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Anales del Sistema Sanitario de Navarra

Print version ISSN 1137-6627

Anales Sis San Navarra vol.26 n.2 Pamplona May./Aug. 2003

 


ARTÍCULOS ORIGINALES

Influencia de variables socio-sanitarias en la situación del estado cognitivo y de ánimo en los pacientes geriátricos de un centro de salud

Influence of socio-health variables on the cognitive state of mind of the geriatric patients of a health centre


A. Hervás1, M.A. Arizcuren2, E. García de Jalón3, G. Tiberio4, T. Forcén1


 

RESUMEN

Fundamento. Conocer la influencia de la edad, la escolarización, ingreso en residencias y enfermedades crónicas (hipertensión arterial, diabetes, hiperlipidemia, ansiedad y depresión) en el estado cognitivo de la población mayor de 65 años.
Material y métodos. Se estudia una población geriátrica ambulatoria con enfermedades crónicas (pacientes domiciliarios e institucionalizados), que presenta deterioro cognitivo y síntomas depresivos. Se utiliza el mini examen cognoscitivo (MEC) y la escala geriátrica de depresión (Yesavage).
Resultados. Participaron 147 pacientes con una edad media de 71,4 años y una proporción similar de hombres (74; 50,3%) y mujeres (73; 49,7%). Treinta y cuatro sujetos (23,1%) estaban ingresados en residencia. Las enfermedades más prevalentes fueron hipertensión (50%), ansiedad-insomnio (30%), diabetes (22%), artrosis (22%), depresión (13%) e hipercolesterolemia (12%). La mitad de los pacientes (79; 53,7%) seguían tratamiento con más de tres fármacos; 60 (40,6%) entre uno y tres fármacos y sólo 8 (5,5%) no tomaba ninguna medicación. El porcentaje de sujetos que viven en una institución aumenta con la edad. El consumo de fármacos también es mayor entre los más ancianos. Las puntuaciones en la escala cognitiva (MEC) disminuyen con la edad y son también inferiores entre los sujetos que viven en instituciones (sobre todo si sufren depresión). Los pacientes que toman psicofármacos tienen rendimientos inferiores en el MEC. Aunque la puntuación en el MEC es menor entre los sujetos con baja escolaridad, las diferencias no alcanzan significación estadística. La presencia de hiperlipidemia también disminuye los resultados del MEC.
Conclusiones. Los factores socio-sanitarios que alteran negativamente el rendimiento en el mini examen cognoscitivo son la edad avanzada y la institucionalización. Estos resultados se influyen también de forma significativa por la enfermedad depresiva, la hiperlipidemia y el consumo de fármacos que afectan el estado cognitivo.

Palabras clave. Ancianos. Atención Primaria. Mini examen cognoscitivo. Escala geriátrica de depresión.

ABSTRACT

Background. To determine the influence of age, education, admission in nursing homes and chronic diseases (arterial hypertension, diabetes, hyperlipidaemia, anxiety and depression) on the cognitive state of the population over 65 years of age.
Material and methods. A study was made of a geriatric outpatient population (patients living at home or institutionalised) with chronic diseases, who showed cognitive deterioration and depressive symptoms. The cognitive mini-exam (CME) and the geriatric depression scale (Yesavage) were administered.
Results. One hundred and forty-seven patients participated, with an average age of 71.4 years and a similar proportion of men (74; 50.3%) and women (73; 49.7%). Thirty-four subjects (23.1%) were living in nursing homes. The most prevalent diseases were hypertension (50%), anxiety-insomnia (30%), diabetes (22%), arthrosis (22%), depression (13%) and hypercholesterolaemia (12%). Half of the patients (79; 53.7%) were following treatment with more than three medicines; 60 (40.6%) with between two and three medicines, and only 8 (5.5%) were taking no medication. The percentage of subjects living in an institution increased with age. The consumption of medicines was also higher amongst the more elderly. The scores on the cognitive scale (CME) decrease with age and were also lower amongst subjects who live in institutions (above all if they suffer from depression). The patients who took psychotropics had lower scores on the CME. Although performances on the CME are lower amongst subjects with a low level of education, the differences do not reach statistical significance. The presence of hyperlipidaemia also decreased the results of the CME.
Conclusions. The socio-health factors that altered performance negatively in the cognitive mini-exam are advanced age and institutionalisation. These results are also significantly influenced by depressive disease, hyperlipidaemia and the consumption of medicines that affect the cognitive state.

Key words. Elderly people. Primary care. Mini-mental state examination. Geriatric scale of depression.


1. Centro de Salud de Tafalla. Navarra.
2. Residencia Geriátrica Landazábal. Burlada. Navarra.
3. Hospital Virgen del Camino. Servicio de Psiquiatría.
4. Servicio de Medicina Interna. Hospital Virgen del Camino

Aceptado para su publicación el 7 de mayo de 2003

Correspondencia
Adolfo Hervás Ángulo
Paseo Enamorados, 4-5 C
31014 Pamplona
Tfno. 948 31 54 37. Móvil: 630 755027
e-mail: adolhervas@hotmail.com

 

INTRODUCCIÓN
En el estado Español las proyecciones demográficas del IMSERSO1 describen que durante los años 90 se ha experimentado una etapa de crecimiento intenso de la población anciana que se estabilizará en los primeros años del 2000 al 2010. Durante la primera década del siglo XXI, se observará un importante proceso de envejecimiento interno, con el consiguiente aumento tanto en números absolutos como relativos de los mayores de 80 años. Más allá del año 2010, se prevé otra etapa de crecimiento rápido.
Así pues, la población mayor de 60 años pasará del 17% observado a finales de la década de los años 80, a más de la quinta parte del conjunto de la población española en 2010. Los mayores de 65 años crecerán de un 12 a un 15% y lo mayores de 80 años de un 2,4 a un 3,7%.
El aumento de estratos de población con edades cada vez mayores, incrementará la proporción de población con enfermedades crónicas a los que haya que controlar, preferentemente en los centros de salud. Entre las enfermedades crónicas destacan la hipertensión arterial, la diabetes mellitus tipo 2, la hipercolesterolemia, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la artrosis, las neoplasias y las enfermedades mentales que afectan el estado del ánimo (síndromes ansioso-depresivos). De ahí la importancia de todos los procesos asociados al envejecimiento o dependientes de la edad, tanto del punto de vista sanitario como económico. Algunas de estas enfermedades se ha demostrado que tienen relación con la afectación de la capacidad cognitiva y la probable aparición de una demencia.
La prevalencia de la demencia aumenta con la edad y es una fuente de morbilidad, mortalidad y discapacidad2, y por lo tanto un aumento de la carga socio-familiar (cuidadores) y económica. En el estudio de Stuck y col3,4, se relacionó el deterioro cognitivo con una disminución de la funcionalidad de los pacientes ancianos que viven en la comunidad (no institucionalizados).
La prevalencia de la demencia en la población europea se cifra en un 6,4%, según el grupo de estudios para de las enfermedades neurológicas en los ancianos (Neurologic Diseases in the Elderly Research Group)5. En la población española se sitúa entre el 5,5% de los estudios de Lobo y col6,7 realizados en la ciudad de Zaragoza en ancianos mayores de 65 años y el 16,3% de un estudio realizado en la provincia de Girona por López Pousa y col8 en 1995 y Vilalta-Franch y col9 en 2000. En Pamplona, Manubens y colaboradores en un estudio realizado en 1995, sitúan la tasa de prevalencia en el 14,19%10. La prevalencia en ancianos institucionalizados es mayor, llegando hasta los dos tercios11.
La incidencia de la demencia está directamente relacionada con la edad, siendo éste el factor más importante; así según el estudio de Hebert y col12, a edades de 65 a 70 años, la incidencia de demencia es de 0,6%, mientras que en edades superiores a 85 años, la incidencia aumenta hasta el 8,4%. En el estudio de Manubens y col13 se observa que los resultados del mini examen cognoscitivo están relacionados con la edad. Así, diferentes grupos de edad presentan diferentes valores en el mini examen cognoscitivo, y a medida que van aumentando la edad estos valores van disminuyendo.
La historia familiar es otro de los factores importantes en la presencia de demencia; pacientes que tienen un familiar de primer grado con demencia, tienen un aumento del riesgo de desarrollar demencia del 10 al 30%14. La presencia de los genes (Apoproteína y epsilon 4) también se ha demostrado que guarda relación con el desarrollo de demencia15-17.
Diferentes enfermedades crónicas pueden ser factores de riesgo para el desarrollo de una demencia, y por tanto afectar el estado cognitivo del paciente que las padece. Se desarrollan aquí las enfermedades que se han relacionado con el desarrollo de demencias en diferentes estudios.
La diabetes mellitus es un factor de riesgo para la aparición de demencia18. En el estudio Rotterdamn18, se aprecia una prevalencia de demencia casi del doble en el grupo que padecía diabetes mellitus tipo 2. Parece ser que el daño cerebral está relacionado con mecanismo vascular19.
La hipercolesterolemia también aumenta el riesgo de aparición de demencia vascular; pacientes mayores que están en el cuartil de niveles de LDL-colesterol más altos poseen un riesgo relativo de 3,1 respecto a aquellos pacientes que están en el cuartil de niveles más bajos; esto se debe presumiblemente al daño vascular secundario20.
La presencia de hipertensión arterial puede estar relacionada con la aparición de demencia21. Algunos estudios han demostrado que el tratamiento adecuado de la hipertensión arterial reduce las tasa de demencia, sobre todo en pacientes con hipertensión arterial sistólica22,23, aunque hay otros estudios que no encuentran relación24.
La combinación de hipertensión arterial elevada (>160 mmHg) e hipercolesterolemia (>250 mg/dL) se asocia a un mayor riesgo de sufrir demencia en el futuro según un estudio de Kivipelto y col25. La odds ratio para la hipertensión respecto a los normotensos es de 2.3 (IC 95%: 1,0 - 5,5) y la de los hiperlipidémicos frente a los que presentan un colesterol normal es de 2,1 (1,0 - 4,4). En la asociación de ambos factores la odds ratio se sitúa en 3,4 (1,6 - 7,9). Este mismo estudio parece demostrar que la presión arterial diastólica no tiene relación con la aparición de trastornos cognitivos.
El nivel educativo puede afectar el nivel cognitivo de la población26,27. En el estudio de Manubens y col13, se demostró que a menor nivel de estudios, independientemente de otros factores, el valor del Mini examen cognoscitivo (MEC) va disminuyendo. En el estudio Toledo28 sin embargo, no se demostró relación entre el nivel educativo y la presencia de demencia.
No está claramente demostrado que la presencia de alteraciones del estado del ánimo (síndromes depresivos, síndromes relacionados con la ansiedad), alteren el estado cognitivo de quienes lo padecen29. Sin embargo, la presencia de alteraciones en la capacidad cognitiva, altera el estado de ánimo con facilidad30,31.
El uso de determinados medicamentos también puede alterar el estado cognitivo de las personas mayores. Ried y col32 demostraron que después de controlar las características sociodemográficas y las condiciones médicas de los pacientes, la toma de benzodiacepinas podía alterar el estado funcional de las personas ancianas. Además en este estudio se advierte que la edad y las condiciones médicas son los factores predictivos más fuertes para valorar el estado funcional.
Paterniti y col33, advierten que el uso prolongado de benzodiacepinas puede alterar el estado cognitivo de los ancianos (independientemente de la edad, de la educación, del consumo de alcohol y tabaco y del grado de depresión y ansiedad). Estas drogas están implicadas en un mayor riesgo de caídas en personas ancianas34. En otros estudios35,36 el consumo de benzodiacepinas (tanto de acción corta como de acción larga), se relaciona con el deterioro de la funcionalidad (definida como pérdida de habilidades para realizar tareas pesadas referenciada por las propias pacientes).
El objetivo de este trabajo es conocer el estado cognitivo y el estado de ánimo de la población mayor de 65 años durante el año 2001-2002 controlada en el Centro de Salud de Tafalla (Zona Media de Navarra) por enfermedades crónicas. Además pretendemos evaluar la relación entre los antecedentes personales y el grado de alteración cognitiva, así como analizar la relación entre institucionalización (ingreso en residencia) y la alteración del estado cognitivo y los trastornos ansioso-depresivos.

MATERIAL Y MÉTODOS
Muestra. La muestra está constituida por una población geriátrica (>65 años), que precisa controles periódicos por enfermedades crónicas, que acude al centro de salud (o consulta con médicos de atención primaria) durante un período de tres meses. Se aprovechan las visitas de control de enfermedades crónicas (evitando en lo posible pacientes que presenten patología aguda) para valorar su estado cognitivo mediante MEC y su estado anímico mediante la escala de depresión geriátrica de Yesavage versión de 15 ítems (Yesavage, GDS-15).
Variables de estudio. Son variables de estudios: datos de filiación (nombre-iniciales, edad y sexo); características socio-demográficas (escolarización, trabajo previo); antecedentes familiares de primer grado de demencia; enfermedades crónicas que pueden alterar el MEC (hipertensión arterial-HTA–, diabetes mellitus-DM–, hipercolesterolemia); otras enfermedades crónicas (depresión; ansiedad-insomnio; ulcus péptico, hernia de hiato; EPOC –enfermedad pulmonar obstructiva crónica–; artrosis, osteoporosis; neoplasias –tipo–; cardiopatía isquémica: infarto agudo de miocardio –IAM–, angor–; cardiopatía: fibrilación auricular crónica, valvulopatías, insuficiencia cardíaca; enfermedades renales: insuficiencia renal crónica; gota e hiperuricemia; accidente cerebrovascular –ACV–; enfermedades tiroideas: hipotiroidismo, hipertiroidismo; arteriopatía periférica.). Toma de fármacos; número de fármacos que toma en el momento de la realización del estudio (tres grupos –no toma fármacos, toma de uno a tres fármacos, toma más de tres fármacos); toma de fármacos que afecten al estado cognitivo (ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos– inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina –ISRS–, inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina –IRSN–). Institucionalización (institucionalizado: aquellos pacientes que vivan en una residencia, ya sea privada o pública; no institucionalizado: pacientes que no viven en una residencia). El binomio ansiedad-insomnio se ha recogido de esta manera, porque había un gran grupo de pacientes (30% en nuestra muestra) diagnosticados de enfermedades de salud mental leves y que precisaban la necesidad de tomar ansiolíticos o hipnóticos.
Mini examen cognoscitivo de Lobo (35 puntos)
El Mini examen cognoscitivo (MEC) es una prueba de cribado para las enfermedades mentales, que presentan un deterioro cognoscitivo, desarrollada desde los años 70 e introducida en la práctica clínica diaria37,38. Es una prueba sencilla y rápida con la cual se puede tener una estimación fiable y válida del rendimiento intelectivo de un adulto o de un anciano39.
Se trata de una prueba con una gran proyección internacional40,41 utilizada en múltiples estudios de investigación y que sirve como “gold-standard” para la comparación de otras pruebas de screening o cribado de deterioro cognoscitivo42. Ha sido validada como prueba de cribado en la población española por Vilalta y col en 199643. También ha sido escogida en múltiples guías como prueba de referencia para el cribado del deterioro cognoscitivo del anciano44. El MEC es una variante para la población española realizado por Lobo y col45. Presenta unos coeficientes de sensibilidad, especificidad y valor predictivo38, que la convierten en una prueba fiable para su utilización en la práctica clínica en los pacientes geriátricos ambulatorios (Tabla1).


Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage (versión de 15 ítems)
Para el cribado del bajo estado de ánimo se ha utilizado una escala corta para la depresión (Yesavage, GDS-15). La Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage (o Geriatric Depression Scale, GDS) diseñada por Brink y Yesavage en 1982, fue especialmente concebida para evaluar el estado afectivo de los ancianos46. Esta escala en su versión corta (15 ítems) ha demostrado ser tan efectiva, tanto en especificidad como en sensibilidad, como su homólogo de 35 ítems47,48. Está validada en castellano por Aguado y col49. El test de Yesavage tiene unos coeficientes de sensibilidad y especificidad según los resultados recogidos (Tabla 2).


RESULTADOS
De las 150 personas a las que se les ofreció participar en el estudio, tan sólo 3 rechazaron realizarlo. De los 147 participantes, 74 (50,3%) son hombres y 73 (49,7%) son mujeres, así mismo 84 (57,1%) están comprendidos entre los 65 y los 75 años, 50 (34,0%) entre las edades 70-85 años, y 13 casos (8,9%) son mayores de 85 años (Tabla 3).
De todas las personas estudiadas, 9 (6,1%) referían tener antecedentes familiares de primer grado afectados de demencia (Tabla 3).


Doce (8,2%) de los participantes referían no haber recibido estudios primarios adecuados (analfabetos); 106 (72,1%) tenían estudios primarios, 28 (19,0%) estudios secundarios y tan solo una persona (0,7%) tenía estudios de tercer nivel. La población estudiada se centra en el sector primario con 55 casos (37,4%), seguida de las labores domésticas con 45 casos (30,6%), posteriormente se encuentra el sector secundario 35 casos (23,8%), y en último lugar el sector terciario (12; 8,2%) (Tabla 3).
De los 147 sujetos de la muestra, nos encontramos con 34 personas ingresadas en instituciones, es decir un 23,1%. En el grupo de edad de mayores de 85 años es donde la proporción de pacientes institucionalizados es mayor, con un 84,6% (11 sujetos de 13 posibles). El porcentaje de sujetos institucionalizados aumenta con la edad. En el grupo de edad entre 65 y 74 el porcentaje sólo es del 11,9%, mientras que en el de edades entre 75 y 84 sube hasta el 26,0%. Es en el tramo de edad de mayores de 85 años, donde el porcentaje aumenta hasta un 84,6% de los casos recogidos. El porcentaje de institucionalización aumenta con la edad, existiendo diferencias estadísticamente significativas (p<0,001) entre los diferentes grupos de edad.
Dentro de las enfermedades crónicas, en nuestra muestra nos encontramos que la hipertensión arterial es la que presenta mayor prevalencia, con un 48,3% de los casos recogidos. Con un 22,4% de prevalencia en nuestra muestra se sitúa la artrosis; seguida de la diabetes mellitus tipo 2 con un 21,8% de casos. Tenemos en nuestros casos una prevalencia de pacientes diagnosticados de depresión cercana al 13,5%. La hiperlipidemia, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), y el binomio ulcus péptico-hernia de hiato se sitúan alrededor del 12% (12,2%, 12,2% y 11,6% respectivamente). Otras enfermedades crónicas son las neoplasias, (7,6%), las cardiopatías (insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular crónica y valvulopatías cardíacas) con un 6,1%. La osteoporosis y los accidentes cerebrovasculares presentan un 5,4% de prevalencia en la muestra. Los pacientes hipeuricémicos y con gota son el 4,8% y los que presentan cardiopatía isquémica, insuficiencia renal crónica o enfermedades tiroideas respectivamente representan alrededor del 3% (Tabla 4)

La presencia de depresión es mayor en pacientes institucionalizados, llegando al 29,4% de los pacientes que viven en una residencia (p=0,007). En los pacientes domiciliarios la presencia de depresión tan solo llega al 8,9%. La presencia de ansiedad-insomnio es similar en los pacientes institucionalizados (29,2%) frente a los pacientes que viven en domicilio (32,3%). Sin embargo, si comparamos la presencia de ansiedad-insomnio en pacientes institucionalizados frente a los pacientes que viven en domicilio, encontramos diferencias estadísticamente significativas (p<0,001).
Los pacientes que no tomaban ninguna medicación eran un 5,5% del total. El 40,8% de los pacientes tomaban entre uno y tres fármacos, y los que tomaban más de tres fármacos eran el 53,7%. En los diferentes grupos de edad el perfil de consumo de fármacos es bastante similar y en todos los grupos de edad las personas que consumían más de tres fármacos eran las más frecuentes (47,7% para el grupo de 65 a 74 años, 62% para los de 75 a 84 años y 61,5% para los mayores de 85 años).
Los pacientes que están institucionalizados presentan unos porcentajes mayores en el grupo de sujetos que consumen más de tres fármacos (73,5% de pacientes institucionalizados consumen más de tres fármacos, respecto al 47,8% de los pacientes que viven en domicilio) (p=0,031).
Hasta un 53,7% de los pacientes consumían algún fármaco que podía afectar la cognición. De los grupos farmacológicos que afectan la cognición el más consumido es el de las benzodiacepinas (70,5%), seguidas de los antidepresivos (18,8%), los hipnóticos (9,6%) y los antipsicóticos (1,1%).
Las medias del MEC van disminuyendo según va aumentando la edad de los pacientes de nuestra muestra. Se puede observar cómo la media global es de 29,11 puntos y que en el grupo de edad 65-74 se encuentra en 32,5 puntos. En el grupo de edad de 75-84 años la media es de 27,5 puntos, pero en el grupo de ancianos de más de 85 años esta media se reduce hasta 19,77 puntos (p<0,001) (Tabla 5). Respecto a los percentiles, y comparando grupos de edad, cabe destacar que en el percentil 90 y en el percentil 75 las diferencias son escasas y que es a partir del percentil 50 donde las diferencias se acrecientan, siendo más acentuadas cuanto mayor es la edad (Tabla 5).


Del total de pacientes al que se le ha realizado el estudio, 19 presentaban deterioro cognitivo (MEC < 24 puntos) (12,9%).
Las medias de los resultados del MEC del grupo de pacientes ingresados en institución son menores que las observadas en los pacientes que viven en domicilio Hay diferencias estadísticamente significativas (p<0,001) en el resultado del MEC en los pacientes institucionalizados frente a los pacientes que viven en su domicilio. 
No encontramos diferencias estadísticas significativas (p=0,130), entre los diferentes niveles de estudio de los pacientes y los resultados del MEC.
No hay diferencias estadísticamente significativas en el resultado del MEC (p=0,499) entre los casos con antecedentes familiares de demencia, respecto a los pacientes que no lo tienen.
Si comparamos el resultado del MEC entre los pacientes que sufre depresión y los sujetos sanos, encontramos diferencias estadísticamente significativas (p<0,001). Las medias en el MEC de los pacientes que padecen factores de riesgo cardiovascular mayores (hipertensión, diabetes mellitus e hiperlipidemia), son menores que los pacientes sanos. Sin embargo, sólo encontramos diferencias estadísticamente significativas (p£0,001) en aquellos pacientes que tiene hiperlipidemia.
Respecto a la valoración afectiva realizada con la escala de depresión geriátrica (Yesavage), encontramos que las medias van aumentando según va aumentando la edad. La media global en la muestra es de 3 puntos, pero en los diferentes grupos de edad, 65-74, 75-84 y > 85 las puntuaciones medias son de 2,7; 5,5; y 3,6 puntos respectivamente. Las medias del Yesavage en ingresados en institución (5,72) son diferentes a los pacientes que viven en domicilio (2,51).(Tabla 6)


DISCUSIÓN
El grado de aceptación para la realización del MEC en nuestra población de estudio es elevado. Así mismo, encontramos que la población que acude al centro de salud para control de enfermedades crónicas tiene un buen nivel de salud cognitivo-afectivo. En primer lugar quisiéramos reseñar que nuestro estudio presenta un relativo sesgo de selección, puesto que los pacientes que acuden para ser tratados de sus enfermedades crónicas, se preocupan más de su salud que los pacientes que no lo hacen. Sin embargo, pensamos que esto no invalida la recogida de datos, y que sirve para ofrecer una visión del nivel de salud y del estado cognitivo y anímico de nuestra población geriátrica.
Las enfermedades crónicas más prevalentes son los principales factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, diabetes mellitus e hiperlipidemia), la artrosis, así como las enfermedades mentales más frecuentes (ansiedad-insomnio y depresión).
El porcentaje de personas que han realizado estudios de bachillerato en nuestra muestra es inferior si lo comparamos con los otros estudios13,50 . Esto probablemente es debido a que nuestra población tiene un mayor carácter rural. En la muestra de Marín Carrasco y col51, sin embargo, no existen estas diferencias puesto que al igual que nuestra muestra está recogida en un ámbito más rural.
El porcentaje de institucionalización aumenta con la edad, existiendo diferencias estadísticamente significativas entre los diferentes grupos de edad. La presencia de ansiedad-insomnio en nuestra muestra es ligeramente superior en los institucionalizados, y existen diferencias estadísticamente significativas frente a los pacientes que viven en domicilio. Así mismo, la presencia de depresión es mayor en los pacientes ingresados en residencias, aunque no encontramos diferencias estadísticamente significativas en los resultados del Yesavage, comparándolos con los pacientes que viven en domicilio. No se puede precisar si la institucionalización es causa o efecto de la presencia de síndromes depresivos.
La mayoría de los pacientes mayores de 65 años de nuestra muestra toma alguna medicación, similar a lo recogido en la literatura52. Cerca del 50% consumen fármacos que pueden alterar el estado cognitivo (benzodiacepinas, antidepresivos, hipnóticos, antipsicóticos). El consumo de fármacos aumenta en los diferentes grupos de edad y está influenciado por la institucionalización, existiendo diferencias estadísticamente significativas respecto a los pacientes que viven en domicilio. Esto puede ser debido, tal y como apunta el estudio de López-Torres y col52 a que el consumo de fármacos está influenciado por el deterioro cognitivo y en nuestra muestra los pacientes institucionalizados presentan un deterioro cognitivo mayor a los pacientes que viven su domicilio. Además, estos pacientes poseen más enfermedades de base que les hace ser mayores consumidores de fármacos (la presencia de factores de riesgo cardiovascular –hipertensión, diabetes e hipercolesterolemia- en pacientes institucionalizados es mayor que en los pacientes que viven en su domicilio).
Como era de esperar y al igual que en otros estudios publicados13 en la literatura, los resultados del MEC se ven influenciados por la edad. Así a mayor edad, los resultados del MEC van disminuyendo, existiendo diferencias estadísticamente significativas entre los diferentes grupos de edad. Sin embargo, el estado cognitivo de nuestra muestra es ligeramente superior (respecto a los percentiles) al de la muestra de Manubens y col13, y pensamos que probablemente es debido al menor número de casos recogidos, y al método de selección. Puede que haya un sesgo de selección, ya que probablemente los que acuden periódicamente a consulta para control de salud, tendrán un mejor nivel de salud que los que no acuden.
Comparando con los resultados del estudio de Marín Carrasco y col51, vemos bastante diferencia con la puntuación media del MEC, puesto que la nuestra es de 29,11 y la recogida por ellos es de 25,04. Además nos indica que el porcentaje de pacientes que presentan un deterioro cognitivo en su muestra es de aproximadamente de un 28%, cifras que en la nuestra son inferiores (12,9%). De nuevo el sesgo de selección es el que nos puede determinar estas diferencias.
No encontramos diferencias estadísticamente significativas entre el nivel de estudios y los resultados del MEC, al igual que en otros estudios28. Sin embargo, debemos decir que nuestra muestra no es representativa de la población, y que el sesgo de selección también puede influir en estos resultados.
Respecto a los pacientes con antecedentes familiares de demencia, no hay diferencias en lo que respecta a los resultados del MEC.
También se aprecia que los pacientes diagnosticados de depresión tienen resultados menores en el MEC y se encuentran diferencias estadísticamente significativas respecto a los pacientes que no padecen esta enfermedad mental. Esto es similar a los que se recoge en otro estudios30,31. Hay que pensar que los pacientes que sufren deterioro cognitivo poseen con más frecuencia alteraciones en el ámbito afectivo, presentando con más frecuencia síntomas depresivos.
En nuestra muestra, la institucionalización influye en el resultado del MEC, existiendo diferencias estadísticamente significativas respecto a los pacientes que viven en domicilio. Tal y como se recoge en la bibliografía53,54, probablemente es debido a que los pacientes que viven en institución normalmente presentan con más frecuencia alteraciones del estado cognitivo y la causa de la institucionalización de estos pacientes sea un deterioro cognitivo larvado, que se pone de manifiesto al realizar este estudio.
Los pacientes que toman fármacos que afectan el estado cognitivo tienen puntuaciones menores en el MEC, existiendo  diferencias estadísticamente significativas respecto a los pacientes que no los toman. Probablemente los pacientes que tomen fármacos ansiolíticos, antidepresivos, hipnóticos y/o antipsicóticos posean un deterioro cognitivo previo al comienzo de la toma de estos fármacos.
Respecto a la presencia de factores de riesgo cardiovascular, sólo encontramos diferencias estadísticamente significativas en los resultados del MEC en aquellos pacientes que tienen hiperlipidemia; esto es similar a algunos artículos20 recogidos en la literatura. Para otros factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial o diabetes mellitus), no se han encontrado diferencias en lo que respecta a los resultados del MEC.
El estudio de García Serrano y col55, encuentra una prevalencia de depresión similar a la nuestra: alrededor del 13%. En el estudio de López González y col56 recogido en pacientes ambulatorios pero que precisaban apoyo domiciliario, se observa que los pacientes muestreados tienen un gran porcentaje de presencia de depresión –hasta el 47%– (según la escala de Yesavage). En nuestra muestra no encontramos un porcentaje tan elevado de alteraciones depresivas (Global 13,6%, Domicilio 8,9%; Institución: 29,4%). Comparando también nuestros datos con el estudio de Marín Carrasco y col51, vemos que nuestros pacientes presentan menos porcentaje de sintomatología depresiva. En dicho estudio51 la proporción de pacientes que presentan sintomatología depresiva es del 28%. Las medias de la Escala Geriátrica de Depresión (Yesavage) también se diferencian ya que la nuestra es de 3,07 puntos y la de Marín Carrasco y col51 es de 7,69 puntos.
Por todo ello podemos concluir que en nuesºtra muestra los factores socio-sanitarios que alteran el resultado del MEC son la edad, la institucionalización, la presencia de depresión, la hiperlipidemia y el consumo de fármacos que afectan el estado cognitivo. La presencia de depresión es mayor en pacientes institucionalizados, aunque el Yesavage no encuentra diferencias significativas.


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