INTRODUCCIÓN
Dentro de las investigaciones sobre el rendimiento en el deporte, el estudio del comportamiento táctico y la búsqueda de indicadores de desempeño en el entrenamiento y la competición se ha incrementado en los últimos años (Hughes y Franks, 2005; McGarry, O'Donoghue y Sampaio, 2013). En los deportes de equipo, estas pesquisas presentan mayor complejidad para identificar estos indicadores, debido a la velocidad del juego, los cambios constantes de ataque y defensa, el componente de oposición y la dificultad de medir la heterogeneidad de elementos que interactúan para el éxito deportivo (Daza, Andrés y Tarragó, 2017). Esta pluralidad ha contribuido al cambio de consideración en los estudios pasándose de una concepción estática a una dinámica en el juego, un modelo basado en el proceso propugnando estudios de investigación que procuran apreciar las relaciones de interacción y la diversidad del juego en su conjunto (Castellano, 2018; Hughes y Franks, 2005; Liu, Gómez, Lago-Peñas y Sampaio, 2015; Lozano, Camerino e Hileno, 2016; Quiñones et al., 2010; Sampaio, Ibáñez y Lorenzo, 2013; Volossovitz, 2013).
Entre los trabajos que poseen el balonmano como referencia (Prieto, Gómez y Sampaio, 2015) hay una proporción asimétrica a favor de los que estudian los aspectos ofensivos con respecto a los defensivos. Probablemente, la dificultad de categorizar la ausencia de balón sea uno de los responsables. Por otro lado, de las investigaciones referidas a la defensa en balonmano, la mayoría estudia términos como eficacia o frecuencia de uso, combinadas con estudios sobre la eficacia en la portería (Rogulj, Shroj y Shroj, 2004). También estudios sobre alternativas o propuestas de aplicación (Espina, 2009, Oliver-Coronado y Sosa-González, 2016). Escasos son los dedicados a los aspectos colectivos.
Paralelamente, el avance del desarrollo del software especializado ha permitido desarrollar estrategias para el estudio, optimizando la gestión de tiempo y recursos en la investigación con Metodología Observacional. Ésta viene aportando desde hace décadas técnicas de análisis de datos para la obtención de indicadores confiables para el análisis del juego (Anguera y Hernández-Mendo, 2013, 2014, 2015; Lozano y Camerino, 2012; Sequeira, 2012; Sousa, 2014; Sousa, Prudente, Sequeira y Hernández-Mendo, 2014). En este sentido, se hace imprescindible el análisis de la calidad del dato en la validación de las nuevas herramientas diseñadas. A su vez, el análisis de generalizabilidad (TG) (Blanco-Villaseñor, Castellano, Hernández-Mendo, Sánchez-López y Usabiaga, 2014; Cronbach, Gleser, Nanda y Rajaratnam, 1972) estima el grado de generalización del diseño de medida con respecto a las condiciones particulares de un valor teórico buscado. La TG unifica las definiciones de fiabilidad, validez y precisión. Ello permite identificar y medir los componentes de variancia que aportan error a una estimación e implementar estrategias que reduzcan su influencia sobre la medida.
En una revisión del rendimiento táctico en deportes de equipo, el análisis de coordenadas polares se muestra como un método emergente de análisis en la literatura especializada (Ávila-Moreno, Chirosa-Ríos, Ureña-Espá, Lozano-Jarque y Ulloa-Díaz, 2018). Dicho análisis realiza una reducción drástica de los datos basada en el parámetro Zsum de Cochran (1954), implementada por Sackett (1980) a partir de un análisis secuencial de retardos prospectivos y optimizado con la “técnica genuina” por Anguera (1997) con la perspectiva retrospectiva. De este modo se obtiene una vectorialización del comportamiento y se establecen las relaciones entre una conducta focal y el resto de categorías del sistema. Los valores obtenidos en el cálculo de la probabilidad condicionada permitirán la obtención del parámetro Zsum(Zsum= Σz / √n, siendo n el número de retardos) (Cochran, 1954). La distribución de este parámetro Zsumtiene una =0 y una Sx=1. El mapa de coordenadas polares (Gorospe y Anguera, 2000) se obtiene a partir de la obtención de estos valores, siendo necesario determinar el valor de los vectores (iguales o superiores a 1.96 para considerarse significativos) para la elaboración del mismo. El Módulo o longitud del radio se obtiene realizando la raíz cuadrada de la suma del cuadrado de la Zsum de la X (prospectiva) y del cuadrado de la Zsum de la Y (retrospectiva). El ángulo del vector (φ) dependerá del cuadrante donde se sitúe y marcará la naturaleza de la relación (Castellano y Hernández-Mendo, 2003). Este ángulo (φ) se calcula como φ= Arco seno de Y/Radio.
Esta técnica ha sido usada en estudios de diferentes modalidades deportivas, entre las que el balonmano no ha quedado al margen. Así, González, Botejara, Puñales, Trejo y Ruy (2013), analizan la finalización del ataque en partidos igualados; Prudente, Garganta y Anguera (2010) destacan las posibilidades que brinda el análisis secuencial y las coordenadas polares para estudiar las conductas de juego como, por ejemplo, la eficacia del portero valorando la interacción entre portero/compañero y defensor/atacante. Sousa, Prudente, Sequeira, López-López y Hernández-Mendo (2014) describen patrones de conductas efectivos en las situaciones ofensivas 2 contra 2, y estos mismos autores (2017) relacionan el duelo 2x2 con la influencia del tiempo y parcial del juego. También se ha usado para examinar la toma de decisiones arbitrales en balonmano (Morillo, Reigal, Hernández-Mendo, Montaña y Morales-Sánchez, 2017). Morillo-Baro, Reigal y Hernández-Mendo (2015) y Navarro, Morillo, Reigal y Hernández-Mendo (2018) detallan las diferencias entre el juego masculino y femenino en el ataque en balonmano playa. Por su parte, Vázquez-Diz, Morillo-Baro, Reigal, Morales-Sánchez, y Hernández-Mendo (2019a), usan esta técnica para señalar las diferencias de género en la toma de decisiones entre especialistas de balonmano playa y examinan factores contextuales y la toma de decisiones en el ataque posicional en esta misma modalidad (Vázquez-Diz, Morillo-Baro, Reigal, Morales-Sánchez, y Hernández-Mendo, 2019b).
En cuanto al estudio de la defensa en balonmano hay autores que ponderan las acciones defensivas como relevantes al funcionamiento de equipo total (Antúnez, García, Sáez y Valle, 2013; Prudente, 2006; Sáez, Roldán y Feu, 2009; Vuleta, Sporis, Vuleta, Purgar, Herzeg y Milanovic, 2012) o tienen en cuenta la influencia de la eficacia del portero en el rendimiento de los equipos (Pascual, Lago y Casáis, 2010; Prudente et al., 2010). Otros estudios valoran la eficacia defensiva y las variables que influyen en su consecución (Balint y Curiţianu, 2012; Gutiérrez y Férez, 2009). Pero la mayoría de los estudios se ha centrado en parámetros ofensivos, de forma que la presencia de estudios basados en la defensa es escasa con respecto a los basados en indicadores de ataque. De hecho, la Federación Europea de Balonmano no incluye en sus estadísticas la eficacia en acciones defensivas para analizar el rendimiento de forma individual (Skarbalius, Pukénas y Vidūnaité, 2013).
La dificultad de estudiar la defensa proviene por un lado de la ausencia de balón, la dificultad de atribuir o conceptualizar el éxito del comportamiento colectivo y la propia propuesta de un análisis dinámico y complejo. Por lo tanto, el propósito de este estudio ha sido doble, por un lado, diseñar y validar una herramienta que describa las conductas técnico-tácticas que manifiestan los jugadores en el desempeño de los sistemas defensivos; y por otro lado, analizar la relación de diferentes comportamientos tácticos ofensivos con las conductas mostradas en los dos principales sistemas defensivos en balonmano a través del análisis de coordenadas polares.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se ha usado un diseño observacional Nomotético/Puntual/Multidimensional (Anguera, Blanco-Villaseñor, Hernández-Mendo y Losada, 2011) por su eficacia para estudiar conductas de interacción entre deportistas (Anguera y Hernández-Mendo, 2015). Nomotético, por el análisis diferencial de la pluralidad de los equipos; puntual, al tratarse del registro en una única competición de los equipos, pero con seguimiento intrasesional; y multidimensional, con varias dimensiones que se corresponden con los distintos criterios del instrumento observacional. Se trata de un proceso observacional no participante.
Participantes
Se han codificado 6988 multieventos, cumpliéndose los requisitos de constancia intersesional, es decir, se elaboró una relación de los menesteres mínimos que permiten caracterizar el perfil de las sesiones de observación que se ajustan al objetivo propuesto. Todo ello con el fin de garantizar el máximo de homogeneidad entre las diferentes sesiones. Se trata de un muestreo intencional donde se observaron cinco partidos de un mismo equipo, el Profasán Mijas frente a cinco diferentes rivales de la 1ª división nacional de la competición española de la temporada 2007-08. Número de sesiones de observación propuesto en el estudio de medida del análisis de Generalizabilidad. El consentimiento informado de los deportistas no fue necesario por tratarse de una competición oficial con aforo de público y retransmisiones televisivas.
Instrumentos
La herramienta de observación ad hoc se ha creado combinando los sistemas de categorías con el formato de campo. Todas las categorías cumplen con el requisito de exhaustividad y mutua exclusividad (Anguera y Mendo, 2013). Dicha herramienta contiene tres macrocriterios: Situación inicial, situación desencadenante y situación final más la duración; 12 criterios: minuto, marcador, equilibrio numérico, sistema defensivo, sistema ofensivo, acción defensiva, zona desencadenante, técnico-táctica individual, medios tácticos, zona finalización, resultado y acción del portero; y 136 categorías. Los criterios, categorías y el sistema de codificación se muestran en la tabla 1.
Procedimiento
Para determinar la fiabilidad de los observadores, identificar las posibles fuentes de error y estimar la calidad de los datos obtenidos a partir de la herramienta de observación, se ha empleado como medida de concordancia la Kappa de Cohen (1960). Previamente se adiestraron en el uso del instrumento dos grupos de dos observadores, todos ellos entrenadores de balonmano. El cálculo se ha realizado mediante el programa informático GSEQ, versión 1.0., teniendo en consideración las recomendaciones de Bakeman y Quera (2011), obteniéndose valores de 0.85 correspondiente a los grupos de conductas pertenecientes a la situación final, 0.89 para los de la situación desencadenante y 1 para los de la situación final, por lo que pueden ser considerados como excelentes. Asimismo, son óptimos los resultados del análisis de Generalizabilidad, obtenidos mediante el programa informático SAGT 1.0. (Hernández-Mendo, Ramos-Pérez y Pastrana, 2012) que muestra una fiabilidad de 0.99, tanto intra como interobservadores. Se emplearon dos partidos. La optimización del número mínimo de partidos expresó un índice de 0.973 para cinco partidos analizados.
Para el análisis de datos se han empleado las Coordenadas Polares, que viene siendo usada como línea de trabajo para la estimación de interrelaciones en contextos deportivos (Castellano y Hernández-Mendo, 2003; Díaz, Hernández-Moreno y Hernández-Flores, 2016; Hernández-Mendo y Anguera, 1998; Gorospe, 1999) y en particular en balonmano (González, Botejara, Puñales, Trejo y Ruy, 2013; Sousa, Prudente, Sequeira, López-López y Hernández-Mendo, 2015). Esta técnica desarrollada por Sackett (1980) y optimizada por Anguera (1997) permite comprobar la intensidad de la relación entre una conducta focal (condicionante) y el resto de conductas (condicionadas) propuestas en el sistema taxonómico. A partir de ahí se construye un mapa vectorial (Prudente, 2006) que permite interpretar la índole de las interrelaciones en función del cuadrante donde se ubique el vector y el ángulo y radio resultantes.
Las conductas seleccionadas como focales han sido las principales defensas usadas (5:1, DD51 y 6:0, DD60) y los principales sistemas ofensivos usados contra estas defensas (3:3, DO33 y 2:4, DO24). Como conductas de apareo las categorías de la zona desencadenante y de finalización de la acción ofensiva, la técnico-táctica individual ofensiva usada, los medios tácticos básicos colectivos, la acción defensiva elicitada y el resultado de la acción.
Para el análisis se ha usado el programa HOISAN, v.1.6 (Hernández-Mendo, López-López, Castellano, Morales-Sánchez y Pastrana, 2012; Hernández-Mendo et al., 2014).
RESULTADOS
La técnica de coordenadas polares ha permitido encontrar patrones de conducta entre las conductas focales seleccionadas y el resto de conductas de la herramienta de observación.
Los resultados del análisis de coordenadas polares tomando como conductas focales los principales sistemas de juego defensivos se muestran en la representación vectorial de la figura 2, así como en la tabla 2.
En la tabla 2, y en lo que respecta al cuadrante I donde se encuadran las acciones con una relación mutuamente excitatoria destacan las categorías: Cambio de oponente CBOP y blocaje BLCJ del criterio acción defensiva con la defensa 5:1; mientras que con la defensa 6:0 y este mismo criterio, aparece el acoso ACOS
Por lo que respecta al criterio acción técnico-táctica individual ofensiva, es reseñable que la conducta focal defensa 6:0 encuentra relaciones significativas con la categoría asistencia DASIT y la penetración DPNTR En cuanto a la zona de finalización aparece una intensa relación con FD4, delimitada entre los 9 m. y el centro del campo, en cuanto a profundidad, y la zona de fuera de banda y la perpendicular del poste izquierdo de la portería, en cuanto a la anchura.
Varias son las categorías del criterio medios tácticos colectivos ofensivos que subrayan esta relación significativa con la defensa 5:1 como son: Pase y va DPYVA, Bloqueo, Pantalla o corte DBLPC, penetraciones sucesivas DPENE, Circulación DCIRC, y las combinaciones del pase y va y el cruce y permuta con circulación/desdoblamiento DPCD y DCPCD
Dentro del macrocriterio resultado, se acentúan las relaciones entre la conducta focal defensa 5:1 y el golpe franco DGOLP Mientras que en la defensa 6.0 es con la falta técnica la categoría asociada significativamente.
También se encuentran asociaciones significativas en el cuadrante II, donde la conducta criterio es inhibitoria y las conductas de apareo son excitatorias. Cuando la defensa 6:0 es inhibitoria, aparecen varias conductas excitatorias, siendo reseñable la del cruce o permuta DCRPR
Del mismo modo y ya en el cuadrante III, donde la conducta criterio y la conducta de apareo son mutuamente inhibitorias, encontramos relaciones entre la defensa 6:0 y el cambio de oponente CBOP
Por lo que respecta a la acción técnico-táctica individual y la defensa 6:0 se relaciona con la acción 1x1 D1X1.
Respecto a los medios tácticos colectivos, se matiza que la defensa 5:1 muestra relaciones con el cruce y permuta DCRPR y la defensa 6:0 con el bloqueo, pantalla o corte DBLPC y el desdoblamiento DDESD
Por último, en lo que concierne al resultado, se recalca que la defensa 5:1 muestra relaciones significativas con la falta técnica DFALT y la defensa 6:0 se relaciona con el golpe franco DGOLP
En el cuadrante IV la conducta criterio es excitatoria y la conducta de apareo es inhibitoria. De las relaciones halladas en el cuadrante IV relacionadas con la defensa 5:1 se acentúan los resultados de amonestación y exclusión. En el mismo cuadrante, pero relacionadas con la defensa 6:0 destaca el resultado de fuera o poste DFRPO
Los resultados del análisis de coordenadas polares tomando como conductas focales los principales sistemas de juego ofensivos se muestran en la representación vectorial de la figura 3, así como en la tabla 3.
Con respecto a los dos sistemas de ataque estudiados, el primer cuadrante el ataque 3:3 muestra una relación mutuamente excitatoria con las acciones de técnico-táctica individual: penetración DPNTR y desmarque más asistencia DDSAS, las acciones defensivas blocaje BLCJ y robo ROBDE, los medios tácticos colectivos cruce o permuta DCRPR, las penetraciones sucesivas DPENE y la circulación DCIRC
Por su parte, el sistema 3:3 a 2:4 lo hace con la acción defensiva cambio de oponente CBOP, con las acciones de técnico táctica individual: cruce, bloqueo o permuta DCBOP y la acción uno contra uno 1X1, los medios tácticos: bloqueo, pantalla o corte DBLPC, el pase y va más circulación o desdoblamiento DPCD y el cruce o permuta CDPCD
El ataque 3:3 a 2:4 presenta asimismo relaciones mutuamente excitatorias con el resultado sanción DSANC y la exclusión DEXCL y los marcadores a favor D12FA o claramente en contra DM2CO
En el cuadrante III, la conducta criterio 3:3 se relaciona de forma mutuamente inhibitoria con las siguientes categorías: Uno contra uno 1x1 y bloqueo, pantalla o corte DBLPC La conducta criterio DOA24 lo hace con las acciones defensivas penetración DPNTR y desmarque más asistencia DDSAS, los medios cruce o permuta DCRPR y circulación DCIRC, y el resultado error de pase/recepción DERPR
DISCUSIÓN
El propósito de esta investigación ha sido describir y analizar patrones de conducta y las relaciones establecidas entre los principales tipos de defensa, medios tácticos defensivos usados y la posible relación de flujo comportamental con los comportamientos tácticos empleados por el contrario, utilizando la práctica de coordenadas polares (Prudente, Sousa, Sequeira, López-López y Hernández-Mendo, 2017; Navarro, Morillo, Reigal y Hernández-Mendo, 2018).
El estudio ha confirmado que la herramienta observacional posee unas estimaciones de fiabilidad y coeficientes de correlación con valores adecuados. El análisis de Generalizabilidad muestra una alta precisión de medida. También queda garantizada la adecuación del sistema de observación y la capacidad de generalización de los resultados obtenidos. El software HOISAN (Hernández-Mendo, López-López, Castellano, Morales-Sánchez y Pastrana, 2012; Hernández-Mendo et al., 2014) ha posibilitado la formulación de cálculos para las coordenadas polares, así como su representación vectorial. Asimismo, se constata que esta técnica ha permitido identificar asociaciones significativas entre comportamientos tácticos defensivos y comportamientos condicionales.
En cuanto al análisis e interpretación de resultados propios del juego, aparecen relaciones de mutua excitación entre las conductas focales seleccionadas y las conductas de apareo. Estas vinculaciones, señalan orientaciones diferentes según la defensa escogida.
Dentro de las posibilidades de la herramienta creada y validada, se han escogido como conductas focales las defensas 5:1 y 6:0 por ser las más usadas en balonmano (Prudente, 2006; Silva, 2008y Sequeira 2012). Así, en la defensa 6:0 aparecen asociaciones manifiestas con el uso del acoso defensivo. De hecho, aunque tradicionalmente se considera la defensa 6:0 como una defensa cerrada, esta denominación se corresponde con su punto de partida, pero el hecho de evitar lanzamientos cómodos por parte del contrario o aumentar su grado de oposición justifica la alta significatividad entre ambas conductas. Por su parte, el ataque usa las penetraciones y asistencias como táctica individual con preferencia sobre los medios tácticos.
Por su parte, en la defensa 5:1 dichas asociaciones se manifiestan con el blocaje y el cambio de oponente como acciones defensivas. Los medios tácticos básicos colectivos son la circulación, el pase y va y el desdoblamiento, así como el cruce y la permuta. También aparece significatividad con las sanciones de golpe franco. Coinciden los resultados con los de Sequeira (2012) que postula que la defensa 5:1 presenta mayor capacidad de oposición. Aunque Lozano, Camerino e Hileno (2016) coinciden en que los equipos ganadores hallan medios tácticos adecuados para resolver las exigencias defensivas en momentos críticos de juego, contra la defensa 5:1.
El ataque con desdoblamiento (DOA24) se vincula con la defensa 5:1, con los cambios de oponente defensivo y con el cruce, bloqueo y 1x1 como medios tácticos individuales usados por el ataque. Tiene una fuerte relación con marcador a favor o claramente en contra, lo que sugiere que no suele ser esta defensa la usada como primera opción, sino más bien como recurso. De hecho, Lozano, Camerino e Hileno (2016), encuentran como T-pattern más relevante en los equipos ganadores en momentos críticos de juego la secuencia de ataque posicional ante defensa 5:1. También atañe a la aparición de sanción o exclusión del contrario. De hecho, cuando la defensa se establece en varias líneas para dificultar los lanzamientos a distancia, aumenta al mismo tiempo la dificultad de establecer el cambio de oponente, por el propio hecho que los defensores se encuentran en varias líneas. De ahí que el ataque adapte sus comportamientos ofensivos buscando la circulación y desdoblamiento de jugadores, así como los cambios de puesto ofensivos mediante los cruces o permutas.
El ataque 3:3 revela relaciones específicas con situaciones de marcador desfavorable o empate, tanto ante defensa 5:1 como 6:0. De hecho, aunque la situación de ataque culmine en un sistema 2:4, suele ser por desdoblamiento de algún jugador, y rara vez se parte de esta configuración ofensiva. Esta conducta focal afecta de manera significativa a acciones defensivas como blocajes y robos y ataques con desmarque más asistencia y medios tácticos como pase y va, penetraciones sucesivas y circulaciones. Las finalizaciones se producen en la zona izquierda de la defensa (FD4) probablemente por la tendencia de los jugadores atacantes diestros de salir hacia la derecha, su punto fuerte.
Las diferencias entre conductas no se producen sólo en la relación excitatoria ya que aparece una relación mutuamente inhibitoria entre cruce, permuta y provocación de falta técnica como conductas de apareo y la defensa 5:1 como conducta focal. Esa misma relación aparece entre cambio de oponente, bloqueos, 1x1 y golpe franco con la defensa 6:0.
En definitiva, este trabajo aporta una interpretación del juego útil para el entrenamiento y destaca la importancia del análisis de la competición desde una concepción dinámica y cualitativa, estudiando variables sobre comportamientos tácticos y situacionales (O'Donoghue, 2005; Prieto, Gómez y Sampaio, 2015).
Ha resultado una dificultad analizar las conductas en defensa debido a la complejidad de delimitar responsabilidades, como se comenta en el estudio. Además de tener que centrar el mismo en dos cuestiones específicas, cuando el estudio de un sistema defensivo es más complicado. Por ejemplo, por zonas, puestos específicos en defensa, duración de la situación.
Por otro lado, ha supuesto una limitación dejar fuera del estudio sistemas otros sistemas defensivos, como los producidos en situaciones de desigualdad numérica que no han sido analizados.
CONCLUSIONES
Una vez más esta técnica se ha mostrado eficaz como herramienta para aflorar e interpretar las complejas relaciones comportamentales entre diferentes fases del juego en balonmano, aportando una importante información a los entrenadores que les permitirá intervenir con los deportistas en la mejora del rendimiento (Prudente, Sousa, Sequeira, López-López y Hernández-Mendo, 2017). Se han distinguido los diferentes medios tanto individuales como colectivos que usan los equipos atacantes ante los sistemas defensivos propuestos y qué medios defensivos son los más usados y con mayor eficacia para evitar la consecución del gol.
APLICACIONES PRÁCTICAS
Este estudio aporta información al entrenador sobre las diferentes opciones tácticas que usan los equipos ante los sistemas defensivos planteados. Ello da la oportunidad de aplicar de forma previa durante el entrenamiento las medidas para contrarrestar la táctica del contrario. Así se deduce la importancia de mejorar la competencia defensiva en 6:0 ante penetraciones y asistencias y procurar una respuesta eficaz ante situaciones de circulación y desdoblamientos; así como los cruces y permutas desde la defensa 5:1.