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Revista Española de Salud Pública

versión On-line ISSN 2173-9110versión impresa ISSN 1135-5727

Rev. Esp. Salud Publica vol.82 no.1 Madrid ene./feb. 2008

 

COLABORACIÓN ESPECIAL

 

Salud pública basada en la evidencia. Recursos sobre la efectividad de intervenciones en la comunidad

Evidence Based Public Health. Resources on Efectiveness of Community Interventions

 

 

José Miguel Morales Asencio (1), Elena Gonzalo Jiménez (1), Francisco Javier Martín Santos (2) y Juan Carlos Morilla Herrera (1, 3)

(1) Escuela Andaluza de Salud Pública. Granada.
(2) Distrito Sanitario Málaga. Profesor Asociado. Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud. Universidad de Málaga. Profesor Colaborador. Escuela Andaluza de Salud Pública.
(3) Unidad de Residencias del Distrito Sanitario Málaga.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

La evaluación de intervenciones en Salud Pública constituye un pilar imprescindible en el desarrollo de políticas de salud, aunque no está exenta de controversias. Su desarrollo requiere la utilización de resultados de investigación, aunque hay grandes escollos derivados de un tradicional enfoque evaluativo basado en el ensayo clínico como patrón de oro, consolidado con el auge de la Medicina Basada en la Evidencia. En Salud Pública no siempre se pueden llevar a cabo diseños clásicos aleatorizados y controlados de forma estricta (a veces por criterios éticos, otras por razones operativas y otras por imposibilidad conceptual) y las intervenciones en la mayoría de ocasiones son de tipo multicomponente, lo que hace que la interpretación de resultados sea compleja.
Por último, el enfoque habitual de evaluación de resultados de investigación infravalora sistemáticamente los estudios observacionales que, en muchos casos, son los indicados en Salud Pública. Se ha dado un gran avance con estrategias como la TREND (Transparent Reporting of Evaluations with Non randomized Designs) junto con otros instrumentos de evaluación crítica, como el MOOSE (Meta-analysis Of Observational Studies in Epidemiology) o el STROBE (STrenghtening the Reporting of OBservational studies in Epidemiology).
Independientemente de que existan o no modelos de evaluación consolidados, es necesaria una estrategia que con, cierta solvencia y rigor, permita conocer resultados de intervenciones en Salud Pública. Esto agiliza muchas veces las fases de revisión, diseño o planificación de la intervención concreta que se esté desplegando y ayuda a tomar decisiones en la medida en que se dispone de información contrastada. En este trabajo se revisa todo el proceso metodológico de localización de pruebas sobre la efectividad de intervenciones en Salud Pública, así como las fuentes más solventes disponibles en la actualidad, de cara a facilitar esta tarea a los profesionales dedicados o interesados en este campo.

Palabras clave: Salud Pública basada en la evidencia. Efectividad. Evaluación


ABSTRACT

The evaluation of interventions in Public Health is a key element through the process of developing health policies, but it is not free of controversy. For doing this purpose it is essential the use of research outcomes, although there are sticking points related to the traditional approach of Evidence Based Medicine, dominated by the randomized clinical trial as the gold standard. Not always it is possible to develop randomized and controlled studies in Public Health (sometimes due to ethical limitations, or because of the technical impossibility for performing the trial or because conceptual incompatibility) and the interventions are mostly multifaceted, therefore, the interpretation of the results is a complex task.
In other hand, the usual criteria for research appraisal underestimates systematically the observational studies which, frequently, are the indicated in Public Health scenarios. Nevertheless, a great advance has been implemented with the generation of strategies as TREND (Transparent Reporting of Evaluations with Non randomized Designs), as well as other instruments like STROBE (STrenghtening the Reporting of OBservational studies in Epidemiology) or MOOSE (Meta-analysis Of Observational Studies in Epidemiology).
But regardless of the existence of more or less consolidated critical appraisal tools, we all need a solvent and rigorous way of knowing the outcomes of Public Health interventions. This would make more dynamic the review, design or planning phases, and it would contribute to facilitate the decision-making process when a well grounded knowledge be available. In this paper all the methodological process about searching evidence in Public Health interventions is reviewed, as well as the main sources providing this information, in order to facilitate this task to the Public health professionals.

Key words: Evidence-based medicine. Public Health. Effectiveness. Evaluation.


 

Introducción

La evaluación de intervenciones en Salud Pública constituye un pilar imprescindible en el desarrollo de políticas de salud, aunque no está exenta de controversias1. Desde la evaluación local de programas concretos hasta la más extensa evaluación de impactos en salud, los dilemas metodológicos han rodeado permanentemente este tema. En 1999 la OMS definió la evaluación de impactos en salud como la combinación de procedimientos, métodos y herramientas mediante los que una política, programa o plan puede ser juzgado con arreglo a su potencial efecto en la salud de la población y la distribución de esos efectos en la misma2.

En el caso concreto de la evaluación de intervenciones en Salud Pública es inevitable la utilización de resultados de investigación, aprovechando los métodos ya desarrollados y conocidos pero que no bastan por sí mismos, ya que en el universo sanitario tradicionalmente se ha tomado como patrón de oro para juzgar cualquier intervención el estudio aleatorizado y controlado. Este enfoque arraigado de forma creciente con la eclosión y consolidación de la Medicina Basada en la Evidencia (MBE) se sustenta en la clasificación universalmente aceptada que otorga al diseño del estudio la capacidad discriminatoria de la “fortaleza” de sus conclusiones en tanto que sean capaces de eliminar sesgos, dentro del más puro paradigma verificacionista del neopositivismo3 (tabla 1). Así, las revisiones sistemáticas y meta-análisis se han popularizado entre la comunidad científica como un elemento clave en la evaluación de intervenciones clínicas.

 

Esta orientación ha necesitado aportaciones adicionales para dar respuesta a evaluaciones sobre otros aspectos como pruebas diagnósticas, factores pronósticos, o los resultados de investigaciones realizadas con metodología cualitativa. En este último caso han surgido importantes grupos de estudio que han construido sólidas contribuciones metodológicas para la evaluación de situaciones en las que la investigación cuantitativa poco o nada podía hacer4. Hoy en día se dispone incluso de procedimientos de métodos para la evaluación secundaria sistematizada de estudios cualitativos (metaestudios y metasíntesis cualitativas)5-7.

En cuanto a la evaluación de impactos se han propuesto enfoques novedosos como el case impact number (CIS)8 (número de personas en la población con una enfermedad en las que un caso es atribuible a la exposición al factor de riesgo) o el disease impact number (DIN) (Número de personas con la enfermedad de los que un caso es atribuíble a la exposición al factor de riesgo)9.

Como es bien sabido, en Salud Pública no siempre se pueden llevar a cabo diseños clásicos aleatorizados y controlados de forma estricta (a veces por criterios éticos, otras por razones operativas y otras, por imposibilidad conceptual)10-12 y las intervenciones en la mayoría de ocasiones son de tipo multicomponente, con lo cual la interpretación de resultados es compleja13.

Por último, el enfoque habitual de evaluación de resultados de investigación infravalora sistemáticamente los estudios observacionales que en muchos casos son los indicados en Salud Pública14. A modo de ejemplo, en nuestro medio se ha comprobado cómo estos diseños han tenido una capacidad explicativa similar a los experimentales en la mortalidad hospitalaria por infarto de miocardio15.

Se han propuesto algunos modelos de evaluación de la efectividad de las intervenciones en Salud Pública16-19, muchos de ellos con aspectos comunes y, aunque aún no existe un consenso global al respecto, sí se ha dado un gran avance con estrategias como la TREND (Transparent Reporting of Evaluations with Non randomized Designs)20 que al menos permite evaluar con rigor las publicaciones en las que se informa sobre intervenciones en Salud Pública. Otros instrumentos de evaluación crítica estructurada como el MOOSE (Meta-analysis Of Observational Studies in Epidemiology)21 para la lectura de meta-análisis de estudios observacionales o el STROBE (STrenghtening the Reporting of OBservational studies in Epidemiology)22 para estudios de cohortes y casos y controles, pueden complementar esta labor.

Como ya se ha mencionado, las intervenciones en Salud Pública se caracterizan por ser complejas (suelen estar integradas por varios componentes que muy frecuentemente se interrelacionan entre sí), vinculadas a programas específicos que obedecen a políticas de Salud e intrínsecamente ligadas al contexto en el que se aplican, influyendo en su implementación factores de tipo social, económico, cultural, ambiental, etc. Es más, nunca están exentas de polémica y de alto impacto mediático incluso antes de que se hayan podido aplicar23, como el reciente caso de la regulación del consumo y venta de alcohol en nuestro país.

Las pruebas de la efectividad de una intervención en Salud Pública deben ser lo suficientemente integrales como para permitir evaluar la complejidad descrita anteriormente. Las evidencias han de ser analizadas teniendo en cuenta por un lado la validez del propio proceso de evaluación y, por otra parte, la adecuación del proceso de implementación. Así, será posible discernir, en el caso de que una intervención no tenga éxito, si es atribuible a la propia intervención en sí misma o es que falló la aplicación en un medio determinado.

Es bastante habitual que haya situaciones en las que las intervenciones han de ser implementadas y evaluadas en ausencia de evidencias sólidas o con pruebas parciales acerca de aquéllas24. Algunos autores sugieren la aplicación del “principio de prevención”, el cual implica que deben esperarse efectos positivos de determinadas intervenciones, aunque sea improbable que puedan verificarse de forma absoluta. Su implementación es más razonable que la alternativa: dejar los problemas como están por la imposibilidad de evaluar las soluciones25.

Independientemente de que existan o no modelos consolidados de evaluación cuando menos resulta necesaria una estrategia que permita conocer resultados de intervenciones en Salud Pública con cierta solvencia y rigor. Esto agiliza muchas veces las fases de revisión, diseño o planificación de la intervención concreta que se esté realizando y ayuda a tomar decisiones en la medida en que se dispone de información contrastada.

En 1997 Jeniceck publicó una revisión en la que analizaba la MBE y su relación con una supuesta “Salud Pública Basada en la Evidencia” (SPBE), estableciendo un origen común para ambas en el marco de la Epidemiología26. La especificidad de la SPBE se deriva de la complejidad de sus intervenciones (a diferencia de la exactitud y control de las intervenciones en ensayos clínicos tradicionales) y por encuadrarse en un contexto social que determina ineludiblemente su resultado final (en los estudios experimentales clásicos el entorno tiene a priori una menor influencia). Este autor partiendo de la conocida definición de Sackett et al27, define la SPBE como el uso consciente, explícito y juicioso de la mejor evidencia en la toma de decisiones sobre la atención a comunidades y poblaciones en el campo de la protección de la salud, la prevención de la enfermedad y el mantenimiento y mejora de la salud. Posteriormente, Brownson y cols, ampliaron esta definición: desarrollo, implementación y evaluación de programas efectivos y políticas de Salud Pública mediante la aplicación de principios de razonamiento científico, que incluyen el uso sistemático de datos y sistemas de información y el uso apropiado de teorías de ciencias de la conducta y de modelos de planificación de programas28.

A partir de esquemas clásicos de clasificación de evidencias, Weightman ha elaborado un modelo adaptado a la evaluación de intervenciones en Salud Pública teniendo en cuenta la complejidad y el contexto como elementos adicionales en la estratificación de niveles29 (tabla 2). También el Task Force de prevención de Estados Unidos ha remodelado recientemente sus niveles de evidencia y recomendación para hacerlo más compatible con el desarrollo actual de revisión sistemática de la literatura en consonancia con otras estrategias de gradación de la evidencia y las recomendaciones (tabla 3)30.

 

 

La toma de decisiones clínicas basada en la concepción típica de práctica basada en la evidencia, en condiciones idóneas tiene en cuenta el mejor conocimiento disponible, la experiencia y habilidades clínicas y las conjuga con las preferencias de los pacientes, para establecer una decisión que recoje tanto las mejores pruebas como los valores y preferencias de las personas.

En Salud Pública este ciclo sufre modificaciones derivadas de la necesidad de contextualizar las intervenciones en un medio económico, social y cultural, así como de la especificidad de las fuentes de información y de los datos (figura 1). En 2003, Jeniceck publicó una comparación entre MBE y SPBE en la que es posible discernir claramente sus similitudes y diferencias (tabla 4)31.

 

 

 

Metodología en SPBE

Establecimiento de la pregunta

En el enfoque tradicional el área de incertidumbre se transforma en una pregunta de búsqueda con una estructura bien definida, que por lo general responde a los pilares de un ensayo clínico: sujetos, intervención y resultados. Se suele esquematizar mediante la estructura PICO (Patients/Interventions/Control/Outcomes). Por ejemplo: En sujetos con síndrome metabólico ¿es mejor un programa de promoción de actividad física o el uso de metformina para el retraso del inicio de la diabetes?

En SPBE el establecimiento del tema de interés es algo más complejo y debe incorporar los aspectos inherentes a las intervenciones en Salud Pública: el contexto y la complejidad. Por ejemplo: ¿Qué intervenciones de promoción de la salud a nivel de la comunidad, de carácter multicomponente basadas en terapias conductuales son más efectivas para el aumento de la actividad física en adultos sedentarios de zonas urbanas? En la figura 2 se esquematiza la estructura y componentes de la pregunta de búsqueda.

 

Se han sugerido algunas alternativas a la estructura PICO, como la SPICE32 o la ECLIPSE33. Ambas incorporan elementos distintivos en la pregunta:

— SPICE: Enclave (Setting), Perspectiva, Intervención, Comparación, Evaluación.

— ECLIPSE: Expectativas (sobre la mejora, innovación o información), Clientes (¿quiénes son los destinatarios del servicio?), Localización (¿dónde se emplaza el servicio?), Impacto (¿cuál es el cambio en el servicio que se busca? ¿cómo se mide?), Profesionales implicados y Servicio.

A modo de ejemplo, con el modelo de pregunta SPICE, podríamos formular la cuestión: ¿Cuál es el impacto del cribado de diabetes (intervención) para población general adulta (perspectiva), sobre la morbilidad, complicaciones y costes (evaluación), frente al cribado selectivo (comparación) en Atención Primaria (enclave)?

Antes de llevar a cabo la búsqueda es aconsejable (si no se ha hecho con anterioridad) identificar posibles fuentes de datos de cara a cuantificar el fenómeno de interés (registros de vigilancia de salud, estadísticas vitales, etc). De este modo es posible obtener como mínimo la prevalencia del problema de salud, algunas características locales e, incluso en algunas circunstancias, pueden servir como datos basales para ulteriores evaluaciones.

Búsqueda

El proceso de búsqueda ha de ser sistemático y bien estructurado, de lo contrario genera esfuerzos poco productivos y con importantes defectos. Las revisiones en Ciencias de la Salud suelen empezar y acabar en PubMed…o en el más común de los casos en Google34. PubMed no tiene indexadas demasiadas revistas de Salud Pública, ni contiene mucha de la literatura gris o informes de evidencia que figuran en muchas otras fuentes. A modo de ejemplo, una revisión sistemática sobre efectividad de intervenciones poblacionales para promover el abandono del coche a favor de caminar y la bicicleta sólo halló en PubMed 4 de los 69 estudios relevantes encontrados. Casi la mitad de los estudios se encontraron en una base de datos especializada en transporte. La consulta a expertos sólo redundó en informar sobre estudios que ya habían sido localizados35.

A continuación, se propone un algoritmo de búsqueda cuya finalidad es el acceso a fuentes evaluadas y contrastadas sobre evidencia en Salud Pública (figura 3). Las direcciones web de cada uno de los enlaces propuestos se pueden encontrar en la tabla 5.

 

 

 

Primer nivel de búsqueda: Guías y recomendaciones

La búsqueda inicial de Guías y Recomendaciones de Instituciones dedicadas a esta finalidad en el campo de la Salud Pública optimiza los tiempos y ayuda a centrar la búsqueda e incluso a establecer aspectos controvertidos o no cubiertos aún. Una búsqueda que comience por Guías y Recomendaciones puede producir grandes resultados en poco tiempo, con la ventaja de que si proceden de fuentes con credibilidad están evaluados críticamente de antemano supliendo un proceso que muchos profesionales no dominan con suficiente solvencia.

El National Institute of Clinical Excellence (NICE) además de las Guías de Práctica Clínica (GPCs), ha desarrollado un cuerpo de Guías para intervenciones en Salud Pública, procedentes muchas de ellas de trabajos de la extinta Health Development Agency del NHS. Hasta el momento tienen desarrolladas guías para actividad física, prevención de enfermedades de transmisión sexual, deshabituación tabáquica, abuso de sustancias y tabaquismo en entorno laboral.

El Center of Disease Control and Prevention tiene una larga tradición en la elaboración de Guías y Recomendaciones en materia de prevención y promoción. Su web ofrece una base de datos que contiene una gran variedad de documentos sobre Salud Pública, prevención y promoción de la Salud. Cabe decir que algunos documentos están poco actualizados. El CDC tiene además otro espacio web denominado “La Guía Comunitaria” en el que se incluyen recomendaciones para desarrollar programas y políticas de promoción de la salud. Alcoholismo, accidentalidad, actividad física, riesgos laborales, nutrición, tabaco, violencia, entre otros, son los temas que se pueden conseguir en este entorno. La publicación semanal del CDC (MMWR) ofrece un apartado con informes sobre temas específicos, en el que se incluyen recomendaciones y revisiones.

El Task Force estadounidense para Servicios de Prevención, integrado en la todopoderosa Agencia Pública para la Calidad en Servicios de Salud (AHRQ), ofrece recomendaciones sobre cribados, counseling, vacunaciones y tratamientos preventivos. Contiene una versión actualizada descargable en PDF que reúne todas las recomendaciones, (Pocket to Clinical Preventive Services 2006). Tiene incluso una aplicación para PDA con todas las recomendaciones.

En Canadá existe otro Task Force sobre prevención con documentos muy similares, aunque algunas de sus recomendaciones están poco actualizadas.

También merece especial atención el Partnertship for Prevention, organización sin ánimo de lucro de Estados Unidos destinada a la génesis de evidencias en materia de prevención y promoción de la salud. Incluye instituciones gubernamentales con el objetivo de analizar resultados de investigación que favorezcan el desarrollo de políticas de salud efectivas en el campo de la prevención y la promoción. Tiene recomendaciones y recursos sobre alcohol, obesidad, vacunaciones, tabaquismo, servicios preventivos, etc. Como aspecto relevante, destacan los rankings de efectividad que establecen en determinadas intervenciones y políticas de salud.

El National Guidelines Clearinghouse del gobierno estadounidense es el mayor buscador de GPCs en la actualidad. Se trata de un buscador de GPCs no específico de Salud Pública, por lo que habrá que realizar búsquedas sobre el tema en cuestión en su amplia base de datos. Ofrece interesantes prestaciones entre las que se incluye la comparación de Guías entre sí y acceso al resumen de recomendaciones o al texto completo.

Otro gran centro elaborador de GPCs es el Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN) de Escocia. Sus guías no son específicas de Salud Pública, pero muchas de ellas contienen aspectos clave vinculados a ésta: prevención de enfermedad cardiovascular, cribado de algunos cánceres, salud buco-dental, etc. La calidad de sus guías está reconocida internacionalmente.

En nuestro país contamos desde hace poco con una iniciativa que está conformando (entre otras estrategias) un catálogo nacional de GPCs (Guiasalud), auspiciada por el Ministerio de Sanidad y Consumo con la participación de todas las Comunidades Autónomas.

La SEMFYC hace ya algunos años que desarrolló el PAPPS como elemento matricial de actividades preventivas y de promoción en el entorno de la atención primaria. Sus recomendaciones pueden descargarse también en formato PDF.

La página web del gobierno de Victoria en Australia contiene guías bastante exhaustivas para la promoción de salud en diversos temas (salud bucodental, salud de adolescentes, nutrición saludable, prevención de accidentes, etc).

La prestigiosa Corporación RAND de Estados Unidos ha desarrollado un sitio web sobre prácticas que han demostrado ser efectivas en niños, familias y comunidades (Promising Practices Network). Se puede buscar por tipo de resultado, por tipo de indicador, por temas, por niveles de evidencia o alfabéticamente. Contiene descripciones muy detalladas de cada programa analizado y permite conocer otras experiencias y modelos de intervención con bastante solvencia.

Segundo nivel de búsqueda: Revisiones sistemáticas

La búsqueda de revisiones sistemáticas en Salud Pública ofrece muchas de las ventajas enumeradas en las Guías y Recomendaciones. La diferencia estriba en que las revisiones responden a una pregunta en concreto, en lugar de a grandes áreas de intervención. A cambio, su elaboración es más rápida y, por tanto, suelen estar actualizadas con mayor periodicidad.

En este terreno destaca especialmente el EPPI Centre, centro de producción de revisiones sistemáticas sobre promoción de salud, políticas den salud y también abarca el mundo educativo. Contiene una sección (“Knowledge Pages”) que incluye información rápida y clave sobre un tema determinado. Su utilidad es esencial a la hora de actualizarse rápidamente sobre un tema. Su gran valor consiste en que recoge una síntesis de todas las revisiones sobre un tema concreto que existan en las diferentes bases de datos del EPPI Center. Posee varias bases de datos, siendo la más importante la DoPHER, que incluye revisiones sistemáticas sobre promoción de salud. Además posee la TroPHI, que es un registro de ensayos clínicos, aleatorizados o no, sobre intervenciones en promoción de salud. La BiblioMAP es una base que contiene todas las referencias (casi 15.000) en materia de promoción de Salud que han ido usándose en el transcurso de las revisiones sistemáticas del EPPI Centre. Por último, también dispone de una base de datos sobre investigación educativa. Probablemente sea uno de los recursos más completos en revisiones sobre promoción de salud y, por supuesto, imprescindible en la búsqueda de evidencias en Salud Pública.

También es ineludible recurrir a la base de datos Cochrane. Esta base alberga los trabajos de un grupo dedicado exclusivamente a realizar revisiones sistemáticas sobre promoción de salud y Salud Pública. Tienen su propio espacio web en el que ofrecen un listado de las revisiones realizadas y las que tienen en curso, así como noticias relacionadas con su área de interés (http://www.vichealth.vic.gov.au/cochrane/welcome/index.htm). Sus revisiones pueden ser consultadas a través de la Cochrane Library PLUS en nuestro país, de forma gratuita gracias a la financiación del Ministerio de Sanidad y Consumo.

El Departamento de Salud Pública de Hamilton (Canadá), financiado por el Instituto Canadiense de Investigación en Servicios de Salud, contiene revisiones sobre Salud Pública ordenadas por temas.

En el Reino Unido la red Network for Evidence Based Policy and Practice (Evidence Network), establecida por el gobierno británico, se dedica a la revisión de temas en Salud Pública.

La Colaboración Campbell es la homóloga de la Cochrane en el campo de las intervenciones sociales, educativas y del comportamiento. Contiene dos bases de datos de revisiones: la C2-RIPE que contiene revisiones sobre intervenciones y políticas en los campos señalados anteriormente y la C2- Salud Pública ECTR que alberga un registro de estudios sobre psicología, criminología, educación y sociología.

El Health Evidence Network es un centro desarrollado por la Oficina Europea de la OMS para las revisiones sobre temas que conciernen a la Salud Pública. Bajo el formato de informes basados en la evidencia da respuestas a preguntas sobre políticas en Salud en conjunción con el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas en Salud.

El Centre for Reviews and Dissemination se creó en 1994 en el Reino Unido para promover el desarrollo de revisiones sobre efectividad de intervenciones, evaluaciones económicas y de tecnologías sanitarias. Muchas de sus revisiones están íntimamente relacionadas con la Salud Pública.

Tercer nivel: Buscadores específicos de evidencia científica

Existen metabuscadores especializados en evidencia científica que contienen mucha información relativa a Salud Pública, aunque no es su finalidad específica. El más extendido y con más opciones de búsqueda y recuperación estructurada de información es la base de datos TRIP. Otro buscador similar es el SUMSEARCH.

Desde la Escuela Andaluza de Salud Pública, dentro del recurso Exploravidencia (destinado a la búsqueda guiada de evidencias en general) se ha diseñado un metabuscador (Exploraevidencia Salud Pública) que realiza búsquedas simultáneas en estas fuentes y algunas adicionales, de cara a facilitar a los profesionales de la Salud Pública la ejecución de búsquedas rápidas y en fuentes solventes.

Cuarto nivel: bases bibliográficas de datos

Ya se ha mencionado anteriormente que las bases de datos bibliográficas tradicionales en Ciencias de la Salud no siempre contienen la información más relevante para determinados aspectos de la Salud Pública. También debe tenerse muy presente que la búsqueda en bases de datos generales obliga a un disciplinado uso de los motores de búsqueda, tesauros, descriptores y filtros que cada base de datos dispone de cara a refinar las búsquedas ya que, de lo contrario, los resultados son bastante inespecíficos. A continuación se describen sucintamente algunas de las más extendidas en el entorno de las Ciencias de la Salud.

PubMed es una de las bases de datos bibliográficas más conocidas y populares. Contiene alrededor de 5.000 revistas indexadas y más de 15 millones de registros. Dado que es una base tan global, hay que construir bien las estrategias de búsqueda a través de sus múltiples funciones (operadores, limitadores, filtros, etc). PubMed ofrece además contenidos filtrados por diversos criterios. Entre ellos figura una sub-base de datos sobre Investigación en Servicios de Salud denominada “Special Queries”, que contiene referencias útiles para la Salud Pública, similar al conocido complemento que ya editó hace años de búsquedas filtradas “Clinical Queries”.

Merece especial atención la web “Partnerts”. Ofrece resultados de estudios contenidos en PubMed pero filtrados por los temas del programa Healthy People en 2010 de EEUU.

Otra base de datos muy utilizada en Ciencias de la Salud es EMBASE que contiene más de 18 millones de registros y más de 7.000 revistas indexadas.

CINAHL es una base de datos que desde 1982 cubre información científica sobre enfermería y otras disciplinas afines. Contiene subgrupos específicos de descriptores y búsquedas para Salud Pública.

La BVS (Biblioteca Virtual de Salud) es una colección descentralizada y dinámica de fuentes de información cuyo objetivo es el acceso equitativo al conocimiento científico en salud. Esta colección pretende satisfacer las necesidades de información de gestores, investigadores, profesores, etc. Incluye criterios de selección de la información bajo criterios de calidad. Entre sus muchos contenidos, destaca la base de datos LILACS que es el instrumento que posibilita la estructuración, alimentación, mantenimiento y organización de las bases de datos bibliográficas de la BVS. También destaca BIREME, base de datos de la OPS sobre Ciencias de la Salud.

Íntimamente vinculada a las fuentes anteriores, SCIELO es un entorno web que ha desarrollado un modelo para la publicación electrónica cooperativa de revistas científicas en internet, sobre todo para responder a las necesidades de la comunicación científica en los países en desarrollo y particularmente de América Latina y el Caribe.

CUIDEN es una Base de Datos Bibliográfica de la Fundación Index. Incluye la producción científica de enfermería española e iberoamericana tanto de contenido clínico-asistencial en todas sus especialidades como con enfoques metodológicos, históricos, sociales o culturales. Contiene artículos de revistas científicas, libros, monografías y materiales no publicados.

El IME (Índice Médico Español) se encuentra alojado en la web del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y alberga en español casi 300.000 registros sobre biomedicina.

Existen bases de datos pertenecientes a grandes grupos editoriales que integran revistas a texto completo, bases de datos bibliográficas, eBooks, etc que se han convertido en uno de los principales canales de acceso institucional a publicaciones y bases.

SCIENCEDIRECT ofrece una colección de aproximadamente 2.000 revistas en Ciencias de la Salud a texto completo, además de eBooks (también posee revistas de Ciencias Sociales, Humanidades Ciencias de la Vida, Física e Ingeniería). Incluye publicaciones como el Evidence Based Healthcare and Public Health, The New Public Health o el Public Health Forum, entre otros.

PROQUEST es un recurso de colecciones electrónicas que contiene millones de artículos publicados originalmente en revistas, periódicos y publicaciones periódicas, entre las que se encuentran las de Ciencias de la Salud. Contiene revistas a texto completo como el American Journal of Public Health, Canadian Journal of Public Health, European Journal of Public Health, Public Health Reports, Journal of Public Health Policy, entre otros y en función de las subscripciones que cada institución contrate.

OVID contiene bases de datos como CINAHL, Cochrane, MEDLINE, EMBASE, ERIC, etc y los textos completos de más de 1.200 publicaciones periódicas, así como más de 500 libros on-line.

EBSCO es otro grupo editorial on-line que oferta acceso a más de 150 grandes bases de datos y revistas a texto completo.

SCIRUS es un motor de búsqueda integral sobre información científica en internet. Construido con las últimas tecnologías de búsqueda web, su motor indaga cerca de 415 millones de páginas web específicas del campo científico.

La propia OMS tiene una gran base de datos (WHOLIS) que reúne el compendio de información y conocimiento de esta organización entre los que se incluyen numerosos temas de Salud Pública. Su utilización requiere hacer estrategias de búsqueda bien diseñadas, dado el extenso volumen de la base.

Por último, para estrategias de implementación comunitaria, La Caja de Herramientas de la Comunidad es un entorno web desarrollado en la Universidad de Kansas con numerosísimos recursos. Su meta es apoyar trabajos de promoción de salud y desarrollo comunitario. La Caja de Herramientas proporciona más de 6.000 páginas de información práctica para la capacitación acerca de más de 250 asuntos diferentes. Las secciones de estos asuntos incluyen instrucción paso a paso, ejemplos, listas de verificación, y recursos relacionados.

Otras bases de datos “ajenas” al ámbito de las Ciencias de la Salud pueden ser muy útiles en Salud Pública, como la base de datos de educación y pedagogía ERIC o el CODEX alimentario de la FAO/OMS.

Evaluación crítica

Una vez obtenidos los documentos, es necesaria su lectura crítica. Tradicionalmente, se han desarrollado instrumentos estructurados para esta finalidad36,37. Tomando el esquema de las famosas User’s Guides de lectura crítica, Brownson et al elaboraron un check-list para la lectura crítica de revisiones sobre Salud Pública38.

La estrategia TREND18, mencionada anteriormente, es un check-list de evaluación de la calidad de estudios no aleatorizados de Salud Pública y de Ciencias de la Conducta, con una finalidad similar a los desarrollados en el campo de los ECAs (CONSORT), Revisiones Sistemáticas (QUORUM), etc. Actualmente está aceptado como uno de los instrumentos más importantes para la evaluación de publicaciones en Salud Pública. En la Tabla 6 se detallan algunos ejemplos de ítems del instrumento TREND. Nótese el especial énfasis que se hace en aspectos como el fundamento teórico de la intervención o la descripción detallada de los componentes de la misma (tradicionalmente, dos de las grandes debilidades atribuidas a los estudios en Salud Pública). Así mismo, incluye aspectos como la discusión de resultados teniendo en cuenta el mecanismo por el que la intervención se supone que actúa (vía causal) o mecanismos o explicaciones alternativas, la discusión sobre el éxito y las barreras para implementar la intervención y fidelización de la misma o las implicaciones para la investigación, los programas y las políticas. Recientemente se ha publicado un estudio en el que destacan importantes elementos del TREND en el material revisado por los autores, tales como el modelo de intervención, las consideraciones éticas y teóricas, la elección del diseño del estudio, la integridad de la intervención o el contexto39.

 

No se dispone de métodos específicos de evaluación de guías en Salud Pública. La herramienta AGREE40 está diseñada principalmente para ayudar a productores y usuarios de guías de práctica clínica en lo que se refiere a la evaluación de su calidad metodológica. Incluye la valoración de aspectos formales así como de contenido y de la elaboración que pueden guiar el desarrollo de guías y recomendaciones en el campo de la Salud Pública, si bien algunos ítems tienen una orientación más clínica y se necesitarían adaptaciones explícitas para ello.

 

Conclusiones

A pesar de las lagunas que aún quedan por resolver desde el punto de vista metodológico en el marco de la evaluación en Salud Pública, puede afirmarse que existen recursos importantes que facilitan la revisión previa acerca de la efectividad de intervenciones en materia de Salud Pública. No es infrecuente que intervenciones bien definidas y justificadas no hayan contado con una revisión previa de proyectos similares y de sus resultados. Esta omisión puede impedir articular medidas dirigidas, por ejemplo, a prevenir errores, a mejorar el bajo rendimiento que tuvo el proyecto o a lidiar con contingencias que otros no pudieron sortear41. Como afirma Hernández Aguado, el vínculo entre ciencia y política es contradictorio y a veces tenue, siendo su consecuencia bien el retraso en incorporar una parte relevante del conocimiento disponible para mejorar la salud bien asumir intervenciones con insuficientes evidencias consolidadas42. Disponer de buenas fuentes que hagan visible este conocimiento puede resultar un pilar clave en esta transferencia política de intervenciones en materia de Salud Pública y ayuda a organizar la interacción entre directrices, práctica e investigación.

Además, contamos ya con instrumentos que nos permiten superar la limitación en la evaluación de publicaciones y estudios en materia de Salud Pública. De este modo, se desvanece la conocida “limitación metodológica” cuando son evaluados con instrumentos diseñados para ensayos clínicos clásicos pero, mejor aún, permiten aislar aquellos aspectos metodológicos que no fueron tenidos en cuenta en el estudio evaluado, de cara a no obviarlos en ulteriores estudios. Así mismo, sirven de guía a investigadores y planificadores para el diseño de intervenciones.

En resumen, aunque queda camino por recorrer, en la actualidad contamos con elementos suficientes para desarrollar los pilares de la Salud Pública Basada en la Evidencia.

 

Bibliografía

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Dirección para correspondencia:
José Miguel Morales Asencio
Escuela Andaluza de Salud Pública
Cuesta del Observatorio s/n. 18080 Granada
josem.morales.easp@juntadeandalucia.es

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