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Ene

On-line version ISSN 1988-348X

Ene. vol.10 n.3 Santa Cruz de La Palma Dec. 2016

 

RESUMENES DE EVIDENCIA

 

Auto-manejo de la hemodialisis para la enfermedad renal terminal

 

 

Raquel Pelayo Alonso

Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander.

 

 

Referencia: Auto-manejo de la hemodiálisis para la enfermedad renal terminal. Best Practice: evidence-based information sheets for health professionals 2011; 15 (8): 1-4. Disponible en:

http://www.evidenciaencuidados.es/BPIS/PDF/2011_15_8_BestPrac.pdf

http://connect.jbiconnectplus.org/ViewSourceFile.aspx?0=7119

http://es.connect.jbiconnectplus.org/ViewSourceFile.aspx?0=7119

 

Resumen

Introducción

La Enfermedad Renal Terminal (ERT) es la pérdida irreversible de la función renal. Cuando llega al estadio final se requieran terapias de reemplazo renal (TRR) como la diálisis, o un trasplante. Se estima que entre 2 y 6 millones de personas en todo el mundo fueron diagnosticadas de ERT en el año 2010. Sin embargo, un tercio de esta población, pudo haber fallecido por no tener acceso a TRR, lo que pone de manifiesto las desigualdades existentes entre unos países y otros (1).

Pese a estas cifras tan elevadas, algunos países han logrado mantener o incluso disminuir la incidencia de ERT, en parte, debido, al éxito de las medidas preventivas de la enfermedad renal.

El paciente con ERT se encuentra con varios desafíos durante su enfermedad: la aparición de los síntomas, los tratamientos complejos y restricciones, incertidumbre acerca de la vida o el impacto sobre su autonomía, por lo que promover intervenciones de auto-manejo en estos pacientes es de vital importancia. Cuestión importante que avala estas intervenciones es que se ha descrito que entre el 33-50% de los pacientes no siguen su tratamiento.

 

Objetivo

El objetivo de este Best Practice es definir los efectos de las intervenciones de auto-manejo de la hemodiálisis por parte de los pacientes con ERT.

 

Fuente de datos

La revisión sistemática utilizada utilizó cinco ensayos clínicos controlados aleatorios que incluían una intervención psicosocial mediante una serie de métodos basados en la teoría del desarrollo de habilidades de afrontamiento y de toma de decisiones (2). Sólo un estudio no recomendó la inclusión de una actividad educativa.

 

Resultados

El primer estudio analizado tiene como objetivo desarrollar habilidades de autocuidado mediante un programa de autoeficacia, basado en una formación estructurada e individualizada. Esta intervención fue eficaz para controlar las ganancias de peso entre una diálisis y otra

Un segundo estudio, se basa en un programa de emponderamiento que busca dotar el paciente de una serie de habilidades que le permitan resolver problemas, manejar el estrés o sentirse motivado. Según este estudio, el programa de emponderamiento, disminuyó los niveles de depresión y mejoró la autoeficacia en el autocuidado del grupo experimental.

Otra intervención analizada fue la terapia cognitivo-conductual grupal que incluía técnica de afrontamiento de estrés y depresión, manejo de creencias y habilidades sociales. Tras la intervención, se valoró la eficacia del autocuidado, la depresión y la calidad de vida, objetivándose una mejoría en las 3 variables.

La eficacia de una intervención educativa centrada en la adaptación física y psicosocial a la ERT fue examinada en otro estudio. Esta intervención educativa incluía el autocuidado de los pacientes, actividades de la vida diaria, actividades sociales, relaciones con otras personas significativas y cumplimiento del régimen de hemodiálisis. Sólo se obtuvo una mejoría en las capacidades psicosociales y en el desempeño de las actividades de la vida diaria.

La última intervención analizada hace referencia a un contrato de conducta, sólo con el paciente o con un familiar o amigo que haga de agente que modifique la conducta del paciente, o como tercera opción, el contacto telefónico semanal con el paciente. Con esta intervención, se busca modificar las creencias en salud de los pacientes y por lo tanto, mejorar la adherencia al tratamiento. Para elaborar el contrato de conducta, se buscó llegar a un acuerdo entre el paciente y la enfermera, acordando comportamientos a adquirir, calendarios, formas de evaluar dichos comportamientos así como recompensas. En cuanto a las llamadas telefónicas, se realizaban semanalmente y estaban adaptadas a las necesidades del paciente. Valoraron aspectos como el seguimiento de la dieta (niveles de potasio sérico y ganancia de peso entre dos diálisis) y cambios en las creencias de salud. Tanto el nivel de potasio sérico como la ganancia de peso fueron más bajos en los grupos intervenidos, aunque estas intervenciones no tuvieron efecto sobre la creencia en salud de los pacientes.

 

Recomendaciones

Las siguientes intervenciones deber ser implantadas para ayudar a los pacientes con ERT en hemodiálisis para mejorar su auto-manejo:

- Un programa de formación en autoeficacia, estructurado e individualizado llevado a cabo por especialistas en enfermería nefrológica formados. (Nivel B).

- Intervención con terapia de grupo cognitivo-conductual utilizando técnicas como la relajación y el auto-control. (Nivel B).

- Un programa de emponderamiento centrado en ayudar a los pacientes a desarrollar habilidades y conciencia de sí mismos en el establecimiento de metas. (Nivel B).

- Contacto estructurado telefónico semanal y un contrato de conducta con un familiar o amigo. (Nivel B).

- Educación sobre la hemodiálisis y programa de apoyo (un programa educativo específico que incluye apoyo de enfermeras) para un período de tres meses con docencia semanal y sesiones de apoyo. (Nivel B).

 

Comentario

La enfermedad renal terminal, como cualquier enfermedad crónica, presenta un gran componente físico, psíquico y social para la persona que la padece y para su entorno social. Estos pacientes, en un principio, suelen negar su enfermedad, poniendo dificultades a modificar sus hábitos de vida y a adoptar los necesarios a su nuevo estado de salud, lo que dificulta la tan necesaria adherencia al tratamiento, no sólo farmacológico, sino también, dietético, aspecto de gran importancia en el tratamiento y la aparición de complicaciones de los pacientes con enfermedad renal terminal sometidos a hemodiálisis (3).

Otros aspectos psicológicos que nos podemos encontrar en estos pacientes y que por lo tanto pueden condicionar su comportamiento, son la ansiedad y la depresión, tanto en el momento del diagnóstico de la enfermedad como el momento de inicio de TRR, ya que, por ejemplo, su nivel de autonomía se va a ver alterado, creándose una situación de dependencia y por lo tanto, de estrés, evitación de la situación, y por qué no, de miedo a la muerte (4).

Por lo tanto, la situación que se crea es compleja. Debemos intentar proporcionar al paciente el mayor número de capacidades y habilidades posibles con las que poder hacer frente a su nueva situación así como solucionar aquellos problemas que pudieran surgir.

El autocuidado del paciente renal debería incluir, al menos, los siguientes aspectos mínimos: el cumplimiento del tratamiento, tanto farmacológico como dietético, la toma de decisiones, las capacidades psicosociales, la autoeficacia del autocuidado y el control del nivel de depresión y ansiedad.

No existe una única intervención psicosocial que sea capaz de abarcar todos los ámbitos relatados anteriormente, por lo que será necesario aplicar varias intervenciones de forma conjunta. Como nos ha demostrado la revisión, éstas pueden ser de ámbito individual o colectivo, ambas tienen el mismo grado de eficacia, lo que sí es importante es que estén adaptadas a las necesidades, ya sean físicas, psíquicas o sociales del paciente, para que verdaderamente sean efectivas, con objetivos reales y alcanzables para el paciente. Cómo también recomienda la revisión, puede ser útil involucrar a algún familiar o amigo en el cambio de conducta. De esta forma, es este familiar o amigo el que ayuda en el cambio de conducta, no el personal sanitario, siendo esta ayuda más continuada en el tiempo ya que el contacto con el personal sanitario sólo ocurre durante la duración de las sesiones de hemodiálisis, lo que puede influir en el resultado final.

En definitiva, las intervenciones psicosociales basadas en el desarrollo de habilidades de afrontamiento y de toma de decisiones son eficaces para mejorar el autocuidado de los pacientes en hemodiálisis. Puede resultar recomendable aplicar un programa formativo estructurado que incluya una serie de intervenciones que faciliten la adquisición de habilidades suficientes que garanticen un buen nivel de autocuidados.

 


Esta sección es posible gracias a nusetro acuerdo de colaboración con Centro Colaborador Español del Instituto Joanna Briggs (CCEIJB) para los cuidados de salud basados en la evidencia.

 

Referencias

1. Robinson BM, Akizawa T, Jager KJ, Kerr PG, Saran R, Pisoni RL. Factors affecting outcomes in patients reaching end-stage kidney disease worldwide: differences in access to renal replacement therapy, modality use, and haemodialysis practices. Lancet. 2016; 388(10041):294-306.         [ Links ]

2. Reid C, Hall J, Boys J, Lewis S, Chang A. Self management of haemodialysis for End Stage Renal Disease: a systematic review. The Joanna Briggs Library of Systematic Reviews 2011;9(3):69-103.         [ Links ]

3. Clark S, Farrington K, Chilcot J. Nonadherence in dialysis patients: prevalence, measurement, outcome, and psychological determinants. Semin Dial. 2014; 27(1):42-9.         [ Links ]

4. King-Wing Ma T, Kam-Tao Li P. Depression in dialysis patients. Nephrology (Carlton). 2016; 21(8):639-46.         [ Links ]

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