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Revista Española de Enfermedades Digestivas

Print version ISSN 1130-0108

Rev. esp. enferm. dig. vol.101 n.11 Madrid Nov. 2009

 

CARTAS AL DIRECTOR

 

Suboclusión intestinal por Anisakis

Bowel subocclusion due to Anisakis

 


Palabras clave: Anisakis. Suboclusión. Infectación.

Key words: Anisakis. Subocclusion. Infection.


 

Sr. Director:

La infestación producida tras la ingesta de larvas de Anisakis, nematodo de la familia anisakiadae, se ha descrito con más frecuencia en los países occidentales en los últimos años. El hombre se ha considerado tradicionalmente un huésped accidental de este parásito cuyas formas adultas están presentes en los mamíferos marinos. La ingesta de pescado crudo o poco cocinado es la vía de adquisición de las larvas que suelen producir clínica alérgica y/o digestiva. En la gran mayoría de los casos el parásito muere al no poder madurar en la pared intestinal humana.

Las manifestaciones alérgicas más comunes son urticaria, angioedema y, en ocasiones, shock anafiláctico. Estas dependen de la cantidad de larvas ingeridas y de la sensibilización por consumos previos.

Dentro de las manifestaciones digestivas podemos distinguir las gástricas y las intestinales. Las gástricas suelen aparecen en las primeras 24 horas tras la infestación y se caracterizan por un cuadro de epigastralgia intensa acompañada de náuseas, vómitos y, en algunos casos, dolor torácico y hemorragia digestiva alta. Este tipo de afectación es la más prevalente en el mundo si bien, en nuestro medio, se describen más casos de afectación intestinal.

La afectación intestinal puede manifestarse como un cuadro que simula una apendicitis aguda o como una obstrucción intestinal tras la estenosis del segmento afectado por el parásito, llegando, en algunos casos, a la perforación de la pared. Las formas colónicas son poco frecuentes.

 

Caso clínico

Paciente varón de 36 años de edad sin antecedentes médicos ni quirúrgicos de interés que acude a Urgencias refiriendo dolor epigástrico tipo cólico irradiado al resto del abdomen de seis horas de evolución. No presenta fiebre, ni náuseas ni vómitos. Refiere borborigmos y es incapaz de ventosear. Es dado de alta tras pautarle espasmolíticos y dieta absoluta.

Cinco días después vuelve a consultar por persistencia de la clínica, hiporexia y tras presentar, dos días antes, un episodio de deposición líquida sin sangre ni productos patológicos. Tras una anamnesis exhaustiva, refiere haber consumido boquerones en vinagre el día del comienzo de los síntomas. A la exploración el abdomen es blando, depresible y doloroso a la palpación difusa, timpánico a la percusión y con unos ruidos peristálticos aumentados. Analíticamente destaca la normalidad de todos los datos bioquímicos, hemograma (incluida la ausencia de eosinofilia) y coagulación. La radiografía de abdomen muestra una dilatación de asas de delgado de predominio yeyunal (Figs. 1 y 2).

 

 

 

El paciente ingresa y se realiza en planta una ecografía abdominal que revela una dilatación de asas de intestino delgado con peristalsis conservada y la presencia de líquido libre interasas, sugerente de íleo mecánico de etiología no filiada, así como un mínimo derrame pleural izquierdo. La TAC abdominal muestra una dilatación de la cámara gástrica con los citados niveles de líquidos en asas de duodeno y yeyuno, sin hallar tampoco evidencia de causa obstructiva. Durante su estancia hospitalaria se realiza una gastroscopia que muestra un patrón de gastritis crónica superficial.

Ante la sospecha de infestación por Anisakis se efectúa un Prick-test que, sin embargo, resulta negativo. La IgE específica de Anisakis tiene como valor 15,9 kUA/l que es considerado positivo.

El paciente mejora clínicamente tras reinstaurar la dieta absoluta y sueroterapia y a las 48 horas progresa a dieta oral con buena tolerancia. Es dado de alta tres días después del ingreso permaneciendo asintomático en posteriores revisiones.

 

Discusión

Para el diagnóstico de la infestación por Anisakis se precisa la detección endoscópica o quirúrgica del parásito. No obstante, esta situación no se puede dar en la mayoría de los casos, lo que la convierte en una enfermedad infradiagnosticada. En ocasiones plantea un diagnóstico diferencial con entidades que precisan cirugía lo que motiva, en ocasiones, la realización de intervenciones quirúrgicas en cuadros que en su gran mayoría, salvo complicaciones, se resuelven espontáneamente en horas o días. La dificultad para la localización endoscópica de las larvas estriba en la localización principal de la larva, que en los países europeos, cuando produce síntomas, es el íleon, a diferencia de Japón donde la forma gástrica es la más prevalente.

Diversos estudios han puesto de manifiesto la gran sensibilidad que presenta una historia de consumo previo de pescado crudo o poco cocinado en las 48 horas previas al comienzo del cuadro.

Los datos analíticos no han demostrado gran utilidad para el diagnóstico del cuadro. En ocasiones se puede observar leucocitosis y, más raramente, eosinofilia periférica. No está indicado un estudio de las heces ya que, como se ha comentado con anterioridad, las larvas no evolucionan a formas maduras con capacidad reproductora.

Las imágenes radiológicas, si bien no son específicas, se presentan en un porcentaje elevado de los casos de anisakiasis intestinal. Se puede observar engrosamiento de la pared, dilatación de las asas proximales en las formas obstructivas, presencia de líquido libre y estenosis de la luz.

Los estudios serológicos están siendo desarrollados en los últimos años y cada vez presentan mayor sensibilidad y especificidad. Hay que tener en cuenta que el Prick-test puede ser negativo en primoinfestaciones en las que todavía no se ha desarrollado una respuesta inmune. Los primeros estudios con técnicas de anticuerpos monoclonales están dando resultados muy esperanzadores.

En nuestro paciente se realizó un diagnóstico clínico en un cuadro de pseudoobstrucción con buena evolución posterior. El empleo conjunto de una correcta anamnesis y exploración física, junto con pruebas radiológicas y serológicas puede aportarnos el diagnóstico pese a no observar el parásito en un estudio endoscópico y, de este modo, evitar intervenciones más agresivas.

 

A. Martínez Caselles, A. Sánchez Torres, J. Egea Valenzuela y F. Carballo Álvarez

Servicio de Medicina del Aparato Digestivo. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. Murcia

 

Bibliografía recomendada

1. Akbar A, Ghosh S. Anisakiasis - a neglected diagnosis in the West. Digestive and Liver Disease 37 (2005) 7-9.        [ Links ]

2. Rey-Moreno A, Valero-López A, Gómez Pozo A, et al. Utilidad de la anamnesis y de las técnicas inmunológicas en el diagnóstico de la anisakidosis en pacientes con abdomen agudo. Rev Esp Enferm Dig 2008; 100: 146-52.        [ Links ]

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4. Navarro Cantarero E, Carro Alonso B, Castillo Lario C, et al. Diagnóstico de la infestación por Anisakis. Experiencia en nuestro medio. Allergol et Immunopathol 2005; 33(1):27-30.        [ Links ]

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