INTRODUCCIÓN
El balonmano playa es una modalidad que está experimentando un intenso crecimiento en los últimos años. Entre otros factores, diferentes instituciones deportivas como la Federación Europea de Balonmano (EHF), la Federación Internacional de Balonmano (IHF) o las respectivas federaciones nacionales están contribuyendo a dotarla de mayor visibilidad. Así, se ha incrementando notablemente la participación en esta modalidad deportiva y se han ido desarrollando múltiples competiciones a nivel estatal, continental y mundial, tanto de clubes como de las respectivas selecciones nacionales en sus diferentes categorías (Zapardiel, 2015).
Por otro lado, en el deporte de alta competición se han ido incrementando las exigencias a los deportistas en las últimas décadas, lo que ha provocado una demanda cada vez más específica de aspectos tanto físicos, como técnicos y tácticos (Carling, 2011; Sarmento et al., 2017). Por ello, ha sido necesario aumentar el conocimiento específico sobre estos aspectos con la finalidad de planificar adecuadamente los entrenamientos y llevar a cabo una mejor preparación de la competición (Eriksrud, Sæland, Federolf y Cabri, 2019; Nunes et al., 2015). Así, debido al creciente interés por el balonmano playa en los últimos años, han aumentado las investigaciones encaminadas a analizar aspectos del juego que permitan mejorar el rendimiento de estos deportistas (Gkagkanas, Hatzimanouil, Skandalis, Dimitriou, y Papadopoulou, 2018; Navarro, Morillo-Baro, Reigal, y Hernández-Mendo, 2018).
La Metodología Observacional (MO) es un procedimiento científico que estudia las conductas perceptibles directa y/o indirectamente que se desarrollan en contextos naturales o habituales; y que puede poner de manifiesto la existencia de asociaciones y/o patrones de conducta con una probabilidad estadística significativa. Este estudio se realiza mediante el registro de las conductas a través de un instrumento elaborado específicamente que cumple los requisitos metodológicos de fiabilidad y validez. La MO es una técnica y/o metodología adecuada para analizar el comportamiento en el deporte (Anguera y Hernández-Mendo, 2013) y se caracteriza por ser un procedimiento flexible y riguroso (Anguera y Hernández-Mendo, 2014; Anguera, Blanco-Villaseñor, Losada y Hernández-Mendo, 2011) posibilitando la creación de herramientas de observación ad hoc para analizar lo que ocurre en las situaciones de juego de las diferentes modalidades deportivas.
El uso de esta metodología ha contribuido de forma excepcional a la investigación científica en el ámbito de la actividad física y el deporte. Específicamente, ha permitido analizar en los deportes colectivos situaciones reales de juego y ha ofrecido información muy útil para su desarrollo. La tendencia actual es un incremento debido a la solidez detectada en su planteamiento (Anguera y Hernández-Mendo, 2014) y la proliferación de técnicas que permiten una evaluación cada vez más exhaustiva. En balonmano se ha utilizado esta metodología para analizar las características del transporte del balón durante el contraataque (González, 2012), conocer la influencia de las variables que intervienen en la eficacia ofensiva en el balonmano de alto rendimiento (Lozano y Camerino, 2013), para determinar la importancia de las finalizaciones en los jugadores con posición de extremo en situaciones de ataque posicional (Montoya, Moras y Anguera, 2013), o para analizar el comportamiento táctico ofensivo y su relación con diferentes factores del rendimiento en los contextos sistémico-ecológico-competitivos (Lozano, 2014).
Por su parte, en balonmano playa existen una menor cantidad de trabajos. Como ejemplo de ellos, Morillo-Baro y Hernández-Mendo (2015) crearon y validaron una herramienta de observación destinada a registrar de forma fiable acciones ofensivas del balonmano playa. Asimismo, en los trabajos realizados por Morillo-Baro, Reigal, Hernández-Mendo (2015) y Navarro et al. (2018), se identificó las conductas que suceden en el ataque posicional en balonmano playa diferenciándolo por género mediante la técnica de análisis de coordenadas polares. Sin embargo, escasean aquellos que se centran en analizar específicamente las acciones de los porteros durante el juego.
Tanto los investigadores como los entrenadores coinciden en la importancia del rol del portero en el éxito de sus equipos (Buligan, 2003; Acero, 2007; González, 2014). El rendimiento del portero en balonmano está determinado por diferentes aspectos, su perfil psicológico (Olmedilla et al., 2015), sus características físicas diferenciadas (Antúnez y García, 2008; Muñoz, Martín, Lorenzo y Rivilla, 2012; Sá, Rui, Saavedra y Fernández, 2015) y sus exigencias técnico-tácticas (Debanne, 2003; Olsson, 2003), en éstas últimas se centrarán esta investigación. Diversos estudios inciden en el análisis de las conductas de este puesto específico. Por ejemplo, en la Copa del Rey de balonmano de 2008, se identificaron diferencias significativas en paradas de 6 metros entre ganadores y perdedores (Sáez, Roldán y Feu, 2009). Por su parte, Pascual, Lago y Casáis (2010) analizaron la eficacia del portero en la Liga ASOBAL y señalaron que la eficacia del portero era una variable que se relacionaba con el resultado en los partidos y la clasificación de los equipos. Igualmente, Teles y Volossovitch (2015) analizaron los diez últimos minutos de los partidos en la liga portuguesa quedando de manifiesto la asociación significativa entre la eficacia del portero y el resultado de los partidos. Además, diversos estudios han sido analizado la influencia de diferentes variables contextuales sobre la eficacia de los porteros (Lago, Gómez, Viaño, González y Fernández, 2013; Gómez, Lago, Viaño y González, 2015; Modolo y Menezes, 2016).
En el balonmano playa el portero es también determinante en el resultado final de un partido. Sin embargo, se trata de un rol que ha recibido escasa atención investigadora en este deporte. Por ello, la observación sistemática, siguiendo los parámetros establecidos de la MO, podría ser adecuada para obtener información sobre el comportamiento del portero en este deporte, tal y cómo ha sido útil para otras situaciones y roles evaluados con anterioridad (Morillo-Baro y Hernández-Mendo, 2015). En este sentido, aunque varias herramientas han sido creadas para analizar lo que ocurre en las situaciones de juego del balonmano (Loffing, Sölter, Hagemann y Strauss, 2015; Helm, Reiser y Munzert, 2016; Jiménez-Salas y Hernández-Mendo, 2016; González, 2012; González, Botejara, Puñales, Trejo and Ruy, 2013; Sousa, Prudente, Sequeira and Hernández-Mendo, 2014) y balonmano playa (Morillo-Baro y Hernández-Mendo, 2015), no se ha constatado la existencia de herramientas de observación destinadas a analizar el comportamiento del portero ante los lanzamientos recibidos, en balonmano playa, por lo que se considera de interés su desarrollo por la aportación que podría esto suponer.
El objetivo de este estudio es doble: (1) Elaborar una herramienta de observación que permita registrar las acciones del portero en balonmano playa, cumpliendo criterios de fiabilidad, validez y precisión; (2) Realizar un análisis de Generalizabilidad que permita determinar la fiabilidad de los observadores, valorar la bondad de las categorías y estimar el número de sesiones mínimas para generalizar con precisión (Blanco-Villaseñor, Castellano, Hernández-Mendo, Sánchez-López y Usabiaga, 2014).
MATERIAL Y MÉTODOS
Diseño
El diseño observacional utilizado en esta investigación se encuentra situado en el cuadrante I y es de carácter, idiográfico, seguimiento y multidimensional (Anguera et al., 2011). El seguimiento se refiere, en este caso, al realizado entre sesiones, intersesional. Para el proceso de codificación se utilizó la estrategia “empírico-inductiva”, construyendo un sistema mixto de formatos de campo y sistema de categorías exhaustivas y mutuamente excluyentes (E/ME).
Participantes
Para el control de la calidad del dato se ha observado al portero del equipo C. BMP. Barbate y se han registrado 341 conductas del partido que enfrentó a este equipo frente al Pinturas Andalucía BMP Sevilla disputado durante la Copa de España Senior de balonmano playa en Torrox (Málaga) en junio de 2016. Se ha realizado la recogida de datos en tres sesiones diferentes por dos observadores distintos.
Instrumentos
Se utilizó el software informático HOISAN (Hernández-Mendo, López-López, Castellano, Morales-Sánchez, y Pastrana, 2012) para el registro y codificación de las observaciones y la obtención de las diferentes correlaciones necesarias para el análisis de calidad del dato. Además, el programa informático SAGT v1.0 (Hernández-Mendo, Blanco-Villaseñor, Pastrana-Brincones, Morales-Sánchez y Ramos-Pérez, 2016) fue utilizado para la aplicación de la Teoría de Generalizabilidad, determinando el acuerdo intraobservador e interobservador, valorando la homogeneidad de las categorías y determinando el número mínimo de sesiones para generalizar con precisión.
La herramienta de observación creada para esta investigación ha sido diseñada ad hoc mediante un sistema mixto de formato de campo y sistema de categorías, exhaustivas y mutuamente excluyentes (E/ME) (Anguera, 1979; Anguera y Hernández-Mendo, 2013). Está formada por 11 criterios y 85 categorías que se corresponden con la acción cronológica desde que un jugador realiza un lanzamiento hasta que el portero del equipo observado lo recibe y el registro finaliza con la acción posterior a ese lanzamiento. A continuación, en la tabla 1, se puede observar los criterios de la herramienta de observación y las categorías que componen cada uno de ellos:
El primer criterio hace referencia al minuto en el que se realiza el lanzamiento, están englobados de dos en dos y así sucesivamente hasta completar los veinte minutos, divididos en dos partes de diez, que dura un partido. El MGOL1 y MGOL2 corresponden a los lanzamientos realizados durante el gol de oro de cada set en caso de que acaben en empate. El criterio resultado se corresponde con el resultado en el momento que se produce el registro y toma como referencia al equipo observado (MPATE: empate; 1FAV: un punto a favor; 2FAV: dos puntos a favor; M2FAV: más de dos puntos a favor; 1CON: un punto en contra; 2CON: dos puntos en contra; M2CON: más de dos puntos en contra). El jugador que lanza es el correspondiente a cada una de las posibles posiciones que se pueden ocupar durante una acción ofensiva y el siguiente criterio son cada una de las posibilidades de lanzamiento que tienen los jugadores atacantes, la categoría GOLP incluye palmeos o golpes con cualquier parte del cuerpo. El criterio zona de finalización del ataque se refiere a la zona desde donde se ha realizado el lanzamiento, para ello se ha utilizado la división por zonas del campo que hicieron Morillo-Baro y Hernández-Mendo (2015) para la creación de su herramienta de observación. A continuación, en la figura 1 se puede observar dicha división, es importante señalar que está realizada en función de la orientación del ataque, por lo que en el segundo set cambiaría:
El criterio lateralidad se corresponde con la lateralidad del jugador que realiza el lanzamiento. El criterio acción defensiva engloba a todas las posibilidades defensivas que tienen los defensas para impedir o dificultar los diferentes lanzamientos del equipo atacante. La localización del lanzamiento está determinada por la división por zonas que se ha realizado de la portería, división que se muestra en la siguiente figura:
Las acciones del portero se clasificarán sin profundidad cuando esté bajo palos y con profundidad cuando abandone la portería para atacar el lanzamiento del atacante. El espagat se marcará cuando el portero se encuentre con una apertura de piernas en las que éstas se encuentren alineadas y extendidas en dirección contraria. En cuanto al desenlace, el balón que tras parada impacte en el poste se registrará como parada. Por último, el criterio acción posterior hace referencia a la acción que sucede tras haber recibido el portero el lanzamiento del jugador atacante y que ocurrirá en función del desenlace del mismo.
Cada uno de los criterios y categorías están definidos por un núcleo categorial definiendo de esta forma su nivel de plasticidad (Anguera, 1990). Debido al amplio tamaño de la herramienta, se explica a continuación, a modo de ejemplo, uno de ellos:
Procedimiento
Cabe recordar que la unidad de análisis de este estudio ha sido la actuación del portero ante los lanzamientos que recibe y la acción posterior a su actuación y se ha considerado cada acción a registrar toda acción ofensiva del equipo no observado que acabe en lanzamiento hasta que el portero pone el balón en juego. Los lanzamientos del portero contrario no se han registrado, así como los lanzamientos blocados por la defensa que quedan posados dentro del área. No se registraron los lanzamientos de shoot-out y sí los de seis metros, de hecho, las acciones en las que se han señalado éstos tras parada del portero quedarán registradas tras el lanzamiento de seis metros.
Una vez realizada la recogida de datos, el observador debe tener la garantía necesaria sobre su calidad (Anguera, 2000). Esto se ha llevado a cabo desde un punto de vista cualitativo, para ello se ha utilizado la concordancia consensuada (Anguera, 1990) mediante la cual los observadores implicados en el proceso elaboran un protocolo de actuación durante el proceso de codificación, y cuantitativo, se han obtenido los coeficientes de correlación de Pearson, Spearman y Tau-B de Kendall. Además, para el índice de concordancia, se estima la Kappa de Cohen para cada uno de los grupos de categorías.
Todo este proceso se llevó a cabo mediante el programa informático HOISAN (Hernández-Mendo et al., 2012). El observador 1 registró los datos del partido Pinturas Andalucía BMP Sevilla - C. BMP. Barbate, pasados quince días volvió a registrar el mismo partido y se obtuvieron los resultados de la concordancia intraobservador. Posteriormente se establecieron los acuerdos con el observador 2 a la hora de registrar y se le entrenó hasta que se consideró que tenía un buen control de la herramienta para registrar los datos del mismo partido, obteniendo de esta forma los resultados de la concordancia interobservador.
Una vez superado este paso de la investigación se realizó el Análisis de Generalizabilidad a través del software informático SAGT (Hernández-Mendo et al., 2016).
RESULTADOS
Para cumplir con el doble objetivo marcado al inicio de la investigación, se ha realizado el análisis de calidad del dato con el fin de determinar si la herramienta cumple los requisitos exigibles de la metodología observacional y el análisis de generalizabilidad para valorar la bondad de las categorías, determinar la fiabilidad de los observadores y establecer el número mínimo de sesiones necesario para generalizar con precisión. Los resultados de estos análisis se muestran a continuación.
Concordancias
Para el análisis de la calidad del dato dos son las orientaciones desde la que se ha realizado (Blanco-Villaseñor y Anguera, 2003). Desde un punto de vista cualitativo se ha utilizado la concordancia consensuada de Anguera (1990) y desde un punto de vista cuantitativo se han obtenido los índices de correlación (Tabla 3).
Además, se han calculado los índices de fiabilidad a través de la Kappa de Cohen para la sesión completa y para cada uno de los criterios, estos resultados se muestran en la tabla 4:
Los valores mostrados en las tablas 3 y 4 muestran unos resultados adecuados para realizar investigaciones con esta herramienta, de modo que se puede sostener la idea de que la herramienta de observación creada puede utilizarse para registrar con una alta fiabilidad y precisión.
Análisis de Generalizabilidad
La Teoría de Generalizabilidad permite controlar la adecuada calidad de los datos procedentes de la metodología observacional y establecer una precisa estimación de los diferentes tamaños muestrales, está compuesta básicamente de cuatro fases: (1) Definición de las facetas de estudio; (2) Análisis de varianza de las puntuaciones obtenidas sobre las facetas de estudio; (3) Cálculo de los componentes de error; (4) Optimización de los coeficientes de Generalizabilidad (Blanco-Villaseñor, Castellano, Hernández-Mendo, Sánchez-López y Usabiaga, 2014).
Se ha hecho un diseño de dos facetas (categorías y observadores = C/O), como se ha comentado anteriormente, para determinar la fiabilidad entre los observadores (acuerdo interobservador). Los resultados que muestra el informe obtenido mediante el programa SAGT indica que casi toda la variabilidad queda asociada a la faceta categorías (97,076%), siendo 0 para la faceta observadores y de 2,917% para la interacción de las facetas categorías/observadores. Los coeficientes de generalizabilidad en esta estructura de diseño determinan unos resultados de 0,985, tanto para el Coeficiente G relativo como para el G absoluto, lo que supone unos resultados excelentes.
Para la determinación de la fiabilidad intraobservador, se ha tomado el mismo diseño. Los resultados indican que casi toda la variabilidad queda asociada a la faceta categorías (99,687%) siendo 0 para la faceta observadores y de 0,313% para la interacción de las facetas categorías/observadores. Al igual que ha ocurrido en el acuerdo interobservador, el resultado obtenido coincide para ambos coeficientes de generalizabilidad, G relatico y G absoluto, siendo de 0,998, lo que supone unos resultados excelentes.
Para estimar la homogeneidad de las categorías, se ha utilizando un diseño cruzado de dos facetas, observadores y categorías = O/C. Este diseño permite comprobar el grado de diferenciación de las distintas acciones del juego utilizando las categorías propuestas. Los coeficientes de generalización para este diseño son prácticamente nulos (0,182 y 0,006). Cuando los coeficientes de generalización se aproximan a cero se puede asumir que la homogeneidad de las categorías es óptima en el sentido de diferenciadora (Blanco-Villaseñor, Castellano, Hernández-Mendo, Sánchez-López y Usabiaga, 2014)
Para la estimación del número mínimo de sesiones necesarias para generalizar con precisión se ha tomado un diseño de dos facetas, categorías y partidos (C/P). La estimación de los componentes de varianza se ha llevado a cabo de forma aleatoria infinita para las categorías y los partidos. Su análisis muestra que una alta variabilidad queda asociada a la faceta categorías (70,105%) siendo prácticamente nula para la faceta partidos (0,580%), quedando el resto de la variabilidad para la faceta de interacción categorías/partidos (29,315%). Analizando de forma global los índices de generalizabilidad según esta estructura de diseño se puede determinar que a partir de la observación de 5 partidos ya se conseguirían unos resultados excelentes, ya que se estaría obteniendo un coeficiente G relativo de 0,923 y G absoluto de 0,921, pero al tratarse de un estudio apriorístico se deja en manos de los investigadores la decisión de, una vez hayan valorado el coste/beneficio, observar un mayor número de partidos. A continuación, en la tabla 5, se muestra un estudio de medida de los resultados obtenidos en función del número de partidos observados:
DISCUSIÓN
El objetivo del presente estudio era doble: 1) presentar una herramienta de observación que ha sido diseñada para analizar las actuaciones del portero en balonmano playa ante los diferentes lanzamientos y desde las diferentes zonas del campo que pueden realizar los atacantes. 2) se pretendía analizar la fiabilidad, validez y precisión de la herramienta como indicadores de calidad de los datos recogidos a través de ella.
Los altos índices de acuerdo obtenidos, gracias a la concordancia consensuada (Anguera, 1990) establecida antes del proceso de registro, se han visto reflejados en los resultados obtenidos en los coeficientes de correlación y el índice de fiabilidad de la Kappa de Cohen. También los coeficientes de generalizabilidad han resultados excelentes. Estos datos ponen de relieve que la herramienta de observación creada permite registrar de forma fiable, válida y precisa las actuaciones del portero en balonmano playa. Esta herramienta comparte algunos criterios con otras herramientas creadas previamente en balonmano (Jiménez-Salas y Hernández-Mendo, 2016) y balonmano playa (Morillo-Baro y Hernández-Mendo, 2015). Criterios referidos principalmente a describir el contexto inicial de la situación objeto de análisis, como el minuto del partido, el marcador o las zonas del terreno de juego.
Los nuevos criterios añadidos son necesarios para adecuarla a una posición tan específica como es la de portero. Por ello, se ha clasificado de forma pormenorizada cada uno de los posibles tipos de lanzamiento a los que el portero se puede enfrentar, al igual que ha ocurrido con las acciones de su defensa, ya que según el tipo de lanzamiento que reciba, es necesario tener en cuenta las acciones del contrario (Lozano, 2013). También se ha destacado la colaboración defensiva con la que cuente y la localización de los lanzamientos, estos criterios podrían modular la parada o intervención que deba realizar. Por último, se ha añadido la identificación de la lateralidad del lanzador, pues la actuación ante lanzadores zurdos o diestros puede ser diferente, sobre todo cuando se encuentran fuera de sus zonas habituales de juego, modificando sus gestos típicos de lanzamiento y a los que el portero no suele estar acostumbrado. Esto se ha descrito en algunas investigaciones de otros deportes en los que se hace referencia a la diferencia de actuación según el rival al que se enfrenten sean zurdos o diestros (Losada, Casal y Ardá, 2015; Pajares, Echeverría, Silva, Suárez y Arroyo, 2017).
Por último, la herramienta debía recoger algunos criterios específicos que hicieran referencia a las posibilidades de actuación del portero. Se han clasificado sus acciones en función de la profundidad de éste a la hora de realizar las paradas. En balonmano playa los porteros salen de la portería con frecuencia ya que es una acción muy útil para taparle el espacio al lanzador, sobre todo cuando éste realiza un giro, ya que pierde la visión de la portería por un momento y el portero usa ese instante para modificar su posición en el campo y crearle la duda al lanzador. El otro criterio importante es la acción posterior realizada. El portero puede conseguir goles de valor doble lanzando directamente a portería o lanzar un contraataque que ayude a conseguir un gol rápido sin que la defensa se haya formado aún, por lo que puede ser el desencadenante de la acción ofensiva de un equipo. Por lo tanto, un portero que sepa leer bien las situaciones de juego y tomar buenas decisiones a la hora de lanzar a portería o lanzar un contraataque puede determinar el estilo de juego de un equipo e influir en su rendimiento.
Las dificultades encontradas durante el desarrollo del estudio han sido las propias que se encuentran en los deportes de equipo y coincidentes con los de Morillo-Baro y Hernández-Mendo (2015): la gran cantidad de información a registrar y la velocidad a la que se desarrollan los mismos. Otro obstáculo encontrado ha sido la de fijar con precisión la localización donde se realiza el lanzamiento, ya que ante la división imaginaria de la portería y la no repetición durante la grabación de algunos lanzamientos han dificultado bastante esta tarea.
APLICACIONES PRÁCTICAS
En base a los resultados obtenidos en esta investigación y de cara a su posible aplicación dentro del campo de estudio de esta modalidad se podría utilizar esta herramienta para identificar los flujos de conducta del portero ante los diferentes lanzamientos de los atacantes de cara a conocer las respuestas más eficaces de éste durante un partido. Esto podría hacerse a través del análisis secuencial o mediante un análisis de coordenadas polares, técnica que ha mostrado su relevancia a la hora de detectar las relaciones significativas de las conductas criterio seleccionadas con el resto de conductas de apareo de una herramienta de observación. Esto puede ayudar a los entrenadores a preparar y planificar los entrenamientos destinados a los porteros usando toda esta información para mejorar el rendimiento de su jugador en competición y todo esto gracias al uso de la metodología observacional. Esta metodología ha mostrado su gran utilidad para el estudio del deporte en su contexto habitual, la competición (Anguera y Hernández-Mendo, 2013; 2014). Estas virtudes convierten el uso de esta metodología en una herramienta idónea para investigar en Ciencias del Deporte con la finalidad de optimizar el rendimiento de los deportistas en la alta competición.