INTRODUCCIÓN
Las encuestas de condiciones de trabajo en Europa son, desde hace 25 años, una fuente autorizada para la comparación de la situación laboral entre países y tendencias en el tiempo1. La realización de la III Encuesta Navarra de Salud y Condiciones de Trabajo nos ha permitido conocer el actual escenario de la salud laboral en Navarra. Esta información supone el complemento, desde una perspectiva subjetiva, a la de los Registros de lesiones profesionales, recursos y actuaciones preventivas.
Este artículo presenta un resumen de los resultados más relevantes2 con el objetivo de describir la situación actual en relación a los determinantes laborales estudiados (actividad económica, ocupación, plantilla de la empresa, edad y género, en su caso). Además, se pretende contextualizar los hallazgos encontrados y, a pesar de que es la primera de la serie de Navarra que ha adoptado el cambio metodológico del lugar de selección y desarrollo de la entrevista por domicilio del trabajador3 , compararlos con la I y II Encuestas4,5 así como con los de nacional6-8 y europea similares de referencia7.
MÉTODOS
El ámbito poblacional ha sido la población ocupada de 16 y más años, de todas las actividades económicas, residente en viviendas familiares de Navarra y con una población total de 644.566 habitantes.
La muestra se obtuvo a partir de del padrón continuo, con representatividad en función de la actividad económica, tamaño del centro de trabajo y género, mediante muestreo trietápico estratificado. Como estratos se definieron municipios de más de 100.000 habitantes, entre 10.000 y 100.000 y de menos de 10.000.
En cada estrato se seleccionó, en una primera etapa, una muestra de secciones censales con probabilidades proporcionales al tamaño. En la segunda etapa, una muestra de viviendas y, de cada vivienda, un ocupado residente en la misma2.
Se realizaron 2.744 entrevistas, siguiendo una distribución de muestra que asegura cada uno de los cruces de actividad por tamaño de empresa y balanceado en género. Para un nivel de confianza del 95,5% (dos sigmas) y P=Q, el error de ±1,99 para el conjunto de la muestra. Se llevó a cabo en los meses de junio y de octubre a diciembre de 2014 mediante entrevista personal en el domicilio del trabajador.
Se utilizó el cuestionario de la VII Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (VII ENCT) (9. El cuestionario consta de 62 preguntas y se estructura en bloques temáticos.
Se llevó a cabo la sustitución en los casos de negativa de la persona seleccionada o, al menos, dos intentos de contacto.
Se garantizó la confidencialidad de las personas que han intervenido en cualquiera de las etapas del estudio según normativa vigente10.
Posteriormente se realizó la ponderación necesaria11 para el análisis por las variables de muestreo (actividad económica, tamaño de empresa y género) y obtención de los principales resultados mediante el Programa IBM SPSS 20.0. Se presentan los porcentajes positivos de cada categoría de las variables cualitativas y la estimación puntual de las cuantitativas.
CONSIDERACIONES ÉTICAS
La Encuesta Navarra está autorizada como ampliación de la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo que está incluida en el Plan Estadístico Nacional por lo que según las leyes 4/1990 y 13/1996 se considera obligatorio facilitar la información. Además respeta el Reglamento (CE) n° 68/2014 de la Comisión que establece un marco común para las estadísticas basadas en encuestas de salud mediante entrevista. En todo momento se han manejado los microdatos anonimizados.
RESULTADOS
En total se entrevistaron 2744 trabajadores, 1509 hombres y 1235 mujeres, el número estimado para conseguir los errores fijados en todas las categorías de análisis. Se presentan los principales hallazgos según los bloques temáticos del cuestionario.
Condiciones de empleo y tipo de trabajo
El 94,3% de los encuestados se encontraban trabajando. Tan sólo un 2,4% estaba de baja laboral por enfermedad común y 3,2% no trabajaba por otros motivos (2,5% de los hombres y 4,2% de las mujeres).
La modalidad más extendida de relación laboral es la de asalariados con alta en la Seguridad Social (82,7%), seguida de autónomo sin asalariados e independiente (9,0%). Este grupo es proporcionalmente mayor en el sector agrario (24,3%) y en el de la construcción (17,7%). Solo un 1,3% estaba en situación irregular, y pertenece principalmente al sector de Agricultura y Servicios. Entre las mujeres es mayor el porcentaje de asalariadas con alta en la Seguridad Social y menor el de autónomas u otras situaciones.
El contrato indefinido integra al 78,2% de los trabajadores asalariados. En relación a la ocupación, se presentan en la Tabla 1 los porcentajes estimados por categoría y género. El 71,8% son empleados (con jefes y sin subordinados). Este porcentaje es mayor en mujeres.
Hombre | Mujer | Total | |
---|---|---|---|
Empleado (con jefes y sin subordinados) | 66,6% | 78,2% | 71,8% |
Encargado, jefe de taller o de oficina, capataz o similar | 7,1% | 3,6% | 5,5% |
Mando intermedio | 8,9% | 6,6% | 7,9% |
Director de pequeña empresa, departamento o sucursal | 4,7% | 3,5% | 4,2% |
Director de empresa grande o media | 0,8% | 0,4% | 0,6% |
Autónomo (sin jefes ni subordinados) | 11,6% | 7,7% | 9,9% |
No sabe | 0,3% | 0,2% | |
TOTAL | 100% | 100% | 100% |
Mayoritariamente se trabaja «solo, pero al lado de otros trabajadores», el 39,6%, o «en equipos», el 25,4%. Menos del 1% trabaja en su domicilio. El porcentaje es similar para ambos sexos.
Ambiente físico de trabajo
El 86% de los trabajadores desarrolla su trabajo habitualmente en un local cerrado. Es la situación predomina sobre todo en los sectores de industria y servicios, mientras que en construcción y agricultura «un sitio exterior» es el lugar más frecuente (69,4% y 65,3% respectivamente).
El 15,8% de los trabajadores refiere un nivel de ruido elevado o muy elevado en su puesto de trabajo. En Industria y en Construcción es donde se alcanzan mayores porcentajes (31,8% y 27,9%, respectivamente).
El 8,9% del conjunto de trabajadores refiere estar expuesto a vibraciones en mano o brazo, 4,3% en cuerpo entero y 4,1% a ambas. Todos los porcentajes son mayores en hombres.
Contaminantes químicos y biológicos
El 22,2% de los trabajadores refiere manipular agentes químicos, un 23,8% inhalar alguno de sus productos y un 32,7% se considera expuesto por ambas vías.
El 88,5% de los trabajadores refiere que los productos químicos a los que estaban expuestos llevaban etiqueta. También para la mayoría es «fácil de entender» su contenido (88,5%). El 75,3% afirma conocer los posibles efectos perjudiciales para la salud.
Un 10,7% percibe estar expuesto a agentes biológicos. La población expuesta es importante en actividades sanitarias, veterinarias y servicios sociales (62,7%), y debida a la posibilidad de contacto con materiales contaminados, personas o animales.
Condiciones de seguridad
Un 76,3% percibe estar expuesto a uno o más riesgos de accidente en su trabajo. Construcción es el sector de porcentaje más elevado (88,9%).
La causa de accidentes más frecuente identificada son «distracciones, descuidos, despistes o falta de atención» (41,3%), seguida de tráfico (22,4%) y ritmo de trabajo (22,2%).
Carga física de trabajo
«Repetir los mismos movimientos de manos o brazos» y «adoptar posturas dolorosas o fatigantes» son las demandas físicas más extendidas. Una mayor proporción de mujeres, 12,6% versus 2,3% de hombres, «levantan o mueven personas» y a la inversa «levantan o mueven cargas pesadas» (16,3% versus 22,9%) (Figura 1).
Las tres zonas con más molestias por posturas y esfuerzos relacionados con el trabajo son la «zona baja de la espalda» (40,8%), la «nuca/cuello» (33,1%) y la «zona alta de la espalda» (25,5%).
Según rango de edad la proporción de trabajadores con problemas de bajo de espalda es alta a partir de los 25 años (>40%) e importante la de nuca/cuello (>30%). (Figura 2).
Factores de riesgo psicosocial
Exigencias del trabajo. Destaca el alto porcentaje de trabajadores que refiere tener mucho trabajo y sentirse agobiado (30,6% de las mujeres y 29,4% de los hombres), mantener un nivel de atención alto o muy alto de atención (81,7% y 84,9%), trabajar muy rápido (51,5% y 47,3%, o atender varias tareas al mismo tiempo (56,7% y 49,3%).
Apoyo social y reconocimiento. Existe mayor sensación de estar haciendo un trabajo útil entre las mujeres que entre los hombres (83,5%, 81,8% respectivamente), mayor facilidad de obtener ayuda de sus jefes (60,9%, 55,2%) y menos de sus compañeros (75,9%, 78,0%).
Conductas violentas en el trabajo. A la pregunta de si en los doce meses anteriores a la entrevista habían sufrido alguna situación violenta, todas las formas las sufren en mayor proporción las mujeres. Las de mayor diferencia e impacto son las verbales (14,4% mujeres y 9,5% los hombres) (Tabla 2).
Hombre | Mujer | Total | |
---|---|---|---|
Amenazas de violencia física | 4,3% | 4,3% | 4,3% |
Violencia física cometida por personas pertenecientes a su lugar de trabajo | 0,8% | 0,8% | 0,8% |
Violencia física cometida por personas no pertenecientes a su lugar de trabajo | 1,9% | 2,6% | 2,2% |
Pretensiones sexuales no deseadas (acoso sexual) | 0,1% | 0,7% | 0,4% |
Agresiones verbales, rumores o aislamiento social | 9,5% | 14,4% | 11,7% |
Discriminación por la edad | 0,5% | 1,0% | 0,7% |
Discriminación por la nacionalidad | 0,8% | 0,7% | 0,8% |
Discriminación sexual/discriminación por género | 0,1% | 2,8% | 1,3% |
Discriminación por la raza, origen étnico o color de su piel | 0,7% | 0,4% | 0,6% |
Discriminación por la religión | 0,2% | 0,1% | 0,2% |
Discriminación por una discapacidad | 0,4% | 0,2% | 0,3% |
Discriminación por la orientación sexual | 0,1% | 0,0% | 0,0% |
Las amenazas verbales son relevantes en el personal sanitario (21,0%), docente (16,7%) y en los conductores de vehículos (14,9%). También las amenazas de violencia física a personal sanitario (13,8%) y docente (7,1%), además de las sufridas por personal de defensa y seguridad (25,2%) (Figura 3).
Duración, horario, trabajo en festivos y prolongación de la jornada
La duración media de la jornada laboral es de 36,8 horas. Se observan importantes diferencias por género. De media, los hombres trabajan 6,3 horas más a la semana que las mujeres (39,3 horas y 33,0 horas). Diferencia estadísticamente significativa (IC95% 5,5-7,1 horas).
Más del 60% de los trabajadores realizan turno de continuo fijo de mañana o jornada partida mañana-tarde. Este tipo es más frecuente en los hombres (34,7 y 26,4%), mientras que el fijo continuo de mañana lo es en las mujeres (40,7%, 24,0% respectivamente).
Los horarios en equipos rotatorios (mañana, tarde y noche) corresponden, sobre todo a hombres (18,9%, 7,5% en mujeres), lo mismo que el fijo de noches (2,7% de los hombres y 1,6% de las mujeres).
Por el contrario, al trabajo en sábado o domingos y festivos, encontramos una mayor proporción entre las mujeres en ambos días (31,8% y 17,4% vs 25,2% y 16,4% en los hombres, respectivamente).
Un hecho a destacar es que, el 44% de los hombres y el 39% de las mujeres prolongan su jornada, con compensación solo en la mitad de los casos. En el desplazamiento al trabajo, más del 75% de los trabajadores emplean 20 minutos o menos y el 91,3% media hora o menos.
Los trabajadores que compatibilizan mejor los horarios laborales y familiares son los de turnos fijo de mañana o fijo de noche. Los de turnos que incluyen la noche, los que peor.
Actividades preventivas
El 46,4% de los trabajadores señala que, durante el último año, se ha realizado una evaluación de los riesgos para la salud en su puesto de trabajo. Destaca, también, el porcentaje que desconoce esta actividad (13,7%).
El porcentaje de respuestas positivas es mayor en relación al tamaño de la empresa (58,4% en las de más de 250 trabajadores) y mínimo en las de 10 o menos (28,7%).
El 60% ha recibido formación sobre prevención de riesgos laborales en los dos últimos años. A mayor plantilla de empresa más porcentaje de respuestas positivas, alcanzando el 75,1% en las de 250 trabajadores o más. El 33,4% refiere estar muy bien informado y el 51,6% bien.
El 60,2% de los trabajadores han pasado un reconocimiento médico el último año y a un 12,2% más se les ofreció aunque no aceptó.
Estado de salud de la población trabajadora
Casi el 80% de los trabajadores considera bueno o muy bueno su estado de salud. Por el contrario, el 20,1% lo considera regular, malo o muy malo.
Destaca la alta prevalencia del dolor de espalda (48,6%), de extremidad superior (32,6%) y cuello-nuca (30,8%). Así los musculoesqueléticos son los principales problemas de salud percibidos, seguidos de los relacionados con los estresores laborales (estrés, ansiedad, nerviosismo o dolor de cabeza), que ya afectan casi al 20% de los trabajadores.
En los hombres se observan mayores proporciones de molestias en extremidades inferiores, mientras que en la mujer es mayor la prevalencia del resto de localizaciones y de problemas de estresores laborales y de voz (Tabla 3).
Hombre | Mujer | Total | |
---|---|---|---|
Dolor de espalda | 46,5% | 51,1% | 48,6% |
Dolor en hombros, brazos, codos, muñecas, manos o dedos | 30,8% | 34,8% | 32,6% |
Dolor de cuello/nuca | 24,8% | 38,2% | 30,8% |
Cansancio, agotamiento | 20,4% | 23,9% | 22,0% |
Dolor en piernas, rodillas o pies | 21,7% | 20,0% | 20,9% |
Estrés, ansiedad o nerviosismo | 17,2% | 20,4% | 18,6% |
Dolor de cabeza | 8,6% | 18,7% | 13,1% |
Problemas para conciliar el sueño | 9,6% | 13,1% | 11,2% |
Problemas visuales (en los ojos) | 10,6% | 10,9% | 10,7% |
Problemas auditivos (en los oídos) | 9,1% | 4,6% | 7,1% |
Tensión arterial alta | 6,6% | 3,2% | 5,1% |
Depresión o tristeza | 3,5% | 5,2% | 4,3% |
Problemas de la voz | 2,5% | 5,8% | 4,0% |
Problemas de la piel | 3,3% | 4,5% | 3,9% |
Problemas respiratorios | 3,3% | 3,5% | 3,4% |
Otra | 1,1% | 0,9% | 1,0% |
Ninguno | 27,7% | 23,6% | 25,8% |
No sabe/No contesta | 0,1% | 0,1% | 0,1% |
Además casi el 90% de estos problemas se consideran agravados o producidos por el trabajo y que sólo en el 50% o menos de los casos se había consultado al médico.
DISCUSION
Los hallazgos obtenidos señalan unas condiciones de trabajo muy similares en nuestra Comunidad respecto al resto del Estado y Europa.
En el empleo, la modalidad más extendida de relación laboral, son los asalariados (82,7% en Navarra y 79,4% en España6) y la situación irregular escasa (1,3% y 2,9%). La principal modalidad de contrato es indefinido (78,2% y 73,9% en España). El porcentaje de autónomos es ligeramente menor, 11%, al España (13%) y al de Europa (15%)12. De ello se desprende que, a pesar de los años de crisis económica, se han mantenido ciertas condiciones de calidad del empleo de los que permanecen en su puesto, aunque se ha excluido a parte de la masa salarial.
El género sigue siendo un determinante de desigualdad13 se mantiene la menor proporción de mujeres en puestos de encargados, mandos o autónomos y el mayor porcentaje de empleadas (78% en Navarra y 70,5% en España6).
En relación a los riesgos percibidos en el trabajo, constatamos la persistencia de riesgos tradicionales, como el nivel de ruido elevado (15,8%), similar al de 2004 (14,9%)3 y la alta proporción de trabajadores que refiere manipular agentes químicos. Los riesgos ergonómicos, novedosos las dos décadas anteriores, ya presentan prevalencias similares a los observados en las Encuestas Europeas y la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo. «Repetir los mismos movimientos de manos o brazos» 62% en Navarra, 69% en Europa7 y 61% en España8 y «adoptar posturas dolorosas o fatigantes» 41%, 54% y 43% respectivamente. Lo mismo ocurre con los factores de riesgo psicosocial, impacta el alto porcentaje de trabajadores que refiere tener mucho trabajo y sentirse agobiado, y trabajar muy rápido. Es mayor que el 36% de los trabajadores de la UE que trabajan siempre o casi siempre a plazos ajustados y 33% a gran velocidad. En España8 34% y 33% respetivamente. Posiblemente otra consecuencia de la crisis, la reducción de las plantillas ha producido la sobrecarga de los que permanecen en la empresa14.
Los riesgos que se pueden considerar emergentes como la mayor exposición percibida a agentes biológicos (10,7% vs al 5,2% en 20044) debido al mayor peso actual de las actividades sanitarias y sociales en el empleo, y a la mayor conciencia de riesgo biológico por el impacto mediático de las últimas enfermedades transmitidas por vectores15.
Pero es destacable, sobre todo, que por primera vez en nuestra serie de encuestas, detectamos las conductas violentas con una magnitud apreciable. Consideradas todas las variantes, alcanzarían porcentajes incluso superiores a los de la VI Encuesta Europea7. En ésta, 17% de las mujeres y el 15% de los hombres refieren haber sufrido conductas sociales adversas.
Múltiples estudios de ámbito nacional e internacional han puesto de manifiesto este problema emergente, sobre todo en el personal sanitario y docente16.
En cuanto a la jornada laboral, las diferencias encontradas por género son idénticas que las de la Unión Europea. En Navarra, los hombres trabajan 6,3 horas más a la semana que las mujeres (39 horas versus 33 horas) y en la UE 39h semanales los hombres y 33 horas las mujeres7. Esta diferencia principalmente se debe a la conciliación de la vida laboral y acceso al mercado de trabajo17.
Estos años de crisis ha surgido, además, el fenómeno de la prolongación de la jornada, el 44% de los hombres y el 39% de las mujeres y es incluso superior a la media europea (32% prolongan la jornada diez horas o más, al menos una vez al mes)7. Esto explica lo que en términos económicos se ha valorado como aumento de la productividad en tiempos de crisis, ya que los trabajadores que han permanecido en su puesto de trabajo han prolongado su jornada, con o sin compensación.
Un aspecto importante resaltado en la encuesta europea es la información sobre salud y seguridad en el trabajo. En nuestro medio el 85% declara estar muy bien o bien informado y menos del 14% no muy bien o nada informado. Valores muy similares a los del entorno europeo, 10% “no muy bien o nada informado”, varia del 9% al 12%, en relación inversa al tamaño de plantilla7.
Se comprueba la implantación progresiva de la Ley y Reglamento de Prevención de Riesgos Laborales18,19 con una tendencia creciente en la realización de actividades preventivas (9,8% en 1997, 32,5% en 2004 y 46,4% en 2014 de los trabajadores durante el último año identifica una evaluación de los riesgos en su puesto) y habían pasado un reconocimiento médico el 42,8% en 1997, 62,2% en 2004 y 60,2% en 2014. Este dato se mantiene en niveles similares al resto del país6.
En cuanto a los efectos en la salud, el porcentaje del 80% de los trabajadores que considera bueno o muy bueno su estado de salud y 15,7% regular es similar al de España en 2011, sin embargo es peor respecto a las anteriores encuestas en Navarra (89,1% buena en el año 2004 y regular 10%)4. Aunque el estado de salud depende de muchos determinantes, de alguna manera, los condicionantes de la crisis pueden haber influido20.
Como problemas emergentes hay que añadir a los ya conocidos musculoesqueléticos, los relacionados con los estresores laborales (estrés, ansiedad, nerviosismo, dolor de cabeza), que ya afectan casi al 20% de los trabajadores también en la Encuesta Europea8. Además, junto a los de voz, es conocido por las encuestas de salud poblacionales que son más prevalentes en la mujer21.
El hecho de que más del 90% de éstos problemas se consideran agravados o producidos por el trabajo, y que en menos del 50% se haya consultado al médico señala la importancia de los Programas de Sospechas implantados en varias CCAA22,23 como el de Sucesos Centinela de Navarra24 que ayudan a aflorar la patología de posible origen laboral25.
Como fortalezas de este trabajo hay que destacar que, al seguir la misma metodología de Encuesta, ha sido posible la comparación con el resto de CCAA y entorno europeo. El hecho además, de haber sido diseñada con representación por género, ha hecho posible la valoración de esta dimensión.
Como limitaciones, reconocemos que en un momento de crisis, ha habido mayor resistencia a responder a una encuesta laboral y nos ha obligado a un gran número de sustituciones por quizás falsas no localizaciones. También suponemos que esto afectará más a colectivos más vulnerables.
Como conclusión, encontramos en Navarra un escenario laboral donde persisten riesgos clásicos e irrumpen los llamados emergentes, de los que destacan la violencia, los estresores laborales y los relacionados con el cuidado de personas, a los que la mujer está más expuesta. Las políticas preventivas deberían enfocarse a estos nuevos retos.