Mensajes Clave
1. Casi el 40% de los adultos mayores en pobreza y en pobreza extrema presentaron síntomas depresivos.
2. La presencia de síntomas depresivos fue mayor en aquellos que reportaron no consumir carne, aves de corral o pescado al menos tres veces por semana y en aquellos que no consumieron frutas y/o verduras al menos dos veces al día.
3. Ciertos alimentos parecen reducir la presencia de síntomas depresivos en los adultos mayores en pobreza y extrema pobreza en Perú.
Introducción
El envejecimiento es un proceso natural, gradual y espontáneo de maduración y finalmente de decaimiento de la función biológica1. A nivel mundial, la densidad poblacional de este grupo etario mantiene un ascenso constante y es tal vez uno de los problemas médicos y sociodemográficos más importantes a nivel mundial2. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), durante la última década en el Perú, "la población adulto mayor creció con una tasa promedio anual de 4,9%, representando en el 2020 una población de 4 millones 140 mil personas"3, y se estima que seguirá aumentando. Así, es de vital importancia realizar y promover investigaciones que abarquen los problemas característicos de este grupo etario, considerando además que, al envejecer la persona atraviesa cambios fisiológicos, psicológicos y sociales importantes4.
La depresión constituye uno de los síndromes geriátricos más frecuentes e incapacitantes, pues afecta la calidad de vida del que la padece5,6. Se ha reportado que la cantidad de personas de 70 años con depresión supera el número de personas con depresión con 60 años, lo que indicaría que hay un aumento en la probabilidad de presentar depresión con la edad7. En Perú, aproximadamente el 10% de la población adulta mayor en la comunidad tiene depresión8, pero dicho valor puede llegar hasta el 50%, lo cual puede ser mayor en las mujeres que en varones9. Aunque en los últimos años, el impacto de este trastorno mental está siendo más reconocido, pasa desapercibido con mucha frecuencia o no recibe el tratamiento adecuado10, aun conociéndose que es causa del bajo estado de ánimo, retraimiento, inactividad, pérdida de peso y disminución de fuerzas2.
Un estudio previo mostró que el tipo de alimentación que tenía el adulto mayor podía generar un efecto benéfico reduciendo la presencia de síntomas depresivos11. En los últimos años, la evidencia científica ya ha mostrado que la alimentación puede ser determinante en el proceso salud-enfermedad secundario a la ingestión de ciertos alimentos y nutrientes. Así, según Jacka et al., una dieta tradicional (vegetales, frutas, pescado y granos enteros) está relacionada con la posibilidad de presentar menos síntomas depresivos en mujeres de 20-93 años12. Asimismo, la ingesta de frutas y vegetales podría proteger contra los síntomas depresivos, debido al aporte de la vitamina B9 (presente también en huevos y granos), que participa en varias funciones del cerebro, y de los compuestos antioxidantes13,14. Por otro lado, consumir alimentos de fuente animal, los cuales proporcionan vitamina B12 y omega-3, podría reducir el riesgo de depresión13,15. Se ha visto que un patrón de dieta alto en grasa y azúcar también se asocia a mayor riesgo de este trastorno16 y que las dietas ricas en triptófano tienen un potencial efecto protector contra la depresión17.
Los cambios en el tipo de alimentación que se vienen dando en los países en vías de desarrollo, como parte de la transición nutricional18, podrían afectar la forma de consumo de ciertos alimentos y por lo tanto la salud mental, especialmente en los adultos mayores. Como resultado, el presente trabajo determinó la relación entre el consumo de ciertos grupos de alimentos (lácteos; huevos y menestras; carne, aves de corral o pescado; y frutas y/o verduras) y la presencia de síntomas depresivos en una población de adultos mayores viviendo en pobreza y extrema pobreza en Perú tomando ventaja de una base de datos existente.
Metodología
Diseño y lugar del estudio
Análisis secundario de los datos de un estudio transversal de base poblacional como es la Encuesta de Salud y Bienestar del Adulto Mayor (ESBAM) realizada entre octubre y noviembre del 2012 por el INEI. El ESBAM es una encuesta que se realizó en el contexto de la evaluación del impacto del programa nacional de asistencia solidaria "Pensión 65", liderado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en trabajo conjunto con la División General de Seguimiento y Evaluación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS)19. Esta encuesta se aplicó a 4.242 adultos mayores y se desarrolló en 12 departamentos con mayor pobreza del país: Amazonas, Áncash, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Junín, La libertad, Lima, Loreto, Pasco, Piura y Puno.
Selección de participantes
Los criterios de selección del ESBAM incluyeron a adultos mayores de 65 a 80 años, de pobreza y pobreza extrema según el Sistema de Focalización de Hogares (SISFOH) y que vivían en las regiones de mayor pobreza en el país. El SISFOH identifica personas o grupos poblacionales en situación de vulnerabilidad o exclusión, a través de una clasificación socioeconómica de los ciudadanos. Asimismo, se excluyó a aquellos que pertenecían al Sistema de Pensiones, sea privado o no, o si contaban con EsSalud (seguro social) o eran titulares del programa de transferencia monetaria "Juntos". Para el presente estudio, se usaron los mismos criterios de selección del estudio original, pero no se tomó en cuenta los registros que no contaban con información completa en los datos de interés (síntomas depresivos y el consumo de los alimentos evaluados).
Muestreo
El ESBAM usó un muestreo probabilístico, de forma individual en cada departamento, estratificado por zona urbana o rural y realizado en dos etapas. Se utilizó las unidades primarias de muestreo (PSU) en zonas urbanas y rurales con al menos cuatro viviendas en pobreza y con la presencia de adultos mayores de más o igual de 65 años. La unidad secundaria de muestreo fue el adulto mayor.
Definición de variables
La variable dependiente fue la presencia de síntomas depresivos, definida en base a la respuesta a cuatro preguntas: ¿se considera una persona valiosa?, ¿se ha sentido con frecuencia aburrido(a)?, ¿estuvo con buen ánimo, feliz, contento la mayor parte del tiempo?, y ¿se sintió con frecuencia, desamparado(a) o abandonado(a)? Estas preguntas son parte de las 15 preguntas que usa la escala de Yesavage20 y que fueron las que estaban disponibles en el ESBAM, y que muestran un intento de reducir dicha escala21,22. Todas las preguntas tuvieron las mismas opciones de respuesta: "Sí, siempre" (1 punto), "Sí, la mayor parte del tiempo" (2 puntos), "algunas veces" (3 puntos), "muy pocas veces" (4 puntos), "nunca" (5 puntos). Para determinar el puntaje se invirtió el valor asignado a las preguntas 2 y 4, y se sumó para estimar el puntaje total. Así, para nuestro análisis, todos aquellos con un valor ≥10 fue considerado como que tenía síntomas depresivos. Esto se basó en los resultados de la versión resumida de Yesavage publicada previamente22, adaptada para el puntaje recolectado en el ESBAM.
De otro lado, como variable independiente se usaron cuatro diferentes grupos de alimentos. Las preguntas estuvieron relacionadas al consumo de: productos lácteos (leche, queso) al menos una vez al día; huevos y menestras (lentejas, frijoles, u otros) al menos una vez por semana; carne, aves de corral (pollo, gallina, pavo) o pescado al menos tres veces por semana; y frutas y/o verduras al menos dos veces al día. Todas las preguntas tuvieron solo dos opciones de respuesta (sí vs. no).
En cuanto a las covariables, se incluyó variables demográficas como el sexo (mujer o varón); la edad (65-70, 71-75 y 76-80 años); nivel de educación (ninguna, primaria incompleta, primaria completa, y secundaria o más); área (rural y urbana); lengua materna, evaluada a través de la pregunta "¿cuál es el idioma o lengua materna que aprendió en su niñez?", y agrupada en tres opciones de respuesta (español, quechua, y otros); estado civil (actualmente casado, previamente casado, nunca casado); nivel socioeconómico, definido en base a las posesiones en el hogar, creando un indicador ponderado y luego dividido en terciles (bajo, medio y alto); y si actualmente trabaja, basado en los datos de la semana anterior a la encuesta (sí o no).
Procedimientos
Todo el barrido censal estuvo a cargo del INEI en coordinación con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) y empezó en enero del 2012 ya que era un proceso continuo19. El algoritmo SISFOH fue usado para elegir a la población de pobreza y pobreza extrema. En agosto del 2012 se realizó otro barrido censal donde la población se concentró en los 12 departamentos mencionados previamente.
El INEI entre octubre y noviembre del año 2012 desarrolló la Encuesta Nacional de Salud y Bienestar del Adulto Mayor (ESBAM). La información recolectada se encuentra disponible libremente.
Cálculo de la potencia estadística
El cálculo de la potencia estadística se determinó con el programa OpenEpi, basado en la información del ESBAM. Asumiendo una prevalencia de síntomas depresivos de 35,1% en aquellos que consumían alguno de los productos de interés y de 40,0% en aquellos que no consumían, se tenían un poder de 83% para detectar diferencias con una muestra de 4.214 participantes.
Análisis estadísticos
El análisis estadístico se realizó en STATA 16 para Windows (StataCorp, College Station, TX, US). Para describir a la población se utilizó medias y la desviación estándar para las variables numéricas, y frecuencias y proporciones para las variables categóricas. Adicionalmente, se reportó la prevalencia de síntomas depresivos y de las exposiciones de interés con sus respectivos intervalos de confianza al 95% (IC95%). Se usó el Alfa de Cronbach para evaluar la consistencia de la escala de síntomas depresivos. Seguido de esto, se utilizó la prueba de Chi-cuadrado para que comparar variables categóricas. Por último, para ver la asociación de interés (el consumo de ciertos grupos de alimentos y la presencia de síntomas depresivos) se construyó modelos de regresión lineales generalizados con distribución de Poisson y varianza robusta, tanto crudos y ajustados, reportándose razones de prevalencia (RP) e IC95%. Para asegurar comparabilidad entre modelos, las regresiones ajustadas incluyeron las mismas variables (sexo, edad, nivel de educación, área, estado civil, lengua materna, nivel socioeconómico, y si trabaja actualmente).
Aspectos éticos
El ESBAM es una base libremente disponible, cuyos datos no contienen identificadores personales para garantizar la confidencialidad y el anonimato de los participantes. Para el presente trabajo se obtuvo la aprobación del Comité de Ética en Investigación de la Universidad Científica del Sur (código de registro: 018-2021-PRE15).
Resultados
Características de población de estudio
En el ESBAM se enrolaron un total de 4.242 adultos mayores. De ellos 28 fueron excluidos porque no tenían la información completa en las variables de interés. Así, 4.214 personas conformaron la muestra final; con una edad promedio de 71,2 (DE: 4,4) años, 54,2% de varones, y 61,4% fueron de zona rural.
Consumo de alimentos
Un total de 1.207 (28,6%; IC95%: 27,2%-29,9%) reportaron haber consumido lácteos al menos una vez al día. Los factores asociados al consumo de este alimento fueron nivel de educación, área, lengua materna y nivel socioeconómico. De otro lado, 3.662 (86,9%; IC95%: 85,8%-87,9%) reportaron haber ingerido huevos y menestras al menos una vez por semana y estuvo asociado a área, lengua materna, nivel socioeconómico y si actualmente trabaja (Ver Material Suplementario).
Un total de 2.250 personas (53,4%; IC95%: 51,8%-54,9%) reportaron consumir carne, aves de corral o pescado al menos tres veces por semana y este consumo se asoció al nivel de educación, al área, al nivel socioeconómico y a trabajar actualmente. Por último, 2.023 (47,8%; IC95%: 46,3%-49,4%) personas reportaron consumir frutas y/o verduras al menos 2 veces al día, lo cual se asoció a nivel de educación, área, lengua materna y nivel socioeconómico (Ver Material Suplementario).
Descripción de síntomas depresivos
Las cuatro preguntas de la escala de Yesavage tenían un Alfa de Cronbach de 0,62, y fue consistente de acuerdo a las características demográficas evaluadas. Un total de 1.621 (38,6%; IC95%: 37,1%-40,1%) adultos mayores presentaron puntaje compatible con síntomas depresivos. La prevalencia de síntomas depresivos fue más alta en mujeres que en varones (p<0,001). Además, un menor nivel de educación (p<0,001), provenir de áreas rurales (p=0,008), y tener un idioma diferente al español (p<0,001) estuvo asociado a una mayor prevalencia de síntomas depresivos. De otro lado, el estado civil, el nivel socioeconómico, el reportar trabajar actualmente también se asociaron a dicha variable resultado. Con respecto al consumo de alimentos, los cuatro tipos de alimentos estuvieron asociados a una menor prevalencia de síntomas depresivos en análisis bivariado (Tabla 1).
Síntomas depresivos | p-valor | ||
---|---|---|---|
No (n=2578) | Sí (n=1621) | ||
Sexo | |||
Mujer | 1119 (58,2%) | 803 (41,8%) | <0,001 |
Varón | 1459 (64,1%) | 818 (35,9%) | |
Grupos de edad | |||
65-70 años | 1262 (61,9%) | 775 (38,1%) | 0,776 |
71-75 años | 801 (60,8%) | 517 (39,2%) | |
76-80 años | 515 (61,0%) | 329 (39,0%) | |
Nivel de educación | |||
Ninguna | 656 (56,4%) | 508 (43,6%) | <0,001 |
Primaria incompleta | 1372 (62,9%) | 810 (37,1%) | |
Primaria completa | 373 (64,8%) | 203 (35,2%) | |
Secundaria a más | 173 (63,8%) | 98 (36,2%) | |
Área | |||
Rural | 1539 (59,8%) | 1034 (40,2%) | 0,008 |
Urbana | 1039 (63,9%) | 587 (36,1%) | |
Lengua Materna | |||
Español | 1955 (67,0%) | 961 (33,0%) | <0,001 |
Quechua | 536 (50,8%) | 520 (49,2%) | |
Otros | 87 (38,3%) | 140 (61,7%) | |
Estado civil | |||
Actualmente casado | 1932 (64,9%) | 1044 (35,1%) | <0,001 |
Previamente casado | 556 (53,3%) | 488 (46,7%) | |
Soltero | 86 (49,4%) | 88 (50,6%) | |
Nivel socioeconómico | |||
Bajo | 1080 (61,0%) | 691 (39,0%) | 0,003 |
Media | 594 (57,8%) | 434 (42,2%) | |
Alta | 904 (64,6%) | 496 (35,4%) | |
Actualmente trabaja | |||
No | 764 (58,1%) | 552 (41,9%) | 0,003 |
Sí | 1812 (62,9%) | 1068 (37,1%) | |
Consume productos lácteos al menos una vez al día | |||
No | 1798 (60,0%) | 1198 (40,0%) | 0,003 |
Sí | 780 (64,9%) | 421 (35,1%) | |
Consume huevos y menestras al menos una vez a la semana | |||
No | 238 (43,5%) | 309 (56,5%) | <0,001 |
Sí | 2340 (64,1%) | 1310 (35,9%) | |
Consume aves de corral o pescado al menos tres veces por semana | |||
No | 1126 (57,7%) | 827 (42,3%) | <0,001 |
Sí | 1452 (64,7%) | 792 (35,3%) | |
Consume frutas y/o verduras al menos dos veces al día | |||
No | 1262 (57,8%) | 922 (42,2%) | <0,001 |
Sí | 1316 (65,4%) | 696 (34,6%) |
Asociación entre consumo de alimentos y síntomas depresivos
En modelo multivariable (Tabla 2), se encontró que la frecuencia de síntomas depresivos era mayor (9%; IC95%: 0%-19%) en aquellos que reportaron no consumir productos lácteos al menos una vez al día; no obstante, este hallazgo no fue significativo. Sin embargo, la asociación fue significativa en los otros grupos de alimentos. Así, la frecuencia de síntomas depresivos fue 41% superior (IC95%: 30%-54%) en aquellos que reportaron no consumir huevos y menestras al menos una vez a la semana. El mismo sentido de asociación fue encontrado para aquellos que reportaron no consumir carne, aves de corral o pescado al menos tres veces por semana (18%; IC95%: 9%-28%) y los que no consumieron frutas y/o verduras al menos dos veces al día (15%; IC95%: 6%-24%).
Crudo | Ajustado* | |
---|---|---|
RP (IC95%) | RP (IC95%) | |
Consume productos lácteos al menos una vez al día | ||
Sí | 1 (base) | 1 (base) |
No | 1,14 (1,04-1,25) | 1,09 (1,00-1,19) |
Consume huevos y menestras al menos una vez a la semana | ||
Sí | 1 (base) | 1 (base) |
No | 1,57 (1,44-1,71) | 1,41 (1,30-1,54) |
Consume aves de corral o pescado al menos tres veces por semana | ||
Sí | 1 (base) | 1 (base) |
No | 1,20 (1,11-1,29) | 1,18 (1,09-1,28) |
Consume frutas o verduras al menos dos veces al día | ||
Sí | 1 (base) | 1 (base) |
No | 1,22 (1,13-1,32) | 1,15 (1,06-1,24) |
*Modelo ajustado por sexo, edad, nivel de educación, área, estado civil, lengua materna, nivel socioeconómico, y trabajo actual.
Discusión
Hallazgos principales
En el presente estudio encontramos que, en adultos mayores en pobreza y pobreza extrema, la presencia de síntomas depresivos fue mayor en aquellos que reportaron no consumir huevos y menestras al menos una vez a la semana, aquellos que no consumían carne, aves de corral o pescado al menos 3 veces por semanas, y aquellos que no consumían frutas y verduras al menos dos veces al día. Sin embargo, la frecuencia de síntomas depresivos no se asoció al consumo de producto lácteos. Además, 4 de cada 10 adultos mayores de pobreza y pobreza extrema presentaron síntomas depresivos en esta muestra.
Comparación con otros estudios
Nuestros hallazgos se encuentran en línea con estudios previos publicados sobre el tema. Por ejemplo, en una revisión sistemática de estudios observacionales se halló que el consumo de frutas y/o verduras disminuía el riesgo de desarrollar síntomas depresivos, sugiriendo que este efecto es debido a que dichos alimentos contienen antioxidantes y sustancias antiinflamatorias que reducen la depresión23. En forma similar, otro metaanálisis de 26 estudios de cohorte y transversales reportó que un alto consumo de pescado podría reducir la presencia de síntomas depresivos24. En el mismo sentido, otro metaanálisis de 18 estudios (5 cohortes, 12 transversales y 1 ensayo clínico) reportó que los patrones dietarios saludables incluyendo alta ingesta de vegetales, frutas, legumbres, soya y pescado estuvo inversamente asociada con la presencia de depresión en adultos mayores25. Finalmente, otra revisión sistémica enfocada en adultos mayores mostró que una mayor ingesta de menestras como legumbres o frijoles se asoció con un menor desarrollo de síntomas depresivos26.
Desde el punto de vista longitudinal, un estudio prospectivo realizado en hombres y mujeres de 65 años en Taiwán nos indica que un consumo de frutas y verduras podría ser un factor protector contra los síntomas depresivos en este grupo etario27. Otro trabajo mostró que aquellas mujeres que reportaron consumir menos pescado tenían una mayor probabilidad de presentar depresión12, mientras que una dieta occidentalizada se asoció a mayor prevalencia de depresión. Finalmente, otros estudios, mayormente transversales como el nuestro, han reportado la asociación inversa entre consumo de frutas y verduras y la presencia de síntomas depresivos12,28.
Implicancia de los resultados
Nuestro trabajo expande hallazgos de estudios previos en los que el consumo de ciertos grupos de alimentos está asociado a menor frecuencia de síntomas depresivos, pero evaluado en adultos mayores en pobreza y pobreza extrema en el Perú. En ese sentido, una mayor frecuencia de síntomas depresivos se ve asociada a una falta de consumo de proteínas (huevos y menestras) o de carne (roja, aves y pescado).
Estudios previos han encontrado que una dieta tradicional compuesta principalmente por vegetales, frutas, pescado y granos enteros está asociada a menor presencia de síntomas depresivos12. El consumo de frutas y vegetales podría reducir la presencia de síntomas depresivos debido al aporte de la vitamina B9 (presente también en huevos y granos), que participa en varias funciones del cerebro, y de los compuestos antioxidantes13,14, así como el efecto de la vitamina C16. Por otro lado, consumir alimentos de fuente animal, que proporcionan omega-3, podrían reducir el riesgo de depresión13,15.
Cabe mencionar que en Perú la producción de alimentos es variada y por ende creemos factible que se puedan desarrollar planes nutricionales adecuados para los adultos mayores, los cuales podrían tener efecto benéfico para la salud física pero también mental. De la misma forma, planes similares pueden ser implementados en otros grupos etarios para ayudar a reducir los problemas de salud mental.
De acuerdo a nuestros resultados y a las revisiones sistemáticas previas, y aunque varios de los productos estuvieron asociados a la presencia de síntomas depresivos, hay alimentos que pueden ser más baratos que otros (como puede ser el caso de los huevos y las menestras) y que podrían ser consumible por la población de escasos recursos.
Fortalezas y limitaciones
El estudio se beneficia de usar una muestra poblacional de adultos mayores en pobreza y extrema pobreza, y expande estudios previos en nuestro contexto que se enfocaron en el consumo de frutas y verduras28. Sin embargo, este trabajo también presenta limitaciones que merecen ser resaltadas. Primero, al ser un estudio de naturaleza transversal, solo podemos ver asociación mas no causalidad. Por lo tanto, puede haber un problema de causalidad reversa ya que no se puede determinar el sentido de la asociación. Segundo, no se tomó en cuenta variables que podrían afectar los resultados como la historia de depresión previa o la presencia de condiciones crónicas que podrían estar asociados a la presencia de depresión29. Tercero, no se utilizó la escala de Yesavage en forma completa, sino solo cuatro de sus preguntas que se encontraban disponibles en la base de datos, para evaluar la presencia de síntomas depresivos, nuestros resultados están en línea con los hallazgos de estudios previos. Finalmente, puede haber cierto sesgo de memoria al tratar de recordar el consumo de ciertos alimentos especialmente en los adultos mayores. Sin embargo, dado que se usó información de la última semana, creemos que el efecto puede ser negligible.