SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.25 número3Análisis de factores de riesgo laborales y no laborales en Síndrome de Túnel Carpiano (STC) mediante análisis bivariante y multivarianteSilicosis declaradas en Mutua ASEPEYO (2011-2014) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Revista de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo

versión On-line ISSN 3020-1160versión impresa ISSN 1132-6255

Rev Asoc Esp Espec Med Trab vol.25 no.3 Madrid sep. 2016

 

ORIGINAL

 

Estudio sobre el envejecimiento activo saludable y su relación con las condiciones de trabajo en el sector sanitario: Proyecto adapt@geing2.0

Study on healthy active aging and its relation to working conditions in the health sector: Project adapt@geing2.0

 

 

Guillermo Soriano Tarín(1), Mercedes Rodriguez-Caro de la Rosa(1), Íñigo Pascual Sagastagoiti(2) y M.a Teresa del Campo Balsa(3)

(1)Médico del Trabajo. Departamento de desarrollo de proyectos e innovación de SGS Técnos SA. Valencia.
(2)Técnico Superior en Ergonomía. SGS Técnos SA. Bilbao.
(3)Médico del Trabajo. Servicio de Salud Laboral y Prevención. Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid.

Este estudio se deriva del proyecto de investigación financiado por OSALAN conforme a la Resolución de 9 de junio de 2014, de la Directora General de Osalán-Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales, por la que se resuelve la concesión de subvenciones para Proyectos de Investigación en materia de Prevención de Riesgos Laborales (BOPV núm. 122, de 30 de junio de 2014)

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Objetivo: El envejecimiento de la población constituye un reto para la las empresas, que deben adaptarse para mejorar la capacidad funcional de las personas de edad. El sector sanitario donde el 48,2% de los trabajadores tendría una edad ≥45 años no es ajeno a este reto. Las características especiales de las condiciones de trabajo pueden tener un impacto negativo sobre el envejecimiento saludable y sobre la capacidad para trabajar.
Metodología: Se realizó un estudio transversal observacional multicéntrico, a una muestra de 632 trabajadores ≥45 años, del sector sanitario (público/privado, hospitalario/extrahospitalario y todas las categorías profesionales), mediante cuestionario (cuestionario adapt@geing2.0), en donde se analizan las condiciones de trabajo, su relación con la capacidad para trabajar y las adaptaciones o medidas preventivas que están adoptando las empresas. Se realizó un análisis de las variables consideradas y la asociación entre ellas mediante crosstabs.
Resultados: Los principales problemas de salud provienen de los trastornos musculoesqueléticos y mentales. Uno de cada 4 trabajadores, manifiesta que su puesto no está adaptado para poder desempeñar su trabajo hasta los 65 años. El 64% de estos trabajadores tiene alterado el Índice de Capacidad para Trabajar. Los programas de salud en la empresa ayudan a compensar los procesos degenerativos físicos de la edad. En el estudio se identifican 71 recomendaciones de adaptaciones para facilitar el envejecimiento activo saludable.
Conclusión: En el ámbito sanitario, el envejecimiento de los trabajadores es un factor que se debería considerar en especial en ciertos puestos de trabajo que presentan mayores demandas físicas y/o ciertas condiciones como la turnicidad/nocturnidad, con el fin de adoptar medidas preventivas y de adaptación de estos trabajadores al final de su vida laboral.

Palabras claves: envejecimiento, trabajadores sanitarios, condiciones de trabajo, índice de capacidad para trabajar, adaptación del puesto de trabajo.


ABSTRACT

Aim: The aging population is a challenge for companies, which need to improve the functional capacity of the elderly. The health sector where 48.2% of workers would ≥45 years age is no stranger to this challenge. The special features of working conditions can have a negative impact on healthy aging and the ability to work.
Material and Methods: A multicenter observational cross-sectional study, a sample of 632 workers ≥45 years, the health sector (public/private, inpatient / outpatient and all occupational categories, using a questionnaire (questionnaire adapt@geing2.0) in where working conditions are analyzed, their relationship with the ability to work and adaptations or preventive measures being taken by the companies. An analysis of the variables considered and the association between them by crosstabs was performed.
Results: The main health problems come from musculoskeletal and mental disorders. One of every 4 workers says that his job is not adapted to carry out their work until age 65. 64% of these workers have altered the Work Ability Index. Health programs in the company help offset the physical degenerative processes of aging. 71 recommendations in the study of adaptations are identified to facilitate healthy active aging.
Conclusions: in the healthcare sector, aging workers is a factor that should be considered especially in certain jobs that have higher physical demands and/or certain conditions such as night/shift in order to take preventive measures and adaptation of these workers at the end of their working life.

Keywords: aging, healthcare workers, working conditions, Work Ability Index, adaptation of the workplace.


 

Introducción

La mayoría de los países desarrollados están experimentando un proceso sin precedentes, como es el progresivo envejecimiento de la población, con el aumento de los trabajadores de edad comprendida entre los 50 y 65 años. El envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública pero también constituye un reto para la sociedad y las organizaciones, que deben adaptarse a ello para mejorar al máximo la salud y la capacidad funcional de las personas de edad.

El sector sanitario se ve afectado de manera muy importante por el envejecimiento poblacional en dos vertientes, la de los pacientes a los que atiende y la de sus trabajadores. Así en la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística realizada en el primer trimestre de 2014, se recogió que el 48,2% de los trabajadores del sector sanitario tienen una edad superior a 45 años, con una edad media de 44,1 años.

El sector sanitario constituye uno de los principales pilares del empleo en Europa, supone un 10% de la población activa, con una representación importante de las mujeres trabajadoras (77% del personal sanitario). La Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo (EU-OSHA) ha publicado un informe sobre los problemas actuales y emergentes en materia de seguridad y salud en el sector sanitario(1), destacando la falta de personal cualificado, el envejecimiento de los trabajadores y de la población que deben atender.

Además de ser uno de los sectores de mayor expansión, constituye uno de los sectores más expuestos a riesgos para la salud y la seguridad laboral, incluidos los riesgos biológicos, químicos, ergonómicos o psicosociales(2,3). Se trata pues, de un sector con unas elevadas demandas físicas y psíquicas, por lo que su impacto sobre los trabajadores de edad y la adopción de medidas preventivas y de adaptación a las capacidades de este colectivo resulta especialmente necesario.

La evidencia científica pone de manifiesto que el envejecimiento reduce progresivamente las capacidades funcionales y fisiológicas de las personas; y la edad afecta principalmente al aparato cardiorrespiratorio, al aparato locomotor, a las funciones sensoriales y al sistema nervioso. Por ello la valoración de la aptitud o capacidad para trabajar es importante, con el objetivo de verificar si existe una adaptación o un desequilibrio entre las exigencias psicofísicas del puesto de trabajo y la capacidad funcional del trabajador(4,5).

Por otra parte también se ha evidenciado que ciertos hábitos saludables (como la práctica del ejercicio físico de manera regular) mitigan los efectos adversos del envejecimiento, reduce el riesgo de enfermedades crónicas y mejora la calidad de vida, haciendo de este recurso uno de los pilares más importantes en los programas que requieren una implantación de hábitos saludables(6). En concreto la implementación de estrategias de promoción de la salud en el lugar de trabajo que contribuyan a mejorar el método de organización del trabajo, la mejora del entorno, el fomento de la participación activa de los trabajadores y el desarrollo personal se han mostrado eficaces(7).

El objetivo de este trabajo es analizar si el proceso natural del envejecimiento, debe considerarse como un factor de riesgo emergente en las estrategias de prevención de riesgos laborales en el sector sanitario. Como objetivos secundarios se incluyen identificar situaciones laborales de especial exigencia física o intelectual que sólo puedan realizarse durante un periodo de tiempo, analizar la relación entre el envejecimiento activo saludable y la adaptación de las condiciones de trabajo, determinar si el proceso del envejecimiento supone una disminución para la capacidad de trabajo para determinados puestos de trabajo y analizar las buenas prácticas realizadas por las instituciones para mejorar las condiciones de trabajo y la adaptación del puesto a los trabajadores de edad en el sector sanitario.

 

Material y Métodos

Se diseñó un estudio descriptivo transversal multicéntrico en trabajadores del sector sanitario y sociosanitario en todo el territorio nacional, incluidos respectivamente en los códigos 86 y 87 de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas(8), tanto de titularidad pública como privada (privada y privada concertada con el sistema público de salud). Se consideró el ámbito hospitalario y el extrahospitalario (incluyendo atención primaria, atención especializada y urgencias extra-hospitalarias). La población de estudio comprendió todas las categorías profesionales que trabajan en dicho sector.

Para la obtención de la muestra, se solicitó la colaboración a 46 médicos del trabajo pertenecientes a diferentes servicios de prevención propios y ajenos, que tenían que aplicar el cuestionario a una muestra de 2.600 trabajadores mayores de 44 años, 75% a personal sanitario y un 25% a personal no sanitario.

Finalmente, participaron 21 médicos del trabajo, con una muestra asignada de 1.300 trabajadores. Se consiguieron recoger un total de 660 encuestas (50,8%), desestimando 28 encuestas incompletas.

La metodología de trabajo incluyó tanto técnicas cuantitativas (cuestionario autocumplimentado adapt@geing2.0) como técnicas cualitativas (foro de expertos).

Su desarrollo se estructuró en las siguientes fases:

Fase I. Selección y formación de grupo de trabajo o foro de expertos (FA), formado por 13 médicos especialistas en medicina del trabajo del territorio nacional (en junio-julio 2014).

Fase II. El equipo investigador y el foro de expertos llevaron a cabo una revisión bibliográfica, necesaria para la elaboración de los bloques e ítems de las variables que conforman el cuestionario adapt@ageing2.0 (en agosto-octubre 2014).

Fase III. Incluyó la elaboración del cuestionario para la recogida de información (cuestionario adapt@geing2.0), compuesto por 75 preguntas estructuradas estructuradas en 5 bloques (datos sociolaborales, sociodemográficos, hábitos de vida y percepción de la salud, valoración del Índice de Capacidad para Trabajar o Work Ability Index (WAI)(9,10) y finalmente, medidas preventivas y de adaptación del puesto de trabajo). Se realizó una prueba piloto, reformulando aquellos ítems que resultaron necesarios y el cuestionario definitivo se cumplimentó entre noviembre de 2014 y abril de 2015.

Fase IV. Se distribuyó el cuestionario a los trabajadores del sector, con los criterios de selección y aleatoriedad que se definieron en el foro de expertos: trabajadores del sector sanitario de todo el territorio de estado, un 75% mujeres y 25% varones, 100% ≥ 45 años (a ser posible, 50% 45-54 años y 50% ≥55 años) y 75% personal sanitario (aproximadamente 25% médicos, 25% enfermería y 25% auxiliares de enfermería/ técnicos) y 25% otros puestos (celadores, administración/dirección/otros servicios). Se cumplimentaron los cuestionarios durante la realización del reconocimiento médico periódico (en diciembre 2014 y marzo de 2015).

El método estadístico consistió en un análisis descriptivo de los resultadosde las variables consideradas y la asociación entre ellas mediante un análisis de crosstabs, utilizándose para ello un programa estadístico (SPSS® versión 1.19).

 

Resultados

Han participado un total de 632 trabajadores, con una mediana de edad de 53,6 años (DE ± 5,2, rango 45-72 años). De todos ellos 291 trabajadores tenían una edad entre 45 y 54 años (54,0%) y 291 trabajadores 55 años o más (46,0%). El 50,4% de los trabajadores del sector público tenían 55 o más años y un 39,3% respecto a los trabajadores del sector privado (p<0,01), sin diferencias significativas según la categoría profesional.

Un 32,4% de los trabajadores de la muestra eran varones y el 67,6% mujeres. Se incluyeron trabajadores de todas las Comunidades Autónomas, el 25,0% de los trabajaban en la Comunidad de Madrid, un 20,6% en la Comunidad Valenciana, un 18,8% en Andalucía, un 10,9% en Cataluña, un 8,7% en Castilla y León, un 8,2% en Euskadi, un 3,2% en Murcia y el 4,6% en el resto de CCAA.

Finalmente dentro de los factores sociodemográficos analizados, un 44,6% tenían personas dependientes a su cargo. Destacando que un 56,3% de los trabajadores entre 45-54 años, tenían alguna persona dependiente a su cargo, frente al 30,9% de los de edad igual o mayor de 55 (p < 0,01).

Respecto a los factores sociolaborales, el 60,9% de los trabajadores del estudio trabajaban en el sector público y el 39,1% en el privado. Asimismo, el 63,3% trabajaban en el ámbito hospitalario, mientras que el 36,7% restante lo hacía en el extra-hospitalario (incluye atención primaria, atención especializada y urgencias extra-hospitalarias).

Al analizar las categorías profesionales en función del sexo se encontraron diferencias significativas (Tabla 1).

 

 

La antigüedad media de años trabajados en estos trabajadores fue de 27 años (DE ± 8 y rango entre 4-50 años). La antigüedad en la empresa actual se situó en 21 y 15,9 años en el puesto de trabajo actual (DE ±11 años). Un 7,9% de los trabajadores de la muestra tenían una antigüedad inferior a 16 años, un 60,3% de 16-30 años y el 31,8% restante más de 30 años de la misma.

La duración media de la jornada de trabajo fue de 38,7 horas (DE ± 5,6 horas rango entre 10-65 años). Señalar que 65 trabajadores (10,3%) tienen pluriempleo.

El 36,9% de los trabajadores refirieron trabajar actualmente a turnos o nocturno (rotativo mañana-tarde, rotativo mañana, tarde y noche, sólo noches, guardias de 10-17 h, guardias de 24h, u otras combinaciones). El 31,7% de los varones y el 39,3% de las mujeres (p< 0,05).

El 88,9% de los trabajadores tenían un horario fijo de inicio y final de su jornada habitual, un 29,6% indicaron que tenían que prolongar frecuentemente su jornada de trabajo y el 43,3% trabajaban sábados, domingos o festivos como parte de su jornada laboral.

Un 16,6% de los trabajadores se mostró insatisfecho con el contenido del trabajo, un 18,0% de las mujeres frente al 13,7% de los varones, si bien la diferencia no era estadísticamente significativa. Por otro lado el 52,4% de los trabajadores se mostró insatisfecho con las condiciones contractuales, un 54,1% de las mujeres y el 48,8% de los varones (p> 0,2). El 73,1% de los trabajadores manifestaron haber recibido formación continuada en los dos últimos años, con una media de 32 horas/año.

Sobre las condiciones de trabajo y factores de riesgo, el 50,8% de los trabajadores consideraron que su trabajo es pesado o muy pesado desde el punto de vista mental, sin presentar diferencias significativas según el sexo. El 25,3% de los trabajadores consideraba su trabajo es pesado o muy pesado desde el punto de vista físico. Respecto a si el trabajador valoraba que las actividades del puesto de trabajo están diseñadas para llevarlas a cabo hasta los 65 años, uno de cada 4 trabajadores (26,3%) indica que nunca o muy pocas veces.

Respecto a hábitos y estilos de vida, el porcentaje de fumadores activos se situó en el 22,3% y un 41,6% son exfumadores. Destacando que el 24,6% de las trabajadoras del sector sanitario son fumadoras, frente al 17,6% de los trabajadores, siendo la diferencia significativa (OR=1,53; IC 95%= 1,01-2,34; p< 0,04). No hay diferencias significativas entre mayores o menores de 55 años.

Un 36,2% de los trabajadores presentaron sobrepeso (IMC 25-30) y un 12,8% obesidad (IMC>30).

El 42,1% de los trabajadores dormía de media < 6 horas/día. Un 48,8% de los varones frente al 38,9% de las mujeres (OR= 1,25; IC 95%= 1,04-1,51; p< 0,02). Un 24,4% refería trastornos del sueño.

El 54,6% de los trabajadores de ≥ 55 años tomaban medicación habitual, frente al 35,2% de los < 55 años (p< 0,01), sin diferencias significativas entre trabajadores y trabajadoras.

En cuanto a la práctica de actividad física moderada/intensa o deportiva durante el tiempo de ocio, el 66,4% de los trabajadores refería practicar alguna actividad física.

En la cuestión de percepción de la salud, el 64,7% de los trabajadores percibían su estado de salud actual como muy bueno o bueno, el 29,9% como normal y un 6,4% malo o muy malo. El 78,5% de los trabajadores refería haber tenido algún trastorno musculoesquelético (TME) desde que trabajaba en el sector sanitario, un 83,8% de las mujeres frente al 67,3% de los varones del sector (OR=2,52; IC 95%:1,71-3,72; p< 0,01). En el ámbito hospitalario, el porcentaje alcanzó al 81,5% de la población laboral, frente al 73,3% de los trabajadores del ámbito extra-hospitalario (p< 0,01). El porcentaje llegó al 94,9% de los trabajadores que ocupaban el puesto de celador, al 92,9% de oficios varios, y al 89,7% de los auxiliares de enfermería (p< 0,01). Asimismo, un 83,3% de los trabajadores que realizaban turnos, refirieron padecer algún TME, frente al 75,7% de los que no realizaban turnos (p< 0,03).

Según la localización anatómica, destaca la elevada prevalencia de TME entre las mujeres para las distintas localizaciones, sin diferencias significativas por grupo de edad (Tabla 2).

 

 

El 21,2% de los trabajadores de la muestra refirieron padecer algún tipo de psicopatología (incluido estrés, algún trastorno mental leve o moderado). Por puestos de trabajo, un 42,8% del personal de oficios varios (lavandería, cocina, limpieza, etc...), un 33,8% de administración y el 32,2% del personal técnico, refirieron padecer alguna alteración de su salud mental, frente al 22,7% de los auxiliares de enfermería, 18,3% del personal facultativo o 18,0% del personal de enfermería, siendo la diferencia significativa (p< 0,05).

Un 39,5% de los trabajadores que realizaban trabajo a turnos, padecían alguna psicopatología, frente al 10,5% de los que no realizan turnos (OR = 2,78; IC 95%: 1,98-5,67; p< 0,01).

En cuanto al deterioro sensorial, en los trabajadores de 55 o más años se observó un aumento significativo de alteraciones de la capacidad auditiva (un 31,3%), de pérdida de agudeza visual cercana (un 71,8%) y menor sensibilidad al dolor (un 10%).

Y respecto al deterioro motriz, fue significativamente mayor entre los trabajadores de 55 años o más, con mayor afectación para la manipulación manual de cargas y el mantenimiento de la misma postura durante mucho tiempo (Tabla 3).

 

 

Asimismo se analizó el deterioro cognitivo y su relación con la edad, destacando la percepción de los trabajadores respecto al deterioro de la capacidad de memoria a corto plazo, la dificultad para el aprendizaje de las nuevas tecnologías y la velocidad para procesar la información (Tabla 4).

 

 

Se valoró el estado de aptitud física (fuerza muscular, flexibilidad, agilidad, movilidad articular y capacidad aeróbica). El 24,7% del total de trabajadores refirieron un mal estado de aptitud física, con diferencias significativas según sexo. El 29,5% de las trabajadoras refirieron una mala aptitud física frente al 14,6% de los trabajadores (OR=2,44; IC 95%:1,57-3,79; p< 0,01).

El 38,1% de los trabajadores que se mostraron insatisfechos con el contenido de su trabajo, refirieron una mala capacidad física, frente al 22,0% en el caso de los trabajadores satisfechos (p< 0.01).

El 34,4% de los trabajadores que consideraban que su trabajo era pesado desde el punto de vista físico manifestaban una aptitud física deficiente, frente al 21,4% de los que no lo consideran pesado (p< 0,01).

Al considerar la edad y la percepción de tener un mal estado de aptitud física, no se encontraron diferencias significativas entre los trabajadores de 55 o más años y los menores de 55 años.

El 20,9% del total de trabajadores del estudio afirmó haber tenido que disminuir su carga de trabajo debido a un deterioro crónico en sus condiciones físicas, siendo más frecuente de forma significativa en el sexo femenino (24,1% de las trabajadores frente al 14,1% de los trabajadores, p< 0,01). El porcentaje entre los trabajadores del ámbito hospitalario que han tenido que reducir su carga de trabajo alcanzó al 26,5% frente al 11,2% de los del ámbito laboral extra-hospitalario (p< 0,01). Lo que también fue significativamente diferente según el puesto de trabajo. Un 10,6% del personal facultativo declaró haber tenido que disminuir su carga de trabajo por dicho motivo, un 19,8% de enfermeros, un 35,1% de los auxiliares de enfermería, un 32,3% del personal técnico, un 33,3% de los celadores, un 21,1% del personal de administración, y un 28,6% del oficios varios (p< 0,01).

El 30,2% de los trabajadores expuestos a posturas forzadas manifestaron haber tenido que disminuir su carga de trabajo, frente al 11,1% de los no expuestos a dicho factor (p< 0,01).

Por otro lado, el 25,5% de los trabajadores que percibían su trabajo como pesado o muy pesado desde el punto de vista mental afirmaron haber tenido que disminuir su carga de trabajo, mientras que sólo un 16,1% de los que no consideraban pesado su trabajo mentalmente lo redujeron (p< 0,01).

El 28,5% de los trabajadores del sector, refirió que en el último año tuvieron que consultar al médico por algún problema, molestia o enfermedad considerada que podría estar relacionada con su trabajo, con diferencias significativas según el sexo. Así, el 32,6% de las mujeres refieren una enfermedad relacionada con el trabajo, frente al 20,0% de los varones (OR=1,93; IC 95%:1,29-2,87; p< 0,01).

Un 6,0% de los trabajadores tenía la consideración de trabajador especialmente sensible y un 4,9% de los trabajadores habían requerido una adaptación de su puesto de trabajo.

En cuanto a la valoración de la capacidad para trabajar, se utilizó el cuestionario Índice de Capacidad para Trabajar o Work Ability Index: (WAI), apreciándose diferencias significativas en relación a edad y sexo (Tabla 5).

 

 

Si agrupamos el resultado de la capacidad para trabajar pobre y moderada como una mala capacidad para trabajar, el 30,5% de los trabajadores con edad inferior a los 55 años tendrían una valoración del Índice de Capacidad para Trabajar alterado frente al 40,5% de los trabajadores con edad igual o superior a los 55 años, siendo la diferencia estadísticamente significativa (OR=1,55, IC 95% 1,312-2,16, p< 0,01). Al considerar otras variables del estudio como la turnicidad, la exigencia osteomuscular, el trabajo físico o mental pesado, la insatisfacción con el contenido del trabajo, y las posturas forzadas en el mismo en relación con el índice WAI también se observaron diferencias significativas (Tabla 6).

 

 

Respecto a la adopción de medidas preventivas y adaptación de las condiciones de trabajo, un 26,3% del total de trabajadores consideró que su puesto de trabajo no estaría adaptado (pocas veces o nunca) para poder desempeñar su trabajo hasta los 65 años, encontrándose diferencias significativas al considerarse su puesto de trabajo y turnicidad (Tablas 7 y 8).

 

 

 

Por otra parte, el 46,2% de los trabajadores indican que en su centro de trabajo o empresa se ha adoptado algún tipo de medida preventiva para la adaptación del trabajo a partir de cierta edad. Observándose diferencias al considerar su pertenencia al ámbito hospitalario o no, así el 56,3% de los trabajadores del ámbito hospitalario consideraban que en su empresa se habían adoptado medidas de adaptación a partir de cierta edad mientras que lo consideró el 28,9% de los que trabajaban en el ámbito extrahospitalario (OR= 3,17; IC 95% 2,24-4,47; p< 0,01).

Las medidas preventivas para la adaptación del trabajo a partir de cierta edad llevadas a cabo por las empresas son variadas (Tabla 9), destacando por su mayor frecuencia la posibilidad de reducción de jornada a partir de cierta edad (entre 55 y los 63 años).

 

 

Discusión

Al valorar el envejecimiento como posible factor de riesgo en la población trabajadora en distintos centros sociosanitarios del territorio español analizamos su capacidad para trabajar mediante el Índice de Capacidad para Trabajar. Dicho índice se encontró con mayor frecuencia alterado en los trabajadores de 55 o más años que en aquellos que tenían menor edad (40,5% vs 30,5%, p< 0,01), presentando una mayor frecuencia en los puestos de trabajo a turnos/nocturno, con mayor exigencia osteomuscular, carga física o mental pesada, insatisfacción con el contenido del trabajo y/o posturas forzadas.

La evidencia científica pone de manifiesto que el envejecimiento reduce progresivamente las capacidades funcionales y fisiológicas de las personas; y la edad afecta principalmente al aparato cardiorrespiratorio, al aparato locomotor, a las funciones sensoriales y al sistema nervioso. Por ello la valoración de la aptitud o capacidad para trabajar es importante, con el objetivo de verificar si existe una adaptación o un desequilibrio entre las exigencias psicofísicas del puesto de trabajo y la capacidad funcional del trabajador(5,11).

En nuestro estudio los trabajadores de 55 o más años no presentaron mayor percepción de tener un mal estado de aptitud física que los trabajadores de menor edad. Al considerar a los trastornos musculoesqueléticos, cuya prevalencia es elevada en los trabajadores sanitarios(12),tampoco pudimos objetivar una mayor prevalencia de ellos en los trabajadores de mayor edad.

Por el contrario sí encontramos una mayor percepción de deterioro sensorial (en especial de agudeza visual cercana), de deterioro motriz (sobre todo respecto a la manipulación manual de cargas y al mantenimiento de la misma postura durante mucho tiempo) y de deterioro cognitivo (en cuanto a memoria a corto plazo, dificultad para el aprendizaje de nuevas técnicas y la velocidad de procesar la información).

Los efectos fisiológicos del envejecimiento sobre la capacidad física, sensorial y cognitiva(4,13) pueden tener su impacto sobre la capacidad para trabajar. Además, ciertos factores como la turnicidad, se han asociado al envejecimiento prematuro(14) y podrían acelerar el proceso natural del envejecimiento debido a la alteración de los ritmos circadianos(15-19).

De cara a considera la adaptación de los trabajadores al final de su vida laboral, en nuestro estudio un 20,9% de los trabajadores refirieron haber tenido que disminuir su carga de trabajo debido a un deterioro crónico en sus condiciones físicas, destacando ciertas categorías profesionales (un 35,1% de los auxiliares de enfermería y un 33,3% de los celadores). Este hallazgo parece relacionarse con la mayor exigencia física de estos puestos de trabajo.

En los últimos años estamos asistiendo a un envejecimiento notable de los trabajadores del ámbito sanitario en los países occidentales(1), con las posibles repercusiones en cuanto a salud y a discapacidad que puede conllevar. Es relevante que la mayoría de los trabajadores consideró que su puesto de trabajo podría desempeñarlo hasta los 65 años, aunque el 26,3% de los trabajadores manifestó que su puesto no lo podría desempeñar hasta dicha edad, siendo una cifra ligeramente inferior a la publicada por otros autores(10).

Se está concediendo importancia al envejecimiento activo saludable de la población trabajadora en general, jugando un papel importante las buenas prácticas o medidas orientadas a mantener y/o mejorar la vida laboral (entorno de trabajo, demandas físicas/ mentales, equipos de trabajo y su organización), mejorando la salud y sus capacidades funcionales de los trabajadores mayores.

En los centros sanitarios y sociosanitarios considerados en nuestro estudio multicéntrico se han recogido una gran variedad de buenas prácticas sobre adaptación del trabajo en cuanto a la edad de los trabajadores. La medida que aparece con mayor frecuencia es la reducción de la jornada a partir de cierta edad, destacando también las buenas prácticas relacionadas con la promoción de la salud en el trabajo basada en la evidencia(7).

El diseño de este estudio es descriptivo y transversal, siendo aconsejable su continuidad con estudios prospectivos y de intervención sobre distintas posibilidades de adaptación de la vida laboral de los trabajadores mayores en el ámbito sociosanitario.

Se puede concluir que en el ámbito sanitario, el envejecimiento de los trabajadores es un factor que se debería considerar en especial en ciertos puestos de trabajo que presentan mayores demandas físicas y/o ciertas condiciones como la turnicidad/nocturnidad, con el fin de adoptar medidas preventivas y de adaptación de estos trabajadores al final de su vida laboral.

 

Bibliografía

1. European Agency for Safety and Health at Work. Current and emerging issues in health sector, including and community care. European Risk Observatory Report. 2014. Disponible en: https://osha.europa.eu/en/publications/reports/current-and-emerging-occupational-safety-and-health-osh-issues-in-the-healthcare-sector-including-home-and-comunity-care.         [ Links ]

2. Díaz JJ, De la Fuente JM, Rescalvo F, Zancajo JL. Condiciones de trabajo y salud en el sector sanitario. Revista Gestión Practica de Riesgos Laborales. 2006, 14: 38-43.         [ Links ]

3. Autoría múltiple. Guía de criterios de aptitud para trabajadores del ámbito sanitario. Escuela Nacional de4 Medicina del Trabajo. Instituto de Salud Carlos III. Ministerio de Economía y Competitividad. Madrid 2014. Coordinadora: Collazos AI.         [ Links ]

4. Chan G, Tan V, Koh D. Ageing and fitness to work. Occup Med (Lond) 2000; 50: 483-91.         [ Links ]

5. Morschähuser M, Sochert R. Healthy work in an ageing Europe. Strategies and instruments for prolonging working life. European Network for Workplace Health Promotion. 2006. http://www.enwhp.org.         [ Links ]

6. Mayorga R, et al. Gestión de la edad en la empresa. Reto y oportunidad. Mutua Navarra. 2013.         [ Links ]

7. Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Promoción de la salud en el lugar de trabajo para los trabajadores. 2010. Facts 94. Disponible enhttp://osha.europa.eu.         [ Links ]

8. Real Decreto 475/2007, de 13 de abril, por el que se aprueba la Clasificación Nacional de Actividades Económicas 2009 (CNAE-2009).         [ Links ]

9. Tuomi K, Ilmarinen J, Jahkola A, Katajarinne L, Tulkki A. Work ability index. 2nd rev. ed. Helsinki: Finnish Institute of Occupational Health; 1998.         [ Links ]

10. Illmarien, J. Promoción del envejecimiento activo en el trabajo. 2012. (Internet). (Acceso 9 de enero de 2014). Disponible en: https://osha.europa.eu/es/publications/articles/promoting-active-ageing-in-the-workplace.         [ Links ]

11. Beers H, Butler C. Age related changes and safety critical work: identification of tools and a review of literature. London HSE 2012. Disponible en: http://www.hse.gov.uk/research/rrpdf/rr946.pdf.         [ Links ]

12. Romo P, del Campo MT. Trastornos musculoesqueléticos en trabajadores sanitarios y su valoración mediante cuestionarios de discapacidad y dolor. Rev Asoc Esp Espec Med Trab 2011; 20: 27-33.         [ Links ]

13. Prieto JA, et al. The influence of age on aerobic capacity and health indicators of three rescue groups. Int J Occup Safety Ergonomics, 19:19-27.         [ Links ]

14. Descatha A, Cyr F, Mediouni Z, et al. Work-related premature ageing: old concept but emerging stakes. Occup Environ Med 2013; 70: 675.         [ Links ]

15. Costa G. Shift work and occupational medicine: an overview. Occupational Medicine 2003; 53: 83-7.         [ Links ]

16. Knutsson A. Health disorders if shift workers. Occupational Medicine 2003; 53:103-8.         [ Links ]

17. Marqué JC, Tucker P, Folkard S, Gentil C, Ansiau D. Chornic effects os shift work on cognition: findings from the VISAT longitudinal study. Occup Environ Med 2013: (doi 10.1136/oemed-2013-101993).         [ Links ]

18. Niu SF, Chang MH, Chen CH, Hegney D, O´Brien A, Chou KR. The effect of shift rotation on employee cortisol profile, sleep quality, fatigue and attention level: a systematic review. Journal of Nursing Research 2011; 19: 68-81.         [ Links ]

19. Mo Yeol K, Hun CS, Min-Sang Y, Kim T, Chul HY. Long working hours may increase risk of coronary heart disease. Am J Industr Med 2014 (doi.10.1002/ajim.22367).         [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia:
Guillermo Soriano Tarín
SGS Tecnos SA
Ronda Narciso Monturiol 5. Parque Tecnológico
46980 Paterna (Valencia)
Tel: 629889793
Correo electrónico: guillermo.soriano@sgs.com

Fecha de recepción: 6 de junio de 2016
Fecha de aceptación: 13 de junio de 2016