SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.9 número1Síndrome de boca ardiente: Estudio de la psicoterapia, medicación con ácido alfa-lipoico y combinación de terapiasSialosis Parotídea Alcohólica: Estudio Estructural y Ultraestructural índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Medicina Oral, Patología Oral y Cirugía Bucal (Ed. impresa)

versión impresa ISSN 1698-4447

Med. oral patol. oral cir. bucal (Ed.impr.) vol.9 no.1  ene./feb. 2004

 

Efectos del consumo de alcohol etílico en la cavidad oral:
Relación con el cáncer oral

Elena Figuero Ruiz (1), Mª Ángeles Carretero Peláez (1), Rocío Cerero Lapiedra (2),
Germán Esparza Gómez (3), Luis Alberto Moreno López (4)

(1) Licenciada en Odontología por la U.C.M.
(2) Profesora asociada del Dpto. de Medicina y Cirugía Bucofacial de la Facultad de Odontología de la U.C.M.
(3) Profesor titular de Medicina Bucal del Dpto. de Medicina y Cirugía Bucofacial de la
Facultad de Odontología de la U.C.M.
(4) Doctor en Odontología. Colaborador del Dpto. de Medicina y Cirugía Bucofacial de la Facultad de Odontología de la U.C.M. Madrid.España

Correspondencia:
Elena Figuero Ruiz
C/ Clara del Rey, 43, esc. Izqda., 1º, 1ª. 28002 Madrid.
Tfno: 91 2205099 / 646831548.
E-mail: efigueruiz@hotmail.com

Recibido: 23-11-2002 Aceptado: 23-3-2003

Figuero-Ruiz E, Carretero-Peláez MA, Cerero-Lapiedra R, Esparza-Gómez G, Moreno-López LA. Efectos del consumo de alcohol etílico en la cavidad oral: Relación con el cáncer oral. Med Oral 2004;9:14-23.
© Medicina Oral S. L. C.I.F. B 96689336 - ISSN 1137 - 2834

RESUMEN

El consumo de bebidas alcohólicas se encuentra asociado desde un punto de vista epidemiológico con un riesgo aumentado de desarrollar cáncer del tracto gastrointestinal superior. La realización de estudios que establezcan esa asociación resulta complicada, debido tanto a la confluencia de varios factores de riesgo en una misma persona, por ejemplo alcohol y tabaco, como a la falta de datos que puedan ser comprobables por el clínico. Por ello no se conoce con exactitud cual es el mecanismo patogénico responsable de este aumento de riesgo, ya que el etanol per se no ha demostrado ser carcinógeno. Se han propuesto distintas hipótesis que tratan de explicar como el etanol, ya sea por vía local o sistémica puede actuar como factor de riesgo en el desarrollo de un cáncer oral. Este trabajo supone una revisión de la situación actual de los potenciales mecanismos patogénicos, dividiéndolos en efectos locales y sistémicos. Dentro de los primeros se hace especial referencia a la alteración de la permeabilidad de la mucosa oral, a la acción del acetaldehído y al papel de los retinoides.

Palabras clave: Etanol, alcohol etílico, acetaldehído, alcohol deshidrogenasa (ADH), acetaldehído deshidrogenasa (ALDH), citocromo P4502E1, retinoides, polimorfismos.

INTRODUCCIÓN

El alcohol etílico o etanol, cuya fórmula química es CH3-CH2OH, es el componente activo esencial de las bebidas alcohólicas (1,2,3). Puede obtenerse a través de dos procesos de elaboración: la fermentación, o descomposición de los azúcares contenidos en distintas frutas, y la destilación, consistente en la depuración de las bebidas fermentadas (4).

Tras la ingesta de una bebida alcohólica, el etanol que forma parte de la misma es absorbido a nivel del intestino delgado, y en menor proporción en el grueso y en el estómago, llegando por vía portal al hígado, donde es metabolizado de forma mayoritaria (5). Dicho metabolismo se divide en dos etapas: la primera, consistente en la transformación del etanol en acetaldehído, puede ser realizada por tres vías, la vía de la alcohol deshidrogenasa (ADH), la vía microsomal hepática (MEOS), y la vía catalasa. La segunda etapa se caracteriza por la oxidación del acetaldehído obtenido anteriormente a acetato a través de la enzima acetaldehído deshidrogenasa (ALDH) (5).

El consumo de bebidas alcohólicas tiene repercusiones prácticamente en todo el organismo, manifestándose en el ámbito de todos los aparatos y sistemas: nervioso (4-6), cardiovascular (5-8), digestivo(5-8), sexual (5,6) o a nivel de la médula ósea (5,6). En la cavidad bucal se caracteriza por la aparición de una serie de signos y síntomas clínicos originados bien por el efecto directo del alcohol en el organismo o bien derivados del descuido del aseo personal. De este modo, en sujetos alcohólicos crónicos se encuentra un mayor índice de caries (6,9), cálculo (6,9), sialosis (10-15), bruxismo (6,9), leucoplasia (16-22) y eritroplasia (23-25), y en cuanto al liquen plano oral, el etanol podría estar implicado en su potencial proceso de transformación maligna (26-29).

ALCOHOL Y CÁNCER ORAL

El consumo crónico de bebidas alcohólicas está asociado desde un punto de vista epidemiológico con un riesgo aumentado de cáncer del tracto gastrointestinal superior (30-43). Resulta difícil establecer una relación directa de causa-efecto entre ambas entidades debido a la frecuente asociación del alcohol con otras prácticas de riesgo tales como el tabaco, así como a la falta de datos que puedan ser objetivables por el clínico, debiendo basarse en la información aportada por el paciente en cuanto a cantidades ingeridas.

Aunque existen múltiples explicaciones que tratan de explicar el efecto promotor del alcohol, el mecanismo patogénico no está claro (30). La base de la que se parte es que el etanol per se no ha demostrado ser carcinógeno (30,44). Por ello se han propuesto distintas hipótesis que tratan de explicar como el etanol bien por vía local o sistémica puede actuar como factor de riesgo en el desarrollo del cáncer oral.

EFECTO LOCAL:

El proceso local es el más estudiado, puesto que la boca es la primera parte del organismo que entra en contacto con el alcohol. En este momento los componentes que forman parte de las bebidas se encuentran en su máxima concentración siendo posteriormente sometidos a distintos procesos de transformación por los sistemas enzimáticos del organismo.

-1. Aumento de la permeabilidad.

El alcohol en contacto con la mucosa oral es capaz de producir una alteración en su morfología caracterizada por una atrofia epitelial (14,34,38,45), lo que supone un incremento en la susceptibilidad de dicho tejido frente a otros carcinógenos químicos. De esta forma, se ha sugerido que el etanol es capaz de aumentar la penetración de carcinógenos a través de la mucosa oral (16,38,46), debido tanto a un aumento en la solubilidad de los mismos (16,38), como a un aumento en la permeabilidad de la mucosa (5,38,47,48). Dicho incremento se explica por el efecto disolvente del etanol, capaz de eliminar el contenido lípido de la barrera que presenta la cavidad oral formada por lípidos derivados de la membrana que rodea los gránulos del estrato espinoso del epitelio (37). Sin embargo, para otros autores como Trigkas (49) o Howie (47), el incremento en la permeabilidad se debería a un reordenamiento de los elementos constituyentes de la membrana celular, como observan en muestras de tejidos linguales de cadáveres humanos recientes, en los que el etanol es capaz de aumentar la penetración de moléculas de alto peso molecular sin que se produzca ningún tipo de variación en su componente lipídico.

-2 Acción del acetaldehído:

El incremento en la permeabilidad de la mucosa oral no es suficiente para explicar el mayor riesgo de desarrollo de cáncer oral en personas bebedoras. Esto ha determinado la búsqueda de otros mecanismos asociados al consumo de etanol.

Debido a que el etanol per se no ha demostrado ser carcinógeno (44), se ha postulado el papel de su primer metabolito, el acetaldehído, como potencial factor implicado en los efectos del consumo de bebidas alcohólicas. La Agencia Internacional para la Investigación y el Cáncer (IARC) ha establecido que existe suficiente evidencia para identificar al acetaldehído como carcinógeno en animales, siendo posiblemente carcinógeno para humanos (50,51). Distintos estudios se han centrado en identificar los efectos del acetaldehído encontrando que en cultivos celulares a corto plazo causa mutaciones y otros daños a nivel del ADN; in vitro forma compuestos con el ADN e in vivo inicia la transformación de células de riñón de rata e inhibe la reparación del ADN; parece ser un carcinógeno del tracto nasal cuando es inhalado por roedores en laboratorio; interfiere en la síntesis y reparación del ADN, y consecuentemente en el desarrollo de tumores; induce intercambios en las cromátidas hermanas; produce mutaciones puntuales en genes; inhibe la O6 metilguanitransferasa, enzima encargada de reparar los daños causados por agentes alquilantes; se une a proteínas celulares y ADN provocando daños morfológicos y celulares en las células; sus compuestos son neoantígenos que determinan la producción de anticuerpos, estimulando el sistema inmune e induciendo una respuesta inmune citotóxica y además es capaz de destruir el ácido fólico in vitro (30,34,52-54).

Por tanto, debido al importante papel que parece jugar el acetaldehído en el desarrollo del cáncer oral se considera que todas aquellas situaciones que determinen una acumulación del mismo, bien por un aumento en su producción o por una disminución en su eliminación, suponen un mayor riesgo.

Metabolismo del acetaldehído a nivel oral:

Al igual que ocurre en el hígado, el metabolismo del etanol en la cavidad oral se caracteriza por una primera oxidación que lo transforma en acetaldehído a través de la ADH presente tanto en la microflora oral como en las células de la mucosa oral, así como a través del citocromo P4502. E1 inducido por el etanol. Posteriormente el acetaldehído sufrirá una segunda oxidación vía ALDH, que lo transformará en acetato, impidiendo la actividad tóxica del primer metabolito (5).

Por tanto la acumulación de acetaldehído puede deberse a un aumento en la actividad de la ADH de la microflora oral, la ADH de las células de la mucosa oral y del citocromo P4502E1 o a una disminución de la actividad de la ALDH.

2.1. Papel de la ADH de la microflora oral.

El papel de la microflora oral en la oxidación del etanol ha sido estudiado por Homann (30-33) que ha demostrado la producción de cantidades considerables de acetaldehído durante el consumo social de alcohol. Este autor ha demostrado que los sujetos con tendencia a la flora aeróbica (Streptococcus salivarius, Streptococcus viridans hemolítico var., Coryne-bacterium sp., Stomatococcus sp., hongos) presentan una mayor producción de acetaldehído salival. De tal modo que el etanol parece incrementar la producción bacteriana de acetaldehído de forma dosis dependiente, y a partir de cantidades superiores a 40 gramos de etanol al día (30,34).

En esta misma línea de investigación Homann (33) ha encontrado una asociación entre los bajos niveles de higiene oral presentes en los sujetos alcohólicos y un sobrecrecimiento bacteriano, lo que repercutiría en una mayor concentración de acetaldehído salival por esta vía. Esto explicaría el aumento del riesgo de cáncer oral en pacientes alcohólicos con mala salud oral (34, 55)

El acetaldehído disuelto en la saliva es distribuido por todo el tracto gastrointestinal superior (30) actuando sobre la mucosa que lo recubre, lo que le va a permitir ejercer efectos directos sobre la misma, bien mediante un incremento en su permeabilidad permitiendo el paso de otros carcinógenos o bien penetrando en las células epiteliales y causando daños sobre el ADN. A este respecto cabe destacar el estudio realizado por Homann en 1997 (31) donde analiza mediante biopsias el efecto del acetaldehído sobre la mucosa oral de un grupo de ratas durante un periodo de ocho meses. No encuentra ningún tipo de lesión displásica ni cancerosa microscópica ni macroscópica; observa mayores índices de proliferación epitelial en las ratas del grupo experimental. No obstante, este estado de hiperproliferación podría constituir el primer paso en la génesis del cáncer oral debido a que las células en continuo estado de replicación presentan la posibilidad de acumular mayores errores que podrían dar lugar a la aparición de mutaciones, e incluso debido a que las células en esa fase son más susceptibles a la acción de otros carcinógenos que podrían atravesar su membrana y generar daños irreversibles (30).

2.2. Papel de la ADH de la mucosa oral.

El etanol, gracias al pequeño tamaño de su molécula, es capaz de atravesar las membranas celulares por simple difusión (5) y esto permite que la actividad ADH de las células epiteliales orales lo transformen en acetaldehído que se acumulará intracelularmente, ejerciendo sus efectos sobre el ADN epitelial (37,38). Se ha descrito que la ADH que se encuentra en las células de la mucosa oral presenta una elevada constante de afinidad (Km) lo que implica que va a contribuir en pequeña medida al metabolismo del etanol (a mayor valor de la constante de afinidad, menor afinidad de la ADH por el etanol, y por tanto menor transformación en acetaldehído) (30). El complejo ADH humano se encuentra localizado en el brazo largo del cromosoma 4, con cinco genes, ADH1, ADH2, ADH3, ADH4 y ADH5. La ADH3 es polimorfa en caucásicos (Arg271Gln y Ile349Val) por lo que se habla de ADH31 (Arg 271 e Ile349) y ADH32 (56). Según estudios realizados por Bosron en 1986 (57), aquellos sujetos cuyas enzimas estén codificadas por el alelo ADH31 metabolizan el etanol a acetaldehído entre dos y tres veces más rápido que aquellos que codifican los enzimas a partir del alelo ADH32. Esto implicaría una mayor acumulación de acetaldehído, planteándose la hipótesis de que los sujetos que son homocigotos para el alelo ADH31-1 presentan un mayor riesgo de cáncer inducido por el alcohol. Harty en 1997 (52) en Puerto Rico y Coutelle en 1997 (58) en Francia, encuentran que aquellos sujetos con el genotipo ADH311 presenta un mayor riesgo de cáncer oral que ADH31 2 o ADH322. En otros estudios más recientes como los de Bouchardy 2000 (59), Olshan 2001 (60), Schwartz, 2001 (56) no encuentran un riesgo aumentado para el cáncer orofaríngeo en sujetos bebedores con el genotipo ADH311. Esta falta de asociación se explica cuando al valorar la importancia de la ADH3 en el metabolismo del etanol se observa que ésta no es la principal vía metabólica (60). Del mismo modo, también es importante tener en cuenta que las diferencias en cuanto al riesgo genético para los alelos de ADH3 sólo adquieren importancia para exposiciones crónicas a elevadas cantidades de etanol (60).

2.3. Citocromo P450.

El citocromo P4502E1 se encuentra localizado en el retículo endoplásmico liso, y participa en la oxidación del etanol cuando los niveles de este son superiores a 50-80 mg/dl (5). Se conocen dos polimorfismos genéticos para este citocromo: Rsa/Pst I, con dos alelos: c1 y c2; y el polimorfismo en DraI, con los alelos D y C (59). Varios estudios sugieren que los alelos variantes c2 y C están asociados con un aumento de la actividad enzimática del citocromo P4502E1 (48,61) lo que implicaría una mayor acumulación de acetaldehído en el interior de las células epiteliales de la cavidad oral incrementando el riesgo de desarrollo de cáncer oral.

Por otro lado, el citocromo P4502E1 es capaz de incrementar el riesgo de desarrollo de cáncer oral de un modo indirecto, mediante la activación de procarcinógenos y el incremento en la producción de radicales tóxicos (34). Estos efectos han sido mayoritariamente estudiados en relación con el cáncer de colon. Sin embargo son necesarias futuras investigaciones que aproximen estos conocimientos al campo de la cavidad oral.

2.4. Actividad de la ALDH.

La segunda vía a través de la cual el acetaldehído puede acumularse a nivel de la cavidad oral, es como consecuencia de una disminución en su eliminación. Para que el acetaldehído sea transformado a acetato es necesaria la actuación de la enzima aldehído deshidrogenasa, principal responsable de su metabolismo (5,50). De este modo, cualquier alteración a nivel de esta enzima supondrá un incremento en la acumulación de acetaldehído.

Al igual que ocurría con la enzima alcohol deshidrogenasa, las alteraciones en la actividad enzimática de la ALDH se encuentran asociadas a las distintas isoformas de la misma. La ALDH es una proteína tetramérica ubicada en las mitocondrias, de la cual se conocen dos isoenzimas: ALDHI y ALDHII( 34,50). La ALDHII es codificada por el locus ALDH 2 del cromosoma 12 y se ha observado que el 40% de los indios americanos y el 50% de los orientales tienen una isoenzima modificada de diferente actividad (cambio de lisina por glutamina en el resto 487). Los sujetos con el alelo ALDH II2 codifican enzimas inactivas, por tener baja afinidad por el acetaldehído, lo que hace que sean incapaces de metabolizarlo, presentando elevados niveles de acetaldehído intracelular. Tanto Yokohama 1996 (54), como Väkeväinen, 2000 (62) encuentran un mayor riesgo de cáncer oral en sujetos con formas inactivas de ALDH II.

-3. Alteración del metabolismo de retinoides.

A pesar de que el papel del acetaldehído parece quedar bastante claro en el desarrollo del cáncer oral, se ha propuesto una nueva vía de investigación con el papel de los retinoides en el desarrollo de lesiones precancerosas. El consumo crónico de etanol se encuentra asociado con niveles disminuidos de retinoides a nivel de la cavidad oral (34).

La vitamina A y sus derivados sintéticos constituyen los retinoides, moléculas pequeñas involucradas en distintas funciones biológicas tales como regular el crecimiento y diferenciación de una amplia variedad de células (34, 63,64); por lo que cualquier alteración en su metabolismo y activación va a repercutir en un incremento en la susceptibilidad de la mucosa oral a otros carcinógenos (63). En animales de experimentación se ha encontrado una asociación entre la deficiencia de vitamina A y una alta incidencia de cáncer, así como un incremento de la susceptibilidad a los carcinógenos químicos (63).

Para que los retinoides puedan ejercer sus funciones se requiere una conversión enzimática del retinol (vitamina A) a un ligando activo (ácido retinoico) que será capaz de unirse a los receptores de ácido retinoico localizados en el núcleo celular, controlando la expresión de los genes que median sus efectos (65). El etanol es un inhibidor competitivo del metabolismo del retinol, debido a que la misma enzima (ADH) se encarga de catalizar dos reacciones, por lo que se va a producir una acumulación de retinol, a expensas de la disminución de ácido retinoico, siendo ésta la forma activa (34, 56). A su vez, el primer metabolito del etanol, el acetaldehído, también es capaz de inhibir la generación de ácido retinoico (64). Por otro lado, el etanol parece causar una deficiencia de ácido retinoico en el hígado debido a un incremento en el catabolismo del mismo mediado por la acción del citocromo P4502E1 inducido por el etanol (64).

Los bajos niveles de ácido retinoico suponen una falta de control en el crecimiento de los epitelios lo que podría iniciar el desarrollo de lesiones malignas. Actualmente los retinoides se están empleando en el tratamiento de lesiones cancerosas y precancerosas habiéndose demostrado remisiones totales y parciales de leucoplasia en un 40-60% de los pacientes en tratamiento con vitamina A sistémica, aunque su uso tópico parece tener un efecto limitado (63).

EFECTO SISTÉMICO

Se han propuesto distintas teorías que tratan de explicar la asociación entre el consumo de bebidas alcohólicas y el desarrollo de cáncer oral, debido al efecto que el etanol ejerce sobre órganos alejados de la cavidad bucal. Los más importantes son los realizados a nivel del hígado, ya que constituye el principal centro de metabolismo de productos, que no sólo no van a poder ser utilizados como fuentes de energía, sino que van a constituir potenciales carcinógenos. Entre ellos, el mismo etanol, que debido a la falta de transformación permanecerá más tiempo en sangre, actuando como un posible cocarcinógeno .

-1. A nivel hepático.

El aumento de los niveles de etanol en el hígado supone que todas sus funciones se van a centrar en la transformación metabólica del mismo, lo cual va originar una alteración en el metabolismo del resto de sustancias. Esto determina que se va a impedir la detoxificación (37,46,66) de determinados compuestos y la activación (66) de otros con potencial actividad carcinógena.

En cuanto al aprovechamiento de los nutrientes también estará alterado, debido a que las vías metabólicas estarán ocupadas en la transformación del etanol y se impide su correcto metabolismo (67). Al añadir a esto la falta de preocupación de los sujetos por llevar un alimentación sana y equilibrada (6) ,y su elevada tendencia al vómito (5), nos encontramos con sujetos con claros déficits nutricionales, algunos de los cuales se asocian directamente a una mayor prevalencia de cáncer oral (67), y en otros casos, supone un estado de debilidad general del organismo, que presentará mayor riesgo de cualquier patología (37,66) La depresión del sistema inmune asociada al consumo crónico de etanol contribuye a agravar esta situación.

-2. A nivel de glándulas salivales.

Por último destaca el efecto del etanol a nivel de las glándulas salivales, las cuales se ven alteradas desde un punto de vista morfológico y funcional, vía degeneración de su inervación autónoma, vía una infiltración grasa de las mismas, con un aumento bilateral, simétrico e indoloro de las parótidas, y una disminución del flujo salival, lo que lleva a una mayor acumulación de carcinógenos sobre la superficie de la mucosa oral, incrementando el riesgo de cáncer oral (11,14,37,38,68-72).

Sin embargo, resulta difícil establecer una asociación directa entre las alteraciones sistémicas asociadas al consumo de bebidas alcohólicas y el desarrollo de un cáncer de forma local a nivel de la cavidad oral. Por tanto, y ya que la evidencia epidemiológica demuestra la existencia de asociación, sería interesante la realización de futuros estudios centrados en este papel sistémico.

ALCOHOL Y TABACO

El alcohol y el tabaco son considerados como los dos principales factores de riesgo en el desarrollo del cáncer oral (38,71-76). El papel independiente de cada uno de ellos parece estar claro, sin embargo el resultado de su asociación, situación muy frecuente en la sociedad actual, es un tema debatido (38,79). Al analizar los datos aportados por los distintos autores se observan tres posibles modelos que tratan de explicarla: modelo aditivo (Graham, 1977, Lewelyn and Mitchell, 1944, Wynder and Bross, 1957), en el que se suman los efectos producidos por cada factor de forma independiente; exponencial, según el cual los efectos se multiplicarían (66) y sinérgico o intermedio (Rothman and Keller, 1972). La mayor parte de los autores consideran que el efecto producido como consecuencia de ambos factores es superior a la simple suma de sus efectos de forma independiente (modelo sinérgico), de tal forma, que se buscan potenciales mecanismos que permitan explicar esta asociación.

Uno de ellos se refiere al aumento de la permeabilidad de la mucosa oral (78,79) gracias a la acción del etanol, lo que facilitaría el paso de los carcinógenos derivados del tabaco (nitrosonornicotina) hacia el interior celular, ejerciendo daño directo sobre el ADN. En otro nivel se encontraría la capacidad del etanol para alterar el metabolismo hepático de determinadas sustancias. Esto impide la detoxificación de ciertos compuestos derivados del consumo de tabaco (72,79) e induce la activación de determinados sistemas enzimáticos (citocromo P4502E1), que son capaces de activar procarcinógenos liberados del tabaco (59,72,79). Tanto el consumo de alcohol como el de tabaco incrementan la producción de acetaldehído (33,34) a nivel de la cavidad oral, lo que supone una acumulación del mismo en cantidades lo suficientemente elevadas para ejercer efectos a nivel de las células epiteliales de la mucosa oral.

DISCUSIÓN

El papel del etanol en el desarrollo del cáncer oral es un tema debatido en nuestros días. Los estudios epidemiológicos, aunque difíciles de valorar por la presencia de variables de confusión tales como el consumo simultáneo de bebidas alcohólicas y tabaco, presentan datos que confirman su asociación, sin embargo aun no se conocen los mecanismos exactos a través de los cuales el etanol ejerce su efecto en la cavidad oral.

El aumento en la permeabilidad de la mucosa oral por acción local del etanol queda demostrado en los estudios analizados, sin embargo esta acción no es suficiente para explicar el desarrollo de cáncer oral.

El acetaldehído, primer metabolito del etanol, ha sido identificado como carcinógeno en animales, por lo que cualquier aumento en su concentración va a repercutir sobre la mucosa oral. A esta situación se puede llegar por dos vías: un aumento en su producción o una disminución en su eliminación. Así, la ADH de la microflora oral desempeñaría un papel relevante en aquellos sujetos con escasa higiene oral y tendencia a flora aeróbica. Pero la transformación de etanol a acetaldehído puede no sólo verse influenciada por factores ambientales (higiene oral), sino que se postula la existencia de cierta susceptibilidad genética para el desarrollo de cáncer oral asociado al consumo de etanol. Dicha susceptibilidad se basa en la existencia de polimorfismos genéticos para las enzimas encargadas de metabolizar tanto el etanol como el acetaldehído, de tal modo que aquellos sujetos con "alelos susceptibles" presentarán una alteración en su función, conduciendo por este camino a una acumulación en la producción de acetaldehído. Los estudios que se centran en este apartado resultan contradictorios en el caso de la ADH de las células epiteliales, o escasos cuando se refieren a los polimorfismos del citocromo P4502E1 o de la ALDH.

Ha surgido una nueva vía de investigación con el estudio del metabolismo de los retinoides, moléculas fundamentales en la regulación del crecimiento y la diferenciación de los epitelios, y cuya actividad normal podría verse interrumpida por el proceso de transformación del etanol al producirse una inhibición competitiva en las enzimas participantes.

Sin embargo, a pesar de que los mayores efectos del etanol son ejercidos a nivel sistémico, especialmente en el hígado, al ser el principal centro de transformación del mismo, son pocos los estudios que analizan la relación entre el efecto sistémico del etanol y su acción sobre el desarrollo del cáncer oral. Esto hace que sean necesarias futuras investigaciones que establezcan el nexo de unión entre ambos procesos.

Por último destacar que la mayor parte de los autores coinciden en afirmar que la asociación del consumo de alcohol y tabaco aumenta el riesgo de desarrollo del cáncer oral en una cuantía mayor que lo que supondría la suma de sus efectos.

BIBLIOGRAFíA/REFERENCES

1. Carles J, eds. La química del vino. Barcelona: Oikos-Tau Editores;1972. p. 32-9.         [ Links ]

2. Mencías Rodríguez E, Mayero Franco LM, eds. Manual de toxicología básica. Madrid:Diaz Santos Editores; 2000. p. 335-51.         [ Links ]

3. Secades Villa R, eds. Alcoholismo juvenil: prevención y tratamiento. Madrid: Pirámide Editores SA; 1996. p. 17-56.         [ Links ]

4. II Congreso Internacional de alcohólicos rehabilitados. Cero grados, 2001; 7.         [ Links ]

5. Schüller, A,eds. Alcohol y enfermedad. Madrid: Eudema Editores SA; 1991. p. 17-33 y p. 336-7.         [ Links ]

6. López Jiménez J, Giménez Prats MJ, Boj Quesada JR., Caballero Herrera R. Alcoholismo: consideraciones estomatológicas. Archivos de Odontoestomatología 1999;15:391-7.         [ Links ]

7. Shukla S, Sun G, Gibson W, Savolainen MJ, Alling C and Hoek JB. Ethanol and lipid metabolic signalling. Alcoholism: Clinical and Experimental Research May Supplement 2001;25:33-9.         [ Links ]

8. Rayo Llerena I, Marín Huerta E. Vino y corazón. Revista española de cardiología 1998;51:435-49.         [ Links ]

9. Teixedor R., Guardia J, eds. Medicina Interna. Tomo I. Barcelona: Masson Editores; 1998. p. 1556-9.         [ Links ]

10. Abelson D, Mandel I, Karmiol M. Salivary studies in alcoholics cirrhosis. Oral Surg Oral Med Oral Pathol 1971;41:188-92.         [ Links ]

11. Mandel L. Salivary glands-Alcoholic sialoadenosis. Oral and Maxillofacial Surgery, Columbia University, School of Dental & Oral Surgery, Disponible en  http://cpmcnet.columbia.edu./dept/dental/OMS/OMS_salivary010.html.         [ Links ]

12. Mandel L, Baurmash H. Parotid enlargement due to alcoholism. JADA 1971;82:369-73.         [ Links ]

13. Giovannini U. Sialoadenosi. Plastic Surgery Institute of the University of Milan, disponible en http://users.unimi.it/chpalst/ups/_10t09e.html.         [ Links ]

14. Maier H, Mayer B, Adler D, Mall G, Born IA. Lipomatous atrophy of the parotid gland in chronic alcohol consumption. Laryngorhinootologie 1990; 69:600-4.         [ Links ]

15. Scott J, Burns J,Flowr EA. Histological analysys of parotid and submandibular glands in chronic alcohol abuser: a necropsy study. J Clinic Pathol 1988;41:837-40.         [ Links ]

16. García-Pola Vallejo MºJ, López Arranz JS. Criterios clínicos para calcular el riesgo de malignización de la lesión leucoplásica. Avances en Odontoestomatología 1991;7:89-102.         [ Links ]

17. Gupta, P. Epidemiologic study of the association between alcohol habits and oral leukoplakia. Community Dental Oral Epidemiol 1984;12:47-50.         [ Links ]

18. Evstifeeva TV, Zaride, DG. Nass use, cigarette smoking, alcohol consumption and risk of oral and oesophageal precancer. Eur J Cancer B Oral Oncology 1991;28B:29-35.         [ Links ]

19. Shiu MN, Chen THH, Chang SH, Hahn LJ. Risk factors for leukoplakia and malignant transformation to oral carcinoma: a leukoplakia cohort in Taiwan. British Journal of Cancer 2000;82:1871-4.         [ Links ]

20. Macigo, FG. and Guthua, SW. Influence of dose cessation of kiraiku, cigarettes and alcohol use on the risk of developing oral leukoplakia. European J of Oral Science 1996;104:498-502.         [ Links ]

21. Macigo FG, Mwaniki DL, Guthua SW. The association between oral leukoplakia and use of tobacco, alcohol and khat based on relative risks assessment in Kenya. Europ J Oral Science 1995;103:268-73.         [ Links ]

22. Hashibe M, Sankaranarayanan R, Thomas G, Kuruvilla B, Mathew B, Somanathan T, et al. Alcohol drinking, body mass index and the risk of oral leukoplakia in an Indian population. Int J Cancer 2000;88:129-34.         [ Links ]

23. Dean Ferrer A, Alanillos FJ, Sánchez J, Peñalba M, Dean Ferrer R, Salva-tierra J. Eritroplasia de la cavidad oral. Una lesión precancerosa agresiva: presentación de seis casos clínicos. Medicina Oral 2000;5:324-30.         [ Links ]

24. Gándara JM, García A, Gándara P, Blanco A, Somoza JM, y Gallas M. Lesiones precancerosas de la cavidad oral. Medicina Oral 1999;4:588-606.         [ Links ]

25. Hashibe M, Kuruvilla B, Thomas G, Sankaranarayanan R, Maxwell D, Zhang Z. Chewing tobacco, alcohol and the risk of erythroplakia. Cancer Epidemiology Biomarkers & Prevention 2000;9:639-45.         [ Links ]

26.Eisenberg E, Krutchoff DJ. Lichenoid lesions of oral mucosa. Oral Surg Oral Med Oral Pathol 1992;73:699-704.         [ Links ]

27. Krutchoff D, Cuttler L, Laskowski S. Oral lichen planus: the evidence regarding potential malignant transformation. J Oral Pathol Med 1978;7:1-7.         [ Links ]

28. Camps M, Bagán JV, Ramón C, Gavaldá C. Asociación entre liquen plano oral y carcinoma de células escamosas. Presentación de seis casos. Revista Europea de Odontoestomatología 1999;XI:217-26.         [ Links ]

29. Velasco Ortega E, Martínez Sahuquillo A, Vigo M, Valencia S, Bullón P. La valoración del liquen plano como proceso cancerizable. A propósito de un caso. Archivos de Odontoestomatología 1996;12:3-12.         [ Links ]

30. Homann N, Jousimies H, Jokelainen K, Heine R, Salaspuro M. High acetaldehyde levels in saliva after ethanol consumption; methodological aspects and pathogenic implications. Carcinogenesis 1997;18:1739-43.         [ Links ]

31. Homann N, Kärkkäinen P, Koivisto T, Jokelainen K, Salaspuro M. Effects of acetaldehyde on cell regeneration and differentiation of the upper gastrointestinal tract mucosa. J Natl. Cancer Instit 1997;89:1692-7.         [ Links ]

32. Homann N, Tillonen J, Meurman J, Rintamáki H, Lindqvist C, Rautio M , et al. Increased salivary acetaldehyde levels in heavy drinkers and smokers: a microbiological approach to oral cavity cancer. Carcinogenesis 2000; 21:663-8.         [ Links ]

33. Homann N, Tillonen J, Rintamäki H, Salaspuro M, Lindqvist C, Meurman JH. Poor dental status increases acetaldehyde production from ethanol in saliva: a possible link to increased oral cancer risk among heavy drinkers. Oral Oncology 2001;37:153-8.         [ Links ]

34. Seitz H, Matsuzaki S, Yokohama A, Homann N, Väkeväiene S. Dong X. Alcohol and cancer. Alcoholism: Clinical and Experimental Research 2001; 25:137-143.         [ Links ]

35. Franceschi S, Bidoli E, Herrero R, Muñoz N. Comparison of cancers of the oral cavity and pharynx worldwide: etiological clues. Oral Oncology 2001; 36:106-15.         [ Links ]

36. La Vecchia C, Tavani A, Franceschi S, Levi F, Corrao G, Negri E. Epidemiology and prevention of oral cancer. Oral Oncology 1997;33:302-12.         [ Links ]

37. Ogden GR, Wight AJ. Aetiology of oral cancer: alcohol. British Journal of Oral & Maxillofacial Surgery 1998;36:247-51.         [ Links ]

38. Wight AJ, Ogden GR. Possible mechanism by which alcohol may influence the development of oral cancer-a review. Oral Oncology 1998;34:441-7.         [ Links ]

39. Marshall J, Graham S, Haughey B, Shedd D, O´Shea R, Brasure J, et al. Smoking, alcohol dentition and diet in the epidemiology of oral cancer. Oral Oncology Eur J Cancer 1995;28:9-15.         [ Links ]

40. Serra M, La Vecchia C, Luchini F, Ramón JM, Franceschi S, Ribas L, et al. Tendencia de la mortalidad por cáncer orofaríngeo en España. 1955-1989. Archivos de Odonto-Estomatología 1993;9:169-73.         [ Links ]

41. Macfarlane GJ, Zheng T, Marshal JR, Boffetta P, Niu S, Brasure J, et al. Alcohol, tobacco, diet and the risk of oral cancer: a pooled analysis of three case-control studies. Oral Oncology Eur J Cancer 1995;31:181-7.         [ Links ]

42. Zheng T, Holford T, Chen Y, Jiang P, Zhang B, Boyle P. Risk of tongue cancer associate with tobacco smoking and alcohol consumption: a case-control study. Oral Oncology 1997;33:82-5.         [ Links ]

43. Mackenzie J, Ah-See K, Thakker N, Sloan P, Maran A, Birch et al. Increasing incidence of oral cancer among young persons: what is the aetiology? Oral oncology 2000;36:387-9.         [ Links ]

44. IARC Monographs. The evaluation of the carcinogenic risk of chemicals to humans: alcohol and alcoholic beverages. Volume 44. Lyon: International Agency for research on cancer; 1988. Disponible en http://193.51.164.11/htdocs/monographs/Vol44/44.htm.         [ Links ]

45. Valentine JA, Scott J, West C, Hill A. A histological analysys of the early effects of alcohol and tobacco usage on human lingual epithelium. J Oral Pathol 1985;14:654-65.         [ Links ]

46. Franceschi S, Talamini S, Barra S, Barón A, Negri E, Bidoli E, et al. Smoking and drinking in relation to cancers of the oral cavity, pharynx, larynx and esophagus in northern Italy. Cancer research 1995;50:6502-7.         [ Links ]

47. Howie NM, Williams DM. The effect of ethanol on the permeability of oral mucosa to albumin and sucrose. J Dental Research 1995;74:889.         [ Links ]

48. Uematsu F, Kikuchi H, Sagami I, Kanamaru R, Abe T, Satoh K, et al. Association between restriction fragment length polymorphism of the human cytochrome P-450IIE1 gene and susceptibility to lung cancer. Jpn J Cancer Res 1991;82:254-6        [ Links ]

49. Trigkas TK., Cruchley AT., Williams DM, Wertz P, Squier. Human oral mucosal permeability is increased by short term exposure to ethanol. J Dental Research 1993;72:694.         [ Links ]

50. Peter CJ. The role of acetaldehyde in the actions of alcohol (Update 2000) Alcoholism: Clinical and Experimental Research 2001; 25:15-32.         [ Links ]

51. IARC Monographs. The evaluation of the carcinogenic risk of chemicals to humans: allyl components, aldehydes, epoxides and peroxides, Vol. 71. Lyon: International Agency for research on cancer; 1985. Disponible en http://193.164.11/htdocs/Monographs/Vol71/005-acetaldehyde.html.         [ Links ]

52. Harty L, Caporaso N, Hayers R, Winn D, Bravo-Otero E, Blot W, et al. Alcohol dehydrogenase 3 genotype and risk of oral cavity and pharyngeal cancers. J Nat Canc Institute 1997;89:1698-704.         [ Links ]

53. Popp W, Wolf R, Vahrenholz C, Radtke J, Schell C, Kraus,R, et al. Sister chromatid exchange frequencies in lymphocytes of oral cancer patients seem to be influenced by drinking habits. Carcinogenesis 1994;15:1603-7.         [ Links ]

54.Yokohama A, Muramatsu T, Ohmori T, Hayashida M, Ishii H. Esophageal cancer and aldehyde dehydrogenase-2 genotypes in Japonese males. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 1996;5:99-102.         [ Links ]

55. Moreno López LA, Esparza Gómez G, González Navarro A, Cerero Lapiedra R, González Hernández MJ, Domínguez Rojas V. Risk of oral cancer associated with tobacco smoking, alcohol consumption and oral hygiene: a case-control study in Madrid, Spain. Oral Oncology 2000;36:170-4.         [ Links ]

56. Schwartz S, Doody D, Dawn E, Ricks S, Porter P, Chen C. Oral squamous cell cancer risk in relation to alcohol consumption and alcohol dehydrogenase-3 genotypes. Cancer Epidemiol, Biomark & Prevent 2001;10:1137-44.         [ Links ]

57. Bosron, WF and Li, TK. Genetic polymorphism of human liver alcohol and aldehyde dehydrogenases, and their relationship to alcohol metabolism and alcoholism. Hepatology 1986;6:502-10.         [ Links ]

58. Coutelle C, Ward PJ, Fleury B, Quattrochi P, Chambrin H, Iron A, et al. Laryngeal and oropharyngeal cancer and alcohol dehydrogenase 3 and glutathione S-transferase M1 polymorphism. Hum Genet 1997;99:319-25.         [ Links ]

59. Bouchardy C, Hirvone A, Coutelle C, Ward P, Dayer P, Benhamou S. Role of alcohol dehydrogenasa 3 and cytochrome P-4502E1 genotypes in susceptibility to cancers of the upper aerodigestive tract. Int J Cancer 2000; 87:734-40.         [ Links ]

60. Olshan A, Weissler M, Watson M, Bell D. Risk of head and neck cancer and the alcohol dehydrogenase 3 genotype. Carcinogenesis 2001;22:57-61.         [ Links ]

61. Watanabe J, Hayashi S, Kawajari K. Different regulation and expression of the human CYP2E1 gene due to the RsaI polymorphism in the 5´-flanking region. J. Biochem (Tokio) 1994;116:321-6.         [ Links ]

62. Väkeväinen S, Tillonen J, Agarwal D, Srivastana N, Salaspuro M. High salivary acetaldehyde after a moderate dose of alcohol in ALDH-2 deficient subjects: strong evidence for the local carcinogenic action of acetaldehyde. Alcohol Clin Exp Res 2000;24:873-7.         [ Links ]

63. Contreras EG, Bagán JV, Gavaldá C, Torres F. Retinoides: su aplicación en las lesiones precancerosas y el cáncer oral. Medicina Oral 2001;6:114-23.         [ Links ]

64. Seitz H. Alcohol and retinoid metabolism. GUT 2000;47:748-50.         [ Links ]

65. Duester G. Genetic dissection of enzimes control retinoid signalling during development, en http://www.burnham.org/reports/4.duester.97.html.         [ Links ]

66. Blot W. Alcohol and cancer. Cancer research 1992;1:2119-23.         [ Links ]

67. Marshall J. Boyle P. Nutrition and oral cancer. Cancer causes and control 1996;7:101-11.         [ Links ]

68. Simanowski UA, Suter P, Stickel F, Maier H, Waldherr R, Smith D, et al. Esophageal epithelial hyperproliferation following long-term alcohol consumption in rats: effects of age and salivary gland function. J Nat Cancer Institut 1993;85:2030-3.         [ Links ]

69. Dutta SK, Orestes M, Vengulekur S, Kwo P. Ethanol and human saliva: effect of chronic alcoholism on flow rate, composition, and epidermal growth factor. Am J Gastroenterol 1992;87:350-4.         [ Links ]

70. Ogden GR., Wight AJ, Rice P. Effect of alcohol on the oral mucosa assessed by quantitative cytomorphmetry. J Oral Pathol Med 1999;28:216-20.         [ Links ]

71. Barret AW, Williams D, Scott J. Effect of tobacco and alcohol consumption on the langerhans cell population of human lingual epithelium determined using a monoclonal antibody against HLADR. J Oral Pathol Med 1991;20:49-52.         [ Links ]

72. Du X, Squier CA, Kremer MJ, Wertz PW. Penetration on N-nitroso-nornicotine (NNN) across oral mucosa in the presence of ethanol and nicotine. J Oral Pathol Med 2000;29:80-5.         [ Links ]

73. Jovanovic A, Schulten E, Kostense P, Snow GB, Van der Waal I. Tobacco and alcohol related to the anatomical site of oral squamous cell carcinoma. J Oral Pathol Med 1993;22:459-62.         [ Links ]

74. Khan FA, Robinson PG, Warnakulasuriya K, Newton J, Gelbier S, Gibbons D. Predictors of tobacco and alcohol and their relevance to oral cancer controls amongst people in the south Thames health region, England. J Oral Pathol Med 2000;29:214-9.         [ Links ]

75. Llewelyn J, Mitchell, R. Smoking, alcohol and oral cancer in South East Scotland: a 10-year experience. British J of Oral & Maxilofac Surg. 1994; 32:146-52.         [ Links ]

76. Summerlin D, Dunipace A, Potter R. Histologic effects of smokeless tobacco and alcohol on the pouch mucosa and organs of the Syrian hamster. J Oral Patholo Med 1992;21:105-8.         [ Links ]

77. Weaver A, Fleming S, Smith D. Mouthwah and oral cancer: carcinogen or coincidence?. J Oral Surgery 1979;73:250-3.         [ Links ]

78. Harris E. Association of oral cancers with alcohol consumption: exploring mechanisms. J Nat Cancer Instit 1997;89:1656-7.         [ Links ]

79. Squier CA, Cox P, Hall BK. Ethanol penetration of nitrosonornicotine across oral mucosa in the presence of ethanol. J Oral Pathol 1986;15:276-9.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons