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Cuadernos de Psicología del Deporte

On-line version ISSN 1989-5879Print version ISSN 1578-8423

CPD vol.14 n.3 Murcia Oct. 2014

 

 

 

Niveles de actividad física y acelerometría: Recomendaciones y patrones de movimiento en escolares

Physical Activity Levels and accelerometry: Recommendations and patterns in school-aged subjects

Níveis de actividade física e acelerometria: recomendações e padrões de movimento em estudantes

 

 

Fernando Calahorro Cañada1,2, Gema Torres-Luque1,2, Iván López-Fernández3 y Elvis Álvarez Carnero3

1 Facultad de Ciencias de la Educación (Universidad de Jaén) (España),
2 Grupo de investigación Ciencia y Deporte SEJ470,
3 Laboratorio de Biodinámica y Composición Corporal. Universidad de Málaga (España).

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El objetivo de esta revisión es identificar los niveles de actividad física por medio de acelerometría en alumnos de edad escolar y analizar el cumplimiento de las recomendaciones de actividad física. Se realizó una revisión de la literatura de los artículos incluidos en las bases de datos Medline/Pubmed y Scielo que utilizaran acelerómetros con participantes en edad escolar, entre enero de 2004 y mayo de 2013, seleccionándose 98 artículos científicos. Se muestran valores de referencia en diferentes etapas educativas, posibilidades de actividad física que ofrece el contexto escolar, así como programas de intervención, donde en términos generales se observa un bajo nivel de actividad física. A su vez, se observa un escaso cumplimiento del mínimo nivel de actividad física recomendada como saludable. En conclusión, esta revisión contribuye a orientar las futuras investigaciones en este campo, fundamentalmente destinadas a llevar a cabo programas de intervención.

Palabras clave: Escuelas, Promoción, Educación Física y Entrenamiento, Adolescente.


ABSTRACT

During school and high school stages, are proposed as beneficial aspects the ones related to the settlement and promotion of sports-habits and an increase of health and fitness through physical activity. In order to quantify that physical activity, the use of accelerometers has become important, due to several advantages related to other methods. By this manner, the purpose of this review has been focused on identify physical activity levels among scholars and analyze physical activity guidelines proposed. It was conducted a review of the literature related to accelerometers and scholar-aged subjects at PubMed from January 2004 to May 2013, selecting 98 papers, from those 19 show percentage of physical activity levels. In the assessment of physical activity with scholars, (across different school stages, school environment possibilities and intervention protocols), a low level of physical activity has been highlighted, with poor level of subjects meeting recommendations proposed.

Key Words: Schools, Promotion, Physical Education and Training, Adolescent.


RESUMO

O objectivo desta revisão é identificar os níveis de actividade física através da acelerometria em alunos em idade escolar e analisar o cumprimento das recomendações de actividade física. Foi realizada uma revisão de literatura dos artigos incluídos nas bases de dados Medline/Pubmed e Scielo que utilizaram acelerómetros com participantes em idade escolar, entre Janeiro e Maio de 2013, seleccionando-se 98 artigos científicos. Apresentam-se valores de referência em diferentes etapas educativas, possibilidades de actividade física que oferece o contexto escolar, assim como programas de intervenção, onde em termos gerais se observa um baixo nível de actividade física. De igual modo, observa-se um escasso cumprimento do nível mínimo de actividade física recomendada como saudável. Em suma, esta revisão contribui para a orientação de futuras investigações neste âmbito, fundamentalmente destinadas à implementação de programas de intervenção.

Palavras-chave: Escolas, Promoção, Educação Física e Treino, Adolescentes.


 

Introducción

Diferentes estudios resaltan la importancia de la actividad física (AF) y la salud, considerándola una variable esencial para garantizar la misma. Hay un considerable interés social sobre los niveles de AF desarrollados por niños y adolescentes, debido al aumento de la obesidad, sedentarismo y su asociación con un bajo nivel de AF (Freedson, Pober, & Janz, 2005). Al respecto, se ha identificado que las etapas de niñez y adolescencia tienen una importancia crucial, ya que parecen influir en aspectos relacionados con la salud (Janssen & LeBlanc, 2010), asentamiento de hábitos y conductas futuras. Numerosos estudios han puesto de manifiesto la importancia de mantener un buen estado de forma durante la juventud para prevenir factores de riesgo en la vida adulta relacionados con la obesidad, la diabetes y, en general, el control de los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares (Andersen et al., 2006; Carnethon et al., 2003; Janssen & LeBlanc, 2010; Janssen, Wong, Colley, & Tremblay, 2013; Kozey, Lyden, Howe, Staudenmayer, & Freedson, 2010; Ruiz et al., 2006; Sardinha et al., 2008a). Así, es interesante resaltar que la AF no solo mejora aspectos físicos y de composición corporal, sino que también contribuye a obtener mejores resultados en la función cognitiva y el rendimiento académico (Dudley, Okely, Cotton, Pearson, & Caputi, 2012). A la vista de los beneficios de la práctica de AF, se ha destacado la importancia de la etapa escolar como lugar idóneo de adquisición y adherencia a la práctica de AF (Andersen et al., 2006; Strong et al., 2005), estableciéndose recomendaciones de AF con el fin de garantizar la salud en esta población (Tremblay et al., 2011; WHO, 2010).

Para valorar la actividad física en la población escolar se han utilizado métodos objetivos e indirectos en este entorno (Butte, Ekelund, & Westerterp, 2012; Chen & Bassett Jr, 2005; Fairclough & Stratton, 2005). Respecto a los métodos indirectos para cuantificar la AF total, los cuestionarios, auto-informes e informes han sido muy utilizados (Colley et al., 2011; Corder et al., 2009; Ottevaere et al., 2011). Estos métodos están sujetos a una gran subjetividad, y con una alta probabilidad de inducir a errores, principalmente por estar influenciados por la capacidad para recordar la AF de manera retrospectiva, la percepción personal de los sujetos y el no proporcionar una medición directa del estrés fisiológico y/o mecánico (Corder, Ekelund, Steele, Wareham, & Brage, 2008; Fairclough & Stratton, 2005; Freedson et al., 2005; Reilly et al., 2008).

Según lo expuesto, una valoración objetiva, precisa y detallada de la AF es un requisito fundamental para entender la relación entre salud y enfermedad (Butte et al., 2012; Chen & Bassett Jr, 2005; Freedson et al., 2005; Plasqui, Bonomi, & Westerterp, 2013). La posibilidad de recopilar la información objetiva de la carga de la AF, ha llevado a sustituir los métodos indirectos por el uso de la acelerometría (Cliff, Reilly, & Okely, 2009; Plasqui et al., 2013). En la actualidad, y a pesar de que éstos métodos indirectos siguen empleándose, los acelerómetros (ACLs) han comenzado a ser utilizados con mucha mayor frecuencia que los anteriores, fundamentalmente desde el año 2000 (Bornstein et al., 2011; Dollman et al., 2009; Freedson et al., 2005; Kim, Beets, & Welk, 2012; Plasqui et al., 2013; A.V. Rowlands, 2007a; Welk, McClain, & Ainsworth, 2012). El objetivo principal de estos dispositivos es cuantificar parámetros de AF: tiempo total, intensidad y frecuencia (Intille, Lester, Sallis, & Duncan, 2012). El ACL resuelve los problemas de subjetividad, y además tiene como ventajas, su reducido tamaño, la facilidad de transporte y una muy baja interferencia en la vida diaria; adicionalmente, poseen una alta capacidad de almacenamiento de datos (desde días a semanas), una gran precisión y la posibilidad de cuantificar la intensidad del movimiento (Butte et al., 2012; Freedson et al., 2005; Plasqui et al., 2013; A.V. Rowlands, 2007a). Todo ello permite el registro objetivo de la carga asociada a la mayoría de la AF realizada por niños y jóvenes.

En general, los datos apoyan la relación entre la actividad física, la función cognitiva y el rendimiento académico. Por otro lado, se observa un menor tiempo AF semanal durante el fin de semana que durante días lectivos (Aibar et al., 2013b; Aznar et al., 2011; Godard, Román, Rodríguez, Leyton, & Salazar, 2012; Kwon & Janz, 2012; Ramirez-Rico, Hilland, Foweather, Fernández-Garcia, & Fairclough, 2013; Ann V Rowlands, Pilgrim, & Eston, 2009). En base a ello, se describe el contexto escolar como un momento esencial para la creación de estilos de vida activos y saludables, especialmente a través de las clases de Educación Física (EF), recreos y fuera del horario lectivo mediante las actividades extraescolares (Huberty et al., 2011; Kremer, Reichert, & Hallal, 2012; Martínez-Martínez, Contreras Jordán, Lera Navarro, & Aznar Laín, 2012; Meyer et al., 2011; Mota et al., 2005; Ridgers, Stratton, & McKenzie, 2010; Ridgers, Stratton, & Fairclough, 2005). Por lo tanto, el objetivo de este trabajo, es analizar las recomendaciones de AF para niños y adolescentes; y en segundo lugar identificar los patrones de AF evaluada mediante acelerometría en escolares, resaltando los patrones de movimiento en esta población, lo cual podrá ayudar como referencia para poder comparar resultados de estudios futuros.

 

Material y métodos

Se revisaron los artículos originales en inglés y castellano registrados en las bases de datos MEDLINE/Pubmed y SciELO, introduciéndose las siguientes palabras clave en sus motores de búsqueda: "accelerometers", "children", "adolescents", "preschool", "prescholars", "physical activity", "physical activity levels", "recess", "physical education", "after-school", "school", "high school", "intervention", "patterns", "data analysis", "guidelines", recommendations". Se emplearon la combinación de las conjunciones "and" y "or" para un análisis más concreto. Como criterios de selección adicionales, se tuvieron en cuenta las investigaciones donde la edad de la muestra de estudio oscilase entre 3 y 19 años y que estuviesen publicados entre enero del año 2004 y mayo de 2013. Se excluyeron los estudios de casos, conferencias, artículos en prensa, editoriales, opiniones, así como los artículos repetidos. Fueron seleccionados un total de 98 artículos.

 

Resultados

Recomendaciones del nivel de AF.

La literatura refleja la importancia en el cumplimiento de las recomendaciones de AF para mantener un estado saludable. A continuación, se detallan estas recomendaciones, que están agrupadas por áreas temáticas y población a la cual van destinadas.

El nivel de AF varía en función de la edad del sujeto, tipo de ejercicio y el contexto en el que se realiza (Strong et al., 2005), por lo que es importante conocer las necesidades de AF que debe tener un niño a lo largo de su desarrollo. En las edades seleccionadas en este artículo, se observa cómo se recomienda acumular un mínimo de 30 min de AF estructurada y 60 min (incluso varias horas) de AF no estructurada, en niños de 0 a 3 años (NASPE), 2002). Además, sugieren que en la etapa preescolar (3 a 6 años) acumulen al día al menos 60 min de actividad estructurada y 60 min (incluso varias horas) de AF no estructurada. Estos valores irán variando hasta obtener 60 min/día de AF a intensidad MV cuando se accede a la Educación Primaria y Secundaria (Godard et al., 2012; Janssen et al., 2013; Martinez-Gomez et al., 2010b; Strong et al., 2005; Tremblay et al., 2011; Verloigne et al., 2012; WHO, 2010). Estos valores se deben incrementar progresivamente hasta los 90 min al día de AFMV, si se quiere prevenir enfermedades de riesgo cardiovascular (Andersen et al., 2006; Jiménez-Pavón et al., 2013), independientemente del tiempo empleado en el nivel sedentario (Ekelund et al., 2012).

Otros autores, proponen otras recomendaciones alternativas en caso de no poder cumplir los requisitos previamente descritos. Por un lado Laguna , Hernández, and Laín (2011) y Pate et al. (2006), indican que se debería realizar al menos un 50% de las recomendaciones de AFMV (30 min) en el entorno escolar y, por otro lado, para niños y jóvenes de hasta Secundaria realizar al menos 2 horas de AFMV semanal (Janssen & LeBlanc, 2010; Janssen et al., 2013; Laguna et al., 2011; Martínez-Gómez, Welk, Calle, Marcos, & Veiga, 2009a; Martínez-Martínez et al., 2012; Moliner-Urdiales et al., 2010; Ridgers et al., 2005; Strong et al., 2005).

Sin embargo, los estudios indican que la juventud no alcanza los niveles de AFMV recomendables para la salud (Aznar et al., 2011; Hallal et al., 2012). En relación al cumplimiento de las recomendaciones, se observa que los jóvenes españoles y europeos no suelen cumplir los 60 min diarios, realizando alrededor de 51-58 min (Fairclough, Breighle, Erwin, & Ridgers, 2012a; Martinez-Gomez et al., 2010b; Moliner-Urdiales et al., 2009; Ramirez-Rico et al., 2013). La prevalencia respecto al cumplimiento de estas recomendaciones en la población escolar española y europea es aún baja. Se observan valores que van desde el 20 al 60%, siendo mejores estos valores en chicos (Aibar et al., 2013b; Aznar et al., 2011; Janssen et al., 2013; Laguna et al., 2011; Martinez-Gomez et al., 2011; Martinez-Gomez et al., 2010a; Martínez-Martínez et al., 2012; Moliner-Urdiales et al., 2009). Del 35 al 51% de la población de 5 a 9 años no obtiene un mínimo de 60 min/día de AFMV. Este hecho se agrava aún más en edades entre 10 y 12 años y hasta los 17 años, donde la prevalencia disminuye hasta un porcentaje menor al 9% (Aznar et al., 2011; Baptista et al., 2012; Laguna et al., 2011). En cuanto al cumplimiento de que el 50% de la AFMV recomendada se desarrolle en el colegio, se observan valores inferiores al 40% en la población escolar española (Aibar, Bois, Generelo, Zaragoza Casterad, & Paillard, 2013a). Además, se detecta como el sobrepeso es un factor limitante para alcanzar estos valores mínimos recomendados (Godard et al., 2012; Laguna et al., 2011; Ridgers et al., 2010; S.G. Trost et al., 2002), lo cual es un dato preocupante ya que el sobrepeso tiende a incrementarse en la etapa en Secundaria respecto a Primaria (Tremblay et al., 2011).

Respecto a las diferencias de género, se muestra un grado de cumplimiento entre el 55 y 70% en chicos y 24 y 61% en chicas (Martínez-Gómez et al., 2009a; Moliner-Urdiales et al., 2010). La realidad de los adolescentes españoles no es muy distinta: entre el 55 y 80% de los chicos y desde el 25 hasta 60% de las chicas sí realizan la recomendación de los 60 min por día (Martinez-Gómez et al., 2009b; Martínez-Gómez et al., 2009a; Moliner-Urdiales et al., 2010).

Incluso con estos valores tan bajos, Strong et al. (2005) indican que cumplir los 60 min de AF puede ser factible durante la jornada escolar, especialmente en EF y el recreo, de manera progresiva, y en la medida de lo posible, que los jóvenes sedentarios, aumenten gradualmente su AF hacia estos niveles recomendados.

Nivel de AF en el contexto escolar y extraescolar

La jornada escolar ofrece oportunidades para aumentar los niveles de AF (Fairclough, Hilland, Straton, & Ridgers, 2012b), especialmente durante las clases de EF y los recreos. Se han descrito valores deficientes respecto a los niveles de AF desarrollados en la escuela, y a la vez, poco esperanzadores en el cumplimiento de las recomendaciones sobre la salud (Martínez-Martínez et al., 2012; Ridgers, Saint-Maurice, Welk, Siahpush, & Huberty, 2011; Ridgers et al., 2005; Jonatan R Ruiz et al., 2007). Se detallan a continuación los patrones de de AF escolar expresadas en porcentajes (Tabla 1), en las diferentes etapas educativas. Respecto a alumnos preescolares, se observan valores entre el 8 y 20% a intensidad MV, lo cual equivale a 60-70 min a intensidad Moderada y alrededor de 20 min a Vigorosa (Grontved et al., 2009; Nielsen, Pfister, & Andersen, 2011; Raustorp, Söderström, & Boldemann, 2012; Van Cauwenberghe, Labarque, Gubbels, De Bourdeaudhuij, & Cardon, 2012). En Primaria, Hoos, Kuipers, Gerver, and Westerterp (2004) muestran un 25% a Moderada y un 19% a Vigorosa. Estos valores son similares a los expresados en min con preescolares (Metcalf et al., 2009; Nielsen et al., 2011) e incluso superiores, entre 70 y 110 min (Godard et al., 2012; Troiano, Berrigan, & Dodd, 2008; Wickel & Eisenmann, 2007). Respecto a la actividades extraescolares menos del 30% de los jóvenes españoles realiza AF durante su tiempo libre (Lasheras, Aznar, Merino, & López, 2001) y, sólo el 33% de ellos acumula 60 min de AF en cinco días o más a la semana (Janssen et al., 2005).

Además, los niveles de AF también pueden incrementarse durante las actividades extraescolares. Respecto a la contribución de cada una de ellas respecto al total, se observa como el recreo y la EF contribuyen alrededor del 11-16% y del 16-18% respectivamente; las actividades extraescolares proporcionan alrededor del 55-70% del total AFMV (Meyer et al., 2011; Ridgers et al., 2011; Tudor-Locke, Lee, Morgan, Beighle, & Pangrazi, 2006; Wickel & Eisenmann, 2007). Teniendo en cuenta el volumen, las actividades extraescolares parecen ser las que más contribuyen (Trost, Rosenkranz, & Dzewaltowski, 2008), a pesar de que tienen mucha mayor duración que la EF y el recreo.

Nivel de AF en las clases de EF

La EF es considerada un período escolar que tiene el propósito de mejorar la salud a través de la AF (Fairclough & Stratton, 2005). Se enuncia que cuando la EF no se realiza de manera aislada, puede aportar niveles considerables de AF junto a otras actividades, teniendo una repercusión positiva sobre la salud y cumplimiento de las recomendaciones (Fairclough & Stratton, 2005). Por tanto, en base a las evidencias halladas respecto a la salud, y al ser una AF dirigida, la EF ha de ser un momento esencial para acumular AFMV diaria. Diversos estudios inciden en el bajo nivel de AFMV desarrollado en EF y la necesidad de aumentarlo para alcanzar los valores propuestos en las recomendaciones (Kremer et al., 2012; Van Cauwenberghe et al., 2012).

Se observa gran disparidad de datos en lo concerniente a las intensidades y volúmenes durante las sesiones de EF. Por un lado estudios presentan tiempos de entre el 8 al 10% (Martínez-Martínez et al., 2012), y en otros presentan valores que fluctúan entre 30 y 37% (Kremer et al., 2012; Meyer et al., 2011; Van Cauwenberghe et al., 2012) a intensidad MV. La AF durante las sesiones de EF, contribuye entre un 12 y 16% a la AF desarrollada durante la semana (Meyer et al., 2011; Wickel & Eisenmann, 2007). A pesar de que esta contribución no es muy notable cuantitativamente, varios autores han destacado el rol de la EF. Fairclough and Stratton (2005) enuncian que la EF no es la panacea para solventar los problemas de la salud del alumnado, pero junto a otras actividades, puede ayudar para conseguir cumplir los niveles de AF recomendados para la salud. Al respecto, se ha mostrado una correlación positiva entre la AF a intensidad desde MV en EF y la AFMV semanal (Martínez-Martínez et al., 2012). Este hecho tiene una importancia crucial desde el punto de vista del profesorado y su papel de promoción de salud y AF desde la EF.

Respecto a los valores presentados con alumnos de Primaria y Secundaria durante 218 clases, Kremer et al. (2012) han obtenido las siguientes intensidades: cerca del 1% a Muy Vigorosa, 5% a Vigorosa y 27% a Moderada. Esto ofrece un intervalo entre 60 y 110 min de AF MV (Meyer et al., 2011; Moliner-Urdiales et al., 2010). Sin embargo, son múltiples los factores que afectan a los datos según se considere etapas educativas, género y edad fundamentalmente, por ejemplo, se observa en torno a un 46% de intensidad MV en Secundaria, respecto al 33% en bachillerato (Troiano et al., 2008). Esta heterogeneidad de valores entre colegios, podrían mostrar que estas diferencias tienen un origen multidisciplinar, ya que podrían deberse a las características del contenido trabajado en EF o al hecho de que al ser una actividad dirigida, la cual pudiese implicar que todos los alumnos la realizasen a intensidades similares, motivaciones del alumnado respecto al contenido, o el nivel general de condición física de la clase. Independientemente de estos factores, lo que sí parece claro es que en escolares españoles, el tiempo en un nivel de AF adecuado está en torno a los 17 min (Martínez-Martínez et al., 2012).

Nivel de AF durante recreos

Los estudios destacan que, los recreos proporcionan una gran oportunidad de aumentar la AF para los alumnos menos proactivos hacia la AF o con sobrepeso (Ridgers et al., 2011). De esta manera y a pesar de ser una AF no estructurada, los recreos son un momento importante para la realización de ejercicio físico en el entorno escolar. Durante el mismo, se observan valores de intensidad Moderada entre el 18 y 31% (40 min) y Vigorosa desde el 5 hasta el 18% (5-25 min) (Huberty et al., 2011; Ridgers et al., 2011; Ridgers et al., 2010; Ridgers et al., 2005; Stewart G Trost & van der Mars, 2010).

En este sentido, Ridgers et al. (2011) quienes indican que a pesar de la poca duración respecto al total del día del recreo (30 minutos al día, siendo alrededor del 4%), este contribuye ampliamente a desarrollar la AF especialmente a intensidad MV, contribuyendo desde un 14 a 27% de esta intensidad diaria; e incluso Stratton and Mullan (2005) consideran que se puede conseguir el 50% de las recomendaciones diarias durante el recreo. Los estudios indican que la AF durante los recreos puede estar influenciada por motivaciones sociales, facilidad, disponibilidad y acceso a material y espacios deportivos (Ridgers, Salmon, Parrish, Stanley, & Okely, 2012a). Al respecto, se han propuesto diferentes propuestas para intentar mejorar los niveles de AF (Van Cauwenberghe, De Bourdeaudhuij, Maes, & Cardon, 2012b). Así, Verstraete, Cardon, De Clercq, and De Bourdeaudhuij (2006) resaltan aspectos para mejorar el volumen de práctica física durante los mismos, como por ejemplo, el dotar al alumnado de material para la AF. Otras propuestas podrían ser dibujar señalizaciones para juegos y entrenar a los docentes para fomentar la AF (Huberty et al., 2011).

Para finalizar, destacar el estudio de revisión durante recreos propuesto por Parrish, Okely, Stanley, and Ridgers (2013), el cual invita a la reflexión para futuras intervenciones. En el mismo, indican que el bajo número de estudios al respecto y la falta de investigación de calidad a nivel metodológico impiden arrojar resultados concluyentes. Los autores recomiendan el uso de listas de control metodológicas a modo de guía durante la intervención.

Diferencias de AF en el contexto escolar en función del género

Además de los niveles de AF descritos anteriormente, diferentes estudios analizan la influencia del sexo respecto a la AF, lo cual es interesante conocer para poder generar intervenciones en el futuro según las características respecto al género. De hecho, son multitud los estudios que muestran mayor nivel de AF en chicos respecto a chicas (Aznar et al., 2011; Cheung, 2012; Dencker M Fau - Tanha et al., 2013; U. Ekelund et al., 2004; Escalante, Backx, Saavedra, García-Hermoso, & Domínguez, 2011; García-Artero et al., 2007; Godard et al., 2012; Grontved et al., 2009; Kremer et al., 2012; Martinez-Gómez et al., 2009b; Martínez-Martínez et al., 2012; Nielsen et al., 2011; Riddoch et al., 2004; Ridgers et al., 2010; Ridgers et al., 2005; J.R. Ruiz et al., 2011a; Scruggs, 2007; Silva et al., 2010; Tremblay et al., 2011; Troiano et al., 2008; Verloigne et al., 2012), y/o un mayor intervalo de tiempo a intensidad recomendada (Baquet, Stratton, Van Praagh, & Berthoin, 2007; Cheung, 2012; Dencker M Fau - Tanha et al., 2013; García-Artero et al., 2007; Godard et al., 2012; Grontved et al., 2009; Kremer et al., 2012; Laguna et al., 2011; Martínez-Gómez et al., 2009a; Martínez-Martínez et al., 2012; Metcalf et al., 2009; Steele, Sluijs, Cassidy, Griffin, & Ekelund, 2009; S. Trost et al., 2008; Verloigne et al., 2012; Wilkin, Mallam, Metcalf, Jeffery, & Voss, 2006). Respecto a los resultados, estas diferencias no siempre alcanzan grado de significación. Meyer et al. (2011), exponen que el género está significativamente asociado a la AFMV (p<0,001); no obstante, otros estudios estos valores no alcanzan grado de significación (Martínez-Martínez et al., 2012). A pesar de ello, los resultados de la mayoría de las investigaciones sugieren la necesidad de reforzar los programas de intervención que fomenten la AF en chicas (Verloigne et al., 2012). Existen dos líneas de actuación a desarrollar, por un lado, llevar a cabo programas de intervención para las niñas inactivas, estudiar su entorno social y fomentar su participación principalmente; y por otro, enfocada a los docentes de EF, los cuales deben incidir en mejorar su percepción respecto a la AF, estudiar las motivaciones y crear un entorno cooperativo y de apoyo a las féminas (Kwon & Janz, 2012). El hecho de cumplir el principio de coeducación en EF es citado por varios autores, en el cual los profesores deben cumplir los principios pedagógicos de EF y crear un entorno propicio de AF para la mujer (Fairclough & Stratton, 2005; Kwon & Janz, 2012). Además, O'Connor et al. (2013) indican que el empleo de ACLs y GPS podría dotar de mayor información en relación al entorno de práctica de AF y quizá entender los posibles factores que limitan su práctica respecto a varones.

Programas de Intervención Escolar

Los programas de intervención para la promoción de la AF escolar, están siendo una línea de actuación en incremento, dónde el uso de la acelerometría está jugando un papel predominante para evaluar la eficacia de la modificación comportamental de los mismos. Uno de los aspectos que más preocupan en los estudios de carácter descriptivo, es que se ha observado como las clases de EF y los recreos, no están teniendo una implicación física suficiente, lo que hace necesario que exista intervención (Hoos et al., 2004; Huberty et al., 2011; Martínez-Martínez et al., 2012; Ridgers et al., 2005; Steele et al., 2009; Van Cauwenberghe et al., 2012). Verloigne et al. (2012) manifiestan la necesidad de programas de prevención contra la obesidad en niños europeos, enfocados en descender el sedentarismo y aumentar los niveles de AF, especialmente para niñas. Al respecto, se muestran cómo programas de intervención en chicas ofrecen datos esperanzadores durante la jornada escolar, produciendo incrementos en la AF (Russell R Pate et al., 2005). En relación a esto, un estudio de revisión con niños entre 5 y 18 años (Parikh and Stratton (2011) destacan que entre los estudios de intervención, se observa una disminución de la adiposidad y el aumento de la capacidad cardio-respiratoria en la mayoría de los estudios. En estudios de intervención en Primaria se reportan incrementos significativos en la AF (Ruiz et al., 2007). Concretamente, Huberty et al. (2011) a través de un programa de 6 meses de duración que fue realizado durante los recreos y una formación del profesorado relacionado con la EF, muestran un 18% de actividad Moderada en el Pre Tratamiento, y un 31% en el Post; respecto al nivel Vigoroso, este incrementó desde un 7% hasta un 17% (Tabla 1).

 

Conclusiones

Se observa como existe un consenso en cuanto a las recomendaciones de un mínimo de 60 min/día de AFMV en la población escolar. Se evidencia un preocupante incumplimiento de las mismas en todas las etapas educativas, siendo más acentuada en adolescentes.

Las clases de EF y los Recreos, se focalizan como momentos importantes para el incremento de los niveles de AF en el contexto escolar, aunque actualmente, contribuyen escasamente a los niveles determinados como saludables. Las niñas presentan niveles de actividad física inferiores a los desarrollados por los niños, lo que sugiere la necesidad de promover de manera especial la AF en el género femenino.

Se concluye que los estudios en el futuro deberían ir enfocados a la incipiente línea de actuación orientada a generar programas de intervención que ayuden y colaboren a incrementar los niveles de AF determinados en esta revisión.

 

Aplicaciones prácticas

La acelerometría se presenta como una herramienta objetiva, sencilla y práctica para cuantificar y conocer de una manera más detallada los niveles y patrones de AF con escolares. El ACL permite evaluar la AF con una gran precisión y la recogida de grandes volúmenes de datos; esto ha ampliado las posibilidades de análisis pero también la necesidad de un conocimiento más profundo. Por otro lado, hasta la fecha, la utilización de los ACLs ha permitido una mejor definición de las recomendaciones de AF para niños y adolescentes, sin embargo, parece que después de analizar los estudios transversales, la mayor parte de los escolares (entre el 20 y 60%) no cumplen estas recomendaciones de AF saludables. Además, el tiempo de práctica durante el contexto escolar es todavía insuficiente, y aunque ayuda reunir las recomendaciones, podría optimizarse aún más. A partir de estos datos, los investigadores pueden reflexionar sobre la necesidad de intervenir, ya que como se ha observado, existen muchísimos estudios en la última década orientados a describir lo que ocurre. De esta manera, las intervenciones en el contexto escolar se apuntan como una solución para resolver este problema, aunque por el momento existe una cantidad limitada de estudios a largo plazo donde se confirme un cambio sostenido del volumen y patrones de AF de los escolares.

 

Bibliografía

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Dirección para correspondencia:
Dra. Gema Torres-Luque.
Universidad de Jaén.
Facultad de Ciencias de la Educación.
Campus de las lagunillas,
23071, Jaén (España).
E-mail: gtluque@ujaen.es

Recibido: 10/06/2014
Aceptado: 19/09/2014

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