Sra. directora:

Desde la declaración de la pandemia y el estado de alarma el pasado 14 de marzo de 2020 la mayoría de los Estados han promovido el uso de las mascarillas como un elemento preventivo básico (junto con la higiene de manos y el mantenimiento de las distancias de seguridad), siendo muy importante garantizar que las mascarillas utilizadas sean las adecuadas.

Si contextualizamos en el ámbito laboral encontramos que, en Europa, el Reglamento (UE) 2016/425 del Parlamento Europeo y del Consejo establece los requisitos sobre el diseño y la fabricación de los Equipos de Protección Individual (EPI) para garantizar la protección de la salud y la seguridad de los usuarios y establecer las normas relativas a la libre circulación de los EPIs en la Unión. En el caso de las mascarillas filtrantes de protección contra partículas, el cumplimiento de la norma armonizada¹ EN 149:2001+A1:2009, citada en el Diario Oficial de la Unión Europea (2018C 113/03) y (2018/C 209/03) dando presunción de conformidad con el citado reglamento y sobre la publicación de títulos y referencias de normas armonizadas conforme a la legislación sobre armonización de la Unión, respectivamente.

Esta norma clasifica en tres posibles niveles a las mascarillas filtrantes de protección contra partículas (FPP: acrónimo de Filtering Face Piece), en función de su rendimiento o eficacia de filtración y de su fuga hacia el interior: FFP1 (rendimiento de 78% y porcentaje de fuga de 22%), FFP2 (rendimiento de 92% y porcentaje de fuga de 8%) y FFP3 (rendimiento de 98% y porcentaje de fuga de 2%). Por lo tanto, las mascarillas FFP1 no se recomiendan para Covid-19, mientras que las FFP2 / FFP3 se recomiendan para la protección eficaz²⁾ frente a la COVD-19.

Uno de los problemas que hemos sufrido los profesionales durante la primera ola de la pandemia fue una situación extraordinaria de escasez de equipos con el marcado CE reglamentario en base a normas armonizadas por lo que, considerando esta situación, el gobierno tomó la decisión de aceptar de forma temporal otra serie de equipos EPI sin el marcado CE reglamentario en base a normas armonizadas³. Esta decisión ha dado entrada a numerosas falsificaciones y EPIs de escasa o nula eficacia.

La realidad actual es que nos encontramos con la obligación de la aplicación del R.D. 773/1997 sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización por los trabajadores de EPIs (Categoría III) y con mascarillas certificadas por algunos Organismos Notificados (ON) europeo con los ensayos correspondientes a los módulos B y C2 realizados por laboratorios chinos no acreditados para la EN 149:2001+A1:2009, es decir sin ensayos propios del ON o copias literales de las pruebas chinas, en muchas ocasiones mascarillas KN95 ahora certificadas como FFP2, generando reticencias o dudas sobre su eficacia.

Por lo tanto, en el escenario actual tenemos principalmente las siguientes posibilidades:

A la vista de esta situación y analizado el escenario actual y futuro, podríamos variar la pregunta inicial ¿usamos las mascarillas correctas para la COVID-19? por otras dos: ¿disponemos de mascarillas adecuadas para protegernos de la COVID-19? ¿Hemos consultado a los profesionales expertos en esta materia (Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales) sobre los equipos de protección que tenemos que utilizar?

Una cosa está clara, con el difícil panorama que nos espera para los próximos meses es necesario contar con todos los medios humanos y materiales a nuestro alcance para acabar con esta pandemia.