Introducción
Actualmente las pandemias son cada vez más comunes, en los últimos 30 años han aparecido más de 30 enfermedades infecciosas de diversa etiología, que derivaron en patologías globales o muy extendidas1. Muchas de estas enfermedades son transmitidas por vía aérea, como se dio en el caso de la gripe AH1N1 o se da cada nuevo año con la gripe estacional2. La influenza genera graves complicaciones respiratorias que derivan en muerte, siendo un importante problema de salud mundial3. Por lo que, es importante su estudio en el contexto de la salud pública, por las posibles repercusiones laborales, familiares y en la sociedad4.
Para ello se han diseñado precauciones universales, una de ellas es el lavado de manos5,6, que busca frenar la transmisión5,7. Pero también es importante que esto se sepa en el ambiente laboral8, ya que, estos pueden transmitir la enfermedad a sus compañeros de trabajo y luego estas las llevan a sus familias9,10. Una revisión muestra que las mujeres perciben mayor riesgo y los trabajadores con menor edad son los que menos cumplen las indicaciones para el cuidado de su salud11.
En nuestro medio se ha reconocido la importancia del estudio de estos factores12, pero aún no se tienen indicadores en esta temática13. En otros medios informan acerca de la efectividad y las características de la vacunación14, pero no existen otros reportes específicos. A pesar de que puede traer consecuencias no solo en la salud de las personas, sino en la producción de la empresa y en la economía de los países15. Por todo lo mencionado fue que se trazó el objetivo de caracterizar la bioseguridad respiratoria que practican los trabajadores en catorce ciudades del Perú.
Metodología
Diseño y población
Se realizó un estudio transversal analítico, de carácter muticéntrico, ya que, se enroló a trabajadores de diversos tipos de empresas, ubicadas en catorce ciudades del Perú: Lima, Ayacucho, Tacna, Huancayo, Piura, Cusco, Ica, Arequipa, Juliaca, Pasco, Chimbote, Pucallpa, Trujillo e Iquitos. Este trabajo se utilizó como estudio piloto de la tesis que se realizaría para uno de los autores (WCB).
Se seleccionó la población y la muestra de manera no aleatoria, se incluyó a los trabajadores que acudan a una consulta ocupacional en alguna de sus ciudades sedes y que acepte a participar de la encuesta, se excluyó a los trabajadores que no hayan respondido las preguntas principales (de bioseguridad respiratoria) o que lo hayan hecho con patrones repetitivos (20 encuestas descartadas).
Se calculó el tamaño muestral para una población infinita (para poder extrapolar a otros trabajadores), con un nivel de confianza del 95% y con un error de 7%, se usó el 50% de prevalencia para poder obtener la máxima muestra en cada sede, obteniendo un mínimo de 195 sujetos por cada sede del estudio.
Variables y herramienta
Se confeccionó una herramienta para la captura de datos, esta tuvo preguntas de auto-reporte de los trabajadores, dicha herramienta fue propuesta por un médico ocupacional con maestría y doctorado en investigación y otra en el tema de salud ocupacional. Las preguntas fueron evaluadas por expertos y determinaron su idoneidad, por último, se realizó un piloto para ver la comprensión de las preguntas, dicho piloto fue realizado en una población trabajadora de Lima, que compartía características con otras a nivel nacional, en la evaluación estadística se comprobó que las preguntas tenían una buena homogeneidad interna, se obtuvo resultados muy buenos de cada una de las partes de la encuesta (Alpha de Crombach mayores de 0,76 en cada caso).
Se recolectó las siguientes variables: Sexo, edad, ciudad de encuestado, años de experiencia y tipo de trabajo (administrativo/operario). Además, se preguntó acerca del porqué se usan las mascarillas faciales, la vía de transmisión de las enfermedades respiratorias, la vía de trasmisión de la gripe estacional y la gripe AH1N1.
También se indagó acerca de las prácticas que realizan cuando están enfermos por causas respiratorias, la vacunación tuvieron el año anterior y si piensan hacerlo el año en curso, esto también fue indagado en sus familiares y si saben que sus compañeros de trabajo lo han realizado, asimismo, si es que no realizarían la vacunación el año en curso, se les preguntó el porqué. Por último, se indagó acerca de las prácticas que tienen cuando tienen un estornudo, esto a través de una escala Likert (desde nunca lo uso hasta lo uso todo el tiempo) para saber si es que usan el brazo, la mano, el pañuelo u otro objeto como protección.
Se generó un resultado de las prácticas más comunes de bioseguridad según el tipo de empresa en el que trabajaban, para eso se consideró a los servicios (comida, seguridad, banca, atención al cliente), trabajos de campo (operarios, operativos, oreros, agricultores), construcción, salud, educación, minería, transporte, administración (gestión, contabilidad, sector público) y comercio.
Procedimientos y ética
Se generó el proyecto de investigación, este fue aprobado por la Universidad Científica del Sur -Lima-, luego del mismo se hizo una convocatoria a estudiantes de medicina que pudiesen formar parte del equipo de trabajo, esto para que sean representantes en sus sedes residencia; se les capacitó para que sepan responder ante cualquier interrogante y se coordinó para que puedan solicitar permiso en las clínicas ocupacionales en donde realizarían las encuestas. Es importante mencionar que este grupo estudiantil ya tenía experiencia previa, ya que, con ellos se había realizado trabajos previos en medicina del trabajo16,17.
Una vez obtenido el permiso en cada clínica se empezó el encuestado, los estudiantes acudían a cada institución y realizaban las encuestas durante la espera de sus exámenes ocupacionales, esto se realizó en ambientes adecuados y que permitieron respuestas en lugares cómodos. Posterior a eso cada estudiante realizó el pasado de datos a una base generada en el programa Excel. Una única persona realizó la unión de las bases y el control de calidad de la misma. Luego de filtrar las encuestas que servirían se procedió al análisis estadístico.
Análisis de datos
Para el análisis se realizó el traspaso de la información al programa estadístico Stata versión 11.1 (StataCorp LP, College Station, TX, USA). Las variables cuantitativas fueron representadas por la mejor medida de tendencia central y de dispersión, previa evaluación de la distribución de los valores con la prueba de Shapiro Wilk. Las variables cualitativas fueron descritas mediante las frecuencias y porcentajes. También se confeccionó gráficos de barras simples y compuestas, estos últimos para presentar los resultados tipo Likert.
Resultados
De los 4287 encuestados, el 68,1% (2913) fueron hombres, la mediana de edades fue de 31 años (rango intercuartílico: 24-40 años). La mayoría vivían en Lima (16,9%), seguidos por los que residían en Huancayo (14,5%). La mediana de años de experiencia fue de 4 años (rango intercuartílico: 2-10 años), el 69,1% (2948) tenía estudios técnicos/superiores y la mayoría tenía un trabajo de tipo operario/operativo (65,1%) (Tabla 1).
Cuando se indagó acerca de del porqué se usan las mascarillas faciales, la mayoría (sumatoria de las respuestas: 91%) supo responder que servían para que no se contagie a alguien cuando uno está enfermo y/o para que un paciente sano se proteja de ser contagiado, cuando se indagó acerca de la vía de transmisión de las enfermedades respiratorias el 53% afirmó que se produce por vía aérea o por el estornudo de una persona; por último, también la mayoría (sumatoria de las respuestas: 86%) acertó al saber que la gripe estacional y la gripe AH1N1 se trasmiten por vía aérea (Figura 1).
Al abordar la temática de las actitudes que los trabajadores toman con respecto a la bioseguridad respiratoria, se encontró que la mayoría realiza la automedicación (46%) cuando está resfriado, asimismo, la actitud más común ante una persona que usa mascarilla facial es la de tomar una distancia razonable (42%) (Figura 2).
En la Tabla 2 se puede observar que tanto para la gripe estacional como para la gripe AH1N1 se reporta que en el 2015 hay rangos de vacunación que oscilan entre el 30,7-41,7% para los trabajadores, familiares o compañeros de trabajos; estos rangos se incrementan a 49,7-59,7% cuando se pregunta si es que se vacunarán el 2016; siendo lo más destacado que la gran mayoría de los que no se vacunarán lo hacen por no saber dónde, teniendo rangos que van del 35,1-40,2% de la población encuestada.
La Figura 3 nos muestra las prácticas más comunes ante el estornudo, si bien la mayoría prefiere usar su brazo como principal medio para cubrir el estornudo, a este le siguen el uso de la mano o de otros objetos, teniendo al pañuelo como último medio para protegerse.
Cuando se cruzó las prácticas según el tipo de empresa, se encontró que nunca estornudaban en su mano entre 19,1% (para los transportistas) y el 40,3% (para salud), nunca estornudaban en su brazo entre el 6,7% (para educación) y el 14,4% (para minería) y nunca estornudaban en el pañuelo entre el 32,7% (para salud) y el 82,9% (para transporte) (Tabla 3).
Discusión
Se encontró que si bien la gran mayoría de trabajadores tenían un adecuado conocimiento acerca del uso de mascarilla facial, de la forma de contagio de las enfermedades respiratorias y de los virus que se trasmiten por vía aérea, aún son varios los que tienen nulo o parcial conocimiento de estos temas, esto es importante debido a que refleja que nuestra población trabajadora aún no tiene pleno conocimiento de estas enfermedades que son muy comunes, esto a comparación con lo encontrado en la literatura por Martínez et al18, que menciona un cambio significativo, sobre todo a la hora de comparar el conocimiento que tiene el trabajador en el conocimiento sobre la Tuberculosis; además si el trabajador es del área de salud, se incrementa el conocimiento, y el personal que muestra un alto porcentaje de conocimiento es la enfermera, también se menciona que existen factores que se encuentran asociados tales como la edad y el sexo, deduciendo que el sexo femenino da mayor importancia al conocimiento, ya que, las mujeres perciben mayor riesgo, así como, los trabajadores con menor edad son los que subestiman los riesgos laborales para la salud que estos conllevan.
El conocimiento es un factor importante e influyente en la protección y prevención de los riesgos biológicos de los trabajadores, optimizando las decisiones ante los sucesos que los profesionales puedan enfrentar, así mismo, es importante y necesario programar su actualización periódica e implementar estrategias de formación9. Ya que, esto propiciará que los trabajadores se empoderen del tema y adquieran habilidades para la prevención del mismo.
La mitad de los trabajadores realiza automedicación cuando se encuentran resfriados, esto refleja aún el alto grado de desinformación del uso de los sistemas de salud, la automedicación en los trabajadores, que ha sido reportada un artículo que mostraba que más de la mitad de personas que trabajaban como empleados recurrían a ella (52%)19. Otra actitud a destacar es que dos de cada diez personas se alejan de una persona que porta una mascarilla facial, siendo esto posiblemente por el desconocimiento, que puede tener por efecto una alteración de la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación, lo que puede llevar a una suerte de discriminación en el trabajo, tal como lo reporta el convenio sobre la discriminación establecida por la OIT20.
Tres/cuatro de cada diez trabajadores se habían vacunado contra la gripe estacional o la gripe AH1N1 durante el año anterior, esto a comparación con lo encontrado en la literatura muestra que en un departamento con alta incidencia de neumonía solo utilizó 234 de las 23,230 vacunas dadas para combatir dicha enfermedad, así mismo, el Gobierno Regional ejecutó sólo el 3,3% de su presupuesto destinado a salud21. Siendo además resaltante que los que reportaron que no se vacunarían en el año en curso, en su mayoría no lo haría por desconocimiento de los lugares para poder hacerlo; esto es importante, ya que, muestra que no existe información adecuada entre los trabajadores para poder acudir a sitios que realicen una vacunación preventiva, existen reportes en poblaciones laborales que muestran que de un total 1600 encuestados solo el 34% acostumbra vacunarse contra la influenza estacional, esto fue descrito en un estudio realizado por Jiménez-Corona, donde ellos encuentran que la principal motivo de la no vacunación fue el no confiar en la vacuna (45%)22.
Existen reportes en poblaciones laborales, que refieren que la implementación de programas de vacunación traen grandes beneficios, en un centro laboral de España -donde se evaluó la eficiencia de las vacunas antigripales- se pudo comprobar que los beneficios superan a los costos que se requiera para estos programas, se sabe que el uso más importante de las vacunas antigripales es la reducción de los riesgos que conlleva padecer y transmitir la enfermedad23; lo que genera un ahorro derivado de la disminución del ausentismo laboral24. También encontramos otros estudios que avalan estos resultados25,26. Por lo que, pueden generarse futuras investigaciones que evalúen en nuestro medio el uso de la vacunación en población trabajadora y sus repercusiones.
Por último, resaltamos que aún varios usen la mano u otro objeto para cubrirse ante el estornudo, siendo esto una práctica que puede generar un mayor contagio de las enfermedades respiratorias entre los trabajadores, ya que, el protocolo de higiene respiratoria nos instruye que se debe de cubrir la boca y la nariz al toser o estornudar usando toallas de papel, las cuales deben ser descartadas directamente hacia el tacho, si es que no se cuenta con toallas de papel se cubrirá la nariz y la boca con el brazo o parte interna de la flexura del codo27. Las manos desde hace mucho han sido reconocidas como uno de los principales vehículos para la transmisión de microorganismos; se encontró en un estudio en Lima Metropolitana en la evaluación de prácticas de control frente a la Influenza, que la proporción de prácticas adecuadas de los trabajadores frente a esta enfermedad respiratoria fue baja28.
Esto es importante ya que al ser esto un medio reconocido de trasmisión de enfermedades esto tendría repercusión en el ámbito evaluado, ya que durante los brotes de gripe existe un 10% del absentismo laboral29 y con respecto a los trabajadores infectados que permanecen en su labor en la empresa tienen una productividad reducida en un 50%30, estas situaciones son costosas, esto por el tener que pagar tanto los costes salariales -mientras dura la baja por enfermedad-, así como, los de otros trabajadores que sustituyan a quienes cayeron enfermos y además, algunos costes añadidos por la posibilidad de que se contagien otros trabajadores31. Siendo importante que esto no solo se vea en forma general, sino también según el tipo de empresa a la que se evalúa, como se pudo apreciar en los últimos resultados, existen diferencias porcentuales de las prácticas, siendo los del personal de salud los que tienen mejores prácticas de bioseguridad respiratoria; esto no había sido mostrado en trabajos previos del tema en específico, pero si hay reportes que existe un conocimiento diferenciados en temas de Tuberculosis18 y en otros de protección solar32.
El estudio tuvo la limitación del sesgo de selección, ya que, la muestra no fue aleatoria, siendo esto debido a la dificultad para obtener listas nacionales o regionales que permitan el tener a las empresas peruanas de cada sector, por lo que se acudió a establecimientos de salud ocupacional para la toma de datos. A pesar de ser una limitación los resultados son importantes, debido a que permiten caracterizar a la población trabajadora en más de la mitad de las ciudades importantes del Perú, siendo un primer reporte de este tema en América Latina.
Según los resultados encontrados se concluye que la mitad de los trabajadores encuestados tienen un adecuado conocimiento de los temas de bioseguridad. Similar cantidad tiene una adecuada actitud ante estas enfermedades. Las prácticas de vacunación y de protección ante el estornudo aún son deficientes en la mayoría de trabajadores.