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Revista Española de Nutrición Humana y Dietética

On-line version ISSN 2174-5145Print version ISSN 2173-1292

Rev Esp Nutr Hum Diet vol.20 n.3 Pamplona Sep. 2016

https://dx.doi.org/10.14306/renhyd.20.3.303 

EDITORIAL

 

Percepción de la imagen corporal como factor predisponente, precipitante y perpetuante en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA)

 

 

Eduard Baladiaa,b

a Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas (CAEC-FEDN), España.
b Red de Nutrición Basada en la Evidencia (RED-NuBE), España.

Dirección para correspondencia

 

 

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un grupo de trastornos psicopatológicos que se caracterizan por una conducta alterada ante la ingesta alimentaria, aparición de comportamientos extremos de control de peso y alteración de la percepción de la imagen corporal y, a pesar de que afectan de forma no uniforme a diferentes subgrupos y estratos de población, se consideran afecciones altamente prevalentes en todo el mundo1-4. Se estima que cerca del 18% de las chicas y el 6% de los chicos presentan conductas extremas para el control del peso5. Más allá de las definiciones estrictas de TCA específicos y bien conocidos (como la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa), de TCA específicos pero menos conocidos (como la vigorexia o la ortorexia), o de trastornos de la conducta alimentaria no específicos (TCANE; que suelen ser cuadros incompletos), y sus correspondientes manifestaciones clínicas, el entendimiento de los factores de riesgo que conducen al desarrollo de los mismos es aún una tarea pendiente que requiere más investigación.

Algunos autores proponen como modelo explicativo de algunos de los TCA más estudiados, como la anorexia nerviosa, que los TCA son el resultado de la interacción de tres tipos de factores: predisponentes, precipitantes y perpetuantes6. Los factores predisponentes confieren susceptibilidad de padecer TCA, los precipitantes como por ejemplo la insatisfacción con la imagen corporal condicionan la toma de decisiones y conducen a la acción, y los perpetuantes son los factores que hacen que el cuadro se extienda en el tiempo y se dificulte su tratamiento6. Los tres tipos de factores pueden estar influenciados por factores biológicos (alteraciones genéticas y alteraciones neurobiológicas)7-11, factores socioculturales (modelos familiares, desestructuración familiar, presión por cánones de belleza específicos, influencia de pares, etc.)12-15, y factores psicológicos y cognitivos (depresión, ansiedad, trastornos obsesivos-compulsivos, alteración de la imagen corporal, etc.)16,17.

Según el Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria, dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo y de la Agència d'Avaluació de Tecnologia i Recerca Mèdiques de Catalunya, la detección temprana mediante herramientas validadas que permitan una valoración sistemática del comportamiento alimentario y sus factores de riesgo, puede tener un papel clave en la prevención de TCA o en su severidad y pronóstico18. En este sentido el Symptom Checklist-90-R (SCL-90-R) es uno de los test más usados para la detección de síntomas psicopatológicos. Para la identificación de potenciales casos de TCA, se recomienda el uso del Branched Eating Disorders Test (BET)19, el Eating Disorder Diagnostic Scale (EDDS)20, el Survey for Eating Disorders (SED)21, o el Sick, Control, One, Fat, Food questionnaire (SCOFF)22, de los cuales solamente el último dispone de versión adaptada y validada a nuestro contexto18.

La percepción de la imagen corporal es un factor psicológico/ cognitivo que potencialmente conduce a prácticas alimentarias de riesgo16, pudiendo ser un factor predisponente, precipitante y perpetuante. En este sentido, la detección precoz de sus componentes, puede tener también un papel relevante en la prevención de TCA. Prueba de su importancia es que en la última década se han desarrollado herramientas específicas de screening para la detección de alteraciones de la percepción de la imagen corporal. La apreciación (positiva) del cuerpo (body appreciation) se define en función de la aceptación del propio cuerpo con independencia de su tamaño o imperfecciones, por el respeto y cuidado del cuerpo a través de estilos de vida saludables y por la resistencia a la internalización de estándares de belleza no realísticos. Avalos y Cols., desarrollaron y validaron en 2005 una escala (Body Appreciation Scale; BAS) para su evaluación formal que fue revisada en 201523,24 y que ha sido traducida y adaptada al contexto español25. La flexibilidad psicológica de la imagen corporal es otra dimensión que debe valorarse para poder pronosticar la aceptabilidad de los cambios de tamaño y forma corporal (inherentes o no a la edad o estado fisiológico) en lugar de la alteración del contenido o la forma de los pensamientos y sentimientos de aversión relacionadas con el cuerpo26. El Body Image-Acceptance and Action Questionnaire (BI-AAQ) desarrollado por Sandoz y Cols. es una herramienta validada para la evaluación de algunas dimensiones de la flexibilidad psicológica relacionadas con la imagen corporal26. Asimismo, la medida en que una persona valora su cuerpo según su funcionalidad en lugar de su apariencia, o de cómo valoran su personalidad en función del cumplimiento de unos estándares culturales, o del autocontrol percibido sobre su apariencia27 son también dimensiones relacionadas con la percepción de la imagen corporal que pueden ser valoradas mediante instrumentos validados como la Objectified Body Consciousness Scale (OBCS).

Finalmente, la evaluación de cómo una persona habla sobre su cuerpo (body talk), es también una dimensión, quizás menos desarrollada de momento, que puede alertar sobre una posible insatisfacción corporal y un futuro trastorno de la conducta alimentaria28.

El estudio de la autopercepción de la imagen corporal en diferentes subgrupos de población, puede ser un buen instrumento para poder intensificar el screening en aquellos sujetos que muestren mayor riesgo de alteración de la imagen corporal y poner en marcha políticas y mecanismos que permitan la prevención de nuevos casos de TCA. En este número de la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, se presentan los resultados de 2 estudios que evalúan la autopercepción de la imagen corporal, uno en estudiantes universitarios29 y otro en embarazadas30. Estamos seguros que los resultados y conclusiones de ambas investigaciones ayudarán a comprender mejor la complejidad de los fenómenos relacionados con la alteración de la imagen corporal y, potencialmente, completar el estado del saber en relación a los factores de riesgo de padecer trastornos del comportamiento alimentario.

 

Referencias

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Dirección para correspondencia:
e.baladia@rednube.net

Recibido: 28 de septiembre de 2016;
Aceptado: 30 de septiembre de 2016.

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