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Educación Médica

versão impressa ISSN 1575-1813

Educ. méd. vol.14 no.4  Dez. 2011

 

EDITORIAL

 

La universidad que queremos (I). La excelencia no se compra, se persigue

The university we want (I). Excellence cannot be bought, it must be pursued

 

 

Arcadi Gual

Director de la Fundación Educación Médica (FEM). Profesor de la Facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona.

Dirección para correspondencia

 

 

En los últimos lustros, nuestro entorno ha dado mayor valor y énfasis a la palabra 'excelencia'. Nuestra sociedad, nuestros ciudadanos, entiende que en las instituciones públicas la investigación sólo puede financiarse si es excelente, que el profesorado (el nuevo) se contratará en base a la excelencia, que la docencia, la asistencia, la investigación, la gestión, los profesionales y los proyectos de investigación serán si son excelentes. Este culto a la excelencia, aunque no resulte explícito, debería ser un rechazo a la mediocridad. Amén.

Pero no todo lo que reluce es oro. La excelencia universal que se propone como norma de mejora es falaz y en repetidas ocasiones llega a constituir una prevaricación por parte de lobbies de excelencia que, utilizando el sentido de las palabras a su conveniencia, han vendido a la sociedad su producto. Veamos, ¿alguien en su sano juicio puede estar en contra de la excelencia? La respuesta es no. ¿Alguien puede defender que la investigación o los recursos humanos, que el profesorado o los investigadores no han de ser excelentes? ¿Puede defenderse que tanto 'generar' como 'transmitir' el conocimiento, las dos primeras responsabilidades de la universidad, no han de perseguir la excelencia? La respuesta sigue siendo no, no y no. Lo preguntaré de otro modo: ¿queremos una universidad excelente? Y la respuesta es sí, sí y sí. Pues no lo parece, pues nos sentimos satisfechos con lo que tenemos y no mostramos interés en mejorar el rendimiento de nuestras aportaciones tributarias.

¿Donde está la falacia, el engaño, la prevaricación? La falacia reside en la misma pregunta. No es una pregunta bien hecha ni bienintencionada. La pregunta sobre si queremos una universidad "excelente' no es una pregunta, sino una obviedad. La universidad, si es universidad, ha de ser o tender a la excelencia. Es consustancial. Las preguntas correctas serían otras: ¿nuestra universidad es excelente o se esfuerza en serlo?, ¿qué debe hacer una universidad para ser excelente?, ¿hacemos lo correcto, desde dentro y desde fuera, para tener y mantener una universidad excelente?

Mi juicio, totalmente personal y subjetivo por origen y condición, es que en relación a nuestro entorno socioeconómico disponemos de una universidad de gran calidad, que sus recursos humanos son muy buenos, que el esfuerzo que hace la universidad y los universitarios por servir a su misión -generar y transmitir conocimiento- es muy superior al de los recursos de que dispone, pero a pesar de todas estas bondades nuestra universidad no es excelente. Digamos, pues, que entre donde estamos y donde queremos estar hay una brecha a salvar. Y aquí nos aparece una pregunta pertinente: ¿cómo salvamos la brecha de la universidad de hoy con el fin de llegar a la que queremos para mañana? La excelencia no se compra de un día para otro. La excelencia no constituye un producto acabado y estandarizado que está en el mercado, sino es más bien el resultado de un proceso de esfuerzo colectivo y continuado hecho a base de sacrificio, imaginación y talento compartido. No vale fichar a un crack ni dedicar los recursos disponibles para mimar a los supuestos cracks. Esto podría estar bien si fuera 'además de'. Se podrían considerar soluciones radicales como despedir a todos los recursos humanos disponibles y contratar sólo a cracks para construir un equipo de estrellas 'galácticas', o bien dejar morir las universidades existentes, con los bichos dentro, para hacer estructuras de nueva planta, con profesores e investigadores exclusivamente cracks, o bien dejar las universidades actuales como estructuras 'desasnantes' (del verbo 'desasnar') para generar centros de excelencia alejados de la universidad. o alguna otra boutade que se nos pudiera ocurrir, pero estas soluciones no son -ni ahora ni antes- reales ni posibles.

El problema de salvar la brecha entre la universidad que tenemos y la que queremos es más sencillo de lo que parece, aunque no hay que confundir 'sencillo' con 'sin costes'. Hay que hacer lo que haría cualquier empresa que quiere mejorar su producto: un plan de mejora de calidad. Si fabrico pan y quiero mejorarlo necesito mejor harina, mejor horno y un panadero que sepa amasar bien la nueva harina y sepa manejar bien el nuevo horno. Y también necesito cada mañana probar ('evaluar') el pan para ver si ha subido bien la masa y si debo hacerlo mejor. Cuatro cosas, no hay más. Pero además necesito otra cosa de mayor complejidad: querer hacerlo o, en su defecto, tener que hacerlo.

La universidad necesita mejor harina y mejores hornos. También necesita haber formado a los panaderos para manejar la nueva harina y los nuevos hornos. Y precisa que cada mañana alguien controle la calidad de sus productos (outcomes), tanto docentes como investigadores. Este alguien puede salir del propio querer institucional o puede venir impuesto por la sociedad.

El país no puede permitirse dedicar ni un recurso más de la excelencia a los ociosos o consumidos por la mediocridad. El país requiere ante todo mejorar la calidad de todas sus instituciones, entre las cuales la universidad lo es en mayúsculas. El camino de mejorar cada día la universidad ha de permitir disponer de tantos cracks para las instituciones de excelencia, que no será necesario buscarlos fuera de nuestro entorno. La universidad que queremos es una universidad en busca de la mejora de una 'calidad permanente contrastada'. La excelencia vendrá dada por añadidura, con la perseverancia en el esfuerzo bien dirigido por el talento.

 

 

Dirección para correspondencia:
Arcadi Gual Sala.
Departamento de Ciencias Fisiológicas I.
Facultad de Medicina.
Universitat de Barcelona. Barcelona, España.
E-mail: agual@ub.edu

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