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FEM: Revista de la Fundación Educación Médica

On-line version ISSN 2014-9840Print version ISSN 2014-9832

FEM (Ed. impresa) vol.22 n.6 Barcelona Dec. 2019  Epub Mar 09, 2020

https://dx.doi.org/10.33588/fem.226.1032 

Editorial

16 años de la LOPS y de formación especializada en España: reflexiones sobre el trabajo realizado y los cambios pendientes

16 years of the LOPS and specialised training in Spain: reflections on the work carried out and the changes pending

Arcadi Gual1  , Amando Martín-Zurro1  2 

1Patrón de la Fundación Educación Médica

2Vicepresidente de la Fundación Educación Médica

La Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) promulgada en 2003, hace ahora 16 años, es el marco legal de mayor rango por el que se rige la formación sanitaria especializada en España. De su articulado se desprenden múltiples propuestas de cambio en este campo, algunas de las cuales no se han desarrollado aún o han visto frustrada su aplicación. El Real Decreto 639/2014 reguló la troncalidad de la formación especializada, posiblemente el cambio más importante del sistema de médicos internos residentes desde su inicio, pero su operatividad se vio truncada en 2016 por la sentencia de 12 de diciembre de 2016, de la Sala Tercera del Tribunal Supremo, que la dejó sin efecto ante la ausencia de la imprescindible memoria económica que ha de acompañar una reforma de tal calado, imposible de realizar sin una aportación específica de recursos. Esta actuación jurídica tuvo como efecto el arrumbamiento, no sabemos si definitivo, de la ingente cantidad de trabajo realizada antes y después de 2014 por múltiples instituciones, organizaciones científicas, profesionales y expertos. No hay que olvidar que la gestación del propio decreto de troncalidad fue larga y laboriosa y que su contenido se consensuó tras más de diez años de discusiones. Como sucede con frecuencia, nadie quedó plenamente satisfecho, pero eso no constituye un defecto: esa insatisfacción es fruto de una larga negociación en la que participaron el Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud (CNECS), los consejos generales de las profesiones sanitarias, las sociedades científicas, la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas, representantes de los estudiantes, sindicatos y Dios sabe quién más. En una negociación, todas las partes hacen concesiones y siempre es mejor avanzar, aunque sea parcialmente, que esperar hasta encontrar la utópica perfección soñada. No defenderemos ni criticaremos -no es el lugar- si el real decreto de troncalidad era el más adecuado. Es muy posible que proponer universalmente dos años de troncalidad para todas las especialidades no fuera lo más correcto y que el número, composición y competencias de los troncos definidos fuera discutible. También se puede polemizar sobre si eran muchas o pocas las competencias comunes o transversales propuestas o sobre la duración total de determinados programas formativos de especialidad.

Al margen de las consideraciones previas, pensamos que existen algunas evidencias, de las cuales queremos destacar dos:

Primero, que desde la publicación de la LOPS en 2003, todo el ámbito sanitario ha reclamado una organización más troncal para la formación especializada, que ofrezca mayor sencillez y plasticidad al sistema formativo, entre otras cosas, para su mejor adaptación a un mercado de trabajo complejo y en rápida transformación organizativa y tecnológica.

Segundo, que el trabajo realizado por los expertos, y liderado mayormente por el CNECS durante más de diez años, ha sido ingente en cantidad y en calidad. ¿Cómo se puede desaprovechar el enorme trabajo realizado? ¿Es posible pensar que se puede empezar de cero? ¿Se ha de tener miedo a las reticencias al cambio después de los esfuerzos de tantos profesionales? Entendemos que la respuesta a las tres preguntas es no, no y no.

De lo expuesto hasta ahora no debe desprenderse en ningún caso que reivindicamos nostálgicamente el tiempo pasado. Nuestra intención es llamar la atención de todas las partes involucradas (administraciones sanitarias y educativas, sociedades científicas, organizaciones y profesionales) acerca de los aspectos positivos de los esfuerzos realizados durante 16 años sobre las mejoras en la formación especializada. Unas aportaciones que son siempre fruto de un conocimiento experto que debe ser apoyado y facilitado por las estructuras políticas.

La formación especializada es buena o muy buena, pero los cambios vertiginosos de la epidemiología, de la terapéutica y de las organizaciones asistenciales requieren -exigen- cambios en la formación. La pregunta es: ¿para cuándo? Se requieren, lo antes posible, cambios en el sistema de formación especializada. No se debe empezar de cero disponiendo de todo el conocimiento acumulado durante tanto tiempo. Es un buen momento tanto para aprovechar la información acumulada como para evitar los errores cometidos. Necesitamos un decreto ley que permita mejorar la LOPS y actualizar competencias, que renueve los programas y que facilite la gestión de la formación especializada en ciencias de la salud. Los profesionales se lo merecen y la ciudadanía lo exige.

E-mail: agual@ub.edu

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