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Psychosocial Intervention

versión On-line ISSN 2173-4712versión impresa ISSN 1132-0559

Psychosocial Intervention vol.19 no.3 Madrid dic. 2010

 

 

Análisis de los Problemas y Necesidades Educativas de las Nuevas Estructuras Familiares

Analysis of the Problems and Educational Needs of New Family Structures

 

 

Enrique Arranz Freijo1, Alfredo Oliva Delgado2, Juan Luis Martín Ayala3 y Agueda Parra Oliva2

1Universidad del País Vasco - España
2Universidad de Sevilla - España
3Etxadi. Centro Universitario de Psicología de la Familia - España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El objetivo de este trabajo es conocer cuales son las preocupaciones y demandas de apoyo de familias correspondientes a diversas estructuras familiares. Se entrevistaron a 214 familias pertenecientes a 6 diferentes estructuras familiares. Los resultados muestran que las familias se preocupan por la salud de sus hijos y demandan criterios educativos para afrontar el proceso de crianza. Las familias monoparentales y reconstituidas inciden en el hecho de que sus hijos han vivido procesos de conflicto. Las familias adoptivas muestran preocupación por la normalidad del desarrollo psicológico de sus hijos y demandan formación de apoyo a la adopción. Las familias homoparentales resaltan la estigmatización social que puedan sufrir sus hijos. Las familias de partos múltiples señalan la elevada necesidad de recursos humanos, educativos y económicos que requiere la crianza de sus hijos. Los datos obtenidos ponen de manifiesto la necesidad del desarrollo de políticas educativas y preventivas dirigidas a las familias.

Palabras clave: educación familiar, estructura familiar, desarrollo del niño.


ABSTRACT

The aim of this study is to identify the concerns and support needs of several family groups corresponding to different family structures. 214 families, matching 6 different family structures, were interviewed. The results show that families are worried about their children's health and that educational criteria are required to deal with the child-rearing process. Single and step families are worried about the fact that their children have been through processes of conflict. Adoptive families have worry about the normal psychological development of their children and require specific training to deal with the adoption process. Gay and lesbian families are concerned about the social stigma that may fall on their children. Multiple-birth families are worried about the high level of human, educational and economic resources needed to raise their children. Results highlight the need to develop educational and preventive policies aimed at families.

Keywords: family education, family structure, child development.


 

Los investigadores en los últimos años han tratado de indagar cuales son las peculiaridades de las nuevas estructuras familiares y hasta qué punto son competentes para cumplir eficazmente los objetivos de apoyo al sano crecimiento de sus miembros (Arranz y Oliva, 2010). Por ejemplo, la monoparentalidad conlleva, en muchos casos, la ausencia de una figura parental o una disminución de la intensidad de la relación con la misma, exposición al conflicto entre los padres, menores recursos económicos, menor apoyo social y mayor estrés de la figura que convive con el niño motivado por la situación económica (Cortés y Cantón, 2010).

Las familias reconstituidas afrontan dos circunstancias interactivas características: una reorganización sistémica y la consolidación de relaciones entre personas con vínculos familiares legales pero no biológicos, entre madrastras, padrastros, hijastros, hijastras y hermanastros. Estas reorganizaciones añaden tensión a la vida familiar que pueden afectar a la calidad de la crianza. Según Coleman y Ganong (1994), los padres y madres de familias reconstituidas tienen relaciones que tienden a ser más distantes y conflictivas que en las familias con vínculos biológicos. Dunn (2002), señala como factores de riesgo el hecho de ser más complejas, y la exposición de los niños a más conflictos con padrastros y hermanastros. Según señalan Cantón, Cortés y Justicia (2007), solamente un tercio de los padrastros establecen una buena relación con sus hijastros predominando una relación de baja implicación.

En las familias adoptivas, muchos menores han sufrido algún tipo de deprivación por provenir de una institución o de un entorno familiar disfuncional. Estas familias están seleccionadas desde el punto de vista de su idoneidad para proveer de un contexto familiar adecuado, por lo que estos padres y madres muestran habitualmente una alta motivación hacia la crianza de sus hijos (Hoksbergen, 1999; Johnson, 2002). Entre ellas, al igual que en otras estructuras, existe una gran variabilidad en función de la edad de la adopción, el historial del niño o niña previo a la misma, el nivel de desarrollo que presenta cada niño o la posibilidad de que padezca algún tipo de retraso o enfermedad.

Las familias homoparentales pueden estar formadas por una relación entre dos mujeres o dos hombres que adoptan un hijo, o por mujeres que conciben un hijo por medios naturales o con la ayuda de las técnicas de reproducción asistida. Tasker (2005) concluye que ninguno de los factores de riesgo familiar está específicamente conectado con la orientación sexual de los padres y que pueden aparecer en estas familias igual que en las tradicionales u otras familias. Por su parte, Dunne (2000) señala que en las parejas gays y lesbianas la practica de la crianza conjunta era mayor y la división del trabajo doméstico más igualitaria comparadas con parejas heterosexuales.

Las familias recurrentes a las TRA (técnicas de reproducción asistida) muestran altos niveles de motivación hacia la crianza (Hahn y DiPietro, 2001). En las familias de partos múltiples, diversos estudios confirman la presencia de altos niveles de estrés como respuesta a la intensa demanda de cuidados y de recursos económicos que supone la presencia de dos, tres o más nacimientos simultáneos (Golombok et al, 2007, Oliveness, Golombok, Ramogida y Rust, 2005). La crianza de gemelos o trillizos requiere un apoyo estable y eficaz por parte de la familia extensa que en muchas ocasiones no se produce. Por otra parte, el riesgo de que los niños y niñas procedentes de partos múltiples sufran algún tipo de trastorno físico o psicológico es mayor (Blickstein, 2002; Blickstein y Keith, 2003).

Cada una de las nuevas estructuras familiares afronta un escenario de variables estrictamente interactivas como la presencia de conflicto y de variables de tipo socio demográfico como el estatus socio económico. El objetivo de este trabajo será obtener una información exhaustiva sobre aquellos aspectos diferenciales de los nuevos tipos de familia y conocer, a través de una entrevista individualizada, cuales son las preocupaciones reales y servicios que más demandan estas familias. Otro objetivo es difundir la complejidad de las situaciones peculiares a las que se enfrentan y que son, en parte, todavía desconocidas por la opinión pública. El objetivo principal a largo plazo es fundamentar con los datos obtenidos el diseño de políticas de intervención adaptadas a la problemática específica de cada una de las nuevas estructuras familiares.

 

Método

Participantes

Las familias fueron seleccionadas mediante muestreo mixto e incidental en centros educativos de infantil y primaria de Andalucía y de Euskadi y mediante reclutamiento a través de diferentes asociaciones. En el caso de las familias reconstituidas se requería que los niños de la misma fueran fruto de un emparejamiento anterior, y que llevase al menos un año de convivencia con el progenitor biológico y su nueva pareja. En las adoptivas se exigía que la adopción hubiese tenido lugar con al menos un año de antelación, y en las monoparentales, que cuando esa situación fuese resultado de un divorcio o separación, este hubiese tenido lugar también como mínimo un año antes de la entrevista. La edad de los menores de las familias oscilaba entre los 3 y los 10 años. En la Tabla 1 se pueden consultar los datos de la muestra del estudio:

En lo que se refiere a los datos socioeconómicos, las madres analizadas se situaron entre los 23 y los 58 años (M=38.7) y los padres entre los 24 y los 58 (M=40.47). Los menores (102 niños y 112 niñas) tenían edades entre los 3 y los 10 años, con una edad media de 6 años y 6 meses. En cuanto al nivel educativo, el 5.7 % de las madres y el 9.2 % de los padres poseían estudios primarios; el 10.1 % de las madres y el 22.7 % de los padres poseían estudios de EGB/Bachiller elemental/Graduado Escolar; el 11.8 % de las madres y el 6.7 % de los padres poseían estudios de FP1; el 19.2 % de las madres y el 22.7 % de los padres poseían estudios de Bachillerato Superior/FP2; el 19.6 % de las madres y 7.4 % de los padres poseían estudios universitarios de grado medio y el 33.3 % de las madres y el 31.3 % de los padres poseían estudios universitarios superiores.

La distribución del nivel de ingresos de las familias abarcaba desde las cantidades inferiores a los 1000 euros mensuales, que declararon un 6.8% de las familias, hasta las que superaban los 2500, algo que ocurría en el 36.6% de casos. También se encontraron un 18.5% de familias que ingresaban entre los 1000 y los 1500, y un 20% que ganaban entre los 1500 y los 2000. Por último, en el 18% de los hogares los salarios oscilaban entre los 2000 y 2500 euros.

Variables e instrumentos

Se elaboró una entrevista con preguntas relativas a los datos socio demográficos. Se pedía a las familias que valoraran en una escala de 1 a 6 el nivel de preocupación que les suscitaban los siguientes problemas que afectan a la crianza infantil: 1. Problemas económicos. 2. Dudas ante dificultades cotidianas relativas a la crianza. 3. Miedo al padecimiento de enfermedades. 4. Miedo a la inadaptación escolar. 5. Miedo a que el niño no haga amistades. 6. Miedo al rechazo por parte de los compañeros. 7. Miedo al rechazo por parte de la propia familia. 8. Miedo al rechazo por parte de los hermanos. 9. Dudas sobre la propia capacidad de los padres y madres como educadores. 10. Dudas sobre criterios educativos a utilizar en la crianza. 11. Dudas sobre la normalidad del desarrollo psicológico.

Igualmente, se solicitó que valoraran en una escala de 1 a 6 el nivel de necesidad que tenían de disponer de los siguientes servicios de atención familiar: 1. Apoyo económico. 2. Orientaciones educativas para la crianza infantil. 3. Apoyo en la organización del cuidado sustituto. 4. Disponibilidad de guarderías de calidad. 5. Consulta psicológica gratuita. 6. Posibilidad de encuentro con otras familias en situación similar.

Se les pidió que señalaran cuál era la mayor ventaja y el mayor inconveniente de su tipo de estructura familiar. A las familias monoparentales y reconstituidas se les pidió que valoraran el grado de conflicto al que los niños y niñas estuvieron expuestos antes de la separación, también que valoraran la calidad de la relación con su padre biológico y la frecuencia de los contactos con el mismo. A las reconstituidas se les pidió que valoraran las relaciones con la nueva pareja de sus padres y con sus hermanastros. A las familias adoptivas se les pidió que valoraran el estado de salud de sus hijos e hijas en el momento de la adopción y su conocimiento acerca de las condiciones en las que habían vivido sus hijos antes de la adopción. También se les preguntó si habían recibido algún informe sobre el estado físico y psicológico de los niños en el momento de la adopción. Finalmente, se les preguntó si habían recibido algún tipo de formación para afrontar la incorporación de los adoptados a sus nuevos hogares.

A las familias homoparentales se les pidió que valoraran el grado de aceptación de su relación por parte de sus familias de origen, que valoraran el grado de aceptación por parte de sus familias del nuevo niño o niña y sobre la aceptación de su nueva relación por parte de sus amistades. Se les preguntó si habían puesto en conocimiento de los centros escolares de sus hijos su condición homoparental. Se les pidió, por otra parte, una valoración sobre el grado de aceptación de sus hijos e hijas por parte de su grupo de iguales. Finalmente, se les solicitó valoración sobre si el pertenecer a una familia homoparental afectaría negativamente a la opinión que los padres y madres de sus compañeros tuvieran sobre ellos.

 

Resultados

Para evitar posibles problemas derivados de la falta de normalidad de muchas variables analizadas, se decidió utilizar pruebas no paramétricas para analizar los datos. Para la comparación entre los distintos tipos de familia se empleó la prueba de Kruskall-Wallis. Los análisis post hoc en aquellos casos en los que dicha prueba reveló diferencias significativas se llevaron a cabo mediante la prueba U de Mann-Whitney comparando los tipos de familias de dos en dos.

En un análisis preliminar se identificaron algunas diferencias demográficas entre los diferentes tipos de familias que diferían de forma significativa tanto en el nivel educativo del padre, χ2 (5, N=182)=16.21, p=.006, como en el de la madre,χ2 (5, N=207)=121.11, p=.001, siendo las madres y padres homoparentales los que presentaban un nivel más alto que el resto. Entre el resto de familias sólo fueron significativas las diferencias entre las madres adoptivas y las reconstituidas, siendo estas últimas quienes mostraron el nivel más bajo. En cuanto al nivel económico, también eran las familias homoparentales las que disfrutaban de un nivel de ingresos más elevado, χ2 (5, N=213) =16.25, p=.006. Las diferencias significativas se establecieron entre las familias monoparentales, de rentas más bajas, y el resto de tipos de familias. Las familias reconstituidas presentaron un nivel de ingresos significativamente inferior a las homoparentales. También fueron significativas las diferencias en la edad de padres, χ2 (5, N=179) = 23.77, p=.000, y madres, χ2 (5, N=201) = 25.82, p=.001, ya que ambos tenían una edad más avanzada en las familias adoptivas, los más jóvenes se encontraron en las reconstituidas.

En la Tabla 2 se pueden consultar las medias de puntuación de cada grupo de familias en la escala de 1 a 6 relativa a los problemas que más les preocupaban. En letra negrita se señala el orden de preocupación de más a menos, que manifiestan las familias pertenecientes a las distintas estructuras. En los totales se encuentran en negrita y numerados ordinalmente de más (1) a menos (11) los problemas que más preocupan a la muestra considerada globalmente, columna de la derecha. En la fila inferior se halla el nivel de preocupación total de cada tipo de familia, resaltado en negrita y numerado ordinalmente de más nivel de preocupación (1) a menos (6).

Aparecen diferencias significativas en los problemas económicos, χ2 (5, N=214)=17.49, p=.004, el miedo a las enfermedades, χ2 (5, N=214)=17.54, p=.004, pensar que la familia no aceptaría al niño, χ2 (5, N=214) =30.94, p=.000, o las dudas sobre la normalidad de su desarrollo psicológico, χ2 (5, N=214) =21.23, p=.001. En relación con los problemas económicos, son las familias monoparentales y las múltiples, seguidas de las reconstituidas, las que sienten mayor preocupación, mientras que las tradicionales, homoparentales y, sobre todo, las adoptivas no otorgan demasiada importancia a las preocupaciones económicas.

En cuanto al miedo o preocupación sobre el riesgo de que el menor contraiga alguna enfermedad, son las familias tradicionales y las múltiples las que asignan una puntuación más alta a esta preocupación, mientras que las familias reconstituidas, adoptivas y homoparentales, se sitúan en el otro extremo. Es entre las familias homoparentales donde se constata la mayor preocupación por la posibilidad de que el menor no fuese aceptado por la familia, muy por encima del resto de familias. Finalmente, las dudas acerca del desarrollo psicológico normal del menor son más frecuentes entre las familias adoptivas, con las familias homoparentales mostrando la menor preocupación, y el resto de estructuras situándose en posiciones intermedias. No se hallaron diferencias significativas en los niveles generales de preocupación de los diferentes tipos de familia.

En la Tabla 3 se pueden consultar cuáles eran los servicios de atención familiar más demandados por cada tipo de familia. En letra negrita se señala de más a menos, el orden de importancia que las familias concedían a cada servicio:

No aparecieron diferencias significativas entre las demandas realizadas por cada tipo de familia. Se observaron ligeras diferencias, así, el apoyo económico fue más señalado por las familias reconstituidas y múltiples; las orientaciones educativas por las adoptivas; el cuidado sustituto y las guarderías de calidad fueron más solicitadas por las familias múltiples; las consultas psicológicas, por las adoptivas y reconstituidas, y el disponer de un lugar de encuentro con familias en la misma situación, por las homoparentales.

Aspectos específicos de las familias monoparentales

Señalan como ventaja la independencia a la hora de tomar decisiones y la ausencia de discusiones sobre criterios educativos. Señalan como inconveniente la soledad en las tareas de crianza y el hecho de afrontar más trabajo, menos apoyo y menos tiempo para sí mismas. Igualmente, señalan el posible rechazo que pudieran sufrir sus hijos por no pertenecer a una familia tradicional.

El 45% de las madres afirmó que el periodo previo a la separación fue bastante conflictivo. El 69% de las madres afirmó que la relación de sus hijos e hijas con el padre biológico eran buenas o muy buenas, el 20.6 % las describió como correctas y el 10.3% como malas o muy malas. Los contactos de los niños y niñas con el padre biológico eran regulares en un 28 % de las familias, el 34% describían contactos frecuentes o muy frecuentes y el 37.5% referían contactos escasos o muy escasos.

El 40% de las madres de familias monoparentales no tenía pareja estable, el 30% mantenía relaciones esporádicas y el 30% restante mantenía relaciones estables con una nueva pareja.

Aspectos específicos de las familias reconstituidas

Estas familias señalan como ventaja la existencia de otra figura parental que colabora en la crianza infantil. Como inconvenientes resaltan el hecho de que los niños tengan que vivir en dos hogares, también los prejuicios sociales que sufren estas familias y los procesos de conflicto y de reajuste familiar por los que deben pasar los niños.

Las familias de la muestra llevaban una media de tres años conviviendo, y la mayoría estaban formadas por una mujer, su actual pareja y el hijo o hija de ella. En los primeros meses de convivencia las relaciones de los hijos con las nuevas parejas de sus madres y padres fueron positivas, la puntuación media era 4.48 en una escala de 1 a 6 donde 1 implicaba tener relaciones muy malas y 6 muy buenas. En los primeros meses de convivencia la media de la opinión sobre las relaciones con los nuevos hermanos y hermanas se situaba en 5.09 en una escala de 1 a 6 y en el momento de realizar la entrevista subió a 5.55.

Todas las familias reconstituidas lo fueron tras el proceso de separación o divorcio de uno de los miembros de la pareja. El proceso de separación fue duro, porque en una escala de 1 a 6 describieron una puntuación media de 4.59. Los hijos e hijas estuvieron expuestos a los conflictos entre sus padres y sufrieron en el proceso de separación (medias de 2.69 y 3.72 respectivamente). Los niños y niñas mantenían unas relaciones relativamente buenas con el padre biológico (media 4.16 en una escala de 1 a 6) aunque no los veían con mucha frecuencia (media 3.42 en una escala de 1 a 6).

Aspectos específicos de las familias adoptivas

El estado de salud de los niños cuando fueron adoptados fue, en general, bueno. El 51.4% no tenían ningún problema importante y el 40% tenían algunas dificultades menores. En lo que se refiere a la situación en la que vivieron sus hijos antes de ser adoptados, el 40.6% de las familias señaló que la situación fue inadecuada o muy inadecuada. Por el contrario, el 31.3% señaló que era adecuada o muy adecuada. El 28.3% restante se situó en puntuaciones intermedias. La información y formación por parte de la administración fue escasa. El 76.5% de los padres y madres recibieron algún tipo de informe cuando se consolidó la adopción, no obstante, en muchos casos el informe fue muy breve o incompleto, y el 23.5% no recibió ningún tipo de informe o recomendación. El 51.5% de las familias no recibió ningún tipo de formación sobre la adopción, y el 48.5% que sí lo hizo se quejó de que en muchos casos no fue conseguida en la administración, sino a través de entidades privadas.

Aspectos específicos de las familias homoparentales

Los padres y madres de familias homoparentales destacaron como ventajas que los hijos e hijas eran muy deseados, por lo que su implicación parental era muy alta. Por otro lado, también destacaron que como padres, en la educación de sus hijos subrayan aspectos como la justicia, la pluralidad, la tolerancia y el respeto al otro, así como una visión sin prejuicios de temas como la homosexualidad o el amor. Igualmente, señalaron como una ventaja importante la existencia de un reparto de tareas más igualitario que favorecía la flexibilidad de los roles de género.

En cuanto a los inconvenientes, destacaron los posibles problemas derivados de la falta de una figura masculina o femenina en el sentido por ejemplo de problemas de autoridad en las familias de lesbianas. No obstante, los principales inconvenientes que describieron fueron los referidos al posible rechazo y a los prejuicios sociales que existían sobre la homosexualidad en general y sobre este tipo de familias en particular. Las familias señalaron la escasez de referentes sociales, ya que no son muchas las familias homoparentales que existen o que los son de forma pública. Algo que señalaron las familias de forma recurrente fue la necesidad de tener que estar continuamente demostrando que eran una familia y que podían hacer bien su tarea como padres y madres.

Según indicaron los padres y madres de familias homoparentales, la mayoría de sus familias habían aceptado bien su actual relación de pareja. De hecho, el 40.7% de la muestra afirmó que la opinión era muy buena, y el 29.6% que era buena. No obstante, un 18.5% señaló que la familia de origen veía su relación de pareja mal o regular. En cuanto a la aceptación de la familia de origen del hijo o hija, las cifras fueron algo más positivas, ya que el 86.7% de las familias recibieron bien o muy bien al nuevo niño o niña. Sin embargo, el 12.5% de las familias comentaron que el recibimiento no fue bueno.

La opinión de los amigos sobre la relación de pareja era bastante positiva, ya que según el 93.4% de la muestra sus amistades veían bien o muy bien la relación de pareja. Sólo una persona afirmó que sus amigos tenían una opinión negativa de la relación de pareja. El 93% de las madres y padres afirmó que en la escuela se conocía la estructura familiar de sus hijos e hijas. Para el 89.3% de la muestra el hecho de vivir en una familia homoparental no influía negativamente en la aceptación por parte del profesorado, no obstante, una persona indicó que influía muy negativamente.

En cuanto a la aceptación por parte de los compañeros y compañeras de clase, los resultados fueron similares. El 86.2% de los padres y madres de la muestra no creyó que saber el tipo de estructura familiar de sus hijos e hijas influyera negativamente en la opinión de los progenitores de sus compañeros, aunque una madre creía que sí podía influir negativamente.

Aspectos específicos de las familias de partos múltiples

Los padres y madres de estas familias destacaron como principal ventaja que sus hijos nunca estarían solos y siempre tendrían un compañero de juego con el que aprender cuestiones importantes como la de compartir. El hecho de criar a varios hijos de la misma edad fue señalado como un inconveniente en la medida que se duplicaba el trabajo y los gastos económicos, el cansancio era mayor y lo cotidiano se hacía mucho más complicado.

 

Discusión

En una valoración global, cabe señalar que la puntuación más alta de preocupación, obtenida de la suma de las puntuaciones medias de cada estructura familiar en cada uno de los problemas señalados, es la que se refiere al miedo a que los hijos e hijas contraigan algún tipo de enfermedad. Este es un resultado esperable y que evoca la función básica de la familia de proteger la supervivencia de sus miembros. El segundo motivo de preocupación del conjunto de familias es el hecho de tener dudas sobre los criterios educativos a utilizar en la crianza familiar. Este dato evidencia una demanda de orientación educativa creciente en las familias en la sociedad actual.

Los problemas económicos aparecen en tercer lugar, en las preocupaciones de las familias en su conjunto. Como se verá más adelante, esta preocupación será mayor en un tipo de familias que en otras; el hecho a destacar es que no ocupe el primer lugar y que sea mayor motivo de preocupación el disponer de criterios educativos contrastados. También es un resultado sugerente el hecho de que la última preocupación de las familias, en su consideración global, sea el miedo al rechazo por parte de la propia familia; este hecho es indicador de una percepción de la familia extensa como una referencia estable de seguridad y de apoyo a pesar de que la convivencia con la misma no sea cotidiana.

En lo que se refiere a la valoración de los servicios demandados por el conjunto de las familias, se destaca el hecho de que la posibilidad de consulta psicológica gratuita es el servicio más demandado por las mismas. Este dato alumbra otra vez la necesidad de orientación fiable que tienen las familias que ha sido comentado en el párrafo anterior. El segundo y tercer servicio más demandados son las guarderías de calidad y el apoyo en la organización del cuidado sustituto respectivamente; ambos servicios explicitan que las familias son conscientes de la importancia que tiene para el desarrollo infantil la provisión de un cuidado sustituto adecuado, tal y como avala el trabajo de Belsky (2006).

Iniciando un análisis de los datos más pormenorizado se constata que las familias monoparentales manifiestan que su tercera preocupación son los problemas económicos y demandan prioritariamente este tipo de apoyo en la posición 1 en servicios demandados. Estos datos son coherentes con su situación económica que sitúa a más del 50% de las familias en una franja de ingresos entre los 1000 y los 1500 euros. Los análisis sociológicos señalan a las familias monoparentales como expuestas a un mayor riesgo de pobreza (Madruga, 2006).

Entre los datos específicos hallados en el grupo de familias monoparentales, cabe destacar la exposición al conflicto en sus familias y, en muchos, casos unas relaciones deficitarias con el padre biológico. Estos hechos han sido señalados como factores de riesgo para el ajuste psicológico infantil por la literatura científica (Cantón, Cortés y Justicia, 2007) y requerirán de políticas específicas de intervención familiar.

Las familias reconstituidas también comparten un nivel alto de preocupación por los problemas económicos; aunque su situación económica sea mejor, al aportar dos sueldos a la economía familiar, hay que tener en cuenta que el número de miembros de la familia aumenta en estas familias al reunir en la misma hijos de relaciones anteriores y que, en muchas ocasiones, deben pagar una pensión a sus ex parejas. Estos hechos hacen que aumente la demanda de recursos económicos en la que estas familias alcanzan la primera posición. Estas familias son también las que alcanzan el mayor nivel de demanda de servicios en términos generales y las que, junto con las familias adoptivas, solicitan con mayor intensidad un servicio de consulta psicológica gratuita.

Esta demanda de apoyo es coherente con la situación peculiar que deben afrontar estas familias, mencionada en la introducción de este estudio, consistente en la alta posibilidad de exposición al conflicto y la complejidad de la reorganización sistémica que deben afrontar (Dunn, 2002). Los trabajos de Lamb (2004) y Lamb y Kelly (2009) avalan la trascendencia que tiene para el ajuste psicológico infantil el mantenimiento de una buena relación con el padre no custodio. En el aspecto positivo cabe señalar que estas familias afirman que han mantenido y mantienen una buena relación con los padrastros, madrastras y hermanastros y hermanastras.

Las familias adoptivas son las que manifiestan una mayor preocupación por la adaptación escolar de sus hijos e hijas; igualmente, son las que manifiestan unas mayores dudas sobre la normalidad del desarrollo psicológico de sus hijos. También manifiestan mayores dudas sobre su propia capacidad como educadores, quizá reflejando una necesidad de demostrar su capacidad de crianza al no haber tenido hijos por vías naturales. Estos datos son coherentes con el hecho de que estas familias indican como servicio más demandado la consulta psicológica gratuita y, en segundo lugar, las orientaciones educativas. Los datos relativos a la poca formación e información recibida por estas familias sobre la adopción ponen de manifiesto el hecho de que la formación sobre la adopción es una de las iniciativas de política familiar que se deben desarrollar en España (Palacios, Sánchez Sandoval y León, 2005; Palacios et al, 2006).

El perfil de respuesta de las familias homoparentales muestra que son las familias que alcanzan la puntuación más baja en el cómputo global de problemas que les preocupan. También resulta llamativo que son el único grupo de familias que no dan la prioridad número 1 al miedo a que sus hijos e hijas contraigan enfermedades. Por otra parte, resulta paradójico que dan la prioridad número 1 a las dudas sobre criterios educativos y, sin embargo, son las familias que dan la prioridad más baja a las dudas sobre su capacidad como educadores, que sitúan en la posición 8 de las 11 posibles. En síntesis, se declaran preocupadas por tener dudas sobre la crianza y, sin embargo, manifiestan muy pocas dudas sobre su capacidad para educar a sus hijos e hijas. Por otra parte, se constata que su segunda causa de preocupación es el miedo a la inadaptación escolar de sus hijas e hijos, reflejando así su miedo a los comportamientos homófobos.

En la valoración global de los servicios demandados, se constata que las familias homoparentales son las que manifiestan un menor nivel de demanda comparadas con las otras familias. Resulta paradójico que sitúan en segundo lugar de prioridad el servicio de consulta psicológica gratuita y, por otra parte, son las familias que menos demandan las orientaciones educativas, a las que dan el último lugar de prioridad cuando las dudas sobre criterios educativos han sido su motivo de mayor preocupación, como se ha visto anteriormente. Las familias homoparentales son las que más valoran la posibilidad de mantener contacto con familias en su misma situación, este hecho se debe probablemente a la necesidad de referentes externos de normalidad que parte de la percepción de rechazo social que generan en algunos sectores sociales.

Las familias homoparentales mostraron de forma recurrente la presión que percibían al sentirse en el punto de mira social, que les generaba el estrés de tener que estar constantemente demostrando que son capaces de criar hijos al igual que cualquier otro tipo de familias. Se puede pensar que el perfil defensivo y de una cierta autosuficiencia mostrado en este estudio, con los niveles más bajos de preocupación y de demanda de ayuda, constituye una respuesta coherente con la presión que perciben a la que responden mostrándose como más seguros que las otras familias acerca de sus competencias como educadores. Para ponderar con mayor complejidad estos datos se debe recordar que las familias homoparentales muestran los mayores niveles educativos y económicos del total de la muestra de familias; esta circunstancia puede contribuir a que afronten el proceso de crianza de sus hijos e hijas con mayor seguridad y madurez de criterio educativo.

Por otra parte, las familias homoparentales consideran una ventaja para sus hijos e hijas el hecho de presentarles un modelo mas igualitario de los roles de género, aunque algunas de ellas se mostraban preocupadas por la posible influencia negativa que pudiera tener la ausencia de una figura de referencia del propio sexo en el caso de los niños criados con lesbianas o de las niñas criadas con gays. Aunque los datos de investigación no avalan diferencias en el proceso de identificación sexual de estos niños y niñas comparados con los criados en familias heterosexuales (Hay y Nash, 2003, González, Morcillo, Sánchez y Chacón, 2004), habrá que esperar a resultados e investigaciones longitudinales por si pudiera aparecer alguna influencia en alguna variable de ajuste psicológico.

Resulta también significativo que estas familias de forma mayoritaria ponen en conocimiento de los centros escolares de sus hijos e hijas su condición de familias homoparentales. Este hecho muestra que estas familias buscan apoyo en el sistema educativo para prevenir que sus hijos sean objeto de algún tipo de rechazo o acoso por parte de sus compañeros. Aunque la mayoría de estas familias no consideraba que sus hijos fueran a ser rechazados hay que tener en cuenta que la edad media de los mismos era la más baja comparada con los otros tipos de familia y que cabe la posibilidad de que los comportamientos de rechazo pudieran aumentar en el futuro. En cualquier caso, es evidente que las familias homoparentales conviven con la preocupación de un posible rechazo a sus hijos por parte de sus compañeros y compañeras (Boss y Van Balen, 2008)

En lo que se refiere a las familias de partos múltiples, estas familias son las que muestran la puntuación media más alta en la preocupación de que sus hijos padezcan alguna enfermedad. Este hecho es coherente con el conocimiento objetivo que estas familias tiene del mayor nivel de riesgo de que sus hijos padezcan algún tipo de trastorno físico y o psicológico, tal y como se expuso en la introducción de este trabajo (Blickstein, 2002; Blickstein y Keith, 2003). También son las familias que muestran el nivel más alto de preocupación en lo que se refiere a los problemas económicos; hay que tener en cuenta que la mayoría de las familias de partos múltiples proceden de tratamientos de reproducción asistida, que son muy costosos económicamente y, una vez que inician la crianza, necesitan un alto nivel de recursos económicos y asistenciales para atender a un mayor número de hijos que el resto de las familias de la muestra.

En coherencia con su perfil de preocupación las familias de partos múltiples son las que más apoyo económico demandan. También manifiestan una alta necesidad de apoyo en el cuidado sustituto, que se hace más complejo cuando se trata de atender a gemelos o trillizos y que, en muchas ocasiones, no puede ser atendido por la familia extensa. En la misma línea estas familias se plantean un especial problema con la ubicación escolar de sus hijos, primero en guarderías y luego en centros escolares. También en muchos casos deben afrontar gastos adicionales de tipo médico o de asistencia psicológica cuando los niños presentan algún retraso de diversa índole. La valoración realizada sobre los datos de este estudio, pone de manifiesto que es necesario que se desarrollen iniciativas de intervención educativa y preventiva dirigidas a apoyar a las familias en el afrontamiento de las problemáticas específicas que se les plantean (Oliva et al, 2006). Más allá del apoyo económico - que es necesidad transversal en muchas familias monoparentales, reconstituidas y múltiples - parece muy importante dotar a las familias de formación para afrontar los procesos de conflicto desde el punto de vista del bienestar del menor; esta formación se adapta especialmente a las familias monoparentales y reconstituidas. Es igualmente importante el desarrollo de programas eficaces de apoyo en el proceso de adopción como los que antes han sido mencionados.

La problemática de las familias homoparentales requiere igualmente apoyo para afrontar con seguridad el proceso de crianza infantil, para facilitar la integración social de estos niños y niñas y para controlar la presencia y las posibles repercusiones de los comportamientos homófobos. También se debe señalar que las familias de partos múltiples deben recibir un especial apoyo para la organización de la vida cotidiana en cuestiones como el afrontamiento del estrés, la organización del cuidado sustituto, la organización de sus redes de apoyo en la familia extensa y otros servicios.

Finalmente, cabe señalar que el presente trabajo presenta limitaciones relativas al potencial de generalización de los resultados, debido al reducido número de familias analizadas por cada estructura y a la heterogeneidad de las propias familias. También se deberán consolidar en el futuro las propiedades psicométricas de los instrumentos utilizados.

 

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Dirección para correspondencia:
Enrique Arranz Freijo
E-mail: e.arranzfreijo@ehu.es

Manuscrito Recibido: 09/06/2010
Revisión Recibida: 17/09/2010
Manuscrito Aceptado: 06/10/2010

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