el control del tabaquismo en la región Europea, con una serie de medidas que deben ser contempladas en los correspondientes planes nacionales, según sus necesidades y realidades, para continuar intensificando su tarea y seguir explorando acciones innovadoras. Tiene en consideración los tres anteriores Planes de Actuación para una Europa sin Tabaco y sus evaluaciones, los principios rectores de la Declaración de Varsovia y es acorde con la estructura y contenido del Convenio Marco para el Control del Tabaco.

El Convenio Marco para el Control del Tabaco representa un instrumento jurídico internacional para el control mundial del tabaquismo y complemento global a los programas y planes de control del tabaquismo a nivel nacional, que surge en 1996 con la resolución WHA49.17 ante la necesidad de dar una respuesta mundial a este problema que no tiene fronteras, y que liderado por la OMS el proceso de su desarrollo desde la resolución EB103.R11 de la Asamblea Mundial de la Salud, se adoptará en el año 2003 por los 192 Estados miembros, al objeto de hacer progresar sinérgicamente las políticas nacionales de salud pública.

Además del firme apoyo a las políticas de la OMS, la Unión Europea promueve acciones de protección de la salud y control del tabaquismo mediante Recomendaciones a los Estados miembros, y desarrolla su capacidad legislativa a través de la promulgación de Directivas que deben ser transpuestas a las respectivas normativas nacionales.

Cada año, los productos del tabaco son responsables de 1,2 millones de muertes (14% de todos los fallecimientos) en la Región Europea de la OMS. Se prevé que, a menos que se adopten medidas más estrictas, estos productos serán responsables de 2 millones de muertes anuales (20% de todos los fallecimientos) para el año 2020. Además de enfermedad y muerte, provocan unas pérdidas económicas netas en el mundo de al menos 200.000 millones de dólares (USD) al año.

Para conseguir disminuir la elevada prevalencia (más del 30% en población adulta), se precisa reducir la accesibilidad tan extendida de los productos de tabaco, y poner especial atención en jóvenes y mujeres.

En España, desde la publicación del Real Decreto 192/1988 del 4 de marzo, sobre limitaciones en la venta y uso del tabaco para protección de la salud de la población, se han venido incrementando las actividades dirigidas a disminuir el consumo de tabaco en todos los ámbitos sociales del Estado, de las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos, y a fomentar una cultura sin tabaco. El Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo pretende impulsar y coordinar todas las acciones encaminadas a prevenir y controlar el tabaquismo en España.

 

CONCLUSIONES

En los últimos 15 años las diferentes administraciones y en especial los distintos gobiernos autonómicos, han desarrollado programas de actuación para la prevención del tabaquismo. Aunque su grado de desarrollo es heterogéneo y los recursos empleados muy desiguales, estas iniciativas suponen sin duda oportunidades que favorecen e impulsan las políticas para la prevención y el control del tabaquismo que constituyen los objetivos prioritarios del Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo.

La mayoría de las Comunidades y Ciudades Autónomas están realizando intervenciones que tienen básicamente los mismos objetivos y proponen fundamentalmente las mismas líneas de actuación.

Es por tanto de gran utilidad, aprovechar la experiencia acumulada por todas las administraciones públicas en el desarrollo de este tipo de intervenciones y especialmente los logros de aquellas Comunidades que han podido llevar a cabo programas más sistemáticos de actuación, siendo a la vez necesario reforzar las políticas de control del tabaquismo en España, y aumentar los recursos humanos y materiales destinados a la prevención del consumo de tabaco y a reducir su prevalencia, para lograr desarrollar este Plan Nacional.

La preocupación y actividad de numerosas sociedades científicas y la progresiva implicación de las asociaciones sociales en las actuaciones destinadas a la prevención del tabaquismo, es sin duda otro instrumento de incuestionable valor que el Plan Nacional contempla.

Un ejemplo de la importancia de estos movimientos asociativos lo representa el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT). Actualmente lo constituye 33 organizaciones, principalmente asociaciones de profesionales sanitarios, que mantiene vínculos con otras organizaciones implicadas e interesadas en la prevención del tabaquismo. Además, forma parte de la Red Europea de Prevención del Tabaquismo, que agrupa a coaliciones similares de los diversos países de la Unión Europea.

Desde su fundación, el CNPT ha trabajado para ampliar la prevención del tabaquismo en España y ha desarrollado acciones de educación e información dirigidas a la población, de formación y trabajo con los profesionales de la salud, de colaboración con las autoridades sanitarias, y de contacto con los representantes políticos de la población.

La existencia de la Estrategia Europea para el Control del Tabaquismo y el Convenio Marco para el Control del Tabaco, de la Organización Mundial de la Salud, así como las iniciativas legislativas de la Unión Europea, son también aspectos que propician, refuerzan y favorecen el desarrollo del Plan Nacional.

El objetivo principal del Plan Nacional es conseguir la armonización entre las diferentes Administraciones para afrontar globalmente el control y prevención del tabaquismo, evitando la dispersión de competencias, la insuficiente difusión sistemática de las acciones realizadas, la escasez de recursos disponibles para afrontar un problema de salud pública de tal magnitud, la falta de homogeneidad en algunos criterios de seguimiento y evaluación del control del tabaquismo, o las dificultades para realizar un seguimiento eficaz del cumplimiento de la normativa que regula la venta, el consumo, y la publicidad del tabaco.

Es necesario impulsar programas que eviten la incorporación al consumo (o al menos retrasen la edad de inicio) y también actividades destinadas a disminuir la prevalencia del tabaquismo, facilitando la deshabituación de la población fumadora. Este descenso en la prevalencia es el único mecanismo para reducir un gran número de enfermedades y muertes, en su mayoría prematuras, atribuidas al tabaquismo. Conviene que estas intervenciones, incluyan acciones especificas por género para evitar que la prevalencia del consumo de tabaco siga aumentando entre las mujeres.

Es fundamental que las intervenciones sean multisectoriales y de amplio alcance, para garantizar su máxima eficacia. También es necesario que sean sólidamente mantenidas, sabiendo que la reducción del consumo se refleja en el tiempo como una disminución de las enfermedades y muertes asociadas al tabaquismo.

Se pone de manifiesto de manera constante en foros nacionales e internacionales, la necesidad de incrementar las actividades informativas y educativas, los desarrollos normativos, ampliar las restricciones para la venta, el consumo y la publicidad del tabaco, aumentar los recursos destinados a la deshabituación de la población fumadora, incrementar la investigación para mejorar nuestro conocimiento sobre los factores que determinan el inicio y la consolidación del consumo de tabaco (especialmente en la población joven y entre las mujeres).

La gravedad del problema y la posibilidad de obtener ganancias de salud, mediante políticas estables y comprometidas, obligan a intervenir decididamente. Es un gran reto, como grande debe ser el esfuerzo ante la existencia de poderosos obstáculos.

 

BIBLIOGRAFÍA

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PRINCIPIOS DEL PLAN NACIONAL DE PREVENCIÓN Y CONTROL DEL TABAQUISMO

Principios fundamentales:

 -- Responde a un compromiso institucional.

-- Está liderado por las autoridades sanitarias para promover y coordinar todas las acciones que se desarrollen en este campo.

-- Participa de las orientaciones y estrategias internacionales de la Organización Mundial de la Salud y de la Unión Europea.

-- Cuenta con un enfoque global del problema, promoviendo la colaboración intersectorial y estableciendo medidas graduales para disminuir las desigualdades.

-- Pretende promover la salud, la calidad de vida, y la participación social.

 

OBJETIVOS DEL PLAN NACIONAL DE PREVENCIÓN Y CONTROL DEL TABAQUISMO

Objetivos Generales y Específicos:

 1. Disminuir la prevalencia tabáquica

1.1. Prevenir la incorporación de nuevos fumadores y fumadoras.

1.2. Retrasar la edad de inicio del hábito tabáquico.

1.3. Facilitar el abandono de la dependencia tabáquica.

2. Proteger la salud de la población del aire contaminado por humo de tabaco (ACHT)

2.1. Evitar la exposición de la población al aire contaminado por humo de tabaco.

2.2. Potenciar los espacios sin humo

2.3. Fomentar la norma social de no fumar

3. Potenciar la coordinación y la participación

3.1. Coordinación institucional

3.2. Coordinación intersectorial

3.3. Coordinación internacional

3.4. Participación social.

Para alcanzar cada uno de estos objetivos específicos, se han definido diversas actuaciones, agrupadas en estrategias (informativa, educativa y formativa, asistencial, legislativa, coordinación y participación, e investigación y evaluación).


Objetivo General 1: Disminuir la prevalencia tabáquica

Para el año 2007, el número de fumadores y fumadoras de 16 y más años se habrá reducido en 6 puntos porcentuales, situando la prevalencia por debajo del 28%.

Objetivos Específicos:

1.1. Prevenir la incorporación de nuevos fumadores y fumadoras

En el año 2007, la proporción de personas fumadoras en el grupo de 16 a 24 años, habrá disminuido 6 puntos porcentuales, situándose por debajo del 36%.

1.2. Retrasar la edad de inicio del hábito tabáquico

Para el año 2007, la edad media de inicio en el hábito tabáquico se habrá retrasado a los 14 años.

1.3. Facilitar el abandono de la dependencia tabáquica

Para el año 2007, la proporción de población ex fumadora aumentará al menos en 6 puntos, situándose por encima del 23%.

 





 

Objetivo General 2: Proteger la salud de la población del aire contaminado por humo de tabaco

Para el año 2007, al menos el 65% de la población considerará que está protegida de la exposición al aire contaminado por humo de tabaco

Objetivos Específicos: 

2.1. Evitar la exposición de la población al aire contaminado por humo de tabaco

Para el año 2004, se habrán desarrollado normativas que regulen el consumo de tabaco en todos los ámbitos públicos

2.2. Potenciar los espacios sin humo

Para el año 2005, al menos el 70% de las empresas dispondrán de espacios libres de humo

2.3. Fomentar la norma social de no fumar

Para el año 2005, el 75% de la población considerará que el tabaco es menos aceptado en su entorno social.

 




 

Objetivo General 3:Potenciar la coordinación y la participación

En el plazo de tres meses, tras la aprobación del Plan, se constituirá la Comisión Intersectorial de Dirección, que se reunirá con una periodicidad al menos anual, durante el quinquenio 2003-2007

Objetivos Específicos:

3.1. Coordinación Institucional

El Comité Ejecutivo del Plan Nacional elaborará las memorias anuales del periodo 2003-2007, presentando un informe global del quinquenio y las líneas de continuidad para el siguiente Plan, al finalizar el año 2007.

3.2. Coordinación Intersectorial

Antes de finalizar el año 2003, todas las Comunidades y Ciudades Autónomas deberán contar con un Plan de Prevención y Control del Tabaquismo.

3.3. Coordinación Internacional

El Plan estará representado en foros internacionales de control del tabaquismo, en el plazo de un año a partir de la aprobación del Plan.

3.4. Participación Social

Al menos el 1% del presupuesto global del Plan, se destinará anualmente a incentivar la participación social.

 

 

 

 

 

ESTRUCTURA, FUNCIONES Y RECURSOS

El Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo dependerá orgánica y funcionalmente del Ministerio de Sanidad y Consumo, y contará con una Comisión Intersectorial de Dirección y un Comité Ejecutivo. Este último integrado por el/la Coordinador/a General, la Secretaría Permanente y los/las Coordinadores/as Autonómicos.


1.Comisión Intersectorial de Dirección

 Composición

 - Titular del Ministerio de Sanidad y Consumo, que actuará de Presidente/a.

- Dos representantes del Pleno del Consejo Interterritorial del SNS.

- Director/a General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Consumo.

- Dos representantes de la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del SNS.

- Coordinador/a General del Plan Nacional (PNPyCT).

- Un representante de cada uno de los Departamentos de Educación Cultura y Deporte, Trabajo y Asuntos Sociales, Economía, Hacienda e Interior.

- Un representante del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.

- Un representante de la Secretaría Permanente del Plan Nacional (PNPyCT) (con voz y sin voto).

Funciones

Actuará como órgano de carácter colegiado, se reunirá al menos una vez al año y tendrá las siguientes funciones:

1. Ser el foro de encuentro de los distintos sectores interesados en la prevención y control del tabaquismo en España, para el consenso de las actuaciones en esta materia.

2. Establecer el seguimiento y desarrollo del Plan.

3. Establecer la coordinación de las actuaciones de los distintos sectores representados, canalizando la participación comunitaria.

4. Asegurar la financiación adecuada y distribución de los recursos para el desarrollo del Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo.


2. Comité Ejecutivo

Estará formado por el/la Coordinador/a General del Plan, los/as Coordinadores/as Autonómicos y la Secretaría Permanente y tendrá las siguientes funciones:

1. Establecer las prioridades del Plan y las propuestas de líneas de actuación.

2. Elaboración de los presupuestos, acordando los criterios de distribución de los mismos entre los distintos órganos del Plan asegurando que los fondos asignados se destinan a las prioridades establecidas.

3. Realizar el seguimiento de las actuaciones acordadas.

4. Elaboración de los informes y memorias anuales de actividades tomando como referencia los informes y memorias realizadas en las respectivas Comunidades y Ciudades Autónomas.

5. Establecer los sistemas de información y evaluación del Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo.

2.1. Coordinador/a General del Plan

Adscrito a la Subdirección General de Promoción de la Salud y Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Consumo, con dedicación exclusiva, tendrá las siguientes funciones:

1. Actuar de Secretario Ejecutivo del Plan.

2. Presentar propuestas para el desarrollo de las estrategias recogidas en el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo.

3. Velar por el cumplimiento de los acuerdos.

4. Presentar a la Comisión Intersectorial de Dirección los presupuestos y los criterios de distribución de los mismos entre los distintos órganos del Plan.

5. Localizar y recabar financiación de otros organismos nacionales e internacionales.

6. Dinamizar los órganos de coordinación y las actuaciones del Plan.

7. Ostentar la representación del Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo en los foros técnicos nacionales e internacionales.

8. Difundir la información generada en esta materia.

2.2. Coordinadores/as Autonómicos

Cada Comunidad y Ciudad Autónoma dispondrá de un técnico de referencia como coordinador/a del Plan Nacional en su ámbito territorial, que formará parte del Comité Ejecutivo y tendrá las funciones asignadas al mismo.

2.3. Secretaría Permanente

Dependerá de la Subdirección General de Promoción de la Salud y Epidemiología, de la Dirección General de Salud Pública. Estará dirigida por el/la Coordinador/a General del Plan, y formada, al menos, por tres técnicos (jefes de servicio) de la Subdirección General de Promoción de la Salud y Epidemiología, y tres administrativos.

Sus funciones serán:

1. Dar soporte técnico al Coordinador/a.

2. Participar en la Comisión Intersectorial de Dirección.

3. Mantener la comunicación permanente y elaborar propuestas en colaboración con la red de coordinadores técnicos de las Comunidades y Ciudades Autónomas.

4. Participar en los grupos de trabajo que se creen en el seno del Comité Ejecutivo.

5. Elaborar informes periódicos y la memoria anual de actividades.

6. Aplicar progresivamente los mecanismos de evaluación recogidos en el Plan.

Asesorías técnicas

El Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo, a través de su Secretaría Permanente, podrá recabar cuando estime oportuno, el asesoramiento técnico de expertos en las diferentes materias relacionadas con el tabaquismo.

Inicialmente, durante el periodo de implantación del Plan, el Grupo de Trabajo de Tabaco (Ponencia de Promoción de la Salud de la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del SNS, constituido por técnicos de las Comunidades Autónomas de Andalucía, Aragón, Canarias, Extremadura, Galicia, Navarra, Valencia, y de la Subdirección General de Promoción de la Salud y Epidemiología del MSC), continuará su función técnica y asesora.

Recursos económicos

La Administración General del Estado aportará para su estructura y funcionamiento, el equivalente a un porcentaje de lo recaudado por los impuestos especiales de los productos de tabaco, que anualmente determinará la Comisión Intersectorial de Dirección, en función de las actuaciones que se programen para cada año de vigencia del Plan Nacional.

Para el primer año, el Ministerio de Sanidad y Consumo aportará 3,6 millones de euros.

Cada CCAA y CA deberá contar con un presupuesto finalista, dedicado a la prevención y control del tabaquismo, equivalente al menos a 0.25 euros per capita y año.

La aplicación del Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo está condicionada a la existencia en cada CCAA y CA de un Plan Autonómico por lo que éstas, deberán además dotar a sus respectivos territorios de los recursos humanos y financieros necesarios. Como mínimo se deberá contar con un/a Coordinador/a Autonómico y un técnico de referencia por área de salud u otra demarcación geográfica en función de la realidad de cada Comunidad o Ciudad Autónoma.

 

 

EVALUACIÓN

Sistema de información y evaluación

La evaluación del Plan Nacional de Prevención y Control de Tabaquismo 2003-2007 constituirá una valoración de la puesta en marcha del Plan y su pertinencia, estimando necesaria una aplicación progresiva de los mecanismos de evaluación. dada la imposibilidad de actuación simultánea e inmediata de todas las intervenciones estratégicas definidas por el Plan, los flujos, frecuencia, tipos de información y otros indicadores se irán estableciendo a medida que se progrese en el desarrollo del Plan, ya que estamos hablando de un proceso que consume tiempo, dedicación a la organización, desarrollo y gestión.

Anualmente la Secretaría Permanente y los Coordinadores Autonómicos del Plan realizarán una evaluación que contemplará:

* Estructura del Plan; órganos de coordinación y su funcionamiento, recursos humanos (RRHH) y materiales (RRMM), desarrollo presupuestario y aquellos elementos que favorecen o condicionan la continuidad de la estructura del Plan.

* Proceso: planificación y desarrollo de las estrategias básicas y de las actividades del Plan para la consecución de los objetivos operativos.

* Resultados: que permitan contemplar el grado de cumplimiento de los objetivos generales y específicos establecidos en el Plan.

Se realizará una evaluación externa del Plan en dos tiempos:

1. Al finalizar el segundo año de la puesta en marcha del Plan, esta evaluación contemplará el diseño del Plan y la formalización y funcionamiento de los órganos de coordinación.

2. Al finalizar el Plan se evaluará, además de los ámbitos descritos en el punto anterior, el nivel de consecución de los objetivos generales y específicos.

Para el desarrollo de la evaluación del Plan se contará con una dotación presupuestaria específica.

La Secretaría Permanente y los/as Coordinadores/as Autonómicos del Plan elaborarán la memoria anual que contemplará el grado de cumplimiento alcanzado de los objetivos previstos y el grado de ejecución presupuestaria. Esta memoria se presentará a la Comisión Intersectorial de Dirección, para su elevación al Pleno del Consejo Interterritorial del SNS.

Indicadores de estructura

En el primer trimestre de 2003 se habrá publicado la norma que regule la creación, composición y funciones de los órganos de coordinación y participación así como los medios de financiación del Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo.

En el plazo de tres meses tras la aprobación del Plan, se habrán constituido los órganos de coordinación previstos en el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo y todas las Comunidades y Ciudades Autónomas dispondrán, además del técnico responsable en materia de tabaco (Coordinador/a Autonómico), de al menos un técnico de referencia por el ámbito territorial que se determine, para el desarrollo de las actuaciones que se prioricen desde el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo.

Indicadores de proceso

Se determinarán en función a las actuaciones que se prioricen anualmente condicionadas por los recursos asignados.

Indicadores de resultados

Incluir fuentes de información que se utilizarán como referencia (ENS, EDIS, Encuesta en escolares de 14 a 18 años PND).

1. Prevalencia

- % de fumadores por género y grupos de edad. (FD +FO)

Número de fumadores / número de personas > 16 años

- % de fumadores habituales por género y grupos de edad. (FD)

- % de fumadores ocasionales por género y grupos de edad. (FO)

- % de ex fumadores por género y grupos de edad. (EF)

- % de nunca fumadores por género y grupos de edad. (NF)

- %s en población menor de 16 años por género.

- % de abandono. EF/(FD+FO+EF)

- Edad de inicio: Edad media de inicio del consumo de tabaco por género y grupo de edad (experimentación primer cigarrillo / consumo diario).

2. Mortalidad

- Tasa de mortalidad atribuible al consumo de tabaco global, por género y grupo de edad.

- Tasa de mortalidad atribuible al consumo de tabaco por enfermedades y género y grupo de edad.

3. Morbilidad

- Número de consultas especializadas por diferentes patologías.

4. Centros sanitarios

- % de Hª clínicas que recogen el hábito tabáquico.

- % de Hª clínicas que recogen la aplicación del consejo/intervención mínima.

- % de Hospitales acreditados como Hospital sin tabaco. Categoría bronce.

- % de Hospitales acreditados como Hospital sin tabaco. Categoría plata.

- % de Hospitales acreditados como Hospital sin tabaco. Categoría oro.

- Número de unidades de deshabituación tabáquica.

5. Profesionales Sanitarios (personal médico, de enfermería y farmacéutico)

- % de profesionales sanitarios que FD por grupo de edad y género.

- % de profesionales sanitarios que FO por grupo de edad y género.

- % de profesionales sanitarios que EF por grupo de edad y género.

- % de profesionales sanitarios que NF por grupo de edad y género.

6. Espacios sin humo

- % de centros sanitarios.

- % de centros docentes.

- % de centros administrativos.

- % de empresas sin humo

 

 

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