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Sanidad Militar

versión impresa ISSN 1887-8571

Sanid. Mil. vol.74 no.2 Madrid abr./jun. 2018

https://dx.doi.org/10.4321/s1887-85712018000200001 

EDITORIAL

El Centro Universitario de la Defensa de Madrid: un paso al frente en la formación de los nuevos médicos militares

Madrid Defence University College: a step ahead in training new military doctors

Dr. Natalio García Honduvilla1 

1Director Centro Universitario de la Defensa de Madrid, Academia Central de la Defensa (CUD-ACD)

Al igual que el resto de los centros universitarios de la defensa (CUD), el CUD de Madrid, ubicado en la Academia Central de la Defensa (ACD) está marcando un antes y un después en la formación del médico militar y por ello, ni la Universidad de Alcalá ni el Ministerio de Defensa, a través de su Dirección General de Reclutamiento y Enseñanza Militar (DIGEREM), han escatimado esfuerzos para conseguirlo. Sin lugar a dudas, la aparición del CUD-ACD ha sido un paso al frente en la formación del médico militar, ha constituido un nuevo paradigma dentro de la Sanidad Militar.

La creación del CUD-ACD colmó de ilusión el futuro de la Sanidad Militar con la implantación del Grado de Medicina, en el seno del Ministerio de Defensa, mediante la adscripción del Centro a la Universidad de Alcalá.

Después de seis años, en el curso actual (2017-2018) se completa la carrera que comenzó allá por el mes de septiembre del 2012. Desde entonces hasta ahora se han ido completando los objetivos marcados para cada curso académico y es, precisamente en el curso actual, cuando estamos a punto de recoger los frutos del trabajo y del esfuerzo de todos: estudiantes, profesores, personal del CUD (los que somos y los que fuimos), Universidad de Alcalá, Ministerio de Defensa (los que son y los que fueron) y de todos aquellos que de una u otra forma han colaborado a la formación de Grado y a la formación de la parte militar general, específica y técnica (Escuela Militar de Sanidad, Departamento de Instrucción y Adiestramiento y resto de la Academia Central de la Defensa). Pero si tenemos que destacar a alguno de estos colectivos, me inclino por destacar, y de forma muy especial, a los Caballeros y Damas Cadetes alumnos y a los Alféreces alumnos en general y, en particular, al esfuerzo, ilusión y poder de sacrificio y de superación de estos últimos, que constituyen la primera promoción de alumnos, los cuales verán cumplido su sueño en un futuro muy cercano. Sin duda, son los protagonistas de este nuevo paradigma, son los verdaderos héroes de esta historia. En breve recibirán su titulación de Grado en Medicina y recibirán su despacho de Tenientes para incorporarse como oficiales médicos a los destinos que les corresponda. En breve se disiparán las dudas de aquellos que, aun teniendo confianza en el sistema, mantenían sus reticencias sobre el éxito del modelo. En las manos de nuestros futuros oficiales médicos está el poder de demostrarles que sus dudas han sido, son y serán infundadas. Estoy seguro de que vosotros, estimados Alféreces alumnos de esta primera promoción seréis el orgullo más inmediato de la Sanidad Militar y en vuestro saber hacer y en vuestro compromiso está el futuro de la misma.

Llegar hasta aquí no ha sido fácil, ha habido aciertos y errores, espero que más de los primeros que de los segundos, pero de todo hemos conseguido sacar lecciones aprendidas que beneficiarán, de forma evidente, a las siguientes promociones que miran con ilusión, y con un poco de ansiedad, el momento de ver culminada su obra y ser ellos los nuevos protagonistas de la historia de los Cuerpos Comunes, dentro del Cuerpo de Sanidad Militar, Especialidad Fundamental de Medicina.

Siempre que aparece algo nuevo, es inevitable comparar lo incipiente con lo anterior y con lo ya existente. En ese sentido, una de las preguntas más repetidas desde el nacimiento del CUD-ACD es si los estudiantes del CUD son mejores que sus compañeros de promoción con titulación previa o que sus compañeros de la Facultad. Ambas preguntas tienen difícil respuesta, tampoco creo que sea cuestión de si se es mejor o peor, sino de si hemos cumplido con las necesidades de las Fuerzas Armadas y de si la formación, tanto universitaria, como militar, garantiza la obtención de unos buenos oficiales médicos sobre los que descargar la responsabilidad de mantener y dirigir, en un futuro, los designios de la Sanidad Militar. El estudiante de Medicina es, en cierta medida, un estudiante especial con una cualificación muy alta. Las diferencias que puedan existir entre ambos centros, son más atribuibles a las características de cada uno de ellos más que a la actitud y aptitud de los estudiantes o de los profesores (son los mismos en la Facultad y en el CUD). Con todo ello, seguiremos con la duda de si los buenos resultados observados son debidos a las condiciones de los alumnos. Sin duda, creo que en gran medida sí, pero también creo que las condiciones ambientales en las que desarrollan su trabajo son un buen estímulo para propiciar el estudio. Entre estos estímulos cabría destacar:

  • Un número bajo de alumnos (20-30), lo que asegura el cumplimiento de las bases educativas emanadas de la Declaración de Bolonia y de la aparición del Espacio Europeo de Educación Superior

  • Un alto grado de compañerismo y disciplina, lo que incentiva el estudio en grupo y su comportamiento como militares y universitarios. Para este tipo de alumnos, la educación en valores, es algo más que una obligación, es una forma de vida.

  • Un buen sistema de Tutorías, con tutores que han sabido reconducir a los alumnos en los momentos difíciles, que también los ha habido, y sin cuya ayuda y buen hacer, hubiese sido muy difícil llegar a buen puerto.

  • Un mejor ambiente de estudio, promulgado por ese compañerismo y esos valores en los que el estudiante militar basa su forma de vida.

  • Unas condiciones de vida (Dieta, Deporte, Disciplina…) que ayudan a que el esfuerzo y el sacrificio del estudiante sea más llevaderos.

Todos estos factores tienen gran culpa de los buenos resultados obtenidos en el CUD ya que estas condiciones del centro, junto con las características de los estudiantes y profesores, hacen que estos sientan una mayor motivación por aprender, los unos y por enseñar, los otros.

Todavía tengo en mi memoria los inicios del CUD-ACD, por entonces CUD-GED (CUD del Grupo de Escuelas de la Defensa) y mis primeras palabras a los, por entonces, caballeros y damas cadetes: “Estimados alumnos, aunque lo vean ustedes muy lejano, el tiempo pasa muy deprisa, tanto que, cuando se quieran dar cuenta, ya habrán terminado sus estudios y se encontrarán ustedes recibiendo sus despachos de Teniente. Así que estén ustedes atentos porque el que pestañee, se perderá gran parte de lo acontecido”. Entonces los 25 alumnos que ingresaron en esa primera promoción esbozaron una sonrisa de incredulidad, todavía les faltaban 6 años. Pues bien, esos 6 años ya han pasado, con un rendimiento realmente envidiable por su parte, como así lo atestigua el alto número de matrículas de honor conseguidas en su trayectoria universitaria, en el alto porcentaje de alumnos que han ido aprobando todas las asignaturas por curso de las que se iban matriculando y en su buen hacer como militares en formación como también se deduce de la gran cantidad de felicitaciones recibidas por su marcialidad en los diferentes actos militares en los que han participado. Veinticinco fueron los que entraron, veinticuatro los que están en disposición de incorporarse como oficiales de las Fuerzas Armadas al finalizar este curso 2017-2018, ningún abandono aunque sí una baja en la promoción, al haberse quedado un Alférez retenido en 5º curso. Un accidente que me ha entristecido grandemente durante todo este curso y que sin lugar a dudas me devolverá la alegría cuando lo vea recibir su despacho de Teniente en el próximo curso, en compañía de la segunda promoción.

Podría hacer hincapié en los fabulosos resultados obtenidos por estos estudiantes a nivel numérico durante todo su periodo de formación, pero no creo que valga la pena correr el riesgo de perderse en cifras y datos que podrían hacernos no ver el bosque. Prefiero centrarme en las personas que van a hacer posible que llegue aire fresco a la Sanidad Militar y que han hecho que este bosque vuelva a tener árboles robustos que le den prestancia y serenidad a ésta.

Ya queda poco para que podamos decir aquello de ¡objetivo conseguido! A mí no me cabe la menor duda de que los 24 implicados lo conseguirán una vez más y conseguirán, como han venido haciendo desde el principio, que me sienta un auténtico privilegiado por haber podido trabajar con ellos, como Director y como Profesor. En unos pocos meses, dos a lo sumo, se abrirá una puerta a la esperanza de la Sanidad Militar y por ella entrarán los verdaderos artífices del futuro, ya casi presente, de la Medicina Militar.

Permítanme que cierre este editorial dirigiéndome directamente a los alféreces alumnos de esta primera promoción:

Hoy sois el futuro, mañana seréis el presente. El futuro de la Sanidad Militar y de España os pertenece, mi más sincera enhorabuena.