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Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría

On-line version ISSN 2340-2733Print version ISSN 0211-5735

Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol.35 n.125 Madrid Jan./Mar. 2015

 

PARA LEER

 

Libros

Books

 

 

Fernando Lamata, Manuel Oñorbe. Crisis (esta crisis) y Salud (nuestra salud). Bubok. Madrid, 2014. 250 pp. ISBN: 978-84-686-5505-5, ISBN (pdf): 978-84-686-5506-21.

A mi juicio, el principal interés del libro de Fernando Lamata y Manuel Oñorbe, su originalidad, está en el esfuerzo realizado para explicar (y actualizar) las condiciones políticas y económicas que están en la base del problema sanitario actual. Igualmente, haber tratado de desarrollarlo de forma clara para facilitar el análisis y el debate, sin caer en argumentos simples ni de brocha gorda "a la política". Y una idea fuerza que recorre el libro hasta poder servir de conclusión: sin reformas en el desarrollo y condiciones del capitalismo actual no es posible consolidar una sanidad pública para todos y de calidad. Lo que trasciende, sin duda, nuestras capacidades como sanitarios y el de España como nación.

El cuadro-resumen de la página 218 del libro es, en este sentido, revelador del esfuerzo de síntesis realizado por los autores.

 

 

Los autores han partido del buen nivel de salud de los españoles en relación con la población mundial y de la consideración favorable sobre nuestro Sistema Nacional de Salud existente en los distintos foros internacionales, como es el caso de la Unión Europea, que certifica tanto su eficiencia como su insuficiente financiación.

Nuestro sistema público de salud, empezó a crecer de forma significativa a partir del desarrollo económico de los 60, creciendo a un ritmo decreciente hasta 1985. Desde entonces el porcentaje del gasto sanitario público sobre el total se ha ido reduciendo paulatinamente, si exceptuamos el trienio de 2006 a 2009.

¿Cómo ha sido la gestión política de nuestra Sanidad en "esta" crisis? Ha penalizado al sector sanitario más allá de la pérdida de riqueza nacional: si la renta se ha reducido en un 5.4% en 4 años (2008-12), el gasto en salud ha sufrido un recorte del 9.1% en 3 años (2009-12). Mientras nuestros gobernantes publicitaban que "la calidad asistencial" se estaba manteniendo en "uno de los mejores sistemas de salud del mundo", daban prioridad a las ayudas al sector financiero a costa del gasto social, recortando derechos y prestaciones en el ámbito sanitario.

¿Y cómo se han realizado estos recortes? ¿Analizando previamente y en profundidad sus consecuencias en salud? ¿Eliminando gastos superfluos o debidos a la mala organización para salvar áreas sanitarias esenciales? No. Se han seguido criterios puramente presupuestarios, afectando al capítulo de inversiones y nuevos equipamientos (>50%), a los derechos de los usuarios y su aportación económica a los medicamentos (> 20%), a los recursos humanos del sistema (> 10%) y a áreas claves frente a riesgos sanitarios graves como la salud pública y la atención primaria de salud (> 10%). Mejor parado ha salido, sin duda, el sector privado financiado con presupuestos públicos, tanto las concesiones de gestión comprometidas a largo plazo por las Consejerías de Salud como los conciertos con la sanidad privada (< 2%)

¿Cómo se va notando el deterioro de nuestra sanidad?

El impacto negativo de la gestión de la crisis sobre la salud aun no ha alcanzado suficiente visibilidad social, haciendo falta tiempo para que las consecuencias negativas sobre la salud de la población aparezcan en los registros y se reconozcan de forma cada vez más generalizada por la población

Un efecto casi inmediato de dicho deterioro, sin embargo, ha sido la presencia de más sufrimiento, estrés, inseguridad y preocupación entre las personas con dificultades por sus problemas de salud, visible tanto en la relación clínica como en las encuestas de satisfacción independientes y bien diseñadas. Esta preocupación explica el aumento de las quejas y reclamaciones o responde a las dificultades de acceso de las personas por los nuevos co-pagos y la menor cobertura sanitaria, por el incremento de los tiempos y listas de espera, por el cierre de camas hospitalarias, por la disminución del personal sanitario y por el deterioro de los servicios de urgencia.

Algunos datos y comportamientos disponibles aportan más concreción sobre los efectos de la crisis y su gestión sobre la salud:

Un cambio de tendencia en el índice de suicidios y en la esperanza de vida con buena salud, especialmente en varones

Un retroceso en los cuidados de la salud dental, con menos revisiones preventivas y reducción de los implantes en favor de la demanda de endodoncias y prótesis removibles

Más problemas de salud mental: menos bienestar psíquico (más sufrimiento), mayor deterioro de la salud percibida (física y mental) e incremento de las reacciones psíquicas desadaptativas (duelo), los trastornos mentales comunes (ansiedad y depresión), las recaídas en personas con trastornos crónicos, el consumo de sustancias y otras conductas disociales. También un mayor uso de medicamentos psicótropos

Menos programas y actividades de prevención y salud pública.

Menos facilidad para vacunaciones y nuevos medicamentos más eficaces en enfermedades severas

Menor satisfacción y confianza con el funcionamiento del Sistema sanitario público por parte de los usuarios

¿Cómo minimizar los daños sobre la salud de la población?

Para los autores, las políticas fiscales juegan un papel clave. Mientras en la Europa de postguerra hicieron posible el desarrollo y consolidación de servicios públicos de carácter universal y la reducción de la desigualdad, se han ido desfigurando poco a poco desde los años 70 hasta la situación actual, donde las grandes multinacionales pagan impuestos "a la carta" con tipos impositivos muy bajos sobre los beneficios declarados.

En nuestro caso, la crisis ha dejado patente el papel de una fiscalidad regresiva en la insuficiencia financiera de nuestro SNS, teniendo en cuenta que en el último cuarto de siglo los tipos impositivos del IRPF y el Impuesto de Sociedades han caído significativamente, mientras el nivel de elusión fiscal no ha dejado de aumentar.

Una consecuencia sanitaria directa de esta insuficiencia fiscal ha sido el crecimiento en estos años de los llamados "co-pagos". Con ingresos fiscales insuficientes para la protección de la salud, los gobiernos pueden optar por aumentar los presupuestos sanitarios o, como en nuestro caso, cargar una parte de dicha insuficiencia directamente en el usuario del servicio en el momento de la prestación, grabando por dos veces, precisamente, a aquellas personas que han cumplido con sus obligaciones tributarias.

Junto a los problemas de fiscalidad, la crisis ha mostrado también, a juicio de los autores, los riesgos del modelo de capitalismo actual sobre la estabilidad de la economía mundial por la insuficiente e inadecuada regulación de los mercados financieros.

La crisis ha evidenciado, por último, la necesidad urgente de reformar en profundidad nuestro Sistema Nacional de Salud actualizando la Ley General de Sanidad de 1986 a las necesidades y características de la salud de la sociedad española del 2014.

En estos últimos años, distintas propuestas y experimentos de privatización de la gestión sanitaria con el objetivo de introducir los fondos de la sanidad pública dentro del mercado financiero global para facilitar su progresiva mercantilización, está haciendo trizas el modelo sanitario diseñado por la Ley General de Sanidad. A fecha de hoy, sin embargo, ningún estudio serio e independiente respalda la puesta en marcha de estas medidas, donde priman la publicidad, la manipulación de los datos y la falta de transparencia sobre los acuerdos llevados a cabo y los resultados realmente existentes allí donde se ha implantado.

En cuanto al capítulo de reformas específicas para el sector sanitario, los autores proponen:

A nivel legislativo, blindar el derecho a la protección de la salud en la Constitución y derogar la Ley 15/1997 y el RD 12/2012

A nivel de financiación, garantizar un SNS con suficiencia financiera (que sitúan en torno al 7.5% del PIB) mediante una reforma fiscal progresiva con financiación finalista que obligue a las CCAA

A nivel organizativo, integrar la asistencia sanitaria de las mutualidades y las mutuas patronales en los Servicios de Salud de las CCAA, eliminar de forma progresiva "los repagos", garantizar un catálogo de servicios y prestaciones completo y revisable cada año, dotar de transparencia a las instituciones sanitarias y potenciar la autonomía de los pacientes y su participación en el desarrollo del sistema sanitario

En cuanto a la gestión, proponen un uso responsable y apropiado de las tecnologías de diagnóstico y tratamiento, así como de la prescripción y uso de los medicamentos; la evaluación continuada del funcionamiento de las instituciones sanitarias públicas, potenciar los cuidados primarios y de enfermería en el conjunto de la organización asistencial, potenciar la continuidad de cuidados socio-sanitarios, orientar las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TICs) a facilitar y simplificar la atención a los usuarios y evaluar las actuaciones concretas del sistema sanitario y desarrollar la Ley General de Salud Pública

Y en un último apartado, más allá de las reformas sanitarias, los autores reflexionan sobre un mundo que ha cambiado profundamente. Frente a una cultura del esfuerzo y la recompensa proporcional a los méritos y el trabajo realizado, hoy nos encontramos con un tipo de capitalismo financiero y globalizado, para quien cualquier cosa que ocurra en el mundo puede ser "oportunidad de negocio" en este nuevo mercado global, donde las transacciones financieras tienen como única regla el beneficio.

Su reflejo en el mundo sanitario podemos encontrarlo en la presencia de dos lógicas distintas: una que intenta promover inversión en economía real (producir e invertir en salud para toda la población) y otra que busca obtener réditos de la enfermedad mediante el movimiento y especulación de capitales dentro del sector (el negocio sanitario).

Se preguntan igualmente los autores por "la vieja conciencia de clase" convertida hoy en la preocupación porque los derechos conseguidos a lo largo de muchos años de esfuerzo no se pierdan (el movimiento de "las Mareas"), en observar cómo las dificultades de nuestros hijos para abrirse camino en el mercado laboral son cada vez mayores, cómo crece el autoritarismo y el rechazo de los que no son como nosotros (el caso de los inmigrantes) y cómo, por último, gran número de jóvenes quedan frustrados frente a una situación sin expectativas que les lanza al paro, al subempleo o a buscar su desarrollo profesional fuera del país.

Por tanto, junto a las reformas de nuestro sistema sanitario público se precisa un cambio de orientación política que nos implique e implique a las sociedades del viejo continente europeo a recuperar los valores del esfuerzo, del mérito, de la cooperación y la solidaridad que dieron como fruto un alto bienestar de sus ciudadanos.

¿Qué son sólo palabras? Quizás.

En todo caso, para los autores del libro siempre habrá lugar para la esperanza.

Estamos, pues, ante un libro de combate y para el debate. Os propongo una lectura proactiva del mismo que aporte nuevos matices a este debate, tan vivo y tan lleno de una rara mezcla de desilusión y de esperanza.

Antonio Espino Granado


1 El libro se puede descargar completo y gratuito en la dirección http://www.bubok.es/libros/235021/Crisis-esta-crisis-y-Salud-nuestra-salud, donde también puede adquirirse en papel.

 

José Manuel Bertolín. Conciencia plena y salud mental. Ed. Triacastela. Madrid, 2014. 396 pp. ISBN: 978-84-95840-85-1.

No hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje. Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

Aristóteles define de forma clara la esencia del libro; nada de lo que trata es superfluo, el libro tiene un fin claramente didáctico.

Como clínico apostillaría que es el libro que estaba buscando desde que me acerqué por primera vez al trabajo de conciencia plena y las terapias de tercera generación.

Y precisamente, creo que serán los clínicos los que más apreciarán este trabajo. Se aleja claramente de los libros de autoayuda, tan de moda, actualmente. Es un estudio riguroso del tema que se basa en la mejor evidencia científica (impresionante la bibliografía reseñada), trata los temas con rigor y las afirmaciones están convenientemente razonadas y justificadas con la bibliografía.

Se hace fácil de leer puesto que sigue una estructura de desarrollo coherente, yendo de menos a más en el conocimiento y deteniéndose, recopilando y aclarando toda la información necesaria para que los conceptos resulten claros, basados en la evidencia y respondiendo a las preguntas que el clínico se hace al acercarse al tema del trabajo de la conciencia plena (mindfulness) en la práctica asistencial.

El libro está dividido en cuatro secciones: La primera y la segunda sección explican qué es la conciencia plena, la relación con la psicopatología y con la salud mental. Para ello hace un estudio de la psicopato-logía de la conciencia, de la atención, de la metacognición, de los estados afectivos, de la memoria y de la psicobiología del estrés, que ya evidencia el profundo conocimiento del autor y que resulta muy instructivo y clarificador para cualquier clínico, sea psicólogo o psiquiatra, y especialmente a los residentes en formación. Hace un estudio de todos los hallazgos de la neurociencia en torno a la conciencia plena de una forma muy rigurosa y perfectamente razonada. Y todo ello respetando el principio de no añadir nada superfluo pero sin dejar nada por explicar que pueda ser necesario para dominar el tema, por lo que resulta especialmente didáctico. Dota al lector de todo el basamento científico y de los conocimientos oportunos para comprender el porqué de las terapias que utilizan el mindfulness como herramienta terapéutica.

La tercera sección nos introduce en las raíces budistas de la conciencia plena, abordando el budismo desde la perspectiva de la psicología profunda y vasta que es; despojándose de cualquier visión religiosa o espiritual y centrándose en lo necesario para entender y conocer de dónde viene la esencia del mindfulness. Repasa también otras formas de meditación tanto estáticas como dinámicas, provenientes de la tradición hindú (como el yoga) o de la tradición china (chi-kung y Tai-chi-chuan) o japonesa (Za-zen), lo que da al lector una cultura general y un punto de vista muy amplio para entender el verdadero trabajo de la atención plena y las diferencias entre los distintos tipos de meditación.

Por último en la cuarta sección se aborda el tema de las psicoterapias de tercera generación que usan el trabajo de la conciencia plena en su abordaje de la patología. Analiza la empatía y la relación terapéutica y el papel que desempeña el trabajo de la atención plena por parte del terapeuta. Posteriormente aborda las psicoterapias comenzando por el MBSR (mindfulness based stress reduction), continuando con la MBCT (mindfulness based cognitive therapy), la terapia dialéctico-comportamental de Marsha Linehan y la TAC (acceptance and commitment therapy) de Hayes. También en esta sección encontramos un resumen de lo esencial y necesario, con conceptos claros que permiten entenderlas y ubicarlas en el campo de la clínica; abordando las diferencias entre ellas y las diferencias con las terapias conductuales de segunda generación.

Y repasando la eficacia de las distintas terapias a tenor de la evidencia científica.

En resumen, el libro rezuma interés para el clínico y será de obligada referencia en el tema, a partir de su publicación. Es una herramienta básica para cualquier profesional de la salud mental, vaya a trabajar con mindfulness o no, ya que proporciona un conocimiento profundo sobre las raíces del mindfulness, la psicobiología, la psicopato-logía y la justificación científica para su uso en la práctica clínica.

Mi más sincera enhorabuena y felicitación al profesor José Manuel Bertolín por su trabajo.

Vicente Juan Elvira Cruañes

 

Manuel Correia. Egas Moniz no seu labirinto. Imprensa da Universida-de de Coimbra. Coimbra, 2013. 260 pp. ISBN: 978-989-26-0560-9.

El libro Egas Moniz no seu labirinto (Egas Moniz en su laberinto) es el fruto de una larga década de reflexión e investigación rigurosa que Manuel Correia dedicó a la vida y a la obra del neurólogo portugués. El texto es la reelaboración de la innovadora y brillante tesis doctoral en Historia que el autor defendió en 2011 en la Universidad de Coimbra, y con su publicación Manuel Correia se consolida, sin duda, como una referencia incuestionable en la historiografía internacional sobre el neurólogo portugués.

A lo largo de este periplo de más de diez años dedicado al estudio de Moniz, Correia publicó, además de artículos en diversas revistas, otro libro titulado Egas Moniz y el Premio Nobel. Este texto, también editado en 2006 por la Prensa de la Universidad de Coimbra, constituyó una contribución imprescindible para iluminar los meandros que condujeron a la concesión del Nobel a Moniz, para el cual el autor tuvo acceso a los documentos inéditos de la candidatura de Moniz existentes en los archivos de la Fundación Nobel.

El último libro de Correia parece anunciar en el propio título el enigmático carácter laberíntico de la figura de Egas Moniz. De hecho, durante su investigación, el autor se encontró con la pléyade de diferentes imágenes y construcciones existentes alrededor de la figura del neurólogo. Como en un caleidoscopio, Correia descubrió diferentes visiones de Moniz, sujetas a su vez a cambios a lo largo del tiempo: así, existe la imagen de un Moniz "bueno", brillante neurólogo creador de la angiografía cerebral, una técnica radiográfica que constituyó un avance fundamental para el diagnóstico de los tumores cerebrales y los aneurismas; sin embargo, casi en oposición a esta imagen positiva, también surge el Mo-niz "malo" del descubrimiento de la leuco-tomía prefrontal, una técnica controvertida y polémica que, con el paso del tiempo, fue eliminada de los recursos terapéuticos de la psiquiatría debido a los efectos yatrogénicos a ella asociados. Tenemos aún "otros" Egas Moniz: el Moniz celebrativo, el héroe nacional portugués que permitió llevar el primer Premio Nobel a Portugal y que se tornó un estímulo significativo para el desarrollo de la ciencia portuguesa durante el siglo xx; o el político contradictorio que transitó de la filas monárquicas a las republicanas para acabar apoyando la dictadura sidonista; sin olvidar el masón o incluso el hombre contra quien fue creada una plataforma internacional para retirarle el Premio Nobel.

¿Y cuál es el Egas Moniz que surge tras la lectura del libro de Manuel Correia? Sin duda, el Moniz que Correia nos ofrece es un personaje controvertido, polifacético, complejo y humano, tal vez demasiado humano. Frente al discurso heroico o demonizador, ambos simplificadores de la historia y de sus protagonistas, que tanto han contribuido a la construcción de ese objeto cultural que es Egas Moniz, el autor consigue elaborar una interpretación equilibrada, basada en la investigación de los hechos y de los documentos históricos.

En particular, de la investigación de Co-rreia surge una faceta de Egas Moniz, tal vez inédita para muchos: la de un hombre extremadamente preocupado con la construcción de su autoimagen, empeñado en lo que Correia denomina la "arquitectura de su identidad", un asunto al cual, no por casualidad, el premio Nobel dedicó varios libros a lo largo de su vida (Un año de política, Nuestra casa, Confidencias de un investigador científico). El Egas Moniz que nos descubre Correia se esforzó meticulosamente, por ejemplo, en reducir al mínimo en la imagen que quiso transmitir a la posteridad su relevante participación en la vida política durante los años finales de la Monarquía y la Primera República portuguesa.

Para comprender la magnitud real de la eliminación de esta faceta política de sus textos autobiográficos, conviene recordar aquí que la incursión de Moniz en la política ocurrió muy precozmente, aún durante la Monarquía, cuando, al tiempo que acababa su carrera de Medicina en Coimbra, era elegido diputado del Partido Progresista por Estarre-ja. Desilusionado con la alternancia que existía entre su partido y el Partido Regenerador, decidió acompañar al grupo Disidencia Progresista, para aproximarse finalmente a los medios republicanos. Durante la República, Moniz participó activamente en los trabajos de la Asamblea Constituyente y ocupó varios cargos políticos relevantes: fue secretario de Estado del Ministerio de Exteriores, ministro plenipotenciario en Madrid y presidente de la delegación portuguesa en la Conferencia de Paz de París, celebrada tras el fin de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, a partir de los años veinte, Egas Moniz decide alejarse definitivamente del escenario político, manteniendo lo que Correia denomina una "distancia calculada" con el Estado Novo, que no le impidió denunciar los déficits democráticos y de libertades del sistema, en particular en época de elecciones.

Frente a la magnitud de la dimensión política de Moniz durante el primer tercio del siglo XX, surge la inevitable interrogación de Correia: ¿Por qué, tras su salida de la arena política, Moniz se esforzó tanto en borrar esa dimensión política e intentó resaltar solo la imagen del científico? Aunque el silencio de Moniz sobre este tema no nos permita aventurar una respuesta definitiva, coincidimos con Correia cuando afirma que la estrategia de Moniz tenía probablemente por objeto la construcción de una autoima-gen basada en su trabajo científico, aunque evitando los aspectos más controvertidos o polémicos de sus descubrimientos. En otras palabras, Moniz quiso celebrar al neurólogo y al investigador más que al político experimentado que vivió sobre tres regímenes políticos (Monarquía, República y Estado Novo); al médico más que al estratega, al diplomático y al hombre emprendedor.

Esta estrategia de reescritura de su autobiografía emana de lo que Manuel Correia describe como el "poder biográfico" de Egas Moniz. El poder biográfico es para Correia la "capacidad para influenciar, condicionar o persuadir a los contemporáneos y a las próximas generaciones [...] de una versión o un patrón interpretativo centrados en su biografía", y se ejerce a través de lo que el autor describe como una selección significativa de "biografemas" (término este que, a semejanza de los fonemas, describe las unidades biográficas elementales, un concepto que Correia encuentra en Bar-thes). Es decir, Moniz ejerció su "poder biográfico" a través de una hábil estrategia de minimización o eliminación de algunos "biografemas", que él consideraba menos convenientes, y la consecuente exaltación de otros, sobre todo aquellos vinculados a sus descubrimientos en el ámbito científico y a la concesión del Premio Nobel, que serían, desde esta perspectiva, la culminación de una carrera dedicada a la ciencia.

Partiendo de esta percepción del papel del protagonista de la biografía en la construcción de esta, Correia se impone como tarea principal de su investigación separar el individuo "concreto" del individuo "construido", y defiende que, paradójicamente, pueden ser los elementos biográficos que el neurólogo decidió que debían quedar fuera los que probablemente nos devuelvan al Egas Moniz real y concreto de la historia. El método historiográfico, para Correia, constituye en este caso una especie de contrapoder escudriñador del "poder biográfico". El historiador se erige, así, en deconstructor del mito y en el único capaz de devolvernos al hombre real ubicado en el tiempo.

Esta reflexión sobre el "culto a la personalidad", la "construcción biográfica" y el "poder biográfico" es una de las propuestas más estimulantes del texto de Manuel Correia, y nos hace pensar en la extrema importancia que el propio biografiado puede tener en la construcción de su imagen y de su notoriedad. Como dice Manuel Correia, "quien está en posición de dictar los términos en que quiere ser recordado, definir lo que harán con su imagen [...] dispone de un poder especial. Forzar una versión biográfica, persuadir a los biógrafos presentes y venideros de que esa es la versión correcta, establecer los términos de lo que debe ser considerado relevante son facultades que revelan un poder especial: el poder biográfico".

Y el Moniz que surge de la investigación de Correia es, sin duda, un personaje que dedicó mucho tiempo y esfuerzo a la construcción de su autoimagen, un meticuloso escultor empeñado en la elaboración de su biografía. Esto es visible, por ejemplo, en la eliminación en sus textos autobiográficos no solo de toda información sobre su recorrido político, sino también de otros elementos o "biografemas", como es el caso de su iniciación en la masonería, a través de la logia Simpatía y Unión, o los varios duelos en los que participó durante su vida.

Otro aspecto destacable del libro de Manuel Correia es la convicción, que él comparte con nosotros, de la importancia que pueden tener las contradicciones en la elaboración de una biografía. El autor hace una declaración de principios cuando afirma que "la forma de existencia del conocimiento es controvertida y se expresa frecuentemente a través de controversias" y asume esta afirmación como principio metodológico. Es por ello por lo que, frente al discurso heroico o hagiográfico, necesariamente monolítico, sin fisuras, que presenta al científico como un ser impoluto y aséptico, dedicado exclusivamente a la búsqueda del conocimiento científico, Manuel Correia apuesta por el valor de las contradicciones, por aquello que él describe con lucidez como la "potencialidad heurística de la polémica".

Por esta razón, busca en la vida de Moniz las fisuras y los elementos que coliden entre sí, convencido de que de estas contradicciones puede surgir la revelación del ser humano real, siempre complejo, rico y diverso. En palabras del autor, "para reconocer social y cultural-mente al hombre, sus causas y su época, tomémoslo por entero, sin recelo de revelar lo que el propio sujeto o los otros intentaron ocultar o disimular con motivaciones diversas".

Es así como de sus páginas, tal como ya se ha destacado, surge un Egas Moniz que inicia su carrera política como monárquico para convertirse posteriormente en un republicano conservador, crítico de los excesos jacobinos de la Primera República portuguesa. Este mismo Moniz contradictorio es el que, siendo agnóstico y masón, tiene un papel fundamental, como ministro plenipotenciario en Madrid, en la restauración de las relaciones entre el Gobierno de la República y la Santa Sede. El mismo Moniz que, con una avidez por experimentar terapéuticas innovadoras que lo llevó a ser tal vez un precursor de la psiquiatría ecléctica actual, aun siendo catedrático de Neurología, fue introductor del psicoanálisis a principios de siglo en Portugal, y más tarde de la terapia electro-convulsiva, al tiempo que defendía la virtudes del hipnotismo, temas a los que dedicó varios textos. De la mano de Correia, surge un Moniz mucho menos monolítico, pero sin duda más rico y contradictorio, y por lo tanto, probablemente más próximo al Moniz real, contradictorio, como lo somos todos.

Por último, la biografía de Egaz Moniz permite a Manuel Correia tejer conclusiones de importancia crucial para la historia y la sociología de la ciencia. Este análisis surge, en particular, al intentar dar respuesta a uno de los que él denomina "enigmas monizia-nos", que enuncia en los siguientes términos: ¿cómo es posible explicar que un investigador de un país periférico y en ese momento con pocos medios científicos y tecnológicos a su alcance pudiese descubrir la angiografía y que a continuación le fuera concedido el Premio Nobel? Dejando a un lado el recurso fácil a la genialidad, Correia se centra en la ventaja que supuso para Moniz su condición de hombre de mundo, basada en su experiencia científica y política internacional, que comenzó durante el periodo de formación en París tras concluir la carrera, y se prolongó durante dos décadas gracias a los diferentes cargos diplomáticos que ocupó y que le permitieron recorrer las principales capitales europeas. Sin duda, Mo-niz era, como describe Manuel, "conocedor de los meandros de las instituciones médicas, científicas y políticas, firmemente empeñado en dejar obra hecha, y por eso mismo gestionó la proyección de su trabajo y cuidó de su imagen con una meticulosidad notable". En ese sentido, el libro de Correia nos descubre, por ejemplo, un Moniz que, tras el descubrimiento de la angiografía, comprendió la importancia de establecer una red amplia de contactos internacionales y de trabajar la presión de lobby con el objetivo de ganar el Premio Nobel. Gran publicista de sí mismo, Egas Moniz era consciente de que tenía en sus colaboradores más próximos, como el neurocirujano Almeida Lima, verdaderos embajadores que le permitieron difundir la práctica de la técnica an-giográfica por diferentes servicios extranjeros. Moniz sabía, gracias a la experiencia adquirida como diplomático, de la importancia que tenía la presentación de los descubrimientos en los congresos científicos, así como el trabajo diplomático en la retaguardia para el establecimiento de contactos dentro del mundo científico. Correia describe varios episodios que reflejan aspectos concretos y prácticos de esta estrategia y del trabajo de lobby internacional desarrollado por Moniz. Sin ir más lejos, nos recuerda la importancia que tuvieron para la difusión de la leucotomía y para la concesión del Premio Nobel los continuos viajes que este hizo a Brasil para difundir estas técnicas, así como la iniciativa de la organización de la 1.a Conferencia Internacional de Psicocirugía en Lisboa en 1948, y, en particular, el apoyo manifestado por la delegación brasileña durante esta conferencia, al protagonizar una moción que reconocía el merecimiento del Premio Nobel para Egas Moniz. Correia sugiere también la influencia que pudo haber ejercido la mujer de Egas Moniz, también ella de origen brasileño, sobre los conferenciantes brasileños, a los que recibió en su casa y acompañó durante su estancia en Lisboa.

En conclusión, el libro de Manuel Co-rreia no se limita a elaborar un perfil biográfico, no nos habla solo de los muchos Egas Moniz que existen en Egas Moniz: del científico controvertido, del político, del diplomático, del premio Nobel o del héroe nacional. El libro es un manantial de descubrimientos historiográficos y constituye, al mismo tiempo, un ensayo brillante y riguroso que redescubre el valor de la biografía como instrumento útil para el estudio de la sociedad y de la historia de la ciencia, tejiendo una reflexión impar sobre los meandros de la construcción de la imagen del científico en el mundo contemporáneo.

Adrián Gramary

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