Introducción
La calidad de vida (CV) es una medida de bienestar ampliamente utilizada en salud pública, que puede definirse como la percepción de la propia posición en la vida dentro del contexto cultural y de valores, en relación con las metas, las expectativas, los estándares y los intereses1,2. Los estilos de vida se basan en la interacción de las condiciones de vida y las características personales, y pueden influir en la CV3. Los estilos de vida se consideran saludables cuando se dirigen a evitar la enfermedad2.
Durante la adolescencia pueden iniciarse estilos de vida no saludables, poniendo en riesgo la percepción de CV2,4, por lo que diversos autores han enfatizado la necesidad de profundizar en el concepto de CV en esta etapa vital4,5.
El objetivo del estudio es conocer la CV y su relación con estilos de vida en adolescentes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). La hipótesis de investigación es la existencia de asociaciones entre la CV percibida por ellos/as y sus estilos de vida relacionados con la nutrición, la actividad física y el consumo de sustancias.
Material y método
Se realizó un estudio observacional descriptivo transversal con estudiantes de primero a cuarto de ESO de Sevilla (España). Se estimó un tamaño muestral de 200 participantes mediante el software GPower 3.1.9.2. para el análisis de regresión lineal múltiple (p <0,05) y aplicando un factor de inflación para diseños por conglomerados. Finalmente se contó con 256 cuestionarios completos (tasa de respuesta del 74%) de estudiantes de dos centros rurales y dos urbanos seleccionados aleatoriamente (clase como unidad de muestreo).
Se utilizaron una versión reducida del cuestionario Health Behaviour in School-aged Children(HBSC)6 y el cuestionario Kidscreen de 27 ítems sobre CV7,8, que estudia cinco dimensiones: CV física (α = 0,80), CV psicológica (α = 0,83), CV familiar y ocio (α = 0,80), CV social (α = 0,66) y CV escolar (α = 0,74). Se calculó el índice general de CV (IG-CV, α = 0,77, Kidscreen-10 ítems). Una mayor puntuación se interpreta como una mejor CV.
Para valorar el estatus socioeconómico se utilizó la escala de afluencia familiar9, considerando una afluencia baja (0-2 puntos), media (3-5) y alta (6-9). Para estudiar el funcionamiento familiar se utilizó el test de Apgar familiar (α = 0,74)10, considerando funcionalidad (7-10 puntos), disfunción leve (3-6) y disfunción grave (0-2).
Se recogieron los datos en el curso 2013-2014. Se obtuvo consentimiento informado de padres/madres y alumnos/as, y la aprobación del Comité Ético de la Universidad de Sevilla.
Se realizaron análisis descriptivos, modelos univariados y multivariados de regresión lineal, considerando como variables de resultado las dimensiones de CV y el IG-CV. Se hicieron modificaciones en algunas variables explicativas, se calculó el índice de masa corporal (IMC, <18,5 = bajo peso, 18,5-24,9 = normopeso, ≥25 = sobrepeso), y las variables frutas/verduras y dulces/refrescos, sumando la frecuencia de consumo semanal de estos tipos de alimentos. Se comprobó la normalidad, la linealidad y la multicolinealidad. Para construir el modelo depurado se eliminaron una a una (backwards) las variables de menor significación estadística, controlando la modificación de los coeficientes β (factor de confusión). Para el diagnóstico de los modelos se utilizaron F de Snedecor (p <0,05) y R2 ajustada (efecto bajo = 0,01; medio = 0,06; alto = 0,14). Se usó el software R 3.2.0.
Resultados
De los participantes, 135 (52,7%) eran chicos y la edad media era de 14,6 años (desviación estándar [DE] = 1,33 años). Percibieron sus familias como normofuncionales 188 (73,4%) adolescentes. El IMC medio fue de 20,55 (DE = 3,37, mínimo 14,57 y máximo 30,00). Habían consumido alcohol 174 (68%) y habían fumado 108 (42,2%). Consideraron su salud buena o muy buena 192 (75%) (tabla 1).
Con respecto a la percepción de CV, destacó la dimensión CV social (media = 52,53; DE = 8,66). La puntuación más baja fue para el IG-CV (media = 47,11; DE = 7,87). Para el resto encontramos las siguientes puntuaciones: CV física, media = 47,21, DE = 9,72; CV psicológica, media = 48,08, DE = 9,64; CV familiar y ocio, media = 49,19, DE = 10,07; y CV escolar, media = 47,29, DE = 9,16. Los chicos presentaron mayor puntuación en los índices de CV (p <0,05), excepto en CV social (p = 0,830) y CV escolar. En esta última, las chicas presentaron una puntuación ligeramente mayor (p = 0,843).
En los análisis univariados se observó que ser mujer, tener enfermedad o discapacidad, tener sobrepeso, presentar disfunción familiar, y consumir tabaco y alcohol, se asociaron a una CV menor, mientras que la actividad física y la frecuencia del desayuno se asociaron con una CV mayor en diversas dimensiones de esta.
En el análisis multivariado, el funcionamiento familiar fue el factor que más se asoció con las dimensiones de la CV y el IG-CV, seguido por el sexo, la actividad física y la enfermedad/discapacidad. La R2 ajustada varió entre 0,11 (CV social) y 0,35 (IG-CV) (tabla 2).
Discusión
Se confirma parcialmente nuestra hipótesis sobre la asociación entre estilos de vida y CV. La actividad física semanal fue el comportamiento que más se relacionó con la CV, aunque menos de una cuarta parte de los participantes seguía las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de realizar al menos una hora de actividad física siete veces a la semana11.
La escasa actividad física se relaciona con bajo rendimiento escolar, baja autoestima, exclusión social y baja CV. Además, también se relaciona con alimentación no saludable, y los adolescentes físicamente activos fuman menos y consumen menos alcohol12.
Respecto a la alimentación, en investigaciones previas desayunar se ha asociado positivamente con la CV13; en nuestro caso, esta asociación se observó con la CV escolar en los análisis univariados. Al igual que en otros estudios, se ha identificado el sobrepeso como un factor asociado con baja CV en adolescentes12.
El alcohol y el tabaco son las drogas más consumidas y de mayor acceso para los/las adolescentes2. En este estudio se ha observado un mayor consumo de alcohol y tabaco que en el HBSC6, y se asoció con peores índices de CV escolar.
En cuanto a la categoría sexo/género, las chicas percibieron una menor CV. Esta diferencia de género en la percepción de la CV ha sido ampliamente observada, y es sabido que las desigualdades sexo/género pueden influir en la adopción de estilos de vida diferentes, relacionándose con la accesibilidad a distintas opciones disponibles y con las expectativas del rol de género11. En el futuro sería de interés profundizar en esta asociación con una muestra mayor y haciendo análisis diferenciados en función de esta categoría.
Finalmente, el funcionamiento familiar ha sido el factor que más fuertemente se asoció con la CV percibida en todas sus dimensiones. Otros autores también han enfatizado la familia como núcleo de socialización que establece las bases del autoconcepto y de la autoestima, relacionando las familias disfuncionales con altos niveles de estrés y falta de apoyo social11,14.
Entre las limitaciones se encuentran el muestreo y el tamaño muestral, que pueden disminuir la representatividad respecto a la población de referencia. Además, la recogida de datos a través de encuestas plantea distintos sesgos que se han intentado paliar usando encuestadores entrenados y en un entorno de confidencialidad y anonimato.
Este trabajo contribuye al conocimiento de factores sociodemográficos y estilos de vida asociados a la CV que podrían ser contemplados en la planificación de acciones dirigidas a mejorar la CV y la salud en la adolescencia, como la promoción de la salud escolar15. Deberían realizarse investigaciones más amplias que permitieran establecer conclusiones más robustas y generalizables, y estudios longitudinales que pudieran establecer relaciones causales.