Práctica de piano interrumpida. Willer Barten van der Kooi, 1813
En las películas, me encantan los niños que parecen niños, que actúan como niños, que hacen lo que hacen los más pequeños de la casa. En los cuadros y por supuesto en la vida, tres cuartas partes de lo mismo: no puedo evitar un ataque de felicidad cuando un mocoso en la consulta me verbaliza una ocurrencia insensata. Eso es lo que hace el más joven de los protagonistas de la presente estampa: da la matraca, interrumpe, abre de par en par las puertas de lo espontáneo.
Pero lo que de verdad imanta de este cuadro, lo que invita a volver con la mirada, es la mano derecha de la futura concertista. Dicha mano, a la vez, regaña y pisa las notas imaginarias del teclado del aire. ¡Bravo por el autor, Van der Kooi!