El internado es la etapa académica final en medicina, donde se desempeñan principalmente prácticas médicas y actividades administrativas en un centro de salud de segundo o tercer nivel de atención. Se rota por cuatro o cinco distintos servicios: medicina interna, cirugía, pediatría, medicina comunitaria y ginecoobstetricia.
El interno se encuentra en estrecho contacto con los pacientes para sugerir diagnósticos presuntos y posibles planes terapéuticos. Asimismo, se encarga de tramitar los formularios respectivos para que el paciente pueda ser atendido en el centro de salud más apropiado.
El internado se considera una etapa desafiante y a la vez satisfactoria. Representa una importante fase de aprendizaje para adquirir habilidades y destrezas esenciales para ejercer la medicina. Sin embargo, la sobrecarga laboral y administrativa se ha descrito como una barrera para que el interno realice procedimientos prácticos [1].
La universidad y el hospital son las principales entidades que deben velar por el bienestar de los internos de medicina. No obstante, se han notificado frecuentemente casos de internos con problemas de agresión verbal, ansiedad, síndrome del trabajador quemado, depresión e intentos de suicidio.
Normalmente, la carga administrativa es elevada en los internos de medicina, lo que disminuye su docencia clínica e investigación intrahospitalaria. En algunos servicios, los tiempos de rotación son escasos y se debe priorizar la adquisición de habilidades para realizar procedimientos médicos [2].
El interno de medicina está expuesto a todas las enfermedades transmisibles que atiende el hospital donde se encuentra trabajando, poniendo en riesgo su salud y la de su círculo social. Se debe proveer al interno de los materiales de bioseguridad para realizar sus prácticas [3]. La excesiva carga laboral atenta contra un sueño reparador en el interno y lo vuelve susceptible a padecer trastornos psiquiátricos y otras enfermedades asociadas a la falta de sueño.
Se ha demostrado que la formación médica con resultados positivos para la realización del internado se basa en la adquisición de competencias como pensamiento crítico, autoformación, comunicación asertiva, aplicación de conocimientos teóricos en la práctica médica, habilidades clínicas, responsabilidad ética, atención primaria en salud y desarrollo personal [4].
El internado de medicina representa una jornada laboral completa, con guardias hasta de 40 horas. Por lo tanto, se debería atender a necesidades básicas, como alimentación, remuneraciones adecuadas y espacios de descanso apropiados. A pesar de ello, existen programas de internado que no cumplen con estos estándares.
Se concluye que las universidades y los hospitales deben reunir esfuerzos para asegurar el bienestar del interno de medicina y su formación profesional. Evaluar los resultados obtenidos en los internos de medicina de promociones anteriores podría ser una estrategia que se debería considerar.