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Sanidad Militar

versión impresa ISSN 1887-8571

Sanid. Mil. vol.72 no.4 Madrid oct./dic. 2016

 

EDITORIAL

 

La Sanidad Militar como herramienta de la Diplomacia Médica

 

 

Dionisio Urteaga Todó

Coronel de Infantería
Jefe J-9 Mando de Operaciones
Estado Mayor de la Defensa
Base de Retamares

 

 

Las Fuerzas Armadas (FAS) tienen como misión, entre las asignadas en la Ley Orgánica de Defensa Nacional 5/2005, además de las recogidas en el artículo 8.1. de la Constitución, la de contribuir militarmente a la seguridad y defensa de España y de sus aliados, en el marco de las organizaciones internacionales de las que España forma parte, así como al mantenimiento de la paz, la estabilidad y la ayuda humanitaria. Uno de los aspectos más importantes de la contribución militar a la estabilidad y la ayuda humanitaria se centra en la Cooperación e Interacción Cívico-Militar, tanto con las autoridades locales donde despliegan los contingentes, como con la sociedad civil, esto es, con agencias y organizaciones no gubernamentales, así como con la propia población civil.

Esta interacción con el entorno civil de las operaciones es fundamental para ganarse el apoyo de los actores presentes en un teatro de operaciones en beneficio propio, pero tiene un valor añadido cuando el apoyo redunda en el bienestar de la población que sufre las consecuencias de la crisis o el conflicto que exige la presencia de un contingente militar sobre el terreno.

La Estrategia de Seguridad Nacional de 2013 señala que España debe tener la capacidad de participar en crisis o conflictos por su calidad de socio solidario de las organizaciones internacionales a las que pertenece, así como en operaciones de mantenimiento de la paz, de protección de civiles u otras que afecten a nuestros valores compartidos. Por tanto, en esta Estrategia se confirma lo que ya la LO 5/2005 apuntaba con respecto a la prestación de apoyos a la población civil, en este caso, como uno de los ejes de la seguridad nacional, en el marco del ejercicio y defensa de unos determinados valores.

Por otro lado, la Ley 2/2014, de la Acción y del Servicio Exterior del Estado señala en su artículo 15.1 que la actuación de las FAS en el ámbito internacional se enmarcará en el conjunto de la Acción Exterior del Estado.

Por otro lado, en lo que respecta a normativa, debemos citar la Directiva de Defensa Nacional de 2012 que señala la necesidad de proyectar capacidad militar para defender nuestros intereses.

La Sanidad Militar es uno de los componentes esenciales de esta capacidad militar que se debe proyectar para defender los intereses nacionales, en especial, y de manera fundamental, para proporcionar el apoyo sanitario adecuado a los militares españoles, hombres y mujeres, que despliegan tanto en territorio nacional como fuera de nuestras fronteras, actualmente en tres continentes, dos océanos y dos mares interior, tanto sobre el terreno, como en el mar o en el espacio aéreo. De hecho existen militares españoles en Cabo Verde, Mauritania, Senegal, Gabón, Malí, República Centroafricana, Somalia, Djibouti, Kuwait, Iraq, Afganistán, Líbano, Bosnia & Herzegovina e Italia, el Atlántico/Mar Báltico, Mediterráneo e Índico, así como volando sobre estos dos últimos mares y parte del África Occidental y Oriental. Todos estos militares ejercen Diplomacia de Defensa, tanto en el ámbito de acuerdos bilaterales como en el desarrollo de operaciones militares en el marco de las organizaciones de seguridad y defensa a las que España pertenece, o de coaliciones multinacionales.

La guerra, decía Clausewitz es la continuación de la política por otros medios. Nosotros podemos decir que las operaciones de mantenimiento de la paz o ayuda humanitaria son acciones de diplomacia de defensa complementarias de la diplomacia que ejerce el Estado en el ámbito de sus relaciones exteriores, de esa acción exterior del Estado que mencionábamos. Por tanto, el que la Sanidad Militar contribuya a que nuestros militares ejerzan sus cometidos en las mejores condiciones posibles facilita el ejercicio de la diplomacia de defensa. Pero no queremos limitar aquí, esa contribución, al mero mantenimiento de la capacidad física y mental de nuestros soldados, que es bien necesaria, sino a que la Sanidad Militar puede ser, al mismo tiempo, un capacitador que posibilita el obtener el apoyo del entorno civil en el que los soldados de España trabajan, al poder prestar acciones de diplomacia médica de forma coordinada con las operaciones militares o en el marco de otro tipo de acuerdos en el ámbito de la acción exterior del Estado.

Podemos entonces hablar de diplomacia en un sentido limitado refiriéndonos a la diplomacia médica. En este sentido tenemos que recurrir a la tercera acepción del Diccionario de la Real Academia para saber de qué estamos hablando. Así, esta acepción determina que Diplomacia es el Servicio de los Estados en sus relaciones internacionales. Una de las actividades diplomáticas es la Defensa, ya hemos visto que así lo determina la Ley 2/2014, atribuyendo a las FAS el carácter de una herramienta de la acción exterior del Estado, y por ello es necesario señalar que la Diplomacia de Defensa se define como el Conjunto de actividades internacionales basadas principalmente en el diálogo y la cooperación que realiza el Ministerio de Defensa a nivel bilateral con nuestros aliados, socios y países amigos para impulsar el cumplimiento de los objetivos de la política de defensa en apoyo de la acción exterior del Estado, en el Plan de Diplomacia de Defensa de 2011.

Por tanto, si la sanidad es un servicio al ciudadano, y el militar no deja de ser un ciudadano, podemos señalar que la Sanidad Militar es, igualmente, un servicio que se presta, especialmente, al militar, pero también a cualquier ciudadano cuando es necesario, de modo particular cuando en una situación de crisis los servicios sanitarios civiles están sobrepasados y son incapaces de cubrir todas las necesidades. Este escenario, que en territorio nacional puede producirse con ocasión de grandes catástrofes naturales o causadas por el hombre, en escenarios de conflicto o post-conflicto es, lamentablemente, un escenario común y frecuente. Por ello es en estos escenarios donde la Sanidad Militar como servicio del Estado se presta en el marco de las relaciones internacionales, esto es de la diplomacia. Hablamos pues de diplomacia médica.

¿Cómo se materializa? Desde nuestro punto de vista, aunque en este número se aborde un caso especial como es el apoyo a Mauritania, podemos señalar que, desde hace años la Sanidad Militar ha venido ejerciendo esa actividad de diplomacia médica de la que hablamos. No nos vamos a remontar a los curanderos, sanitarios o barberos que desplegaban con nuestros conquistadores o los Tercios de Flandes. Podemos remontarnos al siglo XX, simplemente recordando que entre 1966 y 1971 más de 50 médicos y sanitarios españoles prestaron asistencia médica en Vietnam, en el marco del conflicto que asolaba a este país del sudeste asiático, prestando ayuda a civiles, militares, survietnamitas y guerrilleros comunistas del Vietcong y también estadounidenses, en un viejo hospital de Gò-Công, en el delta del Mekong, a 45 kilómetros de la entonces conocida como Saigón. España no participaba oficialmente en el conflicto, ni tenía un protagonismo especial en las posibles negociaciones políticas o diplomáticas para su resolución pero utilizó un servicio al alcance de su mano para estar presente en el marco de las relaciones internacionales: la Sanidad Militar. Un claro ejemplo de diplomacia médica.

Después de esta experiencia, en la última década del pasado siglo la crisis de los Balcanes fueron testigos de una intensa actividad diplomática española, destacando el despliegue de contingentes militares en Bosnia, en el marco de UNPROFOR, IFOR, SFOR, KFOR, en los que en Mostar o Istok se atendieron a miles de pacientes civiles en nuestras instalaciones sanitarias. Lo mismo ocurrió en Afganistán, a partir de 2001, Iraq en 2003y 2004, Líbano desde 2006, Djibouti a partir de 2008, Gabón, Senegal o Malí, más recientemente. Con los medios disponibles en el terreno, muchas veces limitados pero suplidos con serenidad, sacrificio, esfuerzo, buena voluntad, experiencia y cariño nuestros médicos y sanitarios, apoyados desde territorio nacional a través de un avanzado servicio de telemedicina han podido aliviar a miles de hombres, mujeres, niños y niñas, de todas las edades mediante consultas, tratamientos, intervenciones o, con la colaboración de donantes altruistas, mediante la distribución de medicamentos y material médico y sanitario. Además de esto cuando por circunstancias humanitarias no ha sido posible atender al paciente en zona de operaciones se han arbitrado procedimientos para atenderlos en España, evacuándolos desde zona en medios militares para ser atendidos tanto en nuestros hospitales militares como en hospitales civiles en colaboración con organizaciones no gubernamentales y gubernamentales. No vamos a dar nombres, pero hemos atendido desde niños quemados hasta mujeres maltratadas, y eso se ha hecho gracias a la actividad incesante de la Sanidad Militar, aplicada como servicio en el marco de las relaciones internacionales: diplomacia.

Estas actividades realizadas en el ámbito de la cooperación cívico-militar, esto es en el marco de un planeamiento detallado, en muchos casos, se han realizado, también, fuera del horario de trabajo, en el tiempo libre y dedicando, en ambos casos, un gran esfuerzo tanto en recursos humanos como materiales. Podemos señalar que todas ellas han hecho, en los últimos 25 años una gran contribución a la difusión de la Marca España, una política de Estado, cuya eficacia reside en el largo plazo cuyo objetivo es mejorar la imagen de nuestro país, tanto en el interior como más allá de nuestras fronteras. Y esto es diplomacia. Diplomacia médica.

Joseph Nye, Jr., en 1990, definía el soft power como "achieving desirable influence through attraction and cooperation", es decir como aquellas acciones que, mediante la atracción y la cooperación, permitían lograr determinados efectos de influencia. Es aquí, en este campo, donde la diplomacia, a través del "lenguaje" diplomático debe lograr los efectos que se pretenden en el marco de las relaciones internacionales. Y la diplomacia médica puede contribuir a rellenar lagunas en algunos campos de la cooperación y participar del poder de atracción. Podemos entender la diplomacia médica como una forma de las relaciones diplomáticas que pretende patrocinar relaciones favorables entre naciones, proporcionando servicios de salud y apoyos médicos. La diplomacia puede reducir tensiones entre naciones pero, además, puede contribuir a difundir una imagen de marca, y, en este caso, una diplomacia "caritativa", como puede entenderse la diplomacia médica ejercida por la Sanidad Militar española, en la mejor acepción de este término, contribuye, notablemente, a la Marca España.

No queremos finalizar este editorial sin hablar de los acuerdos bilaterales en la materia que permiten, fuera del ámbito de las operaciones militares, llevar a cabo actividades como las que se presentan en esta revista. El intercambio de alumnos, las conferencias y seminarios dentro y fuera de España, la donación de materiales y recursos, la atención a pacientes a través de estas actividades de cooperación son otra muestra de la intensa actividad diplomática de la Sanidad Militar, una de las partes importantes de la diplomacia de defensa, a pesar de que el Plan de Diplomacia de Defensa mencionado anteriormente no la incluya de manera explícita, por lo que, con este apunte editorial, queremos reclamar que implícitamente ese plan, u otros que de forma concreta y explícita puedan venir en el futuro, contemplen la diplomacia médica como uno más de los instrumentos de la diplomacia de defensa y, por tanto, de la diplomacia y de la acción exterior del Estado.