En el año 1993 se celebró en Berlín el VII Congreso de la Sección Europea de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética (The 7th Congress European Section of IPRAS). Fue un congreso extraordinario, pero además, dada su situación geográfica y la apertura hacia occidente de los Países del Este, un cierto número de cirujanos plásticos de esos países concurrieron a dicho congreso interesados en todos los aspectos de nuestra especialidad, pero de manera selectiva en lo concerniente a la Cirugía Estética, porque esta rama de la especialidad había estado vetada desde la II Guerra Mundial en dichos países.
En este congreso, me cupo el honor de iniciar dos sesiones como ponente y participar en una de las sesiones de videos quirúrgicos. Como es habitual en nuestros congresos, en las pausas-café, los asistentes del auditorio se acercaban a los oradores para felicitar o comentar algo sobre sus presentaciones. En mi caso, el primero que se me acercó fue un colega con claros rasgos étnicos hispanoamericanos, que hablándome en un perfecto español, se presentó como cirujano plástico ruso y me entregó su tarjeta de visita. En ella se podía leer: Dr. Vladimir Tapia Fernández, Tapia Cosmetology Center, Chief Doctor, y una dirección de Moscú. Más adelante volveré a hablar de él.
En el traslado del hotel a la sede de la cena de gala del congreso, me senté al lado de la Profesora Marketa Duskova, del Departamento de Cirugía Plástica del Hospital de la Universidad Charles de Praga. Yo conocía su ciudad porque en 1970, dos años después de la dramática Primavera de Praga, había asistido al III Congreso Internacional de Quemaduras al que acudimos los 10 cirujanos plásticos españoles que aparecemos en la Fig. 1. Les parecerá increíble si les digo que el número de inscritos al congreso fue de 580, procedentes de 36 países. La inauguración se llevó a cabo con gran solemnidad en el Aula Magna de la Universidad, en la que uno de los actos consistió en transmitir al Rector un saludo de la Universidad correspondiente de cada uno de los representantes vistiendo el birrete y la toga de gala. En el caso de España, me correspondió este honor como Delegado Nacional de la Sociedad Internacional de Quemaduras.
Pido disculpas por dedicar demasiado espacio a comentar este congreso de 1970, pero es que esa experiencia me permitió entablar una conversación cordial con la Dra. Duskova, en la que me solicitó ayuda para impulsar la enseñanza de la Cirugía Estética en su país ya que, políticamente, había sido vetada durante un periodo de 30 años. Yo accedí gustoso y, dada mi posición como Director del Capítulo de Cirugía Estética de la Federación Ibero Latinoamericana de Cirugía Plástica (FILACP) en ese momento, me comprometí a organizar un curso con profesores acreditados en la ciudad de Praga en el próximo año. No había tiempo que perder. De regreso a Madrid me puse en contacto con el Dr. Lyacir Riveiro, Secretario General de la FILACP, que aprobó el proyecto que le presenté, en gran medida consensuado ya con la Dra. Duskova.
Se gestó así el Primer Curso Centroeuropeo de Cirugía Estética (1st Central Europeran Course on Aesthetic Surgery), a celebrar en Praga del 13 al 15 de abril de 1994. La normativa establecida para este curso fue la siguiente: la FILACP respetaría los acuerdos internacionales establecidos con IPRAS e ISAPS; la Asociación Médica Checa propondría los temas a desarrollar; la FILACP seleccionaría profesores expertos para los distintos temas; y los profesores aceptarían sufragar sus gastos de viaje, mientras que la Asociación Médica Checa asumiría todos aquellos que comportase su estancia en Praga.
De esta forma, siendo Directores del curso la Dra. Duskova y yo mismo, el programa contó con la participación internacional de los Dres. Gilbert Aiach y Claude Lassus de Francia, Barbo Glaumann de Suecia, Madeleine Lejour de Bégica, Oldrich Pospisil de Gran Bretaña, Liacyr Riveiro de Brasil, Antonio Tapia, Luis de la Cruz y yo mismo de España, acompañados de un grupo importante de colegas checoslovacos. En la Fig. 2 podemos ver el acto inaugural del curso en el Aula Magna de la Universidad de Praga. La organización local fue excelente. Para mi sorpresa, el número de cirujanos inscritos fue de 180, la mayoría procedentes de países del este europeo y de algunos otros más o menos próximos. Este curso marcó decisivamente el comienzo de la difusión de la Cirugía Estética en los países de más allá del Telón de Acero, como veremos brevemente a continuación.
Durante el curso de Praga, el Dr. Tadeusz Myczkowski, Presidente de la Sociedad Polaca de Cirugía Plástica, me expresó su deseo de que organizase un curso de Cirugía Estética coincidente con su congreso bienal que tendría lugar en octubre de 1995. Le dije que por mi parte sería posible y que en cuanto concretase fechas y temas elegidos se pusiese en contacto conmigo.
En 1995 cesé como Director del Capítulo de Cirugía Estética de la FILACP, cargo que fue asumido por el Dr. Ewaldo B. de Souza Pinto, mientras que yo fui designado como Secretario General; en estas circunstancias, el Dr. Souza Pinto continuaría con la organización del curso siguiendo la misma normativa establecida en Praga. Se celebró así el 15 de octubre de 1995 el Curso Internacional de Cirugía Estética en Wroclaw, Polonia (International Aesthetic Surgery Course Wroclaw) en el marco del V Congreso de la Sociedad Polaca de Cirugía Plástica. Estuvo codirigido por los Dres. Souza Pinto, Nicolo Scuderi, Yean Levet y Zygmunt Kratocgwil. Como profesores participaron los Dres. Marco Gasparotti, Richard Sadove, Nicolo Scuderi, Ewaldo B. de Souza Pinto, Michele Zocchi y yo mismo, que quedé admirado del altísimo nivel de la Cirugía Reconstructiva en Polonia. El curso estuvo muy bien organizado y contó con la asistencia de 150 cirujanos (Fig. 3).
En el mes de marzo de 1996 recibí una carta de la Profesora Alicja Renkielska, del Departamento de Cirugía Plástica de la Universidad de Medicina de Gdansk (Polonia) y Presidente de la Sociedad Polaca de Cirugía Plástica, invitándome a participar en el VI Congreso Nacional que tendría lugar en septiembre de 1997 y, recordándome la conversación que tuvimos en Wrocalw, me solicitaba la organización de un curso de Cirugía Estética en Gdansk. Una vez más, junto con el Dr. Souza Pinto, comenzamos a organizar el curso acorde con los temas propuestos por la Dra. Renkielska. No fue fácil conseguir los profesores necesarios para desarrollar los temas del programa siguiendo la normativa establecida porque la fecha coincidía para muchos de ellos con múltiples eventos nacionales e internacionales, incluso alguno que ya había confirmado su participación canceló poco antes de imprimir el programa final, por lo que el Dr. Souza Pinto y yo tuvimos que repartirnos sus presentaciones. Así se llevó a cabo el Curso Internacional de Cirugía Plástica en Gdansk, Polonia, el 5 de octubre de 1997, dentro del VI Congreso Nacional de la Sociedad Polaca de Cirugía Plástica. En esta ocasión el curso estuvo dirigido por el Dr. Souza Pinto y participé en el mismo como profesor junto a los Dres. Guy Rosenberg, Claude Lassus y Liacyr Riveiro (Fig. 4).
He dejado para el final el curso que celebramos en Moscú porque es muy demostrativo de las circunstancias especiales en las que se inició el desarrollo de la Cirugía Estética en Rusia. Recordarán que al comienzo de este escrito les hablé de mi primer encuentro con el Dr. Vladimir Tapia en el congreso de Berlín. El segundo encuentro tuvo lugar en la cena de gala cuando junto a mi esposa e hija compartía mesa con el Dr. Jaime Planas, su esposa y otro matrimonio. Poco después de iniciada la cena se presentó el Dr. Tapia y me preguntó si podía sentarse con nosotros ocupando el sitio libre que quedaba en la mesa de ocho, a lo cual accedimos. Dos meses después de mi regreso a Madrid, recibí una llamada del Dr. Tapia solicitándome la organización personal de un curso de dos días en Moscú que podría compartir con mi colaborador el Dr. Luis de la Cruz. Le pregunté si pertenecía como miembro a la Sociedad de Cirugía Plástica Rusa, recientemente creada, y me respondió que no, que él lideraba un grupo de cirujanos que practicaban solamente Cirugía Estética mientras que la sociedad estaba formada por cirujanos plásticos de hospitales que se dedicaban a la Cirugía Reconstructiva. En estas circunstancias le dije que no podía aceptar su invitación porque formaba parte de la directiva de la FILACP y tenía que respetar las normas de ética establecidas para los cursos, aconsejándole que se hiciera miembro de la Sociedad Rusa. Poco después me sorprendió con una inesperada visita a Madrid con la firme convicción de que yo aceptaría la organización del curso, pero no fue así. En julio de 1996 recibí una carta en la que el Dr. Tapia solicitaba de nuevo mi participación para organizar un curso a la par que me contaba que finalmente, en el año anterior, había llevado a cabo con mucho éxito un curso de Cirugía Estética en Moscú con la participación como profesores el Dr. Jaime Planas y su hijo. Esto fue para mí una garantía de seriedad, por lo que le llamé por teléfono para cerciorarme de que habría representación de la Sociedad Rusa de Cirugía Plástica y asistencia de miembros numerarios de la misma. El Dr. Tapia me aseguró que así sería y me rogó que preparase un programa que con el título “Cirugía Estética: encarando el siglo XXI”, se llevaría a cabo en Moscú el 13 de septiembre de 1996. Cuál sería mi sorpresa cuando tres semanas después le llamé nuevamente para que me informase de los especialistas locales que participarían como ponentes en el curso y la respuesta fue que todo el programa lo desarrollaríamos el Dr. de la Cruz y yo en la jornada del día 13 y que la del día 14 estaría dedicada a una visita turística a San Petersburgo.
Siguiendo la misma normativa que en los anteriores cursos, le envié toda la información y requisitos necesarios para el desarrollo de las conferencias: traducción simultánea por expertos, características del auditorio, elementos técnicos para la doble proyección de diapositivas y vídeos, etc. Sin embargo, llegado el momento, tengo que reconocer que la organización fue desastrosa; a título de ejemplo diré solamente que la interpretación no era simultánea sino de enlace, es decir que el conferencista, después de cada párrafo, hacía una pausa y el intérprete lo transmitía al auditorio en ruso, lo que dio lugar a que el tiempo de las presentaciones se duplicara y no se pudiera desarrollar todo el programa. El número de asistentes al curso fue de unos 40, y efectivamente, hubo representantes de la directiva de la Sociedad de Cirugía Plástica Rusa y miembros numerarios de la misma (Fig. 5). El curso se celebró en un pequeño y moderno hospital situado a las afueras de Moscú y rodeado de un bosque de abedules. Concluidas las conferencias, el Dr. Tapia nos mostró su servicio y me quedé anonadado: moderno, con quirófano y personal de enfermería excelentes. La jornada culminó con un espectáculo en el Teatro Bolshoi, acomodados en el palco presidencial y, en el descanso, con un cóctel en los salones VIP.
El curriculum del Dr. Vladimir Tapia, hijo del líder sindical de las famosas minas de plata del Potosí en Bolivia, que él me relató sucintamente, daría para escribir una novela en la que se mostrara su tenacidad, lucha y estrategia en un país tan diferente a su Bolivia natal, hasta llegar a alcanzar el respeto, poder y éxito económico antes y en el inicio de la Perestroika, para después caer en el olvido. La causa de este triste final, como pude comprobar, seguramente fue que él y su grupo no tuvieron la formación quirúrgica suficiente para competir con los excelentes cirujanos de la Sociedad Rusa.
Posteriormente, vinieron los congresos y cursos organizados por la Sociedad Rusa, como el de Yaroslavl en 2003, en el que participé, y otros como el de Kiev, en cuya organización también colaboró la FILACP.
Como conclusiones para resumir esta experiencia diría que, en los Países del Este de Europa, la Cirugía Estética estaba vetada desde la Segunda Guerra Mundial. El Congreso de Berlín de 1993 fue el punto de partida del desarrollo de la Cirugía Estética. La colaboración pionera de la FILACP con las sociedades nacionales en países como Checoslovaquia y Polonia donde la Cirugía Reparadora tenía un notable nivel, propició la organización de cursos específicos a los que acudieron cirujanos de la práctica totalidad de los Países del Este. En otros países, como Rusia, fueron inicialmente los llamados Institutos de Cosmética, que ofrecían también Óptica, Odontología y ocasionalmente de manera subrepticia algún retoque quirúrgico, los que iniciaron su desarrollo, teniendo siempre en cuenta que a dichos servicios solo podían acceder la élite política y sus familiares.
Considero que también fue de gran ayuda el International Video Journal of Plastic and Aesthetic Surgery, creado y editado por el autor, que financiado y distribuido gratuitamente por algunas casas comerciales contribuyó en gran manera en su momento a la difusión de las técnicas pioneras de la especialidad.