En estas fechas celebramos los 40 años de la incorporación de la Enfermería como enseñanza universitaria en España, un primer paso para pasar de ser una ocupación “técnica” a ser una profesión. Este paso va ligado a la incorporación de un rol fundamental para cualquier profesión y para su desarrollo: el investigador; culminando este proceso en 2007, con la entrada en vigor de los estudios de grado y el acceso al doctorado en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior, pudiendo desarrollar el máximo grado académico en un programa de nuestra propia disciplina1.
En los últimos años, la Acción Estratégica de Salud del Instituto de Salud Carlos III, acorde con la Estrategia Española de Ciencia y Tecnología y de Innovación (EECTI), ha priorizado entre sus líneas de investigación, el fomento de la investigación en cuidados2,3. La producción científica por parte de las enfermeras en nuestro país se ha visto incrementada cuando se han fomentado las políticas de apoyo y financiación, tanto a nivel nacional como regional1. Sin embargo, continua existiendo un cuello de botella entre la generación de ese nuevo conocimiento y la traslación del mismo a la práctica clínica. La bibliografía refiere una serie de barreras por las que este fenómeno se da en la enfermería, que se pueden resumir en falta de apoyo y de motivación en la organización, y falta de conocimientos relacionada con la práctica basada en la evidencia4. Pero la bibliografía también refiere que disponer de estructuras de apoyo a la investigación dentro de las organizaciones sanitarias, junto con un liderazgo transformacional, facilitan la gestión del conocimiento (tanto la generación de nuevo conocimiento, como la traslación del mismo)4.
Al igual que hoy en día, cualquier organización sanitaria tiene integrado la existencia de unidades para gestionar la formación y la calidad de los cuidados, la presencia de unidades de apoyo a la investigación como herramienta de gestión del conocimiento, para brindar cuidados excelentes, no debería de cuestionarse. Si a nivel macro, la EECTI, apuesta como líneas estratégicas, por el desarrollo de un entorno favorable a la I+D+i, el fomento a la generación de conocimiento y talento; y la transferencia y gestión del conocimiento, los líderes deben apostar por estos ejes en sus organizaciones. No sólo con el fin de generar nuevo conocimiento, sino con el fin de innovar, es decir, utilizar el conocimiento para generar valor: valor de asignación de recursos (mejora en la toma de decisiones de asignación de financiación a distintos programas), valor técnico (mejora de los resultados en salud tanto para la persona como para la población) y valor personalizado (mejores resultados para el individuo atendiendo a sus expectativas)5.
Apostemos por la excelencia apostando por un modelo basado en el valor.