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Cuadernos de Psicología del Deporte

versión On-line ISSN 1989-5879versión impresa ISSN 1578-8423

CPD vol.16 no.3 Murcia sep. 2016

 

 

 

Diferencias en personalidad entre deportista de deportes de riesgo vs otras modalidades deportivas

Differences of personality between athletes of sports of risk vs other modes sports

Diferenças de personalidade de atletas de esportes de risco vs outros esportes

 

 

García-Naveira, A.1, Locatelli Dalimier, L.2, Ruiz-Barquín, R.3 y González, J.4

1Universidad Pontificia de Comillas,
2Leeds Beckett University,
3Universidad Autónoma de Madrid,
4Universidad de Murcia

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El objetivo de la presente investigación es estudiar las diferencias en el Estilo de Personalidad entre deportistas y no deportistas y en función del tipo de deporte de práctica. Para ello se aplicó el Inventario Millon de Estilos de Personalidad (MIPS; Millón, 2001) a una muestra de adultos compuesta por 321 deportistas de competición (211 jugadores de fútbol y 110 deportistas de deportes de riesgo) y 88 no deportistas. Los resultados indican que existe un Estilo de Personalidad del deportista, destacándose los deportistas de riesgo por la búsqueda de sensaciones y los futbolistas por aspectos relacionados a la interacción grupal. Se concluye que existen más semejanzas que diferencias entre los grupos de participantes, en el que ciertas características de personalidad se acentúan debido a la influencia ambiental de la actividad física y el deporte sobre la herencia genética de las personas.

Palabras claves: Personalidad, deporte, competición y riesgo.


ABSTRACT

The objective of this research is to study the differences in personality style between athletes and non-athletes and depending on the type of sport practice. For this, the Millon Index of Personality Styles applied (MIPS; Millón, 2001) was used. A 321 adult athlete's sample (211 soccer players and 110 risk sports athletes) and 88 non-athletes. The results indicate that a Sport Personality profile exists, highlighting the risk athletes sensation seeking and footballer's aspects related to group interaction. It is concluded that there are more similarities than differences between groups of participants, in which certain personality characteristics are accentuated due to environmental influence of physical activity and sport on the genetic heritage of the people.

Keywords: personality, sport, competition, risk.


RESUMO

O objetivo desta pesquisa é o estudar as diferenças no estilo de personalidade entre atletas e não-atletas e dependendo do tipo de prática desportiva. Para isso foi aplicado o Inventário Millon de Estilos de Personalidade (MIPS; Millón, 2001) a uma amostra de adultos constituída por 321 atletas de competição (211 jogadores de futebol e 110 atletas de esportes extremos) e 88 pessoas que não eram atletas nem praticavam nenhum tipo de esporte. Os resultados mostraram que existe um tipo de estilo de personalidade do atleta destacando-se os atletas de esportes extremos pela busca de sensações e os jogadores de futebol por fatores relacionados a interação grupal. Conclui-se que existem mais semelhanças que diferenças entre os grupos de participantes no que certas características de personalidade se acentuam por causa da influência ambiental da atividade física e do esporte sobre a herança genética das pessoas.

Palavras-chaves: Personalidade, esporte, competição e risco.


 

Introducción

El estudio rasguista de la personalidad del deportista se encuentra en un período de renacimiento, en parte debido a los avances metodológicos, estadísticos e interpretativos que históricamente han limitado el desarrollo del área como han sido la utilización de muestras pequeñas, la falta de replicabilidad de las investigaciones, la variedad de modelos de personalidad utilizados y la falta de estudios transculturales, entre otras (Ezquerro, 1997; García-Naveira, 2010; Núñez, 1998; Piedmont, Hill y Blanco, 1999; Ruiz-Barquín, 2004, 2005; Valdés, 1998). Los resultados de las investigaciones indican que existen diferencias en personalidad entre deportistas y no deportistas y en función de la modalidad deportiva o el deporte de práctica, en el que los objetivos de los estudios son entender, explicar y predecir la conducta deportiva (García-Naveira, Ruiz-Barquín y Pujals, 2011; Ruiz-Barquín, 2006, 2008, 2012).

El desarrollo de la personalidad se comprende desde la interacción entre la genética del sujeto (herencia) y la influencia ambiental de la actividad física y el deporte (Allen, Greenless y Jones, 2013; García-Naveira y Ruiz-Barquín, 2013; González, Garcés de los Fayos, López-Mora, y Zapata, 2016; González, Ros, Jiménez, y Garcés de los Fayos, 2014), que van desarrollándose desde la niñez hasta convertirse en estructuras estables en la edad adulta (Allen, Vella, y Laborde, 2015; García-Naveira y Ruiz-Barquín, 2016; García-Naveira et al., 2011; Laborde, Guillen, y Mosley, 2016; Ruiz-Barquín y García-Naveira, 2013). También destacar que existe una asociación bidireccional entre la personalidad y el deporte, en que la práctica regular del deporte contribuye al desarrollo de la personalidad, mientras que esta también influye en la propia práctica del deporte (Allen, Magee, Vella, y Laborde, 2016), como se irá describiendo posteriormente.

Desde los modelos clásicos de personalidad como los de Cattell (1975), Eysenck (1985) y Costa y McCrae (2008), diferentes trabajos (García-Naveira y Ruiz-Barquín, 2013, 2016; Rhodes y Smith, 2006) concluyen que la práctica deportiva de las personas se asocia positivamente con los rasgos de responsabilidad y extraversión y negativamente con el rasgo neuroticismo. En una revisión realizada por García-Naveira (2010) destaca también en los deportistas determinadas características de personalidad como son la actividad, una baja ansiedad, la dureza mental, la agresividad, el dominio, el optimismo y el perfeccionismo. Desde una perspectiva de la personalidad positiva, los deportistas obtienen mayores puntuaciones en perseverancia, positividad, resiliencia, la autoestima y autoeficacia que los no deportistas (Laborde et al., 2016).

Otra área de estudio ha sido el análisis de la personalidad en función de la modalidad deportiva (deportes de equipo vs. individual) o el deporte de práctica, en el que el fútbol y los deportes de riesgo han recibido la atención de los investigadores. En cuanto a las diferencias en personalidad entre deportistas en función de la modalidad deportiva, los deportistas de deportes colectivos son más extravertidos (Bara Filho, Ribeiro y Guillén, 2004; Cox, 2009; Eysenck, Nias y Cox, 1982; Rhodes y Smith, 2006; Schurr, Ashley y Joy, 1977; Weingarten, 1982) y afables (González, Garcés de los Fayos y Ortega, 2014; González et al., 2016) que los de modalidad individual, en el que además tienden a establecer tanto objetivos individuales como grupales (Díaz y García-Naveira, 2001). Por su parte, los deportistas de deportes individuales tienden a la individualidad (Marrero, Martín-Albo, Nuñez, 2000), poseen una mayor apertura mental (González et al., 2014), mejor control de emociones (González et al., 2016) y mayor perseverancia, positividad, resiliencia, autoestima y autoeficacia (Laborde et al., 2016) que los deportes colectivos.

Respecto a la personalidad en función del deporte de práctica, García-Naveira (2010) destaca que los jugadores de fútbol son extrovertidos, estables emocionalmente, responsables, enérgicos y activos, narcisistas, dependientes, agresivos, con tendencia al logro y a la cohesión de equipo. Otros estudios (García-Naveira y Ruiz-Barquín, 2016; García-Naveira et al., 2011; Ruiz-Barquín y García-Naveira, 2013) señalan la estabilidad emocional, la responsabilidad y la extraversión como rasgos distintivos en el futbolista. Además, siguiendo el modelo de personalidad del presente estudio, García-Naveira (2009) aplicó el MIPS (Millon, 2001) a una muestra de 209 jugadores de fútbol de competición. En la dimensión Metas Motivacionales (forma de relacionarse con el medio), los deportistas son optimistas (escala Expansión), activos (escala Modificación) y satisfacen sus propias metas (escala Individualismo) y la de los demás (escala Protección). Respecto a la dimensión Modos Cognitivos (forma de procesamiento de la información), los jugadores buscan información externa (escala Extraversión), adquieren información de lo tangible y concreto (escala Sensación), transforman la información desde sus esquemas previos de conocimiento (escala Sistematización), y usan parámetros racionales para organizar la información (escala Pensamiento). Analizando la dimensión Relaciones Interpersonales (forma de relacionarse con los demás), los sujetos son obedientes a la autoridad (escala Conformismo), seguros de sí mismo (escala Decisión), sociables (escala Sociabilidad), afines con los demás (escala Aquiescencia), y dominantes, agresivos, competitivos y ambiciosos (escala Dominio).

Otro deporte que requiere una atención especial es la de los deportes de riesgo ya que representa un estilo de vida, una percepción de aventura y experiencia emocional diferente al resto de deportes (Gill, 2006). Realizando una revisión de artículos representativos, se observa que los autores utilizan diferentes modelos e instrumentos para evaluar la personalidad de los deportistas de deportes de riesgo, como por ejemplo el SSS de Zuckerman (1994), el 16 PF de Catell (1974), el EPQ de Eysenck (1985) o el NEO-FFI de Costa y McCrae (2008). De dicha revisión se concluye que los deportistas que practican deportes de riesgo destacan por los rasgos de búsqueda de sensaciones (Breivik, 1996; Cronin, 1990; Diehm y Armatas, 2004; Gill, 2006; Goma-I-Freixanet, 1991, 1995; Goma-I-Freixanet y Puyane, 1991; Jack y Ronan, 1998; Kern et al., 2014; Llewellyn y Sanchez, 2008; Martha, Sanchez, y Goma-I-Freixanet, 2009; Monasterio, Alamri, y Mei-Dan, 2014; O'Sullivan, Zuckerman y Kraft, 1998; Sherri-Lind, Case, Stuempfle y Evans, 2003; Thomson y Carlson, 2014; Zuckerman, 1994), apertura a la experiencia (Diehm y Armatas, 2004; Olgilvie, 1974; Sherri-Lind et al., 2003; Sleasman, 2004), extraversión (Egan y Stelmack, 2003; Goma-I-Freixanet, 1991, 1995; Goma-I-Freixanet y Puyane, 1991; Sherri et al., 2003), estabilidad emocional (Egan y Stelmack, 2003; Goma-I-Freixanet, 1991; Goma-I-Freixanet y Puyane, 1991; Kajtna, Tusak, Baric y Burnik, 2004; Olgilvie, 1974; Sanchez y Torregrosa, 2005; Sleasman, 2004), niveles bajo de ansiedad (Breivik, 1996; Gutierrez, Amat, Ruiz y Sanchos, 1994; Magni, Rupolo, Simini, De Leo, y Rampazzo, 1985; Olgilvie, 1974; Sánchez y Torregrosa, 2005; Sleasman, 2004), agresividad (Breivik, 1996), actividad (Breivik, 1996; Kajtna et al., 2004), responsabilidad (Kajtna et al., 2004), autoeficacia (Llewellyn y Sanchez, 2008; Martha et al., 2009; Merritt y Tharp, 2013), búsqueda de libertad (Brymer y Schweitzer, 2013), búsqueda externa de la información (Puertas, Chamorro y Font, 2005; Sánchez y Torregrosa, 2005), adaptación al cambio (Magni et al., 1985) y conformidad a las normas sociales (Goma-I-Freixanet, 1991; Goma-I-Freixanet y Puyane, 1991) respecto a otros deportes o no deportistas.

Como se puede observar, la perspectiva del estudio de la personalidad del deportista ha sido amplia y se han utilizando diferentes modelos. Los resultados son alentadores, aunque no son definitivos e inclusive se sugiere una aproximación desde diferentes modelos y metodologías con el objetivo de aglutinar, complementar y ampliar estos resultados (Cox, 2009; González et al., 2014; Vealey, 2002; Weinberg y Gould, 2010). En este sentido, el modelo de Millon (2001) es un complemento a las teorías tradicionales del estudio de la personalidad con deportistas, en la medida que integra varias de las variables estudiadas desde otros modelos (optimismo, actividad, búsqueda de información, sociabilidad, etc.), los resultados pueden reforzar las conclusiones ya obtenidas en estudios previos y ofrece una visión más amplia de la cuestión, debido a que estudia variables que no suelen abordar otros modelos como es el caso del procesamiento de la información (García-Naveira, 2009, 2010). Por todo lo expuesto, los objetivos de la presente investigación se centran en analizar las diferencias en el Estilo de Personalidad entre deportistas y no deportistas, así como en función del tipo de deporte de práctica (fútbol vs. deportes de riesgo). Desde una perspectiva de análisis exploratorio de estas cuestiones, se teoriza que los deportistas tienen un Estilo de Personalidad característico respecto a los no deportistas, mientras que cada deporte tendrá sus propias características de personalidad.

 

Metodología

Participantes

En este estudio participaron (muestreo incidental) un total de 321 deportistas españoles de competición, con un rango de edad comprendido entre los 18-26 años (M = 22.95 y DT = 2.62) y 88 personas no deportistas (estudiantes universitarios), con un rango de edad entre los 19-27 años (M = 22.85, DT = 2.44). La muestra de deportistas estaba constituida por 211 jugadores de fútbol (pertenecientes a las categorías juvenil división de honor, tercera división y segunda división "b") que entrenaban 4 días a la semana en sesiones de 2 horas y competían los fines de semana, y 110 deportistas de deportes de riesgo (realizaban escalada y conducción de todo terreno en montaña) que entrenaban (entre 2 y 3 días a la semana) y competían de forma regular (4-6 eventos al año). El rango de edad de los jugadores de fútbol estaba comprendido entre los 18-26 años (M = 22.30, DT = 2.41), mientras que para los deportistas de deportes de riesgo estaba entre 20-26 años (M = 23.44, DT = 2.85). Todos los participantes residían en la Comunidad de Madrid.

Instrumento de medida

El Inventario Millon de Estilos de Personalidad (MIPS) es un cuestionario destinado a la evaluación de la personalidad normal de adultos mayores de 18 años (Millon, 1999). El MIPS es un instrumento adaptado y validado a la población española, así como utilizado en contextos aplicados (Millon, 2001). Consta de 180 elementos (formato de respuesta verdadero/faso) que permiten la evaluación de doce pares de escalas teóricamente yuxtapuestas organizadas en tres grandes áreas: Metas Motivacionales, evalúan la orientación de la persona a obtener refuerzo del medio; Modos Cognitivos, evalúan los modos de procesamiento de la información; y Comportamientos Interpersonales, evalúan el estilo de relación con los demás. Las escalas son yuxtapuestas teóricamente y su carácter bipolar es más teórico que empírico, pues una alta puntuación en una escala no implica necesariamente una baja puntuación en su par correspondiente. El MIPS cuenta con unas muy buenas propiedades psicométricas (ver Millon, 2001). En el presente estudio se ha obtenido un Alpha de Cronbach entre .72 a .81 para las diferentes escalas del instrumento.

Procedimiento

La aplicación de la prueba se realizó de forma grupal durante el mes de septiembre de la temporada deportiva 2012/ 2013 en una sala que reunía las condiciones necesarias para su uso (temperatura, iluminación, etc.). A los sujetos se les explicó que iban a participar en una investigación sobre personalidad, y que dichos resultados podían ser comentados, individualmente, a los tres meses de la evaluación. El tiempo empleado para la aplicación del MIPS fue de 35 minutos. Todas las personas participaron de modo voluntario en la investigación. En ningún caso se propusieron incentivos económicos o materiales para incentivar la participación de los participantes en el estudio.

Análisis de datos

Según los objetivos detallados anteriormente, se han realizado métodos de análisis exploratorios y descriptivos básicos de tendencia central y dispersión para conocer detalladamente los datos de la muestra y las distribuciones de frecuencias. Tablas de contingencia y análisis de diferencias de medias (t de student) para estudiar las diferencias en personalidad. Por último, como medida del tamaño del efecto se calculó la d de Cohen (1988) con el objetivo de determinar la representatividad de los resultados obtenidos.

Para la realización de los análisis de datos se ha utilizado el programa estadístico SPSS v. 20.0.

 

Resultados

Cabe señalar que se han utilizado puntuaciones de prevalencia para analizar los datos, tomando como referencia la población española de jóvenes (18-25 años), en la que las puntuaciones de los participantes representaría su colocación dentro de cada dimensión respecto a esta población (van de 0 a 100). Las puntuaciones por encima de una puntuación de prevalencia de 50 indicarían que la persona pertenece al grupo poseedor del rasgo. Pero un sujeto que obtiene una puntuación de prevalencia superior a 70 tendría más probabilidad de poseer ese rasgo con una mayor frecuencia e intensidad que los individuos que puntúan más bajo, aunque también sean del mismo grupo. Por tanto, a la hora de interpretar los resultados, es importante tener en cuenta su pertenencia o no al rasgo, así como su posición (Millon, 2001). Por ello, en los próximos análisis solo se tendrá presente las diferencias en las escalas que cumplan el principio de pertenencia (a partir de una puntuación de 50) en los grupos de participantes.

a) Diferencias en el Estilo de Personalidad entre deportistas y no deportistas

En cuanto a la dimensión Metas Motivacionales, modo en el que el comportamiento está impulsado, estimulado y dirigido por propósitos y objetivos específicos, en la bipolaridad Expansión-Preservación, los deportistas (M = 79, DT = 17.18) y los no deportistas (M = 65, DT = 22.11) destacan en la escala Expansión (representa optimismo/ búsqueda de placer), en la que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas (t 407= -6,322, p < .001, d = .70). En la bipolaridad Modificación-Adecuación, los deportistas (M = 72; DT = 22.93) y no deportistas (M = 54; DT = 31.05) destacan en la escala Modificación (activos al buscar sus metas), en la que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas (t 407 = 3.541, p < .01, d = .65). Respecto a la bipolaridad Individualidad-Protección, los deportistas (M = 55; DT = 23.89) y no deportistas (M = 54; DT = 28.23) pertenecen a la escala Individualidad (cumplir las necesidades propias), no observándose diferencias significativas entre los grupos. También, los deportistas (M = 53; DT = 23.10) pertenecen a la escala Protección (cumplir las necesidades de los demás), aspecto que no se observa en los no deportistas (M = 43; DT = 24.94), en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas (t 407 = 1.719, p = .07, d = .42).

En cuanto a la dimensión Modos Cognitivos, forma en el que el individuo busca, ordena, internaliza y transforma la información proveniente de su entorno y de sí mismo, en la bipolaridad Extraversión-Introversión, los deportistas (M = 74; DT = 21.43) y los no deportistas (M = 54; DT = 29.92) sobresalen en la escala Extraversión (búsqueda de la información fuera de sí mismo), en la que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas (t 407 = -5.837, p < .001, d = .76). Respecto a la bipolaridad Sensación-Intuición, los deportistas (M = 68; DT = 62.47) y no deportistas (M = 50; DT = 22.79) destacan en la escala Sensación (adquiere información de lo tangible y concreto), en la que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas (t 407 = 5.904, p < .001, d = .79). En cuanto a la bipolaridad Pensamiento-Sentimiento, los deportistas (M = 58; D.T = 22.92) y no deportistas (M = 56; DT = 25.11) sobresalen en la escala Pensamiento (usa parámetros racionales para organizar la información), no observándose diferencias significativas entre los grupos. Respecto a la bipolaridad Sistematización-Innovación, los deportistas (M = 65; DT = 24.77) destacan en la escala Sistematización (transforma información de acuerdo a sus esquemas previos), aspecto que no se observa en los no deportistas (M = 46; DT = 29.46), en la que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas (t 407 = 3.578, p < .001, d = .69).

Dentro de la dimensión Comportamientos Interpersonales, modo en que las personas se relacionan y tratan con otros en sus esferas sociales, en la bipolaridad Retraimiento-Sociabilidad, los deportistas (M = 70; DT = 20.83) y no deportistas (M = 56; DT = 27.29) destacan en la escala Sociabilidad (se relacionan con los demás), en la que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas (t 407 = 2,225, p < .01, d = .57). En cuanto a la bipolaridad Indecisión-Decisión, los deportistas (M = 72; DT = 18.17) y no deportistas (M = 56; DT = 26.89) destacan en la escala Decisión (seguras de sí mismo), en la que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas (t 407 = 3.330, p < .001, d = .69). Respecto a la bipolaridad Discrepancia-Conformismo, los deportistas (M = 67; DT = 22.24) pertenecen a la escala Conformismo (obediente ante la autoridad), aspecto que no se observa en los no deportistas (M = 45; DT = 26.41), en la que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas (t 407 = 6.142, p < .001, d = .90). En la bipolaridad Sumisión-Dominio, los deportistas (M = 52; DT = 21.78) pertenecen a la escala Dominio (dominantes, competitivos y ambiciosos), aspecto que no se observa en los no deportistas (M = 46; DT = 27.26), no observándose diferencias significativas entre ambos grupos. En cuanto a la bipolaridad Descontento-Aquiescencia, los deportistas (M = 60; DT = 24.19) y no deportistas (M = 53; DT = 28.98) destacan en la escala Aquiescencia (afinidad con los demás), no observándose diferencias significativas entre ambos grupos.

En la Tabla 1, se presenta las puntuaciones de prevalencia del MIPS y las diferencias entre deportistas y no deportistas.

 

b) Diferencias en función del deporte de práctica

En cuanto a la dimensión Metas Motivacionales, en la bipolaridad Expansión-Preservación, los Deportistas de Deporte de Riesgo (DDR; M = 86; DT = 12.03) y los Jugadores de Fútbol (JF; M = 71; DT = 17.33) destacan en las escalas Expansión (optimismo/ búsqueda de placer), en la que además, los DDR obtienen mayores puntuaciones que los JF (t 319 = - 5.756, p < .001, d = .80). En la bipolaridad Modificación-Adecuación, los DDR (M = 70; DT = 23.86) y los JF (M = 73; DT = 22.28) destacan en la escala Modificación (actividad), no observándose diferencias significativas entre ambos grupos. Respecto a la bipolaridad Individualidad-Protección, los DDR (M = 52; DT = 25.33) y JF (M = 58; DT = 22.28) pertenecen a la escala Individualidad (cumplir las necesidades propias), no observándose diferencias significativas entre los grupos. Además, los JF (M = 57; DT = 22.34) pertenecen a la escala Protección (cumplir las necesidades de los demás), aspecto que no se observa en los DDR (M = 48; DT = 21.66), en la que además, los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR (t 319 = 1.719, p = .09, d = .41).

En cuanto a la dimensión Modos Cognitivos, en la bipolaridad Extraversión-Introversión, los DDR (M = 81; DT = 16.23) y JF (M = 67; DT = 22.48) sobresalen en la escala Extraversión (búsqueda externa de información), en la que además, los DDR obtienen mayores puntuaciones que los JF (t 319 = - 3.742, p < .001, d = .72). Respecto a la bipolaridad Sensación-Intuición, los DDR (M = 61; DE = 23.56) y JF (M = 76; DE = 21.60) destacan en la escala Sensación (adquieren información de lo tangible y concreto), en la que además, los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR (t 319 = 3.521, p < .01, d = .68). Respecto a la bipolaridad Pensamiento-Sentimiento, los DDR (M = 51; DT = 25.36) y JF (M = 65; DT = 21.52) sobresalen en la escala Pensamiento (usan parámetros racionales para organizar la información), en la que además, los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR (t 319 = 3.254, p < .01, d = .60). En la bipolaridad Sistematización-Innovación, los DDR (M = 61; DT = 24.24) y JF (M = 68; DT = 24.58) destacan en la escala Sistematización (transforman información de acuerdo a sus esquemas previos), no observándose diferencias significativas entre los grupos.

Dentro de la dimensión Comportamientos Interpersonales, en la bipolaridad Retraimiento-Sociabilidad, los DDR (M = 72; DT = 18.86) y JF (M = 67; DT = 21.42) destacan en la escala Sociabilidad (se relacionan con los demás), no observándose diferencias significativas entre los grupos. Dentro de la bipolaridad Indecisión-Decisión, los DDR (M = 70; DT = 19.46) y los JF (M = 72; DT = 17.48) destacan en la escala Decisión (seguros de sí mismo), no observándose diferencias significativas entre grupos. En la bipolaridad Discrepancia-Conformismo, los DDR (M = 56; DT = 23.30) y JF (M = 77; DT = 21.23) pertenecen a la escala Conformismo (obedientes ante la autoridad y normas), en la que además, los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR (t 319 = 5.639, p < .001, d = .91). Respecto a la bipolaridad Sumisión-Dominio, los DDR (M = 46; DT = 21.73) no pertenecen a la escala Dominio (dominantes) mientras si sucede con los JF (M = 58; DT = 22.05), en la que además, los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR (t 319 = 2.294, p < .05, d = .55). En cuanto a la bipolaridad Descontento-Aquiescencia, los DDR (M = 59; DE = 23.24) y JF (M = 61; DT = 24.71) destacan en la escala Aquiescencia (afinidad con los demás), no observándose diferencias significativas entre los grupos.

En la Tabla 2, se presentan las puntuaciones de prevalencia del MIPS y las diferencias entre deportistas de deportes de riesgo y jugadores de fútbol.

 

Discusión

Los objetivos del presente trabajo de investigación han sido analizar las diferencias en el Estilo de Personalidad de los deportistas frente a los no deportistas y en función del deporte de práctica desde el modelo de personalidad de Millon. Los datos indican que existe un Estilo de Personalidad de los deportistas y características diferenciales de cada deporte, por lo que se cumplirían ambas hipótesis de trabajo. A continuación se discute dichos resultados.

En cuanto a la dimensión Metas Motivacionales, estudiando la bipolaridad Expansión-Preservación, los deportistas y no deportistas son optimistas y orientados a la búsqueda de placer (escala Expansión), en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Estos resultados coinciden con los trabajos en los que describen al deportista como más optimista ante las posibilidades futuras que los no deportistas (García-Naveira, 2009, 2010). Como señalan estos autores es probable que los deportistas a lo largo de su desarrollo hayan recibido más refuerzos positivos que castigos, debido a que el contexto deportivo es un ámbito en el que la persona puede tener una mayor probabilidad de consecución de metas personales y deportivas (rendimiento, resultado, relaciones, diversión, etc.) que en otros contextos no deportivos, y de este modo, genera expectativas positivas futuras.

Por otro lado, tanto los Deportistas de Deportes de Riesgo (DDR) como los Jugadores de Fútbol (JF) pertenecen a la escala Expansión, en el que además, los DDR obtienen mayores puntuaciones que los JF en esta escala. En la línea establecida con anterioridad, estos datos apoyan a los trabajos que señalan que los DDR pueden tener una mayor probabilidad de consecución de metas de naturaleza intrínseca (disfrute, realización, etc.) frente a otros deportes (Diehm y Armatas, 2004), por lo que generaría una mayor expectativa positiva de futuro.

También cabe destacar que la manifestación de una conducta de riesgo en los DDR podría ser explicada como consecuencia de una búsqueda de sensaciones más elevadas que lo habitual (Breivik, 1996; Cronin, 1990; Diehm y Armatas, 2004; Gill, 2006; Goma-I-Freixanet, 1991, 1995; Goma-I-Freixanet y Puyane, 1991; Jack y Ronan, 1998; Kern et al., 2014; Llewellyn y Sanchez, 2008; Martha et al., 2009; Monasterio et al., 2014; O'Sullivan et al., 1998; Sánchez y Torregrosa, 2005; Sherri-Lind et al., 2003; Thomson y Carlson, 2014; Zuckerman, 1994). Aunque la búsqueda de sensaciones está relacionada principalmente con las sensaciones físicas, se ha observado que tanto la sub escala Búsqueda de la Experiencia del SSS de Zuckerman (1994) como la dimensión de Apertura a la Experiencia del NEO-FFI de Costa y McCrae (2008) se asocian con las dimensiones cognitivas de la personalidad (Diehm y Armatas, 2004; Sherri-Lind et al., 2003; Sleasman, 2004), en que la escala Expansión del MIPS representa un aspecto cognitivo-motivacional relacionada con la búsqueda de sensaciones.

Analizando la bipolaridad Modificación-Adecuación, los deportistas y no deportistas tienden a modificar activamente los acontecimientos de su entorno a la hora de lograr sus metas (escala Modificación), en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Estos resultados coinciden con los trabajos en los que describen al deportista como más activos que los no deportistas (García-Naveira, 2009, 2010). Este autor sugiere que el contexto deportivo necesita de una mayor actividad de las personas que en contextos no deportivos para hacer frente a las demandas y acciones deportivas (por ejemplo, conducir el balón, escalar un muro, etc.). Los deportistas han aprendido a modificar su entorno para que las cosas sucedan, empleando un estilo instrumental activo.

Este aspecto se ve reforzado por la falta de diferencias en esta escala entre DDR y JF. A pesar de ello estos resultados no son apoyados por otros trabajos en los que definen a los DDR como personas con un mayor nivel de actividad que los deportistas de menor riesgo (Breivik, 1996; Kajtna et al., 2004), tal vez debido a que los JF de este estudio se podrían considerar como de alto rendimiento (que presentan una mayor actividad) frente a menores niveles de competición.

En la bipolaridad Individualidad-Protección, los deportistas y no deportistas tienden a satisfacer sus propias necesidades (escala Individualidad), no observándose diferencias entre ambos grupos. Además, los deportistas también tienden a satisfacer las necesidades de los demás (escala Protección), aspecto que no se observa en los no deportistas, en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Estos resultados coinciden con otros trabajos en los que señala que el deportista tiende a satisfacer sus propios objetivos y las necesidades de los demás (Díaz-Morales y García-Naveira, 2001; García-Naveira, 2009). En la línea establecida por estos autores, el contexto deportivo puede exponer a la persona en mayor medida ante la necesidad de tener que satisfacer las necesidades de uno mismo (mejora de una habilidad individual, consecución de una marca personal, etc.) y la de los demás (ganar un campeonato por equipos, ayudar a otro deportista, realizar acciones colectivas, etc.) que en contextos no deportivos. Por lo tanto, durante su desarrollo el deportista se ha encontrado en situaciones de refuerzo positivo tanto por la consecución de metas individuales como por las grupales.

Por su parte, los JF y los DDR pertenecen a la escala Individualidad, no observándose diferencias entre los grupos. Además, los JF pertenecen a la escala Protección, aspecto que no se observa en los DDR, en el que además, los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR en esta escala. Estos datos se comprende desde la propia naturaleza de cada modalidad deportiva (deporte individual vs. equipo). Los deportes de riesgo son una modalidad deportiva individual, por lo que es de esperar que las metas que se plantean sean principalmente de carácter individual (ganar una competición, escalar un muro, etc.), mientras que en el fútbol, también es de esperar que tiendan a la individualidad ya que los jugadores tienen intereses o necesidades individuales (mejora de la velocidad, progresar a otro equipo, etc.), pero a diferencia de los deportes de riesgos, el fútbol es un deporte de equipo, en el que además, intervienen metas colectivas (ganar el campeonato de liga, mejorar el juego del equipo...) debido a que tienen que cubrir unas necesidades o intereses grupales (Díaz-Morales y García- Naveira, 2001; García-Naveira, 2009).

Respecto a la dimensión Modos Cognitivos, en la bipolaridad Extraversión-Introversión, los deportistas y los no deportistas tienden a adquirir estímulo y ánimo desde fuentes externas (escala Extraversión), en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Estos resultados coinciden con los trabajos en el que señalan que los deportistas buscan fuentes externas de estimulación (García-Naveira, 2009; Sánchez y Torregrosa, 2005). Estos autores sugieren que el contexto deportivo puede que produzca una mayor estimulación externa (movimientos de los rivales, seguir el camino durante una escalada, etc.) que en contextos no deportivos y el deportista tiene que centrar su atención fuera de ellos para dar respuesta a las demandas del medio.

Además, tanto los DDR como los JF pertenecen a la escala Extraversión, en el que además, los DDR obtienen mayores puntuaciones que los JF en esta escala. En función del tipo de deporte, la estimulación externa tiene una mayor o menor relevancia. Los deportes de riesgo exponen a los deportistas ante situaciones externas más extremas que otros deportes (Zuckerman, 1994), en el que los procesos psicológicos básicos de captación y procesamiento de la información son un elemento clave para optimizar el rendimiento principalmente en deportes de riesgo (Sánchez y Torregrosa, 2005).

En cuanto a la bipolaridad Sensación-Intuición, los deportistas y los no deportistas son personas que se basan en datos tangibles y concretos (escala Sensación), en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Estos resultados apoyan a los trabajos que destacan que el deportista busca estimulación objetiva y observable (García-Naveira, 2009). Este autor indica que la estimulación concreta y observable puede que sea más importante en el contexto deportivo que en contextos no deportivos. Para realizar con éxito la actividad deportiva, los deportistas han aprendido a buscar fuentes de información objetiva, material, real, evidente a los ojos del mismo (sistema táctico de juego que utiliza el equipo, los metros que quedan por escalar, etc.), donde esa fuente de información es importante para el desarrollo de la actividad, habiendo poco margen para lo simbólico y desconocido.

Además, tanto los JF como lo DDR pertenecen a la escala Sensación, en el que los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR en esta escala. En el fútbol es más decisivo la información objetiva y observable para su desarrollo que para los deportes de riesgo, debido a las propias características y necesidades de cada deporte (por ejemplo, la importancia de estímulos tangibles como el marcador del partido en fútbol vs. estímulos observables como la cima de la montaña al escalar en deportes de riesgo).

Respecto a la bipolaridad Pensamiento-Sentimiento, los deportistas y los no deportistas procesan el conocimiento desde la lógica y el razonamiento (escala Pensamiento), no observándose diferencias entre ambos grupos. Datos similares fueron obtenidos en estudios en los que se concluye que los deportistas son racionales al procesar la información (García-Naveira, 2009). Siguiendo a este autor, las personas han aprendido a adaptarse a las exigencias de los diferentes contextos donde realizan su actividad. En el caso del deportista, afrontan situaciones de presión y estrés (tirar un penalti, durante una situación de riesgo en la escalada, etc.) utilizando parámetros racionales para organizar la información, asociada a una desvinculación afectiva.

Además, tanto los JF como los DDR pertenecen a la escala Pensamiento, en el que además los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR en esta escala. Muchas de las acciones del juego en el fútbol (por ejemplo, realizar un desmarque, chutar a gol...) requieren que las decisiones se basen en juicios fríos, impersonales y objetivos (por ejemplo, dependiendo de la situación táctica y/o estratégica del equipo), aspecto que se ve menos reflejado en los deportes de riesgo (por ejemplo, seguir una ruta durante la escalada).

En cuanto a la bipolaridad Sistematización-Innovación, los deportistas son organizados y predecibles en cuanto al enfoque de sus experiencias en la vida, adaptan sus conocimientos a los ya habituales, son cuidadosos y perfeccionistas (escala Sistematización), aspecto que no se observa en los no deportistas, en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Estos resultados respaldan a las investigaciones que indican que los deportistas son más responsables y organizados que los no deportistas (García-Naveira, 2009; García-Naveira y Ruiz-Barquín, 2013, 2016; García-Naveira et al., 2011; González et al., 2014; Kajtna et al., 2004; Rhodes y Smith, 2006; Ruiz-Barquín y García-Naveira, 2013). En líneas generales, los autores concluyen que el ámbito deportivo puede que sea un contexto más tradicional y rígido en su estructura (costumbres, metodología de trabajo, etc.) que otros contextos no deportivos. Los deportistas han aprendido a aplicar esquemas previos de conocimientos a partir de la repetición de determinadas experiencias previas (entrenamientos, competiciones...) por lo que serían predecibles, convencionales, ordenados, planificados, decididos y metódicos. Estos resultados se ven reforzados por la falta de diferencias entre los DDR y JF en esta escala, aunque en otros estudios los deportistas de deportes de equipo son más extravertidos que los de deportes individuales (Rhodes y Smith, 2006).

Analizando los datos obtenidos en la dimensión Relaciones Interpersonales, en la bipolaridad Retraimiento-Sociabilidad, los deportistas y los no deportistas se presentan como personas sociables que buscan estimulación y atención de los demás (escala Sociabilidad), en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Estos resultados coinciden con los trabajos que concluyen que los deportistas son más extravertidos y sociables que los no deportistas (Egan y Stelmack, 2003; García-Naveira, 2009; García-Naveira y Ruiz-Barquín, 2013, 2016; García-Naveira et al., 2011; Goma-I-Freixanet, 1991, 1995; Goma-I-Freixanet y Puyane, 1991; González et al., 2014; Rhodes y Smith, 2006; Ruiz-Barquín y García-Naveira, 2013; Sherri-Lind et al., 2003). El contexto deportivo facilita y refuerza positivamente las relaciones con los demás (compañeros, rivales, entrenadores, etc.) frente a otros contextos no deportivos, en los que el deportista aprende a ser más sociable como medio para adaptarse a su actividad deportiva. Este aspecto se ve apoyado por la falta de diferencias entre DDR y JF.

Estudiando la bipolaridad Decisión-Indecisión, los deportistas y no deportistas son socialmente seguros y dueños de sí mismos, así como también enérgicos, egocéntricos y resueltos en sus relaciones (escala Decisión), en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Resultados similares fueron obtenidos en otros trabajos en la que los deportistas se definen como seguros en sus relaciones con los demás (García-Naveira, 2009). En relación con el egocentrismo las personas que obtienen altas puntuaciones en la escala Decisión (como es el caso de los deportistas) se asemeja a la personalidad narcisista del DSM (Millon, 2001). Estos resultados apoyan a los trabajos que presentan al deportista como más narcisista que los no deportistas (Elman y McKelvie, 2003). El logro deportivo y la continua exposición a las relaciones sociales, favorezca a una valoración personal positiva, originado por una creencia en sí mismos y en sus talentos. Esta cuestión se ve reforzada por la ausencia de diferencias entre los DDR y JF en esta escala. También destacar los estudios que indican que una mayor eficacia deportiva favorece a una mayor búsqueda de riesgo (Llewellyn y Sanchez, 2008; Martha et al., 2009; Merritt y Tharp, 2013).

En la bipolaridad Discrepancia-Conformismo, los deportistas son obedientes ante la autoridad y formales ante las normas convencionales y de la organización (escala Conformismo), aspecto que no se observa en los no deportistas, en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Estos datos coinciden con los trabajos que destacan que los deportistas son respetuosos ante las normas sociales (García-Naveira, 2009; Goma-I-Freixanet, 1991; Goma-I-Freixanet y Puyane, 1991). Como sugieren estos autores, el contexto deportivo ofrece un mayor marco de referencia para la persona compuesto por normas, tareas a realizar y pautas de comportamiento que en contextos no deportivos. Los deportistas interaccionan entre sí y con la actividad, y asumen estos aspectos, comportándose de un modo apropiado y formal, en la que además existen personas de autoridad a los que hay que respetar como son los entrenadores, árbitros, etc.

En consonancia con los trabajos de Palou et al. (2003) y Torregrosa y Lee (2000), se puede concluir que el "buen uso" del ámbito deportivo es considerado un medio por el cual las personas interiorizan normas y valores sociales. Con una buena gestión de las acciones de los agentes socializadores (padres, entrenadores, instituciones...), el deporte es un instrumento educativo, formativo y/o de integración.

Además, tanto los JF como los DDR pertenecen a la escala Conformismos, en el que además, los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR en esta escala. Estas diferencias se comprendan desde las mismas características que definen a un deporte de modalidad de equipos frente a otro de modalidad individual. Los grupos están sujetos a normas y reglas internas (del propio grupo) y externas (del contexto en el que se desenvuelven) de funcionamiento y productividad, y las desviaciones con respecto a ellos generan presiones para devolver al desviado al patrón establecido (Roda, 1999).

Analizando la bipolaridad Dominio-Sumisión, el deportista aparece como dominante, agresivo, competitivo y ambicioso en sus relaciones sociales (escala Dominio), aspectos que no se observa en los no deportistas, en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas. Estos resultados coinciden con trabajos previos en el que los deportistas son más dominantes y agresivos que los no deportistas (Breivik, 1996; García-Naveira, 2009). Estos autores indican que el contexto deportivo favorece en mayor medida que las personas desarrollen un dominio y agresividad que en los contextos no deportivo, como medio para alcanzar los objetivos deportivos en un contexto de rivalidad y competencia.

También, tanto los JF como los DDR pertenecen en la escala Dominio, en el que además, los JF obtienen mayores puntuaciones que los DDR en esta escala. Los equipos poseen una estructura interna (estatus, rol, normas y cohesión) y un modelo o patrón de relaciones interpersonales que le es propio donde el control, la dominancia y la sumisión son procesos que se dan en los grupos (Roda, 1999).

Respecto a la bipolaridad Descontento-Aquiescencia, los deportistas y no deportistas suelen agradar muy fácilmente y con frecuencia se relacionan con los demás de manera dócil (escala Aquiescencia), en el que además, los deportistas obtienen mayores puntuaciones que los no deportistas en esta escala. Estos resultados son respaldados por otros trabajos en el que señalan que los deportistas mantienen buenas relaciones con las demás (García-Naveira, 2009). Como indica el autor, el contexto deportivo facilita el desarrollo de buenos vínculos con otras personas. El deportista tiende a la cordialidad y el compromiso como estrategias adaptativas al medio y al círculo de relaciones en el que se desenvuelven (deportistas, técnicos...), debido a que dichas relaciones se suelen mantener regularmente a lo largo de un período de tiempo (durante una temporada, torneo, etc.). Además, los deportistas suelen compartir intereses y necesidades comunes (el disfrute de la actividad, conseguir metas comunes, etc.) pudiendo producir fuertes vínculos con los demás. Esta cuestión se ve reforzada por la falta de diferencias entre los DDR y JF, aunque en otros estudios los deportistas de deportes de equipo son más afables que los de deportes individuales (González et al., 2014, 2016).

 

Conclusiones

Los resultados apoyan a los trabajos que concluyen que existe una personalidad del deportista y diferencias en función del deporte de práctica. Las diferencias entre deportistas y no deportistas se encuentran principalmente en la intensidad de las variables estudiadas y no tanto en la pertenecía o no a la escala (Valdés, 1998). Tal y como señalan estudios previos desde una hipótesis bidireccional (Allen et al., 2013, 2015, 2016; García-Naveira y Ruiz-Barquín, 2013, 2016; García-Naveira et al., 2011; González et al., 2014, 2016; Laborne et al., 2016; Ruiz-Barquín y García-Naveira, 2013) estos rasgos aumentan con la práctica regular del deporte, los cuales son importantes para la adecuada adaptación del deportista al ámbito del rendimiento.

También, es de destacar que las diferencias en personalidad entre los deportes están ligadas a las especificidades de cada uno de ellos, como pueden ser las características de los grupos en el fútbol y la búsqueda de sensaciones extremas en los deportes de riesgo. Además, por un lado, como señala Laborde et al. (2016) esto podría ser explicado por la responsabilidad que tiene el deportista individual de realizar por sí mismo las acciones deportivas y poseer una mayor disposición personal hacia el éxito. Por otro, cabe destacar que los deportistas de equipo requieren realizar acciones conjuntas de juego y relacionarse con los demás dentro de una estructura social de equipo. Por lo que se observa en este trabajo, cada modalidad deportiva aporta aspectos que contribuyen a enriquecer la personalidad.

Desde un punto de vista aplicado y evolutivo, surge una posible "hipótesis dual deportiva del desarrollo positivo de la personalidad", en el que la práctica regular desde edades tempranas de un deporte individual y otro de equipo, podría beneficiar a los niños/as y jóvenes, aspectos que se tendrán que comprobar en futuros trabajos.

 

Aplicaciones prácticas

Dentro de las aplicaciones prácticas, aunque es de destacar el estudio de las diferencias en personalidad entre deportistas y otras poblaciones, también es importante conocer cómo es el Estilo de Personalidad del deportista desde una vertiente práctica, con el objetivo de que los diferentes profesionales (entrenadores, médicos, psicólogos, etc.) obtengan información relevante para desarrollar su labor, implementando además, un modelo de intervención adecuada en relación al perfil del deportista

En el terreno aplicado, disponer de indicadores que permitan señalar tendencias sobre el tipo de deportes que practican y el perfil de los deportistas que los disfrutan puede facilitar la labor de los profesionales del deporte. Por ejemplo, en las situaciones de enseñanza de la práctica deportiva, conocer tales tendencias permite orientar hacia intencionalidades y percepciones relativas al tipo de deportes a realizar, intensidad de los mismos, ajuste de expectativas y orientación motivacional por parte de los entrenadores sobre los deportistas, así como de los deportistas sobre sí mismos.

A modo de reflexión final, como futuras vías de investigación en el estudio de la personalidad con deportistas desde el modelo de Millon (2001), se propone: Realizar estudios confirmatorios de los resultados obtenidos. Analizar las diferencias en personalidad de los deportistas en función de otros deportes de práctica (tenis, baloncesto, rugby, etc.), nivel competitivo (bajo, medio y alto rendimiento), la cultura (españoles vs. argentinos) y el sexo (hombres vs. mujeres). Y por último, estudiar la capacidad predictiva del modelo de Millon sobre el rendimiento deportivo.

 

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Dirección para correspondencia:
D. Alejo García Naveira.
Calle Universidad Pontificia Comillas, 3-5
(28049) Madrid (España).
E-mail: alejogarcianaveira@gmail.com

Recibido: 24/11/2015
Aceptado: 03/09/2016

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