Sr. Director:
Hemos leído con gran atención el trabajo Conocimientos y disposición para realizar soporte vital básico por agentes de la policía local publicado recientemente en su revista, donde Angulo-Menéndez y col presentan unos interesantes resultados sobre los conocimientos y disposición de la policía local en cuanto a las medidas de reanimación cardiopulmonar (RCP) se refiere1.
Las enfermedades cardiovasculares están reconocidas como la principal causa de muerte a nivel global, siendo más evidente este problema en el mundo occidentalizado. Dentro de estas, la parada cardíaca es el motivo más frecuente de muerte2. Existe evidencia de que la activación temprana del sistema de emergencias médicas, junto con la aplicación precoz de maniobras de RCP, se asocia a un mejor pronóstico de la víctima, tanto en lo referido a supervivencia como en lo relativo a una recuperación con pocas o ninguna secuela3 4, por lo que las recomendaciones internacionales en RCP insisten cada vez más en la enseñanza de estas maniobras a primeros intervinientes y a testigos de la parada cardíaca5.
Las paradas cardíacas se producen en su mayor parte en el ámbito extrahospitalario, siendo la policía local uno de los primeros intervinientes en la atención inicial de estas víctimas. Por eso nos llama la atención y nos preocupan los datos presentados por los autores en cuanto a que un 19,7 % de los policías del estudio no tuvieran ninguna preparación previa en RCP y que, de los que la habían recibido, un 36,4 % no habían realizado un curso de reciclaje a los dos años, como aconsejan las guías de enseñanza de la European Resuscitation Council (ERC)5. Es llamativo que la formación en RCP en España se contemple como voluntaria y no obligatoria dentro del adiestramiento de estos colectivos, como defienden en sus conclusiones los autores del trabajo. Coincidimos con ellos en que la formación en soporte vital básico debería estar incluida dentro del currículo formativo de estos colectivos, pero no ya solo de la policía local, sino de todos los cuerpos policiales y bomberos, por ser personal que suele actuar como primer interviniente ante una parada cardíaca antes de la llegada de los servicios de Emergencias Médicas.
Además pensamos que el hecho de que las paradas cardíacas se produzcan en su mayor parte en el ámbito extrahospitalario, y la evidencia de que la actuación precoz por parte de testigos del suceso conlleva una mayor supervivencia de estos pacientes, debería ser la excusa perfecta para realizar una educación que llegue a la mayor parte de la población. En este sentido pensamos que las recomendaciones realizadas por la ERC en su iniciativa kids save lives, avalada por la Organización Mundial de la Salud, debería ser un punto de inflexión de cara a extender la educación en RCP a la mayoría de la población, aprovechando sobre todo la capacidad de aprendizaje de la población escolar6. Diferentes estudios demuestran que la enseñanza de las maniobras de RCP en escolares se acompaña de una clara mejora en el conocimiento y aplicación de las mismas7-9, con los beneficios en cuanto a supervivencia y menores secuelas de las víctimas.
Pensamos que este tipo de trabajos deberían concienciar a las autoridades políticas a plantearse la importancia de la enseñanza de este tipo de maniobras en la formación no ya solo a nivel de primeros intervinientes, como es el caso de policías o bomberos, sino a extenderla a los centros educativos de secundaria donde se demuestra que la población está más receptiva y potencialmente apta para la aplicación de las maniobras de RCP. En esta línea queríamos destacar iniciativas de entidades como El ABC que salva vidas, muy implicada en la formación de primeros intervinientes e impulsora de un programa de formación escolar que desembocó en 2014 en la inclusión en el currículo escolar de la Comunidad Foral de Navarra de estas enseñanzas con el objetivo de que el conocimiento de la reanimación llegue finalmente a todos los alumnos10.