SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.13 número2Definición de "Profesión médica", "Profesional médico/a" y "Profesionalismo médico"Reflexiones sobre el hospital: su función en la formación de médicos índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Educación Médica

versión impresa ISSN 1575-1813

Educ. méd. vol.13 no.2  jun. 2010

 

EDITORIAL

 

La Declaración y el Proceso de Bolonia deben reconsiderarse

The Bologna Declaration and Process must be reconsidered

 

 

Andrzej Wojtczak

Exdirector del International Institute for Medical Education (IME).
Expresidente de la Association for Medical Education in Europe (AMEE).
E-mail: wojtczak@cmkp.edu.pl

 

 

Lo que se conoce como 'Proceso de Bolonia', plasmado en la llamada 'Declaración de Bolonia', surgió de una serie de Conferencias de Ministros de Educación Superior Europeos que centraron su interés en diferentes aspectos como la mejora de la transparencia y la calidad de la enseñanza universitaria. Actualmente son 46 los países europeos firmantes de la Declaración de Bolonia y aunque muchos han acogido con satisfacción este proceso como un hecho positivo para la educación superior, otros se han centrado sobre lo que consideraban peligros potenciales.

Para los educadores médicos, el Proceso de Bolonia se ha visto sobre todo como un intento de dividir los estudios de pregrado de medicina en dos ciclos: el primero, que comprendería los tres primeros años y que conduciría a un grado, y el segundo, también de tres años, que llevaría al título de máster. Muchos educadores médicos han considerado desde el principio que dicha división no tenía mucho sentido en el caso de los estudios de medicina y que comportaba un peligro para la integración de la enseñanza preclínica y clínica. Por ello, y hasta la actualidad, con la excepción de unos pocos países europeos que han implementado el sistema de dos ciclos, la mayoría de las facultades de medicina, con el apoyo de sus gobiernos, han decidido no adoptar esta división que se justifica plenamente en la mayoría de los demás estudios universitarios. La consecuencia de todo ello es que este problema ha eclipsado otros aspectos importantes del Proceso de Bolonia y sus objetivos clave. Estos objetivos se relacionan con temas tan importantes como el reconocimiento general de las titulaciones en toda Europa, el aprendizaje centrado en el estudiante, la cooperación para asegurar la calidad, la promoción de la movilidad de estudiantes y profesores y la internalización de los estudios que merecen atención y apoyo.

Sin embargo, un hecho todavía más importante y uno de sus puntos fuertes es la naturaleza dinámica del Proceso de Bolonia, y por tanto, su continua evolución y ampliación. Si se utiliza adecuadamente, puede servir como un catalizador de los cambios que la educación médica necesita y ayudar a resolver muchos problemas que pueden ser muy beneficiosos para los educadores médicos. Por lo tanto, la educación médica y los educadores médicos deben participar activamente en muchos aspectos del Proceso de Bolonia. La revitalización de los elementos importantes de este proceso entre los educadores médicos llega en el momento adecuado, ya que necesitamos más que nunca de la cooperación internacional y la orientación, la movilidad de los estudiantes y del personal, y la cooperación entre los educadores médicos y las facultades de medicina.

Lo que precisamos es un sistema transparente que permita a los países comprender los otros sistemas educativos europeos y las materias o asignaturas específicas de otros estudios. El objetivo principal no es la conformidad y un currículo uniforme, sino armonizar y aclarar las complejidades de sistemas educativos diferentes. Es muy necesaria la movilidad del profesorado, de los estudiantes y graduados, lo cual constituye otro de los elementos nucleares del Proceso de Bolonia y que pusieron de relieve los ministros de educación superior participantes en la V Conferencia Ministerial de Bolonia en el 2007. Para lograr este ambicioso objetivo se han ido implementando de forma gradual varios instrumentos. Estos incluyen los créditos ECTS, un marco de tres ciclos con resultados de aprendizaje bien especificados para cada uno de ellos y las cualificaciones requeridas. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer en este campo, a pesar de los avances en la superación de las trabas burocráticas existentes en los distintos países. Unas herramientas que facilitan el reconocimiento de las cualificaciones son los resultados de aprendizaje que se incluyen en las descripciones de los diferentes módulos que conforman cada paquete de créditos ECTS. Supone un paso importante hacia el logro de una mayor claridad y calidad en la enseñanza, poniendo un mayor énfasis en el aprendizaje centrado en el estudiante.

Es importante destacar también que el Proceso de Bolonia debe verse como un compromiso para mejorar la calidad de la enseñanza desplazando el punto de mira hacia el aprendizaje centrado en el estudiante y en el éxito del aprendizaje individual de los estudiantes. Se requiere implementar currículos orientados a resultados de aprendizaje claramente definidos, lo que ha sido fijado en el 'Proyecto Tuning'. El proyecto pretende la adopción de un sistema de titulaciones fácilmente comprensible y comparable mediante la identificación de puntos de referencia para las competencias generales y específicas.

Cumming y Ross [1] especificaron los resultados de aprendizaje (competencias) a alcanzar en la educación médica de grado en Europa como parte del desarrollo del denominado proyecto Medine-1. Es importante considerar que las competencias se describen como puntos de referencia para el diseño curricular y la evaluación, y no como un corsé rígido. Permiten flexibilidad y autonomía en la elaboración de planes de estudio. Al mismo tiempo, introducen un lenguaje común para describir lo que los programas pretenden. Por ello, las tasas de movilidad se sugirieron como un criterio para determinar el éxito de las reformas de Bolonia. Bolonia pretende crear oportunidades para el crecimiento personal y desarrollo de la cooperación internacional entre individuos e instituciones, necesarias para mejorar la calidad de la educación superior y la investigación.

Otra área sujeta a discusión es el reconocimiento de las calificaciones. El objetivo es posibilitar que los alumnos utilicen sus calificaciones obtenidas en un sistema educativo en otro sistema educativo, o en otro país, sin perder su valor real. La concesión de títulos conjuntos deberá considerarse en un futuro próximo. Además, una línea de actuación muy importante del Proceso de Bolonia es la garantía de calidad. Se refiere a todas las políticas, los procesos de evaluación y las acciones destinadas a garantizar que las instituciones, los programas y las calificaciones reúnan y mantengan determinados estándares de calidad educativa, académica y de infraestructura. Su objetivo es ayudar a establecer una cultura de calidad en las universidades de una manera sostenible y duradera, contribuyendo al mismo tiempo a la autonomía institucional y a la responsabilidad social. La garantía de calidad ha de verse como parte del desarrollo continuo y de la mejora de la educación superior y es un requisito básico para la movilidad del profesorado. El Proceso de Bolonia tiene como objetivo fomentar la cooperación europea en la garantía de calidad con el fin de desarrollar criterios y metodologías comparables.

Muy recientemente, la Conferencia de Ministros ha llamado la atención sobre la urgente necesidad de mejorar en los estudiantes la capacidad de aprender de forma permanente a lo largo de vida como elemento fundamental del Proceso de Bolonia, que es mucho más que una simple reforma estructural. Hay una creciente toma de conciencia de la necesidad de integrar la educación permanente en la educación superior. Este desarrollo continuo de la educación médica constituye un requisito para satisfacer las necesidades del siglo xxi. Puede ser un catalizador para un nuevo examen de los enfoques actuales de la educación médica en términos de planificación curricular, de resultados del aprendizaje, de los métodos de enseñanza y aprendizaje y de la evaluación, tan necesario por lo que respecta a las perspectivas internacionales de la educación médica.

Por último, es necesario subrayar que no hay suficiente conciencia estratégica entre el personal de las facultades de medicina sobre la importancia del Proceso de Bolonia en el desarrollo de la política educativa europea, que podría ser una poderosa fuerza motriz en la mejora de la calidad de la educación médica moderna. Por lo tanto, es fundamental que la información sobre los objetivos del Proceso de Bolonia llegue de forma más intensa y generalizada al oído de todos los miembros de las facultades de medicina, estimulando su participación activa. Por ello resulta clave que todo lo que implica la Declaración de Bolonia, su importancia y el proceso en su conjunto, se revise de nuevo y se reconsideren los aspectos importantes con el fin de que puedan implementarse lo más rápidamente posible.

 

Bibliografía

1. Cumming A, Ross M, Steering Group and Task Force of the MEDINE Thematic Network. The Tuning Project for Medicine-learning outcomes for undergraduate medical education in Europe. Med Teach 2007; 29: 636-41.        [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons