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Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría

On-line version ISSN 2340-2733Print version ISSN 0211-5735

Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol.35 n.125 Madrid Jan./Mar. 2015

https://dx.doi.org/10.4321/S0211-57352015000100017 

HISTORIAS CON HISTORIA

 

"La Razón de la Sin Razón", revista de los señores pensionistas de un instituto manicómico, y la otra prensa "cuerda" de la época (1865, 1879-81)

"La Razón de la Sin Razón", magazine of the pensioners in an asylum institute, and the other "sane" periodicals of the time (1865, 1879-1881)

 

 

Óscar Martínez Azumendi

Psiquiatra. Red Salud Mental Bizkaia.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Las revistas y periódicos escritos y editados por personas con una enfermedad mental, primero en los hospitales psiquiátricos y más recientemente en otros entornos asistenciales, tienen una larga tradición como recurso ocupacional-terapéutico dirigido tanto a la distracción y superación individual de las personas asistidas, como a la divulgación y publicidad de la propia institución. Sin embargo, salvo contadas excepciones, tales producciones han despertado escaso interés académico o histórico en torno a su utilidad terapéutica, o al valor que sus páginas encierran como fuente documental historiográfica.
Acompañado de la reproducción del primer número de La Razón de la Sin Razón, publicada en 1865 en el Manicomio de San Baudilio de Llobregat (Barcelona) con la participación de enfermos psiquiátricos institucionalizados y siendo posiblemente la primera de esas características en la Europa continental y primera de temática psiquiátrica en España, el trabajo resume su devenir histórico con ejemplos del tipo de contenidos publicados, así como la repercusión mediática que tuvo en la prensa de la época.

Palabras clave: Tratamiento Moral. Literatura lunática. Locos literarios. Publicaciones de pacientes psiquiátricos. Terapia Ocupacional.


ABSTRACT

Magazines and periodicals written and edited by people with mental illness, first in psychiatric hospitals and more recently in other care settings, have a long tradition as an occupational-therapeutic resource aimed at both distraction and individual improvement, as well as a means of advertising of the institution itself. However, with few exceptions, such productions have attracted little academic or historical interest about its therapeutic utility, or the value that their pages contain as an historiographical documentary source.
Accompanied by a reproduction of the first issue of "La Razón de la Sin Razón", published in 1865 in San Baudilio's Asylum (Barcelona) with the participation of institutionalized psychiatric patients, and perhaps being the first magazine of its kind in continental Europe and the first with a psychiatric thematic in Spain, the paper summarizes its evolution, including some examples of the type of published content, and the echo generated in the press at its time.

Key words: Moral Treatment. Lunatic Literature. Literary madmen. Psychiatric patients publications. Occupational Therapy.


 

Las revistas y periódicos escritos y editados por personas con una enfermedad mental, primero en los hospitales psiquiátricos y más recientemente en otros entornos asistenciales, tienen una larga tradición como recurso ocupacional-terapéutico dirigido tanto a la distracción y superación individual de las personas asistidas, como a la divulgación y publicidad de la propia institución. Sin embargo, desde la primera publicación conocida de este tipo (Retreat Gazette. Connecticut, 1837), y salvo contadas excepciones, tales producciones han despertado escaso interés académico o histórico en torno a su utilidad terapéutica, o al valor que sus páginas encierran como fuente documental historiográfica.

Al igual que cualquier otro abordaje y recurso asistencial empleado a lo largo del tiempo, las publicaciones periódicas elaboradas más o menos exclusivamente por pacientes psiquiátricos revisten características diferenciales en consonancia con el modelo médico-psicológico imperante en cada momento histórico. En las tablas I y II (al final del artículo) se esquematizan algunas de esas particularidades, con ejemplos de publicaciones encuadra-bles en cada uno de los modelos propuestos. Cabe señalar que el esquema presenta algunas limitaciones derivadas de nuestras propias dificultades idiomáticas para las búsquedas bibliográficas, lo que habrá dificultado encontrar referencia a otras publicaciones pioneras en otras lenguas que no sea el inglés, y quizás francés e italiano.

Señalado la anterior, en el caso de la "La Razón de la Sinrazón. Revista de Medicina e Higiene Mental redactada, impresa y litografiada por los señores pensionistas del Instituto Manicómico de San Baudilio de Llobregat (Barcelona) y dirigida por el Director del mismo Instituto D. Antonio Pujadas", publicada por primera vez en febrero de 1865, es muy posible que sea la primera de sus características de la Europa continental, a la vez que se le reconoce el honor de ser la primera revista psiquiátrica en España (a la que seguiría bastantes años después la Revista Frenopática Barcelonesa, fundada por Giné en 1881), alternando los trabajos producidos por los internos con otros de medicina e higiene mental escritos por los psiquiatras que les atendían.

Antoni Pujadas Mayans (1811-1881), médico y psiquiatra barcelonés, tras un periodo de 11 años en Motpellier, París y Londres, tuvo un intento fallido de abrir un balneario con manicomio anexo, fracasando igualmente con una "casa de curación" y posterior "casa de locos" en la misma Barcelona. Poco después, en 1854, inauguraba el manicomio de San Baudilio de Llobregat en un convento abandonado cedido con ese fin, con el firme propósito de innovar y mejorar los tratamientos psiquiátricos existentes en la época. En esta ocasión el proyecto bien pronto adquirió tal fama que Pujadas fue nombrado Comisario Regio con la encomienda de visitar los principales establecimientos mentales a lo largo de toda Europa, de los que extrajo importantes enseñanzas que a su vuelta intentó desarrollar en su instituto, inspirándose en los enunciados del tratamiento moral (1-2).

Entre estos, no podían faltar los dirigidos a la ocupación y entretenimiento de los enfermos, para quienes diseñó la colonia agrícola y diferentes secciones según su tipología, con vastos jardines, ocupaciones y pasatiempos de todo tipo entre las que se incluye una banda de música compuesta por los mismos pensionistas, así como se proyecta la edición de "La Razón de la Sin Razón" (LRSR).

El lanzamiento editorial vino precedido de una previa campaña publicitaria en diversos periódicos nacionales, seguramente alertados de forma estratégica por el propio Pujadas, buen conocedor de la importancia que las técnicas publicitarias tenían y que utilizó ocasionalmente de forma incluso exagerada: "..el único establecimiento modelo de curación... es el más grande y el tenido por mejor de España. En él se verifican curaciones prodigiosas y hasta se permite a las familias de los enfermos vivir a su lado si lo desean" (La Correspondencia de España, 15/8/1866), mientras que en otras ocasiones son anuncios más breves dirigidos a captar clientes en sus delegaciones de Madrid y Barcelona (La Iberia, 24/3/1866). Publicidad o actitud laudatoria hacia la institución que también vino de visitas, no sabemos si espontaneas o concertadas, realizadas por diferentes profesionales (El Genio Médico-Quirúrgico, 15/6/1880) o medios periodísticos (Diario de Córdoba, 7/5/1879) que incluso podrían haber sido invitados para salir al paso de las críticas que en un momento determinado la opinión pública empezó a dirigir al establecimiento (2).

Así se anunciaba su inminente publicación en algunos medios de la época: "Dentro de breves días verá la luz pública, dice el Diario de Barcelona, un periódico, redactado é impreso por los pensionados del manicomio de San Baudilio de Llobregat. Su director, señor Pujadas, ha discurrido este ingenioso medio de dar ocupación y entretenimiento á algunos de los muchos alienados que se albergan en su tan conocido establecimiento, y algunos de los cuales en sus intervalos de tranquilidad ó de lucidez, dan evidentes muestras de un notable talento. Será la primera obra de esta clase que sé habrá publicado en España; su lectura no dejará de ser original é interesante. Se nos han citado los asuntos de algunos artículos muy curiosos. Entre ellos, un antiguo coronel, que hoy reside en el manicomio, ha escrito uno dedicado a probar la inconveniencia del derribo de la ciudadela" (El Lloyd Español, 13/2/1865; La Soberanía Nacional, 13/2/1865; El Contemporáneo, 15/2/1865; La Iberia, 23/2/1865). De igual manera que poco después se hacían eco de su publicación, tanto la prensa médica (El Criterio Médico, 25/5/1865), como la genera-lista: "La Razón de la Sin Razón. -Recomendamos a nuestros lectores el primer número del periódico de este título... Difícilmente habrá quien diga á juzgar por dicho número que su material ha tenido la procedencia, que no dudamos nosotros que tiene: periódicos graves, es decir, escritos por personas que tienen juicio, circulan por el mundo, mucho más escasos de razón y de sentido que el de los pensionistas del manicomio citado" (El Lloyd Español, 4/3/1865), no sin ciertos ribetes efectistas como las de este otro rotativo madrileño: "Aquí tienen VV. un periódico confeccionado en su totalidad por compañeros de los huéspedes de Leganés, periódico escrito en la redacción de una celda de demente", para seguidamente realizar un irónico juego asociativo muy habitual en la prensa de entonces, nacional y extranjera, cada vez que se hacía referencia a una publicación realizada por pacientes psiquiátricos: "La prensa anuncia la aparición de este periódico como una gran cosa, y sin embargo, nosotros creemos que no es el primer periódico que se publica en España escrito por locos" (La Libertad, 9/3/1865), si no se desacreditaba directamente: "El único periódico que al parecer defenderá el proyecto (de Ley) de imprenta, es el que ha empezado a publicarse en San Baudilio de Llobregat, con el título de La razón de la sinrazón. ¡Ya lo creo! ¡Cómo que se escribe en un manicomio!" (Gil Blas, 11/3/1865).

Abría el primer número,1 compuesto por ocho páginas de 34,2 x 47, 1 cm. cuidadosamente maquetadas e impresas al estilo de otras hojas periódicas de la época, un prospecto donde se podía leer:

"El objeto de esta publicación es el de proporcionar agradable distracción a los señores pensionistas del Instituto del Llobregat, que lo necesiten; dar la crónica. por demás interesante. de esta casa de enajenados; fomentar el estudio de la ciencia mental, que tan atrasada se halla entre nosotros. y contribuir. en cuanto de nosotros penda. a marcar los límites entre la sinrazón y la razón o cordura habitual; tal es el objeto de esta Revista. Útil a la par que amena será nuestra publicación. puesto que contendrá:

1o Artículos referentes a la ciencia mental. y a su medicina legal.

2o Estadística de altas y bajas en el Instituto del Llobregat. y la historia de los casos prácticos más notables.

3o Artículos de variedades escritos por los señores pensionistas.

4o Correspondencia de los señores pensionistas.

5o Crónica local del Manicomio y del distrito en el que se halla establecido.

6o Máximas filosóficas y otras noticias referentes a la enajenación mental.

7o Crónica oficial referente a la asistencia de los orates.

8o Noticia de las funciones de Iglesia. y de las diversiones que tengan lugar en el Manicomio.

Si por medio de esta publicación logramos ser útiles a los enfermos y a sus familias. se habrán cumplido nuestros deseos" (LRSR no 1, 1/2/1865).

Y para hacernos una idea de sus contenidos, al anterior "prospecto" le sigue un artículo firmado por P.F.M. titulado "La melancolía de los hombres célebres" donde se da cuenta de dicha afección en personalidades de la talla de San Ignacio de Loyola, Lord Byron o Newton entre otros. A tan elevado ensayo continúa otro de carácter más prosaico si no escatológico: "Del valor de la materia fecal" surgido de la pluma de M.A. "un señor pensionista" que se animaba con el cálculo de dicho valor como materia prima, considerando un total aproximado de 90.337.500 Kg. de excretas producidos por los 22 millones de habitantes de España y sus colonias. Dicha cantidad, se nos previene, no andaría muy desencaminada debido al método científico utilizado para su cálculo, gracias a "la amabilidad de mis compañeros haberme permitido pesar durante 8 días consecutivos sus respectivas materias excrementicias".

Otro señor pensionista, militar de graduación de uno de los cuerpos facultativos, tal y como ya hemos visto se había anunciado en las noticias circuladas previamente a la publicación de este número inaugural, se animaba seguidamente a opinar acerca "del derribo de la ciudadela de Barcelona" de cara a la expansión de la ciudad. A continuación de este ensayo, van otros textos breves de carácter poético y filosófico.

De carácter más descriptivo y clínico, son una tabla estadística con los diagnósticos de los 99 casos hospitalizados a finales de enero de ese año, y el relato de la "Curación de un caso de éxtasis maníaco. curado con los antisifilíticos". Cierra el número una serie de sorprendentes "testamentos de locos que pasaban por cuerdos" y una crónica del crecimiento urbanístico y actividades socioculturales de la vecina villa de San Boy a la sombra de la institución psiquiátrica.

La revista podía suscribirse en las oficinas del Instituto en Barcelona (el domicilio de Pujadas), así como en las principales librerías del reino, a cuyos dueños se autorizaba a recibirlas al precio de 12 rs. al año con una periodicidad mensual. De esta primera época solo se conservan los tres primeros números en la Biblioteca de Catalunya, no existiendo tampoco otros ejemplares en los propios archivos hospitalarios, siendo muy probable que la publicación se interrumpiera de forma prematura, si bien con algún temprano intento para reeditarla si nos atenemos a una lacónica nota publicada en un periódico que rezaba: "Ha vuelto a aparecer el periódico titulado La razón de la sin razón. redactada por los dementes del manicomio de San Boy. y dirigido por D. Antonio Pujadas" (La Soberanía Nacional, 9/3/1866), aunque desconocemos por cuánto tiempo más se llegaría a imprimir al no conservarse copias conocidas.

El manicomio había ganado con cierta rapidez en fama y recursos, gozando de unos años de gran prestigio y bonanza económica hasta que, a partir de 1871, iniciar un progresivo deterioro financiero, a la vez que se abre el centro a los enfermos de beneficencia dependientes de las Diputaciones.

Quizás en un afán de aparentar normalidad y dar muestras de una ya inexistente prosperidad, La Razón de la Sinrazón reaparece de nuevo en abril de 1879 bajo la dirección de Pujadas y Rodríguez Méndez, codirector del manicomio, manteniéndose el nombre, si bien seguido de un nuevo subtítulo: "La Razón de la Sinrazón. Periódico quincenal. Eco del Manicomio de San Baudilio de Llobregat. escrito por y para los pensionistas albergados en el mismo. bajo la dirección del Dr. D. Antonio Pujadas. director-propietario del establecimiento y el Dr. D. Rafael Rodríguez Méndez. director y Catedrático de Higiene de la Facultad de Medicina de Barcelona".

El formato adquirió un mayor tamaño, pasando a imprimirse en 4 páginas de 47 x 64 cm. La última de ellas, en los primeros números se destinó a reproducir diferentes grabados con vistas de la institución y el retrato del Dr. Pujadas que habían sido incluidos en años previos en otras publicaciones acompañados de textos engrandeciendo la institución (La Ilustración Española y Americana, 16/12/1873; La Ilustración Española y Americana, 24/12/1873; La Academia, 30/7/1878), dejando su espacio en abril de 1880 para incluir publicidad de diversas novedades editoriales, que desconocemos se hacía con carácter de pago o no. En ese momento no se contemplaron las suscripciones, enviándose gratuitamente a corporaciones, facultativos e individuos que lo solicitaran. Además, se avisa que los periódicos que la recibieran no estaban obligados al canje de ejemplares, si bien esa práctica contribuiría al fomento de la biblioteca destinada a los enfermos y cuando menos se agradecía "remitiesen los números en que se trate del manicomio" (advertencia impresa en la primera página de la casi totalidad de ejemplares de la segunda época). El intercambio de ejemplares con otra prensa periódica era una práctica habitual en publicaciones similares en Estados Unidos y Gran Bretaña, garantizándose así, no solo una mayor publicidad exterior de la institución, si no el suministro amplio y variado de prensa para los pensionistas y que en el caso de San Baudilio, en abril de 1880, se referenciaron al menos 106 periódicos recibidos en cambio desde diferentes puntos del país y 5 de las Antillas y extranjero (LRSR no 25, 1/4/1880). Para hacernos una idea de la importancia y dimensiones que había adquirido el instituto para 1880 podemos consultar un cuadro estadístico (LRSR no 40, 15/11/1880), donde aparecen censados los 26 manicomios existentes en España con un total de 3790 enfermos atendidos de los que en San Baudilio se hospitalizaban 625, para en segundo lugar seguirle la Casa Cordón de Valladolid con 463.

La práctica del intercambio de ejemplares, tuvo que ser además un reconocimiento muy importante para los amateurs periodistas que lo agracen por la pluma de RMH, pensionista militar, que escribe: "Semejante muestra de deferencia y de interés por personas a quienes caprichos de la fortuna hicieron extraviar la razón. y encontrarse en la situación a que la suerte nos condujera. excita vivamente los sentimientos del corazón, y ... hace creer que el espíritu de amor y consideración hacia las penalidades de nuestros compatricios. no está extinguido en nuestros días entre nosotros" (LRSR, no 5, 1/6/1879). En el otro sentido, las publicaciones del exterior hacían también acuse de recibo del Eco del Manicomio, incluida alguna referencia al intercambio realizado (La Correspondencia de España, 30/5/1879 y 8/7/1879; La Crónica Meridional, 10/6/1880; Lo Rossinyol del Ter, 29/8/1880; El Nuevo Ateneo, 18/12/1881).

Durante esta segunda época se editaron al menos 53 números quincenales, conservándose casi la totalidad de ellos en la Biblioteca de Catalunya hasta agosto de 1881, tres meses después del fallecimiento del Dr. Pujadas en la más absoluta miseria y de la que se da cumplida cuenta en el número 50 (a partir del cual el periódico aparece mensualmente sin cambiar el subtítulo de quincenal), mientras que en el 51 se insertó un escrito dirigido a las Diputaciones donde los acreedores, ahora nuevos dueños, hacen pública la situación en la que había quedado la institución. Sin embargo podemos considerar que la publicación siguió imprimiéndose al menos hasta diciembre de dicho año si hacemos caso de las noticias acerca de su existencia encontradas en las hemerotecas (Lo Rossinyol del Ter, 16/12/1881; El Nuevo Ateneo, 18/12/1881).

Como sucedió anteriormente, de su reaparición dio también cumplida cuenta la prensa, que llega a calificarla de "publicación originalísima...recreo honesto de los pobres dementes" (La Mañana, 13/7/1879), a la vez que se aprovecha para presentar su mera existencia como contrapunto cabal cuando se quiere descalificar otras publicaciones en general: "cuesta trabajo negarles la razón a sus redactores, tanto como cuesta concedérsela a los 'cuerdos' (de otros periódicos)" (La Correspondencia de España, 2/7/1881), o de forma más particular: "Lo diari dels demócratas monárquichs, á Catalunya, no sorpendrá ni poch ni molt. Ja fá temps que á San Boy 'n surt un per l' istil que 's titula: La razón de la sinrazón" (Lo Nun-ci. Politich y Literari, 3/9/1881). Otro ejemplo de alusiones a La Razón, utilizándolo como instrumento de crítica y ataque entre diversas posiciones político-religiosas de algunos periódicos, demostrativo además de las dos visiones contrapuestas que pudo generar en la opinión pública la aparición de este tipo de revistas, se publicó en un diario católico (El Siglo Futuro, 2/5/1879) al referirse a la noticia divulgada el día anterior en otro rotativo de orientación liberal (La Correspondencia de España, 1/5/1879), episodio donde podemos apreciar no solo la consideración que uno tenía del otro, si no la propia valoración que cada publicación tenía del enfermo y de la enfermedad mental:

"Pero verán Vds. lo que son las afinidades. En el manicomio de San Baudilio de Llobregat ha comenzado a publicarse un periódico escrito... por y para los dementes..., dirigido por el mismo señor que dirige el manicomio, y que, como "todo se pega menos la hermosura", y "una oveja modorra saca a otra", y "dime con quién andas", etcétera, no debe andar muy distante de parecerse a sus subordinados. El periódico, naturalmente, se llama La razón de la sinrazón, y La Correspondencia le larga anoche un bombo en estos términos:

"Hemos recibido con sumo gusto los dos primeros números del periódico La razón de la sinrazón, que como uno de los tantos medios morales para combatir las enfermedades del espíritu, se publica en el grandioso manicomio de San Baudilio de Llobregat... Este periódico, como dicen sus directores, "publicado por los locos y para los locos", no dudamos puede ser un poderoso medio (¿para enloquecerlos más), quizá tan potente como los terapéuticos para curar las enfermedades mentales... La razón de la sinrazón... no puede dejar de ser una publicación curiosa e interesante para cuantos la lean, y un exquisito libro de estudio para los filósofos, médicos, legistas, y para todas las personas amantes del saber, a fin de conocer los extravíos de la razón humana en sus diversas formas, origen de muchas desgracias y de humillaciones para una de las más admirables creaciones (¡eche Vd. consonantes!) de la divinidad... ".

Después de todo, y puesto caso que la lectura de un periódico demente fuese medicina eficaz para curar a los atacados de locura, no comprendemos la necesidad de La razón de la sinrazón, eco del manicomio de San Baudilio, desde el momento en que vive y reina La Correspondencia de España".

Entre sus contenidos, abundan los escritos técnicos del propio Pujadas, tales como aquellos que tienen que ver con la responsabilidad criminal de los alienados2, o los de Rodríguez Méndez (firmados con el apodo de Eúfi-lo) en relación con el tratamiento moral,3 serie de cierto renombre y de cuya conclusión dio también cuenta la prensa (La Provincia-Teruel, 30/7/1880). Otros textos, más o menos académicos, que también se reprodujeron en otros medios abordaron temas como el suicidio, firmado por el Dr. E. Monin (La Provincia-Alicante, 18/3/1880), o un ensayo sobre "la virtud y el vicio" (La Provincia-Alicante, 31/3/1880).

Junto a todo ello, tenían también cabida otros contenidos más "domésticos", como los encomiásticos escritos dirigidos al propio Pujadas (LRSR no 8, 15/7/1879; no 13, 1/10/1879; no 19, 1/1/1880) o, como también era habitual en las pioneras publicaciones anglosajonas, se daba noticia puntual de los diferentes eventos y festividades celebrados en el hospital, así como se incluían secciones más o menos regulares con pequeños ensayos, redacciones literarias, poemas e incluso una partitura completa de un vals original (LRSR no 11, 1/9/1879; no 12, 15/9/1879) que no pasó desapercibida para la prensa (Revista de Aragón, 07/09/1879), de igual manera que otras colaboraciones fueron incluso candidatas para su reproducción literal, tal como algunos pensamientos (La Libertad, 26/4/1865; Diario de Córdoba, 3/5/1865), poesías (Lo Rossinyol del Ter, 16/12/1881) y máximas (La Época, 4/3/1865; La España, 5/3/1865; La Libertad, 7/3/1865).

Las colaboraciones de los diferentes pensionistas (y expensionistas), incluidos cierta cantidad de militares que desde 1858 ingresaban allí para los 6 meses de observación que estipulaba la ley (2), generalmente iban firmadas de forma anónima o con un seudónimo o iniciales.

El anonimato fue buscado seguramente como forma de ocultación del ingreso, tal y como Rodríguez Méndez apunta en las páginas de la revista: "Dejando aparte las preocupaciones sociales, aún muy arraigadas en la llamada raza latina, de querer ocultar, como si se tratase de un delincuente, al infeliz loco... que su padecimiento ha de guardarse en el mayor de los secretos. su nombre mismo ha de perderse en algún Manicomio al ser anotado en el registro. sustituyéndolo por un apodo más o menos ingenioso..." (LRSR no 13, 1/10/1879), a la vez que también se muestra contrario a la inveterada costumbre institucional de abrir las puertas a visitantes, vecinos y curiosos con ocasión de diversas festividades (LRSR no 25, 1/4/1880), y que tan bien servía para saciar la curiosidad de una población ávida de informaciones acerca de los locos y la locura (3). Postura que sin embargo choca frontalmente con la práctica de la misma institución de incluir una visita ni más ni menos que como "espectáculo comprendido en el programa de festejos (del pueblo vecino)" (LRSR no 5, 1/6/1879).

Esa morbosa curiosidad popular es la que sin duda alimentó el interés que despertaron unos estrambóticos pasajes de la revista donde, bajo el título de "Episodios de los locos", se relatan los casos más extraños, insospechados o aparentemente cómicos del hospital, describiéndose de forma más o menos literaria supuestas conductas y ocurrencias de los internos. Fue esta una de sus secciones más regulares y, visto el eco obtenido, también una de las más esperadas con ejemplos como los siguientes:

"Uno de los enfermos más notables de nuestro manicomio ha sido un artillero, cuyas alucinaciones se referían preferentemente a millares de soldados, cañones de oro, acémilas que hablaban, etc. Se creía ser Padre de 30 millones de hijos que tenía ocupados predicando, por la tierra y por los demás planetas, la superioridad del hombre sobre la mujer. Se llamaba, y creía ser, el Judío Errante, y sin cesar corría en todas direcciones, porque una voz interna le gritaba 'anda, anda'". "...otro enajenado que decía llevar en el vientre al cura de su pueblo. Pasados algunos meses se vio de pronto libre de este, siendo trasladado, en su concepto, al estómago de un hijo pequeño que tenía. Tal idea motivo que en cierta ocasión, al recibir la visita de este, lo cogiera consumo cariño y amabilidad de los brazos de su esposa, con el objeto de sacar del cura". "Como tipo de loco feliz,... Todas las hormigas del mundo eran suyas y con ellas poseía un enorme capital, toda vez que cada una valía una onza de oro... se pasaba las horas enteras pescando onzas de oro, que sepultaban los bolsillos. Mas como estas onzas tenían la facultad de trasladarse, apenas las metía en sus faltriqueras buscaban la escapatoria, resultando de ello que se convertía el paciente en una especie de hormiguero ambulante. Los paseos y los picotazos de tales animalitos eran simples o expresivas caricias de sus queridas monedas. Las hormigas muertas eran onzas falsas, y no hay que decir el cuidado que pondría en no maltratarlas" (LRSR no 5, 1/6/1879).

De la diversidad de casos y su carácter nos permite hacernos una idea la siguiente muestra, con algunos de ellos reproducidos en diferentes periódicos a la vez: "Una de las varias niñas, que residen en este Manicomio, nos decía al entregarle un pequeño cromo, que causa de cuando en cuando sus delicias: -Deme V. un ochavo en vez de la estampa. -¿Y para qué lo quieres? -Para plantarlo en el jardín. He puesto en la tierra una semilla y sale un árbol muy bonito. Poniendo un ochavo saldrá un árbol de plata, y tendré dinero para comprar juguetes" (LRSR no 47, 1/3/1881; La Discusión, 5/3/1881; El Bien Público, 9/3/1881). Otros fueron el caso de una monomaníaca que quería casar con un novio rico y una vez engañado un escribano confiado, pasó a ser loca furiosa y el del labrador de Gerona, enajenado de doble forma, que los plenilunios predicaba incansable durante tres días la Cuaresma (El Heraldo Gallego, 25/9/1879). El del loco que se fugó del hospital y haciéndose pasar por afable maestro fue acogido en una casa, hasta que un día despertó a trancazos a la familia (El Heraldo Gallego, 10/12/1879). El caso de un hiperactivo vizcaíno con amenomanía (alegría) crónica, que solo descansaba su frenética actividad cuando caía dormido rendido por la fatiga (La Unión Democrática, 15/7/1880; El Bien Público, 16/7/1880; La Provincia -Teruel, 16/7/1880). El megalomaníaco dueño de todas las monedas falsas en España, autorizado para procesar a todos los encargados de la administración de justicia y los que tuvieran que ver con los manicomios (El Eco del País, 27/1/1881; La Discusión, 30/1/1881; El Buñuelo, 3/2/1881). El médico que escribía a la familia pidiendo ropa y, para que esta "no se rompiera", rellenaran los huecos con suculentas viandas (La Campana de Gracia, 31/8/1879). El lipemaníaco (depresivo) a consecuencia del fallecimiento de su hija única, que rehusaba la alimentación y curó, junto a un compañero dominado por una manía dignataria, gracias al juego de pelota que durante dos horas practicaban acompañados de un camarero (La Provincia -Teruel; 9/6/1880). La mujer, con un tipo casi perfecto de manía alegre, que decía ser holgazana, y no loca, motivo por el que la mantenía ingresada el gobierno (La Discusión, 30/1/1881).

"Episodios de locos" que ocasionalmente también se copiaron como viñetas clínicas de interés para los profesionales médicos, como uno relativo a un caso de parálisis general (El Criterio Médico, 15/1/1881), aunque la reimpresión en una revista médica tampoco garantizaba librarse de la misma desconsideración que acompañaba a las realizadas por la prensa profana, como fue la referencia al caso de un pensionista recogido en un apartado secundario bajo el título de "Variedades" (El Criterio Médico, 28/2/1882), que pasaba las horas hablando solo y, preguntado por el motivo de ello, alega estar imitando a Dios en los días previos a la Creación cuando dijo "Hágase la luz" sin nadie que pudiera escucharle, todo ello sin referencia a ningún otro tipo de valoración clínica y cuya inclusión parece deberse a la simple anécdota.

Parece evidente que la reimpresión de las locas peripecias estaba dirigida a mostrar los aspectos más extravagantes de la enfermedad, incluso con el ánimo de hacer reír al lector sin otra consideración, tal y como se desprende del siguiente texto que un diario se vio obligado a publicar tras las quejas suscitadas por reimprimir un artículo titulado "Paralelo entre la española y la cubana" (LRSR no 44, 15/1/1881. La Correspondencia de España, 1/2/1881):

"Una señora cubana, de tanto talento como gracia, se nos ha quejado de que se haya reproducido... un artículo... que apareció en el periódico que escriben los pensionistas de la casa de locos de San Baudilio y que por lo estrambótico se ha reproducido en casi todos los periódicos de España. Indudablemente nuestra amiga tendría razón para quejarse, porque nada hay más falso ni extravagante que dicho artículo, siendo las señoras cubanas dignas de respeto por todos conceptos. Pero el caso es que al citar el periódico del que procedía el ofensivo artículo, suponíamos que nadie podía considerarlo sino como obra de un loco; y si lo publicamos, fue para hacer reír a nuestros lectores. Creemos que con esta explicación, quedarán satisfechas todas las hermosas y sensatas hijas de Cuba" (La Correspondencia de España, 2/2/1881).

Si muchos de los textos se reproducían con el evidente ánimo de hacer reír al lector, fácilmente podemos presuponer que poca gracia tuvo que hacer el asunto a sus autores originales, sobre todo si se acompañaban de comentarios irónicos o descalificadores. Uno de esos desencuentros queda perfectamente recogido en uno de los números de La Razón que retiró su habitual sección de "Episodios de los locos", justificándolo con doble ironía, "dando cabida a escritos de tal índole, que son capaces de reemplazar perfectamente a aquellos" para incluir en su lugar una poesía publicada en un semanario madrileño en "Contestación al artículo titulado El Matrimonio (LRSR no 14, 15/10/1879), que un demente de San Baudilio de Llobregat ha publicado en La Razón de la Sin Razón". La poesía, publicada en el semanario El Municipio y firmada bajo el seudónimo de Cendita, buscaba ironizar con la asociación entre matrimonio y locura en el caso de los hombres solteros, para acabar resultando desconsiderada hacia las mujeres e insultante para su autor original, quien no duda en responder con otro agudo poema "A Cendita", donde le señala su montaraz postura al sarcástico periodista descalificándole con sus propias armas (LRSR no 16, 15/11/1879).

La facilona asociación sin otras consideraciones entre locura y esperpento, hizo que la propia existencia de una revista escrita y publicada en un manicomio fuera una plausible coartada para contextualizar textos, pretendidamente humorísticos, que de otra forma difícilmente podrían tener mayor sentido o interés. De esta manera, un semanario satírico justificaba unas dislocadas disquisiciones acerca de un "Nuevo sistema planetario", apuntando que se trataban de "seis cuartillas halladas dentro de un sobre, en el que se lee lo siguiente: Señor director del periódico La razón de la sin razón.- San Baudilio de Llobregat", lo que por otra parte también tiene que indicarnos el extensivo conocimiento presupuestado en los lectores acerca de la existencia de tal publicación (Madrid Cómico, 4/4/1880).

Una poco aceptable práctica la de tomar la producción de los enfermos como objeto de irrespetuosa diversión, pero que también supuso un inesperado medio publicitario, tanto de la revista como del propio centro, en la medida que fueron muchos los periódicos desde diversos puntos del país que reprodujeron en forma de sueltos los locos episodios como el de "La novia del sol", reproducido por varios rotativos (La Iberia, 16/7/1865; La Soberanía Nacional, 23/7/1865) posiblemente de alguno de los números ahora perdidos, y que sirvió al escritor Ildefonso Antonio Bermejo (1820-1892) para publicar muchos años después, incluso desaparecido ya el periódico, el pequeño relato "La enamorada del sol" y que inicia así: "De lo que vamos á narrar. sabemos que existe un diario muy curioso en el famoso establecimiento de alienados de San Baudilio de Llobregat" (La Vanguardia, 22/1/1883), de lo que podemos suponer el impacto o interés que la publicación también pudo tener como fuente de inspiración y/o reflexión para algunas personas menos desconsideradas.

Pero también se reprodujeron otros textos más neutros o reflexivos, por ejemplo sobre "la fatalidad" (La Correspondencia de España, 13/12/1880) o sobre "el orgullo" (La Provincia-Alicante, 30/11/1880) que La Razón agradece sin dilación (LRSR no 42, 15/12/1880). Este tipo de agradecimientos era una práctica habitual y nos apunta al enorme interés que Pujadas y Rodríguez Méndez ponían en revisar celosa y exhaustivamente la prensa en búsqueda de reimpresiones para luego reseñarlas en la propia revista, incluso llamando la atención a quien no hubiera acreditado debidamente la autoría original: "Nuestro apreciado colega 'La Integridad de la Patria', ha copiado dos artículos de la Razón de la Sinrazón, sin decir el periódico de donde procede. Le estimaríamos en mucho se sirviese indicar, cuando nos honre publicando nuevas cosas, el punto de procedencia. El 'Eco de la Provincia de Alicante', nos ha dispensado favores análogos, y esperamos nos haga el obsequio de señalar el periódico de donde toma lo que aparece en sus columnas. Igual petición hacemos al 'Comercio' de Gijón. El compañerismo y la ley de propiedad literaria nos autorizan a hacer esta justa petición, que fundadamente creemos no será desatendida, y que no sospechábamos fuese preciso hacer público" (LRSR n o 15, 1/11/1879). Por contra, la revista también repasaba, tanto en su sección sobre "publicaciones recibidas" de su primera página como en la de "correspondencia" de la tercera, y con el agradecimiento debido, las publicaciones que le citaban.

Seguramente que el alta médica de alguno de los colaboradores de la revista, aún a riesgo de perder producciones periodísticas futuras, tuvo que ser motivo de satisfacción profesional a la vez de revestir cierto interés publicitario como testimonio de los logros conseguidos. Así, en uno de los "episodios de los locos" podemos leer:

"Acabamos de dar el alta por curado a uno de los colaboradores de La Razón de la Sin Razón: la causa que le había hecho enfermar fue el espiritismo, cuyas ideas ha casi modificado por completo hasta el punto que puede desempeñar desde luego un trabajo de oficina. Conocía la música, se había dedicado a tocar la flauta y formaba parte de la charanga del establecimiento, ocupándolo de continuo en la música, y en el canto, en escribir en nuestro periódico; los señores médicos del Instituto y el Padre Capellán le argumentaban más o menos contra sus exageradas ideas, y con algún tratamiento terapéutico, logramos reanimar la depresión de su espíritu y ponerle en el caso de razonar para poder ocupar su inteligencia de una manera útil, y desarraigar todas sus manías. Con este tratamiento físico y moral hemos conseguido la curación de un joven apreciable y de un gran porvenir" (LRSR no 23, 1/3/1880).

Finalmente, resulta especialmente interesante para los motivos que nos ocupan, la reflexión que abre el número con el que la publicación cumplía los 18 meses de vida. Donde, tras rechazar vehementemente que la revista tuviera un objetivo publicitario al no necesitarlo (obviamente negando la penosa situación que se enfrentaba por aquellos años), ponía en primer término el bien de los enfermos sin reparar en gastos pecuniarios. Luego prosigue con un sentido alegato a favor de los enfermos y sus familias, reclamando el respeto y actitud asistencial que se merecían y que hoy seguimos defendiendo:

"Todo periódico se propone, en principio, la propaganda de cierta clase de ideas. Escrito por locos el nuestro, no podía haber, como no la hay, unidad de aspiraciones; pero, a modo de las sumidades floridas, puede recogerse en él la creencia de que los locos escriben y piensan bien en muchas ocasiones, y aun constantemente algunos en cierto grupo de conocimientos y apreciaciones. He aquí otra reforma, otro de nuestros objetivos... En La Razón de la Sin Razón hay variados testimonios de un buen pensar y un buen decir. Obra de locos rematados, alguno de ellos incurable. Los periódicos de varios matices y tendencias han copiado artículos de nuestros enfermos, y tan bien les han parecido en ciertos casos que, no citando la procedencia, los han dado como propios... Y el vulgo de todas categorías irá cayendo de su burra, y sabrá al fin que no siempre el loco es el que da voces, golpea y se impone, sino que hay otros muchos, tranquilos, sociables, buenos pensadores, que escriben bien y que son tan enfermos o más que los furiosos. Para desvanecer tan crasos errores, una vez firmemente a ello resueltos, no hay otro camino que disipar todos los misterios, abrir todas las puertas, quitar esos empleados que, cual si fuesen carceleros, llevan colgada de la cintura un centenar de llaves, publicar mucho y mucho, ser perseverantes, vigilar a los vigilantes y no escatimar los gastos. Al fin se abrirá paso la verdad: los médicos veremos menos lastimada nuestra reputación; las familias no dejarán para tan tarde la terapéutica hospitalaria de estas casas, los enfermos se curarán en mayor número y más pronto; los presidios tendrán probablemente menos desgraciados y el patíbulo encontrará menos inocentes víctimas en que saciar su inextinguible hambre... He aquí una de las reformas que nos proponemos y a la cual coadyuva potentemente la publicación del periódico" (LRSR no 36, 15/9/1880).

 

Anexo. Reproducción del primer número de "La Razón de la Sin Razón" de febrero de 1865.
Original (de 34,2 x 47,1 cm.) en la Biblioteca de Catalunya, Barcelona. Reproducido con su autorización.

 


1 A continuación del artículo, se reproduce el primer número completo de La Razón de la Sin Razón (febrero 1865), agradeciendo a la Biblioteca de Catalunya, Barcelona, por el permiso para hacerlo.

2 Ejemplos de cuadros clínicos sobre los que se diserta acerca de su responsabilidad criminal son: demencia, no 9; manía, no 11; monomanía, no 14; monomanía producida por una concepción delirante, no 15; manías instintivas, no 20; monomanías que tienen como base un delirio parcial producido comúnmente por las pasiones, no 26; chaeromonomanía o monomanía expansiva o alegre, no 30.

3 Serie dedicada a "Los grandes espectáculos": generalidades, no 12 y 13; ceremonias religiosas, no 16; música, no 17; baile, no 19; declamación, no 21; otros varios, no 23; lectura, biblioteca, periódicos, no 32.

 

Bibliografía.

1. Rey González, A. Clásicos de la Psiquiatría Española del Siglo XIX (VI): Antonio Pujadas Mayans (1811-1881). Revista Asociación Española Neuropsiquiatría. 1984; 4 (9): 73-91.         [ Links ]

2. Arranz Muñecas, T. Del internamiento a la psiquiatría comunitaria. Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. Sant Boi de Llobregat, 1995.         [ Links ]

3. Martínez Azumendi, O. De visita por los manicomios con la prensa escrita y gráfica de finales del XIX y principios del XX. En Simón Lorda, D. Gómez Rodríguez, C. Cibeira Vázquez, A. Villasante, O. (Eds.). Razón, locura y sociedad. Una mirada a la historia desde el siglo XXI. Colección Estudios 51. Asociación Española Neuropsiquiatría. Madrid, 2013. 293-314.         [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia:
Óscar Martínez Azumendi
(oscarmartinez@telefonica.net)

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