INTRODUCCIÓN
Uno de los problemas de salud pública más importantes y con rápido aumento en países subdesarrollados es la hipertensión1, 2. Cerca de un billón de adultos en el mundo tiene esta enfermedad, encontrándose las mayores prevalencias en Europa del este, Latinoamérica y Caribe3. Diversos estudios realizados en Brasil han observado en adultos prevalencias de hipertensión que fluctúan entre el 22% y el 68%4, 5, 6, 7, 8, 9.
Una de las medidas más importantes en el manejo de la presión arterial elevada (PAE), ya sea para su prevención o control, es la dieta. Es así como un consumo elevado de frutas y vegetales, con ingesta de lácteos pobres en grasa, de cereales de grano entero, nueces, legumbres y semillas, con bajo consumo de carne, sodio, azúcar añadida y grasa saturada han mostrado resultados favorables en la reducción de la presión arterial (PA)10. Asimismo, esta condición es controlada o tratada mediante intervenciones médicas y ejercicios1.
Del total de hipertensos, el 30% o más desconoce que tiene PAE11, 12, y de los que lo saben sólo el 35% sigue un tratamiento farmacológico11, observándose en esta población pobres resultados cardiovasculares12, con una elevada prevalencia de eventos cerebrovasculares, infartos y fallas renales1, 13.
Factores biológicos, sociales y de comportamiento han sido relacionados con la presencia de PAE3. Siendo el sexo, la edad avanzada, el lugar de residencia, el sobrepeso, la obesidad, la depresión, la inactividad física y las enfermedades cardiovasculares asociadas a la existencia de PAE no diagnosticada y/o tratada12, 13 14.
Frente a la elevada prevalencia de hipertensión, la poca información disponible en Brasil sobre PA sin tratamiento farmacológico, la necesidad de estudiar los factores que conducen al no tratamiento de ésta, y la finalidad de que los resultados del estudio sirvan como medida preventiva, el objetivo de esta investigación fue identificar el perfil de las personas con PAE sin tratamiento farmacológico, y determinar los factores asociados al no tratamiento de ésta.
MATERIAL Y MÉTODOS
Esta investigación corresponde a un estudio observacional, analítico con temporalidad transversal, cuyos datos se tomaron del estudio VIGICARDIO llevado a cabo durante el primer semestre del año 2011, el cual tenía por objetivo determinar la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en el estado de Paraná. Los participantes fueron habitantes de Cambé-Paraná-Brasil con edades que fluctuaban entre los 40 y 98 años. La edad de corte (≥40 años) fue elegida por la alta prevalencia de factores de riesgo cardiovascular (FRCV) y de enfermedades cardiovasculares en individuos de esta edad.
El tamaño de muestra del estudio VIGICARDIO se calculó considerando una prevalencia esperada del 50% de conductas no saludables, un intervalo de confianza (IC) del 95% y una asunción de pérdidas del 25%, lo que resultó en 1.339 sujetos. Los hogares que participaron fueron seleccionados aleatoriamente entre sus secciones censales. La muestra se seleccionó estratificando por sexo y edad, según distribución de cada sección censal. Cuando ≥2 residentes de un domicilio tenían 40 años o más, se seleccionó al entrevistado aleatoriamente. Se excluyeron de VIGICARDIO aquellos sujetos que tenían discapacidad visual o auditiva grave sin corregir, algún trastorno mental avanzado que le impidiera la comprensión o aplicación de la entrevista, y a los individuos que no entendían el idioma portugués. Los datos fueron recogidos por personal capacitado. El cuestionario incluyó información de ámbitos sociodemográficos, salud y estilos de vida, y fue estructurado a partir de instrumentos validados en Brasil.
De 1.339 encuestados elegibles de VIGICARDIO, sólo 967 aceptaron realizarse exámenes de sangre y medirse la PA. Para la presente investigación de éstos últimos, se excluyeron a 306 con PA normal, y 298 con PAE que carecían de información para alguno de los exámenes de sangre, factores sociodemográficos, estado de salud, estilos de vida o conductas alimentarias, conduciendo finalmente los análisis en 363 individuos (Figura 1).
El protocolo de VIGICARDIO fue aprobado por el Comité Ético de Investigación de la Universidad Estadual de Londrina, Brasil. Los participantes firmaron consentimiento informado.
Medición de presión arterial elevada
Se realizaron tres mediciones de presión arterial, respetando el intervalo de tiempo y los pasos recomendados en las VI Guías Brasileñas de Hipertensión Arterial15. En este procedimiento, se utilizó el monitor de presión arterial automático Omron HEM-742INT, debidamente calibrado.
Se consideró PAE sin tratamiento farmacológico cuando el sujeto no estuviese en tratamiento médico/farmacológico por PA alterada, y cuando la media aritmética de la segunda y tercera medición fuera ≥140mm/Hg de PA sistólica y/o ≥90mm/Hg de PA diastólica.
Para definir PAE con tratamiento farmacológico se consideró la presencia de hipertensión autorreportada por los participantes del estudio, siempre y cuando ésta haya sido diagnosticada por un médico u otro profesional de la salud.
Factores sociodemográficos
Los participantes informaron sexo (hombre; mujer), edad (40-49; 50-59; ≥60 años), años de estudio (≤4; ≥5 años), y clase socioeconómica (A/B[alta]; C/D/E[baja]). Para la clasificación de la clase económica se utilizó el instrumento desarrollado por la Asociación Brasileña de Empresas de Investigación (ABEP), cuyos criterios se actualizan periódicamente16. Éste toma en consideración la escolaridad de la persona con mayor renta en la familia y la posesión de algunos productos, como automóvil, número de baños en casa, lavadora, entre otros.
Estado de salud
Se analizó autopercepción de salud de los participantes (buena / regular / mala / muy mala), presencia/ausencia de depresión o diabetes diagnosticada por un médico u otro profesional de salud, y presencia/ausencia de obesidad (IMC≥30). Para la medición del peso se utilizó una balanza electrónica portátil Plenna, modelo SIM 09190, para ello se pidió a los participantes que usaran ropa ligera y se quitaran los zapatos. Para la medición de la altura, se fijó una cinta métrica inelástica e inextensible a una pared sin zócalo o puerta, y los participantes fueron medidos sin zapatos, con la espalda apoyada en la cinta y con los pies unidos.
Comportamientos de salud
Para actividad física se consideró activas a las personas que hacían alguna actividad física en su tiempo libre por un periodo igual o mayor a 6 meses, mientras que las que no, se consideraron inactivas. Se valoró consumo de tabaco actual independiente de la cantidad consumida al día (si; no), consumo de alcohol (si; no), y abuso de alcohol (si; no), referido este último al consumo en los últimos 30 días de ≥4 (mujeres) / ≥5 (hombres) bebidas alcohólicas en una sola ocasión; definiéndose bebida alcohólica como una lata de cerveza, un vaso de vino o un trago de cachaça (cachaza), whisky u otro tipo de bebida destilada.
La calidad del sueño se midió usando el Pittsburgh Sleep Quality Index validado en Brasil17, considerándose mala calidad del sueño obtener una puntuación >5.
Se utilizó información autorreportada de 7 conductas alimentarias. Se preguntó si consumían frutas (≤4 veces/semana; ≥5 veces/semana), verduras y legumbres (≤4 veces/semana; ≥5 veces/semana), carnes rojas (≤4 veces/semana; ≥5 veces/semana), carnes rojas con grasa (si; no), pollo (≤4 veces/semana; ≥5 veces/semana), pollo con piel (si; no), y tipo de leche consumida (descremada/semidescremada; entera o cualquier tipo)18.
Exámenes de sangre
La glucosa en sangre y el perfil lipídico se midieron en ayunas de 12 horas. Para la medición de glucosa se utilizó la técnica glucosa oxidasa, mientras que para colesterol total se usaron métodos enzimáticos con colesterol esterasa y colesterol oxidasa. El colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (cHDL) se midió con método directo mediante eliminación/catalasa. El colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (cLDL) se calculó con fórmula de Friedewald. Los triglicéridos se midieron con método del glicerol fosfato oxidasa.
Análisis estadístico
Se realizó primero el análisis descriptivo de los datos, calculándose frecuencias absolutas y porcentajes de cada variable. Para resumir la asociación entre variables sociodemográficas, de estado de salud, comportamientos de salud, exámenes de sangre, presión arterial y presencia o ausencia de tratamiento farmacológico en sujetos con PAE se calcularon odds ratios (OR) y sus IC 95% mediante regresión logística. Los modelos de regresión logística fueron ajustados por potenciales confusores tales como sexo, edad, años de estudio, y clase social3, 12, 13, 14.
La significación estadística se estableció en p<0,05. El análisis de datos se realizó en Stata v.12.
RESULTADOS
Del total de sujetos que formaron parte de este estudio el 75,5% tenía PAE y se encontraba con tratamiento farmacológico, mientras que el 21,5% también tenía esta condición, pero no seguía un tratamiento farmacológico (datos no mostrados).
De los sujetos con PAE y con tratamiento farmacológico la mayoría era mujer, tenía <60 años, había estudiado ≤4 años y pertenecía a una clase económica baja. En los sujetos con PAE, pero sin tratamiento, la mayoría era hombre, tenía <60 años, había estudiado >4 años y pertenecía a una clase económica baja (Tabla 1).
Características | Población total | Personas con PAEa con tratamiento farmacológico | Personas con PAEa sin tratamiento farmacológico | p-value X2 |
---|---|---|---|---|
TOTAL | 363 | 285 | 78 | |
Sociodemográficas, n (%) | ||||
Hombre | 149 (41,05) | 99 (34,74) | 50 (64,10) | <0,001 |
<60 años | 211 (58,13) | 154 (54,04) | 57 (73,07) | 0,008 |
>4 años de estudio | 162 (44,63) | 116 (40,76) | 46 (58,97) | 0,004 |
Clase económica alta | 123 (33,88) | 93 (32,63) | 30 (38,46) | 0,335 |
Salud, n (%) | ||||
Buena percepción de la salud | 171 (47,11) | 121 (42,46) | 50 (64,10) | 0,001 |
Sin depresión | 293 (80,72) | 224 (78,60) | 69 (88,46) | 0,050 |
Normopeso | 214 (58,95) | 157 (55,09) | 57 (73,08) | 0,004 |
Sin diabetes | 280 (77,13) | 210 (73,78) | 70 (89,74) | <0,001 |
Comportamientos de salud, n (%) | ||||
Inactivo en el tiempo libre | 259 (71,35) | 201 (70,53) | 58 (74,36) | 0,507 |
Consume tabaco | 55 (15,15) | 36 (12,63) | 19 (24,36) | 0,010 |
Consume alcohol | 112 (30,85) | 71 (24,91) | 41 (52,56) | <0,001 |
Abusa de alcohol | 51 (14,05) | 26 (9,12) | 25 (32,05) | <0,001 |
Buena calidad del sueño | 217 (59,78) | 161 (56,49) | 56 (71,79) | 0,015 |
Consume frutas ≤4 veces/semana | 170 (46,83) | 141 (49,47) | 29 (31,18) | 0,054 |
Come verduras/legumbres ≤4 veces/semana | 242 (66,67) | 201 (70,53) | 41 (52,56) | 0,003 |
Consume carnes rojas ≥5 veces/semana | 142 (39,12) | 105 (36,84) | 37 (39,74) | 0,639 |
Come carne con grasa | 120 (33,06) | 81 (28,42) | 39 (50,00) | <0,001 |
Consume pollo ≥5 veces/semana | 26 (7,16) | 20 (7,02) | 6 (7,69) | 0,838 |
Come el pollo con piel | 120 (33,06) | 84 (29,47) | 36 (46,15) | 0,006 |
Consume leche entera/cualquier tipo | 310 (85,40) | 239 (83,86) | 71 (91,03) | 0,112 |
Exámenes de sangre y presión arterial, |
Población total | Personas con PAE acon tratamiento farmacológico | Personas con PAE a sin tratamiento farmacológico | p-value U-Mann Whitney |
Glicemia, mg/dL | 108,41 (28,50) | 110,06 (30,43) | 102,39 (18,87) | 0,029 |
Colesterol total, mg/dL | 205,92 (40,08) | 206,07 (40,83) | 205,38 (37,47) | 0,945 |
Triglicéridos, mg/dL | 146,17 (76,50) | 149,31 (74,16) | 134,67 (84,02) | 0,012 |
High Density Lipoprotein, mg/dL | 47,75 (13,52) | 46,61 (11,97) | 51,93 (17,57) | 0,039 |
Low Density Lipoprotein, mg/dL | 128,93 (34,61) | 129,59 (35,11) | 126,51 (32,80) | 0,462 |
Presión Arterial Sistólica, mm/Hg | 146,24 (21,11) | 146,56 (21,07) | 145,06 (21,31) | 0,395 |
Presión Arterial Diastólica, mm/Hg | 86,33 (12,30) | 84,62 (11,58) | 92,57 (12,88) | <0,001 |
a: Presión arterial elevada.
Al evaluar características de salud, aquellos con PAE y tratamiento farmacológico principalmente tenían autopercepción de salud regular a mala, y no eran depresivos, obesos ni diabéticos. Similar situación se encontró en individuos sin tratamiento, pero éstos mayormente declararon buena autopercepción de salud (Tabla 1).
Respecto a estilos de vida la mayoría de los participantes, con y sin tratamiento farmacológico, eran inactivos en el tiempo libre, no fumaban, no abusaban del alcohol y no tenían mala calidad del sueño. En relación a comportamientos alimentarios, comían frutas >4 veces/semana, mientras que verduras, legumbres, carnes rojas y pollo ≤4 veces/semana. Además, consumían pollo sin piel y leche entera. Respecto a si comen carne con grasa, la mayoría de los con tratamiento indicó no hacerlo, mientras que de aquellos sin tratamiento la mitad reportó consumirla. Al evaluar el consumo de alcohol, la mayoría de aquellos con tratamiento declararon no consumirlo, mientras que más de la mitad de los sin tratamiento consumían alguna bebida alcohólica (Tabla 1).
En ambos grupos, al revisar los niveles en sangre de glicemia y colesterol total, se observó que la media de éstos era mayor a los valores normales (<100mg/dL y <200mg/dL respectivamente). Respecto a los niveles de triglicéridos, de cHDL y de cLDL, éstos estaban dentro de los rangos de normalidad (<150mg/dL, >45mg/dL y <160mg/dL, respectivamente), pero en su límite alto en el caso de cLDL. En relación a los niveles de PA se observó que la media de PA sistólica era mayor a valores normales (<140mg/dL). Mientras que la PA diastólica fue normal (<90mg/dL) en los con tratamiento, y alta en los sin tratamiento (Tabla 1).
Se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p<0,05) entre aquellos con tratamiento farmacológico respecto de los sin tratamiento en variables sociodemográficas tales como sexo, edad y años de estudio. Al analizar las variables de salud las diferencias estuvieron en la percepción de la salud, el peso y la presencia de diabetes autorreportada. En relación a los comportamientos de salud fueron estadísticamente significativos el consumo de tabaco actual, el consumo de alcohol, el abuso del alcohol, la calidad del sueño, y el consumo de verduras/legumbres, carne con grasa y pollo con piel. En los exámenes de sangre y presión arterial también hubo diferencias significativas en los niveles de glicemia, triglicéridos, cHDL y presión arterial sistólica (Tabla 1).
Los hombres y los menores de 60 años mostraron mayor probabilidad de PAE sin tratamiento farmacológico. Al analizar aspectos de salud se observó que individuos con buena autopercepción de ésta, normopesos y sin diabetes mostraban mayor probabilidad de no tener tratamiento por PAE. Lo mismo se vio en aquellos que consumían o abusaban del alcohol, que consumían verduras y legumbres ≤4 veces/semana y que comían carne con grasa (Tabla 2).
Características | Personas con PAEa sin tratamiento farmacológico |
---|---|
OR (IC 95%)b | |
Sociodemográficas | |
Hombre | 3,34 (1,94-5,75)** |
<60 años | 1,95 (1,04-1,45)* |
>4 años estudio | 1,58 (0,84-2,96) |
Clase económica alta | 0,82 (0,45-1,47) |
Salud | |
Buena percepción de la salud | 2,27 (1,32-3,92)* |
Sin depresión | 1,86 (0,83-4,15) |
Normopeso | 2,09 (1,16-3,77)* |
Sin diabetes | 21,44 (2,87- 159,77)* |
Comportamientos de salud | |
Inactivo físicamente en el tiempo libre | 1,20 (0,65-2,21) |
Consume tabaco | 1,48 (0,76-2,90) |
Consume alcohol | 2,11 (1,17-3,79)* |
Abusa del alcohol | 2,89 (1,45-5,74)* |
Buena calidad del sueño | 1,74 (0,98-3,10) |
Consume frutas ≤4 veces/semana | 1,27 (0,73-2,22) |
Come verduras/legumbres ≤4 veces/semana | 2,16 (1,22-3,82)* |
Consume carnes ≥5 veces/semana | 0,87 (0,50-1,50) |
Come la carne con grasa | 2,08 (1,20-3,61)* |
Consume pollo ≥5 veces/semana | 1,50 (0,54-4,16) |
Come el pollo con piel | 1,67 (0,97-2,89) |
Consume leche entera/cualquier tipo | 1,84 (0,76-4,44) |
Exámenes de sangre | |
Glicemia ≥100 mg/dL | 0,70 (0,41-1,21) |
Colesterol total ≥200 mg/dL | 1,18 (0,69-2,02) |
Triglicéridos ≥150 mg/dL | 0,55 (0,31-0,98)* |
High Density Lipoprotein bajo ≤45 mg/dL | 0,45 (0,26-0,79)* |
Low Density Lipoprotein ≥160 mg/dL | 1,44 (0,74-2,81) |
Presión arterial | |
Presión Arterial Sistólica elevada ≥140 mm/Hg | 1,06 (0,60-1,84) |
Presión Arterial Diastólica elevada ≥90 mm/Hg | 3,14 (1,78-5,55)** |
* p<0,05;
** p<0,001.
a: Presión arterial elevada;
b: Modelo de regresión logística ajustado por sexo, edad, años de estudio, clase social.
Por otro lado, los participantes del estudio con niveles de triglicéridos ≥150mg/dL y/o con valores de cHDL ≤45mg/dL mostraron menor probabilidad de tener PAE sin tratamiento farmacológico. Sin embargo, aquellos con presión arterial sistólica ≥90mm/Hg tuvieron mayor probabilidad de PAE sin tratamiento (Tabla 2).
DISCUSIÓN
El 22% de los sujetos estudiados tenía PAE sin tratamiento farmacológico, y mostraba diferencias en las características sociodemográficas, de salud y exámenes de sangre respecto de aquellos que se encontraban con tratamiento. Los hombres, los menores de 60 años, con buena percepción de su salud, que estaban con un peso normal, sin diabetes, que abusaban del alcohol, que consumían verduras o legumbres menos de 4 veces a la semana, que comían la carne con grasa y que tenían una PA sistólica mayor o igual a 90mm/Hg tuvieron mayor probabilidad de tener PAE sin tratamiento farmacológico. No obstante, los individuos con triglicéridos ≥150mm/dL y cHDL ≤45mm/dL mostraron menor probabilidad de estar sin tratamiento farmacológico.
En este estudio los hombres mostraron menor probabilidad de tener PAE con tratamiento farmacológico. Diversas investigaciones han observado que los hombres prestan menor importancia a actividades de autocuidado en salud que las mujeres. En publicaciones Latinoamericanas sobre actividades de educación en autocuidado en salud, los hombres siempre mostraron menor tasa de participación que las mujeres19, 20. Asimismo, en distintos artículos se han destacado las barreras que los alejan de estas actividades, entre ellas están las diferencias de género, donde éstos refieren sentir necesidad de mostrarse siempre fuertes, lo que les hace minimizar su condición y retrasa la aceptación de su enfermedad, dilatando su consulta al médico o la continuidad del tratamiento. Y que consideran que estas actividades están dirigidas específicamente a mujeres21, 22.
Múltiples estudios sobre autopercepción de salud han mostrado que ésta es peor en individuos con alguna patología crónica diagnosticada o con tratamiento farmacológico23, 24, 25, 26, esto concuerda con lo encontrado en esta investigación donde los sujetos con tratamiento mostraron peor autopercepción de salud que aquellos sin tratamiento. Las investigaciones también han explicado que la subjetividad sobre la percepción de salud puede variar según el conocimiento o no de la presencia de una enfermedad. Esto principalmente porque su diagnóstico conlleva a modificar la rutina de los individuos, debiendo cambiar estilos de vida, conductas alimentarias y adaptarse a la ingesta de medicamentos, lo que les hace sentir un deterioro de salud y de su autopercepción23-26.
Resultados de estudios en hipertensos indican que la probabilidad de diagnóstico y tratamiento es menor en normopesos que obesos2, 12 13. Lo que concuerda con lo observado en este estudio donde la probabilidad de PAE sin tratamiento fue mayor en sujetos con peso normal. Esto se explica en parte porque hipertensión y obesidad son FRCV que mantienen a los sujetos diagnosticados con mejor seguimiento de los servicios de salud, facilitando el diagnóstico secundario de alguna de estas enfermedades27. Cabe mencionar que la bibliografía habla de una asociación entre estas enfermedades2, 12, 13, siendo la hipertensión una condición frecuente en sujetos con sobrepeso u obesidad27; de hecho, se ha observado que el riesgo de hipertensión atribuida a obesidad es de alrededor del 80% en hombres y del 60% en mujeres27, 28.
En esta investigación los individuos sin diabetes mostraron mayor probabilidad de PAE sin tratamiento. Lo que se debe en parte a que esta enfermedad una vez diagnosticada es controlada por personal sanitario, facilitándose la detección de hipertensión asociada, ya que ambas enfermedades suelen coexistir en los individuos29. Es así como la prevalencia de hipertensión es 1,5 veces mayor en diabéticos, mientras que un tercio de los hipertensos desarrolla diabetes1. Es esta coexistencia la que aumenta el riesgo cardiovascular o incluso acelera la aparición de complicaciones vasculares, por lo que se considera que ambas enfermedades poseen alto riesgo de mortalidad1, 30.
En un estudio realizado en Brasil, se observó que alrededor del 35% de los hipertensos era activo o muy activo físicamente, mientras que el 59% era sedentario o inactivo físicamente31. Resultados distintos se encontraron en este estudio, donde el 71% de los sujetos con PAE y tratamiento farmacológico fueron inactivos, y el 74% de aquellos sin tratamiento se encontraba en igual condición.
La literatura habla de una asociación entre valores elevados de PA y abuso del alcohol32, 33. En este estudio los sujetos que consumían o abusaban del alcohol mostraron mayor probabilidad de PAE sin tratamiento, siendo los con tratamiento los que mostraron menor consumo de éste. Es esperable que quienes tienen PAE y conocen su condición, al recibir consejería profesional, posean mayor conocimiento y por tanto mejores estilos de vida que aquellos que no conocen su condición34.
Las modificaciones en la dieta han mostrado un gran potencial en la prevención de hipertensión35. Las dietas con elevado consumo de verduras y baja ingesta de grasas han sido asociadas a reducción en niveles de PA en normotensos e hipertensos35. Es más, se ha observado una relación inversa entre ingesta de verduras y niveles de PA, manifestándose que una dieta con alto consumo de frutas y verduras podría reducir el riesgo de PAE y disminuir FRCV32. En este estudio los sujetos con PAE y con tratamiento farmacológico tuvieron mejores conductas alimentarias que aquellos sin tratamiento, lo que se explica principalmente debido a que éstos reciben consejería nutricional, y por tanto, es esperable que posean mejores hábitos alimentarios34. Es más, en Brasil, los sujetos con diagnóstico y tratamiento de PAE forman parte de HIPEREDIA, un programa del servicio de salud del país, diseñado para el acompañamiento de estos sujetos, lo que empodera a esta población y su familia para un adecuado manejo de esta enfermedad36, 37.
Respecto a la glicemia en sangre, se observó que los niveles de glucosa en sujetos con tratamiento eran mayores que en aquellos sin tratamiento. Lo que podría explicarse en parte, por los efectos secundarios de algunos medicamentos utilizados para el manejo de hipertensión, específicamente diuréticos, que pueden deteriorar el metabolismo de la glucosa, aumentándola en usuarios de estos fármacos38.
Se ha planteado la existencia de tratamientos antihipertensivos lípido-neutrales (inhibidores de la enzima inhibidora de la angiotensina, bloqueadores del canal del calcio, bloqueadores de la angiotensina II), y lípido-hostiles (betabloqueadores, diuréticos tipo tiazidas). Observándose que los sujetos con tratamiento lípido-hostil poseen menores niveles de cHDL que los con tratamiento lípido-neutral. Lo que sugiere que los medicamentos para la hipertensión tienen efectos adicionales a la disminución de la PA, los que dependerán del tipo de fármaco que se utilicen en el tratamiento39, 41. En este estudio los sujetos sin tratamiento farmacológico mostraron mayores niveles de cHDL que los con tratamiento.
Los sujetos con PAE sin tratamiento farmacológico tuvieron mayores niveles de PA diastólica respecto de aquellos con tratamiento. Lo que se explica en parte por los efectos de medicamentos antihipertensivos y hábitos más saludables de los individuos que están bajo control y tratamiento, ya que el manejo de la PAE contempla, además del manejo medicamentoso, consejerías que mejoran el conocimiento y autocontrol de esta enfermedad34 42.
Esta investigación posee fortalezas y limitaciones metodológicas. Entre las fortalezas están su elevada tasa de respuesta, información amplia sobre diferentes indicadores de salud incluido el análisis de muestras sanguíneas, y una muestra representativa de una ciudad de tamaño mediano de Brasil (cerca de cien mil personas). Entre las limitaciones están el diseño transversal, que no permite inferir causalidad de asociaciones, y la medición de la PA en un mismo día. Por otro lado, en este estudio no se consideraron los sujetos que no deseaban participar de éste, lo que podría haber implicado algún sesgo de selección.
CONCLUSIONES
En conclusión, se observaron diferencias entre sujetos con y sin tratamiento. Si bien aquellos sin tratamiento mostraron menor probabilidad de obesidad o diabetes, tenían peores estilos de vida y conductas alimentarias que los con tratamiento. Por ello es primordial que los servicios de salud fortalezcan sus capacidades diagnósticas y ayuden a la identificación de personas con PAE. Si bien las acciones específicas, orientadas a individuos con enfermedades crónicas, pueden ser útiles y ayudar a mejorar indicadores de salud, la promoción de comportamientos saludables no debe estar enfocada solo en éstos, sino en toda la población. Por otro lado, las modificaciones en la dieta tienen un gran potencial para el manejo de PAE y otros FRCV, donde conductas tales como la reducción del consumo de sal, el aumento del consumo de frutas y verduras, la baja ingesta de grasas y el incremento del consumo de pescado son imprescindibles a la hora de educar a la población. Lo que manifiesta la importancia de desarrollar políticas públicas orientadas al desarrollo medidas de promoción y prevención enfocadas en aspectos nutricionales, lo cual continúa siendo uno de los grandes desafíos para la salud pública.