Sr. Editor,
Presentamos el caso de un paciente varón de 75 años con antecedentes de cardiopatía isquémica, EPOC y obesidad. Es intervenido mediante esofaguectomía distal tipo Ivor-Lewis con anastomosis esofagogástrica. Tras esofagograma al quinto día posoperatorio, se evidencia fuga de contraste, por lo que se decide revisión quirúrgica. Se aprecia defecto de 5-7 mm que se repara realizando sutura primaria. En endoscopia de control se pone de manifiesto doble punto de fuga. Se intenta nuevamente reparar el defecto interponiendo pleura diafragmática. Se traslada a nuestro centro en el 72º día posoperatorio y realizamos endoscópica digestiva alta que objetivó solución de continuidad de 2,5 cm en la pared colocando endoprótesis. Aunque inicialmente experimenta mejoría clínica, se produce recaída con inicio de fracaso renal y hemodinámica, por lo que se decide cirugía. Se evidencia endoprótesis expuesta a cavidad (Fig. 1), ante lo cual se realiza resección de anastomosis esofagogástrica, con desconexión digestiva. Se concluye con esofagostomía cervical. La evolución posoperatoria fue lentamente favorable, con resolución del cuadro de sepsis.
Discusión
La fuga intratorácica poscirugía esofágica es la complicación más importante y su incidencia global varía según las series entre el 3% y el 25%. En su manejo influyen múltiples factores, siendo fundamentales el estado clínico del paciente, la localización, el tamaño del defecto y el menor tiempo en el diagnóstico 1.
Es difícil establecer una pauta concreta para resolver la fuga intratorácica del Ivor- Lewis. Se pueden alcanzar mejores resultados con la endoprótesis cuando el tiempo desde el diagnóstico inicial hasta la colocación de la prótesis es menor y cuando el tamaño de la fuga es inferior a 20 mm 2. Aunque en algunos casos las técnicas endoscópicas pueden contribuir a la resolución del cuadro, la desconexión digestiva puede llegar a ser la única opción del paciente.