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Acción Psicológica

On-line version ISSN 2255-1271Print version ISSN 1578-908X

Acción psicol. vol.12 n.1 Madrid Jan./Jun. 2015

https://dx.doi.org/10.5944/ap.12.1.12247 

 

 

Concepciones sobre la violencia filio-parental en el contexto de Servicios Sociales: un estudio exploratorio

Conceptions about child-to-parents violence in social services: an exploratory study

 

 

Gonzalo Del Moral Arroyo1, Rosa María Varela Garay2, Cristian Suárez Relinque1 y Gonzalo Muaitu Ochoa1

1 Universidad Pablo de Olavide, España
2 Universidad Autónoma Estado de Morelos, México

Este estudio ha sido elaborado en el marco del proyecto de investigación PSI2012-33464 "La violencia escolar, de pareja y filio-parental en la adolescencia desde la perspectiva ecológica", subvencionado por el Ministerio de Economía y Competitividad de España.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El número de denuncias por violencia filio-parental (VFP) está aumentando significativamente en los últimos años. Sin embargo los dispositivos y servicios especializados para atender esta problemática son aún escasos, ocupándose en muchas ocasiones los profesionales de Servicios Sociales de la intervención en estos casos. El objetivo de este estudio es conocer las concepciones que estos profesionales tienen respecto de la VFP y las características de las familias en las que tiene lugar este tipo de violencia. Aplicando un diseño de investigación cualitativo de corte inductivo se analizaron las respuestas de 43 profesionales de Servicios Sociales siguiendo los pasos propuestos por la Teoría General Inductiva (análisis temático de frecuencias, generación y depuración de categorías, creación de modelos de categorías principales y secundarias). Los resultados indican que las concepciones de los profesionales se clasifican en dos tipos: las conductuales y las relacionales y se situarían a lo largo de la dimensión unidireccionalidad-bidireccionalidad de la violencia. Hay un acuerdo generalizado en que no existe un único tipo de familia en el que sea más probable la VFP aunque sí identifican algunos indicadores familiares que se relacionan con la mayor probabilidad de desarrollo de violencia de hijos a padres (estilos parentales permisivo-sobreprotector, autoritario-violento, el negligente y el confuso; inversión de roles; falta de habilidades parentales y dificultades económicas).

Palabras clave: violencia filio-parental; familia; adolescencia; Servicios Sociales; investigación cualitativa.


ABSTRACT

The number of reported adolescent-towards-parents violence cases is increasing significantly in recent years. However, the specialized services to deal with this problem are still scarce, dealing in many cases practitioners of Social Services intervention in these cases. The aim of this study is to analyze the conceptions of these workers about adolescent-towards-parents violence and what are the family characteristics most strongly associated with this type of violence according to their beliefs. Using an inductive qualitative research design was analyzed responses of 43 workers from Social Services, using as a guide the Inductive General Theory phases (frequency thematic analysis, generation and depuration of categories, creation of models and networks of primary and secondary categories). The results indicate that the definitions of the professionals are divided in two types: behavioral and relational, and can be situated along the unidirectional-bidirectional dimension of violence. There is general agreement that there isn't a single type of family in which violence is more likely although some indicators are related to the increased likelihood of development of abuse from children to parents (permissive parenting styles-overprotective, authoritarian, violent, neglectful and confused, role reversal, lack of parenting skills and economic difficulties).

Key words: violence child-to-parents; family; adolescence; Social Services; qualitative research.


 

Introducción

En los últimos años, junto a las formas tradicionales de violencia intrafamiliar, ha venido surgiendo y aumentando una nueva modalidad de maltrato y de intimidación que supone una inversión de los roles y la jerarquía que tradicionalmente se observa en el maltrato intrafamiliar: la violencia filio-parental (en adelante, VFP). Harbin y Madden (1979) fueron los primeros en identificar y definir este tipo de violencia que bautizaron con el término de "síndrome del padre maltratado". Más recientemente, varios autores (Coogan, 2011; Kennair y Mellor, 2007; Pereira, 2006; Tew y Nixon, 2010) han identificado la VFP como un crimen de asalto contra uno de los padres o ambos realizado intencionalmente para causar daño físico, psicológico o económico con el fin de lograr control y poder con respecto a las figuras parentales. Eckstein (2004) encontró que el abuso de uno de los padres se inicia frecuentemente con episodios abusivos verbales que progresan a través del tiempo, aumentando en frecuencia e intensidad, hasta un punto en que el abuso verbal se subsume en el abuso emocional y psicológico, principalmente cuando no se consiguen los efectos perseguidos por el hijo.

Los datos ofrecidos por investigaciones previas sobre la incidencia de la VFP en los Estados Unidos, Canadá y España, evidencian tasas de prevalencia que van desde el 4,6% hasta el 21 % de abuso físico (Calvete, Orúe, Gámez-Guadix, 2013; Calvete, Orúe y Sampedro, 2011; Ibabe y Jaureguizar, 2010; Pagani, Tremblay, Nagin, Zoccolillo, Vitaro, y McDuff, 2004; Ulman y Straus, 2003), cifra que puede llegar al 50% en muestras de adolescentes violentos en otros ámbitos extrafamiliares (Kethineni, 2004). En cualquier caso, las mayores cifras se asocian al abuso verbal-emocional (Calvete, Gámez-Guadix y Orúe, 2014). En España, el total de denuncias por VFP se ha duplicado en los últimos 7 años, pasando de algo menos de 2.300 casos en 2007 a más de 4.500 en 2013, según la Fiscalía General del Estado.

Sin embargo, a pesar de que este problema es cada vez más grave y su prevalencia más alta, la VFP no ha suscitado el mismo interés que otros tipos de conducta violenta en adolescentes, aunque es un hecho reconocido y penalizado (Margolin y Baucom, 2014; Routt y Anderson, 2011).

Finkelhor (1983), en su estudio sobre el papel del poder en las agresiones filio-parentales, postula que una de las características comunes de las familias donde se producen las agresiones a los progenitores es la confusión que existe en la estructura de poder, haciendo que el menor asuma responsabilidades impropias y tome decisiones por toda la familia. Algunos investigadores se han centrado también en analizar el posible vínculo existente entre el abuso parental y la monoparentalidad (Pagani et al., 2004). Parece que no es el divorcio o el tipo de familia monoparental en sí lo que provoca este tipo de violencia sino las consecuencias derivadas de esa situación lo que puede perjudicar la relación filio-parental. A esto hay que anadir que en ocasiones tras el divorcio, el padre puede iniciar una campana de difamación contra su expareja en presencia del hijo o la hija, contribuyendo a deteriorar aún más la relación filio-maternal (Howard, 2011).

Para explicar la VFP también se ha aludido a la hipótesis de la bidireccionalidad o retaliación, según la cual las agresiones de los padres a los hijos contribuirían a que éstos presentaran la misma conducta hacia sus progenitores, con el fin de defenderse, prevenir o vengar el maltrato sufrido (Castañeda, 2014; del Moral, 2013). Así mismo, otros estudios (Ibabe y Jaureguízar, 2011; Kennair y Mellor, 2007) sugieren que, en muchos casos, estos menores fueron víctimas de abusos físicos y sexuales por parte de sus progenitores.

Otra línea de investigación muy importante en este campo es la dedicada a los estilos de socialización parental. En líneas generales, la investigación en torno a las consecuencias de los diferentes estilos indica que el estilo autorizativo se encuentra más relacionado que el resto de estilos parentales con altos niveles de ajuste, madurez psicosocial, competencia psicosocial, autoestima y éxito académico (Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001). Sin embargo, Musitu y García (2004) ponen de manifiesto que el estilo indulgente predice el ajuste igual o mejor que el autorizativo en adolescentes españoles. (García y Gracia, 2010; Varela, 2012).

Otros estudios señalan que la VFP está relacionada con formas de violencia dentro de la familia donde se incluyen técnicas disciplinarias punitivas o violentas (Cottrell y Monk, 2004; Pagani et al., 2004), unidas a un bajo nivel de afecto y débiles lazos emocionales entre padres e hijos.

Los estudios previos sobre esta temática son fundamentales para la práctica y la toma de decisiones acerca de la intervención con el menor y su familia, en especial en el contexto de los Servicios Sociales. Sin embargo, en la revisión teórica llevada a cabo no se han encontrado investigaciones que exploren las concepciones que los profesionales vinculados a este contexto tienen acerca de la violencia filio-parental, a pesar de que un importante número de familias acuden o son derivadas a Servicios Sociales para tratar de solucionar la violencia de hijos a padres. Es por ello, que el objetivo de este estudio es explorar la visión acerca de la violencia filio-parental que manejan los profesionales vinculados a Servicios Sociales. En concreto, los objetivos específicos de esta investigación son: 1) obtener una comprensión global, descriptiva e interpretativa, de las concepciones que los profesionales de Servicios Sociales mantienen respecto de la VFP y 2) identificar las características de las familias que aumentan el riesgo de sufrir VFP.

 

Método

Se propuso un diseño cualitativo basado en la Teoría General Inductiva de Thomas (2003), que ofrece un marco metodológico claro y sistematizado para analizar inductivamente los datos sin partir de hipótesis teóricas previas. Al mismo tiempo se incluyó en el diseño el análisis de contenido temático de frecuencias (Bardin, 1996) como fase previa al análisis inductivo para poder identificar los temas más recurrentes en los datos recopilados.

Participantes

Para la selección de los participantes se utilizó un muestreo intencional teórico (Strauss y Corbin, 2007) fundamentado en dos criterios maestros (Singleton y Straits, 2004; Valles, 2000): ámbito específico de trabajo (familia, violencia y adolescencia) e interés formativo en el tema de la VFP (inscripción en curso específico).

Los participantes de esta investigación fueron 39 profesionales de Servicios Sociales de la provincia de Sevilla y otros cuatro profesionales vinculados estrechamente a la temática de la violencia (dos policías locales y dos asesoras jurídicas de Puntos de Información para la Mujer). En cuanto al sexo, 35 participantes fueron mujeres y ocho fueron hombres, con una media de edad de 38.3 años (DT = 12.3) y 35.2 (DT = 7.1), respectivamente. Es importante destacar que el 95% de la muestra nunca recibió formación reglada sobre el tema de la VFP.

En cuanto a la distribución de la muestra por profesión, el 39% fueron profesionales de Trabajo Social, el 28% de Psicología, el 18% de Educación Social, el 5% de Pedagogía, el 5% de Asesoría Jurídica y el 5% de Policía.

Instrumentos

Para la obtención de los datos se utilizó un cuestionario con cinco preguntas de respuestas abiertas a las que los participantes debían responder por escrito utilizando el espacio que consideraran oportuno. En concreto, las preguntas formuladas fueron: "¿cómo definirías la VFP?", "¿cuáles son las principales causas de este tipo de violencia?", "¿qué características tienen los/as agresores/as?", "¿y las víctimas?", "¿qué características piensas que presentan las familias donde se produce este tipo de violencia?".

Procedimiento

Los 43 profesionales estaban matriculados en el curso dividido en módulos titulado "Violencia familiar" organizado por la Diputación de Sevilla para profesionales de Servicios Sociales de toda la provincia en tres ediciones celebradas entre noviembre de 2011 y junio de 2012, dos para los equipos de la capital y la red de localidades de la zona más próxima, y una celebrada a 80 km. de la capital para los equipos de las localidades del este de la provincia. El lugar de celebración del curso fue un aula preparada para la formación. El cuestionario con cinco preguntas de respuesta abierta se aplicó los primeros 15 minutos del módulo de "Violencia filio-parental" tras explicar los fines del estudio y solicitar la colaboración voluntaria de los participantes, quienes aceptaron en el 100% de los casos. Tan sólo se pidieron 4 datos identificativos: la edad, el sexo, la titulación académica y el equipo o servicio en el que trabajaba, garantizando los investigadores la total confidencialidad en el tratamiento y uso de los datos a través de un documento de consentimiento informado.

Las preguntas del cuestionario fueron escritas en la pizarra del aula y después leídas en voz alta, escribiéndose las respuestas en un folio que después fue recogido por los investigadores. Tan sólo tres personas que llegaron tarde no realizaron el cuestionario, por lo que no fueron incluidas en el estudio. Una vez recogidos los cuestionarios, se agradeció a todos la participación.

Análisis de datos

Para el proceso de análisis se combinó el análisis de contenido temático de frecuencias con el esquema propuesto por la Teoría General Inductiva (Thomas, 2003). En el proceso de análisis de datos se han seguido los siguientes pasos:

1. Preparación de archivos de datos brutos: las respuestas de los participantes fueron informatizadas para su tratamiento posterior con el programa informático de análisis cualitativo ATLAS.ti 5.0.

2. Lectura atenta del texto: el texto fue leído con detalle por los investigadores para familiarizarse con el contenido e ir aproximándose a una primera comprensión de los temas y detalles del mismo.

3. Análisis temático de frecuencias: Con el apoyo de la herramienta Word Cruncher del ATLAS.ti 5.0 se llevó a cabo un conteo de las frecuencias de las palabras para ver qué temas eran los más recurrentes.

4. Creación de categorías: cada investigador identificó y definió las categorías o temas, teniendo en cuenta que las categorías "VFP" y "familia" habían sido incluidas previamente y podrían ser consideradas como categorías principales diseñadas.

5. Revisión y perfeccionamiento del sistema de categorías: tras finalizar este proceso y como estrategia encaminada a la validez del estudio los investigadores contrastaron sus sistemas de categorías -revisión por pares- (Creswell y Miller, 2000; del Moral, Suárez y González, 2013).

6. Creación de un modelo de categorías principales, secundarias y sus propiedades. En esta etapa las categorías, subcategorías, propiedades y relaciones entre las mismas, se agruparon en redes conceptuales descriptivas o explicativas.

 

Resultados

Análisis de contenido temático

Como primer paso del análisis de contenido y antes de comenzar a codificar y construir categorías e identificar temas importantes en los datos, se decidió analizar las palabras (temas) con la frecuencia de aparición más alta en los datos en bruto, con el fin de presentar una primera idea del contenido del texto en bruto y de los términos más frecuentemente empleados por los profesionales para referirse a la VFP. Los resultados se presentan en la Tabla 1.

 

 

Se puede observar que los datos en bruto obtenidos en el presente estudio giran en torno a tres ejes principales: los protagonistas (padre, madre, hijos y familias), las acciones (violencia y agresión) y las relaciones (entre y hacia).

Análisis de contenido inductivo

En este apartado se presentan las categorías sobre las que hubo acuerdo inter-investigadores (85% de las categorías planteadas), que se subdividen en dos tipos de resultados, siguiendo los dos objetivos específicos de esta investigación: en primer lugar, las concepciones de los profesionales acerca de la VFP y, en segundo lugar, las principales características percibidas en las familias donde ocurre este tipo de violencia.

El segundo modelo, incluía además el estilo autoritario de los padres, e incrementaba en 10% la varianza explicada (R2 corregida = .653, F(2,18) = 19,803, p < .001).

Concepciones acerca de la violencia-filioparental

Como puede observarse en la Tabla 2 existen dos tipos de concepciones: las basadas en la conducta y las basadas en la relación.

 

 

Por un lado, las concepciones basadas en la conducta utilizan términos como violencia, agresión, acto, maltrato, abuso, daño, omisión, causar lesión, etc. Todas estas conductas son el elemento clave de la definición y por tanto tienen un carácter más centrado en la persona que las perpetra. Aun así puede apreciarse la gran variedad de términos utilizados para referirse al plano conductual.

Por otro lado, las concepciones basadas en la relación giran en torno a un código principal: la relación entre padres e hijos. En este caso, la conducta es una de las propiedades que caracteriza las relaciones, catalogadas como negativas, disfuncionales o conflictivas.

Sin embargo, al profundizar en el análisis de las concepciones se identifican una serie de elementos comunes a ambos tipos de descripciones:

1. Carácter reiterado y que intencionalmente hace o pretende hacer daño.

2. Tipos de violencia: verbal, psicológica, física, emocional, económica o de otro tipo (algunos códigos lo pueden ejemplificar: grito, golpe, robo, insultos, coacción, amenaza, hacerse daño a uno mismo). Algunos profesionales destacan la violencia sexual de hijos a padres como otro tipo de VFP a tener en cuenta.

3. Intrafamiliar: de un hijo natural o adoptivo, dirigido hacia uno o ambos progenitores o figuras cuidadoras.

Psicóloga, 50 años: "Una conducta que se manifiesta con agresividad física o verbal y que tiene como fin hacer daño al otro o a uno mismo y que se refleja una situación de poder (casi siempre)".

Trabajador social, 31 años: "Violencia ejercida entre padres e hijos. Esta se ejerce de los primeros a los segundos. Entre las violencias ejercidas se encuentran las agresiones físicas, psicológicas, conductuales, ambientales. Las mismas pueden cometerse por acción u omisión".

Asesora jurídica, 37 años: "Causar una lesión o menoscabo de tipo físico o psíquico generado a un progenitor, por parte de descendiente natural o por adopción. También puede incluir cualquier otra forma de amenaza, insultos, coacciones entre los sujetos anteriormente descritos (sujeto activo-descendiente y sujeto pasivo-progenitores)".

Además, 12 participantes añaden un elemento conceptual importante: la bidireccionalidad de la violencia, entendida como las agresiones verbales y físicas dirigidas tanto de hijos a padres como de padres a hijos.

Trabajadora social, 42 años: "Es todo tipo de agresión que se ejerce en las relaciones existentes entre padres e hijos, en ambas direcciones".

Educadora social, 38 años: "Violencia ejercida de los hijos hacia los padres y viceversa".

Finalmente, se identifican tres tipos de causas relacionadas con los hijos cuya presencia aumentaría la probabilidad de agredir a los padres. En primer lugar, el consumo de sustancias; en segundo lugar, el entorno social del adolescente (pertenencia a pandillas de iguales con problemas de conducta) y, por último, las características individuales (impulsividad, problemas comportamentales y agresividad).

Características familiares

Los profesionales señalan ciertos indicadores familiares que aumentan el riesgo de sufrir VFP, aunque hay un acuerdo generalizado en que no hay un tipo de familia específico en la que se dé la VFP.

Trabajadora social, 32 años: "puede darse en cualquier tipo de familia, no tienen por qué ser familias desestructuradas o multiproblemáticas".

Partiendo de la premisa de que la VFP es un modo de interacción negativa, disfuncional e inadecuada que se produce a nivel intrafamiliar, se han encontrado indicadores agrupados en las siguientes categorías teóricas, que se describen a continuación (ver Figura 1).

 

a.- Roles desempeñados en la familia: hay dos características en los roles de estas familias: o están poco definidos y son difusos o hay una inversión en los roles. En el primer caso, se hace referencia a la falta de definición de las tareas, responsabilidades y obligaciones que cada miembro de la familia debe llevar a cabo. En el segundo caso, la inversión de roles, quiere decir que los hijos están parentalizados.

b.- Estilos parentales: los profesionales distinguen al menos cuatro tipos fundamentales de estilos parentales: autoritario, permisivo, negligente e inconsistente. En el primer caso, existiría en el hogar un conjunto de elementos violentos que caracterizarían los intercambios entre los miembros. Los profesionales relacionan este hecho con la bidireccionalidad de la violencia. En segundo lugar, el estilo más frecuentemente descrito por los profesionales es el permisivo. Lo definen como un estilo educativo laxo, donde las normas y los límites no son mantenidos por los padres y por tanto son transgredidos sistemáticamente por los hijos. En tercer lugar, es nombrado el estilo negligente, caracterizado por un abandono de las funciones parentales y de las obligaciones con respecto a los hijos. Este tipo de estilo puede aparecer sobre todo en uno de los padres (padre o madre) que es periférico o ausente. Por último, otros profesionales hablan de un estilo inconsistente refiriéndose al hecho de variar el estilo siendo a veces permisivos y a veces autoritarios, aplicando a veces con rigidez las normas y otras ignorando su cumplimiento.

c.- Recursos parentales: la primera descripción que llama la atención es la definición de los padres que sufren VFP como incompetentes. Pueden presentar carencias en recursos personales y habilidades parentales, en especial, en el área de gestión de la familia.

Asesora jurídica, 47 años: "familias con ausencias de recursos para resolver los conflictos familiares, para gestionar la familia de forma responsable, con distribución de obligaciones y responsabilidades".

d.- Valores: se destacan dos valores promovidos en el seno de estas familias: por un lado, no se exige esfuerzo (por ejemplo en el área escolar o en el de tareas de la casa) y, por otro lado, se incentiva sin esfuerzo, es decir, se compran regalos o se refuerza de otro modo sin que el hijo haya tenido que esforzarse para conseguir algo.

Educador social, 36 años: "no existe exigencia de esfuerzo hacia los hijos, [...] familias que incentivan sin esfuerzo, [...], familias donde se premia a cambio de nada".

e.- Comunicación: disfuncional y poco satisfactoria

Educadora social, 36 años: "incapacidad para establecer buenos canales de comunicación entre padres e hijos"

f.- Problemas económicos: se destaca que a veces estas familias padecen problemas económicos que aumentan la tensión y el estrés familiar.

Psicóloga 47 años: "las dificultades económicas familiares no son un problema para ellos, son los progenitores los que tienen el problema, aunque ellos/as estén provocando riesgos económicos en su familia".

 

Discusión

El objetivo del presente estudio era explorar la visión acerca de la violencia filio-parental que manejan los profesionales vinculados a Servicios Sociales. En concreto, obtener una comprensión global, descriptiva e interpretativa, de las concepciones que los profesionales de Servicios Sociales mantienen respecto de la VFP, e identificar las características de las familias que aumentan el riesgo de sufrir VFP. A continuación, se discutirán los resultados distinguiendo cada uno de los objetivos específicos planteados.

Concepciones acerca de la violencia filio-parental

Los profesionales mantienen dos tipos de concepciones de VFP, por un lado, las basadas en la conducta de agresión hacia uno o ambos padres por parte de un hijo y, por otro, las basadas en la relación, en las que sería la relación familiar negativa y violenta la que serviría de criterio definitorio del concepto. En el primer caso se pueden encuentran similitudes con las concepciones más frecuentemente utilizadas en este campo de estudio (Cottrell, 2001; Kennair y Mellor, 2007; Morá, 2013; Tew y Nixon, 2010) que han descrito la VFP como un conjunto de actos violentos hacia uno de los padres o ambos realizado intencionalmente para causar daño físico, psicológico o económico, con el fin de lograr control y poder con respecto a las figuras parentales. Sin embargo, en las concepciones de los profesionales se plantean al menos tres elementos que pueden ser relevantes con respecto a las concepciones anteriores: (a) incluyen la tipología de violencia sexual de los hijos hacia los padres; (b) consideran no sólo la violencia del hijo natural sino también la del adoptivo; y (c) incluyen no sólo la violencia dirigida a los padres sino a cualquier figura cuidadora permanente o temporal, como por ejemplo familiares que no conviven con la familia nuclear.

En primer lugar, en ninguno de los trabajos analizados previamente se ha encontrado el abuso sexual como un subtipo de VFP, centrándose las clasificaciones en cuatro tipos de abusos: físico, psicológico, emocional y financiero. Sin embargo, y atendiendo a la necesidad de estas familias de proteger su autoimagen familiar, a la vergüenza que sienten y al miedo a ser considerados como culpables de la situación (Bobic, 2004) y mantener el mito de la armonía familiar (Harbin y Madden, 1979), puede que algunas de estas conductas sexuales abusivas puedan ser mantenidas en secreto centrándose las denuncias oficiales en los episodios violentos más habituales.

En segundo lugar, la inclusión de los hijos adoptivos como posibles agresores hacia sus padres es un tema que proviene de la observación de muchos de los profesionales participantes en el estudio, y es coincidente con las anotaciones recogidas por los autores de este estudio en Centros de Menores andaluces y aragoneses ya que los menores adoptados que han cometido agresiones contra sus padres se encuentran sobrerrepresentados frente a los menores adoptados que han ingresado en este tipo de Centros por otro tipo de delitos. Sin embargo, no se han encontrado investigaciones que profundicen en esta posible relación, aunque algunos autores destacan la importancia de explorar el daño en las relaciones de apego y las experiencias tempranas de maltrato intrafamiliar e institucional como posibles causas explicativas (del Moral, 2013).

En tercer lugar, a pesar de que los resultados del estudio apuntan hacia una mayor probabilidad de agresión hacia las madres independientemente del tipo de configuración familiar, los profesionales de Servicios Sociales destacan la victimización sufrida por otras figuras cuidadoras. Como señalan Romero, Melero, Cánovas y Antolín (2005), un 25% de los jóvenes que agreden a sus progenitores viven en el seno de una familia reconstituida o en la familia extensa, por lo que la violencia iría dirigida a figuras cuidadoras sustitutas (nueva pareja de la madre o padre, abuelos, tíos, "tatas", etc.). Sin embargo, se echan en falta investigaciones que se centren en dichas figuras pues pueden llegar a tener más dificultades que los propios padres para denunciar y poner fin a la situación además de la dificultad añadida para definir los propios roles, estatus y jerarquía en la nueva configuración familiar.

Pese a todo, hemos de ser precavidos a la hora de generalizar estos resultados y señalar ciertas limitaciones, ya que, la muestra de participantes ha sido pequeña y poco heterogénea. Además, se ha dejando a un lado la investigación de corte cualitativo, que hubiera podido aportar riqueza descriptiva, a lo que se suma la falta de literatura científica sobre el tema, lo que se puede explicar por varias razones: por una lado, la complejidad metodológica que conlleva la realización de estudios longitudinales y multivariados; por otro lado, por la dificultad que entraña la evaluación infantil en sí misma, unido a la falta de instrumentos de medición fiables de los procesos emocionales y en concreto de la IE infantil, donde las pruebas estandarizadas son muy escasas y la mayor parte no buscan un acceso directo al niño, sino que recogen información a través de terceros.

Características familiares y violencia filio-parental

Los profesionales de Servicios Sociales no perciben que haya un tipo exclusivo de familia en la que se produzca la VFP, existiendo más bien una serie de indicadores cuya presencia se relacionaría con la mayor probabilidad de desarrollarse el problema. Así, por ejemplo, aunque no está clara la relación entre el estatus socioeconómico y las agresiones filio-parentales sí puede afirmarse que no se encuadran exclusivamente dentro de las clases sociales marginales o más desfavorecidas. Algunos autores encontraron que las agresiones eran mayores en las familias de clase media o alta que en aquellas de bajo nivel socioeconómico (Cyrulnik, 2005), mientras que en otros estudios (Cottrell y Monk, 2004) se sostiene que la pobreza familiar incrementa a menudo la probabilidad de que ocurran este tipo de agresiones. Lo que sí es nuevo para los Servicios Sociales es ese tipo de familias de clase media o alta que acuden en busca de ayuda y cuyo problema principal es la VFP en un contexto no multiproblemático o multiviolento (Pereira y Bertino, 2009). Como afirman estos autores, el nuevo perfil de VFP se relacionaría más con los estilos de socialización parental que con variables meramente estructurales de la familia. En concreto destacan tres estilos de socialización: permisivo, autoritario y negligente.

En primer lugar, los estilos educativos permisivo-liberales, en los que no se establecen normas claras ni hay un ejercicio consistente de la autoridad, se posicionan para los participantes de este estudio como el patrón más frecuentemente observado en las familias que sufren VFP. Los hijos están a menudo sobreprotegidos y se les da todo lo que piden sin apenas exigencias, por lo que acaban convirtiéndose en tiranos, con escasa autoestima y un bajo nivel de tolerancia a la frustración y de empatía. Esta afirmación es coincidente con la de otros autores (Calvete et al., 2013; Castañeda, 2014; Cerezo y Ato, 2010). Por el contrario, Musitu y García (2004) y García y Gracia (2010) afirman que el estilo indulgente (tal y como se le conoce al estilo permisivo en otros modelos teóricos) se relaciona con óptimos indicadores de ajuste psicosocial en los adolescentes mejorando incluso los obtenidos por hijos provenientes de hogares democráticos o autorizativos. En este sentido, es importante matizar las posibles diferencias entre los conceptos "permisivo" e "indulgente" para no llevar a error en la propia definición de la dinámica familiar observada. A partir de los datos obtenidos, se podría afirmar que mientras que ambos estilos se caracterizarían por una alta implicación y cercanía para con los hijos y un bajo nivel de imposición y control hacia los mismos, en el estilo permisivo no habría ningún tipo de consecuencia ante el incumplimiento de las normas familiares o ante la transgresión de las jerarquías y roles en el hogar. Sin embargo, los padres con estilo indulgente dedicarían tiempo y esfuerzo en discutir con sus hijos las consecuencias de sus actos, el sentido de las normas, las posibilidades conductuales posibles así como el análisis de las consecuencias para uno mismo y los demás, a pesar de la baja coerción y control.

En segundo lugar, los profesionales también identifican el estilo autoritario como altamente relacionado con la VFP. Se puede asociar a la concepción bidireccional que muchos de estos profesionales sostienen sobre este tipo de violencia, es decir, los padres con estilo autoritario que además tienen prácticas educativas punitivas podrían ejercer o haber ejercido violencia contra sus hijos hasta el momento en que también los hijos empiezan a agredirlos. Este perfil familiar multiproblemático o multiviolento ha sido frecuentemente ligado a los tipos de familia atendidos en Servicios Sociales (Coletti y Linares, 1997). De hecho algunas concepciones de los profesionales apuntan a la presencia de violencia de género como un indicador muy importante para el desarrollo de VFP, por lo que no sólo la violencia directa sufrida por los hijos sino también la presenciada sería un factor de riesgo para el posterior desarrollo de VFP.

En tercer lugar, el estilo negligente implicaría una abdicación del rol parental por parte de los progenitores, haciendo que los hijos tengan que arreglárselas por si mismos independientemente de su edad y recursos. En este trabajo, se ha recogido un cuarto estilo que podría ser entendido como una conjunción de los dos anteriores: el estilo inconsistente que está caracterizado por la dificultad para los menores de predecir la conducta concreta de sus padres, que fluctuaría entre el control y la imposición excesivos y punitivos, por un lado, y la ausencia total de control y consecuencias, por otro. Este dato es de gran interés puesto que no se ha investigado en profundidad en otros trabajos y podría ofrecer un nuevo perfil de familias en los que se produce VFP en un contexto multiviolento-bidireccional.

Conclusiones, limitaciones e implicaciones prácticas

En conclusión, las concepciones de los profesionales se clasifican en dos tipos: las conductuales y las relacionales y se sitúan a lo largo de la dimensión unidireccionalidad-bidireccionalidad de la violencia. Hay un acuerdo generalizado en que no existe un único tipo de familia en el que sea más probable la VFP aunque sí identifican algunos indicadores que se relacionan con la mayor probabilidad de desarrollo de abuso de hijos a padres, siendo uno de los mejores indicadores el estilo de socialización parental (permisivo, autoritario, negligente o inconsistente), encontrándose en todos los casos dañadas las áreas de comunicación y relaciones interpersonales, y encontrándose el menor y los padres desempeñando roles que no les corresponden.

Esta investigación de corte exploratorio no está exenta de limitaciones y posibilidades de mejora. Por un lado, el empleo de respuestas escritas a preguntas abiertas como técnica de recogida de información dificulta profundizar en algunas categorías teóricas que podrían explorarse con mayor profundidad a través de técnicas narrativo-conversacionales como la entrevista en profundidad o el grupo de discusión. En este sentido podría pensarse en llevar a cabo este tipo de técnicas con profesionales con el fin de profundizar aún más en la definición de VFP y en las características familiares más destacadas. Por otro lado, el hecho de haber seleccionado intencionalmente una muestra de profesionales que no habían recibido formación previa sobre la VFP limita la exploración de las concepciones de otros profesionales que sí se hayan formado en esta problemática. Para el futuro, sería interesante analizar informes de casos atendidos permitiendo conocer algunos datos cuantitativos de gran interés, por ejemplo, los relacionados a los hogares en los que la violencia se ha dirigido a cuidadores distintos de los progenitores.

Para finalizar, es importante destacar la relevancia de esta investigación para la mejora diaria del trabajo de los profesionales vinculados a Servicios Sociales, puesto que la atención a familias que sufren VFP es una nueva demanda en auge que exige al profesional el conocimiento de la dinámica familiar y las características específicas de esta reciente forma de sufrimiento social. Encontrar factores con alto poder explicativo como el estilo de socialización parental puede ayudar a plantear intervenciones sistémicas preventivas y/o paliativas encaminadas a mejorar determinados aspectos del funcionamiento familiar (comunicación, cercanía, flexibilidad, tipos de castigos, establecimiento de normas, etc.).

 

Referencias

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Dirección para correspondencia:
Gonzalo del Moral Arroyo
Universidad Pablo de Olavide
Email: mrgarcia@ujaen.es
arortega@ujaen.es

Recibido: 01/05/2015
Aceptado: 30/05/2015

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